Aún no me lo creo (02)

Un joven descubre placeres ignorados a través de una amiga de sus padres, lo que inicia una espiral de sexo imparable...

Mientras andábamos no pudo resistir hacer algún comentario del jueguecito: -"Joder como te metía mano la vieja esa"

-¿Quién?

-"Coño, Anna, he visto como te sobaba el paquete tres o cuatro veces. No se porqué no le has montado un escándalo". -"Tu tampoco has tenido las manos quietas". -"Bueno, cuesta retenerse. Espero que no te haya importado. Claro que tú tampoco las has tenido quietas. Me has dejado las tetas bien sobadas". Diciendo esto ya habíamos entrado en el gimnasio y ella empezó a hacer pectorales en una máquina mientras yo la miraba. -"No te las he tocado a penas". -"Cierto. Pensaba que te aprovecharías más de la situación". -"Me daba corte…". -"No seas tonto. Si me gusta que me las toques. Y ahora me las estoy poniendo más duras haciendo pesas. Mira, mira como trabajan los pectorales…"

-"Mujer. Eso no se ve…"

-"Pues toca" Debo reconocer que me dio mucho apuro. No podía resistirme, pero la situación era demasiado violenta. Así sin más, comprobar como trabajaban los pectorales…me pareció muy…no se, violento, no hay más. -"¡Va! Toca. Esas palabras no se si me asustaron o me animaron, pero empecé a magrearle las tetas por encima del bañador. Supongo que en ese momento mi cara era la de un completo idiota, pero que me quiten lo "bailao". Quise quitar ropa de por medio, pero no me atreví. Con mucha suerte conseguí encontrar el valor para meter una mano dentro del sujetador y pellizcarle suavemente un pezón. Justo entonces oímos unas carcajadas desde la puerta. Eran mi hermana y Nuria que lo habían visto todo. -"Mira que cara de tonto pone mi hermanito". -"Pues anda que mi hermanita". Yo no me atreví a decir nada pero Sonia replicó. -"No riáis estúpidas". -"No te enfades. Solo nos hemos divertido un poco. Habíamos comentado entre nosotras dos que quizás rompíais el pacto y ya no erais vírgenes, pero viendo vuestras caras estamos seguras que sí". Lógicamente volvieron a reír y continuaron con las bromas. -"Hemos pensado que podrías solucionar ese problema juntos. Y nosotras podríamos verlo. Sería realmente divertido ver esas caras durante un polvo entero". Y venga risas y más risas. No pude evitar ponerme de pie en plan gallito. -"No te pongas así tete. Vete a duchar a tu habitación. Nosotras nos ducharemos en el vestuario del gimnasio. Así aprovechamos para hablar". Al menos Sonia se quedó tan chafada como yo y me limité a salir calladito del gimnasio, con el rabo entre las piernas. No había acabado de subir las escaleras cuando pensé que eso no podía quedar así y di media vuelta para dejar algunas cosas claras y hacerme el cabreado. Pero al entrar de nuevo en el gimnasio ya no estaban. Se habían metido en las duchas de donde venían un montón de risas. Pensé que estarían acribillando a la pobre Sonia y me acerqué a escuchar. Las duchas del vestuario eran grandes. Cabían tranquilamente cinco personas en la "comunitaria" y a parte había una individual que casi nunca se usa. Los bikinis estaban tirados por el suelo del gimnasio lo que inconscientemente ya me puso cachondo. Pero intenté no desconcentrarme para mostrarme cabreado e impresionar a Sonia. La sorpresa fue que cuando me acerqué oí que Sonia también reía. No quise mirar pero no puede evitar escuchar de lo que hablaban: -"Hermanita, lo has hecho muy bien. Lo tienes loquito". -"Me ha costado lo mío. La zorra esa de la Anna también le ha echado el ojo". -"¿Estás segura? ¿A mi hermano?" -Te lo aseguro. Esa también se lo quiere tirar". -"Joder con mi hermanito". -"Tu tranquila hermanita. Arnau es tuyo. Nosotras te ayudaremos". -"Gracias". -"Recuerda que nos tienes que dejar mirar cuando mi hermano te desvirgue". -"Soys…". -"Era el trato". -"Lo sé, lo sé". Diría que me ofendió esa conversación, pero no fue así. Me alegró. Si bien es cierto, decidí ponerles las cosas algo difícil y jugar con ellas. Ya me iba cuando recordé que ni siquiera había echado un vistazo a sus cuerpos bajo la ducha y ya no pude pensar en otra cosa ni resistirme a la