Aula 015

"Tomo sus manos con fuerza colocándola sobre su cabeza chocando con la pared, sin darse cuenta la arrincono .el cabezal de la cama les había quedado pequeño"

Tenía pensado bajarlo en partes pero meh, disfrútenlo.

Cuando eres una adolescente y te dicen que se mudaran por 5ta vez puede ser un poco ¿frustrante? Y a eso sumémosle que esta última mudanza es a un país con una cultura muy diferente. Hasta cierto punto para nuestra chica eso ya era una costumbre, lo que no se esperaba era que esta vez le tocara quedarse completamente sola en una residencia de su nueva escuela. Sus padres la llevaron personalmente, asegurándose de que estaría cómoda y jurando que esta sería la última vez.

Ya tenía algunos días y esa mañana en particular se le había dificultado levantarse más que nunca. Sus ánimos mejoraron después de cantar un poco en las duchas, cuando salió se encontró con la mirada sorprendida de algunas chicas, no pudo evitar reírse un poco de ella misma pensando que seguramente la tildaban de loca. Salió de la residencia caminando con su nuevo ánimo energizado tarareando cada canción que le venía a la mente, no tardó mucho en llegar el instituto estaba al junto. Se detuvo en la entrada recordando.

-espero haberlo dejado en el casillero- se dijo así misma, mientras revisaba su mochila quedándose debajo de un pino. Se recostó de el con algo de desgano, adiós a su buen humor. Miro la gran estructura que se encontraba frente a ella; los colores verde claro de las paredes hacían un contraste con el naranja de los árboles que se mecían con el viento frio. Se acomodó la mochila sobre sus hombros y atravesó el enorme portal blanco, adentrándose en el campus pasando junto a la cancha de tenis, mirando algunos chicos del club preparándose.

Camino debajo de una articulación que conectaba dos edificios, saludando a un par de chicas que iban con ella a clases de nado. Observo sus uniformes, suéteres negros con detalles en azul marino, alrededor del cuello y las mangas, con una camisa blanca dentro. Esperaba que le entregaran el suyo pronto, los profesores la miraban fijamente por ser la única chica con pantalón. Continúo a paso lento, hasta llegar a las puertas de vidrio de un gran edificio blanco.

-¡Daily!- escucho como la llamaban, busco con la mirada y se encontró con un chico que venía corriendo en su dirección.

-es Riley- le sonrió con paciencia. El chico estaba exhausto por su pequeña maratón, se flexionaba sobre sus rodillas respirando fuerte –buenos días Min, no vamos tarde ¿cierto?- se cuestionó sacando el teléfono que llevaba en su bolsillo para ojearlo, aun no se acostumbraba del todo al cambio de horario –son las 7:30-

-tengo algo para ti- con un brillo de emoción en sus ojos bajo la mochila que llevaba a su espalda, haciendo sonar las chapas metálicas que estaban enganchadas en ella. Paso rápidamente el cierre de un lado, rebusco hasta saca un papel envuelto por una pequeña liga. Riley lo tomo entre sus manos curiosas, deslizo la liga hacia un lado y sus ojos se contagiaron del brillo de los del chico, contemplando un ave fénix en el inicio del papel. En un impulso poniéndose de puntillas se abrazó del cuello del muchacho –hay que darle algo de actitud a tu nueva habitación

Escucharon un par de risas y notaron un grupo de chicas pasando. Parecían cuchichear sobre su abrazo repentino mientras reían, no obstante, estaban lejos como para escuchar algo de lo que decían. Riley ensimismó su atención en una de ellas, parecía ajena a lo que hablaban las demás. Abrió la puerta de vidrio, se giró para mirar al risueño grupo con una mirada fría y apuraron el paso acallando las risas.

-parece tener prisa hoy- dijo Min refiriéndose a la chica de la mirada fría. Paso sus dedos por la parte posterior de su cabeza mientras Riley soltaba el agarre en su cuello y no dejo mirar a la chica hasta que salió del alcance de sus ojos. Volvieron a colocarse sus respectivas mochilas luego de guardar muy bien el regalo del alto chico, entraron al edificio hablando animadamente; planeaban irse juntos después de clases, así Riley podría pasarles algunas canciones de su laptop. Estaban en camino por uno de los grandes pasillos, donde todo era monocromáticamente blanco, cuando recordó.

-bahh- se lamentó Riley palmeando su frente, el chico alto la miro confundido -adelántate, ya te alcanzo- él sonrió encogiéndose de hombros, continuo su camino mientras ella regresaba sus pasos intentando no correr, aunque no había nadie por el pasillo no quería que un profesor apareciera tomándola por sorpresa, ganándose un llamado de atención. Agradeció mentalmente al universo, el pasillo de los casilleros era más angosto que los demás y gracias al volumen de alumnos, podía llegar a volverse incómodo. Se arrodillo frente a su casillero, se sacó su mochila colocándola frente a ella en el piso. Rebusco entre sus cosas hallando el pequeño carnet, resoplo con desgano mirando su foto en él, su cabello se veía de un tono dorado resplandeciente, algunas pecas sobre su nariz podían percibirse, las luces del estudio de la escuela habían sido inclementes.

Paso el carnet por el sensor del seguro de su casillero, sonando un pitido cuando estuvo abierto. Dentro de él no había más que unos libros, miro hacia unos lados para asegurarse de que no había llegado nadie, aparto los libros, tras ellos había una caja de cigarrillos.

Tomo la caja y la metió en un pequeño compartimiento que coció dentro de su mochila, paso el cierre de esta y apoyándose en una sola de sus rodillas se disponía a levantarse; escucho un par de ruidos que le costaba distinguir, se quedó inmóvil y en silencio, entonces le parecieron pasos descalzos. Se levantó para mirar a su alrededor chocando con un chico que pasaba en ese momento. El la miro con sus ojos rasgados, oscuros y ella le sostuvo la mirada, se notaba en ellos un gran tono despectivo.

-vamos Hyun- dijo otro chico, al ir a su costado Riley no se había percatado de su presencia. Ambos siguieron su camino en silencio.

La rubia se colocó su mochila, caminando rápido se dirigió a su aula. Tendría clase de geografía y la profesora era bastante estricta en cuanto a la impuntualidad, resoplo ante su pensamiento ¿Quién no era intolerante a la impuntualidad allí? Respiro con alivio al llegar y encontrase a sus compañeros desperdigados charlando. Miro de reojo a la chica que había visto en la puerta con el grupo risueño, estaba sentada junto a una ventana escribiendo en una libreta.

