Aún no me lo creo (04)

Tras acostarme con Anna, todo lo demas vino rodado...y vaya que si rodó...

Recuerdo que empecé a soñar que Anna me hacía una mamada de lujo. Yo tumbado y marcándole el ritmo con las manos. El sueño era de esos tan reales que llegas incluso a despertarte del placer que te proporcionan. Y me desperté. Y al hacerlo noté como si el sueño continuase. Me parecía estar sintiendo aún como me la chupaba. Tanto que instintivamente fui a cogerle la cabeza. Y que coño… su cabeza estaba ahí. Había decidido despertarme con un mamadita y no le iba a quitar la ilusión, así que la dejé hacer. Cuando acabó, bien, cuando yo acabé hable con ella como pude: -"¿Qué hora es?

-"Son las siete cariño". -"¿Y qué haces despierta?"

-"Tengo que ir al despacho. Tengo una reunión importante". -"Está bien, ya me visto" -"No hace falta, solo quería darte los buenos días". -"Entonces…" -"Quédate durmiendo. Cuando llegue la chacha te despertará, siempre hace mucho ruido. Tu déjala hacer. Y cuando quieras te pegas un ducha y te vas, si quieres claro. No me importaría encontrarte en casa cuando vuelva". -"¿Y no te importa que me vea?" -"¿Quién? ¿la chacha? No hombre, si tu supieses…" -"Supongo que para cuando llegues me habré ido". -"Me parece bien. Ya te llamaré". -"¿Ves?, a mí eso también me parece bien". Simplemente me dio un besito muy corto y se fue, así de simple. No tardé mucho en volver a dormirme. Estaba muy cansado del ajetreo de la tarde noche y lo cierto es que no me despertó en ningún momento el ruido sino la luz que entraba por la ventana de la habitación. Al abrir los ojos me di un susto terrible. Una negra, y no es por ser racista, vestida de uniforme de criada estaba abriendo la ventana. -"Supongo que usted es la chacha". -"Sí, y tutéeme por favor que soy muy joven"

Lo cierto es que sí era joven. No debía tener más de veinticinco años y estaba realmente buena. La observé detenidamente de arriba abajo. Tenía unas piernas preciosas y era realmente guapa de cara. Me extrañó que fuera tan guapa, con los rasgos más suaves, menos marcados de lo que las suelen tener las chicas de color que he conocido. -"Tutéame tú a mí entonces". -"Como quieras". Tenía acento extranjero, creo que sería cubana. Supuse que había venido a España para trabajar y mandar dinero a su familia, pero como realmente no me importaba su vida y sí su cuerpo y estaba tan buena quise darle conversación. -"¿Cómo te llamas?" -"María" -"Yo soy Arnau". -"Pues ahora que nos conocemos le voy a hacer una pregunta. ¿No se da cuenta de su estado o es que le da igual? -"¿A que te refieres? -"A eso"-dijo mirándome el paquete-"no me importa en absoluto, pero me parece extraño". Me miré y estaba completamente desnudo, sobre la cama y con mi hermanito pidiendo guerra de nuevo. Aún no sé como, pero en vez de avergonzarme y taparme, dije: -"Pues si a ti no te importa a mí tampoco". Nos pusimos a reír y yo me quedé mirando mientras ella trabajaba. Al cabo de un rato de ella estar limpiando la habitación se puso a hablar de nuevo: -"¿Puedo ser franca? Empieza a molestarme la postura desafiante de su…eso" -"¿Y que quieres que haga?" -"No sé. Haz que se tranquilice". -"Hay pocas maneras de conseguir eso". -"Pues hazlo". -"Te sientes violenta de verme así y quieres que me haga una paja delante tuya"

"¡Yo no he dicho que te hagas una paja!"

"No, pero es la única manera de que se calme…"

"Está bien, pues háztela. Si quieres no miro…".

"¿Y tú?, ¿quieres mirar?"

"Me da igual. Ya he visto muchas poll…"

Al darse cuenta de lo que acababa de decir, se ruborizó y se puso roja de vergüenza. Yo empecé a reirme y contesté:

-"Así que has visto muchas pollas…" "¿Y qué te parece la mía?, ¿te gusta?"

