Aún no me lo creo (06)

Tras visitar a Anna otra vez, vuelvo a casa para empezar la fiesta denusta...

No me sentía muy cómodo paseando por el pasillo con sus carcajadas de fondo pero lo que dijo me hizo sentir bien. ¿Con cuantas mujeres me cruzaría al día siguiente? Con Anna y María seguro e intentaría por todos los medios pillar a Nuria en la fiestecita, aunque para eso tenía tres días. Eso me recordó a Sonia, que le prometí no tener ningún asunto con su hermana, y pensé en intentar evitarla, aunque prevaleció el sentimiento de "ojos que no ven, corazón que no siente". Además, era la tía que estaba más buena de la uni y no iba a permitir que se me escapase por una promesita a alguien con quien, al menos de momento, no me unía ningún tipo de compromiso. Fue un sacrificio enorme. La juventud no estamos preparados para levantarnos a las nueve de la mañana en periodo de vacaciones y mucho menos para encontrarnos la casa llena de gente ajetreada. Por un lado mis padres con las maletas, por otro Laura ayudándolos a coger todo para que se fuesen de una vez y convertirse en dueña y señora de su pequeño imperio. Y aunque el agobio de esos momentos en casa fue grande no consiguieron vencer o borrar la sonrisa que lucía, ansioso por llegar a casa de Anna. Once minutos de mi casa a casa de Anna. Para mí y mi patético ciclomotor eso representaba un auténtico récord digno de ser recordado. Como no lo fue el recibimiento que tuve en casa de Anna. María abrió la puerta con la ropa de trabajar y podía ver a Anna por el comedor dando vueltas vestida con un traje chaqueta de color claro buscando algo. -"Buenos días tenga usted. Pase por favor". -"¿No quedamos en que me tutearías?". -"No se me permite tutear a los amigos de mis señores". -"Anna, ¿Qué pasa?" -"¿Qué quieres decir?" -"Pues eso, ¿Qué pasa?" -"Que va a pasar…" -"¿No habíamos quedado esta mañana?" -"¿Para que? Da igual. Tengo que irme a trabajar. Tómate un café si quieres. -"Oye, ¿y de lo nuestro?" -"¿De lo nuestro? Oye tu estás mal". -"Pero ayer y antes de ayer…" -"Me vas a volver loca…" -"Pero…" -"¿El señor se va a tomar el café solo o con leche?" -"Me voy. No entiendo nada". Dije eso y me dirigí a la puerta sin entender nada de lo que ahí pasaba. -"Lo digo por si te vas a follar a las dos a la vez o Anna que se espere". Joder. Había sido toda una broma, poco graciosa, pero una broma al fin y al cabo y no se me pasó la mala leche hasta que María se acercó a mi, me agarró el paquete y le gritó a Anna: -"Esto está muy mal. Parece inconsciente". -"Tendremos que reanimarlo". -"Vamos a ello". María se agachó, me bajó la cremallera y sólo sacarme la polla fuera empezó a mamármela. -"Necesitaré tu ayuda. Esto esta muy mal". Y ahí estaba yo, con cara de tonto mientras las dos me la estaban chupando, cambiándosela de boca y dándose besos la una a la otra. Era quizás mejor mirar que disfrutar de la mamada. -"Anna, esto ya está resucitado. Debemos aplicarle un buen tratamiento". -"Me parece bien. Vamos a la habitación". Me ponía muy cachondo que hablasen de mí como si yo no estuviera. Me llevaron a la habitación cogidas cada una de un brazo. Entre las dos me desnudaron en un momento. Lo hacían tan bien que ni siquiera las ayudé. Eran como mis esclavas. Lo que realmente me extrañó fue ver como Anna se sentó a mirar mientras María se desnudaba. Ya desnuda me pegó un empujón para que me tumbara. Me quedé mirándola y fui a quejarme por la ausencia de Anna en la cama pero no me dejó. María se sentó encima de mi cara, restregándome su coño por la boca. Empecé a lamerlo, pero enseguida lo apartó y fue moviéndolo por mi cuerpo, como si quisiese