-¡hey!- llamo su atención Min, que estaba sentado del otro lado del aula. La profesora hizo acto de presencia por lo que solo se despidió graciosamente con una mano, el chico siguiéndolo el juego hizo como si explotara su corazón. Los demás alumnos tomaron asiento, entre ellos el chico poco amigable que se había encontrado la rubia en el pasillo. La clase comenzó, Riley escucho los primeros minutos, su mente solo retuvo la palabra “Turquía” aunque la profesora caminaba y gesticulaba frente a toda la clase.

Su mente encontró algo más interesante que la delimitación de suroeste de Asia con el mar negro. Volvió su mirada a la chica sentada junto a la ventana, a su diferencia ella estaba siguiendo a la dama mayor que daba sin parar su charla, solo dejaba de hacerlo para seguir anotando cosas en su libreta o peinar su cabello hacia un lado con sus dedos.

Riley mordió con ansiedad el borrado de su lápiz y sintió como un papel daba justo contra su sien. Miro hacia los lados, se encontró con Min haciéndole un par de señas abstractas para luego quedarse totalmente inmóvil cuando la profesora pasó junto a él. La rubia rio por lo debajo, tomo el papel que estaba bastante compactado.

-Srta. Mitman- le hablo la profesora de pie junto a ella, mirándola a través del cristal de sus gafas. La rubia apuño el papel en su mano, temiendo que se lo pidiera – ¿Qué países comprendía la provincia de Rumelia?- sintió su garganta cerrarse, la apremio la necesidad de voltear hacia Min y esperar que el, aunque fuera de una manera imposible usando telequinesia, le soplara la respuesta.

-Albania, Bulgaria, Grecia, Macedonia, Serbia y Turquía- interrumpió el silencio y la tensión que se sentía, Riley volteo encontrándose la mirada fija en ella de la chica sentada junto a la ventana. La profesora las miro a ambas.

-Srta. Park…- comenzó a hablar refiriéndose la chica, en ese momento como un golpe de suerte sonó la campana, avisando que el primer tiempo de clases había terminado –pueden retirarse- solo se escucharon las sillas arrastrarse por el suelo – más atención la próxima vez Srta. Mitman- la rubia asintió algo sonrojada

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Riley se encontraba en una posición bastante cómoda, dejándose caer en un puf que se encontraba en la habitación. Abrió su mochila y saco los cigarrillos de su compartimiento, sin siquiera voltearse extendió la mano para recibir un encendedor. La habitación de Min tenía tintes anaranjados por la luz que de la tarde que se colaba por su ventana, le molestaba bastante pero era necesario para que el fuerte y amargo olor del cigarrillo no llegara hasta su madre en el piso de abajo.

Su sonriente amigo se acercó primero a la portátil que tenía sobre su escritorio, coloco algo de música para el momento, esto la hizo sonreír recordando el regalo que le había entregado hacia algunas horas y luego se sentó cruzando sus piernas junto a ella. Ambos inhalaban y exhalaban el humo, se quedaron en silencio algunos minutos observando simplemente como se volatizaba.

-¿Quién era esa chica?- pregunto en medio del silencio, Min la miro esperando algo que refrescara su memoria y esperando otra canción que estaba por comenzar -la que respondió la pregunta en historia- y con un “Open up your mind and let me step inside” escuchándose de fondo,sonrió tanto que sus ojos parecían unas escasas líneas, se levantó apagando el cigarrillo en un cenicero junto a la portátil para luego sentarse frente a ella y comenzar buscar algo.

Riley, se levantó y se colocó a su lado curiosa por su reacción, miro como Min entraba en la página de la escuela al a que asistían, hizo un par de clics deteniéndose en una parte donde se podían observar las fotos de los estudiantes destacados, sus ojos se abrieron un poco con sorpresa cuando encontró a la chica de la clase de historia, con el mismo rostro estoico.

-Moo ra- dijo Min colocando un dedo justo sobre la pantalla, pasando a explicarle que dicha chica era un ejemplo de lo que llaman “perfecta” o por lo menos a los ojos de casi toda la escuela, incluyendo a los profesores. Le dio una pequeña biografía, no solo tenía notas sobresalientes, su familia en si era “sobresaliente ” – y su hermano es el presidente de nuestra clase- bajo con una flecha del teclado, teniéndose en una foto de un grupo de chicos. Cuando el dedo de Min se detuvo sobre un rostro que ella reconoció no pudo evitar arrugar su rostro, si eran bastante parecidos sobre todo en la mirada rasgada y oscura -¿Qué?-

-es un idiota- le respondió sin ganas la rubia, llevando el cigarrillo a sus labios para darle otra calada. Regreso hasta el puf dejándose caer en la misma posición que tenía desde que llego –digamos que lo conocí esta mañana- exhalo el humo y se quedó algo meditativa, había recordado ese sonido peculiar antes de que apareciera el chico.

-¡sí!- exclamo extendiendo ambos brazos, girando aun sentado en la silla frente a la pc –ya no soy el único que lo que dice…- por lo menos abiertamente, Min Ho escuchaba bastante seguido en los pasillos, el poco estima en que sus compañeros tenían al chico Park. Con su semblante severo era incluso más estricto con los profesores, en una oportunidad estuvo bastante comentado con los de su clase como este “corrigió” a un profesor terminando ambos en la oficina de la dirección.

Fuera de rumores de pasillos o cuchicheos de los profesores, él tenía su propia historia con el difícil carácter de Hyun. Desde primaria nunca se le dieron bien los deportes, llamando la atención equivocada de su compañero de clase y este dejándolo encerrado en el aula deportiva hasta el anochecer. Sin embargo, decidió guardarse esto para el mismo sin compartirlo con la rubia que se encontraba frente a él con ojos cerrados exhalando. Si, tal vez aún se sentía intimidado.

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Para cuando Riley salió del hogar de su amigo, aun había sol. El día se le había hecho bastante lento, no tenía que volver aun la residencia del instituto. Abrió su mochila y saco un jersey, luego de colocárselo tomo su teléfono sacándolo del bolsillo y con algunos toques comenzó a ver los lugares más interesantes que estaban a su alrededor. Camino solo deteniéndose cuando encontró un taxi, entablo una conversación simple con el conductor quien estaba curioso de su país de origen.

