Au pair en alemania
Aventuras de una novia infiel de Au pair
Au pair en Alemania.
Va a ser difícil contarlo. Ha pasado ya bastante tiempo, a lo mejor lo tenía que haberlo hecho antes, ahora al acordarme se mezclan con mi imaginación y con lo que recuerdo de ella sus palabras, su forma de contarlo. Además, creo que ella me contó solo lo que la interesó y seguramente hubo más, mucho más de lo que confesó.
Verás, más o menos cuando tenía 22 años se fue de au pair a Alemania. Quería perfeccionar su alemán, viajar gratis, ganar dinero...
Tras una buena pelea con sus padres al final lo consiguió. Por aquellos entonces, salíamos juntos, pero no éramos,... por así decirlo novios formales, o pareja estable, dilo como tu quieras.
Es cierto que ya nos acostábamos y que según ella, yo la estrené por todos los sitios, pero la cosa no era seria.
Nos llevábamos muy bien y había mucha confianza. Es más, de vez en cuando nos poníamos los cuernos, si a eso se le podía llamar ser infiel vamos, y no le dábamos mayor importancia. Según fuese la temporada estábamos juntos o separados, lo típico, broncas, peleas, reconciliaciones....
Abiertamente no lo confesó, pero lo dejó entrever. El caso es que su intención al salir al extranjero era además el probar de todo, hacer todo lo que aquí no se podía por el qué dirán, ya me entiendes. Eso lo tenía muy claro, si salía la posibilidad de acostarse con algún alemán no iba a decir que no, bueno yo estaba convencido de que ella lo iba a buscar.
El caso es que cayó con una familia muy acomodada. Diethar y Edeltravd. El apellido impronunciable. Vivían a las afueras de una ciudad en una urbanización de chalets adosados, y el suyo tenía hasta piscina, bueno casi todos la tenían. Ella solo tenía que cuidar a los dos niños cuando no estaban en el colegio y hacer algo de labores de la casa.
Cuando me llamó me dijo que estaba contenta, pero que de ir de fiesta nada porque tenía que coger coches y autobuses. Me contó que todo era muy caro, pero que esperaba ganar bastante dinero, además al no poder salir de fiesta, algo más ahorraría.
El parecía muy simpático pero ella era un poco tiesa, distante. Los críos eran muy majetes, rubitos y esas cosas. Ella, Edeltravd, una mujer de unos 28 a 30 años, más que alta era grande, gordota, rubia, con las mejillas coloradas, y el Diethar, medio calvo, bastante mayor que ella, el primer día la dijo que tenía 45 años. También era rubio, de piel muy clara, con barriga cervecera y un ridículo bigote. Vamos el arquetipo de familia alemana perfecto, y se reía al contarlo.
Más típico no podía ser. Si es al revés, y vengo a España seguro que caigo con una familia con sombrero cordobés y trajes de sevillana. La hacía mucha gracia aunque me puntualizó que no me pensara que iban vestido de tiroleses... que ya me contaría más que llamar era muy caro, que estaba bien y esas cosas. A la vuelta te cuento.
En una carta ya me contó más cosas. Que ella trabajaban en un banco y él tenía una especie de negocio tienda de informática, vendía ordenadores, pero que todo eso lo hacía su empleada, él atendía al mantenimiento de los buenos clientes, hacía programas, importaba piezas... vamos un "hombre de negocios". A ella apenas la veía el pelo, pero el se quedaba a trabajar muchos días en casa y los críos cuando no estaban en la piscina estaban con los abuelos, así que poco, por no decir nada de trabajo. Estaba aprendiendo poco alemán, pero informática mucha.
Pero a lo que vamos y lo que a ti te interesa.
Diethar desde que la vio no la quitaba ojo. Y ya puedes imaginarte donde miraba. Se le caía la baba mirando sus pechos. Me describió a Diethar como un salido y un mirón.
No es que tuviera unas tetazas, pero si bastante grandes, algo caídas por el peso, aunque al ser alta y delgada disimulaba un poco.
