Autocaravana: MONTERÍA DE CASADAS.
Llego al mejor de los camping conocidos, aunque el precio es alto merece la pena. Porque hay muchas parejas y ya el año anterior me contuve, este año sería distinto, iría en plan DESTROYER.
Tuve que hacer una parada ya atardeciendo, en una estación de servicio junto a un mesón de carretera, donde había estacionamiento para camiones y vehículos grandes. Ya estaba deseando llegar al camping. Además de para tiendas de campaña y caravanas, también tenían cabañas. Muy buenas vistas y el personal amable. La cocina estaba espectacular y además tenían variedad. Este año estaba dispuesto a poner todas mis dotes para tratar de estar con la mujer que me gustase. Lo dicho para T R A T A R… que una cosa es lo que se desea y otra la realidad.
Dormí a la perfección y me desperté sin ningún tipo de alarma, al salir de la autocaravana me vino el fresco de la mañana, el mesón ya estaba abierto y fui a desayunar. Una vez acabe y después de repostar inicie mi camino. Llegué a mi destino antes de la hora prevista y me tocó esperar cerca de una hora. Luego ya pude instalarme. Me fui a dar un baño, para despejarme del todo y para echar un vistazo. No había mucha gente y de los que había, alguna cara me sonaba del año pasado. Después de un rato me fui a ducharme y a cambiarme, pero antes me acerqué al restaurante para saber si había que reservar y efectivamente había que hacerlo. Me dijeron que en la comida no suele haber problemas para comer, en la cena sí, pero que las reservas tenían que hacerse a partir de las trece horas. para evitar que alguien reserve varios días. Por eso reservé para la noche también y le pregunté si podía elegir mesa, indicándole la que quería, le di una buena propina y me dijo que no había problema.
La mesa que escogí era una que tenía buena visión del resto de la terraza. ¿Como iba a hacer la “montería” de mujeres con pareja? Lo de montería no lo digo con desprecio, era basándome en una teoría muy particular que tengo y que más adelante explicaré. En tres días o mejor cuatro, que así abarcaba el primer fin de semana, ya tendría desarrollada al completo mi teoría. La primera comida había bastantes parejas, digo parejas porque no sé el tipo de unión que tenían. Muy pocos niños o chavalería. De todas las mujeres que vi solo con una no tendría nada, con el resto a primera vista entraban dentro de mis gustos.
Después de comer me fui a escribir un poco y a leer. Pasadas las cinco de nuevo me fui a la piscina, en esta piscina las mujeres podían hacer toples y la inmensa mayoría de las mujeres que había lo hacían. Había más mujeres que en la comida y había mucha variedad. Las vi y ya veríamos cómo iba lo demás. La noche era la clave. Porque en ese camping había un buen lugar de copas y con música en vivo, donde la gente aunque fuera verano y vistieran de forma informal, no iban de cualquier manera. Cene y estaba a tope, se acercó un hombre de más de 45 años… “No quiero meterte en ningún compromiso, si me dices no lo entiendo… es que esta todo hasta arriba y mi mujer y yo no tenemos sitios, nos preguntamos si no te importaría que nos sentáramos contigo… ah… estamos vacunados los dos” le dije que sí y se fue a buscar a su mujer.
Me dijo que se llamaba Antonio y era un hombre de lo más normal, de estatura media y algo fondón. Iba en bermudas y una camisa de manga larga. A su regreso le dijo al camarero que pusiera tres sillas más, al mirarle extrañado me suelta… “No te preocupes, es que tres amigos tampoco tienen sitio y apretándose un poco cabemos todos” , la mesa era para cuatro y no lo dude… “Pues te has equivocado, ahora la mesa es solo para uno, para mí, me fastidian los listos…” quiso entrar en discusión y pase completamente de él, que acabó marchándose enfadado. Las personas de las mesas próximas se dieron cuenta de todo y algunos me decían que los había calado y me enteré que eran los que se creían que eran los dueños del camping. No quise entrar en ese tipo de conversación, lo zanje con una sonrisa y a cenar. Seguí observando a las parejas de las mesas… si observas bien acabas sabiendo mucho. Están las parejas que cenan con resignación, ni se miran, no es que se lleven mal, que llevan vidas anodinas. Las parejas, que se miran como preguntándose qué pasa, sin saber que hacen en ese lugar. Las siguientes parejas, las que se hablan un poco. Las parejas que se ríen y hablan. Las que habla uno de los dos y la otra parte de la pareja escucha y asiente. Las parejas divertidas y cómplices entre ellos…
Es cuestión de mirar y observar. No es que no se amen, que no me atrevo a afirmar eso, es que la monotonía sobrevuela sobre ellos. No solo hay que observar eso, luego viene algo muy importante y sé que muchos y muchas que lean esto no estarán de acuerdo, pero… acierto bastante. Me acerqué al lugar donde se tomaban las copas por la noche y se bailaba. A diferencia que este año por el COVID-19, habían ampliado la terraza exterior y en vez de un DJ, había actuación en vivo. Cuando llegué todavía no estaba abierto, pregunte cuando abrían y me dijeron que en minutos, por lo que me espere, mientras estuve viendo que mesa era la mejor para observar todo. Me decidí por una y cuando abrieron me senté en ella. Ahora venía la parte más interesante. Porque me tenía que fijar en todas esas parejas de antes y alguna más que no estaban en la cena. Qué era lo que tenía que observar… a los hombres que más que ir con su novia, esposa, pareja… las llevaban como si fueran un trofeo, exhibiendo a la mujer.