No contestó, pero se le notaba que se había fijado bastante bien en mi pene.

Y empecé a hacerme una paja mirándola a la cara. Ella tenía la vista clavada en mi hermanito y pensé que tendría que insistir muy poco para que me echara una mano, así que la invité. -"Supongo que no querrás ayudarme". -"¿A qué...?" -"A qué va a ser…, ¡con esto!", indicándole con mi otra mano.

"¡Ni en tus mejores sueños, papito!", poniéndose como enfadada.

"¿Por qué te pones así si sé perfectamente que lo estás deseando?"

"¿Deseando yo?, ¡por favor!, mi novio tiene una polla mucho más grande que la tuya".

"Seguramente sí, pero tu novio no está aquí ahora, ofreciéndote a hacerle una paja… Además, no creo que hayas estado con muchos blancos jóvenes de esta zona…"

Se quedó pensativa y como si estuviera trabajando, pero no dejaba de mirar mi polla.

-"Está bien, pero sólo lo hago porque me siento incómoda…". Y ni corta ni perezosa se sentó en la cama y continuó ella haciéndome la paja. Pero después de lo de esa noche me sabía a poco. Y le pedí más. - "Lo haces muy bien, para estar incómoda… Y si lo estás, ¿por qué no te desnudas? Yo estoy desnudo, me parece lo más justo…".

Se me quedó mirando profundamente un instante con esos ojos negros imponentes y antes de contestar, bajó la mirada:

"No sé…", decía, mientras continuaba haciéndome la paja

"Venga, no te preocupes… Ya te ayudo yo…"

Y comencé a deshacerle el lazo del trajecito de sirvienta. Yo estaba en el séptimo cielo. Al quitarse el vestidito vi que no llevaba sujetador y le eché una mano a las tetas. La tenía pequeñitas y realmente duras. Me entretuve manoseándolas un rato hasta que se echó en la cama para poder quitarse las bragas. Levantó el culo y empezó a quitárselas. Sólo ver el coño negro y peludo no pude evitar meter la mano y empezar a acariciarlo. Se dejó caer sobre la cama y yo lejos de dejar mis caricias introduje un dedo en su interior. - "Pensé que íbamos a calmarte a ti, no a sofocarme a mí". - "Después de esto no me conformaré con una paja…". - "¿Y entonces que quieres?".

  • "¿Tú que crees preciosa?" "Realmente eres muy bonita, tiene mucha suerte tu novio…"

Y empecé a besarle las piernas suavemente para que se fuera tranquilizando. ¿Quién se hubiese podido resistir? Yo no. Así que fui recorriendo su cuerpo con mi lengua hasta llegar a su boca, y empezamos a besarnos. Mientras la besaba, me coloqué bien encima de ella y metí mi polla en su interior. Llevaba un rato bombeando cuando no pude resistir la tentación de probar su conejito, salí de su chochito y me deslicé por encima de él hasta tener su conchita abierta justo ante mi cara. Estaba completamente abierta y tenía un aspecto delicioso. Bien moreno alrededor y de un rosadito precioso dentro. No pude esperar más y empecé a lamer. Os aseguro que el placer de estar comiéndome aquello es comparable al de las mamadas de Anna, y encima Maria me dice: -"Ay papito, qué rico que lo comes…". Ya os podéis imaginar como me sentó eso, fue como una inyección de moral y empecé a lamer como un desesperado. De todos modos, al cabo de un par de minutos decidí volver a empalarla y así lo hice. Estuve bombeando un buen rato, cambiando de posición de vez en cuando, hasta que ya no podía aguantar más y le acerqué mi polla a su cara y le eché todo lo poco que me quedaba por encima El contraste de mi leche sobre su linda carita negra era realmente excitante.

