Aún a pesar de todo
El afán de superación de una tranx contado por ella misma
Me desperto la vibración de móvil en la mesilla. Poco a poco abrí los ojos, cogí el teléfono y lo mire. Tenía 3 WhatsApps, uno era de mi madre, para recordarme que comíamos juntas y que no llegara tarde. Los otros dos eran de Torres, el gerente de mi empresa, el primero, confirmando la reunión con los alemanes, y el segundo, para pedirme que fuera puntual.!!! Que mania tenían todos con que yo me retrasaba!!!
Escuche a Jorge, mi novio, cantar mientras se vestía. Yo estaba desnuda sobre la cama, vi el semen seco sobre mis tetas, Jorge se había corrido allí, también note, como tenía semen pegado a mi tripa, ese era mío. Y en el culo y entre los muslos también había sequedad, esa era del primer polvo que Jorge y yo echamos anoche al llegar, lo comenzamos en el uber que nos traía, y terminamos en el recibidor de nuestro chalet. El alcohol ingerido, en la cena nos ayudo. Lo pasamos bien en la celebración del aniversario de su fin de carrera. Jorge estaba encantado de que yo pudiera acompañarle a eventos. Hay quien nos trataba bien, quien mal, y otros nos criticaban por detrás.
Fui hacia el vestidor, y mi hombre se estaba terminando de hacer el nudo en la corbata. Me encantaba verle arreglarse, era muy cuidadoso. Y hoy estaba guapo, a sus 53 años, alto, fuerte, moreno de piel de deporte al aire libre, su pelo blanco, y su barba casual. Llevaba 4 años ya con él. Parecía que fue ayer, cuando dejó a su mujer, y se vino conmigo. Fue un escándalo, el mejor Arquitecto de la ciudad, abandona a su esposa e hijos, y se va a vivir con una travesti, dueña de la mejor Asesoría fiscal y jurídica de la región.
Le abraze, desnuda como estaba, a conciencia pege mucho mis carisimas y grandes tetas contra él. Me apetecía otro poco de sexo, baje mi mano hacia su brageta y me paro en seco. Lo siento cariño, ahora no, me voy volando, llego tardísimo. Le iba a replicar, pero Gladys, nuestra asistenta, llamó a la puerta en ese momento, para decirnos, que los 2 uber que habíamos solicitado estaban en la puerta. Jorge me beso, batió su lengua brevemente en mi boca, y salió disparado.
Le indique a Gladys que avisara al chófer de mi tardanza. Tome una ducha rápida, y decidí cómo vestirme para el día que me esperaba. Opte por unas bragitas blancas de encaje, solo recogían media nalga, pero después de los 2000€ empleados en subir mi culo y hacerlo más prominente había que lucirlo. No llevaría sujetador, mis tetas miraban hacia arriba, no se caían. El vestido, fue un Chanel, que apenas me había puesto, con un generoso escote y que bajaba lo justo para tapar mis bragas. Me maquille mucho, marque mucho mis cejas, y a mis parpados les di un azul intenso, remate con unas pestañas, largas. Me encanta que los hombres me miren a la cara y se pierdan en querer descubrir que dicen mis ojos. De calzado, me puse mis sandalias beige atadas a mis tobillos, y con un tacon considerable, me hacían unas piernas preciosas, y convinaban perfectamente con el bolso de Dior, que Jorge me había regalado hacía pocos días. De complemento solo me puse mi brazalete de serpiente, nada mas, ni colgantes ni pendientes, ni anillos. Iría de sencilla. Cuando baje, fui a la cocina directamente, ya tenía preparado mi te rojo, y mi tratamiento hormonal, el que ya me acompañaria siempre. Gladys era un primor, no se que haría sin ella. Además había visto de todo en esa casa, y nunca había rechistado. Aquella misma noche la debimos de despertar, porque recuerdo que chille como una posesa, cuando Jorge me follo en la escalera al llegar a casa. Intenté subir el primer peldaño, y sus manos subieron a mi cintura, me arrancó el tanga, y me hizo caer de 4. Hundió su cabeza por detrás, y me hizo una comida de ano, espectacular, con una de sus manos acariciaba mi pollita de nena, y claro, yo suspiraba y gemia, y terminé chillando cuando en aquella postura, sacó su rabo de su brageta, y me la clavo hasta los huevos. La poya de Jorge no era excesivamente grande, medida estándar, pero tenía mucho aguante, y sabía hacer muy bien el amor. La enterraba en mi, una y otra vez, la sacaba del todo y la volvía a meter, yo apretaba las nalgas para que no la sacará, sus huevos pegaban con violencia contra mi pelvis, y sonaba choc, choc. Nací con poya, pero mi culo lubrica como un coño, lo juro. El caso es que Jorge y yo, estuvimos un buen rato follando en la escalera, chillando, gimiendo, y hablando fuerte y la pobre Gladys no había dicho nada. Ella sabía muy bien mi vida, nos conocíamos hace años. Entonces yo tenía mi vivienda y mi negocio de asesoría en un cuartucho, propiedad de un matrimonio mayor, unos verdaderos usureros, y al que muchas veces le tenía que pagar la mensualidad, dejando que me sobara y babeara el marido y la mujer lo viese. En alguna ocasión me tocó, chuparle aquella mierda de rabo, pequeño y que olía a orín y suciedad. Yo por entonces, apenas tenía pecho, no era ni por asomo lo que soy hoy, y solo me preocupaba de mi incipiente negocio y de mis inyecciones semanales de hormonas. Mis padres tenían una posicion económica boyante, y me apoyaban en todas mis decisiones, pero yo quería ser independiente y no les pedí ayuda. Gladys, vivía en en apartamento al lado, y enseguida congeniamos, ella se dedicaba a limpiar edificios para una empresa, y cuando a mi me empezó a ir bien, le ofrecí su actual puesto y aceptó al instante.