que me impregnase de su olor. Se dio media vuelta, apoyando su espalda contra mí y yo empecé a acariciarla. Tenía un tacto muy parecido al de Sonia. Todo duro, más pequeño que Anna, pero más duro. Tenía los pechos más pequeños y tumbada de espalda apenas se notaban, pero los pezones se clavaban en mis manos desafiantes. Iba a masturbarla cuando ella se incorporó y se quedó sentada sobre mi vientre. Me di cuenta que se iba a meter a mi hermanito bien adentro, pero no pensaba en el agujero adecuado. Apoyó una mano en la cama para levantar algo el culo, con la otra me cogió la verga y sin más se la clavó en su negro culo. Ella estaba haciendo todo el trabajo, se movía lentamente sin levantarse, simplemente moviendo las caderas. Yo miré a Anna que parecía estar disfrutando del espectáculo. Supongo que entendió mi mirada como una invitación así que empezó a desnudarse lentamente mientras yo disfrutaba del trasero de María. No creo que fuese por timidez, pero me dio la espalda para desnudarse. Al principio me sorprendió que no se quitase las bragas que además parecían muy raras, pero al darse la vuelta lo entendí. Eran de esas que tienen una polla de plástico enganchadas con lo que cualquier mujer casi se transforma en un hombre en un momento. Se puso encima de María y empezó a besarla. Entonces entendí a lo que se refería con eso de fallárnosla los dos a la vez. No tardó mucho en meterle ese trozo de plástico dentro sin dejar de besarla. Aunque disfrutaba tanto del polvote como de la fantástica visión, me molestó sentirme como un simple invitado en aquello. Empecé a pensar que todas las mujeres tienen algo de lesbianas que si bien es cierto que de vez en cuando les apetece una buena polla, se conforman o incluso prefieren a otra mujer como amante. Me sentía tan solo que pedí cambio. No me entendáis mal, no quería que Anna me diese a mí, simplemente me pedí el chochete de María para mí. No se negaron. María se giró y mirándome a la cara se metió mi polla en su chochete. Anna siguió arriba, aunque esta vez dándole por el culo. Estando en esa postura no podía dejar de besar a María, y mirando a Anna me di cuenta que ella era quien se sentía algo desplazada ahora, así que grité: -"¿Quién la quiere?" Entendieron perfectamente a que me refería. María parecía morirse de ganas de llevársela toda y casi echa a Anna de la cama. A María no le daba nada de asco así que se quedó con toda la que saqué pero lo que no entendí entonces y sigo sin entender aún fue que con la boca llena de mi leche le diese un beso a Anna y ésta lo aceptase sin rechistar. No quería mi leche cuando salía de mi polla, pero si la quería si se la daba María. No sé si se trataba de una cuestión de orgullo o simplemente no pudo evitar a Anna, pero me sentí rechazado. María salió de la habitación murmurando algo. No le presté mucha atención porqué Anna corrió a tumbarse junto a mí, apoyando parte de su cuerpo contra el mío. -"¿Te ha gustado la sorpresa?" -"Mucho. Muchísimo". -"Me alegro. Lo hemos pensado esta mañana". -"Ahora me voy a tener que ir"- yo estaba pensando en Nuria y sus amigas pero vi que Anna se entristecía mucho –"¿Qué pasa?" -"Nada, si tienes que irte, vete". -"Venga mujer, pasa algo". -"No. Sólo es que pensaba pasar la mañana contigo". -"Lo siento. No te enfades". -"No me enfado, pero me apetecía estar la mañana entera contigo". -"Lo siento. De veras que me sabe muy mal". -"No pasa nada. Es igual." -"¿Seguro?" -"Si, seguro". -"¿Y porque estás casi llorando?" -"Por nada". -"Vamos mujer. No te pongas así porque solo hayamos echado un polvote". -"Bueno, algunos han echado uno". -"Es eso. Seré desconsiderado. Tu