Aunque parezca un sueño, no lo es
Un día cualquiera, con Mi esclava
Aunque parezca un sueño, no lo es
No sé qué hora es de la mañana, de la madrugada; solo sé que estoy dormido con ese duermevela que nos hace sentir que nos encontramos entre esos momentos felices soñando con cosas agradables.
Mi sueño se refiere al hecho de una linda esclava acariciando, adorando, Mi cuerpo desnudo tal y como se encuentra en este mismo momento. Siento como una ola de placer recorre Mi cuerpo empezando en Mi pezón izquierdo que está siendo succionado y lamido con fruición mientras responde poniéndose en punta y duro.
Poco a poco noto como la situación se trasfiere al pezón derecho y que la sensaciones se repiten intensificadas.
Despacio, poco a poco, voy despertando para ver que es Mi linda esclava la que está atendiendo a Mis pezones como bien sabe que Me gusta. Sin decir palabra, en silencio, Mi mano izquierda responde acariciando su columna vertebral desde el cuello hasta el punto donde sus manos se hayan cruzadas en su espalda.
Como si fuera una indicación, ella responde empezando a lamer todo Mi pecho para dirigirse poco a poco hacia Mi ombligo en el cual entierra su lengua ávida de proporcionarme placer.
Un ratito dibujando círculos de éxtasis en el mismo y su boca se dirige poco a poco a buscar Mi entrepierna, Mi polla excitada.
Sin manos la toma entre sus labios e inicia una mamada profunda que la lleva a enterrarla en su boca en toda su longitud (longitud no despreciable por cierto); la mete y la saca besando suavemente la punta del capullo y acariciando el prepucio con su lengua húmeda y deseosa de placer.
En un momento dado, Mi mano deja de acariciar su espalda para tomarla de la nuca y modificar tanto el ritmo como la forma de la mamada.
Hago que entierre la polla en su boca hasta el punto en el que empiezan a darla arcadas y la retiro; la llevo hasta el final y la hago retirarse poco a poco; empiezo a extraer Mi prepucio y ella responde extendiendo su lengua placentera.
Mi instrumento se encuentra ya largo y duro, dispuesto a dar de sí lo preciso y tiro de su coronilla para que se tumbe boca abajo en la cama. Con Mi mano derecha recorro ligeramente su coño hambriento y veo que está tremendamente mojada; deseosa de correrse.
Pero, tal cosa, no entra en Mis planes.
La tumbo como un gusanito bien pegada a la cama; levanto sus caderas ligeramente mientras hago que sus brazos permanezcan pegados a los costados; pongo Mi mano derecha cerca de su boca y ella responde lamiéndola.
En esta postura, en este momento, la penetro; Me apodero de ella fuerte, decididamente, casi con violencia.
Mi polla va hasta el fondo de su vagina dándola placer pero mucho más a Mí. Busco Mi placer con intensidad obviando el suyo mientras la susurro al oído que no la voy a permitir correrse, que la llenaré de Mi leche y que deberá ser feliz de que la use para Mi placer pues el suyo está en servirme.
No permito su respuesta pues Mi mano tapona su boca impidiéndola hablar; la susurro que es Mi esclava que solo fue concebida para servirme y Me corro larga y abusndantemente en el coño que Me pertenece y tanto placer Me da.
Me retiro de ella y ella aprieta sus piernas mientras busca una toalla de bidet con la que taparse. Se la ve insatisfecha en su placer sexual pero satisfecha en su mayor placer que es el de servirme el de que Yo Me encuentre satisfecho.
A partir de este momento, nos levantamos, desayunamos y ella se va al trabajo; tardará unas 5 horas en volver y Yo soy consciente de que se ha quedado insatisfecha; a medias.
Vuelve del trabajo, se ducha y se quita la ropa quedándose, como es Mi gusto y el suyo, sin nada de ropa interior; se acerca a Mí, Me besa y la beso apoderándome Yo de su boca con su agradable sabor.
Repentinamente, de forma inesperada para ella, la tomo de la nuca y la hago doblarse en ángulo recto encima de la mesa del comedor.
Azoto suavemente su culo y su coño y noto como Mi mano se moja de sus jugos.
Me digo que está ya preparada y sin decirla nada, la penetro de forma salvaje, de forma tal que ella siente como se pierde en Mí.
No puede evitarlo y un gemido gutural y profundo que presenta un inmenso placer sale de su boca mientras exhala con frenesí
Permiso para correrme, mi Señor, por favor, por favor.
Suplica, perra Mía, suplica tu placer.
mi Amo permita que esta perra Suya se corra, por favor
Hazlo, Mi niña, otórgame tu placer como Me das todo lo tuyo.
Sin esperar más lo hace se derrama en Mi polla que la está tomando y a través de sus muslos mojándolos como si un rio saliera de entre sus piernas mientras susurra entre dientes: "gracias, mi Amo; gracias, mi Dueño; gracias, mi Señor".
Sonrío satisfecho, puede parecer un sueño pero no lo es, no; es la realidad de Mi vida cotidiana.