¿Aún se le levanta a tu abuelo? (2)
Desenlace de la historia de Juanita, su abuelo, Luz.
Nieta y abuelo esperaron a que los padres de Juanita se marcharan a trabajar. Estaban ansiosos, y Fernando, encantado. Cuando todo esto había comenzado, él creyó que fue por casualidad, pero dudaba de que a su edad y después de tanto tiempo sin sexo, su cuerpo ya no reaccionase.
Pero lo hizo. Y se dio cuenta de que cada día le costaba menos. Imaginó que el sexo era como montar en bicicleta. Que nunca se olvida. Aunque lo pensó mejor y se dijo que de bicicletas nada. Que todo era obra de su preciosa nieta. Que se le levantaría a un muerto, como en cierta manera, así había sido.
Y ahora, estaba esperando a quedarse solo con ella, para hacer el amor. Estaba como un chaval en su primera cita. Nervioso, expectante.
Por fin, su hijo y su nuera se marcharon, y se quedaron solos. No hizo más que oírse la puerta cerrarse, y Juanita se abalanzó sobre él y le empezó a sobar la polla sobre el pantalón.
-Ay, mi'jita. Espera un poco, que pueden volver.
-Abuelito, que me derrito. Llevo todo el día con el coño chorreando. Ummm, ya la tienes durita.
Estaban en el salón, en donde veían la tele cuando los demás se fueron. Juanita bajó la cremallera y con dificultad sacó la enorme polla de su abuelo.
-Cada día me gusta más tu polla, abuelo.
Se acurrucó a su lado, agachó la cabeza y empezó a darle besitos en la punta de la polla, subiendo y bajando una mano a lo largo del grueso tallo. Fernando miraba, atento a cualquier ruido, a la puerta principal, por si su hijo o su nuera aparecieran de repente. Tuvo que cerrar los ojos cuando sintió como su nieta se metía la polla en la boca y empezaba una lenta mamada.
-Aggggg y a mí me gusta cada vez más tu boquita.
La cabeza de la muchacha subía y bajaba lentamente. Le lengua serpenteaba alrededor de la gruesa verga.
-No te vayas a correr, ¿Eh?
-Uf, pues como sigas chupándomela así no respondo.
-Sólo un poquito más. Un poquito más.
Juanita siguió con su mamada. Estaba muy cachonda, imaginando lo que iba a sentir cuando aquella hermosa polla se metiera en su coño. Lo notaba mojado, casi palpitando de anhelo. Sin dejar de mamar, soltó la polla y llevó la mano hasta su coño, metiéndola por dentro de las bragas. Se corrió enseguida, resoplando con la boca llena de polla, teniendo espasmos sobre el sofá.
Se sacó la polla de la boca cuando aún su cuerpo estaba tenso. No quería arriesgarse a hacer correr a su abuelo, pues sabía que le sería muy difícil, si no imposible, que mantuviera la erección.
-Vamos a la cama abuelo. Quiero que me folles bien follada. ¿Tú lo deseas? ¿Deseas follarte a tu nietita?
-Mi'jita, me moriría feliz después de haberte follado.
-Jajaja. No quiero que te mueras, abuelito. Sólo que me folles con esta tremenda trompa.
Lo agarró por la polla y, polla en mano, lo llevó hasta el dormitorio de él. Se quedaron de pie, junto a la cama.
-¿Me desnudas, abuelo?
Con calma, Fernando fue quitando prenda a prenda. Y cada vez que le quitaba una, la besaba en la boca. Cuando la tuvo completamente desnuda, se separó un poco y la miro.
-Quién me iba a decir a mí que a estas alturas de mi vida tendría a una mujer como tú delante de mí, desnuda y...dispuesta a
-A que me folles bien, follada -dijo Juanita sin dejarlo terminar - Ahora me toca a mí.
Le quitó la camisa, le abrió el cinturón y le sacó los pantalones y los calzoncillos. Miró a su abuelo. No tenía el cuerpo de los jovencitos con los que solía salir. Sus carnes no eran prietas. Su vello era casi todo blando. Pero ningún joven la excitaba como su abuelo. Ningún joven que conocía tenía entre las piernas una polla tan preciosa y enorme como la que ella tenía en la mano.
Se arrodilló.
-Acaríciame la cara con tu polla, abuelito.
Eso le encantaba a los dos. A Fernando mirar como ella cerraba los ojos mientras le pasaba la polla por la frente, por las mejillas, por los labios. Le encantaba cuando la dejaba reposando sobre la cara de Juanita, cubriéndosela toda. Y a ella le volvía loca sentir su calor, su peso. Se metía uno a uno sus huevos en la boca. Lamía todo el tronco, acariciándolo con la lengua. La mayor parte del tiempo, sin usar las manos. Sólo con su lengua, con su boca. Ella, mientras, se acariciaba las tetas, se frotaba el clítoris. Y se corría de placer.
Pero ahora no estaban allí por una mamada. Estaban allí para que él se la follara.
-Siéntate al borde de la cama - pidió Juanita.
Cuando Frenando lo hizo, ella buscó en sus pantalones, que él había tirado en el suelo, y sacó el preservativo. Sonriéndole, lo abrió con los dientes y lo sacó del envoltorio.
-Agárrate la polla.
Fernando se la agarró, manteniéndola bien firme. Juanita puso el condón en la punta. Parecía un gorrito de varias tallas menor para aquella cabezota.
-Uf, creo que es pequeño - dijo Juanita.
-¿Sabes?
-Dime.
-Es el primer condón que me voy a poner.
-¿En serio?
-Sí.
No era el primer condón que Juanita ponía sobre una polla dura. Pero era el primero que ponía sobre una polla así. Empezó a tirar con los dedos, desenrollándolo. Le costaba mucho. La polla era demasiado gruesa para ese condón. Tiró con más fuerza, y sin querer, una de sus uñas lo rompió.
-Mierda - se quejó Juanita.
-Ops, parece que se ha roto. Dame otro y lo intento yo, que tengo las uñas más pequeñas.