El vehículo se detuvo en un cruce con un cartel que marcaba “Toegye-ro de Sogong” a lo lejos  (y aunque algo oculta por el anaranjado follaje del lugar) podía ver una estructura de gran tamaño, una torre. Su forma se ensanchaba en una parte de cristal para luego volver a estrecharse, finalizando con una punta puntiaguda. La joven agradeció al conductor entregándole su pago y comenzó a caminar cuesta arriba junto a otros turistas que no paraban de tomar fotografías, no tardó mucho en llegar a su destino siendo recibida por un par de sonrientes chicas con uniforme, invitándola a entrar.

Cuando hizo su pequeña y corta investigación desde su móvil, sabía que encontraría turistas pero no esperaba tantos, al punto de tropezarse con un par de grupos, aunque todos fueron amables rápidamente trato de alejarse. Noto unos árboles de colores, sonrió ampliamente cuando estuvo un poco más cerca de ellos; estaban hechos de cerraduras con escritos de promesas de amor y nombres de parejas. Continúo su camino entre pequeñas tiendas de recuerdos, comida y algunos juegos al final dio con lo que buscaba; el elevador de la torre. Según las indicaciones de su teléfono debía llegar a la tercera planta.

Después de unos minutos que se le hicieron interminables, las puertas del elevador se abrieron y vio lo que temía; el piso estaba abarrotado teniendo que hacerse paso entre pequeños empujones, disculpas y deslizamientos incomodos. Finalmente vio uno de los paneles del mirador solo y con pequeños codazos se hizo camino. Cuando llego pudo ver la ciudad en todo su esplendor, ya para ese momento el cielo estaba oscuro y se veía el festival de luces de neón que estaban por toda la ciudad.

Dio unos pasos hacia atrás tomando su teléfono con ambas manos para tomar lo que ella consideraba una muy merecida foto, siendo interrumpida por el un empujón de una mujer que tuvo la misma idea, la hizo tambalearse chocando su hombro con el de alguien más.

-¡joder tenga más cuidado señora!- grito irritada ya por la aptitud de todos los turistas, se giró hacia la persona con la había colisionado para disculparse - ¡eres tú!- la chica de los ojos oscuros la miro sin inmutarse –quiero decir… ¿hola Moo ra?- su compañera de clases tal vez sorprendía porque supiera su nombre abrió aún más sus ojos y separo sus labios tratando de decir algo pero no pudo. Un grupo de personas que hablaban en un idioma que ninguna reconoció estaban tratando de tomar una foto en aquel espacio, lo que termino en una pequeña encerrona juntando sus cuerpos frente a frente -¡lo... lo  siento!- se apresuró a disculparse la rubia, sintiendo que la chica de ojos rasgados podía caerse puso sus manos en su cintura -¡lo siento!- grito más fuerte cuando vio el rostro frente a ella enrojecerse, la sintió entre sus manos estremecerse y aprovechando que su cuerpo era más menudo logro sacarla del reducido espacio.

Riley no podía mirarla directamente, sentía su cara arder. Ambas se quedaron en silencio una junto a la otra con las respiraciones pesadas. Escucharon como el elevador se abría y eso significaba más personas, la rubias se tensó pensando que terminaría dando un par de golpes como un pequeño animal acorralado.

-acompáñame- dijo Moo ra tomándola de una mano y cubriéndose con su brazo libre para hacerse paso hacia el elevador, cuando lograron entrar tuvieron la suerte de que más nadie subió. El viaje fue corto pero en silencio, Riley la miro de reojo. Llevaba un vestido con mangas de color rojo y un bolso de mano a juego el cual no dejaba de apretar con ansiedad entre sus manos. Se sonrojo al darse cuenta de cómo ese color realzaba el de su nívea piel. Cuando se abrieron las puertas de nuevo vio un cartel indicando que estaban en segunda planta, donde había más puestos de cerraduras y un museo.

-bueno…eso fue incomodo- dijo mientras se acercaba unos pasos frente a ella, la chica aparto el rostro hacia un lado, Riley rápidamente noto que se estaba acercando demasiado de nuevo y retrocedió –yo… me llamo Riley- trato de formar la mejor sonrisa que pudo pero estaba casi segura de que le había torcido los labios en una mueca extraña, agradeció profundamente las pocas personas que se encontraban en ese piso.

-Moo ra- le respondió volviendo a mirarla de frente con los ojos un tanto entrecerrados. La rubia trago pesado, seguro se preguntaba como sabia su nombre. Unos chillidos de una pareja llamo la atención de ambas, acababan de comprar una cerradura en forma de un gran corazón. -es tonto- dijo retomando la atención de Riley – no tiene nada de especial, en París también lo hacen- se encogió de hombros.

-ya no están allí- la rubia bajo un poco los hombros junto con su mirada. Moo ra la miro en silencio unos segundos y suspiro. Acercándose a un mostrador escogiendo uno de las cerraduras –emm ¿qué haces?- le extendió el pago a un chico que atendía el puesto.

-dijiste que ya no existen.- le respondió por sobre su hombro sacando la cerradura de su empaque apoyándola en el mostrador y escribiendo sobre ella con el lápiz especial que traía. Cuando termino se lo entrego en sus manos y leyó “por todos los amores de la ciudad de las luz”.

-le falta algo más- le respondió sonriente y tomando de sus manos el pequeño lápiz, su letra no quedaría tan perfecta como la de su compañera pero se entendía perfectamente “de parte de Riley y Moo ra” la chica de ojos rasgadosvolvió a mirarla con la misma expresión de minutos antes, cuando se encontraron en el mirador.

-está bien.- respondió secamente. Coloco la cerradura en un árbol especial, debía estar en el por lo menos durante años, pago para ello, Riley insistió en pagar una parte pero esta no le dejo. Tomaron de nuevo el elevador sin pronunciar palabra en el camino, de hecho no lo hicieron hasta que arribaron a planta baja y  luego caminando en bajada, llegando al lugar donde el taxi dejo a la rubia, se encontró con muchos más turistas que cuando llego.

Una vez allí un coche negro hizo acto de presencia, a cual su compañera le hizo señas y miro un par de veces alrededor de ellas buscando algo. La rubia estaba un poco desesperada por la situación, seguía sin dirigirle la palabra y empezaba a sentirse invisible, literalmente se mordió la lengua para no ser descortés. Estaba parada junto a ella, la miro de reojo sin mover la cabeza; el viento que hacía en el lugar mecía su cabello negro y lacio, tapando la mitad de su níveo rostro. Recordó la pequeña biografía que su amigo le otorgo esa misma tarde.

