Aún estoy asimilándolo... (3)

Quedé con Sandra para "merendar". Lo que comimos nos encantó a los... ¿3?

Al día siguiente estaba eufórico. Y volvieron a notar mi estado de ánimo mis compañeros de trabajo, sobre todo Silvia.

SILVIA: ¡¿Pero qué te pasa hoy?! Estás como muy chulito ¿no?

Silvia tenía razón. Estaba genial, con energía. Me sentía muy macho. En ese mismo momento me entraron ganas de agarrarla del pelo y meterle la polla en la boca para follársela. Igual que hice con Sandra… Y es que la sensación de haber tenido un orgasmo en su boca me dio un subidón. Y no sólo una, sino dos veces, y esa misma tarde habría una tercera… Pero la euforia también venía de otra idea: Paz.

Sandra le contó a Paz que mi pene y mi semen estaban deliciosos, y ahora también ella quería probarlos. Eso significaba que antes o después recibiría una mamada de Paz… ¡Dios! Si tuviese que elegir entre Sandra o Paz elegiría a Paz. Me resulta más atractiva, más femenina y más guapa en general, y se acerca más a mi edad también. No digo que Sandra no esté buena, al contrario. Está tremenda y es guapísima. Aun así prefiero a Paz…

El caso es que si pensaba en ellas ya me ponía malo. De repente me venían a la mente ideas perversas y atrevidas, como que si hago un trío con ellas supondría tener a mi disposición un total de 6 orificios a penetrar. O que si se lían entre ellas mientras podría masturbarlas a la vez… Definitivamente estoy salidísimo…

Ese mismo día procuré no pensar en eso para no gastar energías. Lo que iba a hacer seguro era “alimentar a Sandra” y además probar su sabor íntimo femenino. Debía reservar fuerzas. Al llegar a casa me duché corriendo, volviendo a poner énfasis en la higiene de mi pene. Debo hacer que la mamada sea lo más agradable. Tampoco me masturbé desde el día anterior, así no malgastaba semen. Habíamos quedado por WhatsApp sobre las 19:00h, esta vez en su casa. Cuando llegó la hora estaba pletórico, aunque también algo nervioso, para qué nos vamos a engañar. Bajé y llamé al timbre. Sandra me recibió con un vestidito gris muy cortito y sexy. Llevaba el pelo suelto y esta vez iba sin gafas.

SANDRA: ¡Hola! – Me da un beso en la mejilla. - ¿Qué quieres merendar?

Lo dice tonteando, con una sonrisa de pícara. Jugando con el doble sentido.

YO: No sé, lo que tengas por ahí…

SANDRA: Te había preparado una cosa…

Me agarró de la mano y me llevó hasta su habitación. Allí se recostó sobre la cama y abrió las piernas de par en par. Me hacía mucha ilusión quitarle las bragas como quien quita el envoltorio a un caramelo, pero… no llevaba bragas. Contemplé su zona íntima en todo su esplendor, su vulva estaba rosadita y brillaba por la humedad. Esta vez estaba completamente depilada.

SANDRA: ¿Te apetece un poco de coño? – Dice en tono atrevido y señalándose.

YO: Vale… Sí. Vamos a probar un poco.

Mi polla se alegró, pero la pobre no iba a disfrutar de momento. Me arrodillé y puse mi cara muy cerca de ese manjar que me iba a comer. Aunque mis ganas de devorarlo con ansia eran muchas, decidí ir poco a poco. Como si me fuese a comer un delicioso pastel a mordisquitos pequeñitos para poder degustarlo plenamente, sin prisa.

Con las manos acaricié la zona interna de sus muslos, que estaba súper suave. Mientras, le di un beso pequeñito en la ingle, después cambié de lado y le di otros dos besitos en la otra ingle. Volví a la otra ingle, y mientras cambiaba de lado, mis labios rozaban un poco su sexo. Continué con el juego de las caricias y los besitos un ratito, y pude comprobar que su excitación crecía poco a poco. Se estremecía y respiraba cada vez rápido.

SANDRA: Joder… qué cachonda me pones… cómeme por favor…

Obedecí pero seguí yendo poco a poco. Le di un piquito en mitad de su vulva. Luego otro un poco más largo, después de unos cuantos besitos saqué un poco la lengua. Noté cómo mis labios se mojaban con su flujo. Me relamí para empezar a saborear su sabor a mujer… “Mmmm…” delicioso… Al instante pude notar un sabor a caramelo de fresa, así que deduje que se habría puesto lubricante antes. Sin embargo ese sabor tenía muchos más matices escondidos. Volví a pasar la lengua, esta vez entre sus labios, varias veces. En cada pasada pude ir notando su sabor puro, aunque mezclado con el sabor a fresa. Noté el mismo sabor que cuando metí la mano dentro de sus bragas y me chupé los dedos. Era dulzón, intenso, con un toque ácido.