-No tengo más.
-COÑO!
-Podría ir a la farmacia a por más.
Miró la hora. Las farmacias estaban cerradas y tendría que buscar la de guardia. No había tiempo. Miró a su abuelo. Miró la deseada polla.
-No importa. Fóllame a pelo.
-Pero...mi'jita. Soy viejo, pero mi pólvora todavía puede...estallar.
-Abuelito, no me voy a ir de aquí hasta que me claves la polla hasta el fondo de mi coño. Ya nos ocuparemos de lo demás después.
Decidida se levantó y se acostó en la cama. Abrió sus piernas y le mostró a su abuelo su precioso coño, mojado, brillante, anhelante. Se lo abrió con los dedos.
-No puedo más, abuelo. Fóllame...
¿Qué hombre en sus cabales se puede negar a semejante petición? Fernando no se negó. Sin importarle las posibles consecuencias, se puso entre las piernas de Juanita. Agarró su polla y la pasó de arriba a abajo a lo largo de su rajita. La chiquilla gimió de placer.
-Agggggg que caliente estoy...
-Juanita... te voy a follar.
-Siiiiiiiii siiiiiiiii siiiiiiiiiiiiii
Puso la gorda cabezota de su polla en la entrada de la vagina de Juanita. Se miraban a los ojos. Ella los tenía entornados. Respiraba por la boca. Estaba a la espera de sentir la invasión.
Él empezó a empujar. Entró la punta. Juanita apretó los dientes y cerró los ojos. Un empujón, y un poco más de polla se metió dentro de ella. Podía sentir como las paredes de su vagina se separaban para dar paso al enorme invasor, como se distendían rindiéndose.
Otro empujón. Juanita se arqueó sobre la cama. La vagina de la chica apretaba con fuerza la polla, transmitiéndole a Fernando un inmenso placer. El siguiente empellón consiguió meter media polla dentro del coño. Y consiguió hacer correr a Juanita, que apretaba con fuerza los dientes para no gritar.
Fernando no se paró. Siguió empujando, poco a poco, hasta que la punta de su polla topó con el fondo de la vagina de Juanita. Aún quedaban dos o tres cm. fuera. Se quedó quieto, mirando a su nieta.
Cuando su orgasmo cesó, Juanita abrió lentamente los ojos.
-Abuelo...como te siento. Jamás me había sentido tan llena. Parece que...mi coño vaya a reventar.
-¿Te duele, mi vida?
-Ummm no...Sólo siento... placer.
Fernando se agachó y la besó. Ella lo rodeó con sus brazos y con sus piernas, como temiendo que se escapara. Él no tenía la menor intención de escapar.
-Fóllame...fóllame...
Con exasperante lentitud, Fernando empezó a moverse. Sacaba un poco su polla y la volvía a clavar a fondo. Juanita se contorsionaba de placer bajo él.
-Aggg dios mío... que... placer...
Con los demás chicos, ella necesitaba que se la follaran con fuerza, metiendo y sacando sus pollas ron ritmo, mientras más rápido, mejor. Con su abuelo, no era así. El lento movimiento del hombre era suficiente para colmarla de placer. La enorme polla frotaba con fuerza las paredes de su vagina. Arrastraba su clítoris al entrar y al salir. El placer era tan intenso que Juanita volvió a correrse.
-Ummm agggg fóllameeee..así...
Y eso es lo que hizo su abuelo. Follársela sin parar, intensamente, pero con calma. Conocía la gran facilidad que su nieta para alcanzar el orgasmo, y se dedicó a mirarla correrse una y otra vez mientras la follaba. El placer que él mismo sentía también era maravilloso, pero se concentraba al máximo en no correrse. No quería que pasara ningún accidente del que luego se pudiesen arrepentir.
Los orgasmos de la chica eran cada vez más fuertes, más intensos, y Fernando sabía que tendría uno más intenso, más prolongado, el último antes de quedar agotada sobre la cama. La siguió penetrando, buscando ese último y definitivo orgasmo, con la esperanza de aguantar sin correrse.
Llegó. Juanita cerró los ojos. Su espalda de separó totalmente de la cama. Todos los músculos de su cuerpo se pusieron en tensión, impidiendo que respirara. Su vagina, empezó a tener fuertes espasmos. Durante largos segundos, Juanita estaba en otra dimensión, hasta que su cuerpo se quedó flojo, cayendo sobre la cama.
Volvió a respirar. Su cabeza estaba hacia un lado. No se movía salvo por el sube y baja de su pecho. Estaba... hermosa.
Fernando, con suavidad, retiró su polla. Cuando la sacó, Juanita gimió y se dio la vuelta, quedando encogida sobre la cama. Él se acostó a su lado. Juanita, sin abrir los ojos, se apoyó contra él, poniendo su cabeza sobre su pecho y rodeándolo con sus uno de sus brazos.
Pasaron un par de minutos, en silencio. Él le acariciaba el cabello.
-Abuelo. Jamás había sentido un placer así. Ha sido algo... tan intenso. Creí que me moría de gusto.
-Me ha encantado darte placer, mi vida. No es nada en comparación con lo que tú has hecho por mí.
Juanita fue consciente de algo.
-Abuelo... no te has corrido.
-Es que no pude. Tenía miedo.
Y era lo que más deseaba. Hacerle el amor de manera total a su amada nieta. De manera completa. Hasta el final. Hasta vaciarse dentro de ella.
Pero no pudo.
Juanita llevó la mano que rodeaba el pecho de su abuelo hacia su polla. Aunque había perdido un poco de su dureza, seguía siendo una poderosa herramienta. La empezó a acariciar y volvió a tomar su dura consistencia.
-Ahora déjame a mi darte placer, abuelito. Déjalo todo en mis manos. Y en mi boca.
Durante los siguientes 15 minutos, Juanita le hizo la mejor mamada de su vida, tanto para él como para ella. Se esmeró en darle el máximo placer, y cuando por fin Fernando se corrió, Juanita se bebió hasta la última gota de su abundante semen. Siguió chupando y lamiendo un rato más.