Esas eran las mujeres en las que me tenía que fijar y observar. Esa noche nada más llenarse la terraza, observe que seis parejas reunían las condiciones claramente. De las seis mujeres de las parejas, cinco estaban muy bien y la sexta no estaba tan bien, pero era puro vicio, la delataba su cara. Lo difícil en estos casos es como hacer el acercamiento, uno es el directo a la mujer y otro, tal vez el mejor, hacerlo acercándose al marido y luego ir viendo. Una de las parejas estaba en una de las mesas próximas. La mujer al rato de oír música, se puso de pie y se contoneaba escuchando la música. Llevaba un pantalón corto de color blanco, que realzaba su culo. Una camiseta marrón de tirantes finos, con un gran escote, que si se agachaba se le vería todo y sin sujetador, buen tamaño de pechos. Melena castaña sobre los hombros, bien maquillada, sandalias altas y una boca brutal, con unos labios grandes y hermosos.
Era difícil entrar en contacto con ellos, así por las buenas, a pesar de que ella me pilló varias veces mirándola y ella también me miró alguna. Aunque su mirada no me dijo nada especial, por ese camino mal, lo único que no me rindo. Me levanté y fui al aseo, no tenía ganas era una excusa para lo que iba a hacer. De regreso a mi mesa cuando pase junto a él, porque la mujer no estaba, me choque con él cuando iba a beber, lógicamente lo hice adrede, le cayó parte de la bebida. Me disculpo como si me doliera. Me senté, llamé al camarero y al fondo vi a la mujer fumando. Le dije al camarero que les pusiera lo mismo que estaban tomando y lo pusiera en mi cuenta. La mujer se sentó y al momento llegó el camarero con las bebidas. Pude oír cómo el camarero le decía que era una invitación mía. Él se levantó se acercó… “De verdad no era necesario, que a cualquiera le puede ocurrir eso, no te tenían que haber molestado…” y le respondí… “El que rompe paga y en este caso es como si hubiera roto algo” me preguntó si estaba solo y al decirle que sí, me invitó a sentarme con ellos, me hice un poco de rogar y al final me senté con ellos.
Sus nombres eran Jesús y Pilar, entre los 38 y 45 años. El mayor que ella, de 1,75 él y ella 1,70. Eran matrimonio y estaban de vacaciones de solteros. Usaban esa expresión para decir que estaban sin hijo o hijos. Trabajaban los dos, en la sanidad y en la docencia. No diré quién en cada trabajo. Por lo que decían entre unas cosas y otras llevaban juntos 17 años. Nos estuvimos riendo y ella la que más. La conversación derivó en la edad y el físico. Él se quejaba de no poder hacer más ejercicio y ella le decía que no es que no pudiera, que no quería. El caso que metí la cuña para expresar suavemente lo bien que estaba Pilar. No causó rechazo mi comentario, todo lo contrario, la expresión de ella fue de agrado y la de él de satisfacción.
Luego comente que una de las cosas que más me fastidiaba era no poder bailar, con lo que me gustaba. Él decía que no me entendía porque bailar no era nada y ella me decía que me entendía porque le pasaba lo mismo. Riéndose Pilar decía que Jesús era muy “soso” y cada vez estábamos más a gusto. Esa noche se trataba de no ir con prisa, era cuestión de sembrar para futuros días y dejar puertas abiertas. Aunque estábamos muy bien y con buen rollo, seguía fijándome en una de las parejas, de las seis la más joven. Me llamaban poderosamente la atención y ya diré por qué. Las parejas en las que me había fijado es porque dentro de mis vivencias, a los maridos los había “clasificado” en un tipo de cornudo o cuckold. Que me podía equivocar… podía ser, que no es nada malo vivir la vida de esa manera. A la pareja de Jesús y Pilar, después de estar compartiendo mesa con ellos, lo encasille en que le gustaba un simple trío o que le gustaba ser un cornudo voyeur. En los próximos días saldría de dudas, pensé. La pareja jovencita, a él lo veía como cornudo humillado o cornudo casto.
Varias veces crucé miradas con la mujer joven y me mantenía la mirada, algo hablo con su pareja que me miro disimuladamente. Ya empezaron a avisar de que iban a terminar, dimos los últimos tragos y nos levantamos todos los asistentes, al ir a despedirme Jesús me propuso ir a tomar algo a su cabaña, ella no se lo esperaba, lo vi. Además desde que me senté con ellos no habían podido hablarlo y acepté, aunque estaba cansado siendo el primer día. Las cabañas eran de distintos tipos, está en concreto era un salón con cocina americana, un dormitorio y un baño. Entramos y solo tenían una botella de whisky, Jesús no preguntó, puso hielo en tres vasos y le añadió la bebida. Está abierto y preparado para todo. Nos sentamos, por cierto no muy cómodos los sillones y nos pusimos a hablar, para a continuación con el móvil y un altavoz, Jesús puso música y me pregunto que baila yo, a lo que le respondí que lo que me pusieran.
Dijo que él haría de DJ y nosotros podríamos saciar nuestras ganas de bailar. Puso música latina, quería ver cómo nos restregábamos, como nuestros cuerpos se pegaban y estaba dispuesto a darlo todo. Es verdad que Pilar me puso rápidamente cachondo, pero para lograrlo ella también se puso cachonda, se le notaba y no lo disimulaba. Me fije en Jesús y estaba empalmado, aunque el si trataba de disimularlo. Se disculpó y se fue al baño, lo aproveche para saber en qué punto estábamos, bese a Pilar y en cuanto noto mis labios en los suyos, abrió bien la boca y nuestras lenguas se lamian con avidez. Me paso la mano a lo largo de mi polla, que estaba a tope y la apretó en varias ocasiones, lanzando pequeños gemidos que nuestras bocas taparon. Oímos la cisterna y ella se separó, cogió su vaso y bebió un poco. Jesús al salir del baño dijo… “Es tarde ya, hay que descansar un poco, Carlos a ver si nos vemos otro día” no dio opción a nada más. A mí me dejó planchado y la cara de su mujer se llenó de enfado, no lo disimulaba, no me quedó más remedio que dar las buenas noches y marcharme, Jesús ya me empezó a caer mal.