Diethar, se pasaba el día colgado con los ordenadores y sobre todo con Internet, y cuando la enseñaba cosas, hasta la ponía películas porno a ver qué pasaba. Disimuladamente se rozaba las piernas con ella, la tocaba el culo... Un día se dio cuenta que la espiaba incluso cuando iba al baño, y la gustó el jueguecito. Adrede, pero descuidadamente, se dejaba espiar e incluso le provocaba. Se dejaba algún botón de la blusa abierto... se ponía las camisetas sin sujetador... al sentarse le enseñaba las bragas...cuando se cruzaban en el pasillo no ponía mala cara con los roces...
Parece ser que un fin de semana la dijeron que la invitaban a comer con unos amigos en su casa, bueno más que invitarla es que no sabían muy bien que hacer con ella y además se daban el pegote de tener a una au pair. Mandaron a los niños con los abuelos y no volverían hasta el día siguiente, tenía todo el día libre, si quería podía quedarse. Claro que iba a decir, no conocía a nadie, no tenía coche... según ella no quedó más remedio que aceptar. .
Habían estado comiendo con el matrimonio, unos conocidos de ella. Apenas entendía lo que decían, pero lo que si que hizo fue beber y beber de todo lo que la daban. El vino no era precisamente una cosa del otro mundo, acostumbrada al vino de Castilla, pero lo que si la pegó la cayó como una bomba fueron las cervezas que se tomó antes y los licores. Los cuatro bebían como animales y ella intentó seguirles, y claro pagó las consecuencias.
Al final de la comida ya estaba borracha como una cuba. Para que se la pasara dijo algo así como que se iba a tomar el sol a la piscina. La mujer de Diethar les acompañó al coche y se fue con ellos.
Ella se fue a la habitación para ponerse el bikini. Todo la daba vueltas, estaba muy mareada. Allí creyó que Diethar la espiaba entre la puerta. No la importó y se desnudó. Se puso el primer bikini que encontró.
Borracha la costó abrir la hamaca para tomar el sol y más que tumbarse se desplomó. Decidió bajar los tirantes del bikini para que no la quedaran marcas. Tal y como estaba de bebida no calculó bien. Nada más sentarse las dos tetas la salieron disparadas.
Se dio cuenta que él estaba mirándola desde la cocina. Le resultó divertido y tardó un poco más de la cuenta en colocárselos. Luego cogió el bote de crema y empezó a extenderla, al llegar a los pechos, como si no supiera que la estaba mirando se sacó un pecho y comenzó a darse crema, bueno más que darse crema lo que hizo fue darse ella solita un buen sobeteo de tetas. Sin guardarse el pecho repitió la misma operación. Cuando acabó, tenía los pezones encabritados y volvió a mal colocárselos.
Al rato se levantó para ducharse. El no la quitaba ojo. Primero se colocó bajo la ducha de espaldas a el y al recibir el chorro de agua y frotar su cuerpo dejó que las manos arrastraran un poco las bragas del bikini. La mitad de su culito quedó a la vista. Luego abrió las bragas por delante. El agua la caía en los pechos y resbalaba por el estómago. Diethar tubo que imaginar que la estaría mojando directamente su coñito, y por si acaso no estaba claro lo que hacía, abrió las piernas y ostensiblemente se frotó el coño con la mano. Aunque fuera desde atrás los movimientos eran inequívocos.
Hizo como que se las colocaba tirando de las bragas hacia arriba para que se marcara bien el coño y se asomara algo más los mofletes del culito.
Luego se metió entera bajo la lluvia de la ducha y se giró en dirección a la cocina. Disimulando cerró los ojos. Al subir los brazos adrede dejó que el bikini volviera a caerse y las tetas volvieran a salir. No se las tapó, y se las frotó sensualmente bajo la ducha.
Los melones la temblaban de un lado a otro y volvió a meter la mano por dentro de la braguita tocándose el coñito.
Con las peras al aire caminó provocadora por la hierba. Hasta que no llegó a la hamaca no se colocó el bikini.
Apenas lo hizo un poco por encima de la aureola del pezón. Casi la mitad de sus tetas estaban visibles. Se tumbó separando las piernas para que de lejos se notaran perfectamente los labios de su sexo. Esperó un poco y miró hacia la cocina.
Diethar ya no estaba en la ventana.
Apareció con un traje de baño de floripondios de lo más hortera que había visto, marcando un buen paquete y con una jarra llena de cubitos. La dio un vaso. Estaba fortísimo pero muy fresco.
