Aurora... El Primer Sol

La Romántica historia de amor, acontecida en el México Precolombino, entre una Exótica Princesa Maya, y su Bella esclava Náhuatl.

LA LEYENDA DE LOS CINCO SOLES.

Capítulo I

"La Aurora…, El Primer Sol".

PURIFICACIÓN

- La princesa espera por su baño matinal, anda niña, no la hagas esperar -, me comenta, con su elegante, y cantarina voz Lik´Bi´bi´ki, la Nana, y segunda madre, de mi señora, la Princesa Maya-Itzae, Ek Sáastah; Lik´Bi´bi´ki mujer de origen Quiche, fue capturada por guerreros Itzaés, y vendida como esclava a los 5 años de Edad, en el colorido, y enorme mercado, que se monta cada Séptimo día, en la gran explanada, junto al sagrado juego de pelota, en la limpia, ordenada, magnifica ciudad de Chichén Itzá, último bastión y orgullo de los mayas, que observan con nostalgia, como sus años de apogeo y gloria van quedando, cada vez, más en el olvido, divididos por guerras entre etnias, y reinos mayas, amenazados peligrosamente, por el creciente poderío, que muestran las fieras tribus de guerreros del norte y centro, Esos salvajes Náhuatles que se denominan Aztecas o Mexicas, el ocaso de esta Brillante cultura está cerca.

Lik´Bi´bi´ki , cuyo nombre significa Viento suave , es una mujer de piel muy oscura, tostada por las interminables jornadas de trabajo, bajo el ardiente sol, su larga cabellera, cae lacia, negra y brillante por debajo de su cintura, a veces, suele recogerla en una complicada, y elaborada trenza, que le consume más de medio día el elaborarla, pero hoy, luce fresca, natural, con su cabello suelto, sus hermosos ojos de color avellana, rasgados, dan un toque refinado a su rostro, que a pesar de cargar 40 primaveras encima, no muestra arrugas ni signos de deterioro, .

Completan este bello cuadro, una nariz ancha y prominente, unos labios, muy carnosos y sugerentes, un cuerpo firme, un poco pasado de carnes, senos medianos, caderas anchas, y un par de magnificas, y anchas piernas, Lik´Bi´bi´ki, ha corrido con suerte, fue comprada por la abuela de mi señora, puesta como dama de compañía de la hoy reina Ek Kiíchpam, madre de Ek Sáastah, desde que ambas eran pequeñas, motivo por el cual se ha ganado toda la confianza de la reina, fue ella quien le asigno el cuidado de mi señora, desde el momento en que con toda la fuerza de sus pulmones clamo, su presencia en este mundo, por lo tanto, goza de mayores privilegios que el resto de las esclavas, así como funge el puesto de capataz entre nosotras.

-¿No me has escuchado niña?, vamos, ¡Date prisa Nikté!- vuelve a dirigirse a mí, con esa peculiar forma de hablar, tan musical y elegante a la vez, que tienen los mayas, aunque esta vez, imprimiendo mayor fuerza en su voz, - Lo siento Lik´Bi´bi´ki, solo supervisaba que las sales y hierbas aromáticas estuvieran listas para el baño -, le contesto, suavizando su mirada, y esbozando una sonrisa, me responde, - lo sé, lo sé, ahora date prisa Nikté, la princesa aguarda en el Temazcal- , luego pasa de largo, dejándome sola con mis pensamientos, y las jícaras llenas de especias aromáticas y aceites, que el baño de mi señora requiere.

Nikté, es el nombre maya que mis captores me han puesto, como Lik´Bi´bi´ki, fui vendida como esclava a los 7 años, junto con mis padres, quienes veníamos huyendo de la hermosa ciudad de Texcoco, debido a los planes expansionistas del Tlatoani de la orgullosa ciudad, que se autodenomina el ombligo del mundo, tropas aztecas sitiaron mi amada ciudad, nuestro ejército no duraría mucho, ante aquellos guerreros de Elite, los mejores que estas tierras han conocido, motivo por el cual, mi amado padre, Príncipe heredero al trono de Texcoco TLEYOTL , que significa Corazón de Fuego, tuvo que eliminar sus impulsos combativos, tragarse su orgullo, y junto con mi madre XOCHITLANEZI ó flor de Alborada , conmigo YOLOXOCHIT , ó Flor del corazón , nombre que honra la unión de mis padres, y con una pequeña escolta de nuestros más leales esclavos sirvientes, huimos de aquellas tierras nuestras, buscando refugio con nuestros demás aliados Náhuatles, desafortunadamente, no todos pudieron escapar, aquello fue una masacre, quienes resistieron, fueron ofrecidos en sacrificio en el templo mayor en el corazón del imperio Azteca, las mujeres violadas y/o asesinadas y los niños vendidos como esclavos.

No pudimos refugiarnos en la gloriosa ciudad de Tollan (Tula), pues esta urbe Tolteca ya estaba en las ultimas, además en guerra con su eterno rival de siempre, Cholulan (Cholula), nuestros parientes de sangre Tolteca, nos aconsejaron viajar al sur, a tierras mayas, donde decían, Partió Quetzalcóatl para un día volver, nos comentaron que entre la frondosa selva, una Ciudad, fundada por Toltecas, y con fuerte inspiración de Tollan se levantaba imponente, esta nueva ciudad, y último baluarte del mundo Maya, se llamaba Chichén Itzá, atravesando valles, montañas coronadas de nieve, por pantanos y ríos caudalosos nos acercamos a nuestro destino, cuando Guerreros Itzaes nos encontraron, de nada nos sirvieron nuestras ofrendas que llevábamos como obsequios, ni nuestra descendencia, al ser Náhuatles, no éramos bienvenidos, respecto a mí, debido a mi candidez y belleza, me compro en el mercado la reina misma en persona, y mis padres separados uno en Tulum y mi madre en Sácbe, fueron vendidos a familias nobles distintas, al igual que el resto de nuestros esclavos, que ocuparon puestos, dentro del castillo de los señores Itzaes.

- YOLOXOCHITL es un nombre muy largo, suena rudo, y bárbaro pequeña -, me dijo la Reina, - y dado que significa Flor, desde hoy tu nombre será Nikté, flor en maya, ¿Has entendido? -, posteriormente, me entrego como dama de compañía de su hija, mayor que yo por 4 años, el encuentro fue mágico, e inmediatamente nos hicimos inseparables.

A mis 18 años, he corrido con suerte de no haber sido entregada en matrimonio conveniente, ese lujo no es para las esclavas, nosotras no podemos casarnos, no tenemos nada, y no ofrecemos nada, para mí, esto ha sido una bendición, pretendientes no me faltan, observo con miedo y alegría, como guerreros y nobles, incluso sacerdotes, posan sus ojos en mi con descaro, siento su deseo crepitar en el fuego de sus corazones, añoran mi cuerpo, me desean, a veces se ponen nerviosos al hablarme, o solamente ante mi presencia, estoy a salvo, no pueden tomarme, no pueden tenerme, soy una dama de la princesa, y solo ella puede disponer de mi persona, de mi vida.

Pese a ser morena, mi color es mucho más claro, que el resto de la demás gente que conozco, mi cabello negro y lacio, el cual ondula, hasta la mitad de mi cintura, resplandece con tonos rojizos en el sol, mis ojos, son extraños, hipnotizan, y cautivan a la mayoría que los observa, de un profundo color turquesa, enmarcándolos, unas largas y arqueadas pestañas del mismo color de mi cabello, tengo un rostro muy bonito, exótico, incluso para estas tierras, una boca pequeña, de labios delgados, la cual suelo adornar cuando sonrió, mostrando mi perfecta dentadura blanca, mi nariz pequeña, es afilada, bien proporcionada, mi frente equilibrada al tamaño y forma de mi rostro, mi cráneo es normal, no soy, ni he sido una noble maya.