Fiel a mis costumbres me levanté temprano y fui a correr por el monte. Regrese antes de las once, ese día había sol, las nubes habían desaparecido. Me fui a dar un baño a la piscina y seguí analizando a las parejas. Entre las que había estaban Jesús y Pilar, que me hicieron un leve saludo, también estaba la pareja joven y algunas de las otras parejas que vi en la noche. Vi alguna más que entraban dentro de mis parámetros. Me puse en una tumbona alejada de Jesús y Pilar, aunque pude sentarme pegado a ellos, que había sitio. Estaba dejando mis cosas, entre ellas un libro, un periódico local y uno nacional. Cuando se colocan en las tumbonas pegadas la pareja joven. Él le coloca todo a su pareja y parece más un esclavo que una pareja. Me voy a ir a dar un baño cuando él inicia una conversación conmigo…
- Hola, somos Yago y mi esposa Alba. ¿Tu…?
- (Me llamó la atención esa presentación y las formas, quise tensar la cuerda desde el principio) A ti que te importa… ¿Qué te has creído?
- Perdón, no quería molestar.
- Es que te has dirigido a mí como si nos conociéramos de toda la vida.
- No, que va, es que…
Adrede le deje con la palabra en la boca y me fui a bañar, desde el agua no perdí detalle. Era como si estuviera disculpándose con su mujer. Ella que era pequeñita, pero con un cuerpazo, llevaba un micro bikini y se levantó e hizo como otras mujeres que había, se quitó la parte de arriba y dejó libre sus tetas, sería una talla 100-110, pezones oscuros y bien empitonados, era muy llamativa. Estaría en el 1,60 o 1,64. Cuando salí del agua, ella cambió de postura, lo hizo lentamente y al darse la vuelta dejó una visión perfecta de su culito y menudo culito. Me tumbe y note que Yago quería decirme algo, no se atrevía o no sabía cómo entrame.
- Perdone lo de antes, no quería ofenderle. Efectivamente me tome unas confianzas que no debía.
- ¿Sois pareja hace mucho?
- Si. Nos casamos hace una semana. Porque lo tuvimos que retrasar el año pasado y no hemos querido esperar. Pero de novios llevamos ocho años. ( Ella tenía la cabeza girada hacia nosotros con las gafas de sol )
- ¿Y cuánto llevas haciendo esto?
- ¿El que? ( cara de sorpresa y su mujer dejaba ver una ligera sonrisa )
- No me gusta que te hagas el tonto, pero te lo voy a decir de otra manera. Tu mujer está muy buena y si no me equivoco, no le puedes dar lo que ella quiere…
- Creo que te estas confundiendo y mucho…
Con la misma me levanté, fui recogiendo mis cosas y los deje solos, si me había equivocado pues no se volverían a acercar y si como creía no me había equivocado, de nuevo se acercarían. La noche anterior cuando se acabó la música había visto “movimientos” extraños, que no me pasaron desapercibidos. Con el camarero del primer día y después de algunas buenas propinas, habíamos cogido confianza y me acerqué para reservar mesa…
- Buenos días Gonzalo, venía para reservar mesa para la comida y para la cena. ¿Se puede o llego tarde?
- Llega tarde pero le había reservado la misma de ayer.
- ¿Y si no llego a reservar?
- Pues hubiera dicho que al final la habían anulado.
- Todo un detalle Gonzalo. Muchas gracias y una pregunta si me la puedes contestar… Ayer por la noche vi que al acabar la música, se juntaban varios como en secreto y me dijo que algo pasaba. ¿Sabes a qué me refiero?
- Jajaja… por supuesto que sí. Pero yo no le he dicho nada. Aunque si le interesa puedo hacer las gestiones necesarias…
- Antes de hacer ninguna gestión tendría que saber que pasa…
- Pues por las noches se monta una timba de póker muy exclusiva, porque se cree que ese tipo de personas vienen a un camping como este, aunque sea un lugar magnífico y fuera del concepto de camping, pues por los servicios extras. Aunque se supone que nadie sabe nada. ¿Le interesa?
- Me puede interesar.
- Solo decirle que solo el entrar hay que aportar… a fondo perdido, como pago y la bebida se incluye en ese pago. Luego tiene que saber que el bankroll (fondo) es de un mínimo de… y la modalidad es póker Texas Holden, para diez jugadores. Aunque también se juega al póker clásico pero este normalmente lo juegan en alguna cabaña. ¿Le va el póker?
- Me va y esa modalidad el Texas Holden más. ¿Qué tal juegan?
- Depende como vayan de puestos, pero no juegan mal, aunque alguno se cree que juega mejor de lo que en realidad juega. Si queda algún hueco… ¿Quiere que se lo gestione?
- Si, por lo menos ver una noche como va…
Le di una mejor propina por la información y a esperar. Pasaron cuatro días y en ese tiempo me fijé quienes se iban juntos entre ellos estaba con el que había tenido el incidente en la cena. Jesús y otros que ya me había fijado por otras cosas, entre ellos uno que siempre llevaba agarrada de la mano a su mujer, no la soltaba para nada, me dijo que era muy inseguro a pesar que caminaba comiéndose el mundo. Esa noche me pidieron sentarse una pareja, que ya la había echado el ojo y me lleve una gran desilusión, no en la parte física, eran verdaderos vampiros y en cuanto pude me despegue de ellos. Gonzalo el camarero cuando me vio llegar a donde ponían la música se me acerco… “Si quiere mañana por la noche hay un sitio, le aviso porque si acepta, el dinero es en metálico, aunque luego se juegue con fichas. ¿Qué dice?” y le conteste afirmativamente. Eso me permitiría acercarme a alguna mujer que se me estaba haciendo cuesta arriba. No iba a ser la única sorpresa porque ya había empezado la actuación, cuando se acercó Yago… “Me gustaría invitarle a nuestra cabaña a tomar algo”.