Empezó a hablar lentamente. Ni entendía, ni la preocupaba, ni se esforzaba en entender algo. Inseguro sus manos empezaron a sobar disimuladamente su cuerpo. La miraba embobado mientras sus manos rozaban sus pechos y ella sin protestar ni nada, solo sonriendo.
Metió un dedo por medio y al mínimo tironcito la sacó las dos tetas del bikini. Los ojos se le pusieron como platos, y sobre todo se le quedó cara de estúpido cuando vio que ella no solo no dijo nada sino que las dejó fuera. No paraba de hablar, no entendía lo que decía, pero no paraba de mirar sus senos como si nunca hubiera visto un par de tetas.
El caso es que ella ya tenía los pechos fuera y envalentonado y seguro de si mismo, jugaba deliciosamente con ellos haciendo que los pezones se recogieran sobre las aureolas. Los dos los miraban como si fuera un espectáculo inusual, como si nunca hubieran visto semejante fenómeno de la naturaleza. Al poco tiempo sus caricias ya la hacían gemir.
Acercó su boca a sus labios y ella se dejó besar. Luego fue bajando por el cuello hasta llegar a sus pechos.
Allí comenzó a lamer suavemente los pezones, a chuparlos, a morderlos.... El que la coman los pezones siempre la ha puesto a mil, así que cargada de alcohol y con ganas de fiesta tenía que estar echando humo por el coñito. Con la otra mano se dedicaba a magrear el otro pecho y así se iban intercambiando las caricias.
Cuando se cansó de las tetas, su mano descendió por los muslos y luego ascendió por su interior hasta llegar a su braguita. Sin cortarse para nada tocaba su sexo, sus labios, y ella se calentaba más y más...
La gustaba lo que la estaba haciendo, aunque sabía que no estaba bien lo que iba a hacer, pero la daba igual y se dejaba. Solo ronroneaba de placer y movía sus caderas buscando las mejores caricias.
Solo dejó de tocarla medio minuto, y cuando quiso darse cuenta ya tenía delante un rígido rabo apuntándola directamente a su rostro. Ella se lo acarició mecánicamente más preocupada de seguir recibiendo placer que de darlo. Se divertía viendo como azorado sudaba hasta por la calva.
Cada vez más decidido, empezó a preguntarla cosas, no entendía, no sabia lo que decía, solo entendió abajo y fue suficiente. Como si estuviera desenvolviendo un regalo, tiró de los lacitos de las bragas y luego levantó lentamente la parte frontal del bikini. Contempló embobado su peludo coño y profirió una exclamación, seguramente un taco.
Su coño apareció completamente mojado, y no solo por la ducha. Tenía los bordes inflamados. Si no fuera por lo abundante del vello su clítoris asomaría ente los labios.
Diethar lo contempla babeando unos instantes. Con una mirada cargada de lujuria tira suavemente de sus pelos y la separa los labios. Al descubrir su agujero mojado sonríe.
No le entiende lo que dice, pero hace señas tirando de un mechón y simulando que los dedos son unas tijeras. Asiente con la cabeza, tal y como estaba la daba igual todo.
Por señas hace un redondel con una mano y mete dentro los dedos hacia delante y hacia atrás, entiende perfectamente que la está preguntando si ya ha follado. Por si acaso y cauteloso la metió un dedo hasta los nudillos... ella jadeó. Luego también por señas, señalando a su piturrín, la pregunta si quiere, y ella claro, asiente que si con la cabeza.
Con su sonrisa lujuriosa, intuye que su rabo va a probar su potorro, y allí mismo, espatarrada en la hamaca se pone a comerla el coño mientras la metía dos dedos en la vagina. Diethar debía alucinar en colores con su suerte, menuda chavala se iba a follar. Dijo algo, pero para variar no entendió. Simplemente dominada por el placer asintió.
Sus dedos comenzaron a jugar en torno a su esfínter, hasta que acabó metiéndoselos por el ano. Dio un pequeño grito. La hacia algo de daño pero la gustaba tanto como la lamía su sexo que le dejó hacer. Estaba jadeando escandalosamente y se retorcía en la hamaca, y muy, muy cerca de correrse. Le apretó la cabeza contra su coño cuando llegó al orgasmo...