Volvieron a abrazarse, y se quedaron en la cama mucho rato, abrazados.
+++++++
Al día siguiente, Juanita entró en la facultad. Vio a lo lejos a Luz, sentada en la cafetería. Se acercó hacia ella, y cuando estaba cerca, fingió caminar con dificultad, con los muslos separados, como si estuviera escocida.
-Cabrona. No me digas que... - dijo Luz, al verla así.
-Ummmmm
-Ja'puta.
-Jajajaja.
-Cuenta. ¿AL fin te folló ese misterioso hombre?
-¿Que si me folló? Luz, jamás me había sentido, ni creo que me sentiré, tan llena de polla. Parecía que se me iba a salir por la boca.
-Uf.
-Sí, Uf. Casi me desmayo de placer.
-¿Cuándo me vas a presentar a esa maravilla?
-Nunca.
-Zorra. No te lo voy a robar.
-Jajaja. No insistas.
-Eres mala, Juana.
-¿Mala yo? jajajaja. Chao
Y la dejó allí, llena de preguntas, de curiosidad, preguntándose quién podía ser ese misterioso hombre. Tenía que saberlo. Tenía que saber quién era. Así que esperó a la hora de la salida a Juanita.
-Oye, Juanita. ¿Quedamos esta tarde?
-No puedo.
-¿Has quedado con él?
-Jajaja. Puede que sí. Puede que no.
-Que te den.
Luz vio como Juanita se alejaba. Y trazó su plan. Se apostaría en frente de su casa. Cuando Juanita saliese para verse con el hombre misterioso, la seguiría. Y si él venía a buscarla, lo vería. Así que después de comer, salió corriendo hacia la casa de Juanita. Sabía que sus padres salían sobre las cuatro, por lo que antes de esa hora no pasaría nada.
Se escondió y esperó. Esperó. Y siguió esperando. Juanita no bajaba. Y nadie sospechoso subió.
-"Esta jodía se está quedando conmigo" - pensó, mirando desde su escondrijo.
Cuando se cansó de esperar, se marchó. Ya cogería a esa mentirosa al día siguiente.
Justo en frente de ella, en la casa de Juanita, en la cama de su abuelo, su amiga estaba a cuatro patas sobre la cama. Fernando, detrás de ella, se la follaba, haciéndola gemir y correrse una y otra vez. Y esa vez, Fernando se corrió a gusto dentro del caliente coño de su nieta. Ella, previsora, había comprado una caja entera de condones extra grandes.
++++++
Con los brazos cruzados, Luz esperaba en la entrada de la facultad la llegada de Juanita. La vio llegar y la vio volver a hacer aquel gesto como de caminar con dificultad, riéndose. Esperó, seria, a que llegara.
-Hola Luz.
-Hola... mentirosa.
-¿Mentirosa?
-Sí, mentirosa. Sé que ese hombre no existe.
Juanita la miró, extrañada.
-¿Y eso? ¿Por qué te iba a engañar?
-No sé, dímelo tú. Pero lo que sí sé es que no existe. Estuve ayer por la tarde en frente de tu casa, esperando verte salir. Y nada.
Juanita se estremeció, pero no se le notó. Pensó con rapidez.
-Quizás no me viste salir.
-No saliste, cabrona.
-Ummm. Quizás salí por el garaje, para que nadie me viera salir de cosa. O...quizás...
-¿Qué?
-Quizás ese hombre misterioso sea un vecino de mi propio edificio.
Luz la miró, entornando los ojos, escrutándola.
-Que te den, niña. A mí ya no me la das. Si no quieres salir conmigo, me lo dices y en paz. Pero no te inventes hombres misteriosos de enorme polla. Adiós.
Se dio la vuelta y dejó a Juanita con la boca abierta. Juanita no pudo reprimir una carcajada, que hizo que Luz se diera la vuelta y le echara una gélida mirada.
Juanita rió con más ganas.
-"Pobre luz. Pero se lo tiene merecido".
Cuando, esa tarde, se lo contó todo a su abuelo, los dos se partieron de risa. Y más se rieron cuando Fernando le contó lo que se le había ocurrido.
++++++
Luz se tomaba un café, sola, en la cafetería de la facultad. Juanita apareció y se sentó a su lado.
-Hola Luz.
-Hola. ¿Otra tarde con tu maravilloso amigo imaginario?
-Sí.
-Ya está bien, ¿No? Vete a la mierda.
-Ven conmigo. Quiero enseñarte algo.
-¿Qué?
-Aquí no. Ven.
Juanita se levantó. Luz la siguió. Su curiosidad era más fuerte que su enfado. Las dos chicas fueron hasta un lugar solitario, en donde verían si alguien se acercaba.
-¿Y bien? ¿Qué me ibas a enseñar? - preguntó, con desdén, Luz.
Juanita, en plan misterioso, abrió su bolso y sacó su móvil. Apretó una serie de botones y se lo dio a Luz.
-Pulsa este botón.
En la pantalla del móvil había una foto de Juanita, de medio cuerpo, mirando a la cámara. Cuando Luz pulsó el botón, se percató de que era un video, no una foto
-Hola Luz - dijo la Juanita del video - Piensas que soy una mentirosa, y no lo soy. Te presento a mi hombre misterioso. Bueno, más bien, a mi polla misteriosa.
En ese momento, por la izquierda de la pantalla empezó a aparecer una enorme polla, que se acercó a la cara de Juanita. Solo se veía parte de la polla. Ninguna otra parte del hombre. Aún así, Luz se dio cuenta de que era una polla descomunal.
Cuando el día anterior Fernando le contó a su nieta lo que se le había ocurrido, Juanita no lo dudó un instante. Buscaron el ángulo preciso, hicieron un par de ensayos y grabaron el video. Juanita se arrodilló de perfil al teléfono, que había dejado sobre una mesa. La idea era que sólo se viese la polla, nada más, para que Luz no sospechase de nadie en concreto.