Mi Estatura es elevada, aún más, entre esta gente de menor tamaño, mi cuello resbala finamente hasta mis hombros, elegantes, fuertes, tengo unos senos generosos, redondos, muy apretujables, turgentes, de pezones grandes, y aureolas claras, mis brazos están marcados levemente por el ejercicio, y el trabajo de todos los días, por lo mismo, mi abdomen es duro, y mi cintura es breve, hasta llegar a la parte de mi cuerpo que mas miradas atrae, y deseos provoca, mi enorme, redondo, y voluminoso trasero, que va perfecto con lo ancho de mis caderas, y mis largas piernas, que como mis brazos, evidencian mis duras jornadas de trabajo, y mis largas caminatas, mi templo de femineidad, mi abultado Monte de Venus, está cubierto por una mata de vello, también, del color de mi cabello, formando un triangulo, más o menos, geométrico, el cual se ensortija, cubriendo la entrada a mi cueva, la cual tiene labios vaginales gruesos, más oscuros que el resto de mi piel.

PASIÓN

-¡Nikté, Nikté!, la princesa pregunta por ti, debes apresurarte o se pondrá furiosa, y nos retara -, me saco de mis cavilaciones, la buena de Rayénari que significa Sol , hija de nuestros sirvientes tarahumaras de mayor confianza, a ella, la dejaron a mis órdenes, ambas éramos ahora damas de la princesa, Rayénari es una preciosa chiquilla de 14 años, 4 años menor que yo, de piel morena, de tonos dorados, suele llevar su cabellera castaña en dos hermosas trenzas, sus ojos color miel me miran extrañados, esperando una respuesta, yo observo su bello e infantil rostro, le sonrió, y arqueando una ceja, sin ocultar mi sonrisa, le respondo, - Esta bien mi pequeño sol, vayamos con esa latosa princesa, a darle un buen baño -, me ayuda con mi carga, y tomadas de la mano llegamos al Temazcal.

El Temazcal o baño, es un edificio hecho de adobe, y piedras de río, de forma circular, completamente sellado, a excepción de una pequeña puerta, por donde uno entra, por dentro hay excavado un pequeño foso, donde se vierte el agua caliente, el agua al contacto con las piedras se evapora, por eso el lugar es cerrado, evitando así, que el calor huya, es más o menos, como un sauna, en la puerta, la última de las damas de la princesa, nos da la bienvenida, - Buenos días Nikté, hola Rayénari -, saluda Uémbekua , otrora esclava Tarasca, 2 años mayor que yo, con voz autoritaria les ordeno a ambas, - Muy bien Uémbekua, Rayénari, a la Princesa no le gusta ser molestada, lo saben bien, pueden marcharse, regresen con su ropa limpia, dentro de 3 horas, hagan guardias en la entrada del camino hacia aquí, que nadie se aproxime, nadie puede molestar a la Princesa mientras toma su baño- , ellas asienten con la cabeza, se dan la vuelta, y se van por el único camino que conduce al Temazcal, una vez que las he perdido de mi mirada, abro la pequeña puerta, entro al Temazcal débilmente iluminado, por antorchas de aceite balsámico, una vez adentro, me detengo y observo a la Princesa, que ya esta aguardándome.

Cual una diosa, se aparece, desnuda ante mí, la Princesa Ek Sáastah , en Maya, Estrella del Amanecer , es una mujer que a sus 22 años, presume de una extraordinaria belleza, es de piel bronceada, poseedora de unos profundos ojos negros rasgados, al igual que su cabellera que flota libre hasta caer en sus nalgas, como todos los nobles mayas, le practicaron la deformación del cráneo desde bebe, por lo cual su rostro luce alargado, una frente amplia, cejas finas, algo escasas, pestañas grandes cual abanicos, unos labios carnosos, que invitan a devorarlos, una preciosa nariz larga y afilada, ella es más bien menuda, a pesar de ser mayor que yo, es menor de estatura, haciendo justicia, casi toda la gente maya, es menuda y bajita, su cuello alargado, y delgado como el de una garza, se sostiene en unos bien proporcionados hombros, sus pechos son redondos, hermosos, de un tamaño pequeño, sus aureolas son oscuras, y muy antojables, bajando aún más la mirada, admiro su cincelado abdomen, sin rastro alguno de grasa, su delicioso trasero es carnoso, respingón, quizá no muy grande, pero a mi gusto es perfecto, su vagina, muestra una generosa mata de vello oscuro, que se esparce desordenado entre su acolchonado pubis, que no me permite observar sus besables labios vaginales, gruesos, y amplios, finalmente tanta belleza, descansa en unas piernas torneadas, sus muslos morenos brillan a la luz de las antorchas, ¡dioses!, mi señora es tan bella, ella observa mi embeleso y sonríe con picardía.

Susurrando coquetamente, me reprime, -¿Dónde andabas mi pequeña flor?, ¿Sabes que no es adecuado hacer esperar a tu señora?,…mucho menos cuando esta, es también tu amante…- , con movimientos estudiados, y cadenciosos, se dirige hasta donde me he quedado petrificada, abrazándome por el cuello, me atrae hacia ella, levantándose de puntitas logra posar sus labios en los míos, vuelvo a perderme como tantas otras veces, entre sus besos, la sujeto por la espalda, y respondo a sus caricias, aquel beso cobra fuerza de repente, volviéndose mágico, pasional, transportándonos al paraíso.

Estamos seguras ahí, el temazcal es nuestro refugio, y santuario, mi señora comienza a quitarme las tiras de piel de venado que utilizo como blusa, no las desgarra, solo me levanta los brazos suavemente, y se deshace de mi prenda, posteriormente continua con el taparrabos, tejido de juncos, doblado, que utilizo como falda, hasta que ambas estamos desnudas, sin nada que ocultar, escondidas de las miradas de los hombres, rezando por que el temazcal, nos cubra también de las miradas de los dioses, no sé si esto esté bien, al menos no me lo enseñaron, es contra natura que seres del mismo sexo se conozcan, y junten sus cuerpos, lo dicen los sacerdotes, lo dicta la sociedad, pero nuestro amor no conoce límites, el corazón nos lleva a amarnos de nuevo, algo en la razón me dice que es un amor puro, que nuestros sentimientos no pueden engañarnos.

Completamente desnudas, mi señora, pega su bello cuerpo junto al mío, no es un abrazo perfecto, mis voluptuosidades no lo permiten, de cualquier forma, siento su cercanía, percibo su calidez, me embriaga su perfume, respondo a sus caricias, esta vez soy yo quien toma prestados sus labios, la beso con infinito amor, muy, muy lentamente, saboreando cada milímetro de sus apetecibles labios, e introduciendo lentamente mi lengua en su boca, palpando su húmeda lengua, recorriendo sus dientes, mientras, ella se aprieta mas a mí, me abraza con fuerza, sus manos recorren en círculos, de arriba abajo mi espalda, no llega a mis nalgas, ese placer se lo ha reservado para más al rato.

No hablamos, nuestras caricias y gemidos, sustituyen el lenguaje, hemos sido inseparables desde niñas, sabemos que nos gusta, no hay por qué romper el hechizo con frases vanas, llevamos cinco años haciéndonos el amor, y aún así, cada nueva vez, resulta única, inolvidable, desgarradora, nuestro amor crece día con día, al igual que nuestro deseo, ahora, ya mayores, solemos estar juntas, diario por las mañanas, a la hora del baño de la Princesa, manteniendo nuestro amor en secreto, continuamos besándonos sin prisas, con una mano la sujeto por la espalda, con la otra, sostengo uno de sus senos, lo palpo sin llegar a apretarlo, es una delicia, su tersa piel me seduce, ella ahora me sujeta de las nalgas, las aprieta con fuerza, las magrea, llegando a veces, incluso a clavarme sus largas y cuidadas uñas en el trasero.

Nuestras bocas se separan, solo para dar paso a la lengua de ella, recorriendo mi ahora sudorosa piel, producto del calor que flota en el ambiente, comenzando por mi cuello, entre besos, mordisqueos y lamidas, ella desliza su lengua, matándome de placer, electrizando mi cuerpo, nublando mis sentidos, hasta llegar a mis senos, una vez ahí, ella me dirige una última mirada, entre picara y lascivia, afirmo con un gesto de mi cabeza, como si ella necesitara mi aprobación, mi permiso, sin más, comienza a succionar mis pezones, uno a la vez, hasta que logra ponerlos duros, paraditos, cual dos saetas apuntando al cielo.