Estaba de pie y yo sentado. Me levanté y me fui con él, mientras caminábamos, se iba frotando nerviosamente las manos y me decía… “Ya lo entenderás pero a Alba no se le lleva la contraria, que si no se enfada” , me insinuaba alguna condición más, pero nunca me decía su papel, ni me decía claramente las cosas. Al entrar Alba estaba más desnuda que vestida. Aunque ella o él pensara que estaba vestida. No tardamos mucho en enrollarnos, la verdad que estaba imponente, pero una vez que estábamos los dos completamente desnudos, cuando algo me hizo “clic” en mi cabeza y no quise seguir, algo que no sabía que era no me gustaba y por eso, me vestí y me marché. Segunda vez que me quedo en blanco.
Al día siguiente estuve por la montaña, luego en la playa y después de comer regresé al camping. Estaba tomándome un café hecho por mí, que me lo puse en un termo. Tumbado en la hamaca en la sombra, vi llegar a la pareja que más me llamaba la atención. Esos que iban siempre dados de la mano. O mejor dicho que él no le soltaba la mano. Quedamos de frente, él tenía presencia. Físicamente normal a regular, de 1,78, cabeza afeitada, bastante moreno por el sol, su edad me resultaba difícil calcularla, porque se notaba que tenía retocado, ojos, boca… pero los 48 ya no los cumplía. Ella tenía 1,70, rubia y por lo que parecía natural. Con una melena que le llegaba casi a la cintura. Pecho abundante y me daba que operado. Delgada y un culito llamativo, muy respingon y con muy buena forma, más joven que el seguro, por lo menos ocho o diez años.
Se tumbó ella y yo que parecía que leía un libro, me fijaba en todos sus movimientos. Ella no miro ninguna vez y si lo hizo no me di cuenta. Sin embargo el, me miraba escrutándome o retándome, no sabría qué decir. Por un lado me daba que era inseguro y por otro todo lo contrario. Suponía que ya le habían dicho que esa noche iría a jugar y trataba de saber más de mí. Después de un buen rato, vi que ella cogía un bolso y empezaba a recogerse la melena. Rápido me fui al agua y como sospechaba ella se estaba recogiendo la melena para meterse en el agua. Porque una vez que terminó se vino al agua. Se metió sin mojarse la cabeza. Puede verla de cerca, ojos marrón claro, mirada dulce. Ahora si nos miramos y nos sonreímos sin más. Ella nadó un rato y se salió por el otro lado. Al salir por la escalera se vio un culito y trabajado por el ejercicio, se me antojaba duro.
Esa noche no fui a cenar, cené una ensalada especial de las mías. Luego me relaje un rato y llegue a la hora que se acababa la música, fui a donde me habían indicado. La cabaña no era un montaje casual, porque estaba todo muy estudiado y bien montado. Había una mesa para jugar a póker Texas Holden y dos para póker clásico. Había una pequeña barra y varias mesas altas redondas con asientos altos típicos de alguna terraza. Ya digo que todo muy bien montado, hasta el punto que nos hicieron un test aunque todos excepto yo estaban con la pauta completa de la vacuna. Mientras esperábamos los resultados, cambiamos el dinero, se nos entregaba a los diez una caja con distintos tipos de fichas. Cuando dieron el visto bueno se sorteó el puesto en la mesa. Me hizo gracia lo que parecía un ritual, las mujeres, porque no jugaban ninguna, fueron besadas por sus maridos antes de sentarse.
Me toco en un buen sitio para jugar a las cartas, pero malo porque enfrente veía a todas las mujeres. Entre ellas a Pilar que me había quedado con muchas ganas de follármela. Esa modalidad de póker me gusta porque si sabes controlar unos parámetros, es bastante fácil ganar, siempre y cuando no haya otro que los maneje también. Había unas normas que no se podían saltar en ninguna circunstancia, la más importante, que si perdías la totalidad de las fichas, no podías comprar más fichas y lo único que sí se podía, era que algunos de los jugadores con sus fichas respaldase a alguien o directamente le dejara fichas. Una hora después solo quedamos cuatro. Jesús, el de la mujer rubia que se llamaba Pedro, su mujer Amaya. El último era Antonio, el que se rebotó conmigo la primera noche, en la cena. Su mujer se llamaba Raquel y el primer día la confundí con otra. Estaba bastante bien.
De los tres contrincantes el que mejor jugaba sin lugar a duda era Antonio, aunque Pedro y Jesús no les andaban a la zaga. Ellos ya se conocían bien y pocos faroles se podían tirar. Esa era mi ventaja y que no me conocían. Los siguientes en quedarse fuera fueron Pedro y Jesús, quedamos Antonio y yo. Mi gran ventaja, que él quería dejarme en ridículo, le podía la sed de venganza y eso sería su perdición. Mi desventaja, que al ser solo dos, los cálculos eran menos fiables. Teníamos un tira y afloja, cada dos por tres él decía resto y yo no podía ir. Sabía que en una ocasión por lo menos fue de farol, pero solo una. No me acompañaban las cartas. Hubo una jugada muy extraña y que no muchas veces se da. Mis cartas eran A de diamantes y 10 picas. No eran malas cartas. Mis cálculos eran un 64% a favor. Sobre la mesa iban poniendo cartas y a cada carta que se veía, Antonio seguía picándome y haciendo un comentario sarcástico. Hay una J de diamantes, 10 de trébol, A de picas, 10 de corazones y Q de picas.