-¿Te parece esto una polla de mentira, inventada? - decía Juanita en el video, mirando a la cámara y por tanto a los ojos de Luz.
Luz, con los ojos como platos, miraba como Juanita empezaba a rozar aquel pollón con la cara, mirándola. Como la besaba. Cómo se agachaba, abría la boca y empezaba a chuparla. Levantó un momento la vista hacia la Juanita real, que sonreía.
-Mira la pantalla. Sólo me cabe la punta de la polla en la boca.
-Joder, Juanita. Vaya polla.
Volvió a mirar. La Juanita del video se esmeraba en chupar aquella maravilla. Parecía una película porno, y de las buenas.
-Bueno, Luz - dijo Juanita desde el móvil, sacándose la polla de la boca - Ya has visto bastante. Ahora me voy a tumbar en la cama para que me claven este pollón bien dentro del coño. Adiós.
El video terminó. Luz seguía mirando la pantalla, con la boca abierta. Juanita le quitó el móvil de las manos y lo guardó en el bolso.
-Nunca más me llames mentirosa.
-No... nunca más. Joder. Juanita.
Se dio la vuelta y se fue a clase, dejando a una congelada Luz mirar cómo se iba. Cuando reaccionó, Luz no fue a su clase. Fue directamente a uno de los baños. Se encerró, se bajó los vaqueros, las bragas y se hizo una intensa paja recordando la inmensa polla que su amiga mamaba en el video que acababa de ver. Si hubiese habido alguien más en el baño, la hubiesen oído gemir de placer cuando se corrió.
-"Necesito esa polla. Joder" - pensó Luz subiéndose los pantalones.
++++++
Sobre las cuatro de la tarde, justo antes de que los padres de Juanita se marcharan, sonó el timbre. La madre fue a abrir.
-Hola Luz.
-¿Está Juanita?
-Sí, pasa. Está en el salón, viendo la tele.
Los padres aprovecharon y se marcharon, cerrando la puerta. Luz se acercó al salón. Juanita estaba allí con su abuelo.
-Hola Juanita. Tu madre me dijo que pasara. Hola, don Fernando.
-Hola Luz - saludó el hombre, mirando a la chica. En verdad, un bombón de mujer.
Juanita aprovechó para encararse con Luz.
-¿Has venido a disculparte?
-¿Eh? ¿Disculparme? ¿Por?
-¿Cómo por? Por lo del otro día con mi abuelo.
-Ah, eso.
Luz ni se acordaba de aquello. Aún no entendía por qué Juanita se había enfadado tanto. Sólo fue una broma, algo sin malicia alguna. Pero ya que estaba allí, se giró hacia el abuelo de Juanita.
-Don Fernando, siento lo del otro día. No fue mi intención ofenderle. Le ruego que me perdone.
Juanita la miró, asombrada. Parecía que lo tenía ensayado. Fernando también la miró. Al principio, en el primer momento, se había sentido ofendido. Pero después, gracias a aquella pregunta, había surgido todo con Juanita.
-Está bien - contesto - olvidado.
Luz se giró de nuevo hacia Juanita, ignorando a Fernando. Él aprovechó para mirarla. Alta, morena, con aquellos vaqueros que resaltaban su figura. Deseaba que se diera la vuelta para poder mirarle el magnífico culo, sin duda, lo mejor de la chica.
-¿Podemos hablar? - dijo Luz dirigiéndose a su amiga.
-Dime
-No, aquí no. En... privado
-Vamos a mi cuarto.
Cuando las chicas se alejaron, Fernando pudo contemplar a placer aquel soberbio trasero, redondito, respingón, que se mecía al son de sus caderas. Notó que la polla se le empezaba a poner dura
-"Joder. Hace unos días estabas muerta y ahora te estás volviendo una descarada" - se dijo para sus adentros, sonriendo.
Se quedó en el salón esperando. Juanita y Luz volvieron a los 10 minutos.
-Bueno, no te prometo nada, Luz. Ya veremos.
-Vale. Dime algo pronto, ¿Eh?. Me voy. Hasta la vista, don Fernando.
-Adiós, Luz.
Juanita la acompañó a la puerta, cosa que aprovechó Fernando pare volver a recrearse en su culito. Incluso se acarició la polla por encima del pantalón.
Oyó cerrar la puerta y luego pasos a la carrera. Era Juanita, que venía corriendo. Se lanzó sobre él, sentándose a su lado y llevando la mano directamente a su polla.
-Vaya, abuelito. Ya la tienes dura. ¿Es por mí?
-Claro que es por ti, mi'jita.
Juanita le bajó la cremallera y le sacó la hermosa polla. Empezó una suave paja.
-¿Seguro? Me fijé en como mirabas a Luz. No le quitaste ojo de encima.
-Bueno, es una chica hermosa.
-¿Te gustaría follártela?
Su polla contestó por él, poniéndose más rígida en la mano de Juanita.
-¿Sabes a que vino? A suplicarme que le presente al hombre misterioso. Me dijo que esta mañana, después de ver el video, tuvo que hacerse un pajote en el baño. Que tiene el coño empapado desde entonces y que no se saca esa polla de la cabeza.
Juanita se agachó y empezó a chuparla, pasando la lengua alrededor de la punta.
-Ummm mi'jita.
-Dime abuelito. ¿Te gustaría follarte a Luz?
-Aggg ¿Te molestaría que lo hiciera?
-Claro que no, tonto. Me encantará ver cómo le clavas tu enorme polla en su coño
-Pues...sí, quiero follarme a tu amiga.
Fernando cerró los ojos y se imaginó a aquella preciosa chica desnuda, ofrecida. Se imaginó acariciando y besando su tentador culito. Y mientras gemía, imaginándolo, sentía la boca de Juanita subir y bajar por su polla.
La idea y la boca de su nieta fueron demasiado, y se empezó a correr en la boca de Juanita, cogiéndola por sorpresa. Pero ella se repuso rápido y se tragó con gusto el abundante semen que su abuelo de echó en la boca.