Una vez que mis senos muestran su excitación, mi amada se dedica a besarlos, a lamerlos, a chupar mis pezones, como si pretendiera sacar leche de mi pecho, cual infante en su regazo, todo esto sin haber aflojado un ápice, la presión que ejercen sus manos en mis nalgas, mientras yo acaricio su espalda, y con mi otra mano la despeino, jugueteo con su cabellera, la ensortijo, tratando de ahogar mis gemidos, si bien el lugar es sellado, tratamos siempre de ser muy cuidadosas.

Sigue bajando, lame mi vientre, y mi ombligo, finalmente se detiene al inicio de mi tupida floresta, mi oscura mata de vellos le ofrece un esplendido panorama, se deleita, acerca su nariz a mi sexo, aspira con fuerza varias veces, absorbiendo mi aroma de hembra, con su mano derecha palpa mi peludo monte de Venus, trata de hacerse un camino, entre aquella vegetación, localiza mis labios, acaricia mi pubis con tres dedos, el de en medio soba mi raja, sin llegar a penetrarme, me frota superficialmente, se ayuda con la mano izquierda y abre mi cavidad en su esplendor, luego pega su nariz y boca, a mi sexo y empieza a lamerme.

Su hábil y húmeda lengua, recorren mi raja sin contemplación, de extremo a extremo, ella hincada frente a mí, comiéndome el clítoris, lamiéndome mi raja, haciéndome suya, solo atino a sujetarla de su cabeza con ambas manos, y me dejo llevar por las oleadas de placer, que brotan por cada poro de mi sudorosa piel, incluso a veces, la obligo con fuerza, a no aflojar en lo mas mínimo, la presión de su boca y lengua en mi cavidad, la empujo, la atraigo hacia mí, ella voltea, se da cuenta de mi esfuerzo por acallar mis gritos de lujuria, me pone una bola de tiritas de cuero en la boca y continua con su afán.

Con eso en mi boca, protegiendo nuestra intimidad, me pierdo por completo, ella muerde mi clítoris, lo jala con su boca, lo lame sin parar, yo jadeo y sudo aún más, pero ningún sonido brota de mi garganta, me toma de las nalgas, así hincada, me acaricia mis redondeces, se apoya de ellas para comerme a su merced, ¡Dioses!, no podre resistir más, mi concha está muy caliente, muy húmeda, muy pronto explotare en un orgasmo liberador, ella se da cuenta y aprovecha la ocasión.

Acompañando los vaivenes de mi cadera, logra deslizar su dedo meñique por mi trasero, lo coloca en la entrada de mi Ano, se lo que pretende, más todo le permito, incluso yo misma la ayudo, con movimientos de mis caderas hacia atrás, empalándome, lentamente ella me penetra por el culo, su dedito va entrando en mi.

Es justo lo que necesito para acabar, una sacudida eléctrica me convulsiona, y tengo un orgasmo abundante, mi Princesa no rechaza el néctar de mis jugos, no retira su rostro de mi concha, se ha ensuciado y embarrado de mis jugos, parece no importarle, ni incluso cuando un fuerte olor a almizcle impregna nuestra estancia, mi aroma es fuerte, algo picante, azufroso, pero a ella le fascina, lame y trague, todo el néctar que le ofrezco.

Terminada su labor, se levanta majestuosa, pretendo hincarme y devolverle el favor, pero me detiene, me mira con infinito amor y ternura, me toma de la mano, y así, entramos al agua caliente que se había preparado para su baño, la fosa no es muy profunda, por lo que debemos recostarnos, nos ponemos una enfrente de la otra, su mirada me invita al pecado, su lujuria me trasmite el deseo, lentamente en tijera, vamos juntando nuestros sexos, ávidos por besarse de nuevo.

El roce de nuestros labios es algo sublime, descargas de electricidad recorren nuestros cuerpos, convulsionándonos, una vez que ni siquiera el grueso de un cabello separa nuestras húmedas, y chorreantes rajas, comenzamos a movernos, rítmicamente, en perfecta sincronía, frotamos nuestros sexos, ambas mordemos nuestros labios, para que los gemidos que luchan por salir, se queden dentro de nuestras gargantas, estoy muy excitada, siento como mi raja devora la suya, aunado a las caricias previas que me profirió, no puedo contenerme, soy demasiado sensible, demasiado cachonda, vuelvo a correrme, como si fuera la señal que ella esperaba, mi señora se viene también, nuestros jugos se entremezclan, aquel cuarto cerrado se envicia, con el olor de nuestros sexos ansiosos y mojados.

Permanecemos pegadas, observándonos jadeantes, con miradas cómplices y seductoras, contemplo la belleza al natural de mi señora, de reojo, compruebo que ella me mira también, tras una larga pausa, mientras recuperamos el aliento, y el color de la granada, desaparece de nuestras mejillas, separamos nuestros sexos, con la muda promesa de repetir la experiencia el día siguiente, con el mutuo compromiso de un amor que florece día con día, mi princesa se sumerge por completo en la poza, luego se recuesta a mi lado, tomo su húmeda cabellera y comienzo a tallar sus cabellos con esencia de frutas, su baño matinal ha comenzado.

Con zacate entrelazado tallo su cuerpo, la limpio como a una niña indefensa, ella se deja hacer en silencio, con agua perfumada de los cantaros que traje, le lavo el cuerpo, luego desnuda se levanta y se acuesta boca abajo, en un tapete afelpado hecho de fibra de Maguey y Yuca, tomo unos minutos para lavarme, e inmediatamente procedo a aceitar y perfumar, mientras seco el cuerpo de mi amada señora, ella se encuentra pensativa, con los ojos cerrados, tratando de romper aquel silencio incomodo le digo tiernamente, - Le amo, Princesa mía, aunque con esto ofenda a todos los dioses y a los reinos de los hombres, le amo-, -Y yo a ti, mi YOLOTZIN- , Me responde abierta, y francamente la princesa, nombrándome tal cual solía hacerlo mi madre, YOLOTZIN , corazoncito , - No me importan los dioses, ni los hombres, mi pequeña florecita, solo me importas tú, mi amada Nikté, no lo olvides -, agrega con su cantarina y dulce voz, - tu amor es correspondido con todas mis fuerzas, mi querida princesa, eres la luz que me guía en la oscuridad, la estrella que me calienta con su amor, mi diosa Ek Sáastah-, le respondo sumisa y enamorada.

Tardamos otra media hora más, antes de salga a recoger la ropa limpia de mi señora, la pequeña Rayénari me espera sentada, al pie de la entrada, montando guardia, tal cual le dije, es un encanto de niña, dulce, obediente y fiel, me tiende los ropajes nuevos, regreso al temazcal, y pasada otra media hora más, la princesa y yo salimos de nuestra utopía al mundo real.

Ek Sáastah luce tan bella, con su tocado de plumas de Quetzal, sus ropas de fibra, muy blancas sus collares y joyas de oro y jade, Ahora es el turno de Rayénari de escoltarla hasta el castillo de sus padres, mientras Uémbekua y yo nos quedamos a limpiar el Temazcal, y dejarlo listo para el día de mañana.

CONJURA.

De regreso en Chichen Itza, acompañada de mi otrora esclava, mujer Tarasca, atravesamos la explanada, al lado del bellísimo juego de pelota, dirigiéndonos al palacio, para hacerle compañía, y cumplir los deseos de nuestra princesa, Ix Sáasil nos sale al paso, Ix Sáasil , o Luz en Maya, es la prima de nuestra señora, hija de Kiik Muun, hermana de la Soberana, y del General en jefe de los ejércitos Itzaes, K´aak , o fuego , es una dama noble, y con mucho poder, de mi misma edad, inmadura, y posesiva como iracunda, -¿ Qué hacen aquí afuera esclavas?, se supone que no deben dejar sola a mi Prima Ek Sáastah, quizá requieran ser azotadas como castigo a su insolencia -, nos reprime socarrona, con un gesto de la mano, le indico a Uémbekua que continúe hacia el palacio, quedándome a solas con aquella malvada mujer.