-¿y tus padres?- pregunto Moo ra girando su rostro hacia ella.

-están en Busan- le respondió. -la compañía los envió allí pero solo esta escuela me admitió a mitad de curso- Moo ra asintió -¿te veré mañana?- pregunto en cuanto otro silencio comenzaba alargarse –te están esperando- continuo hablando mientras detenía un taxi que estaba pasando. La chica volvió afirmar con la cabeza, se acercó al auto abriendo la puerta para entrar y antes de irse dijo

-hasta mañana…Riley- la chica pecosa sonrió mirando como el auto se alejaba, desde que llego a esa ciudad nadie había pronunciado su nombre bien al primer intento.

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Despertó al día siguiente bastante animada, encontrando frente a la puerta de la habitación su tan esperado uniforme escolar, incluso en las duchas mientras cantaba despreocupada escucho en una de las regaderas adjuntas como una chica le seguía en coro.

Se encontró con Min Ho en la entrada de la escuela, hablaron de algunas bandas y otras cosas del país de la rubia, ella nos las recordaría en absoluto. Su mente estaba en ver a Moo ra, planeando y pronosticando de que hablarían cuando volvieran a cruzarse. Fue bastante decepcionante para ella cuando no apareció para la primera clase, ni para del descanso o para cualquiera de las clases que siguieron.

Miraba a Hyun rodeado de su respectiva “comitiva” ¿podría preguntarle por ella? sacudió su cabeza en el momento en que se le ocurrió. Luego miro a un grupo de chicas, el mismo que siempre estaba alrededor de la chica, mordisqueo sus labios meditándolo. Suspiro resignándose, ninguna la conocía no le dirían nada y ya era la última clase.

-Estas más raras de lo normal - comento divertido Min Ho, viendo las expresiones que llevaba haciendo su amiga desde la mitad de la mañana. Levanto su mochila y poniéndose junto a ella le dio unas palmadas en su hombro.

-vamos- le respondió en un suspiro, desganada se levantó de su asiento tomando su mochila . –Necesito un cigarrillo…o la caja completa- el chico alto la miro sorprendido, sin embargo todos estaban de salida así que le preguntaría más al respecto solo cuando salieran del edificio. Siguieron su camino con el bullicio de sus compañeros, pasando por la zona de los casilleros Riley vio entre los pasillos a la chica de los ojos rasgados, esta llevaba entre sus manos un forro negro bastante grande – ¡Min!- llamo la atención de su amigo –espérame en el pino de la entrada voy en cinco minutos - el solo atino asentir con su cabeza viendo como desaparecía por el blanco corredor y él no fue el único observándola.

La rubia camino e intento no correr para alcanzar a la chica de piel nívea, las clases acababan de finalizar por lo que algún profesor podría verla y llamarle la atención. Cruzando en una esquina se percató de que iba dirección a los salones de música, nunca fue a esa zona pero lo sabía por el recorrido que le dieron al llegar. A esas horas estaban bastante solos, hasta la tarde que se retomaban las actividades.

Escucho un ruido de que no logro descifrar, camino en dirección a este esperando encontrar algún alumno o un profesor, con más suerte Moo ra. Ya pasando cerca de un salón de un curso superior el cual marcaba “aula 015” tenía la puerta cerrada pero sus ventanas estaban abiertas. Se detuvo súbitamente cuando escucho sillas moverse, como si algo barriera contra ellas, camino y se quedó inmóvil frente al a puerta del aula esperando que alguien emergiera pero no paso, en su lugar volvió a escuchar las pisadas de aquel día en su casillero, esas pisadas de pies descalzos.

-¡¿hay alguien ahí?!- elevo su voz esperando que alguien respondiera -¡¿Moo ra?!- pero nadie apareció, todo seguía en silencio. Tenía algo de ansiedad a pesar de ello lentamente poso su mano en pomo de la puerta y la abrió; dentro del salón no había nadie. Entro un poco más segura de sí, pensando en lo que su madre le decía de escuchar música en volumen alto, por fin estaban derretidos sus tímpanos.

Salió del aula bastante confundida, sacudió sus hombros y también sus pensamientos no dándole mayor importancia, Min la esperaba debía darse prisa en salir. Estaba de salida cuando choco con la chica de los ojos rasgados, se reprendió así misma por las formas bruscas con las que parecían encontrarse.

-¡hola!- le saludo nerviosa.

-hola – le regreso el saludo con menos emoción –tu… ¿Qué haces aquí?- la miro entrecerrando sus ojos.

-te vi y…- decidió ir directa al tema –pensé que… tal vez te gustaría hacer algo- le sonrió casi segura de que la mandaría a volar.

-¿ahora?- Riley se encogió de hombros más segura de su rechazo –bien- le respondió sorprendiéndola como un balde de agua fría – solo déjame tomar mi cello- entro de nuevo al salón, saliendo segundos después con el forro negro con que la había visto, estaba entre abierto y termino por cerrarlo frente a ella, lo que dejo un atisbo de ese olor tan característico de madera y laca

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En ningún momento de su vida, Min Ho llego a pensar que la chica con las mejores notas de su clase, la más guapa y hermana del idiota más grande que había conocido en su vida, estaría sentada en el puf de su habitación.

Él estaba sentado frente a su pc, mientras Riley se encontraba en el suelo junto al puf, Moo ra solo estaba en silencio, apretando su preciado instrumento contra el pecho. Los tres chicos estaban silencio sin saber muy bien que hacer. Finalmente suspiro, rascándose su cabello se dio la vuelta para colocar algo de música y meter su mano en uno de los cajones del escritorio, sacando el paquete de cigarrillos. La rubia por su parte miraba la recién llegada fijamente para no perderse ninguna reacción.

-oh- exclamo la chica de ojos rasgados mirando el paquete y al chico como le prendía fuego a uno de los cigarrillos.

- ¿tú no?- pregunto cauteloso Min, recibiendo una negación como respuesta. Lanzo a  la chica pecosa el paquete ya abierto junto con el encendedor, esta lo atropo fácilmente aunque le costó encenderlo con la mirada inquisidora de la chica su lado -¿entonces vas a tocar algo?- pregunto intentando romper el hielo.