SANDRA: ¡Mmmmmmmmmm….! Sigue…

Con un lametón de arriba debajo de su rajita recogí parte de su flujo y lo llevé a su parte más sensible: mi lengua y su clítoris establecieron contacto por fin. Al hacerlo, Sandra dio un respingo y soltó un gemido más alto. Iba por buen camino. Con la punta de la lengua rozaba suavemente su botoncito, como jugando con él. Ella se moría de gusto, cerró un poco las piernas para sujetar mi cabeza con los muslos y con las manos me agarró del pelo. Cuando hizo eso empecé a succionar sutilmente su clítoris. Al hacer esto pude tragar el poco flujo que había en esa parte del coño. Y bajé un poco a por más a la entrada de la vagina, que estaba empapada. Sin pensármelo chupé lo que había para poder saborear más cantidad de humedad. Esta vez el sabor era puro a mujer, y me encantó… Noté su dulzor y acidez más intensos. Comprendí que si mi semen era siquiera la mitad de delicioso que su flujo vaginal, era normal que Sandra quisiera chupármela con esa ansia. Ahora yo también voy a querer que me dé de comer de su coño a diario…

SANDRA: Ufff… que aproveche… aaah… - dijo ella entre gemidos.

YO: Gracias. – Dije separándome un instante de su sabrosa vulva.

En ese momento caí en la cuenta de que Sandra y yo hemos tenido sexo oral, pero nunca nos hemos besado… Y podía ponerle remedio, quería besarla en los labios, solo que iba a ser un beso… especial. Pues no se lo di en los labios de la boca, sino en los de abajo… La agarré fuerte de los muslos e imaginé que nos estábamos morreando. Mi boca y su coño se fusionaron durante unos instantes. Ahora sí le estaba devorando el coño con ansia, con hambre. Me agarró más fuerte del pelo y me apretó contra ella. Sus gemidos eran ahora gritos fuertes.

SANDRA: come, ¡come!, ¡COME!...

Y así lo hice. Supuse que era el momento y volví al clítoris. Solo que esta vez empecé a succionar con fuerza. Sandra me tiró del pelo, sin saber que me hacía daño. Pero no me importaba. Quería que se corriera sintiendo mi boca ahí. Me apretó tanto contra su entrepierna que no podía respirar. Soltó un grito fortísimo y muy largo hasta que poco a poco perdió las fuerzas, me soltó la cabeza y se derrumbó. Parecía que había desmayado. Me puse de pié y me subí a la cama, justo encima de ella.

YO: Gracias por la merienda, estaba deliciosa…

SANDRA: Ah… De nada… pero… - dijo sin aliento- Yo no he merendado aún…

Mi pene, que no había dejado de estar duro en ningún momento, se puso aún más contento.

PAZ: Yo también quiero merendar.

Me asusté. Miré hacia la puerta y… ¡ahí estaba Paz! Mi corazón me dio un vuelco. Estaba sentada en una silla mirando. Tenía el pelo recogido, llevaba una camiseta blanca de tirantes y abajo sólo estaba en bragas… con una mano dentro y las piernas abiertas. Se estaba masturbando.

Yo estaba cachondo y nervioso a partes iguales. Sabía lo que iba a ocurrir y eso me encendió todavía más. Jamás tuve la polla tan dura como en ese momento. Sandra se incorporó, aún extasiada.

SANDRA: Túmbate, es tu turno.

Ella se apartó y yo me quité los zapatos, los pantalones y los calzoncillos. Me eché en la cama boca arriba con las piernas abiertas y muchas ganas de dejarme hacer. Mi polla estaba tiesa, apuntando al techo, muy dura. Apenas era consciente de que estaba a punto de cumplir una de las fantasías por excelencia del hombre, una mamada con dos bocas.

Ambas se colocaron entre mis piernas, Paz a la izquierda y Sandra a la derecha. Ésta última me agarró de la base del pene muy fuerte. Las dos me miraron sonrientes, luego lo hicieron entre ellas.

PAZ: Bueno Sandra, ¿tienes hambre?

SANDRA: Mucha, pero sólo tenemos una polla. Tendremos que compartirla.

