Avanzando (corregido)
Este relato lo subí hace tiempo, repasándolo he encontrado muchas erratas, por eso lo vuelvo a publicar. Gracias.
Me dio tiempo a pasar por casa por delante se me presentaba un día muy intenso. Primero tenía que pasar por la clínica, me tocaba inyectar me mis dosis semanales. Era un día en el que luego me encontraba mal. Dolor intenso de cabeza, escozor en mis pechos donde se me pinchaba, alguna décima de fiebre, y lo que era peor, mis pezones, se ponían muy duros y muy sensibles al menos durante 12 horas. También la inyección de progesterona me preparaba un revuelto hormonal que me hacía, o estar muy histèrica, o bien, muy sensible. Ya veríamos como era hoy.
Después de pasar por mi revisión fui a mi oficina el día iba a ser largo. El trabajo aumentaba día a día, cada vez crecía nuestra cartera de clientes, la plantilla también aumentaba, gente muy eficiente, y a los que se integraba desde el primer día. ¡¡¡Como habían cambiado los tiempos!!! Ahora conmigo trabajaban más de 15 personas, cuando hacía solo un par de años estaba yo sola. Mi empeño había merecido la pena. La vida a veces te recompensa, y yo estaba pletórica.
Mi fiel gerente, Torres, había programado una comida de trabajo con unos potenciales clientes. Un estudio de Arquitectos, muy conocidos, y que facturaba un montón de dinero al año. Habían tenido problemas serios con su anterior gestor y querían ver nuestras propuestas.
A la hora de estar en mi despacho mis molestias ya eran evidentes, mis pezones rozaban con la tela de mi body y era molesto. El dolor de cabeza se acentuaba por momentos, y mi estado de ánimo no era muy boyante. Me había dado por pensar que llevaba mucho tiempo sin tener una relación estable, solo tenía polvos esporádicos. Yo era una travesti, joven, con dinero, y estaba quedando espectacular gracias a la cirugía y a los tratamientos hormonales. Pues a pesar de ello sólo conseguía ligar con tíos que buscaban desahogos rápidos. Se la mamaba, me follaban el culo, y poco más. Alguno no habían llegado ni a eso, les motivaba ver una mujer con pene y jugar con él. Cuando veían que mi pene no respondía se habían ido. Mi rabo no tenía ereccions desde que empeze mis tratamientos. Si que eyaculaba, un líquido escaso, trasparente, y insulso de sabor. Desde que nací niño nunca tuve la esperanza de ser un machote, y la naturaleza me dio ese apéndice inútil. Dentro de mis planes no entraba hacerme una reasignacion de sexo, aunque tampoco lo descartaba. Mi madre me lo aconsejaba, se había convertido en mi mejor amiga. Pero a mi padre le supondría un nuevo disgusto. Aún recuerdo cuando me echo de casa al confirmarle que era gay. Luego nuestra relación mejoró algo, después se volvió a estropear cuando supo que me travestia. Poco a poco lo acepto. Incluso me había regalado mi actual vivienda, el chalet, que compraron cuando se casaron. Supongo que era su manera de pedirme perdón por todo lo que me había insultado. Con mis hermanos no había tenido, nada que arreglar, siempre me aceptaron. Ahora ya casados, mis cuñadas eran amigas y para mis sobrinos era tía Joana.
La mañana paso y tenía que asistir a la dichosa comida. La cita era en un restaurante muy conocido. Yo ese día iba vestida muy discreta. Llevaba un traje color crema de chaqueta y pantalón, un body negro con trasparencias muy finito, sabía que mis pechos ese día no aceptarían algo más rígido. Indudablemente unos zapatos blancos, de tacon de aguja.
Nuestros clientes, ya estaban allí al llegar. Eran tres hombres de mediana edad, elegantes, y se les notaba con clase. Uno de ellos me gustó al momento. Alto, pelo y barba, casi blanco ya. Se notaba que se cuidaba. Percibí que estaba fuerte, sin barriga, su piel era morena, supongo que de practicar deporte al aire libre. También vi que llevaba alianza. Lógico, aquel Adonis, tenía que tener dueña.
La comida transcurrió muy amena. Yo apenas probé bocado. Jorge, que era el súper hombre que me había encantado, estuvo sentado a mi lado, y fue muy cortes. Le dije que no era mi mejor día, y me sonrió. Se me cayeron las bragas al suelo de ver esa sonrisa.
Después de la comida fuimos a mi oficina a formalizar trámites. Yo estaba loca por desaparecer, cada vez me encontraba peor. Al fin, y ya terminando la tarde, todo se formalizó. Hablaron de tomar una copa, pero yo me excuse con otra cosa, y ya en la calle, me dispuse a coger un taxi que me llevará a casa. Un coche paro a mi altura, era Jorge que se ofrecía a llevarme, en un primer momento me negué, aunque lo estaba deseando, y al final accedí.
En un principio llevábamos una conversación muy típica, negocios, reuniones, etc. Recibió una llamada en la que su mujer le decía, que ella y sus hijos, cenarian en casa de sus abuelos y que llegarían tarde. Yo también recibí una llamada de Gladys, mi asistenta, indicándome, que saldría por ahí y que no estaria al llegar yo a casa.
Pasado un rato, Jorge me miró, y me dijo que si me podía hacer una pregunta. Le dije que por supuesto.
"Joana, realmente eres transexual"?
Su pregunta me cogió de sopetón, y medite mi respuesta.