-tuvimos un recital en otra escuela hoy- respondió Moo ra, con su ya característica voz estoica –podría tocar algo ahora si…-

- ¿sí que?- pregunto Riley que se había quedado muda hasta ese momento, se llevó el cigarrillo a sus labios. La chica de los ojos rasgados sonrió colocando a un lado su cello y apoyándose en sus rodillas se acercó, quedando frente a su rostro. Para ese momento la rubia estaba sin respiración, su corazón se detuvo unos segundos al moo ra tomar el cigarrillo de sus labios y darle una calada, para luego exhalar el humo en un suave e insinuante soplido frente a su rostro.

-no es la primera vez, solo no me gusta el olor- dijo mientras volvía su puesto, mirando al chico alto que tenía su boca abierta con su cigarrillo a medio caerse. Está de más decir que los cigarrillos se apagaron y no volvieron a encenderse. La chica de los ojos rasgados  toco un poco para ellos complementando bastante bien las canciones que ponía el display, esto los sorprendió sobremanera y más enterarse que la chica Park era un compendio de canciones de los 70 y 60, lo que ayudo a crecer a lista de canciones de ambos

Cuando ya estaban cayendo los últimos y anaranjados rayos del sol ambas chicas resolvieron irse, no sin antes prometer que volverían a reunirse al día siguiente. Se detuvieron en la calle por donde solían pasar taxis, nuevamente cayendo presas del silencio. La rubia estaba cansada de aquello, se tambaleaba de un lado al otro con ansiedad.

-me debes una foto- Moo ra tardó en reaccionar, no pensaba que aquello fuera con ella pero al caer en cuenta de la obvia soledad de ambas en esa calle, la cuestiono con su mirada –claro interrumpiste mi foto en el mirador- hablaba con falsa indignación, burlándose de ella.

-está bien, en unos días tomaras tu foto- le sonrió –por ahora no nos dejarían…- hizo una pausa mientras veía en su violonchelo.

-¿Quién no nos dejaría? -

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La chica de ojos rasgados llego a su hogar siendo recibida por las mujeres de servicio, ceno sola en su gran comedor como se estaba haciendo costumbre desde hacía algunos meses. Su madre rara vez estaba y en realidad lo prefería de esa manera, su padre siempre era puntual a la hora de la cena pero por aquellos días tendía ausentarse, ya les había comunicado que tal vez incluso debería irse fuera del país por un tiempo. Esto si le estaba sentando fatal, él lo sabía e intentaba llamarla cada momento libre que tenía y no interrumpiera su horario. Justo ese día la llamo la salir del recital invitándola a un almuerzo improvisado a celebrar, lastimosamente para el buen hombre un imprevisto de último minuto en la oficina le obligó a cancelar y en su intento de disculpa, su hija lo dejo hablado solo en la línea.

Moo ra entro en su habitación y como era su rutina se cambió de ropa, colocándose un pijama de dos piezas, para luego sentarse en su tocador para peinar su lacio cabello frente al espejo. Todo su cuerpo se tensó cuando escucho su puerta abrirse y luego cerrarse lentamente.

-no pasaste por mi luego del recital- escucho la voz seria de su hermano tras de sí, no lo encaro pero podía ver en su espejo, el reflejo distorsionado de este, se le hizo irónico.

-tenia cosas que hacer- siguió peinándose quitándole cualquier importancia a la conversación, sin dejar de vigilar el reflejo, mirando a la mancha distorsionada moverse por la habitación tomando cosas entre lo que parecían ser sus manos.

-te vi con ella- sentencio una vez se detuvo justo detrás de ella –en las aulas… la chica norteamericana…- Moo ra se levantó cuando vio las manos de su hermano acercarse a su cabello, aun le daba la espalda pero clavaron sus miradas en el espejo, uno en la mirada del otro. Se giró encarándolo e intentando moverse para alejarse de su radio de control, el intento el intento detenerla rodeándolas y aferrándose al tocador, derribando cosas haciéndolas caer al suelo -le diré a madr…-

-ya padre debe estar en casa- hablo un tono por encima del suyo , haciéndolo tenerse y retroceder lo suficiente para dejarla pasar –iré a darle las buenas noches- paso junto a él mirándolo con desdén, dejándolo solo en la habitación.

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Riley y Moo ra los días siguientes no tuvieron la oportunidad de hablar a solas a menos que estuvieran fueran de los recintos del instituto, se reunían en la casa de Min Ho cada que podían pero en clases la rubia se sentía evitada cada que cruzaban sus miradas. En sus intentos por acercarse formo conversaciones con su círculo de amigas, no le agradaban del todo pero si podía mantener una conversación con ellas, por su lado Min había sido más interesante para algunas de ellas mirándolo entre risillas que lograban incomodarlo.

Sin querer la pecosa se descubrió saliendo aún mas tarde de clases, luego de que en una oportunidad viera a Moo ra pasar con su violonchelo, siguiéndola de cerca para verla practicando en los salones de música. Se tomó la tarea de detallarla y terminar admirándola; como sus manos se deslizaban suavemente por el instrumento, las expresiones de su rostro concentrado las que al principio le parecieron pocas.

Fue un día en el que habían quedado de reunirse cuando la rubia se encontraba ya de salida, antes de que se percatara de su presencia, los ojos oscuros miraron los suyos intensamente, esta le sonrió haciéndola sentirse atrapada; siempre supo que estuvo allí.

-hoy es el día de tu foto- Riley le sonrió saliendo del salón de clases, su sonrisa no era por cortesía le hacía gracia lo nerviosa que estaba por ser atrapada en su modo acosadora -¿podrás disculparme con Min Ho?- ¿Qué si podía disculparla? En cuanto le envió un mensaje recibió otro de vuelta con un “suerte”.

Le dijo que pasaría por ella y la pecosa corrió a su residencia, aprovechando el tiempo para escoger su vestimenta. Esperaba que llegara con su chofer lo cual la desanimo, pensando que no estarían solas y se sorprendió al verla manejando el sobrio auto del día que coincidieron en la torre. Cuando se subió al asiento del copiloto su rostro se tornó rojo mirando a su compañera de las próximas horas; su cabello negro estaba recogido en una trenza que caía por su hombro, llevaba un blujean claro de corte alto y unas zapatillas blancas haciendo juego con una camisa blanca arremangada. Muy distinta a como acostumbraba a verla, incluso el día de la torre.

-no sabía que supieras conducir- le comento con el auto ya en marcha.

-aun no sabes muchas cosas de mí - sonrió sin apartar la mirada del camino –ni yo de ti- continuaron su paseo con temas más triviales -¿Cómo estas para el examen de mañana ?- la miro de reojo al no recibir respuesta, la pecosa parecía querer hundirse en el asiento.