Acto seguido, las dos cerraron los ojos y acercaron su boca poco a poco a mi glande cada una por su lado y me dieron un beso. En ese momento toqué el cielo, una sacudida de placer me invadió y no pude evitar soltar un suspiro profundo. Sandra siguió dándome besitos muy suaves, y Paz empezó a hacer pequeñas succiones. El gusto que estaba sintiendo era tan intenso que no pude evitar cerrar los ojos y mi cuerpo se puso tieso, como paralizado. Comencé a gemir, aunque no eran gemidos, sino gruñidos. Sus labios, sus lenguas y mi pene estaban fusionados. Después de los besos me dieron lametones alrededor del glande. Sus lenguas se encontraban mientras lo hacían. Sentí como que se intentaban besar entre ellas pero mi polla se interponía entre ellas.

PAZ: Pues sí, tienes una polla deliciosa – Dijo Paz, despegándose un instante.

Me incorporé un poco para mirarla. Ella me lanzó una mirada traviesa, mordiéndose el labio. Sandra aprovechó y se metió mi polla entera hasta el fondo.  Al sentir su garganta apretándome el glande me estremecí de gusto. Continuó un poco subiendo y bajando su cabeza. Los ruidos que salían de su interior “glo, glo, glo” me ponían cachondísimo.

PAZ: ¡Tía! No acapares, deja algo para las demás.

Sandra la hizo caso y se la sacó de la boca, tomando una bocanada de aire, como si saliese del agua. Me la dejó llena de babas, que también caían de sus labios. En apenas un segundo, Paz repitió lo mismo que Sandra, más rápido y más intenso…

YO: ¡Dios!

Se había metido mi polla aún más profundo, se movía más rápido y la presión en de su garganta era mayor. Estaba hambrienta de verdad, me la estaba devorando. Sus sonidos guturales eran un poco más intensos: “glo-glo-glo-glo…”

YO: ah… ah… ah… Paz… joder… ah… ah…

Mientras, Sandra me estaba mirando con una sonrisa muy dulce. Respiraba rápido porque se había quedado sin aire, y de sus ojos se escapaban dos lagrimitas del esfuerzo de mamar tan hondo. Acerqué mi mano y le acaricié la carita con ternura. Tiene la piel muy suave.

Paz se la sacó de golpe, tomando aire igual que Sandra. Solo que a ella se la veía más entera, como si estuviese acostumbrada a chuparla así de bestia a menudo.

Allí estaban ellas, sonriéndome y entre ellas mi polla llena de saliva. En ese preciso instante me sentía muy macho, poderoso, dominante. No pude evitarlo y me dejé llevar. Salió de mí el lado más salvaje y oscuro. Algo que estalló de mis deseos más prohibidos. Agarré fuerte del pelo a ambas con cada mano y puse sus bocas en mi polla.

YO: Tenéis hambre ¿verdad zorras? Pues tomad polla.

A partir de ese momento no tuve miramientos con ellas, quería una mamada doble dura y la iba a tener. Dirigí los movimientos de sus cabezas mientras chupaban. Y lo hacían con ansia, lo que me hacía pensar que les gustaba que las mandase, y eso alimentaba mis ganas de dominar. Cada una succionaba con fuerza en su lado, haciendo ruido de rechupeteo. Después, aparté la cabeza de Paz y bajé la de Sandra para meterle la polla hasta el fondo de la garganta. Luego, tiré de su pelo para sacársela e hice lo mismo con Paz. Estuve un rato eligiendo qué boca me follaba en cada momento. No podía verles la cara, pero sus gemidos y forma de mamar me hacían pensar que estaban muy cachondas.

YO: Venga, chupad. Que me quiero correr en vuestras boquitas y daros de comer.

Solté su pelo para que ahora fueran ellas las que me la comiesen a voluntad. Chupaban fuerte, mi orgasmo estaba cerca. Ellas gemían y babeaban.

YO: Sí chicas… Así…

En breves instantes un orgasmo increíblemente intenso se fue apoderando poco a poco de todo mi cuerpo. Mi polla estaba a punto de estallar. Empecé a gritar.

YO: Ah… Aaah… ¡Aaaaah!

Paz y Sandra tenían sus labios alrededor de mi glande, pero era Paz la que estaba a punto de recibir mi semen. El primer chorro, bastante abundante, impactó en su paladar. Sin dejar de succionar suavemente, recibió el segundo, mucho más abundante que el primero y que le llenó la boca. Rápidamente, Paz apartó un poco la boca para que fuera Sandra la que disfrutase del resto del semen. Acabé por llenarle la boca también a ella con otros 4 chorros menos abundantes.