" Yo me denominó más travestis que tranx. Tengo todavía lo que la naturaleza me dio, aunque no sirva excepto para orinar. Todo lo que ves es artificial. Si esto supone un obstáculo en nuestros negocios, lo entenderé aunque no lo comprenda. Diferencio mucho mi vida personal de la laboral"
" No, por favor, no me interpretes mal. Nunca había conocido a nadie como tu. Perdona, pero soy muy tradicional, me enseñaron que había hombres y mujeres. Pero jamás había estado así, tan cerca, de alguien de ese demominado tercer género."
Llegamos a la puerta de mi chalet, y por cortesía, le dije que si quería entrar y tomar algo. Para mi sorpresa acepto y entramos en casa. Le prepare un gintonic, y yo tome un calmante y un agua con gas. Me preguntó por el calmante, y le explique lo de mi tratamiento, y que esa era el motivo de mi malestar.
Inconscientemente, me quite la chaqueta, hacia calor, y el puso la vista en mis pezones, duros y marcados, un rubor pinto su cara al verse descubierto. Perdona, Joana, me dijo.
"Eres guapísima, con un cuerpo espectacular, una mujer en toda su expresión. Al ver tu pecho, me he quedado impactado. Tu pareja es afortunada."
Cuando un macho quiere saber si tienes pareja es porque quiere ser él quien te monte. Supe que entrábamos en un juego sin retorno. Yo iba a tensar la cuerda, mi malestar, desaparecía por momentos, y mi gen puta, empezaba a aflorar.
"Jorge, no tengo pareja, ni marido, ni novio, ni tan siquiera amante habitual, el trabajo me absorve muchas horas."
"No lo puedo creer, tienes un cuerpo para pecar"
Hay fue el pistoletazo. Baje, las tiras de mi body, y le mostré mis tetas. Jorge vino hacia mi, me miró, y me dijo, que lo estaba deseando desde que me vio. Comenzamos a besarnos, muy lentamente, nuestras lenguas, se buscaban tímidamente, sus manos grandes acariciaban mi nuca, mi espalda, bajaban tímidamente a mis nalgas. Yo le quite la corbata, desabroche su camisa, su pantalón. Nos dejamos caer en el sofá, sus manos perdían la vergüenza y ya sobaban mís tetas, su boca bajo, y sorbia mis pezones, aliviandolos, de su dureza de tantas horas. Sus besos y su lengua recorrían todo mi cuerpo, con dulzura, con paciencia. Hacia mucho tiempo que nadie me amaba así de lento. Incluso, chupo mi inútil pene. No le quise decir que aquello me irritaba más que darme placer. Ya sé lo diría si había más oportunidades de estar con el.
Yo buscaba su pene, lo acariciaba, estaba muy duro, era (es) de un tamaño normal, pero para mí, ya no había otro, intentaba, llevarlo a mi boca, pero la postura no lo permitía, Jorge seguía investigando mi cuerpo, se tomaba su tiempo. Su lengua recorría mi ano, de arriba a abajo, pugnaba por entrar, lo iba consiguiendo. Al poco conseguí bajar mi cabeza hasta su pene, lo lamia, lo besaba, lo pasaba por todo mi rostro, lo quería para siempre. Jorge se puso de pie, y ahí pude, comerme aquel aparato. De rodillas delante de aquel macho, era suya, su sumisa, su perra, su puta. Jorge, me follaba la boca, sus gemidos eran altos, su aroma me enamoraba, notaba cada fibra de su cuerpo que se tensaban. Acariciaba aquellos huevos que contenían ese elixir que tanto me gustaba.
Había llegado el momento, le tenía que tener dentro ya. Me incorpore, me puse a cuatro, y le dije que me hiciera suya, que le deseaba. Apuntó su virilidad a mi hoyito, y con toda la calma, lo fue introduciendo. Despacio, muy despacio, gozandolo, dejando su marca en cada anillo de mi esfinter. Después de hacer tope sus huevos con mi ano, la sacaba y volvía a comenzar. Yo, ya chillaba, gemia, lloraba, reía, el placer me consumía. Ese hombre me follaba cómo nadie lo había echo. Mi cuerpo se estremecía con cada poyazo que me daba. Su aguante era extraordinario. Pero supe que el fin se acercaba. Sus manos se fundieron con mis caderas, un grito, salió de su garganta, y note como su semen en incontables disparos se derramaba en mi interior. Su ADN ya estaría siempre fundido con el mío.
Aún seguimos un rato recuperando la respiración, poco a poco, salió de mi. Su semen salía a borbotones de mi culo y corria por mis muslos. Me volví a arrodillar y volví a mamar su polla, que poco a poco perdía su dureza, mi lengua, limpio toda marca de lo que había sucedido. El me lo agradecía, con caricias, con dulzura.
Había anochecido. Habíamos follado dos horas. Su teléfono sono, su mujer le preguntaba donde estaba. La odie. Le quería para mi. Después de otra infinidad de besos, le ayude a recomponerse, le abroche sus botones, hice el nudo de su corbata. El me miraba, y decía que era su nena especial. Que me quería para el solo, que nunca había echo el amor así. Le convencí para que se fuera. Se resistía, le recordé su vida real. Le prometí que viniera cuando quisiera, que repetiríamos. Al final, y de la mano le llevé hasta su coche. Yo ni había reparado de que salí desnuda. Nos dimos el último beso. Un beso de promesa. Un beso de enamorados. Le vi arrancar. Llore, ya le echaba de menos.
Jorge, se convirtió, en un principio en mi amante, venía a casa, o progrababamos fines de semana en diversos lugares, siempre teníamos intenciones de hacer turismo, pero solo salíamos de las habitaciones de los hoteles para tomar algún refrigerio. Follabamos todo el tiempo, en cualquier sitio o en cualquier momento. Luego empezamos a hacer vida de novios. Jorge se separó de su mujer y se convirtió en mi marido. Me convertí en adepta a él y a su verga.