- Regresábamos del Temazcal señora, sabemos muy bien cuáles son nuestras funciones, no es necesario que nos lo recuerde con el látigo, nuestra señora nos encargo limpiarlo antes de regresar con ella, eso hicimos -, le dije respetuosamente, inclinando la cabeza, mostrando respeto a su rango, sin mirarla a los ojos contemplo su figura, Ix Sáasil es mucho más morena que mi señora, abundante de carnes, fea de facciones, con una larga cabellera mal peinada y grasosa color castaño, ni la túnica de excelente hechura, y de finos materiales, realza su persona.

-¿Así, que la esclava Nikté, osa contestarme?-, resopla enojada Ix Sáasil, - Sabe muy bien, que soy incapaz señora, solo respondo a su pregunta -, le respondo paciente, Ix Sáasil es una mujer cruel y mezquina, se que su interés en mi, va más allá de lo normal, cambiando de actitud me dice, - Eres inteligente Nikté, además de hermosa, creo estarías mejor a mi servicio que al de mi prima, ella tiene varias damas, hablaré con ella, solicitándole que seas mi dama de compañía- , termina seductoramente, - Como guste señora, yo solo estoy aquí para complacer los deseos de mi Princesa, si ella decide otorgarme a usted, no dude que así será- , le respondo burlona, sabedora que eso jamás sucederá.

La ira vuelve a apoderarse de su rosto, afortunadamente Péepem, y Ah Balam corren a mi encuentro, acompañados de su escolta real, -¡Nikté, Nikté!, que bueno que has regresado, ¿Juegas con nosotros, nos cuentas una historia? -, gritan efusivamente, mientras con sus infantiles, y cándidas manitas me toman, y me jalan con ellos, sin disimular mi sonrisa en el rostro, observo la rabieta que ahoga a aquella mujer despreciable, y me voy con aquellos chiquillos hacia la escalinata del templo de los guerreros.

Péepem o mariposa , y Ah Balam , Jaguar en Maya, son los hermanitos menores de Ek Sáastah, de 8 y 4 años respectivamente, son un encanto de niños, muy despiertos e inteligentes, de nobles y buenos sentimientos, los he visto nacer, me he ocupado de ellos en muchas ocasiones, y me tienen un cariño muy grande, y especial, los abrazo y beso, antes de que nos sentemos, y se dispongan a escuchar una de tantas historias que yo invento, sobre los dioses y los guerreros de antaño, que tanto les fascinan.

- Regresando de la campaña en Mayapan, con los consiguientes honores que me traerá la victoria, le pediré tu mano a la reina, mi tía Ek

Ki’ichpam, bella Ek Sáastah -, dijo con voz clara y varonil, mientras apoyaba una rodilla en el suelo, Ah Muuk, hermano mayor de Ix Sáasil, joven y prometedor General, que goza de las simpatías de la mayoría de los guerreros, por su ferocidad y valor en el combate, así como por su magnificencia para con los suyos, nadie duda de que él estaba llamado a ser el nuevo general en jefe, pues ya es, por meritos propios la primer figura de la casta guerrera.

- No adelantes los hechos, joven General, ni subestimes a nuestros enemigos, lo principal, es que retornes con bien primo -, le contesto con desgano, mal disimulado, la Princesa, mientras se recostaba en sus aposentos, su joven dama Rayénari, se mantenía en una esquina de la habitación, a una distancia prudente para no interferir en la plática, pero lo suficientemente cerca, para escuchar todo cuanto se hablaba ahí.

- Pese a tu probable regreso triunfal, Falta saber si los sacerdotes y chamanes ven con agrado nuestro enlace, a los ojos de los dioses, Ah Muuk, y a pesar de tus esfuerzos, y galanterías, no creas que has conquistado mi corazón, valiente guerrero, disculpa la franqueza, pero, yo No te Amo, tal vez, deberías posar tus bravos ojos, en una mejor doncella para ti, alguien que corresponda a tu pasión y a tu valía -, Continuo Ek Sáastah, con voz dulce, directa, sin mentiras, mirando fijamente los ojos de su primo, - Lo he sabido siempre Princesa, puedo ver que tan indiferente te soy, sin embargo, nunca cejare en mi empeño de hacerte mi esposa, la convivencia diaria harán que cambies tu opinión, respecto a mí, seré muy paciente, se que día con día, aprenderás a respetarme y amarme, se que la clase sacerdotal y los nobles verán con agrado nuestra unión, somos de sangre real, es nuestro deber preservarla, y garantizar el poder y supremacía de nuestro clan, he querido avisarte, para que pienses, y medites las cosas, no voy a renunciar a ti, después de la gloria que me traerá esta campaña, sé que mis tíos, no me negaran tu mano, acéptalo, es lo mejor para ambos, lo mejor para nuestras familias, y también, lo mejor para el futuro de nuestro pueblo -, termino lentamente Ah Muuk, depositando el peso en cada palabra, dándole su tiempo, para que causaran el efecto deseado en la Princesa.

- Entonces General, hasta ese día volveremos a hablar de este asunto, estoy algo cansada, te suplico abandones mi habitación, ojala tu esperanza no se convierta en decepción, que el dios Tezcatlipoca, señor de la guerra, te ilumine, concediéndote la victoria, mis mejores deseos -, respondió preocupada mi señora, si bien no amaba a su primo, tampoco le deseaba mal alguno, No podía sincerarse con el, ni revelar la abominación que cometía yaciendo, y amando a su esclava Nikté, No, nadie podía enterarse de aquello.

Mientras la clase guerrera se preparaba para invadir la ciudad de Mayapán, los días transcurrían entre excitación, y chismes flotando en el ambiente, se podía percibir la tensión, y la emoción que embargaba nuestra ciudad, ahora que lo recuerdo, quizá esa fue una de las causas por las que bajamos un poco la guardia, no lo sé, todavía continuo buscando respuestas, Los hechos desnudos eran, que Ix Sáasil no iba a claudicar tan fácil, era igual de terca que su hermano, Quien se encontraba ocupado, afinando los últimos detalles de la campaña militar; junto con el Rey y su padre, debimos haberle prestado mayor atención a ese asunto, más no lo hicimos, ella continuo coqueteándome, tratando de seducirme, pero de mi parte encontró la misma negativa, la misma resistencia, la misma muralla de rechazo.

Aquella obesa mujer, se las ingenio para seguirnos varias veces, tras el refugio que le proporcionaba la exuberante vegetación de la selva, si bien, nunca pudo vernos, se acerco bastante para escucharnos, su mente completo el resto, Ix Sáasil dedujo cegada por los celos y la rabia, lo que con tanto celo y discreción ocultábamos a todos, que La princesa Ek Sáastah, y yo éramos amantes, varias veces trato de chantajearme con eso, utilizar esa información para tenerme a su lado, pero de nuevo, se encontró ante mi total negación de los hechos, lo cual hacia abierta y retadoramente, para hacerla dudar, al no encontrar signos de duda, o miedo en mi proceder, sabía que no tenía el valor de reclamárselo a mi soberana, así que la dejamos pasar.

- Agradezco el tiempo que me dedica en audiencia real, Reina mía -, expreso educada, y gentilmente Ix Sáasil, hincándose ante la presencia de su tía, Ek

Ki’ichpam, -¿Qué deseas comunicarme Ix Sáasil, a que se debe tanta precaución y misterio sobrina?- respondió con desgano la soberana, se habían reunido en una habitación oculta, y segura del conjunto de las monjas, todavía hincada, aparentando vergüenza y alarma, Ix Sáasil prosiguió, - Mi reina, mi señora, yo…la verdad no sé ni cómo empezar, quizá no debería haberle buscado, pero…somos familia, y el motivo de mi visita, trae consigo muy malas noticias que debo informarle como mi tía y Reina de los Itzaes -, - Continua Ix Sáasil -, respondió con rapidez la reina, Ix Sáasil había logrado su objetivo, intrigar a la reina, y ahora tenía toda su atención.