tentación. Me frenó un poco saber que mi hermana también estaba bajo el agua, pero que demonios Me acerqué sigilosamente a la puerta entreabierta y observé un momento. Me quedé boquiabierto. Las dos hermanitas estaban enjabonando a mi hermana, si se puede decir así. Más bien le estaban metiendo mano por todos lados. Fue una sensación increíble ver ese par de hembras desnudas masajearle las tetas a mi hermana mientras seguían hablando con toda naturalidad. Estaban realmente buenas. Me fijé en Sonia y en sus pechos. Eran los más pequeños, no con mucha diferencia con los de su hermana. Pero me obsesionaba saber que minutos antes habían estado entre mis manos. Luego me fijé en su coño. Era la única que lo llevaba completamente depilado y me dio mucho morbo. Nunca había visto a ninguna mujer desnuda en carne y hueso y volvía a estar medio embobado. Podría jurar aún hoy que esa es la imagen más espectacular que he visto. Ver el agua recorrer sus cuerpos fue increíble, pero que se manosearan la una a la otra me descolocó. Recuerdo estar observando la mata recortadita de Nuria cuando mi hermana pegó un jadeo. Miré a mi hermana y a la pequeña y no tan inocente Sonia; tenía su mano jugueteando en la concha de mi hermana. Pude observar como un dedo jugueteaba e intentaba entrar. Mi hermana no se hizo de rogar. Se abrió ligeramente de piernas y el dedo hizo el resto. Yo por mi parte no pude ver más, dejé a mi hermana con Nuria mordisqueándole un pezón y Sonia con una mano jugueteando por sus partes más íntimas. Al salir al jardín ví que todo el mundo seguía reunido alrededor de la mesa, así que sin decir nada y con la mente aún turbia subí a mi habitación a pegarme una ducha y porqué no decirlo, una severa paja. Estaba ya en la ducha jugando con mi "hermanito" a eso de subir y bajar pieles cuando de repente se corrió la cortina. La verdad es que no supe reaccionar, pero al salir del trance momentáneo ví que no era el único desnudo del baño. Anna había decidido hacerme una visita y no sabéis como me alegró. La miré detenidamente. Estaba completamente desnuda. Intentaré describirla hasta donde pueda por difícil que resulte. Tenía los pechos grandes, más que mi hermana y en absoluto caídos. Tampoco diría que enormes. Simplemente unos pechos como Dios manda. Debo reconocer que quizás son los mejores que he visto (aunque podría ser operarados). Tenía los pezones doraditos y ya mostraban que tenían ganas de guerra. Eran del tamaño justo y estaban en el sitio idóneo. En cuanto a lo de más abajo…recortadito. Con algo de pelo pero no mucho, lo justo para no poder decir que está depilado. Supongo que esperaba algún gesto de aprobación por mi parte así que se dio la vuelta y me mostró su perfecto culo. Estaba en el paraíso. Se volvió a girar y me miró. Inconscientemente solté un soplido que ella entendió perfectamente y mientras entraba en la bañera me dijo: -"Gracias, me alegro que te guste". Yo no dije nada. Estaba allí mirándola como un tonto cuando se vio obligada a decir: -"¿Continuo yo?" No sabía a que se refería. Me miré a mi mismo y me di cuenta que había estado todo el rato con la polla en la mano. Inconscientemente la solté y en menos de cinco segundos ya la había agarrado con sus manos y las movía mientras me la apretaba. Me hubiese conformado con eso, la verdad, auque lógicamente ella no. Me la estuvo mirando un rato mientras yo me moría de placer. Mirándome a los ojos se agachó y le dio un beso en la puntita y sentí como si una bocanada de sangre me llegase a la polla y duplicase su tamaño. Ella se dio cuenta que me había gustado lo del besito y repitió. Ya no tuvo el mismo efecto y lejos de decepcionarla lo que hizo fue animarla a meterse a mi hermanito entero en su boca. La imagen era increíble y realmente excitante. Empezó a darme una gran mamada y tardé realmente poco en correrme, como era de suponer por la calentura de todo el día y mi nula experiencia en sexo oral…, sobre todo de tías tan buenas como Anna, aunque fuese madurita Supongo que por mi inexperiencia no la avisé y casi se me atraganta. -"Deberías haber avisado". -"Perdona ¿por qué?"