Recuerdo que me quedé mirándola un rato, esperando que me echara la gran bronca por correrme allí, pero en vez de eso se incorporó, me dio un beso en la punta de la polla y dijo: -"Bien papito, muy bien. Ahora voy a tener que limpiarme, pero ha valido la pena". Diciendo eso, recogió toda mi corrida con dos dedos y se los metió en la boca para tragárselo. Me quedé sorprendido por ver eso, pero desde luego me encantó que lo hiciera. Luego se levantó y se marchó al baño. Me quedé un rato tumbado en la cama hasta que volvió y me fui a la ducha con una sonrisa de oreja a oreja, satisfecho por el trabajo realizado. La verdad es que me hubiese apetecido quedarme en esa casa hasta el regreso de Anna y volver a disfrutar de una tarde salvaje pero yo tenía padres y si rompía con lo que solía hacer pensarían algo. Quizás pensarían que se trataba se Sonia, pero era pensar mal igualmente y no era lo que deseaba. Como cuando pasaba la noche en casa de Carlos regresaba relativamente temprano pensé que lo más adecuado era hacer lo mismo ese día, así que a las diez y media ya salía de casa de Anna en dirección a la mía. Mejor no despertar ningún tipo de sospechas. Al llegar a casa me llevé un sorpresón. Mis padres no estaban y las tres guerreras, es decir, mi hermana, Sonia y Nuria, se habían apoderado del castillo. Estaban tumbadas en las hamacas tomando el sol, con los pechos al aire y bebiéndose unos cubatas. Me quedé mirándolas desde la ventana de la cocina un rato. Estaban las tres de muerte. La que me pareció más atractiva en ese momento fue Sonia. Sus pezones se veían duros, quizás acababa de salir del agua. Parecían desafiar a Newton, y se salían con la suya, vamos si lo hacían. No podía quedarme así todo el día así que me puse a chillar dentro de casa llamando a mi madre. Sabía de sobras que no estaba, pero supuse que al darse cuenta que yo estaba ahí se cubrirían y no se sentirían violentas si salía a darme un baño con ellas. Pero no se inmutaron. Estaba seguro que me habían oído. Mi hermana había movido la cabeza instintivamente a ver que veía, por lo que quedaba claro que sabían que yo estaba ahí y como con Maria, si no les importaba a ellas no me iba a importar a mí. Así que salí sin más. Me puse un bañador y me fui a dar un chapuzón. No quería darle importancia a su semidesnudez pero fue inevitable y solo salir al jardín tuve que hacer algún comentario: -"Buenos días a todas". -"Buenos días" -"Os veo bien"-juro que me salió del alma. -"Yo también te veo bien tete. ¿Que tal has pasado la noche con Carlos?" -"Bien…muy bien" -"Me alegro" Recuerdo que no pude desviar la vista y mirarle fijamente las tetas a mi hermana. Supongo que mi presencia causó que sus pezones me apuntasen desafiantemente. A ambos nos resultaba una situación muy forzada. -"¿Te gusta lo que ves? Yo salí de mi trance momentáneo y solo se me ocurrió echarle una suave bronca. -"No deberíais estar así en casa". -"No me has dicho si te gusta lo que ves". -"¿Qué vais a decir si llegan papá y mamá?" -"No vendrán. Hoy comen fuera. ¿Me vas a decir si te gusta o no?" -"De todos modos, no deberías estar así conmigo por aquí". -"Dices que no deberíamos estar así…, pero si hace un momento te comías mis tetas con la mirada". Ese comentario tan grosero de mi hermana me obligó a dar media vuelta y tirarme de golpe al agua. Hablando con ella así me parecía que todas sus frases eran puñales lanzados a matar. Había perdido todo el respeto a los lazos familiares. Estuve un rato solo en agua, nadando, o simplemente flotando, solo y tranquilo hasta que el movimiento del agua de alguien al tirarse me desconcentró de mi empeño de no hacer nada. Me pusieron una mano en el hombro y cambié de postura para ver quien era. Era mi hermana con toda la cara del mundo de pedir disculpas y empezó a susurrar: -"Tete, perdona que me ponga así". -"No pasa nada, entiendo que las queráis tener morenitas…, pero no me ha gustado