Mi comentario sarcástico llegó en esa última carta, sobre la dama de picas… “¿Cuántas damas de picas habrá aquí esta noche?” lo curioso que él puso mala cara y sin embargo, dos mujeres se sonrieron Pilar y Amaya. Le sentó tan mal que me dijo que apostara y me dejara de tonterías. El que repartía las cartas le tuvo que recordar que era el que tenía que apostar. Apostó una cantidad importante no excesiva y habitual en su manera de apostar. Como siempre me quede pensando, él me picaba para que fuera y subiera. Hacía que dudaba y a su pique le conteste… “Ir voy a ir, porque me ponen las damas de picas, lo que pienso es si solo ver o subir” él se cabreaba más y se daba cuenta que miraba a donde estaba su mujer. Pero no la miraba a ella, miraba a Pilar. Igualé la apuesta y subí un poco más, no mucho… quería ver su momento de gloria y llegó cuando dijo… “Otra vez más que voy con todo, ya puedes salir corriendo” , no dije nada y se le dibujaba una sonrisa en la cara de oreja a oreja. Que se le quito cuando con mis dos manos puse todo.
Estaban contando lo que teníamos cada uno y a mí me devolvieron unas pocas fichas. Antonio se regodeo… “JAJAJA… mira y sufre… es lo que pasa cuando juegas con mayores…” dio la vuelta a sus cartas dejando ver dos damas. Tenía un trío. Varios de los asistentes aplaudieron. Seguí mudo sin decir nada y me limite a voltear mis cartas. Un full, algo impensable, dos jugadas de las que destrozan a cualquiera. Se cortaron los aplausos y se oyó un sonido de sorpresa. No quise hacer más daño. Me fui a por un refresco mientras me cambiaban las fichas y se me acerco Antonio… “Has ganado en buena lid, enhorabuena de verdad y espero que me des la revancha otro día” , fue un cambio radical y me pidió disculpas por los desafortunados comentarios. Se pusieron a jugar póker clásico uno de ellos Jesús. Con disimulo me acerqué hasta Pilar y le dije que cuando pudiera se saliera fuera.
Me despedí de todos y me invitaron a pasar otro día. La cabaña estaba en un extremo, después de ella solo había arbolado. En la arboleda había mesas de madera para comer. Me senté en una de esas mesas y espere. No llegó a diez minutos y salió Pilar, miraba y no me veía, le chiste y se acercó. Antes de llegar a donde estaba, venía riéndose y contoneándose, preguntándome que quería, en cuanto estuvo a mi altura, estire mis brazos y agarre sus nalgas con mis mano acercándola del todo. Llevaba una falda bastante corta. Ella me seguía preguntando y una de mis manos estaba entre sus muslos, los acariciaba hasta llegar a sus braguitas que estaban bien humedecidas, las aparté un poquito y mis dedos resbalaron dentro de su coñito. Se le escapó un… “AAAUUUUGGGGG…” me agarró con sus dos brazos en mi cuello y nos fundimos en un extraordinario morreo. Luego cuando recupero un poco la respiración, se soltó de mi cuello y desabrochandome el pantalón… “Pues no podemos perder el tiempo, no vaya a ser que nos jodan otra vez el momento” y me desabrocho rápido, tiro de mis pantalones hacia abajo, para lo que me tuve que levantar un poco el culo y me bajo todo de un golpe.
Se agarró a mi polla como si fuera un tesoro. Se apartó, se quitó ella misma las braguitas y se agacho dándome un par de chupadas, luego se sentó encima de mi polla y se la fue metiendo. Se volvía a agarrar a mi cuello, su voz temblaba y decía… “Joder tío, que ricura tienes entre las piernas, madre mía, esto me empieza a matar” y se baja y subía, sin llegar a meterse toda la polla, lo disfrutaba y me lo estaba haciendo disfrutar a mí. El movimiento era con una cadencia suave y profunda, con suspiros prolongados. Sale alguien y fuma en el exterior, le digo que se quede quieta y lo intenta, porque no aguanto mucho y siguió moviéndose. Al final pasamos los dos y me como sus tetas, cuando aprieto los pezones con los labios y mi lengua pasa suavemente sobre ellos, ella se empieza a mover con más ritmo. Sus movimientos son más veloces y se acaba corriendo, quedándose sentada y apretándose contra mí.
Se levantó y estaba con la respiración congestionada y yo con la polla hasta arriba, no me había corrido, ella se quejaba por estar allí y no en otro sitio más tranquilo. No me costó mucho convencerla para que dejara a su marido jugando a las cartas y se viniera. Y no me costó, porque aunque decía que era imposible, entró y le dijo a su marido que se iba a dormir. Salió me agarró por el brazo y me dijo… “VAMOS… que sea lo que tenga que ser” , llegamos a mi autocaravana y aunque le ofrecí tomar algo, pasó de eso y se desnudó al mismo ritmo que me desnude yo. la tumbe y me puse entre sus piernas, estaba mojada por todos los lados. Después de “putearla” un poco y hacer que desease que mi boca la comiera completamente, cuando lo hice gimió profundamente. Hasta que me pedía que me colocase encima de ella que quería comerme la polla. Lo hice y nos enfrascamos en un estupendo y cachondo 69. En algunos momentos al estar arriba, me follaba su boca y era de las que sabía qué hacer para follar con su boca. Nos corrimos los dos a la vez y me corrí bastante, me sorprendió que aguantara toda mi corrida sin que se le saliera nada. Una vez acabado, me pidió algo para beber y mientras bebíamos hablamos.
- Ha sido fabuloso.
- Pues por mí no hemos acabado.
- Por mí tampoco hubiera acabado, pero no creo que mi marido piense lo mismo.
- Pero si tu marido te entregaba la otra noche y no sé qué le pasó al final.
- Jajaja… ¿Se notó mucho?
- Pues sí, estaba claro desde el principio, pero repito, que no sé qué le pasó o que os pasó.
- Que le gusta ser el director de orquesta y vio que a ti no te iba a poder dirigir, pero luego le ponía cachondo vernos y por eso lo intento de nuevo. Cuando le diste el corte en vez de enfadarse se puso más cachondo. Y ahora cuando le cuente lo que ha pasado, ya verás…
- Qué pasa, ¿Se va a mosquear mucho?