-"No soy una puta actriz porno. No me gusta tragarme la leche de nadie". -"Perdona. Yo…". -"Tranquilo rey. La próxima vez aguantarás más y nos lo pasaremos mejor". -"Lo siento". -"No pasa nada. Vamos a limpiarnos". Diciéndome esto, se levantó y me dio un beso con lengua y el sabor fue asqueroso. Sabía que era el sabor de mi propia leche, pero era asqueroso de todos modos. -"¿Verdad que es asqueroso?"- dijo al darse cuenta de mi cara - "pues no me lo vuelvas a hacer tragar a mí"- y continuó riéndose. Me dio una esponja y se giró para que le frotara la espalda. Lógicamente accedí, aunque no me quedé en eso. Una vez le limpié la espalda empecé a frotarle todo el cuerpo. Primero el culo, aunque reconozco que me entretuve poco en esas labores y pasé a sus pechos. No eran tan duros como los de Sonia, pero eran bastante mayores y me encantaba sentir su peso sobre mis manos. Pude ver que ella cerraba los ojos y se dejaba hacer, así que continué a lo mío. Lentamente fui recorriendo su vientre. Estaba duro, y al acariciarlo noté los abdominales bajo su piel lo que me mostró que no su cuerpo no era fruto sólo de no tener hijos, sino de horas y horas de gimnasio. Y por fin llegué a su conchita. Al principio solo me limité a pasear mi mano por encima y a notar en la palma todas las formas y volúmenes. Era de esperar que no tardaría en ponerme a "marcar" las doce y así fue. Ella notó como mi hermanito completamente duro se recostó entre sus nalgas, sonrió pícaramente y me dijo: - "Eso es lo que me gusta de los jóvenes… No podía tardar en resucitar…". Se dio media vuelta y puso un pie sobre el mármol de al lado de la bañera, se agachó mostrándome su coño en todo su esplendor y dijo: -"Todo tuyo…". Yo estaba muy nervioso y no sabía exactamente qué hacer. Por un lado quería degustarlo, probarlo. Pero por otro sólo pensaba en follar de una vez. Supongo que seguí mis instintos. Me acerqué a ella por detrás, la agarré con una mano en la cintura y con la otra me sujetaba el pene buscando desesperadamente su coñito y con mucha torpeza conseguí meterla. La sensación de estar ahí metido por primera vez ha sido una de las más intensas de mi vida. No sólo el hecho de clavarla. Esa sensación de calor…, tener toda mi polla envuelta y notar que está apretada… fue increíble. Al principio ni siquiera logré moverme. Luego, supongo que harta de esperar, empezó a moverse ligeramente. Simplemente movía su culito adelante y atrás mientras yo me abrazaba a ella incrédulo y atónito. Aprovechaba para tocarle las tetas y tímidamente pellizcarle los pezones. Tras un breve periodo de tiempo, una especie de corriente me atravesó el cuerpo y di como una sacudida. Supongo que ella notó que me iba a correr y se incorporó, pegando su espalda a mi pecho y echando la cabeza hacia atrás, me susurró al oído: -"Tranquilo cariño… córrete dentro. Tomo pastillas. Quiero sentir el calor de tu leche dentro de mí…". Y eso hice, simplemente dejé que fluyera. Ha sido el polvo más corto de mi vida pero es quizás el que recuerdo con más detalle (La primera vez nunca se olvida). Después nos duchamos deprisa para que nadie nos echara en falta y nos fuimos al jardín. Claro que ella bajó primero, yo tuve quedarme en mi habitación repasando en mi cabeza todo lo que me había sucedido aquel día. No sólo mi desvirgación, sino también lo visto en el lavabo o los jueguecitos con Sonia. Demasiado para un solo día. Cuando bajé al jardín bien vestidito, con mis tejanos y mi camisa recién planchada desperté un murmullo de cachondeo. -"¡Guapo!"- Exclamó mi madre provocando las consecuentes risas. Cuando alguien se prepara un poco bien parece que tenga que tener algún motivo para vestirse así. Pero no era así, sólo iba a ver a un par de colegas en Mataró, la ciudad de al lado, que aún eran las siete de la tarde y quedaba mucho por delante.