como me has hablado" -"Te estaba pidiendo perdón por eso. No eres nadie para decirme que no enseñe las tetas". En ese punto se estaba agarrando de mi cuello estaba realmente cerca mientras ambos pataleábamos en el agua para seguir a flote. -"De todos modos ya te he dicho que no deberíais estar así delante de mí". -"Si lo hacemos por eso". -"No te entiendo". -"Queremos que te fijes más en Sonia, que le hagas más caso. Tío, ¡no la has llamado!". -"¿Y?" -"En principio tenía que ser ella la que te las enseñase…, pero nos pidió que nosotras también y si a Nuria no le importó no me iba a importar a mi" Mi hermana estaba realmente cerca. Según el pataleo me restregaba los pezones y empezaba a ponerme enfermo. Sí, maldita sea, ¡mi hermana!. -"Es que no quiero nada con ella" -"Bueno, bueno, eso ya lo veremos". -"Sois algo malvadas". -"Siiii. Eso me recuerda una cosa. No me has dicho si te gustaba lo que veías". No pude contestar. Era obvio que sí y no me atrevía a decirlo. -"¡Uy! Veo que si"- mi hermanito se había puesto peleón y la había tocado por debajo del agua-"No querrás tocarlas ¿verdad?" -"¿Qué dices? ¡Estás loca!". -"Vamos, sé que te mueres de ganas de tocarle las tetas a tu hermanita. No se lo diré a nadie" Me quedé sin habla y me limité a mirarla a los ojos. -"A mí no me engañas, esto me dice que quieres tocármelas"- y me agarró. Sí, me agarró de ahí, del paquete. Yo me aparté de golpe y me fui nadando hacia la otra punta de la piscina. No estaba enfadado, pero eso pensaría mi hermana puesto que me chilló: -"Perdona tete, no era mi intención…" Tuve que contestar con un "No pasa nada". No estaba enfadado, pero eso no se hace, alguien podría volverse loco con esa conducta. No creo que pasase mucho tiempo hasta que vino Sonia a hablar conmigo. Sé que fui estúpido, yo mismo me puse en esa situación. Sólo hacía falta quedarme en mi habitación todo el día y me hubiese librado de todos aquellos ataques directos que me estaban propinando las tres guerreras. Sonia venía nadando desde la otra punta de la piscina, mirándome a los ojos y con la ya típica sonrisa pícara que empezaba a traerme loco: También se agarró a mi cuello. No creo que fuese necesario porque estábamos en la parte menos profunda de la piscina donde no cubría ni de casualidad. En realidad el nivel del agua llegaba al ombligo, lo que pasa que al dejar las piernas muertas y flotar te llega al cuello, pero vamos, no hacía falta acercarse tanto y volverme a restregar sus pechos, se habían propuesto volverme loco. -"Hola Arny" -"No me gusta que me llames así" Hizo un pequeño gesto, acercando la cabeza hacia la mía. Supongo que quería besarme, y como yo no hice el mismo gesto se entristeció algo. -"Eres malo conmigo". -"No mujer. Soy más bueno de lo que te crees". -"No me has llamado. Estaba convencida que lo harías". -"No pude". -"Ya, Eres don vago, no haces ni el huevo, pero no tienes tiempo para una llamadita" -"Sonia, no te pongas así" -"Sabes que, me da igual. Si no te gusto…" -"No es eso mujer…" -"No, no. Si lo entiendo". Y diciendo esto me sonrió y me guiñó un ojo. Yo pensaba que le estaba dando calabazas y la tía ahí, sonriéndome. ¿Alguien de por aquí entiende a las mujeres? -"¿Sabes en qué nos diferenciamos las mujeres de los hombres?" Entre que no sabía muy bien por donde iba la pregunta y que su sonrisa me estaba descolocando no respondí. -"Somos más perseverantes".continuó."Y si alguien se nos mete entre ceja es nuestro. Estás condenado. Tarde o temprano serás mío". Y diciendo esto se acercó a mí dándome un fuerte abrazo que por cortesía devolví. Sentía sus pezones clavándose contra mi pecho. Juro que parecía que me iban a atravesar. Ya he comentado que eran más bien pequeños, pero de una dureza excepcional. Aún abrazados noté como se soltaba de un brazo y lo ponía entre nosotros dos, primero acariciándome el tórax, pero después metió la mano dentro de mi bañador. No sé como podía sentirse