Decidí calentar al conductor del uber. Me senté el centro del asiento trasero del coche, y abrí descaradamente las piernas. El hombre, miraba más al retrovisor que a la carretera. Llegamos al edificio, donde están mis oficinas, el conserje salió a abrirme las puertas. Era un hombre de color, unos 40-45 años, bajito, regordete, y que me llamaba la atención, me intriga a saber como era su herramienta, una vez había oído en el ascensor a unas secretarias de otra oficina, que este individuo era insaciable y que su polla era enorme. Apunte en tareas pendientes, tirarme al conserje.
Llegue a mi planta, y entre en mis oficinas, tarde 10 minutos en llegar a mi despacho, a cada paso me presentaban algo para firmar, o hacerme una consulta. Cuando al fin llegue, allí estaba mi fiel Noemí, mi secretaria personal. Tenía ya más de 60 años, era tranx, y Jorge y yo la socorrimos una noche, en què la habían atracado. Noemí, hacia la calle y un desalmado después de follarsela, la pego y la quito lo poco que tenía. Nosotros la encontramos ensangrentada, y tirada en la calle, fuimos con ella al hospital y allí descubrí su historia. Sabía 4 o 5 idiomas, era toda una experta en informàtica, y sabiendo comportarse, pero claro está sociedad no permite que alguien como nosotras triunfe, yo lo sabía por propia experiencia. Al día siguiente la contrate, y era más que mi secretaria, mi confidente.
Joana, le digo a Torres, que ya estás aquí? O prefieres sorprenderle luego.
Que se espere, cuando lleguen los alemanes voy y punto, me tiene loca con el asunto.
Mi mañana empezó, así con ese pelin de angustia. Repase documentos, firme más informes, y cuando estaba a punto de relajarme, Noemí me dijo que los alemanes habían llegado y estaban con Torres en la sala de reuniones esperándome.
Fui hacia allí, contoneandome todo lo que podía, mis tacones sonaban, por toda la oficina, mis empleados pararon el bullicio que había habitualmente, y vieron a su jefa, la tranx, como me llamaban, ir de caza, a por unos clientes que si salía bien nos iban a reportar muchos beneficios.
La reunión fue genial, la ayuda de Noemí, traduciendo términos enrevesados fue fundamental. Yo coquetee, con los alemanes y su secretario todo lo que pude, los llevé al borde del deseo, un roce, una insinuación, un guiño... En fin, el más mayor de ellos, Frinz, me insinuó 2 veces ir a tomar algo, yo le di largas, hasta firmar el contrato. Una vez echo, desaparecí de allí, y que fuera Torres el que cerrará las formalidades.
Estaba tranquila, relajada, fumando en mi terraza, cuando entro Torres, eufórico, contento y sudoroso como siempre. Era el mejor Gerente que se podía tener, fiel, trabajador, entregado. Pero su aspecto físico siempre sudoroso, me daba grima. Era más bajo que yo, de mi misma edad más o menos, bastante feo, y que aprovechaba cualquier oportunidad para rozar e o tener contacto físico conmigo, en una ocasión y para hacerme firmar algo se apoyo tanto en mi trasero que note su poya crecer sobre mis nalgas. Jamás se me ocurriría tener sexo con Torres, apuntado en mi diario mental.