-pensaba estudiar esta tarde y toda la noche- leadmitió con pena, conociendo muy bien la dedicación que le tenía a sus estudios .

-entonces soy una mala influencia para ti- la miro reírse en silencio por el rabillo del ojo -¿Qué?-

-es solo que sonaste mayor, toda una señora- la chica de la piel nívea encogió sus labios, apretando el volante en sus manos -¡oh por dios!- efectivamente hizo un puchero - ¡No pensé que alguien aquí pudiera hacer eso! - su risa rápidamente contagio a su compañera. Continuaron hablando sobre sus culturas, cambiando el tema cuando noto que ya no veía edificios -¿no vamos a la torre?- se alejaban más y más de la ciudad, dando vista aun paraje naranja de hojas cayendo.

-hay algo que quiero que veas…-

Para cuando llegaron a su destino ya estaba anocheciendo, la rubia diviso un cartel de madera con el nombre “Eung bong Park Mountain” se dejó guiar subiendo por un largo camino de escaleras de madera, encontraron muchísimos menos turistas de los que había visto en cualquier parte de la ciudad, se tardó en darse cuenta que solo había dos más, sin contarla a ella. El resto era persona de la tercera edad, algunas parejas y todas a simple vista todos originarios de allí.

Cuando llegaron a la cima la rubia  se quedó maravillada, la vista del parque no era tan masiva como la del mirador pero sin duda no dejaba indiferente a nadie. Podía ver como un gran puente con un espectáculo de luces atravesaba la ciudad. Y no era el único, podía ver otros más.

- desde aquí se ven todos los puente de la ciudad- dijo Moo ra adivinando lo que pasaba por la mente de la embelesada pecosa –tendrás una buena foto- se apartó sonriendo.

-nos vas a escaparte de esto - le dijo tomándola de su mano, deteniéndola para acercarla hacia ella, sacando su teléfono y prepararlo para una selfie -¿lista?- sonrojada entrelazo sus dedos haciendo sonreír a la rubia.se sentaron en unos bancos de madera a admirar la ciudad sin soltarse las manos, las horas pasaron recreándose cada una en el toque de la otra . En medio su silencio apacible y cómplice, Riley intento contener una risa repentina siendo observada por Moo ra esperando saber el motivo –es solo que…el día en la torre estabas tan diferente- le sonrió mirándola de arriba abajo y la sonrisa de su compañera desapareció – lo siento ¿te he ofendido?- apretó su mano.

-ese día mi madre organizo una cita para mi…- comento sorprendiendo a la rubia, dio un vistazo rápido a su alrededor; eranlas únicas que quedaran, las demás personas se habían marchado -debemos irnos- Riley asintió sin decir nada, las chica de los ojos rasgados se encontraba en el algún lugar lejos en sus pensamientos, donde no podía alcanzarla. Regresaron a la ciudad, en todo el camino se mantuvieron en silencio, no como ocasiones anteriores, este era muy diferente. Riley estaba sumergida en sus pensamientos mirando el suelo del automóvil, Moo ra le toco el hombro suavemente y subió su mirada, estaban frente a su residencia.

-no es tu primera vez…- dijo la rubia girándose para mirarla a los ojos

-ni la tuya…- ambas se sonrieron cómplices. Riley levanto su mano lentamente dejándola a escasos centímetros de su mejilla, la detuvo unos segundos en el aire hasta finalmente rosarla, era tan suave que incoherente temió lastimarla –no…- susurro cerrando sus ojos, al sentir un ademan de la rubia de apartar su mano. Esta asintió involuntariamente, volviendo a tocarla pasando la yema de sus dedos por su mejilla, terminando en su pequeña boca donde se paseó por sus labios gruesos.

Los ojos rasgados y oscuros se abrieron frente a ella, Moo ra tomo la mano entre las suyas y lentamente se acercó hasta su asiento, le dio una última mirada a los ojos azules de Riley para luego besar lentamente sus labios, escuchándola suspirar en medio de él. Soltó su mano, llevando la suyas enredarse en su cabello acercándola más hacia sí, solo dejaron de besarse cuando no pudieron prescindir más del aire.

-¿quieres...?- pregunto Riley, su compañera asintió con los ojos cristalizados por la falta de aire o tal vez los nervios, cual sea el caso ambas entraron en la residencia con cuidado de ser vistas, no se permitían visitas en las habitaciones de las chicas, aunque fueran otras chicas las visitantes. En cuanto la puerta de habitación cerró ligeramente tras ellas, Moo ra le tomo de la mano llevándola a centro donde la desvistió dejando caer las prendas de ropa por el suelo.

Se pegó a su espalda desnuda y dejando caer su respiración en su cuello, paso sus manos por el interior sus muslos desnudos haciéndola suspirar, arquear su cuerpo contra el suyo. La guio sentándola en la pequeña cama para continuar con la cesión de besos, la fue tumbando del todo en el colchón  colocándose sobre ella sosteniéndose con sus manos a los lados de su cuerpo. La rubia aprovecho la posición para desabrochar los botones de su camisa blanca y luego su pantalón el cual desaparecieron juntas.

Moo ra volvió a besarla acomodando uno de sus muslos entre los suyos, sintió la humedad y automáticamente se froto con más fuerza ocasionando que gimiera en su boca. Tomo sus manos con fuerza colocándola sobre su cabeza chocando con la pared, sin darse cuenta la arrincono .el cabezal de la cama les había quedado pequeño. Lo que comenzó con suave caricias y suspiros se convirtió en gemidos acallados por besos voraces y húmedos con apretujones, causando que el prolijo moño de la chica de ojos rasgados se disolviera, ahora sus mechones oscuros caían sobre su rostro y hombros.

Apoyando su peso en una de sus rodillas, utilizo su mano libre para recorrer los pechos de la rubia y luego aparto su muslo de su entre pierna para continuar bajándolo hasta su entre pierna. Riley trato de liberar sus manos captando su atención; sus ojos azules la miraron intensamente y lo tomo como una aprobación. Sus dedos rosaron a penas su clítoris pero la rubia no aguanto mucho al sentir sus dedos entrar en su interior, provocándole un gemido que le hizo desear que todas las chicas de la residencia tuvieran el sueño muy profundo. Se tumbó en la cama recostando su rostro en uno de los hombros de la jadeante rubia.

