Aun sigo enamorada de ti (2)

Cambio de planes

Un día lleno de nervios y de mil emociones llego la salida más esperada, había llegado para Luisa. Nayle por otro lado moría de nervios porque no quería que Luisa se diera cuenta de ciertas emociones que ella guardaba, pero ya no podía retractarse le había prometido a Luisa que  iría  a verla así que solo le quedaba ir y afrontar la simple platica a la que le teme. Llegando las 5 de la tarde Luisa estaba preparada y se sentó en una banca afuera de la escuela de baile esperando a Nayle, con el temor de que no fuese a llegar, pero a lo lejos vio que venía una hermosa niña güerita, ojos miel y en ese momento su corazón comenzó a palpitar tanto no sabía cómo disimular cuando ella se acercara.

Luisa: Hola, pensé que no vendrías

Nayle: La verdad no quería venir pero no es por lo que tú te imaginas sino que no sé qué decir no encuentro las palabras adecuadas.

Luisa: ¿Palabras adecuadas?, pues yo te cite para verte, ya teníamos tiempo de no vernos y aunque no me creas moría por verte.

En ese momento Nayle se puso roja tanto que no sabía que decir seguía quedándose callada y mirando al piso.

Luisa: Te voy a hacer una pregunta y quiero que me contestes con la verdad ¿Por qué nunca me miras a los ojos?

Nayle: Porque no puedo me dan nervios y aparte ya casi me tengo que ir solo tenía un momento para verte.

De repente se acercó a Luisa y le dio un abrazo tan tierno y le dijo al oído

Nayle: No me  sueltes, te quiero mucho.

Luisa: Yo también y no tienes idea de cuánto.

Luisa no lo podía creer escucho las palabras que siempre deseo que Nayle le dijera, pero ahora estaba más confundida, no sabía en qué plan se lo había dicho, claro que era más que obvio que sentían lo mismo pero Luisa no quería ilusionarse de algo que no podría ser y menos por la edad, Luisa ya tenía 20 y Nayle 16. Aparte de que Nayle no quería salir nunca por pena, era una niña de casa de esas niñas que ya no existen tierna, inocente y sobre todo bonita.

Al día siguiente  Luisa no pudo esperar a contarle a su amiga Britany lo que había ocurrido con Nayle, entonces las dos comenzaron a especular cosas y ver posibilidades.

Britany: Haber torpe después de todo lo que me contaste estoy segura que Nayle siente por ti, el otro día en el salón la cache pronunciando tu nombre, así que no me venga a decir que no siente nada por ti.

Luisa: Enserio, pero aun así tengo miedo de decirle lo que siento y que ella no me vuelva a hablar, alomejor no lo hace porque no me quiere sino por el que dirá la gente.

Britany: Yo opino que ya dejen de hacerse mensas y ya anden, tu dile lo que sientes por ella acabo no pierdes nada, solo exprésate y dile.

Luisa: Me lo dices como si fuera tan fácil, se te olvida que es niña de casa y no la dejan Salir mucho, aparte su papa me da miedo imagínate si se entera, me mata.

Britany: Están locas las dos no sé qué decirles mejor disfruto verlas sufrir.

Después de ese día Luisa no volvió a ver a Nayle, así que decidió pasar a ver la su trabajo lo cual no se animó a hablarle solo la veía de lejos. Pasaron los días y cada vez Luisa se hizo a la idea de que nada iba a pasar entre Nayle y ella así que decidió olvidarse de ella y solo admirar que la tenía en Facebook.

Pasando el tiempo Luisa había conocido a Isela por chat, comenzaron a platicar y poco a poco a conocerse mejor, pero no se conocían físicamente solamente por sus pláticas y fotos. Cada día sus pláticas llegaban a hablar de cosas más serias como el que sería si anduvieran a pesar de no conocerse físicamente. Luisa lo pensó día y noche y veía sus fotos para ver si le convenía acercarse más a ella. Algo tenia Isela que le gustaba a Luisa pero no sabía que era su plática era tan amena y tan sencilla que Luisa decidió ir a conocer a Isela. Se escribieron para ponerse de acuerdo en su encuentro:

Luisa: Oye, me gustaría invitarte a salir, que te parece si voy el fin de semana a verte y aprovecho que esta la feria en tu ciudad ¿Qué te parece?

Isela: Claro si tu gustas eres bienvenida, aunque te advierto que solo tengo un cuartito y una cama no te importaría compartirla conmigo.

Luisa: No, si a ti tampoco te importa dormir a mi lado, debo insistir en que me muevo mucho al dormir he para que luego no te quejes.

Isela: Como crees eso claro que no me importa sirve de que te conozco mejor.

Llego viernes y Luisa estaba preparada para ir a conocer a la chava que le había movido el tapete, aunque tenía un poco de miedo porque no sabía que podría pasar, ella era de sentimientos muy sensibles y se encariñaba muy rápido de las personas. Llego a la central de autobuses y compro su boleto, se sentó paciente a esperar que saliera su camión, mientras ella pensaba tantas cosas, en posibilidades que podían cambiar su destino. Luisa quería una relación bien, no como muchas mujeres que solo buscan un poco de placer sin fijarse con el tipo de persona que se están metiendo solo porque alguna amiga la recomendó, sin embargo hay más que eso en una relación y más para Luisa ella quería a alguien entregada, con una carrera, que se  viera que las dos pudieran ofrecer un buen futuro, fiel pero sobre todo que tuviera buen humor.