- Va a ser todo muy rápido, se enfadara, me pedirá que le cuente todo con detalle, follaremos, cuando hayamos terminado me dirá que no vuelva a ocurrir y al día siguiente querrá vernos y me insistirá.
- ¿Tan segura estás?
- Jajaja… Esta es la cuarta vez que hacemos algo así. En las tres primeras entre el invitado y mi marido dirigiendo, me quede como si nada y eran tipos muy normales. Cuando él cuente que me he corrido dos veces, como la tienes y la corrida tan abundante que has tenido, se va a volver loco.
- Jajaja… Está claro que tu marido es un buen cornudo y no lo sabe. Pues si es como dices y quiere vernos, será muy obediente, si no nada, ya se lo puedes avisar. Ah… y no han sido dos corridas, han sido mas…
- Que va te equivocas… lo sabré yo…
Y no acabo de decir eso, cuando me la estaba comiendo de nuevo, solo me decía… “No, no, no, noo, noooo, noooooo… que me tengo que ir, por favor NOOOOOOO… AAAHHHHHH… joder no pares, sigue, sigue…” y ya estaba en canción otra vez, verla tan cachonda me hizo tener una erección inmediata. Me la quería follar y lo iba a hacer en la postura que estaba. Pilar se giró rápido y se colocó de rodillas apoyada en un respaldo, no dijo nada, pero no hacía falta. Inicie la penetración con suavidad y sin metérsela toda, hasta que de golpe la metí toda y empecé a empotrarla, nada de suavidad como antes. De pronto pare, lo suelo hacer mucho cuando es la primera vez con una mujer y a continuación, no dicen nada, me piden que siga o menean el cuerpo, el culo para que siga sin necesidad de tener que decir nada. Pilar se movió y me dijo… “Ahora no te vayas a parar…” y ya estaba claro que le gustaba ese ritmo. La follaba cada vez con más ímpetu, ella gritaba más fuerte que las veces anteriores y llegó un momento que no contenía sus gritos, sus gemidos ni nada.
Era una delicia de mujer, le gustaba follar y lo siguiente era tantear su culo. Con mis dedos jugaba en su culito y ella solo se retorcía y admitía varios dedos. También azote sus nalgas, lo aguantaba todo y más, porque con la fuerza de sus gemidos, me indicaba que siguiera que iba por buen camino. Se corrió y esta vez no me pare ni me quite logrando que tuviera un segundo orgasmo seguido. A mí me costaría más correrme, porque me cuesta correrme la primera vez, pero la segunda mucho más, salvo que sea una mujer con unas habilidades especiales. Estábamos sudando, se me había olvidado poner un poco de aire o abrir alguna de las ventanas. Se limpiaba el sudor de la parte superior de su labio y riéndose me decía… “Pues tenías razón han sido más de dos, jajaja…” y le conteste… “Es que no me haces caso y si te quedas un poco más, podemos hacer algo mas especial…” se quedó mirándome, aguantándose la risa, porque debía de saber a qué me refería y acerté… “Jajaja… no tengo ningún problema en lo especial, es más es una asignatura pendiente, porque me gustaría un doblete, pero con dos hombres, que estoy harta de hacerlo con algo inerte y frio…” se había vestido y ahora si quería irse deprisa que ya empezaba a despuntar el día, quise acompañarla y no me lo permitió, no fuera a ser que su marido estuviera buscándola.
Al día siguiente me fui y aparecí por el camping pasadas las seis de la tarde. Se me acercó uno de los de la partida, preguntándome si iría esa noche. Le respondí que no lo sabía, que ahora me iba a dar una ducha y luego lo vería. Me duche en la autocaravana, descanse un poco y a la hora de cenar, un poco más tarde que otras noches me acerque al restaurante a ver si Gonzalo me había guardado mesa o no. me la había guardado y me senté, estaba esperando que me trajeran el primer plato y se acercó Pilar, se sentó un momento conmigo y me dijo que todo había pasado como me había dicho y después añadió… “Pero cuando le he dicho que según tú, iba a tener que ser muy obediente, ha dicho pues que nada” y le respondí sonriendo… “Eso será hoy, mañana ya verás como cede de alguna manera. Pero cuando ceda le dices que he dicho que ahora por decir que no, tiene que venir él a hacer la propuesta, como buen cornudo” , Pilar riéndose y en tono bajo me dijo… “Que hijo de puta que eres, jajaja… que maaaaalo” y se fue. Pero ella sabía que tenía razón, que Jesús si no era al día siguiente sería al otro, vendría a pedirme que me follara a su mujer en su cara. Que no lo hacía por humillarle, lo hacía porque más cachondo se iba a poner, lo iba a disfrutar más.
Al terminar de cenar fui a ver la nueva actuación en vivo, que cambiaba esa noche. Esa noche no estaba mi “amigo” Gonzalo, libraba esa noche, en su lugar estaba una mujer en la que ya me había fijado, pero que no había tenido ni un hola. Era una mujer que no llegaba a los 40. Morena, ojos especiales, eran de color avellana claro y con tonos amarillos suave. 1,70 un 1,73. Llevaba como siempre un uniforme negro con pantalón, que no la favorecía nada de nada. Aun así se adivinaba que no tenía mal cuerpo y una de las cosas que me lo hacía ver era que tenía unos brazos bien tonificados, fuertes, que nada más se consiguen a base de ejercicio. Siempre la vi con una coleta, nunca con el pelo suelto. Esa noche cuando vino hacia mí, me echó una sonrisa bonita pero forzada. Su voz dulce y delicada, la hacían más atrayente. Ojeras disimuladas con maquillaje y no podía ocultar la tristeza de esos ojos tan bonitos. Ya me había fijado en días anteriores, que cuando estaba sin atender a nadie, su mirada estaba perdida y desaparecía su sonrisa.