-¿y qué es lo que sigue ahora?- pregunto cuando tuvo control sobre su respiración de nuevo.

-ayudarte aprobar ese examen de mañana- le respondió depositando un beso en el inicio de sus pechos, la rubia rio con escalofríos.

-¡no hay manera!- un beso igual de voraz que los otros cayo sus labios, Moo ra aparto las sabanas que tenían encima y se colocó a horcajadas sobre ella, estirando su cuerpo dándole una perfecta vista su cuerpo desnudo.

-créeme tengo mis métodos…-

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-no puedo entenderlo- murmuraba Min ho mientras veía el sobresaliente en el examen de su amiga. – ¡Tú estabas peor que yo!- bajo la hoja que tenía entre sus manos para ver a Riley quien estaba sentada en uno de los escritorios del aula -¿Cómo lo hiciste?- ella se encogió tímidamente en su asiento.

Un grupo chicas entro el aula, entre ellas Moo ra ajena a lo que sus  bulliciosas  acompañantes hablaban. Le dirigió una mirada la rubia, apartándola de repente cuando hizo un ademan de levantarse. Hyun atravesó poco después el portal de la blanca puerta del aula, se quedó allí de pie mirando el panorama, lo suficiente para escuchar lo que Min le pregunto a su pecosa amiga.

-ok… ¿Cuáles son los planes para Halloween?- fue difícil para el no girarse cuando sintió una mano posarse en su hombro, sintió un calambre esparcirse por su cuerpo .

-¡Min Min!- sonrió mostrando su blanca dentadura ylevanto su mano para dejarla caer con más fuerza sobre su hombro –Daily- dijo formando otra sonrisa.

-es Riley-

-claro, claro- excusándose sin mayor importancia –escuche que planean algo para Halloween, nosotros ya tenemos algo en mente ¿cierto ?- apareció detrás de él asintiendoel mismo chico tosco que estaba con él la mañana que la rubia se lo cruzo, seguido de otro par –vendremos a buscar al Gwishin-

-¿el Gwishin?- pregunto curiosa la rubia, no era la única. Moo ra veía todo recelosa desde el otro extremo del aula sentándose entre sus amigas.

-un fantasma- interrumpió Min, sabiendo que su amiga aún no se familiarizaba con el idioma local. Aprovecho la oportunidad zafándose del agarre de Huyn y colocándose junto a Riley.

-¿aquí? ¿En la escuela?- preguntaba incrédula.

-deberían unírsenos- dio unos pasos acercándose al asiento de la rubia, obligándola a verlo desde abajo, se dio cuenta de que estaba muy convencida -mi hermana también vendrá - le sonrió una  vez más antes de pasar entre ella y Min Ho palmeando de nuevo, este suspiro aliviado al verlo alejarse. Se sentó junto a su amiga intentando retomar la conversación de la festividad sin éxito, siendo ahora interrumpido por la aparición del profesor de punto

Para la rubia la palabra Gwishin revoloteo sin parar en su cabeza ese día. Luego de darse su ducha nocturna encendió su laptop, en la modesta mesa que se encontraba en su habitación, tenía un informe por hacer en el cual no podía concentrarse. Mientras secaba su cabello con una toalla se encontró con la corta información del buscador “una persona muere antes de acabar algo que tenía que hacer, su espíritu vuelve a la tierra para terminar su cometido.” Con su curiosidad más saciada dejo la pestaña de lado poniéndose a trabajar.

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Riley esperaba ansiosa sentada con una parrillera en el centro de la mesa. El esperado día de Halloween llego, los tres amigos quedaron de encontrarse en un restaurante del centro de la ciudad para mostrarse los disfraces que escogieron. Se acomodaba su peluca negra verificando su apariencia con ayuda de su teléfono de tanto en tanto, se había decidido por un clásico traje de Elvira.

El segundo en llegar fue Min Ho, vestido con un blujean gastado y una franelilla blanca, coronado con un bigote falso sobre su boca de la cual sobresalía una dentadura falsa con los dientes delanteros más grandes, era todo un homenaje a su cantante favorito.

La última en llegar Moora, llevaba un disfraz más elaborado que los dos últimos; un vestido holgado negro de tirantes y flecos, que caen en capas. Una peluca corta hasta las mejillas, ondulada con un cintillo de brillantes resaltado con una pluma negra, brillantes y guantes de terciopelo negros. Se sentó sonriente junto a la rubia la cual estaba sin habla, viéndola desde que atravesó el lumbral de la entrada acercándose a la mesa.

-me encanta tu disfraz…- murmuro la ahora bailarina de charlestones cerca junto su oído haciéndola erizarse. Min aclaro su garganta – el tuyo es muy original Min - este le sonrió y continuaron la cena en una charla amena, mostrándole a la rubia como cocinar en la parrilla del centro todos los ingredientes crudos que el camarero les traía.

-¿iremos al instituto?- pregunto Min, viendo como Moo ra llevaba con unos palillos un trozo de salmón a la boca de la rubia, teniendo esta ya varios intentos fallidos con los palillos.

-¡yo quiero ir!- respondió enérgica Riley, separando de nuevo sus labios para recibir otro bocado. La chica de los ojos rasgados asintió cerrándolos, el chico estaba casi seguro de que pensaban lo mismo.

Pagaron la cuenta, se despidieron no sin antes de disculparse por la comida desperdigada en el suelo por los intentos fallidos de la rubia. Esta vez el chofer de Moo ra si venia en conjunto con el sobrio automóvil, ni Riley ni min hablaron en todo el camino intimidados por él. Minutos antes de llegar al instituto le indicaron al hombre mayor que los dejara en una casa, excusándose con la visita a un amigo.

En cuanto le perdieron la vista al automóvil corrieron por las calles a la vista de algunos transeúntes, se hacían cada vez menos a medida que se acercaban al instituto. Cuando llegaron estaba desolado, incluso pensaron que tal vez Hyun no hablo en serio. Estaban por irse cuando llego un grupo de chicos con maquillaje, ropas viejas y rasgadas. Algunas de las amigas de la joven de ojos rasgados también estaban, con maquillaje de heridas en su piel, entre ellos estaba Huyn, una falsa herida atravesaba su rostro.

-Daily- se acercó primero a la chica que soplaba un mechón oscuro de su peluca que le tapaba el rostro.

–Es Riley – le replico.

–Claro…- dijo ignorándola para encarar a Moo ra -hermana- ambos se miraban fijamente, era lucha de voluntades.