Casi ni la dejó recuperarse, y aproximó su pene. Jugó con el entre sus labios. La metía el capullo y la follaba suavemente la entrada. Ella aprovechándose que no la entendía le decía lo que había oído en las películas porno, y que tenia ganas de decir desde hacía tiempo, pero que no lo hacía conmigo porque decía que la daba vergüenza, ahora eso sí, con tono cariñoso, para que no se diera cuenta ni sospechara. Le decía: Méteme tu mierda de polla gordo maricón, y se reía... Luego se fue soltando: vamos fóllame como una guarra, cómeme las tetas, jodeme como a una puta, destrózame el coño... bueno supongo que cosas así, por que cuando vino es lo que empezó a decirme a mi.
Diethar cada vez la metía el rabo más adentro y ella ya incontrolada se frotaba el clítoris y le ofrecía los pechos. Estaba que no aguantaba más. Cuando el la acercaba la punta del nabo, ella empujaba hacia delante las caderas para que la penetrara de una vez.
Así hasta que la hamaca comenzó a crujir sospechosamente.
El gordo de Diethar con una agilidad increíble para su peso, comenzó a subir por todo su cuerpo restregando el pene. Se lo frota por los pechos, la golpea los pezones con el capullo....
Luego se lo metió en la boca y la hamaca no pudo soportar el peso y volcó. La hizo mucha gracia y siempre se ría al contarlo por que casi si no se la saca a tiempo se la arranca de un mordisco. Rodaron por la hierba hasta que el quedó tumbado y ella se agarró a la polla y empezó a meneársela. La empujó un poco la cabeza. No hizo falta más. Ya sabía lo que tenía que hacer.
Apenas tenía experiencia, según ella me lo había chupado a mi y a un compañero del equipo en los vestuarios, si no me había mentido aquella era la tercera polla que se comía en su vida.
Por señas el la fue guiando y se lo hizo tal y como el pedía. Después de lamerle a conciencia la polla y los cojones, se metió el rabo hasta la garganta y a mover la cabeza de arriba abajo. Claro, se acabó tragando toda la corrida. La enseñó muy, pero que muy bien por que cuando vino de Alemanía hacía unas mamadas espectaculares.
Diethar no paraba de tocarla y de decirla cosas. Entendió perfectamente cama y asintió. Ella se intentó levantar, pero casi ni se tenía de pie. Estaba muy mareada y apenas podía andar. Se dejó coger en brazos y Diethar la llevó así desnuda a la habitación.
La tumbó de forma trasversal en la cama, con las piernas bien abiertas y se tiró encima de ella. El magreo que la metió en las tetas fue de campeonato, bueno en las tetas y por todo el cuerpo.
La tocaba por todos los sitios mientras hablaba sin parar. Dijo algo, paró de tocarla y salió un momento de la habitación. Cuando miró para la puerta allí estaba el gordo medio calvo, con la polla semi rígida cargado de cosas.
Me dijo que la gusto mucho cómo la afeitó. La sensación de las tijeras, de la espuma, de las cuchillas, los toqueteos en esa zona... estuvo a punto de volver a correrse.
Su polla estaba dura otra vez y volvió a ver cómo se paseaba entre sus labios, como la acaricia su clítoris con el capullo... como jugaba por su entrada, entre sus labios....
La dio la vuelta y la puso casi a cuatro patas. Con el pedo que tenía se dejó recostar la cabeza entre los brazos pero con el culo bien levantado. Diethar en esa postura la tocaba los labios del coño desde atrás. Luego volvió a meterla y a sacar el capullo, a hacérselo desear, aunque de vez en cuando también le dejaba que jugara en torno a su ojete...y empujaba un poco, lo justo, lo suficiente para que se abriera un poco, luego se retiraba y volvía a pasearla el cipote por el coño. Se lo hizo así un buen rato hasta que se relajó completamente y con mucha suavidad la metió dos dedos por el culo, para irla preparando. Cuando se los metió del todo empezó a moverlos como si fuera su pene..
La molestaba un poco el ano, pero la estaba poniendo a mil por hora y se masturbaba por debajo tocándose el clítoris. Según ella, ya se veía enculada, y tal y como estaba de cachonda, lo estaba deseando. Por delante o por detrás, la daba igual, solo quería que la metiera el rabo.
De improviso llamaron al timbre. Menudo sobresalto. Diethar salió disparado y cerró la puerta.