Vi la hora, mi madre me estába esperando desde hacía 10 minutos, y donde habíamos quedado estaba a un buen trecho en coche. Al final sería cierto que llegaba siempre tarde. Salí disparada, era viernes, y no volvería hasta el lunes a la oficina. Todo fluía, no había problema. El conserje, muy dispuesto me paro un taxi, y fui hacia el centro comercial donde mi madre estaría ya desesperada por mi tardanza. Anduve todo lo deprisa que pude, cl tacones es imposible correr, lo diga quien lo diga. Me dijeron un par de burradas por el camino, ven chocho yo te llevo en brazos, vaya culo que tienes, que barbaridad, lo haces todo tan deprisa, etc. Divise a mi madre, ya estaba sentada en aquella pizzeria que tanto la gustaba. Llegué y me hizo un pequeño reproche con mucho cariño.
Hija, siempre igual.... Luego me miró, y me dijo... Se te va a salir la otra teta. Me mire y vi que tenía la izquierda casi totalmente fuera, el pezon asomaba, y se veía casi toda mi aureola. Me sonroje.
Jo mamá, las prisas, venía volando y este vestido no es para correr.
Pedimos de comer, y charlamos, sobre mí padre, mi hermano, mis sobrinos y mi empresa, mi madre me decía que fuéramos a cenar al día siguiente y yo, que dependía de los planes de Jorge, que no sabía y que ya la diría.
Antes del café, fui al baño, a retocarme un poco, al pasar por otro local, vi a Frinz, el alemán de la reunión, tomando un café y leyendo. Me acerque y le salude. Se puso contento de verme y me invito a acompañarle, le dije que estaba con mi madre y que en otra ocasión. Me despedí y fui al baño. Sentandome en el wc, oi la puerta abrirse, y pasos. No le di más importancia. Luego escuche mi nombre, Joana estas aquí? Era mi alemán quien me llamaba, le dije que si, y llego hasta mi puerta.
Me abres?
Ufff, que iba a hacer? Era un cliente nuevo, con buenas perpestivas, y además no era feo. Mi gen puta, se puso en marcha y le dejé entrar. Al momento me abrazo, me empezó a besar, y ya me dejé ir. Nuestras lenguas se engancharon una y otra vez, sus grandes manos iban de mis tetas a mi culo, tenía todo a su disposición, toque su brageta, y note algo grande, muy grande por salir, desabroche su pantalón, y una bestia grande y dura emergió, era una polla enorme. Me agaché escapando de sus besos, y empeze a lamer aquel enorme trozo de carne, mis manos no podían rodear lo, y me harían falta otras dos, para toda su extensión. Después de lamerlo un buen rato, intenté meterlo en mi boca, era inmenso, mis mandíbulas se expandian del todo, su capullo rojo y brillante, rozaba ya mi laringe y aún quedaba poya por entrar. Me emplee a fondo, y aún a pesar de las dificultades, fui tragando toda aquella lanza, tenía experiencia, y había que demostrarla, acelere mis movimientos, aguante mis arcadas, de rodillas, soportaba los apretones que aquel hombre daba con sus caderas, para meterla más al fondo de mi garganta. Su ritmo crecía, mis manos masajeaban aquellos formidables huevos, ya notaba, como rebotaban en mi cara, la tenia toda dentro de mi boca y garganta, me faltaba el aire, la sensación de ahogo crecía por momentos, pero lo iba a soportar. Note como todavía crecía más, y de repente estalló, notaba su semen llegar a mi estómago, una cantidad inmensa, yo lo tragaba como buena perra, y notaba como me llenaba. Cuando termino, la saco, muy poco a poco, y yo comenze a toser, y a intentar coger todo el oxígeno que antes no me había permitido. Frinz, me ayudo a levantarme, me beso en la frente, me dijo que fuéramos a su hotel, que estaba enfrente, le dije que no podía que estaba acompañada, lo entendió y salió del baño. Yo espere un par de minutos por disimular, y salí. Allí estaba mi madre, con cara de pocos amigos.
Como se puede ser tan puta. Me dijo.
La explique que, era un nuevo cliente, algo puntual, y que no se repetiría. Mi madre sabía de sobra, que cuando Jorge estaba en viajes de negocios, yo no me quedaba en casa. Había invertido en aquel cuerpazo un dineral y había que amortizarlo.
Salimos del baño y nos despedimos hasta el día siguiente, por supuesto no me dejó besarla.
Me dirigí a buscar un taxi, y vi el hotel, donde me habían invitado.
Al instante estaba en recepción, preguntando por la habitacion de Frinz.
FIN.