Como compensación, Juanita quiso una buena comida de coño. Fue más que satisfecha, corriéndose sin parar contra la experta boca de su abuelo.
Después de descansar, se pusieron a hablar.
-Parece que la idea de follarte a Luz te puso muy caliente. Te corriste rápido.
-Sí, lo siento.
-¿Qué te gusta de ella?
Fernando se lo contó y se pusieron a planear como lo harían. Se pusieron de acuerdo en un plan.
-Abuelo, se te está poniendo dura otra vez! Luz te pone, ¿eh?
-Uf, parece que sí.
-Yo también estoy cachonda otra vez. Fóllame, abuelito.
Le puso un condón, se puso a cuatro patas sobre el sofá, con las piernas hacia afuera. Fernando, de pié, se puso detrás de ella y le clavó la polla hasta hacer fondo. La sensación de ir metiendo su polla y notando como las paredes vaginales se abrían para dejarle paso era algo que no se cansaría nunca de sentir. La agarró por las caderas y empezó a follarse a su querida y caliente nieta.
Miraba como su polla distendía el coño, como cuando se la sacaba arrastraba la piel, y como cuando se la metía, la arrastraba hacia el lado contrario
Juanita gemía de placer sintiéndose así de llena. Llena de polla.
-Llámala y díselo.
-¿A Luz?
-Sí.
La chica alargó la mano, buscando su móvil en el bolsillo de su pantalón, tirado sobre el sofá. Lo cogió y marcó el nº de su amiga.
-¿Juanita?
-Ummm, Sí..hola Luz.
-¿Hablaste con él?
-Sí... estoy en su casa, y me está...aggggg me está follando Luz. Me está llenando el coño con su enorme polla.
-Joder... ¿Tienes su polla en tu coño?
-Uf, sí Luz. La mete... agggggg y...la saca... despacito.
Luz estaba en su casa, en su habitación. Oír a su amiga gemir mientras era follada la puso tan caliente que se empezó a masturbar mientras la oía. Ni siquiera se quitó el pantalón. Sólo lo desabrochó y se lo bajó un poco. Las bragas, se las dejó.
-Agggg..Luz...creo que....me voy a ...correr...Su polla no deja de...follarmeeeee.
Oyendo como Juanita se corría, Luz también se corrió, cerrando con fuerza sus muslos alrededor de la mano que frotaba su coño. Oyó los gemidos y suspiros de su amiga, y luego como decía.
-No pares...Fóllame más. No dejes de clavarme esa polla
Eran amigas, y se lo contaban casi todo. Juanita le había dicho que solía correrse muchas veces si se la follaban bien follada. Y ahora lo estaba comprobando. Con los ojos cerrados, sus dedos frotando su coño, oyó como Juanita se corría una y otra vez.
-¿Qué dijo? - preguntó Luz después de uno de los orgasmos de Juanita.
-Dice...que....te conoce de vista. Que le gustas mucho...aggggg.
-¿Eso dijo?
-Sí...dijo que quiere... follarte, Luz. Quiere clavarte la polla en el coño, Luz. Quiere que le hagas una buena mamada, Luz.
-Ummm Juanita...me estoy haciendo una paja oyéndote.
-Lo sé, Luz. Oigo como gimes. Pero..hay una condición.
-¿Condición? ¿Qué condición?
-Me dijo que le encanta tu culito. Que es lo que más le gusta de ti, Luz. Y que sólo te follará si le dejas...aggggg...clavarte....agggggg ....la polla....ummmmm en el culoooo.
Ese fue el último orgasmo de Juanita, el que la dejaba sin fuerzas. Luz la oyó gemir y después, durante un rato, sólo su respiración por el auricular. Al fin, volvió a hablar.
-¿Qué, Luz? ¿Quieres que te folle bien follada como me ha follado a mí?
Luz no era virgen en ningún sentido. Había tenido sexo anal varias veces, algunas bastante placenteras. Pero siembre había sido con pollas normales, no aquella enorme cosa que tenía el hombre misterioso.
-Sí, coño, claro que quiero.
-¿Estás dispuesta a dejarte follar el culito?
-Joder...sí. Necesito esa polla.
-Bueno, ya hablaremos. Ahora voy a hacerle una merecida mamada, que él aún no se ha corrido.
Colgó.
Luz, en su cama, volvió a masturbarse hasta correrse otra vez. Al fin iba a sentir aquella polla dentro. Aunque eso significase que le rompieran el culo.
Aunque Juanita lo intentó, no consiguió que su abuelo se volviera a correr.
-Déjalo, mi'jita. No se puede luchar contra la naturaleza.
++++++++
A la mañana siguiente, Luz esperaba a Juanita. Estaba nerviosa.
-Hola Juanita.
-Hola Luz.
-Qué fuerte lo de ayer, ¿Eh?
-Jajaja. Sip. Mi abuelo esta tarde no va a estar en casa, así que he hablado con quien ya sabes y nos veremos en mi casa, sobre las 4:15. ¿Quieres... venir?
Los lindos ojos de Luz se iluminaron.
-Uf, claro que sí.
-¿Recuerdas la condición, no?
-La recuerdo - respondió la chica poniendo una de sus manos en su culo, como tapando la entrada.
-Jajaja. No te preocupes, mujer. Que es un caballero y no te hará daño.
-Pero es que la tiene tan gorda.
Juanita se acercó y le susurró al oído.
-No veas cómo se le puso cuando le dije que aceptabas. Dice que arde en deseos de... llenarte el culito de polla, que nunca le ha dado por el culo a una preciosidad como tú.
Luz se estremeció toda. Deseo y miedo a la vez. Ganaba el deseo.
-Entonces quedamos esta tarde. Vente sobre las 4:20, ¿Ok?
-Vale. Joder, estoy deseando tener esa polla en mis manos.
-No la vas a tener sólo en las manos. Jajajaja
-Cabrona.
-Hasta luego, guapa.