tan atraída por mí, si continuamente me quedaba embobado. Lógicamente se encontró con mi hermanito en pie de guerra y empezó a acariciarlo muy lentamente. Después, aunque intenté evitarlo, me lo sacó del bañador y empezó a hacerme una paja que me estaba volviendo loco. La estaba mirando a los ojos cuando noté que se estaba frotando el coño por encima del bañador con mi polla mientras continuaba pajeándome. No sabría describir la cara de placer que ponía en ese momento esa mujercita con mi polla entre sus manos. Yo ya estaba a punto de correrme. Cerré los ojos y con toda la puterío del mundo me soltó. La miré de nuevo y sonriéndome me dijo: -"Si quieres que lo acabe me lo vas a tener que pedir". Y se alejó nadando. Sin más. Mi hermana y Nuria se habían dado cuenta de todo y estaban riendo a carcajadas. Les faltó poco para aplaudirla, pero se conformaron con darle un cachete en el culo antes de que se tumbara. Siguieron hablando y riendo, supongo que de mí, al menos durante el tiempo en que yo esperaba a que se bajasen los humos por mis tierras profundas. Conseguían hacerme sentir realmente mal, muy incomodo con su compañía, así que salí del agua y me fui a mi habitación. Me quité el bañador mojado y me tumbé en la cama sólo con unos calzoncillos. Sé que me puse a escuchar música. Me gustaría decir qué, pero mentiría porque no me acuerdo. Tal y como estaban las cosas incluso me extrañó que llamasen a la puerta respetando mi intimidad. A esas alturas era toda una sorpresa: -"Pasa seas quien seas" Debería haber dicho seáis quienes seáis. Eran las tres con cara de buenas chicas que seguro venían a pedir algo. -"Tete". -"Dime" -"¿Podrías ponernos el yacuzzi en marcha, por favor?, sé bueno, vaaa…". -"Siempre me toca ser el bueno"-la verdad es que no me costaba nada pero quería que rogaran un poco y hacer ver que me daba muchísima pereza. Aunque parezca increíble mi hermana no sabía ni siquiera poner el yacuzzi en marcha. Se mareaba con los botones. En mi casa a nadie le gustan los botones. Ni tan solo saben programar el video. No creo que sean inútiles, más bien creo que tienen miedo de romper algo si algún día prueban de hacerlo por ellos mismos. Pues bien, que quede claro que los electrodomésticos no se rompen fácilmente. Por teclear el video media hora no se va a romper, ni se va a romper la placa del ordenador si pones tu mismo la nueva memoria Ram…, los electrodomésticos de hoy en día y la electrónica en general están hechos a prueba de idiotas. Esto no venía a cuento, pero si no lo suelto reviento, volvamos a la historia allí donde la dejamos. -"Porfa, porfa"-Ver a las tres casi suplicando estuvo bien, realmente bien -"Está bien. Vamos allá". Llegamos al baño de mis padres, el más grande y donde tienen un yacuzzi que despertaría le envidia de Anna, con lo contenta que estaba ella echándome polvotes en el suyo. En éste cabían al menos cinco personas, seis apretando. Era de obra, hecho por un paleta y un fontanero a la medida justa que pidieron mis padres. Nunca comprendí porqué lo quisieron tan grande. Cuando estuvo todo listo y ya se estaba llenando me giré y le dije a mi hermana: -"Yo os podéis dar un baño". -"¿No te quieres quedar con nosotras?" Diciendo esto empezaron a desabrocharse la parte de arriba de los bikinis que no sé para que se las habían puesto. -"No. Y aquí no se os van a poner morenas". -"Es que nos vamos a bañar desnudas"- y se bajaron los bikinis quedándose como Dios las trajo al mundo. -"¿Qué hacéis? -"¿Me vas a decir que no te gustamos?"