Autobus lleno

Tras unos cuantos apretones en el autobus tengo una excitante experiencia en el portal de su casa.

AUTOBÚS LLENO

Nada mas poner en marcha el coche, una humareda blanca ha salido del motor. Por consejo de mi mecánico lo dejo aparcado hasta mañana y vuelvo a casa en el autobús.

Son las diez y media de la noche y me subo al autobús que une el pueblo playero con la ciudad. A esta hora esta completamente lleno pues lo toman muchos quinceañeros que salen de la sesión de tarde de discoteca.

Espero hasta que todos han subido para evitar la aglomeración. Al subir me quedo en un hueco apoyado sobre una barra horizontal junto al conductor.

Cuando ya parece que el autobús se va a poner en marcha, suben dos mujeres, una de unos cuarenta y la otra unos cuantos menos. Con mucho descaro se apoderan del rincón que tanto me ha costado conseguir, me veo relegado a sujetarme de la barra superior.

Con un brusco tirón, el autobús se pone en marcha. Con la sacudida, mi cuerpo choca con violencia con el cuerpo de la mujer mas joven. Yo educadamente me disculpo, pero ella no me hace el menor caso, y sigue hablando con la otra sobre cosas de su trabajo en un hotel.

Estando tan cerca, no puedo evitar oír como se quejan del horario y de lo pesado que resulta volver a casa tan tarde.

Lucho por mantener el cuerpo vertical, pero con los vaivenes de la marcha del autobús, y los empujones de los chavales que hay a mi alrededor, no puedo evitar que mi paquete roce una y otra vez con el duro trasero de la mujer. Sin poder evitarlo, una tímida erección va ganado terreno y se va convirtiendo en un buen empalme.

Siento vergüenza, pues no lo puedo evitar y temo que en cualquier momento la mujer se puede volver y organizar un espectáculo.

En una nueva sacudida del viejo autobús, choco de nuevo con el cuerpo de ella que permanece mas o menos inmóvil sujeto a la barra que protege al conductor.

Mi duro paquete se ha aplastado con su culo, y aparentemente no ha habido ninguna reacción negativa.

Trato de mantenerme lo mas alejado que el reducido espacio me permite, pero al llegar a una zona con pendiente, vuelvo a quedar apretado contra ella, esta vez sin posibilidad de retirarme por el empuje de los demás viajeros.

"Ahora si que no puedo disimular lo que me pasa", pienso para mi mientras trato de encontrar alguna excusa para el caso que ella se queje.

Por suerte para mi, la mujer sigue hablando con la otra como si tal cosa. Debo suponer que no debe ser tan evidente lo que a mi tanto me preocupa o que ella esta lo suficientemente distraída como para no mostrar ninguna reacción.

Para mi sorpresa, en vez de reducirse los contactos, cada vez son mas frecuentes y deduzco que la mujer cansada de un día de trabajo monótono desea jugar un rato con un joven guapo como yo, al menos eso quiero creer

Me sitúo a escasos milímetros y espero el próximo vaivén del autobús. El nuevo contacto me confirma la sospecha y ahora soy yo quien me abalanzo ligeramente hacia delante para colocarle muy suavemente el bulto de mi polla sobre su firme trasero.

En cuanto ella percibe el bulto, se mueve ligeramente hacia atrás haciendo que el bulto se aplaste fuertemente contra su nalga.

Ahora en vez de sentir vergüenza, lo que mas me apetece es hacerle sentir toda la potencia y envergadura de mi miembro pegado a su culo.

Con mucho disimulo y cuidado, empiezo a dar pequeños empujones y ha frotar a un lado y a otro, esperando que nadie se de cuenta de nuestro juego secreto.

La mujer sigue hablando animadamente con la otra, mientras culea y se presta a recibir mis golpecitos y empujones.

Se me ha puesto enorme y la pego una y otra vez como si tratase de dejarle impresa su huella.