Lo malo es que como buen anfitrión se esperaba de mí que no fuese el primero en abandonar la reunión y tenía que esperar a que la gente se empezase a ir, aunque observando el estado de embriaguez de algunos y que quedaba ginebra y whiski para un rato pensé que quizás tardaría más de lo deseado para ir a explicar lo sucedido a mi amigo Carlos. No vamos a entrar a discutir la necesidad que tiene cualquier hombre de hacer pública la más mínima aventurilla sexual que le ocurre. Es una necesidad como cualquier otra conocida seguro por todas las mujeres. Observé que todo el mundo se había puesto algo más de ropa y que las tres señoritas que me habían dado un grandísimo espectáculo en la ducha se habían arreglado como si fuesen de ligoteo. Muy sutilmente, pero se habían pasado un buen rato peinándose y la ropa que llevaban no era la primera que les había salido del armario. Me detuve también a mirar un momento a Anna y sé que no fui el único que se percató de la mirada pícara y el guiño que me dedicó con toda la picaría del mundo. Aún no sé si quería ponerme nervioso o dar celos a la pobre Sonia. Fuera lo que fuese, consiguió ambas. Por suerte o por desgracia las mujeres tienen un alto sentido de competitividad y Sonia no tardó en contraatacar: -"Siéntate con nosotras Arnau". Mi hermana, Sonia y Nuria estaban algo apartadas de los "mayores" en una mesa redonda jugando una partida al "trivial". Cualquier cosa es buena mientras esperas, y supongo que ellas me esperaban a mí para continuar con su jueguecito del cual, por suerte, yo ya sabía lo más importante. Como era de esperar hice caso y me senté en una silla que parecía llevar mi nombre escrito, entre las gemelas y enfrente de mi hermana. Al principio no me sentía muy a gusto e iba dejando que ellas hiciesen sus bromas y que riesen a gusto, pero pronto me sentí suficientemente bien entre ellas como para seguirles la corriente. -"Bueno, ya llevas cinco minutos aquí sentado, ¿vas a jugar o no? ¿o tienes tanto miedo como le tocas las tetas a mi hermana?-lógicamente seguido de risas de Nuria y de mi hermana. Supongo que Sonia no acababa de encontrarlo gracioso. -"La cara de tonto que está poniendo mi hermanito me recuerda a algo…ah, sí, ya se"- y más risas. - "En fin, si quieres jugar te toca. ¿O eras tu quien tocaba?" Supongo que podría seguir así un bueno rato si no fuese por la cara de Sonia. Debía defendernos. Este tipo de conversaciones las mantengo a diario con los colegas, pero con mi hermana y unas amigas no lo podía permitir. -"No te quedes pasmado. No otra vez"