apenas has disfrutado de esto". -"Bueno…, me lo he pasado muy bien". -"Ya…, pero no tanto como nosotros dos". -"No. Como pensaba que estarías toda la mañana no me ha importado quedarme sin… ya sabes… sin polla" -"Pobrecita. No puedo dejarte así, tan triste y tan decepcionada". -"¿Y cómo lo vas a solucionar?" -"Se me ocurren un par de formas". -"¿Y a que estás esperando?" -"No soy yo quien espera". -"Entonces, ¿Quién?" -"Él"-dije mientras señalaba a mi rendida verga. -"Umnnn. Eso tiene fácil arreglo. Pero primero un desayuno para que cojas fuerza". -"A eso me apunto". -"Pues vamos" Por suerte todas las cortinas de la casa estaban corridas, porque fuimos a la cocina como Dios nos trajo al mundo. Ahí me esperaban un montón de cosas pero solo me comí un par de donut’s y café con leche mientras Anna leía unos papeles: -"¿Qué lees?" -"Unas cosas del trabajo. Algo que tengo que tener listo para mañana. Se lo tengo que enviar a mi marido por fax." -"¿Sabes que estás muy sexy desnuda y con las gafas de leer?". -"Gracias. Espera que te de un besito. No me suelen piropear mucho". Se sentó encima de mí y empezó a besarme muy apasionadamente. Me separé un momento: -"¿Besito? Y continuó. Me hacía unas agradables caricias en la espalda mientras notaba como sus pechos, clavados contra mí, se iban endureciendo con mis caricias. -"Esto ya está"- se refría sin duda a mi hermanito que se clavaba en su pierna. Se levantó un momento y se volvió a sentar con mis piernas entre las suyas y empezó a cabalgar, siempre muy lentamente. -"Vamos a la habitación estaremos más cómodos". -"Yo no te pienso dejar salir de mi interior". -"Bueno, eso también tiene fácil solución". La apreté fuertemente contra mí para que no se cayera y me puse de pie. Entendió lo que iba a hacer y me abrazó con sus piernas con todas sus fuerzas, casi haciéndome daño. No pesaba mucho, pero lo suficiente como para que me costase andar, así que a medio camino me paré y la apoyé contra la pared. -"Uy, está fría". -"Bueno, espera un momento, ya entrarás en calor". Empecé moverme suavemente, entrando y saliendo con delicadeza. Pude notar en sus ojos que le estaba encantando hacerlo de aquella manera pero mis piernas empezaron pronto a flaquear y pensé que lo mejor era terminar el camino hasta la cama. Me senté en la cama con mucho cuidado, intentado no salirme para tenerla contenta y me tumbé. Al principio continuó muy suavemente pero di un golpecito de cintura hacia un lado para cambiar de posición y ponerme yo encima y empecé a moverme con mucha fuerza y velocidad. Necesitaba hacerlo un poco a lo animal y creo que a ella también le gustó. Estaba yo a punto de acabar y me dijo: -"No te corras dentro. Échamelo por encima. Quiero sentirlo esparcido por mi vientre" Como yo estaba en una postura parecida a la de hacer flexiones al sacarla de dentro suyo no podía continuar con la mano y subí un poco para que ella llegara con más facilidad. Por suerte entendió lo que yo pretendía y continuó por mí, me hubiera podido volver loco si no lo hubiese hecho. Todo cayó por encima de ella y casi lo hago yo detrás pero reuní suficientes fuerzas para girarme y caer a su lado. La miré y estaba realmente guarreada por mi leche. No voy a negar que me gustó esa imagen, es más me encantó. Alguien diría que era asqueroso pero os aseguro que verla con ese aspecto y saber que toda esa leche era mía me proporcionaba una enorme satisfacción. No hace falta que os diga que para esas alturas de la historia yo ya tenía el ego por las nubes. Me veía capaz de conquistar el mundo si fuese una mujer. Es cierto que empezaba a estar obsesionado con el tema y me pasaba el día con mujeres en la cabeza, pero me sentía capaz de cualquier cosa que se me pasaba por la cabeza y empecé a pensar que no existía hembra que se resistiese a mis encantos. -"Bueno, juraría que has cumplido, así que ya puedes irte si quieres". -"Eso voy a hacer.