- Se trata de mi prima, la princesa Ek Sáastah, mi señora -, respondió Ix Sáasil lentamente, -¡ Un momento Víbora!, antes de que prosigas, debes saber, que no me importara que seas de mi familia, te castigare como a cualquiera, si vienes aquí, injuriando a mi hija injustificadamente, o sin prueba alguna, bajo esa advertencia, ¿Aún deseas continuar? -, le soltó, visiblemente molesta la hermosa reina de Chichén, sus ojos echaban lumbre, parecía que de un momento a otro saltaría sobre su cuello para matarla de una mordida, - Debo hacerlo Tía, es mi deber como fiel súbdita tuya, no importa que me mandes moler a golpes o que partas mis carnes con cientos de azotes -, contesto Ix Sáasil alzando la vista, mostrándose segura y arrogante.

- Nada me apena más que informarle, que su hija, y prima mía, la princesa Ek Sáastah comete abominación y pecado, que sostiene relación contra natura con Otra mujer, a pesar de tener muchos pretendientes del sexo contrario, entre ellos mi valeroso hermano, tan fiel a su esposo el Rey…-,-¡Pero qué demonios dices!- la interrumpió la reina, agarrándola y jalándola de los cabellos, - Contesta maldita víbora, ¿Cómo es posible que digas una acusación así?, si esto es falso, no voy a mandar molerte a palos, voy a sacrificarte en el gran cenote sagrado, ¿Tienes pruebas de lo que insinúas Ix Sáasil? -, continuo furiosa, y colérica la reina, sus ojos se habían inyectado de sangre y su bello rostro, se desfiguro en una máscara de odio y venganza.

- No tengo ninguna prueba tía, pero puedo comprobártelo, mañana por la mañana, solo eso le pido, poderosa señora de los Itzaes, déjeme probarle mis palabras -, suplico entre sollozos Ix Sáasil, la reina la aventó al piso arrancándole algunos mechones de cabello, luego un poco más serena agrego, - Esta bien sobrina, te daré un día por el amor y respeto a mi hermana, tu madre, ven a buscarme aquí mismo al amanecer, ahora, ¡Lárgate, antes de que decida acabar con tu miserable vida -.

Por la noche la ciudad era un volcán en ebullición, hervía de actividades en todos los principales edificios, rituales en honor de los guerreros, para ganarse el favor de los dioses en la batalla que se avecinaba, al otro día Ah Muuk y todos los ejércitos de Chichen Itzá partirían hacia Mayapán, había representaciones artísticas por todas partes, los nobles se paseaban mostrando sus penachos costosos, sus ropajes finos, Ek Sáastah y yo, junto con Rayénari nos encontrábamos en el templo de las mil columnas, escuchando las poesías y oratorias, mientras Uémbekua y

Lik´Bi´bi´ki, disfrutaban del encuentro, en el juego de pelota.

Las celebraciones se prolongaron hasta muy entrada la noche, finalmente nos fuimos a dormir, ya casi de madrugada, al otro día, Rayénari apenas podía sostenerse de pie, debido al cansancio, y Uémbekua lucia visiblemente adormilada, como todos los días, entre al Temazcal, donde mi princesa me esperaba desnuda y comenzamos a amarnos, esta vez, el agotamiento venció tanto a Uémbekua como a Rayénari, y dos figuras misteriosas, y ocultas, se acercaron al pequeño edificio, donde, aunque quedamente escucharon los innegables gemidos y suspiros, producto de caricias y pasión desbordada, confirmaron lo que necesitaban saber, solo estuvieron algunos minutos, y rápidamente, sin que nadie las viera desaparecieron del lugar.

- Nadie debe saber nada de esto Ix Sáasil -, comento con voz helada la reina, - Lo sé mi señora, empezando por mi hermano, que anhela más que nada en el mundo, desposar a Ek Sáastah -, respondió Ix Sáasil con convicción, y agrego con malicia, - Si me lo permite mi Reina, tengo una propuesta que hacerle, algo que será de provecho y solucionara las cosas-, -Continua Ix Sáasil -, le apremio la Reina, - Como sabiamente mencionas mi Reina, no se debe comentar nada de esto, te aconsejo cases a Ek Sáastah con Ah Muuk, en cuanto el regrese victorioso de Mayapán, respecto a su amante, esa perra perversa, que ha distorsionado el camino de mi prima, te aconsejo la dejes bajo mi custodia, si te parece bien, me la llevare de aquí, y me encargare de castigarla por todo lo que ha hecho -, termino malévolamente, con una risa burlona en su rostro.

La Reina medito por largos minutos, analizando que es lo que debería hacer, finalmente le dijo, - Muy bien Ix Sáasil, tu idea no es del todo descabellada, la Perra de su amante será tuya, pero antes, te enviare en una misión secreta, y especial a la Ciudad amurallada de Tulum, ellos son aliados nuestros, iras a solicitar la presencia del Gran sacerdote, y para invitar a los señores de la Ciudad a la gran boda de mi hija, que se llevara a cabo en el Solsticio de invierno, partirás en dos días, encárgate de lo necesario -, Ix Sáasil sonrió complacida, - Sera todo un honor, mi señora, en dos semanas estaré de vuelta -, - En dos Semanas podrás hacer lo que quieras con esa perra, ahora márchate, no quiero que nadie sospeche nada, no deben vernos muy juntas, ni platicando, desaparece de mi vista -, no bien termino su frase, la Reina salió de aquel aposento, y seguida de su Escolta Real regreso a su castillo.

Aak´ Ab contemplo las columnas, y el casi perfecto arco falso, que separaba algunas estancias del palacio real, hermosos murales poli cromáticos, adornaban las espaciosas y limpias estancias, aquellas pinturas representaban la vida cotidiana de la sociedad Itzaé, comino a través de hermosas decoraciones, finalmente, siguiendo un olor a frutas, y el crepitar de las antorchas que iluminaban el lugar, al caer la noche, encontró la alcoba de la Reina Ek Ki´ichpam, las damas de la Reina se estremecieron al verlo llegar, si bien no había cabal reproche sobre su lealtad a los reyes, También era del dominio público su instinto asesino, su brutalidad, y su eficacia, el se arrodillo y mantuvo su cabeza gacha, una vez que diviso a la soberana Itzae.

- Llegas tarde mi leal súbdito - dijo a modo de reproche la Reina, - Mil disculpas noble señora, tuve que arreglar algunos pendientes que surgieron de improvisto, estoy a sus órdenes, ¿En qué puedo serle de utilidad, mi reina? -, Con un ademan de su mano, la Soberana le indico a sus damas que la dejaran sola, luego entre susurros le comento sus deseos a su leal guerrero.

- El día de mañana mi sobrina Ix Sáasil, saldrá de Chichén hacia Tulum, en una misión muy importante, que le he encomendado, tu deber será, protegerla y llevarla hasta su destino, sin contratiempo alguno, su deber consiste en llevar un mensaje mío a los reyes, nobles y al gran sacerdote, sin embargo, la niña no es muy elocuente, de hecho, se le va la lengua de más, por lo que te recomiendo que no hable con nadie, prepara todo, para que su estancia en Tulum, sea tan placentera que no desee regresar, ¿Comprendes Aak´Ab?-, - A la perfección mi señora, se hará como ordenas -, respondió de inmediato, y con voz firme el guerrero, - Entonces Guerrero mío, puedes retirarte -, contesto lacónica la Reina, luego observo la amplia y poderosa espalda, el cuerpo musculoso, las heridas que lucía como trofeos de guerra, Aak´Ab, y antes de que abandonara la estancia le llamo, -¡Aak´Ab!-, -Ordene Señora- respondió girando su cuerpo, y agachando su cabeza el aludido, - Solo una cosa más Aak´Ab, asegúrate esta vez, que parezca un accidente -, Así será señora, Así será-, respondió el Asesino, mientras una sonrisa diabólica se dibujaba en su rostro, y abandonaba el palacio.,

AMOR

- Buenos días Rayénari, buenos días Uémbekua -, salude muy contenta a mis amigas, era un amanecer precioso, el sol despuntaba con fuerza en el firmamento, escuchábamos el conto del jilguero, y del Cenzontle, así, como el bullicio, que producía un grupo de Pericos verdes y alguno que otro multicolor, desde su guarida en la selva tupida, la briza matinal refrescaba, no había nubes en el cielo, si, sin duda era el inicio de un excelente día, y como acostumbrábamos, después de saludarme, les indique lo de siempre, con una gran sonrisa en el rostro vi como desaparecían de mi vista, me sentía muy feliz, sin más entre al Temazcal, donde me aguardaba mi amada señora.