Como siempre fui de los primeros en llegar y quise hablar un poco con ella, quería ver como respiraba. En diez minutos descubrí que tenía conversación y que no era ninguna choni, estaba al día de la actualidad en todos los campos de los que pudimos hablar. Llegaba el grueso de la gente y se excusó para irse, antes quise saber su nombre y me dijo que se llamaba Sonia (nombre original). Se fue y rápidamente se fueron llenando las mesas. Quedaban dos libres cuando aparecieron Pilar y Jesús. No fueron a ninguna de ellas, vinieron a la mía me saludaron y preguntaron si se podían sentar, por supuesto que les dije que sí. Esa noche los que actuaban no eran muy buenos, dejaban mucho que desear y desde luego no sería yo quien los contratara para amenizar nada. Jesús se levantó porque quería ver las bebidas que tenían. En otro momento pensaría que era una excusa para dejarnos solos, pero no, es que habían traído nuevas bebidas alcohólicas a petición del público, vamos, que hubo quejas en días anteriores por la escasez de tipos de bebidas. Pilar aprovechó para decirme que estaba todo hablado, que su marido me lo pediría o me lo insinuaría.
Le pregunté cuando nos iba a dejar solos y me dijo que de eso nada, que la ponía mucho ver como su marido se lanzaba y lo remató diciendo que no se lo pusiera fácil. Jesús venía contento y nos dijo que habían traído un tipo de orujo que nunca había visto y que lo pensaba probar. Empezamos con mucha familiaridad Pilar y yo, que se cortaba poco. Sonia nos trajo la bebida y se quedó mirando, porque estaba claro que la situación en nuestra mesa para ella no era de lo más normal. Pasó una hora más o menos y Jesús no decía nada. Pilar carraspeó y le fulminó con la mirada. Pocos minutos después Jesús me decía…
- Carlos luego cuando acabe la música… ¿Qué tienes pensado hacer?
- Lo más seguro es que me una a la partida de póker.
- Ah… ¿Al final vas a ir a jugar?
- Hombre… ya me contaras, que otra cosa se puede hacer, por lo menos se pasa un rato entretenido y si ganas mas, jajaja…
- Hombre, cuando se gana todo se ve mejor.
- ¿Tu no vas a ir?
- Pues lo estaba pensando… no lo sé… pensaba algo más entretenido.
- Puafff… Aquí no sé qué hay más entretenido por la noche.
- Se podía hacer algo que ya has probado…
- ¿Cómo que…? Porque no sé a qué te refieres.
- Jajaja… pues me refiero a estar los dos con Pilar que ya me ha contado tus buenas dotes.
- Ah sí… ¿Qué dotes?
- COOOÑO… no te lo voy a detallar aquí.
- ¿Pero qué es lo que quieres exactamente?
- JODER… ¿Qué os habéis puesto de acuerdo?
- De acuerdo no, es para evitar malentendidos.
- Vale, está bien… que sois unos bordes y ya estáis jugando, por eso te lo digo… quiero ver como follas a la cachonda de mi mujer.
- Si hubieras empezado por ahí, ya estaríamos follando la zorra de tu mujer y yo.
- Pues para que esperar más, pero eso si… quiero que sea en tu “picadero” donde te la beneficiaste anoche.
Pagamos las consumiciones y nos fuimos camino a mi autocaravana ante la mirada perspicaz de Sonia que nos daba las buenas noches a forma de despedida. Jesús antes de irnos se acercó a comprar una botella de ese orujo nuevo. Pensaba “putearle” un poco, por eso cuando llegamos a la autocaravana, entramos, puse música suave, me senté junto a Pilar y le indique a su marido donde estaban los vasos, copas… lo que quisiera usar. Cogió los tres vasos más pequeños y los llenó de orujo. Tenía sabor a hierbas y mientras Pilar lo bebía con mesura, yo lo bebía mojándome los labios, el de un solo sorbo. Se sentó frente a nosotros, nos miraba con deseo de vernos, no sabía ni que decir ni que hacer, se impacientaba. Tenía mi brazo por detrás de Pilar y con esa mano acariciaba el costado de su pecho, hasta que mi mano abarcaba toda esa teta, pero de ahí no pasaba. Él tenía una erección importante, por lo que abultaba su pantalón. Estaba como dije “puteándole” porque él esperaba que sería entrar y estar follando. Quería que se desesperase y que lo pidiera.
La frente le brillaba y su ansiedad empezaba a traicionarlo. Hasta que no se aguantó más y mirándonos nos dijo… “¿Qué pasa esta noche se os han pasado las ganas o es que os da vergüenza que esté aquí?” , estuve a punto de soltar una carcajada, pero le miré seriamente a los ojos y le conteste… “No sé a tu mujer, a mi ninguna vergüenza, porque me quedé con ganas de follarle el culo y lo voy a hacer. Lo que estoy esperando, como personas civilizadas que somos, es que me entregues como se debe a tu mujer” , por su cara era la primera vez que se veía en una situación igual y Pilar me siguió el juego… “Te dije que además de follar MUY BIEN… era un caballero apuesto y educado, como ves no te he mentido” y no sabía qué hacer, se quedó mudo y por lo que dijo Pilar era la primera vez que le pasaba eso. “Haz lo que te diga, ves desnudándola para mí de momento y cuando esté desnuda, me la entregas y ves pensando mientras como me la entregas” . No le debió de disgustar porque se puso de pie e invitó a su mujer a que se levantase.