¿Me puedo dar una duchita antes?" -"Claro que sí". -"Entonces me ducho y me voy". -"Venga cielo, pero dame un beso". Besar ya significaba bien poco para mí así que la besé apasionadamente. Se lo merecía e incluso me apetecía. La ducha fue rápida, de las más rápidas que recuerdo, y aún así llegué a mi casa casi a las doce. En principio no había prisa, tenía tres días para hacer lo que me viniese en gana con aquella trupe de mujeres. Y si no había mucha suertecita seguro que conseguiría que Nuria me entretuviese un poco y si ni eso funcionaba tenía un plan simple, pedirle a mi hermana ayuda para pillar a Nuria a cambio de dejarla mirar. Seguro que ella lo conseguiría antes que yo. Llegué y empecé a buscarlas desesperadamente. No sé porqué lo hice, estaba clarísimo que estarían en la piscina. No cabía otra posibilidad y todo y eso recorrí la casa entera hasta que oí risas y me sorprendí de lo tonto que era, pero en fin, no se lo contaremos a nadie. -"Buenos días chicas, ¿Qué tal está el agua?" -"Muy buena. ¿Quién eres?" -"Es mi hermano Arnau". -"Hola Arnau, soy Eva" -"Yo soy Cristina, mucho gusto". -"Yo soy Bárbara". -"Y yo soy Nuria, por si se te había olvidado", haciendo el típico chiste. -"No se me olvidaba. Tranquila, no te preocupes por eso". -"Por si acaso, je je je". -"Bueno, Arnau, nos acabamos de conocer, pero siento decirte que no te puedes quedar aquí". -"¿Cómo que no?" -"Estamos celebrando una especie de camping nudista y estamos todas desnuditas bajo el agua". -"Eva tiene razón. No es justo". -"¿Y me vais a echar de mi propia casa?" -"No hermanito. No te estamos echando. Sólo te decimos que si quieres estar aquí tienes que hacer lo que nosotras hagamos y lógicamente desnudarte como nosotras y no vestirte durante tres días". -"Bueno". -"Antes debes saber que hay algunas reglas en este "camping". -"Cristina ¿no?-esperé a que asintiese-"¿Qué reglas son?" -"La primera es que tu hermana manda". -"¿Cómo?" -"Yo tampoco la entiendo. La puso ella y la aceptamos". -"Mujeres…" -"La segunda es que no hay puertas durante tres días". -"¿A que te refieres?" -"No te puedes encerrar en ningún lugar durante tres días, ni siquiera en el lavabo". -"Esa norma también es de mi hermana, ¿No?" -"Sí. La tercera es ser mujer". -"Joder, lo tengo chungo". -"Lo sé, pero no tanto. Me refiero es que si todas nos ponemos a cotillear, tú cotilleas, si nos ponemos a tomar el sol, tú tomas el sol, y si miramos una película de lloriqueos, la miras con nosotras". -"¡Qué chungo!". -"Lo sé, pero no queremos que la presencia de un tío nos fastidie la semana". -"Bueno, las acepto". -"Oye Cristina, te has olvidado la cuatro y la cinco". Todas miraron a Bárbara muy extrañadas y le pedí que me explicaran cuales eran: -"La cuarta"-dijo Bárbara-"Es que no puedes intentar nada con nosotras"-lo dijo despertando una gran sorpresa entre sus amigas. Supongo que ellas ya sabía por donde iba la cosa. -"¿Qué?" -"No puedes intentar aprovecharte de nosotras. Nada de sexo". -"Uffffffff, no quiero saber la quinta". -"Pues la vas a saber. Si no eres suficientemente hombre para romper la cuarta la romperemos nosotras". Todas rieron de una manera salvaje y me uní a sus risas aunque no me gustó que se quedasen conmigo de aquella manera. -"Venga hermanito, ¡a desnudarse!". -"Es que…" -"¿Qué pasa? ¿No querrás que le diga a mi hermana que eres un cobarde?"