Apenas traspase el umbral y cerré la puerta, cuando Ek Sáastah se abalanzo sobre mí, completamente vestida y con una gran sonrisa en el rostro, no había más que decir, nuestras bocas se juntaron, y nuestros alientos se fusionaron en uno solo, era un beso pasional, profundo, muy húmedo, salvaje, nos costaba trabajo conservar el aliento y respirar, pero ninguna iba a ceder, nos amábamos tanto, después de varios besos más, las traviesas manos de mi señora, comenzaron a bajarme la túnica que cubría mi desnudez, esta fue cayendo, hasta que, impúdicamente, me mostré ante ella.

Sin nada de ropa yo, y ella completamente vestida, continuamos besándonos, moviendo nuestras lenguas con frenesí, poseídas por el embrujo de la pasión, dejando que el amor nos consumiera, ella me clavaba suavemente sus largas uñas en la espalda, yo alborotaba su cabello, Ek Sáastah estaba muy cachonda, sentía como su sangre hervía, a través de las caricias que me prodigaba, debía hacer algo al respecto, tenía que proporcionarle el placer que necesitaba, que mi diosa merecía, me hinque lentamente, bajo la custodia de su mirada anhelante, levanto sus ropajes, admire aquella selva que esconde su máximo y preciado tesoro, acerque mi rostro lentamente a su vagina, encontré sus carnosos y suculentos labios vaginales, y deposite un tierno beso, dejando mi boca, pegada en su pubis.

Comencé a besar, y a lamer su empapada raja, ella cerró los ojos, delira y gime, yo estoy totalmente concentrada en brindarle placer, de improvisto, un sonido fuerte y seco, nos saca de nuestra ensoñación, nos petrifica, la pequeña puerta de madera, cae hecha pedazos y vemos emerger de afuera, la iracunda silueta de la Reina Ek Ki´ichpam, me quedo muda de la sorpresa, la princesa es incapaz de contener un espelúznate, y agudo grito, sus ojos se desorbitan, la Reina avanza hacia nosotras, me jala del cabello, me despega de su hija, y me tira al piso con violencia, luego se gira, observa a la princesa, y de dos poderosos bofetones la derriba, -¡Cerdas, pecadoras, malparidas!, ¡Son una vergüenza y un asco para este noble pueblo!, son la escoria de esta ciudad -, volteo a ver a mi amante, ella mantiene la cabeza doblada, totalmente en sumisión, incapaz de controlar el ataque de llanto, y nerviosismo, Ek Sáastah no sabe qué hacer, como reaccionar, nunca imaginamos que esto podría suceder, mientras la Reina nos patea a ambas con fuerza, lo último que alcanzo a ver, es el brazo de la Reina, dejando caer una jícara de barro en mi cabeza.

-¡Eres una vergüenza, una perra lasciva y pecadora -, gritaba la Reina, al mismo tiempo que volvía a abofetear a su hija, se encontraban en una habitación cerrada, y secreta, en el palacio de la Reina, Ek Sáastah, se encontraba callada, sumida en un shock, más no por ello dejaba de llorar, lagrimones surcaban sus lindas mejías, convirtiendo en una mueca de dolor su bello rostro, -¿Como has podido atreverte a cometer, semejante abominación?, ¡Tu eres una Princesa!, No una ramera, no una puta cualquiera -, continuo sumamente enojada la Reina, -¡Responde algo, maldita!- escupió, al mismo tiempo que le jalaba el cabello, hasta tirarla en el piso nuevamente, -¡No soy una Ramera Madre!, quizá una pecadora, quizá cometa abominación, pero entre Nikté y yo, existe amor, amor verdadero, pureza -, se atrevió a contestar la princesa, haciendo acopio de todo su orgullo, como primer respuesta recibió una patada en el rostro, -¿Y todavía tienes la desvergüenza de nombrar a tu amante?, a esa perra viciosa y malparida, Eres una cínica, descarada, y blasfema, ¡No existe pureza en esa abominación!, tan solo son dos cerdas revolcándose en la inmundicia -.

Ek Sáastah, levanto airada su rostro, un hilillo de sangre salía de su labio superior y de la nariz, haciendo esfuerzos sobrehumanos, se contuvo y no respondió más, tan solo fulmino a su madre con una mirada de odio, gélida, fingiendo ignorarla, la Reina continuo, - No te preocupes, aún eres mi hija, pondré solución a esto, ya lo veras, se de las intenciones de Ah Muuk, en cuanto regrese de Mayapán, le entregare tu mano, celebraremos tu boda a la brevedad, a su lado, abandonaras el mal camino, aprenderás a amar a un hombre, respecto a tu perrita, será sacrificada en el gran Cenote sagrado, en una semana, junto con su comitiva de perras extranjeras, respecto a ti, querida hija, voy a encerrarte en palacio, hasta el día de tu boda, y quita esa cara, un día me lo agradecerás -, termino irónica y muy enojada, la poderosa Reina.

Luego salió de aquella habitación, dejando a su hija, la princesa Ek Sáastah, humillada, golpeada, y destrozada por dentro, la princesa, intento levantarse, replicar a su madre, pero no pudo, y volvió a dejarse consumir por el llanto.

Cuando desperté, mi cuerpo se encontraba cubierto, por unos sucios pedazos de piel, estaba tirada, en una cavidad profunda, húmeda, maloliente, y con insectos asquerosos caminando alrededor, y por mi cuerpo, no sabía si era de día o de noche, una espesa oscuridad lo envolvía todo, sin estar del todo consciente, escuche unas voces, pero no era Maya lo que hablaban, - Está despertando Uémbekua, YOLOXOCHITL está despertando -, Náhuatl pensé, lentamente abrí mis parpados, deje que mis pupilas se acostumbraran a la escasa luz, estaba recostada, entre el lodo y la suciedad, y mi cabeza, ¡AAAUUCH! Mi cabeza, me dolía horrores y me punzaba, parecía que de un momento a otro, me estallaría, se encontraba descansando en el regazo de mi linda Rayénari.

Instintivamente lleve una mano a la herida, moví un mechón seco, y endurecido de mi cabello, y palpe la rasposa, y enorme costra que se me había formado, mis amigas cuidaban de mí, no tenían con que limpiarme la sangre, que ya estaba seca, del rostro y cabello, pero habían procurado taparme, y mantenerme lo más cómoda posible, - Bienvenida al mundo de los vivos, YOLOXOCHITL -, me dijo Rayénari, quise decir algo, pero volví a sumirme en la oscuridad, de nueva cuenta perdí el conocimiento.

Habían pasado 5 días desde mi cautiverio en aquella fosa, sabía que iban a sacrificarnos, me sentía muy mal por Rayénari, y Uémbekua, a quienes había arrastrado conmigo a esta suerte, durante todo ese tiempo, ellas no mencionaron nada, no me recriminaron nada, podían hacerlo, estábamos al mismo nivel, y además iban a amatarnos, pero nada ofensivo salió de sus labios, ¡Dioses!, ellas lo sabían, habían sabido de nuestro amor todo el tiempo, y sin embargo nos fueron fieles, a ratos lloraba pensando en ellas, no merecían morir por mis actos, por mi irresponsable lascivia, y a ratos lloraba, aún más por mi amada Ek Sáastah, no había vuelto a verla desde aquel día, estaba adelgazando, no comía nada de los desperdicios, y comida podrida que nos aventaban, solo a veces, tomaba agua de la lluvia, que caía inclemente, sin tener nosotras techo, ni refugio, acostándonos en el lodo, entre nuestros propios desperdicios, mirando a la Luna, desee nunca haber nacido.