+++++++++
A las 4, los padres de Juanita se fueron, y ella y su abuelo empezaron a prepararlo todo. Condones, crema lubricante... Se fueron al salón, Juanita le sacó la ya dura polla y empezó a hacerle una paja, lenta, para mantenerlo excitado.
Sentada a su lado, con la cabeza apoyada en su hombro, subía y bajaba su mano a lo largo del grueso tallo. Fernando estaba tan cachondo por lo que iba a pasar que de la punta de su polla salía líquido pre seminal, que Juanita repartía luego con el pulgar.
-Uf, abuelo, nunca la habías tenido tan dura.
-Estoy muy excitado, mi'jita.
-Se nota, se nota.
Iba a tener a dos preciosa jovencitas para él solito. Jamás pensó que le pasaría algo así, y menos a su edad. Nada menos que dos preciosidades a las que dar placer y de las que recibirlo. Y además, poder follarse el precioso culito de Luz. Iba a ser el primer culito que se follaba.
A las 4:20 en punto sonó el timbre.
-Bueno, abuelo, vete a tu cuarto.
-Voy mi'jita
Juanita fue a abrirle a Luz.
-Qué puntual. Pasa.
-Estoy que me derrito
-Ven conmigo.
Luz la siguió hasta el salón.
-¿Ya llegó?
-Sí, nos espera en mi cuarto.
-Joder. Si hasta me tiemblan las piernas.
-Jajaja, Luz. Ni que fuera la primera vez que te van a follar.
-Me siento casi como la primera vez.
Juanita cogió algo del sofá. Parecía un paño negro.
-Te voy a vendar los ojos, Luz.
-¿Y eso?
-Son sus deseos.
-Pero yo quiero verlo.
-Lo verás, te lo aseguro.
-Está bien.
Juanita se puso detrás de Luz y le vendó los ojos, asegurándose de que no veía nada. La cogió de una mano y la guió hasta donde las esperaba Fernando.
Entraron en la habitación y cerraron la puerta.
-Bien, ya estamos aquí - dijo Juanita.
Luz tenía los sentidos restantes alerta. Oyó claramente la respiración de él. Sus pezones se endurecieron, haciéndose visibles tras la camisa. Su coño empezó a palpitar.
-Arrodíllate, Luz - ordenó Juanita - Pon las manos a tu espalda.
Obedeció. Se arrodilló y oyó pasos. Él se acercaba. El corazón latía, desbocado, en su pecho.
Casi pudo sentir el calor del cuerpo del hombre misterioso. Y lo primero que notó fue el olor de su polla. Instantes después, algo rozó sus labios. Era la polla. Casi se corre.
El hombre empezó a pasarla aquella polla por la cara, acariciándola. Sentía su suavidad, su calor, su peso, su olor.
-Chúpale la polla, Luz
Abrió la boca y empezó a mamar. Pudo sentir con la boca el calibre de aquel pollón. Como Juanita, sólo pudo meterse un poco más de la punta. Quería tocarla con las manos, apretarla. Llevó las manos hacia ella, pero Juanita se lo impidió.
-Por ahora, nada de manos.
El hombre se movía lentamente hacia adelante y hacia atrás, follándole la boca. Lo oyó gemir. A su lado, Juanita miraba la erótica imagen que tenía delante. Luz, su amiga, con los ojos vendados, vestida, arrodillada y con la enorme polla de su abuelo en la boca.
Juanita miró a su abuelo, que gozaba de la mamada de Luz. Se sonrieron y ella movió la cabeza, asintiendo. Había llegado la hora.
-Como ves, Luz, la respuesta es sí. Aún se me levanta la polla.
Luz se quedó petrificada. Reconoció la voz. Pero no podía ser. Era la voz del abuelo de Juanita.
-Quítate la venda, Luz - dijo Juanita.
Cuando sus ojos pudieron ver, delante de ella, con una enorme polla saliendo de su pantalón, estaba, sonriente, Fernando. Giró la cabeza y miró a Juanita, que también, sonriente, la miraba.
-¿Te gusta la polla de mi abuelo, Luz?
Juanita se acercó y se arrodilló al lado de la otra chica, que aún seguía sin articular palabra. Juanita la cogió una mano y la llevó hasta la polla. Luz la agarró.
-Uf, que dura está. Y que...grande.
-Chúpala Luz. Mámale la polla a mi abuelo.
Sin soltarla, Luz acercó su boca y volvió a chuparla. Juanita miraba ahora la escena en primer plano. Acercó su boca y empezó a lamer la parte del tronco libre. Luz la soltó y Juanita pudo chupar a gusto, bajando y subiendo a lo largo de la polla.
Fernando no se creía la suerte que tenía. Dos preciosas mujeres, arrodilladas delante de él y chupándole la polla. El placer físico se mezclaba con el psicológico, llevándole poco a poco al éxtasis. Luz le miraba, con una expresión en los ojos de admiración, con la boca abierta al máximo, tragándose la punta de su polla. Juanita, pasaba la lengua arriba y abajo, llegando casi hasta la boca de Luz.
Una de las veces, llegó.
-Déjamela un poquito - dijo
Luz se la sacó de la boca y Juanita se la metió. Luz lamió como Juanita hiciera antes. Fernando, maravillado, sólo gemía.
Las chicas se fueron intercambiando la polla. Una mamaba mientras la otra lamía. Fernando agarró con suavidad sus cabezas.
-Ahora, las dos a la vez.
Aquello no lo iba a aguantar mucho. Las dos bocas en la punta de su polla, las dos lenguas. Juanita y Luz llegaban incluso a lamerse la una a la otra. Eso excitó aún más a Fernando.
-Ummmm que lindas sois. Mi'jita... ¿Le das un besito a Luz?
Ella se miraron. Tenías los labios brillantes por sus salivas. Acercaron sus bocas y empezaron a besarse, tiernamente, eróticamente. La polla rozaba sus mejillas. Fernando notó que estaba a punto de correrse. Le hubiese encantado hacerlo sobre aquellas dos preciosas caritas, verlas relamerse luego su semen la una a la otra, pero temía que si se corría, su polla perdiese su dureza. Así que se separó y se sentó en la cama. Las chicas seguían besándose.