YO: Dios… aaaah….

Perdí completamente las fuerzas físicas, ahí tendido en la cama de Sandra. Acababa de vivir el orgasmo más brutal que jamás he tenido, y había cumplido la fantasía de millones de hombres en todo el mundo. Además aún me quedaba algo del sabor a la vagina de Sandra en la boca. ¿Qué más podía pedir? Pues una cosa más…

Me incorporé con las pocas fuerzas que me quedaban y miré a las chicas. Ahí estaban, entre mis piernas, con la boca llena de mi semen. Sentí un enorme placer al verlas saborearlo y deleitarse con él. Poco a poco lo fueron tragando y luego se relamieron. No habían derramado ni una gota.

PAZ: Tenías razón tía, está riquísimo.

SANDRA: ¿A que sí?

PAZ: Julián, estarás contento, ¿no? Nos has follado la boca muy duro y nos has llamado zorras.

Joder, tenía razón. En el bajón post-orgasmo me dio mucha vergüenza haber dicho eso y actuado así. Yo no soy así, las había forzado e insultado, me sentía fatal.

YO: Lo siento chicas. No sé qué me ha pasado, me he dejado llevar… - Me tapé la cara cara con la mano.

PAZ: ¡¿Qué dices?! Ha sido genial. Has sido un poco brusco, pero me ha gustado mucho. ¿A que sí tía?

SANDRA: Después de comerme el coño como lo ha hecho le dejo que haga lo que quiera conmigo…

PAZ: ¡¿Qué?! ¿Lo que quiera? ¿Seguroooo…? – Paz empuja a Sandra a modo de juego.

SANDRA: Bueno… no… todo no…

No sabía muy bien qué estaba pasando. Supuse que hay algo que a Sandra no le gustaba y tenían un pique entre ellas por eso.

PAZ: Anda, tonta…

SANDRA: Que no, tía. Ya está…

Yo las miraba un poco extrañado.

PAZ: A ver, Julián, ¿a ti te gusta dar por detrás? ¿A que sí?

¡Estaban hablando de sexo anal! No sabía qué decir. Yo nunca la he metido por detrás, pero la idea de hacerlo me encanta. Que hablaran de eso me excitó un poco a pesar de haberme corrido hace unos instantes.

YO: No. Bueno, no lo sé… Nunca lo he hecho por ahí…

PAZ: ¿¿No?? Pues a eso ya podéis ponerle remedio los dos…

¡Paz estaba insinuando que Sandra y yo practicáramos sexo anal!

SANDRA: No y punto. Me voy a duchar, que estoy muy guarra.

Sandra se puso seria, se levantó y se fue a la ducha.

PAZ: Se ha molestado – rió – Bueno, tú insísteselo…

Paz también se levantó y comenzó a vestirse. Yo hice lo mismo por inercia, tenía los boxers y los pantalones en el suelo.

PAZ: Bueno, vamos a irnos y dejar que se duche en paz.

Cuando terminamos nos acercamos a la puerta del baño.

PAZ: ¡Sandra, nos vamos! ¡No te enfades, tía!

Yo estuve en silencio, no sabía qué decir. Salimos del piso y cerramos la puerta. Paz volvió a dirigirse a mí.

PAZ: Sandra no quiere hacerlo por detrás, dice que por ahí, no. Que no está preparada y seguro que le duele. Tú inténtalo cuando esté muy cachonda, a punto de correrse.

Hice como que asentía. Indirectamente me estaba diciendo que ella, al menos, sí lo había probado… “Dios, qué morbazo tienes, Paz”, pensé. Nos metimos en el ascensor para volver a nuestros pisos. Paz salía antes que yo, pero antes de salir me agarró del hombro y me dio un pico.

PAZ: Y oye… gracias por la merienda… - Me agarró el paquete – Estaba riquísima. Esto hay que repetirlo ¿eh?...

Ella me guiño, se dio la vuelta y salió. Yo la sonreí, supongo que con cara de tonto.

Ya en mi casa me tiré en la cama a reflexionar. No terminaba de creérmelo. Había tenido el primer trío de mi vida. Oral, pero trío al fin y al cabo. Me he comido un coño delicioso, dos tías buenas me han hecho garganta profunda, me la han chupado a la vez, las he dominado y además se han bebido todo mi semen. Es maravilloso. Y además de saber que esto se puede repetir, todo ha acabado con una ligera posibilidad de tener sexo anal…

Si esto es un sueño. No quiero despertar.