-Si no hay un muerto en una hora me largo- murmuro interrumpiendo Min Ho, visiblemente aburridoe irritado, el bigote falso estaba por cansarle. Hyun lo miro pasando junto a él, se acercó a la entrada de la escuela, estaba completamente cerrada. Examino el enrejado para luego hacerle señas a uno de los chicos que se acercara. Flexionando las piernas, junto sus manos una encima de la otra para que el chico brincara, así pasó uno por uno.

Riley paso al otro lado rápidamente, siendo recibida por uno de los chicos quien la ayudo a no tropezarse, escucho como algunas de las chicas que ya habían cruzado lo diferente que era el lugar a esa hora de la noche; aunque se encontraban luces auxiliares alumbrados algunas zonas, la rubia miro a lo lejos esa articulación que conectaba los edificios la misma que le veía todo las mañanas, ahora le parecía la columna vertebral de un colosal monstruo. Respiro profundo y se abrazó así misma intentando pasar algo del frio. Pasaron Min y Moo ra reuniéndose con ella, siendo el ultimo Huyn, avisándole a los demás que dos chicos se quedarían pasara avisar si alguien más venia, no querían meterse en problemas.

- muy bien nos dividiremos en grupos- mostro esa blanca sonrisa que tanto le desagradaba a Min

-¿Todos tienen sus teléfonos?- explico que el objetivo de su pequeña excursión era captar en cámara un Gwishin, a la rubia ahora pelinegra le emocionaba la idea como al resto del grupo, en cambio sus dos amigos estaban serios. El ahora líder repartió zonas y grupos para abarcar más espacio. Para su mala suerte le toco ir a la zona de natación con las amigas de Mo ora, acepto resignado . –Daily y Moo ra irán conmigo - la rubia intento hacer contacto visual con la ahora bailarina de charlestones fallando, parecía estar presa de sus pensamientos. Hyun comenzó a caminar en dirección a las aulas de música, alumbraba el camino con el flash de su teléfono.

Riley iba detrás de los dos hermanos cuando un ruido familiar llamo su atención, unas pisadas de pies descalzos resonaron por el pasillo, esta vez le parecieron más pesadas pero también más veloces. Intentando descifrar el lugar de donde provenía el sonido perdió de vista a los dos hermanos. Otro ruido este más fuerte, el azote de la puerta de una de las aulas. El ruido la alejo de la hilera de salones de música llevándola a los de ciencias y contrario a lo que dictaba su instinto se acercó lentamente “si esos dos están peleando es mejor no dejarlos solos” pensó. La puerta estaba entre abierta, de un manotazo la abrió, sin lograr distinguir nada por lo oscuro busco con su mano en interruptor.

El aula estaba completamente vacía, Suspiro regresando sobre sus pasos para salir del aula, estaba a punto de salir cuando se percató de que una hilera de sillas estaba fuera de su lugar, muy próximas a ellas cerca de una estantería se encontraba un esqueleto de plástico, de esos utilizados para dar pequeñas clases de anatomía general, este se mecía suave. Aquello la estremeció más de lo que le gustaría admitir haciéndola salir rápidamente sin mirar atrás, una vez afuera tomo aire y trato de racionalizarlo. Escucho un fuerte estruendo sobresaltándola, estaba por alejarse cuando se dio distinguió la voz furiosa de Moo ra en el alboroto.

-¡si no fuera por madre no estarías aquí!...- entendió muy poco pero la chica subió su tono de voz - ¡que pensabas trayéndola aquí!¿¡Hacerle lo mismo que a esa niña!?-** corrió llegando nuevamente a los salones de música, llegando a uno en particular “Aula 015” vio sobre el umbral de la puerta, al entrar estaba bastante oscuro pero dentro identifico las dos siluetas oscuras de ambos hermanos.

-¡eres un imbécil!- lo golpeo fuerte en el pecho haciéndolo retroceder - ¿crees que no lo recuerdo?- Riley trato de calmarla colocando sus manos en sus hombros pero esto solo le dio más valor para hablar más fuerte –por dios Hyun… ¡lo que le hiciste a esa pobre niña!- lo golpeo más fuerte y el chico tambaleo – ¡solo me dijo que le gustaban mis ojos!- sollozo y la rubia la apretó contra su cuerpo.

-vámonos…- susurro Riley, pasando una mano por sobres sus hombros y Moo ra asintió, limpiándose sus lágrimas junto con el maquillaje corrido se apoyó en ella –Min debe estar esperándonos- sonrió entre lágrimas, abalanzándose sobre ella en un profundo abrazo tratando de esconderse en su pecho y le respondió con un beso sobres su cabello. Ambas desaparecieron a paso lento del alcance visual del chico.

Hyun se dejó caer aturdido sobre la tabla del escritorio tenía una profunda jaqueca, sus ojos estaban húmedos y ardiendo al mismo tiempo, detesto aquella sensación. Pateando una silla cercana a él se levantó. Registró sus bolsillos en busca de su teléfono inteligente; debía llamar a su madre, Estaba segura que lo apoyaría como tantas veces.

Nada, la llamada era desviada al buzón de mensajes. Maldijo frustrado lanzando el móvil al suelo, dio vueltas alrededor como un león enjaulado y se arrodillo tomando aparato en sus manos de nuevo. En ese momento noto el sonido unas pisadas de pies descalzos, se levantó del suelo despacio intentando encontrar algo en la oscuridad camino al portal de la puerta del aula, junto a él estaba el interruptor para encender las luces, no logro encontrar nada más que la silla rota por su patada.

Gruño con molestia apagando las luces y parándose en el umbral de la puerta, siendo a penas alumbrado en el rostro por las luces auxiliares exteriores dándole la espalda a ese espacio oscuro, no se esperaba que de este salieran un par de pequeñas manos blanca, heladas y rígidas arañando sus rostro, abrió su boca en una mueca de dolor pero no logro hacer rudo mientras era llevado hacia dentro.

Por más que sus pulmones le permitían gritar solo hubo un gran silencio que dio paso al minúsculo ruido que hacían las últimas hojas del otoño caer, mezclándose con el espeso color rojo que corría desde el portal del aula de música.

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¡hello!

Quiero agradecer a las personas que leyeron esta historia, espero les haya gustado y también si me permiten desearles un feliz mes de Halloween, siendo esta mi festividad favorita (siempre un buen día para reunirse con amigos) la vida no es divertida sin un buen susto.