-Quítense la ropa - pidió.
Verlas desnudarse la una a la otra fue algo que no olvidaría el resto de su vida. Su polla no dejaba de palpitar. Cuando las dos estuvieron desnudas, Juanita lo miró.
-¿A quién de vas a follar primero, abuelo?
-¿Las invitadas primero, no? - dijo Luz.
Entre las dos terminaron de desnudar al Fernando. Luz no apartaba la vista de la enorme polla que se la iba a follar. Y que la iba a encular.
-Está bien, abuelo. Fóllatela primero a ella.
Luz casi salta de alegría. Se subió en la cama, se tumbó boca arriba y abrió las piernas.
-Venga Fernando. Clávame esa maravilla de una vez.
-¿Haces los honores, Juanita? - dijo Fernando a su nieta.
Juanita cogió un condón y diestramente encapuchó la soberbia polla, la cogió y la dirigió a la entrada del coño de su amiga. Le pasó la gruesa cabezota arriba y abajo, haciéndola gemir.
-Fóllatela abuelo. Llénale el coño de polla.
Lentamente. Fernando fue dejándose caer sobre Luz, haciendo que su polla se abriese paso en su mojada y caliente vagina. La chica, como hizo Juanita la primera vez, cerró los ojos al sentir como aquella enormidad empezaba a llenarla. Y como pasara con Juanita, la polla topó con el fondo del coño antes de entrar del todo.
-Aggggggggggg que..polla....parece que ..se me vaya a..salir...por la ..boca.
Comenzó la follada. Como siempre, lenta, pausada, pero intensa. Luz sentía como la polla frotaba con fuerza las paredes de su vagina, a pesar de que jamás había estado tan lubricada.
Juanita miraba, acariciándose el coño. Veía la polla entrar y salir del coño de Luz. Veía su cara llena de placer. Y veía cómo su abuelo miraba a su amiga. Se agachó y la beso. Luz le devolvió el beso, juntando sus bocas, entrelazando sus lenguas.
A pesar de que Luz era tan echada para adelante, tan escandalosa a veces, en el sexo era muy tranquila a la hora de correrse. Nunca gritaba. Casi ni gemía. Sólo se ponía tensa, con los ojos en blanco mientras su cuerpo se contorsionaba de placer.
Así la vio Juanita, con los dientes apretados, las manos aferradas a las sábanas, corriéndose en un prolongado orgasmo. Fernando también se dio cuenta de que Luz se estaba corriendo por como los músculos de su vagina se contraían con fuerza alrededor de su polla. Se concentró en no vaciarse dentro de ella. A duras penas, lo consiguió.
Cuando Luz se relajó, Fernando poco a poco le sacó la polla del coño. La chica no reaccionaba. Estaba como ida.
-Ahora me toca a mí, abuelo. Fóllame a mí también.
-Ay, mi'jita. Ya no soy un chaval. Necesito descansar.
-De eso nada.
Juanita hizo que su abuelo se tumbara en la cama, boca arriba, al lado de Luz. Lo montó, agarró la polla y se sentó sobre ella, clavándola hasta el fondo de su coño. Nunca se cansaría de la sensación de la primera embestida, cuando la polla de su abuelo separa las paredes vaginales llenándola de dura carne.
Con los ojos cerrados, Juanita empezó a moverse, a rotar sus caderas buscando aún mas roce. Su clítoris se frotaba contra la base de la polla. Gemía de placer. Gemidos que aumentaron cuando su abuelo empezó a acariciarle las tetas con las dos manos.
-Aggg abuelito, nunca me cansaré de tu polla. Ummmm como te siento.
Luz se fue reponiendo. Miró la morbosa escena de la nieta montando a su abuelo, siendo follada por la polla que casi la mata de placer. Se incorporó un poco para no perderse detalle. Juanita estaba hermosa. Su cabello alborotado, los ojos cerrados, los labios resecos. Ella no se corría tan seguida como Juanita, pero se excitaba rápido.
Se tocó el coño, notándolo distendido por la tremenda verga que le habían metido. Se acarició mirando como Juanita se movía sensualmente, con la cabeza levantada hacia el techo. Miró a Fernando, me acariciaba las tetas de su nieta, y la miraba con cara de placer.
Luz se levantó y se puso sobre el hombre, con las rodillas a cada lado de su cara, mirando hacia Juanita. Acercó su coño a la boca de Fernando y se estremeció de placer al sentir la lengua lamerla.
-Ummmmm eso es, Fernando, cómeme el coño.
Juanita miró hacia ella. Las dos mujeres se miraron a los ojos. Las dos con el placer que estaban sintiendo reflejado en la cara. Se acercaron la una a la otra, hasta que sus bocas casi se rozaban.
-¿Te gusta mi abuelito, Luz? Si no es por ti, no habríamos descubierto su polla.
-Me encanta su polla, Juanita.
No pudieron seguir hablando. Sus bocas se juntaron y empezaron a besarse. Primero con suavidad, pero enseguida con pasión, abriendo las bocas, invadiéndolas con sus lenguas,
El primer orgasmo de Juanita la hizo estremecer, gemir en la boca de Luz. Y el siguiente fue igualmente amortiguado en la boca de su amiga. Todos menos el último, ese definitivo. Luz no pudo amortiguarlo porque ella también se estaba corriendo mientras Fernando tenía su clítoris atrapado entre sus labios, aunque tuvo que abrir la boca para poder beber los abundantes jugos que Luz destiló sobre él.
Las dos chicas, abrazadas, cayeron hacia un lado de la cama. Respirando hondo, agitadamente. Felices. Igual de feliz que Fernando, que se incorporó para poder admirarlas.
Sus bellos cuerpos. Y se fijó en el precioso culito de Luz. Si era bello ceñido en los pantalones, así, desnudo, era una obra de arte. Su polla, aún enfundada en el condón, palpitaba sobre su barriga.
A los pocos minutos, las chicas empezaron a reaccionar.
