Aún de lejos me llevas al Infinito y más allá
Bastó un segundo en que el clima empezó a funcionar y el sentido del olfato remitió a Surimar de inmediato a la cocina de su casa tres días atrás, de algún lado le llegaba el olor a la loción que utilizaba Su Ingeniero, los demás sentidos entonces hicieron su aparición...
Era su tercer día de curso; haber llegado hasta ahí le costó un poco de trabajo, el tráfico durante el trayecto por carretera fue un poco entretenido, se topó con arreglos al pavimento en más de tres sitios; lo que ponía en juego que llegara a tiempo.
Estaba muy interesante la clase, el profesor les estaba mostrando como poder programar aplicaciones para móviles en la plataforma Android, eso a Surimar le llamaba mucho la atención; el calor estaba arreciando, sentía escurrir una gota de sudor en el canal de sus pechos y un compañero le solicitó al profesor accionar el aire acondicionado.
Bastó un segundo en que el clima empezó a funcionar y el sentido del olfato remitió a Surimar de inmediato a la cocina de su casa tres días atrás, de algún lado le llegaba el olor a la loción que utilizaba “Su Ingeniero”, los demás sentidos entonces hicieron su aparición, el tacto: la sensación de la plancha de mármol frío contra sus nalgas; el gusto: la textura y el sabor de la barba incipiente de Jon al momento de lamerla en su mejilla; el olfato: en el aroma, que despedía el hueco de la sección de su cuello donde ella tenía albergada su nariz, era una fragancia tan cautivadora, olía a fresco y a hombre a la vez; la sensación al tacto de la suavidad de la espalda masculina al ser recorrida por sus manos, el sonido del clima era el mismo de la nevera de su casa.
En ese momento “Su Ingeniero”, muy hábilmente tomó dos sillas y poso en cada una un pie de Surimar, entonces comenzó desde las rodillas por la cara interior de los muslos a trepar muy despacio con suaves lametones sin prisa pero sin retroceder ni un centímetro, proporcionándole a Surimar un sinfín de sensaciones, al momento de llegar al sitio anhelado, no se abalanzó a entrar, se dedicó a andar en círculos, procurando besitos, lametoncitos, y pequeñas succiones a cada centímetro de los labios exteriores, Surimar solo atinaba a gemir y arqueaba la espalda disfrutando cada segundo, poco a poco fue “Su Ingeniero” ingresando al pabellón del placer con su lengua docta en esos asuntos, quería que esa mujer disfrutara del mejor sexo de toda su vida; en el momento que dió con su perla del goce la tomo con mucho cariño entre la lengua y los dientes, le propino tal cantidad de caricias y atención al mismo tiempo que le acariciaba las nalgas, que Surimar lanzó un grito desde las entrañas, y se entregó al gozo, fue una corrida monumental, jadeaba y temblaba toda ella, se dejó llevar como nunca ya que la confianza que le inspiraba ese hombre le daba oportunidad de ser ella siempre…
Cuando pudo reaccionar tomó la cara de ese hombre entre sus manos y lo atrajo hacia ella, la expresión de la cara femenina era una mezcla de infinito placer, un profundo agradecimiento y una ternura inmensa que le inspiraba ver el rostro de “Su Ingeniero” después de haber captado su llovizna de jugos, solo pudo con ambas manos quitar un poco de la humedad de la cara de Jon y se fundieron en un beso épico.
Para esto “Su Ingeniero” estaba totalmente empalmado, ella alcanzó a bajarle el slip al momento su polla se irguió libre y orgullosa, buscando donde poder encajar, Surimar le indicó el camino con una mano y de un solo intentó él pudo llegar al fondo, “Su Ingeniero” tomó las rodillas de Surimar y se las colocó en los hombros, de esta forma estaban más en contacto, era tanta la necesidad de esos dos de estar juntos que en muy poco tiempo se acoplaron y encontraron el ritmo y la cadencia que regía sus destinos, estaban en medio de una danza frenética, comiéndose las bocas de la forma más cachonda que nunca habían experimentado, “Su Ingeniero” le amasaba las tetas y se complacía con la dureza de sus pezones, le encantaba el color rosado de las areolas, y cada vez que succionaba de ellas los dos tenían arcadas de gusto, que delicia, los hombros suaves y llenos de pecas de Surimar le fascinaban, se fundieron en un abrazo y poco a poco fueron ascendiendo al cielo juntos, como siempre lo habían deseado un gemido surgió del fondo de sus cuerpos y duró una eternidad.
Un sonido fuerte en el aula de clases sacó a Surimar de sus pensamientos, el profesor estaba haciendo una pregunta y se dirigía a ella…
No supo de dónde, pero pudo contestar atinadamente…. Uff!! Al momento de sentir todas las miradas sobre ella, creyó que podrían leerle el pensamiento, se sobresaltó.
En muy poco tiempo se sintió afiebrada… tenía necesidad de aplacar su urgencia; no había oportunidad de salir del aula, solo atinó a poner su antebrazo sobre su teta izquierda haciendo un poco de presión, el simple hecho de sentir esa fuerza sobre su pezón hizo que su respiración se agitara, lo bueno es que estaba sentada en la parte de atrás del salón y por el nivel de sonido en el aula no se escuchaban sus mini jadeos, entreabrió sus piernas y su mente se dedicó a hacer el resto… después de unos cuantos momentos pudo llegar a un orgasmo; se mantuvo con los ojos abiertos todo el tiempo checando que sus compañeros no se percataran de nada, nunca había pasado nada igual…
¡Gracias Jon! Alcanzó a susurrar.
Antes de salir de clases, comenzó a escribirle un mail,
Para: Jon Pérez
Asunto: Aún de lejos me llevas al Infinito y más allá…