Tuve que indicarle que sin prisas, Pilar llevaba una camiseta gris perla, que se le notaban ya los pezones. Se la quitó y se quedó con un sujetador de encaje color rojo oscuro. Quiso quitárselo y no le deje. Le indiqué que siguiera con la parte de abajo. Soltó su falda y se la quitó despacio, quedándose con unas mini braguitas a juego con el sujetador. Pilar cada vez estaba más cachonda. Hice que le quitara las sandalias y besara los pies de su mujer, eso a ella le saco un gemido y una mirada de cachonda que se salía. Le indiqué que me dijera como estaba su mujer, que lo comprobara. Apartó un poco la braguita y sus dedos pasaron por el coñito y se le escapo… “JODER… SI ESTA CACHONDA PERDIDA…” quiso seguir metiéndole los dedos y le dije que parase. Le pregunté si quería algo más y pensando qué le diría que le hiciera algo le dijo-ordeno… “DESNUDA a Carlos y sin prisas” , él se quiso negar, bueno se negó, pero cuando su mujer le dijo… “Tu veras, yo no me voy a ir, pero si no lo haces TU SI TE VAS” .
Se acercó a mí, no decía nada, yo seguía sentado. Me miraba esperando ver qué hacía, me puse de pie y le temblaban algo las manos. Pilar estaba disfrutando como una niña chica con un juguete nuevo. Me miraba lascivamente y se acercó a besarme mientras su marido me quitaba el polo y contenta con besarme a un palmo de su marido, me pasaba una mano por mi polla, supongo que para que se me pusiese dura y su marido se llevara la sorpresa, pero no hacía falta que me hiciera nada, porque tenía una erección brutal. Una vez me quito el polo, me desabrocho el pantalón y se puso ahora por detrás y Pilar le dijo… “De eso nada, por delante monada, que veas bien lo que se va a comer y follar tu amada esposa” , a Jesús se le escapó una exclamación de disgusto y se puso por delante, ella puso sus manos en sus hombros empujándolo hacia abajo. Lo hizo y bajo mi pantalón, mi polla salía por arriba de mi bóxer. Él no quería mirar pero la vio y cuando me quito el bóxer, la polla se balanceó quedando mirando para arriba.
No le dejó levantarse, se agacho ella y se puso a lamerme la polla a centímetros de su marido, mirándole directamente. Es una escena vivida muchas veces y que tiene un punto muy morboso. Ella exhibiéndose ante su marido lo puta que es en su cara y él tratando de aguantar estoicamente, para que no se le note que está más cachondo que nadie. Cuando ella dejó la suavidad del trato a mi polla y se la metió en la boca, más que mamándole la polla era una follada de boca en toda regla. Con rapidez e ímpetu, seguro que a su marido no se la había comido con tanto entusiasmo. Pilar está super cachonda, yo igual y quería saber la situación en la que estaba Jesús, por eso me senté y le dije a Jesús… “Cómele el culito a tu mujer que se lo voy a follar que la otra vez me quedé con ganas” , la reacción de él era la de estar muy cachondo, porque se fue al culo de su mujer, vi cómo le abría las nalgas y antes de empezar nos soltó… “Con ese pollón se lo vas a romper, pero y nunca mejor dicho, que le den por culo a esta puta… RÓMPESELO…” y se puso a comerle el culito, metiéndole mano también. Pilar jadeaba del placer que le daba su marido.
Pilar estaba tan cachonda que dejó lo que hacía y se colocó de rodillas en uno de los asientos, dejando su culo en pompa y diciéndome… “Empieza, que vea este cornudo lo bien que follas” y le di un buen azote, fuerte y sonoro. Le dije que así no, mande a Jesús que se tumbara boca arriba en la cama, a ella que se pusiera encima de él y ahora sí, me iba a follar ese culazo y si su marido quería verlo, lo iba a ver bien. Inicie la follada de culo, ante pequeñas quejas de Pilar y los ánimos de su marido para que no fuera tan condescendiente. Ella lo insultaba y yo a pesar de que me apetecía metérsela de una sola vez, quería ver como aguantaba. No era su primera vez, pero aun así estaba demasiado prieta, un gusto para los dos. Quedando como un tercio, se la metí de golpe y gritó con un gemido, dejándose caer sobre la boca de su marido. Ahora empezó una follada muy buena, empotrándola sin consideración, lo mejor que gemían los dos, el matrimonio al completo y eso que a él nadie le hacía nada. Porque con los meneos que le daba a Pilar sería casi imposible poder hacer nada. Pilar nos avisaba de su próxima corrida y fue super escandalosa, se corrió y su marido también que se había estado tocando el mismo.
Aminore poco a poco los movimientos y ella se levanto un poco para quitarse una vez que ya no tuviera mi polla en su culito. Tuve muy mala leche, porque cuando le saque la polla deje que se le restregase por la cara de su marido. Que protesto pero no mucho. Nos pusimos a beber un poco para hidratarnos, cuando llamaron al móvil de Pilar, sólo oímos lo que ella decía… “Ya sabes cómo es, seguro que lo tiene desconectado, pero no os preocupéis, contar con el que ahora mismo va para allá” y una vez que terminó de hablar le dijo a su marido… “Tus amiguitos que les falta gente para la partida. Ves que te están esperando y yo cuando termine ya iré, no te preocupes por mí” , a él no le hizo mucha gracia lo que le dijo y no de forma muy seria, pero protesto y Pilar a forma de premio de consolación… “Te juro que cuando llegues estaré esperándote bien follada y remataremos la noche” , ya la cosa le disgusto menos y se marchó mas conforme. Estuvimos follando como una hora y media, todo iba bien hasta que se dio cuenta de la hora, quiso que me corriera dentro de ella y me corrí, decía que era el premio para Jesús y que ya me contaría. Se marchó y me quedé roto, pocas mujeres ponían tanto ímpetu follando y siendo incansable.
La vida es una obra de teatro que no permite ensayos...
Por eso, canta, ríe, baila, llora
y vive intensamente cada momento de tu vida...
...antes que el telón baje
y la obra termine sin aplausos.
(Charles Chaplin)