- dijo Nuria. -"¿Está saliendo con tu hermana?" -"Todavía no"-dijo la mía. -"No seas vergonzoso"-dijo Cristina mirándome-"Ya sabemos que no tienes de que tener vergüenza, je je je je". -"Es que…Me da reparo. Me estáis clavando la mirada como buitres, esto es peor que el cañón del colorado". -"¿No te gusta despertar esta expectación?" -"Supongo que sí. ¿Pero yo como sé que estáis desnudas?" -"Chicas, las muertas" Yo no sabía que quería decir Eva, pero lo entendí en seguida. Se pusieron a hacer el muerto unos segundos y pude comprobar, sin poder tomar nota de detalles, que estaban desnudas. -"Está bien, pero disimular un poco esas caras de sedientas. Me avergüenzan". -"Oye, no pidas tanto". -"Allá va". Empecé a desabrocharme los pantalones y ellas empezaron a aplaudir juntas. Era humillante pero me gustaba y sin saber porqué continué desnudándome bailando un poco, para darle algo de gracia al asunto. Eso las animó y empezaron a silbar y a chillar como locas. Cuando puse las manos en la goma de los calzoncillos se hizo el silencio. Me los bajé muy rápido y extendí los brazos mirándolas y esperando su aprobación. Los aplausos eran ensordecedores y exagerados. Recuerdo que me sonrojé como no lo había echo nunca y me tiré al agua intentando escapar de sus miradas. Ellas volvieron a reírse de mi y de mis vergüenzas, pero me vengaría de aquello. -"Te ha salido un hermanito tímido". -"La verdad es que sí. Pero parece…, no sé…, simpático. Je, je, je". Vinieron una a una a darme dos besos para saludarme formalmente y me pude fijar más en sus caras que no en sus cuerpos. Cristina era la más guapa sin lugar a dudas. Era una chica con aspecto muy dulce, rubia y con unos preciosos ojos azules. Tenía la piel muy suave, sin una sola peca, grano o mancha. Pocas caras hay como esas, os lo aseguro. No pude ver nada de su cuerpo, solo comprobé que no tenía mucho pecho, aunque se aseguró que los notara cuando me dio los dos besos. Eva era la pelirroja. Menos bonita que Cristina pero con un atractivo muy especial. No sabía que era, pero al mirarla me estremecía, como si me intimidase en cierto modo. Todo y la claridad, casi palidez de su piel adornada con pecas, tenía unos ojos marrones preciosos. Siempre creí que estas mujeres de aspecto inglés tenían los ojos azules o verdes pero se ve que no es así. Los ojos de Eva eran marrones muy claros, casi color pino y al ser tan…, nítidos daban una sensación de profundidad que daba vértigo. También se cercioró de que notara sus pechos. Por el tacto, comprobé que eran enormes, bastante más que los de mi hermana. Eran como dos colchonetas. No estaban lógicamente tan duros como los de Cristina pero como no había tocado nunca unos pechos tan grandes me gustaron mucho. Luego vino Bárbara. No sé como haceros entender como era Bárbara. Era una morenaza. Pero morenaza de verdad, no como mi hermana. Tenía rasgos indios. Realmente guapa de cara y con la piel muy, pero que muy morena. No como Laura que tenía el pelo negro pero era de piel clarita. Bárbara era realmente morena y tenía unos ojos negros como el azabache. Me fijé que con el maquillaje intentaba acentuar el color de sus ojos pero tuve que alejarme de esos pensamientos cuando se apretó contra mí para darme los dos besos. Tenía los pechos del tamaño de Eva, eso al menos, pero increíblemente duros. Demasiado incluso. No pude evitar la tentación de echar una mano a una teta. Ella sonrió y no se movió. Yo estuve palpando un momento y el tacto era extraño. Comprendí que eran operadas. Siempre he dicho que me gusta más lo natural, pero me dio mucho morbo y me alegró que hubiese tanta diversidad. -"Bueno, deja