Ya no recuerda nada más. Solo se acuerda que al día siguiente se despertó boca a bajo. La dolía mucho la cabeza y tenía una resaca del demonio, pero también la dolía el ano.
La pregunté si se la había tirado. Ella me dijo que no. Sabe que algo de polla la metió porque se acordaba de su peso y sus jadeos, pero dijo que eso fue al principio, antes de afeitarla el coño, pero luego no cree que se la tirara... Como mucho me metió esto, y señalaba la mitad del dedo. Insistía en que solo la follo la entrada, como en la piscina, que no le dio tiempo, además no tenía leche dentro.
Ella dice que no pero yo creo que sí se la follo y hasta puede que la diera por el culo. Estoy seguro que la metió todo el rabo hasta las pelotas. Yo creo que cualquiera lo hubiera hecho, el que no se corriera dentro no significa que no se la calzara.. Además casi en coma etílico se la pudo tirar por la noche cuando la mujer dormía.
Estoy seguro que la dio por el culo como a una guarra cualquiera, aunque no se enterase o diga que no lo recuerda. Si al día siguiente la dolía el culete, no creo que fueran los dedos los que la lastimaran , estoy convencido de que fue su polla.
Ella insistía que no se lo creía, entre otras razones porque el estaba como obsesionado y no paraba de intentarlo en cuanto se quedaban solos. La mujer claro, no sospechó nada.
Pero el la tocaba las tetas y el culo en cuanto la mujer no miraba, y cuando se quedaban solos era como un pulpo. Por eso pensaba que no lo consiguió, que se quedó con las ganas y sabiendo que podía calzársela no paraba de intentarlo.
La calentaba de mil formas, hacía todo lo que podía para que ella accediera, pero ella solo se contentaba con calentarle y se divertía haciéndoselas pasar putas.
Diethar ya no sabía qué hacer. Un día navegando con el ordenador, salieron unas fotos de tías metiéndose de todo por el coño. La gustó verlo y reconoció que se excitó. Bueno esa era una de sus fantasías. En casa se había llegado a meter desde zanahorias hasta plátanos, aunque nunca había tenido valor para comprar un consolador. No se la ocurrió otra idea que bajarse las bragas delante de él y comenzar a masturbarse mientras Diethar iba pasando las fotos y mirando como se masajeaba la almeja.
Diethar vio el cielo abierto y esa noche se presentó de madrugada en la habitación con una bolsa de cuero. Dentro había un juego de consoladores. La dijo que eran de su mujer. Dormía solo con las bragas puestas porque sabía que Diethar bajaba muchas noches a espiarla. Ella se hacía la dormida y miraba como se masturbaba o suavemente, para no despertarla la tocaba las tetas.
En cuanto vio lo que había dentro de la bolsa, se quitó las bragas inmediatamente y se quedó completamente desnuda y espatarrada encima de la cama. En la penumbra le enseñó como se los metía en su coño recién depilado. Resignado el la miraba sentado en el borde de la cama y se masturbaba. Lo más que le dejaba era que él se los metiera o la tocara las tetas mientras ella jugaba con ellos, pero no le dejaba meterla la polla.
Al día siguiente, cuando estaban solos y los niños en el jardín, le dijo que la había gustado mucho el juego y se dejó sacar las tetas en la cocina. La preguntó si quería repetirlo. Dentro de dos días su mujer se iba todo el día y no volvería ni a dormir. Claro accedió y por ser bueno allí mismo le hizo una buena mamada.
Dos noches después, allí estaba otra vez con la bolsa de cuero preparada. En cuanto acostaron a los niños se quitó la blusa por el pasillo y le dijo que cuando se durmieran los críos, más o menos en una hora le esperaba en su habitación. Pero esta vez Diethar no tuvo que quitarla las bragas, ya estaba completamente desnuda y con el coño chorreando.
Empezó a masturbarse y a meterse todos los cacharros que la daba Diethar y se dejó manejar en las posturas que él quiso. No le dijo nada cuando sacó la cámara de fotos.
Fue ella quien se puso a cuatro patas con las tetas colgando. Totalmente expuesta, se dejó sobar y penetrar con los consoladores.
Cual seria su sorpresa cuando saca de la bolsa un consolador enorme. La dijo que era para ella, un regalo. Se puso como loca y comenzó a metérselo.