Miro desconfiado a un lado y a otro tratando de ver si alguien ya se ha dado cuenta de mi osada aventura. Al comprobar que nadie esta pendiente de nosotros vuelvo a la carga frotándome con su culo como si me hiciese una paja disfrutando mas de la emoción y del morbo que me produce la situación que del propio frotamiento.

Al llegar a la primera parada de la ciudad, el autobús se detiene con brusquedad y aprovecho para apretarme con ganas.

Por desgracia, las dos mujeres son las primeras en bajar del autobús. Cuando ya esta a punto de echar el pie al suelo, se vuelve y me mira con una media sonrisa en los labios.

Cuando el autobús se pone en marcha, la sigo con la mirada tratando de obtener alguna otra señal.

Un poco decepcionado vuelvo a mi sitio, y me encuentro una chiquita que ha ocupado el lugar de la mujer anterior.

Me echo hacia atrás tratando de evitar que un movimiento involuntario haga estamparse mi polla con su culo sin saber a que viene. Es ella la que me busca y pone su joven culito en la postura mas adecuada para que yo pueda continuar con mis empujones y golpecitos.

Con reparo lo pruebo un par de veces de forma muy disimulada. La chica responde perfectamente e incluso me ayuda con el balanceo de sus caderas.

El resto de sus amigas y amigos le gastan alguna broma, aunque ella sigue imperturbable con nuestro juego. Sin mover el cuerpo consigo sacudir mi vientre para dar la sensación de máximo movimiento aunque mantengo mi polla pegada a su rotundo culo.

La chica ha debido de estar observando en vaivén anterior con la mujer y no ha dudado en ocupar su puesto en cuanto ha tenido oportunidad.

Me siento nervioso y excitado, y sufro pensando que ya quedan muy pocas paradas hasta llegar al final del recorrido.

El momento menos deseado llega al fin y un grupo de unos siete u ocho jóvenes se baja alborotando del autobús. Entre ellos va la que tan alegremente ha terminado el recorrido conmigo.

Me bajo con ellos aunque no es mi parada. Pronto el grupo se disgrega, se despiden y quedan para el día siguiente.

Me siento muy incomodo, pues no me atrevo a seguirla, pero tampoco me apetece que la aventurilla termine así, con un dolor de huevos inmenso.

Ella se hace la remolona hasta que un par de chicos terminan de decidirse y se van solos. Ella emprende camino con otra amiga, no sin antes dedicarme una mirada de invitación para que las siga.

Andan unas cuantas calles, charlando en apariencia con muy buen humor, volviéndose de vez en cuanto para comprobar que las sigo.

Al volver una esquina oigo un Pssst....pssst que sale desde un portal amplio y oscuro.

Me acerco, entro y las encuentro a las dos escondidas en un rincón.

"¿nos estas siguiendo?¿verdad?...¿que quieres? estas en nuestra casa... si te pasas un pelo gritamos y enseguida vendrán mis hermanos", me dice la otra muy envalentonada.

Por suerte, la que ha estado jugando conmigo, se interpone entre nosotros y me arranca un beso casi salvaje.

Nos lanzamos a una carrera por ver quien mete mano mas y mejor al otro. Ella se deja sobar las tetas y el culo. Por delante no quiere nada. En cambio, ella se muere por sacarme la polla fuera del pantalón.

Lo consigue con mi ayuda. La coge con determinación y me la menea con muchas ganas. Solo para unos instantes para poder enseñarle a su amiga el buen aparato que le presto.

Me retuerzo de gusto y también de dolor por los apretones que me da.

Es poco considerada y lo único que le interesa es conseguir que me corra lo antes posible.

Le doy gusto en esto y me corro abundantemente, mientras le sujeto la mano para que no me la maltrate mas.

En cuanto ambas han comprobado el efecto de su ordeño, salen corriendo escaleras arriba entre risas y gritos.

Rápidamente me visto y salgo disparado antes de que alguien me sorprenda en una casa desconocida con los pantalones en los tobillos.

Deverano.