de tocarle las tetas que yo también te quiero saludar"-era la voz de Nuria incordiando. -"Venga, ven que te de dos besos". -"Yo no quiero dos besos. Quiero uno". Y se echó encima de mí besándome muy apasionadamente. Parecía querer recorrer toda mi boca con su lengua. Estaba disfrutando de ese beso y más aún cuando empezó a tocarme el paquete. Al principio me sentí muy raro, pero comprendí que era a eso a lo que había ido esa mañana. -"Nuria, para ya. Hemos dicho que lo haríamos con cierto orden. Además, yo mando". -"Está bien, perdona por acelerarme". -"No pasa nada. Pero suéltale la polla al pobre. Parece que lo hayas rescatado". -"Uy, no me había dado cuenta". -"A mí no me molesta". -"Arnau. Tu ni pinchas ni cortas"- yo me quedé algo cortado y mi hermana continuó.-"Bueno, pinchar ya pincharás". Todos nos reímos por el comentario pero Eva no tardó en romper las risas: -"¿Y ahora qué hacemos? No me voy a poner a tomar el sol. Estoy como una moto". -"¿Por qué no jugamos a algún jueguecito de esos?" -"A ver Cristina. Somos grandecitas…" -"Grandecitos"-interrumpí a mi hermana. -"Grandecitos. Esos juegos para niños que empiezan a descubrir su sexualidad. No son para nosotras, digo, para nosotros". -"Yo tengo una idea". -"A ver, dila Nuria". -"Para mostrar nuestra gratitud con Arnau, le dejamos que escoja a una de nosotras y que se la tire aquí mismo en la piscina. Más que nada para empezar bien, y como la idea ha sido mía que me escoja a mi, je je je je". -"Oye, de eso ni hablar. A mi primero. Je je je je je". -"Me parece bien. Pero tendrá que hacerlo en una toalla en medio del jardín y las demás nos pondremos tan cerca como queramos. Es más, para que no sea tan injusto para las demás. No podrán hacer nada que no sea follar, ni besos ni toqueteos ni nada. Yo diré después en que postura lo harán"-dijo mi hermana mirándolas a todas para que asintieran. -"Así pues"-continuó Nuria-"Escógeme, digo, escoge a una para el primer polvo". -"Comprenderás que es una decisión difícil". -"Lo sabemos". -"Está bien". Salir todas de la piscina y poneros juntitas a ver qué decido". Salieron de la piscina y se pusieron de pie en la piedra blanca del borde mirándome. Era una imagen para la posteridad. Por un lado hubiese escogido a Eva, tan blanquita de piel y con esa mirada que aunque ahora no debería tener importancia me resultaban tremendamente atractivos y quería tirármela mirándola a los ojos. Pero claro, estaba Cristina. Tenía la impresión que tirármela sería como estar con Meg Ryan y me encantó ese pensamiento. Al fin y al cabo era tan dulce...Y porque no iba a decirlo, tenía ganas de pillar un chochete rubio. También estaba Bárbara. Era la más imponente de todas. Una morenaza de película con los pechos definitivamente operados. No sé porqué me dio la impresión de ser la que tenía más experiencia además de tener el que para mí era el chumino perfecto. Recortadito en forma de triangulo por la parte superior de su entradita, y con la concha completamente limpia de pelo. Me acerqué para fijarme y pude incluso observar que se le asomaba un labio mínimamente. Me gustó esa imagen. Creía que no tomaría nunca la decisión. Estaban toda serias y nerviosas, como esperando ganar un concurso de miss. Luego miré a mi hermana y la descarté en seguida. Con la misma facilidad con que decidí que sería Nuria nada más mirarla. Era perfecta. Ya la había visto desnuda antes y no tenía el aliciente de la sorpresa, pero es que estaba tremenda. De arriba abajo era la mujer diez. Sin ningún tipo de imperfección o mácula. No se podía poner ningún "pero" a su cuerpo. La decisión estaba tomada pero la alargaría