Al mediodía, el calor era muy bochornoso, a pesar de estar bajo la sombra, Lik´ Bi´bi´ki, sudaba copiosamente, pero estaba helada, llena de miedo, finalmente la Reina, se había dignado concederle una audiencia privada, era la última esperanza de la Princesa, tenía que hacer algo, - Mil gracias por su bondad en recibirme, poderosa Señora -, dijo una vez que fue conducida al patio del trono, mientras se arrodillaba delante de Ek Ki´ichpam, la Reina no respondió, solo miro molesta a la mujer que tenia de frente, - Sin el mínimo afán de ofenderla u criticarla señora, Pues se dé su justicia y sabiduría Reina mía, pero vengo a abogar por la Princesa Ek Sáastah, comprenderá que la vi nacer, y la amo demasiado, es la hija que nunca tendré, debo decirle, que está siendo muy dura con ella -, termino con un nudo en la garganta, aquella inculta pero buena mujer.

-¿Piensas que no sé lo que hago, me crees incapaz de gobernar, y de educar a mi familia?, vaya que atrevimiento, por tus años de servicio, no voy a mandar azotarte esta vez, deberías agradecer que la sentencia de muerte no recayó también en ti, pues mi hija estaba bajo tu cuidado, eras su nana, esto jamás debió haber pasado, ahora lárgate -, respondió colérica la reina, sin embargo la madura Esclava no iba a dejarse amedrentar, - Han pasado 6 días, desde que la tienes en cautiverio, en Palacio, no me permiten acercarme a ella, ni verla, necesita apoyo, consuelo, ¡Necesita cariño y comprensión! - le dijo subiendo el tono de su voz, Resoplando la Reina respondió- Veré a mi hija esta tarde, arriba de la pirámide de Kukulcan , podrás venir a verla, si lo deseas, No hay nada más de que hablar, ¿No has oído?, ¡he dicho que te largues!-.

- Serás la poderosa Reina de los Itzaes, podrás mandarme matar si quieres, pero no puedo creer que estés tan ciega, ¡tu hija, mi amada niña, Te necesita!, tienes que escucharla, comprenderla, perdonarla, ¿No lo ves?, es una buena chica, sus faltas y pecados cometidos, no son tan graves, podemos olvidarlos, disimularlos, ¿Ya se te olvido lo que vivimos y pasamos juntas?, ¿Acaso has olvidado cuando y cuanto nos amábamos?, yo no lo olvido, lo recuerdo todos los días, Yo nunca he dejado de amarte -, soltó con potente voz Lik´ Bi´bi´ki, dejando atónita, y muy sorprendida a la Reina, tras unos minutos de incomodo silencio, Ek Ki´ichpam volvió a hablar, esta vez sonó amarga, triste, y desolada su voz, - No me hagas cometer más locuras, por aquel amor que mencionas, tan solo sal de aquí, aún está abierta la invitación en la pirámide de Kukulcan, podrás ver y abrazar a Ek Sáastah, ahora déjame sola, vete de aquí, vete ya -, luego la reina agacho la cabeza y no dijo más.

El sol pintaba entre naranja y rojo, aquella calurosa tarde, no soplaba la mínima briza de viento, el bochorno era a ratos insufrible, aunado a que ese infernal calor, aumentaba la descomposición de las cosas, y sin aire que nos liberara de aquellos olores nauseabundos, estábamos pasando un día de agonía terrible, Me senté en una esquina de la fosa, conteniendo a duras penas el vomito, voltee instintivamente, donde mi memoria recordaba se alzaba majestuosa, e imponente la Pirámide de Kukulkan, suplicándole su perdón, pidiéndole que nuestro alivio llegara pronto, rogándole por mi Princesa.

La reina le concedió licencia de Acercarse a Ek Sáastah, a la afligida Lik´ Bi´bi´ki , la joven princesa lucia una de sus mejores túnicas, un pequeño tocado de plumas de Quetzal adornaba su cabeza, Ek Sáastah mostraba una mirada distante, helada, a la vez fiera, y retadora, se encontraba hincada en la cima de la pirámide de Kukulcan, aunque lo había intentado varias veces, no podía erguirse, estaba amarrada de pies y manos, con tiras de piel de Venado, su madre, la Reina, miraba impasible la escena, todo esto le parecía tan surreal a la sufriente Nana, se frotaba los ojos, como tratando de despertar de un mal sueño.

Lentamente se acerco a su niña, su Amada princesa, su señora, su hija no biológica, no pudo contener el llanto, la pobre Ek Sáastah se veía tan triste, tan desolada, sufriendo heridas emocionales y físicas, los nudos de las correas la lastimaban, hasta sangrarla de las muñecas, ¡dioses!, no podía ser posible, la joven Princesa no se merecía ese castigo, la noble mujer se arrodillo junto a su pequeña, la abrazo fuerte, muy fuerte, mientras le susurraba al oído palabras de aliento, a Lik´Bi´bi´ki no le importo la mirada escrutadora de la Reina, se olvido de ella, y trato de reconfortar con su alma y ser, a la Princesa.

-¿Es necesario mantenerla atada Ek Ki´ichpam?, es una niña, no un peligroso asesino, ni un enemigo nuestro, ¿podría al menos liberar sus muñecas?, las ataduras le hacen daño -, suplico entre sollozos Lik´Bi´bi´ki; La reina, tras varios minutos de deliberación, accedió, la Pirámide estaba resguardada con vigías y soldados de su escolta, por si intentaba escapar, además, por lo inclemente del clima, poca gente se aventuraba a salir fuera de su casa, No había forma de que se fugara, Lik´Bi´bi ki, soltó las amarraduras de la princesa, ésta se levanto, temblorosa y finalmente, ambas se fundieron en un cálido y amoroso abrazo.

Ek Sáastah beso en la frente, en ambos parpados y en ambas mejillas, a su nana, la miro fijamente, le sonrió unos minutos, y luego encaro a su madre, - Recapacita madre, quizá no sea la hija que siempre soñaste, quizá no vaya a cumplir con tus planes, pero estoy enamorada, ¡Soy Infinitamente feliz a su lado!, deja que nos fuguemos, iremos a donde nadie pueda encontrarnos, tan solo soy una mujer, no seré Reina Nunca, ni lo ambiciono, déjame vivir tranquila, y en paz, nunca volverás a saber de mí, no traeré mas vergüenza a esta ciudad, te lo ruego, te lo suplico -, para finalmente arrodillarse en frente de la reina, - Levántate, no peques más, deja de comportarte como una ramera, ya hemos dicho cual será tu futuro, no cambiare mi decisión, si te traje aquí, es para que recapacites, no es necesario tanto maltrato, ni mas humillaciones, abre los ojos Ek Sáastah, asume tu lugar, se toda una princesa, Recuerda lo que eres, y quien eres -, sentencio, un silencio mortal envolvió el lugar.

Con una franca sonrisa en el rostro, sin más lagrimas en sus ojos, con fuerzas renovadas Ek Sáastah se levanto, miro a su madre fijamente a los ojos, no con dureza, no con ira, sino con una profunda tristeza, - Esperaba que cambiaras de opinión Madre, tenía una última esperanza en ti, pero no será así, Tu eres mi reina, ahora lo sé, no mi amiga, ni mi madre, lamento que todo termine así, se perfectamente quien soy y lo que soy, Amo a Nikté, y no seré de nadie más, Que los dioses te acompañen y perdonen -, acto seguido, la Princesa se precipito al vacio, rompiéndose el cuello, al chocar repetidas veces con los macizos escalones, hasta quedar inerte, frágil, serena, entre un charco de sangre a los pies de la gran Pirámide.

DOLOR

Uémbekua Deliraba, entre espasmos febriles, La pequeña Rayénari se había quedado dormida, agotada de cuidar todo el día, y toda la tarde a su amiga, yo estaba en vela, contemplaba en silencio la mortecina luz blanca, que prodigaba la pálida luna, cuando una cuerda se deslizo hasta caer en mis pies, una voz susurrante, nos urgió a subir por ella, rápidamente desperté a Rayénari, y entre ambas subimos a Uémbekua, yo fui la ultima en salir, Lik´Bi´bi´ki aguardaba en la superficie, - Vamos no hay tiempo, deben darse prisa- , con la oscuridad como aliada, logramos salir de la ciudad, hasta un claro en la selva, donde nos esperaba Ruchi, padre de Rayénari, ambos al verse, corrieron a abrazarse, mientras Uémbekua debilitada y enferma, tomaba agua y descansaba.