-"¿Como te quedas tú con tus amigas?" Supongo que mi hermana se sorprendió. No sé si por atreverme a responder o porqué empezaba a pensar que yo sabía que le iba un poco de todo. Lo cierto es que se quedó helada y como Nuria pareció no enterarse siguió con las bromas. -"Vamos a seguir jugando". -"Venga va, dejémonos de bromas y continuemos"

-"A ver si acabamos la partida"-continuó mi hermana, más por ganas de cortar el tema que de jugar. Sonia pareció aliviada al ver que íbamos a jugar por fin, pero su hermana necesitaba continuar con las coñas: -"Bueno, y si no acabamos…tu hermano está acostumbrado a dejar las cosas a medias" Como fue la única que se rió entendió que algo no iba bien, así que simplemente se calló y continuamos la partida. Mi hermana estaba visiblemente nerviosa y ni siquiera sabía como continuar la partida. Llevábamos una hora dando vueltas por el tablero inútilmente cuando medio mosqueada dijo, casi nos ordenó: -"Vamos a cenar a Mataró nosotros cuatro. Estaremos más tranquilos". Como ninguno de los cuatro parecía estar disfrutando de la situación, todos aceptamos de buen grado. Yo hubiese preferido ir a ver a Carlos pero al fin y al cabo iba a ser la envidia de todos los hombres que me encontrase. Además, me apetecía estar con Sonia un rato, y a lo mejor podría conseguir que ese rato fuese a solas. Nos despedimos con un simple adiós, gritando que cenaríamos en Mataró y uno de los padres (no sabría decir quien) se limitó a decirle a mi hermana que condujese con cuidado. Al fin y al cabo era bastante novata en eso de conducir. Yo me senté detrás con Sonia. Al montarse en un coche se siguen una especie de normas muy extrañas. En principio los mayores se sientan delante. Eso cambia si por ejemplo en el coche van dos matrimonios, en ese caso lo normal es que los dos hombres vayan delante. Alguien debería resumir un poco todas las situaciones en las que debes sentarte detrás, excluyendo claro está en las que conduces. Nada más salir del garaje miré a Sonia y le hice un pequeño gesto preguntándole qué pasaba, a ver que soltaba. Ella se limitó a mover la cabeza hacia delante, queriéndome hacer creer que toda la culpa era de nuestras respectivas hermanas. Supongo que en el fondo así era. Ella se limitaba a dejarse llevar pero yo tenía clarísimo que sabía de qué iba el juego. No me importaba en absoluto, pero me molestaba que me perdiesen el respeto de ese modo. Puesto que todos nos habíamos sentido incómodos en cierto grado por la situación ante el tablero del trivial ninguno articuló palabra durante el trayecto. Quizás sería exagerado decir que mi hermana me asustaba estando callada tanto rato. Posiblemente estaba concentrada en la carretera, pero estoy completamente seguro que durante el viaje maquinó algún jueguecito de los suyos para traernos a todos de cabeza. Hubo otra cosa que me resultó molesta durante el viaje. Yo tenía la mano apoyada en el asiento entre yo y Sonia y sin aviso previo me la cogió suavemente. Como acto reflejo la miré y estaba tan tranquila, observando los árboles pasar por la ventana. En principio debería ser algo tierno que te cojan la mano pero me puso muy nervioso. No sé que esperaba de mí. En realidad, ahora si lo sé. Llegamos al restaurante y seguíamos sin pronunciar palabra mientras leíamos detenidamente la carta. Yo estaba sentado de nuevo al lado de Sonia y lo que es peor, empezaba a gustarme estar a su lado y me tranquilizaba aunque me daba unas ganas terribles de hablar que no vencían el miedo de romper el silencio. Por suerte tuvimos que pedir. El silencio estaba roto y a mi hermana no le importó seguir hablando en un tono muy serio. Por suerte éramos grandes amigos los cuatro y ya habíamos mantenido conversaciones muy íntimas y serias: -"Muy bien, ya somos mayorcitos. Hemos hablado muchas veces sin tapujos, así que volvámoslo a hacer. ¿Qué sabes?"