-Me sorprendió que Nuria me hablase así. Me las repasé de arriba abajo. Estaban…buenísimas coño. Aunque no era así, representaba que era la "primera" vez que las veía completamente desnudas (salvo cuando las espié en las duchas) y pensé que no les importaría que las mirase bien miradas. Es más, seguro que les gustó. Mi hermana se sentó junto a Nuria y Sonia quedó algo apartada. Me quedé mirando un rato mientras subía el nivel del agua e iba mojando primero sus culitos y después sus conchitas. Yo por mi parte supongo que empecé a ponerme peleón otra vez y lo notaron: -"Pues yo creo que sí quieres bañarte con nosotras"- dijo Sonia señalando mi paquete. -"Tienes razón. Me apunto". Fui a meterme en el agua pero mi hermana me frenó. Me quedé quieto delante del yacuzzi con sus miradas clavadas en mí: -"Quitate eso para entrar"- lógicamente señalaba a mis calzoncillos. -"No jodas. Me da vergüenza". -"Pues no entras" - continuó Nuria - "pero no debes tener vergüenza, ya sabemos que vas bien armado". De un ataque de valor me bajé los calzoncillos de un tirón y al levantar la mirada vi que las tres me estaban clavando los ojos en mi verga. Muchos jueguecitos de lesbiana se me morían por pillar una buena polla de vez en cuando. -"Joder con mi hermanito. Aunque te la había tocado no la había visto y la verdad es que se ve hermosa. ¿Tú que opinas Nuria?" -"La verdad es que sí. Muy hermosa diría yo. ¿tú que crees Sonia?" No me importaba nada que estuviesen las tres mirándome y alabando a mi polla, Por mí podían seguir haciendo. -"Vamos a ver"- dijo Sonia-"hermosa es, pero mucho provecho no le saca" No me gustó mucho el tono en que lo dijo, pero como me hizo señas para que me sentara a su lado sólo pensé que quizás acabaría lo que había dejado a medias en la piscina. No sé si es que al vernos desnudos perdimos nuestras armas, pero lo cierto es que Sonia y yo nos limitamos a mirar a la pared durante un rato. En cambio mi hermana y Nuria empezaron a tocarse sin ningún pudor. Yo estaba como una moto y miré a Sonia que me sonreía. Le hice un gesto moviendo la cabeza hacia mi pene para que me masturbara y me susurró: -"Te he dicho en la piscina que si querías que acabara tenías que pedírmelo". No sé a que vino eso, pero me entró un sentimiento de rabia y afloró mi orgullo. No iba a pedirle que me hiciese una paja, así que sin más cogí la mano derecha de Nuria y la acerqué a mi polla. Cuando la hubo agarrado la solté y miré fijamente a Sonia como diciendo: "¿Y ahora qué?" Nuria no hizo el más mínimo signo de querer soltarse, es más, empezó a mover la mano lentamente, masturbándome con calma mientras su hermana, Sonia, nos miraba con mucho cabreo e indignación. Yo empecé a sobarle una teta a Nuria y lo cierto es que ignoré por completo a Sonia. No tardé mucho en correrme y al hacerlo Nuria cogió parte de mi leche y se la llevó a la boca: -"¡Deliciosa!" Sonia se levantó y se quedó mirándome mientras mi hermana echaba su mano a mi paquete y rebuscaba restos de mi leche. A mi la verdad es que ya no me extrañó, pero cuando se chupó la mano y exclamó lo mismo que Nuria, Sonia se fue del baño sin secarse ni nada. -"Se lo estás poniendo muy difícil a mi hermana, ¿no?" -"Yo que sé. Es ella". -"Es ella, es ella. ¿Acaso no quieres tirártela?" -"Coño Laura. No te das cuenta que se ha enamorado de mí. No quiero nada con ella". -"Que tierno. No quiere romperle el corazón. ¿No crees que es muy tierno Nuria? -"Mucho. Pero podrías intentar salir con ella para que no estuviera tan triste". -"Que conste que está triste porque has probado mi leche cuando en el fondo la quería ella. Hasta entonces estaba combativa". -"Quizás tienes razón. Pero estaba rica". -"Sí que lo estaba". -"Coño Laura que asco. ¡Eres mi hermana!". -"¿Y qué? Tu leche está rica y si me lo pidieses te daría una buena mamada". -"Me apunto"-Nuria se apuntaba a un bombardeo -"¡Sereis viciosas!"-y me levanté y me fui, dejándolas a ellas riendo por los descosidos y tocándose aún durante un rato. No sé si estaba enfadado o triste o preocupado o…, estaba muy raro. No me sentía bien conmigo mismo. Así que en vez de irme a mi habitación fui a dar una vuelta por la casa a ver si me encontraba a Sonia. La estuve buscando cerca de media hora y no había manera así que me fui a "esconder" en mi habitación, a refugiarme en mi intimidad