- Escúchame bien Nikté, deben huir lo más lejos posible de Chichén y jamás regresar, solo la muerte les espera ahí, Ruchi ira con ustedes, Él las protegerá, dejan de ser esclavas, vivan en paz, en armonía y en libertad, huyan de aquí -, me dijo con apremio Lik´Bi´bi´ki, - Lo siento noble Nana, no puedo irme, Que los demás escapen a un mejor futuro, yo… yo, yo Amo a la princesa Ek Sáastah, la amo con todas mis fuerzas y ella a mí, no puedo irme, debo volver a su lado, Me Necesita -, justo termine de decir esto, e hice un ademan de regresar, cuando aquella valerosa Esclava Maya me detuvo, con ambos brazos, me miro a la cara, con ojos vidriosos y sin decir nada, solo negó con la cabeza.

Lagrimones brotaron inmediatamente de mis parpados, no necesitaba preguntar mas, la mirada abatida, honesta y limpia de ella me lo decía, mi Amor, mi diosa, mi Princesa, había muerto, -¿Cómo…cuando fue, por qué?..Ek Sáas -, no pude continuar, me deje caer de rodillas, llorando lagrimas de sangre, desgarrándome el cabello, maldiciendo la vida, renegando de los dioses, Lik´Bi´bi´ki se arrodillo a mi lado, con voz calma y dulce me hablo, mientras me abrazaba, - Ahora ella nos observa y cuida desde el cielo Nikté, se ha convertido en una estrella, debes marcharte, debes vivir, Así lo hubiera deseado ella, que fueras feliz es lo que mas quería, no manches su memoria, no la olvides nunca, Vive, para que ella viva en ti -, abrumada ante la contundencia de sus palabras, atine a preguntar, - Vendrás con nosotras Lik´Bi´bi´ki?-, -No linda Flor, soy una mujer mayor, para andar sorteando la selva y sus peligros, además, sin mi niña, nada me importa ya, me quedare y ganare tiempo para ustedes, la muerte no me asusta, así podre reencontrarme con mi pequeña, ahora váyanse muy lejos de aquí- , termino.

- Debes venir con nosotras, ¡Te mataran!- le dijo Rayénari, al ver que nuestra salvadora regresaba a Chichén, - Que los dioses los ayuden y protejan, traten de encontrar la felicidad, que tengan una larga vida, y cuando vuelvan su memoria hacia estas tierras, hagan una oración por mí, Adiós -, se dio media vuelta, y regreso a cumplir su destino, no volvió a mirarnos otra vez, fue la última vez que la vimos.

Sorteamos reptiles, caimanes, pantanos y selvas interminables y frondosas, auxiliados por la luz de la luna, nos detuvimos solo una vez a descansar, comer algo y tomar agua, justo al amanecer, la segunda vez que tomamos un descanso, el sol estaba en su cenit, volví mi mirada hacia la gran ciudad Maya-Tolteca, pensando en mi amada, y su nana, sabía que no estábamos a salvo, pero habíamos puesto bastante tierra de por medio.

Lik´Bi´bi´ki miro desafiante a la multitud, que se congregaba alrededor del Gran Cenote de Xtoloc, la muchedumbre enfurecida la insultaba, y arrojaba basura, legumbres y desperdicios, ella caminaba impávida y tranquila, sus manos atadas, y amarrada a su espalda una pesada losa, sus brazos mostraban perdigones y heridas expuestas, así como su rostro, la Reina Ek Ki´ichpam, había declarado culpable de la muerte de su hija, así como de la desaparición de sus cómplices, a la noble esclava Quiche, sería sacrificada en el Gran Cenote, sin mayor juicio, no pidió perdón, ni clemencia, cuando la instaron a ello, ni cerró los ojos cuando fue arrojada a su destino, morir ahogada, ya lo sabía y no le importaba, solo sonrió al reconocer el rostro de su amada niña, en las turbias aguas, cuando el oxigeno escapo de su cuerpo, y grandes chorros de agua entraban a sus pulmones.

La Reina llorando desconsolada, no se quedo a presenciar la ejecución de su antigua amante, sufría por su hija, pero era la Reina y debía reponerse, levantarse, y continuar triunfante, tomo de la mano a Péepem, y el príncipe heredero Ah Balam, y seguida de su sequito, regreso de vuelta a Palacio, no sin antes mandar mensajeros al Rey, quien se encontraba en la campaña de Mayapán, de que su hija había sido asesinada, no había más soldados para enviar a la búsqueda de los fugitivos, habría que olvidar su sed de venganza, ya muchos habían muerto, mirando a su hijo, pensó en tiempos mejores por venir.

Epilogo.

El Sol pintaba con destellos rojizos el atardecer, era nuestra segunda parada del día, mientras Rayénari atendía a nuestra enferma, su padre se alejo un poco, para cazar algo que comer, yo camine hasta un cercano riachuelo, sola de nuevo, volví a llorar sin consuelo, estaba muriendo, desgarrada por dentro, alce mis nublados ojos al firmamento, con la llegada de la noche y la puesta del astro rey, Con la muerte de la Princesa Ek Sáastah, Moría el primer sol

¿Y El Amor? Por. Brenda Alcocer.

Traducción al Maya por: Aracelly Cen Poot.

DRAMATIS PERSONAE

Por orden Alfabético.

Aak´Ab.- Noche en maya, Jefe de la escolta real y asesino de la Reina Ek Ki´ichpam

Ah Balam.- Jaguar en Maya, Hijo heredero al trono de Chichén, hermano de Ek Sáastah

Ah Muuk.- Hombre Fuerte en maya, Joven y Valiente General Maya, hijo de Kiik Muun, pretendiente de la Princesa Ek Sáastah

Ah Na K´iin.- Señor de la casa del Sol en Maya, Rey de origen Itzaé, de la metrópoli Maya-Tolteca de Chichén Itzá

Ek Ki´ichpam.- Estrella Hermosa en Maya, De origen Quiche, Reina de Chichén Itzá

Ek Sáastah.- Estrella del Amanecer en Maya, Princesa Maya-Itzaé, hija primogénita y Amante de Nikté

Ix Sáasil.- Luz en Maya, intrigosa hija mayor de Kiik Muun, hermana de Ah Muuk, Enamorada de Nikté

K´aak.- Fuego en maya, Gran General de los ejércitos de Chichén, Esposo de Kiik Muun

Kiik Muun.- Hermana tierna en maya, hermana menor de Ek Ki´ichpam, noble y consejera de la corte Itzae

Lik´Bi´bi´ki.- Viento suave en maya, Esclava Quiche, dama de compañía y Nana de la Princesa Ek Sáastah

Nikté.- Flor en Maya, esclava Texcocana, de nombre Real YOLOXOCHITL, dama de compañía y Amante de Ek Sáastah

Péepem.- Mariposa en Maya, hermana menor de Ek Sáastah

Rayénari.- Sol en Tarahumara, Esclava y dama de compañía de YOLOXOCHITL

Ruchi.- Lince en Tarahumara, Padre de Rayénari y Protector de Nikté

TLEYOTL.- Corazón de Fuego en Náhuatl, Padre de YOLOXOCHITL, y príncipe Heredero al Trono de Texcoco.

Uémbekua.- Amor en Tarasco, Esclava y dama de compañía de YOLOXOCHITL

XOCHILTLANEZI.- Flor de la Alborada en Náhuatl, Madre de YOLOXOCHITL

YOLOTZIN.- Corazoncito en Náhuatl, nombre cariñoso, dado a YOLOXOCHITL por su madre

YOLOXOCHITL.- Flor del Corazón en Náhuatl, Princesa Texcocana, vendida como esclava, Dama de compañía y amante de la princesa Ek Sáastah, Mítica Protagonista de "La Leyenda de los Cinco Soles".