-Ummm Luz...mi abuelito no se ha corrido. Mira su pollita como está. ¿Me ayudas a vaciarle la pollita?
-¿Pollita? Juanita, pero si es el pollón más hermoso del mundo.
Juanita le quitó el condón. Las dos chicas se acurrucaron entre las piernas de Fernando y se la empezaron a chupar. Una la cabezota y otra uno de los huevos. Una subía hacia la punta mientras la otra bajaba hasta la base. Y Fernando, mirándolas. Aquello era placer con mayúsculas.
Empezó a gemir, cada vez más próximo al orgasmo. Deseaba ver como las dos chicas compartían su corrida, como besaban su polla mientras ésta se vaciaba en sus labios.
De repente, Luz se paró.
-¿Qué hay del trato? -dijo.
-¿Qué trato? - preguntó Juanita.
-Mi culito. Me dijiste que tu abuelo deseaba mi culito.
Fernando la miró. Claro que lo deseaba, pero no quería hacerle daño a la bella joven.
-No hace falta, Luz - dijo - Me estáis matando de placer con vuestras boquitas.
-Un trato es un trato, Fernando.
-¿Estás segura?
-Uf... asustada... pero...joder... también quiero saber lo que se siente al estar ensarta así.
La polla de Fernando se puso más rígida. El corazón se le aceleró un poco más.
-¿Quieres follarme el culito, Fernando? ¿Quieres rompérmelo con tu polla?
-Uf, claro que quiero.
-Pues venga, antes de que me arrepienta.
Se dio la vuelta, poniendo el culo en pompa. Fernando no se pudo resistir a acariciarlo. Suave, cálido, redondito. Acercó su boca y besó las nalgas.
Luz gimió. De placer y de miedo.
-Mi'jita. Tráeme la crema.
-Sí abuelo.
Juanita también quería verlo. Aquello iba a ser algo grandioso.
Con delicadeza, Fernando empezó a ponerle crema en el ano a Luz. Empezó a meter un dedo, luego dos, y finalmente, tres, dilatando, distendiendo.
Después, se untó bien la polla con más crema. Cuando todo estuvo listo, se arrodilló detrás de Luz.
-¿Lista?
-Uf, no. Pero empieza.
Sentada al lado de Luz, Juanita vio como su abuelo acercaba su polla al culo de Luz. Como ponía la cabezota contra el pequeño orificio.
-"No va a entrar" - pensó.
Fernando apretó. Y para asombro de todos, la punta de la polla entró.
-Agggggggggggg - se quejó Luz.
-¿Te duele?
-Un poco...pero... no la saques. Espera un poco.
Durante unos segundos, no hubo movimientos. Luz se acostumbraba al grosor, relajando el esfínter.
-Ahora...métela...despacito.
Agarrado a las caderas de la chica, Fernando empezó a empujar. La polla entraba poco a poco, ayudada por la crema. Luz apretaba los dientes, intentando no quejarse de dolor. Un dolor soportable.
La polla siguió entrando, entrando, hasta que los muslos de Fernando chocaron contra las nalgas de Luz. Era la primera vez que Fernando metía toda su polla dentro de una mujer. La primera vez que la metía en el culito de una mujer.
-Joder, Luz. Te ha clavado todo su pollón en el culo. - dijo, admirada, Juanita.
-Lo...sé... Agggg..no te muevas aún. Deja que me acostumbre.
Se concentró en relajar los músculos. El dolor empezó a ceder, y el placer a aumentar.
-Ummmm uf...como te siento, Fernando. No te muevas...déjame a mí.
El hombre se quedó quieto. Luz, muy despacito, empezó a moverse hacia adelante, haciendo que la polla saliese de su encierro. La sacó más o menos hasta la mitad. Y empujó en el sentido contrario, volviendo a clavársela toda.
-Agggggggg cómo me llenas. ¿Te gusta Fernando? ¿Te gusta darme por el culo?
-Sí,...uf..Luz...que apretadita estas.
Ella empezó a moverse más deprisa. La polla entraba y salía, transmitiendo un intenso placer a los dos. Incluso Juanita, que se masturbaba mirando, gemía de placer.
-Así...fóllame...encúlame....mátame con tu polla...agggggggggggg
Ahora fue Fernando, asiéndola firmemente por las caderas, el que se movió, follándola, enculándola a placer. Luz llevó una mano hasta su coño y se pajeó sintiendo como la polla entraba y salía de ella cada vez más deprisa.
-Aggg Luz...no puedo..más... me voy a correr....
-Síiiiiiiiiii siiiiiiiiiiiiii dame tu leche...lléname el culito de lecheeeeeeeeeeee.
En el interior de su cuerpo, Luz lo sintió. Primero, en su ano, que notó como la polla tenía como un espasmo. Instantes después, el calor repentino del semen. Luz, en silencio, empezó a correrse.
Los dos cuerpos parecían uno solo, gozando al unísono, pero fueron acompañados por los gemidos de Juanita, que también se estaba corriendo.
Luz cayó hacia adelante. Fernando, agotado, cayó a su lado. Y al otro lado, Juanita.
El hombre quedó entre las dos mujeres. Ninguno decía nada. Ninguno se movía. Cuando las chicas pudieron moverse, se acurrucaron contra aquel hombre que tanto placer las había dado. Colocaron sus cabezas sobre el pecho de Fernando, una a cada lado. Él las rodeó con sus brazos.
Luz acercó su cara y besó la mejilla de Fernando. Él la miró y la besó en la boca. Giró la cabeza y besó a Juanita.
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Cuando al día siguiente las dos chicas se encontraron en la facultad, las dos se pusieron a caminar con las piernas separas, como escocidas. Rompieron en una sonora carcajada.
Luz miró a un lado. Luego al otro. Sacó algo de su bolsillo. Algo envuelto en platina.
-Mira lo que le quité a mi padre - dijo
Juanita abrió el paquetito. Dentro, varias pastillas azules.
-¿Qué es?
-Viagra.
FIN