-"¿Qué sé de qué?"

-"Ya sabes de que hablo. ¿Que es eso de cómo "me quedo con mis amigas"?"

-"Primero de todo te pido perdón, yo soy algo más educado que vosotras…"

-"Perdona"-me interrumpieron las tres. -"Sé, y no me preguntes cómo que te va un poco de todo". -"Mierda. ¿Cómo coño sabes eso?"

-"No te enfades. No se lo diré a nadie". -"¿Como lo puedes saber? Sólo lo sé yo, Nuria y…"-Sonia, llorosa le pegó una patadita por debajo de la mesa temiendo ser descubierta ante mí en ese momento en que las cosas le empezaban a salir bien"-y una amiga que no viene al cuento". -"Así que deduzco que estáis liadas, je, je, je. Tiene su gracia"

-"¿Como deduces eso?"

-"No hace falta ser un genio. Si lo sabéis vosotras dos, tendréis que estarlo, ¿sino quien?". Se callaron porque pensaron que las había pillado y me contesté a mi mismo. -"Pues con la amiga que no viene al cuento". Nos reímos todos y dimos por sentado que ellas estaban liadas. A partir de ese día creo, Sonia no jugó más con ellas y mi hermana y Nuria se convirtieron en una pareja más o menos estable. Lo sorprendente es que ellas iban teniendo sus novietes aunque con la seguridad de tener siempre alguien esperándote. -"Bueno, ya que nos has pillado en esto continuaremos hablando hermanito". Sonia se agarró a mi mano muy fuertemente. Al mirarla pude ver que estaba a punto de llorar y me supo realmente mal. -"Nosotras teníamos un plan"- nueva patadita de Sonia -"Me refiero Nuria y yo, en el cuál tu acabas en la cama con Sonia". Sonia no pudo más y empezó a hablar casi chillando. Se sintió amenazada. En ese momento me di cuenta que quizás se había enamorado de mí sin tenerlo previsto y no podía permitir que se le fuese de las manos. -"Cállate ya. No te vas a meter en mi vida privada. Olvida todos tus planes. Cállate". Diciendo esto me dio un beso rápido, el más veloz que había vivido hasta entonces y creo que hasta ahora, pero que tuvo algo especial por las circunstancias. Por su parte mi hermana se decepcionó un poco. Entendió que no le dejaría ver como la desvirgaban. Lo que con el tiempo he logrado entender es que todo empezó como un juego. Sonia se dejó llevar por las otras dos y acabó enamorada. Si tengo que ser sincero diré que me sentía algo acorralado. Yo no había hecho nada para provocar esta situación. Sonia estaba muy buena, pero no sentía nada especial por ella. Por supuesto que quería tirármela, pero me sentaría muy mal romperle el corazón. Esa noche la terminé como pude. Nos dimos unos cuantos besos mientras mi hermana y Nuria nos miraban embobadas, contentas, orgullosas y felices de creernos completamente enamorados. Decidí no llamarla en unos días esperando que se olvidase de mí y no tuviese que romperle el corazón. Qué equivocado estaba. "Pa" tozudas las mujeres. El lunes llegó por fin. Digo por fin porque yo estaba de vacaciones, que si no otro gallo cantaría. Y yo sólo podía pensar en evitar a Sonia y en volver a ver a Anna e intentar follármela otra vez, aunque tenía la impresión que sería de nuevo ella quien se me cepillase a mí. Por suerte me llamó ella. Yo no me hubiese atrevido nunca. Lo que primero me extrañó fue que tuviese mi móvil pero ni mucho menos me entretuve en pensar en esa tontería. La conversación fue realmente corta: -"Hola Arnau, soy Anna. Mi marido está de viaje. Ya sabes donde vivo. Móntatelo para venir esta noche a mi casa..."

-"Eee…vale"

-"Adeu cariño..." Y colgó sin más. Fue increíble, me dejó helado. Por suerte tenía una forma perfecta para pasar la noche fuera