Con el consolador gigante dentro del coño se la chupó un rato, aunque él insistía sin parar en metérsela, pero ella le decía que no, solo quería jugar con su nuevo regalo y siguió calentándole. En esa postura Diethar comenzó a restregarla el súper consolador por todo su cuerpo, a meterle y a sacarle de su coñito... y ella a gemir como nunca.
Admitió que se lo hizo de maravilla y esa noche le dio un premio.
Con el coño repleto, ella misma se separó las nalgas y le enseñó su segundo agujero. Volvió la cara hacia él y le sacó la lengua relamiéndose los labios. Diethar lo entendió a la primera. Separó sus nalgas y comenzó a lamerla el ojete. Era la primera vez que la chupaban el ojete y según me comentó la encantó. Luego se colocó detrás con un ansia tremenda y la dio por el culo sin sacarla siquiera el consolador. Eso si me lo confesó.
Lo malo es que de nuevo escucharon ruidos y tuvieron que dejarlo, los niños que se habían despertado. Se puso el albornoz y tuvo que subir a ver que querían.
Diethar salió caliente y ella con el coño irritado de tanto jugar con el consolador. Muy a su pesar cada uno tuvo que acabar por separado, pero el muy cabrón se había llevado el súper consolador. Según ella, fue la primera noche que de verdad se quedó con ganas, y si no llega a pasar lo de los críos, seguramente Diethar se la habría podido follar por todos sus agujeros.
Desde ese día, a la mínima oportunidad se dejaba sobar descaradamente, se desnudaba para el, se dejaba hacer fotos en las posturas más obscenas, algunas veces se ponía una máscara o ropa de lencería sexi porque eso a Diethar le ponía como una moto, tanto que más de un día hasta se la chupaba dos y tres veces, pero no le dejaba follarla por el coño.
Al mes más o menos, los vecinos de al lado regresaron de las vacaciones y se les presentaron. Cuál no sería su sorpresa cuando les presentaron al hijo Uwe. Uwe tenía unos 18 años, y lo mejor de todo, tenía coche. Nada más verle lo decidió, ese sería su guía por la ciudad y el que la sacara por ahí. Era cuatro años menor pero la daba igual para sus planes. Ya no tenía que depender del marido para catar las pollas alemanas.
Claro a cambio, a lo mejor recibía algo... Lógicamente la conquista de Uwe fue muy fácil. Cuatro carantoñas, cuatro insinuaciones y al bote. El chaval comía en su mano y hacía con él lo que quería.
Con Diethar la cosa seguía igual. Se dejaba espiar y se mostraba desnuda para calentarle, incluso sabiendo que le ponía cachondo mirar, le contó que el vecinito de enfrente, Uwe, la metía mano en el aparcamiento, y mientras Diethar incapaz de resistirse tubo que comenzar a masturbarse vergonzosamente delante de ella, se fue desnudando para explicarle dónde la tocaba. Esa misma noche, le permitió ver cómo Uwe la morreaba y la sobaba las tetas.
Una noche sabiendo que él estaba escondido mirando y masturbándose detrás de una columna, salieron del coche y antes de despedirse ella comenzó a excitar a Uwe. Allí mismo, en apoyados en el capó del coche, se soltó el sujetador, se dejó sacar las tetas y que Uwe disfrutara un buen rato de ellas. Luego ella le sacó la polla y se puso a hacerle una paja. El la bajo las bragas y fue directo a tocarla el coño. Para que lo hiciera más comodo, soltó los corchetes de la falda y la dejó encima del capó.
Uwe estaba como loco, y la explicó que nunca había hecho nada así con una chica. Vamos que le iba a desvirgar. Eso la encantó. Se puso en cuclillas y le hizo una mamada de campeonato al chico. Cuando le tenía a punto dejó que la salpicara los pechos. Al acabar, con las tetas aun fuera, le regaló las bragas.
Se dieron un buen morreo de despedida y cada uno por un lado. Medio cerró la blusa, pero no se colocó las tetas en el sujetador.
Diethar la esperaba en el porche. Se le notaba algo tenso, furioso. Dedujo que más bien envidioso o celoso. Al fin y al cabo el niñato le había quitado su juguete. Escondidos le permitió que la sobara el coño empapado a condición de que la devolviera el consolador. Y el accedió si le dejaba usarlo.
En cuanto asintió con la cabeza, Diethar comenzó un manoseo ansioso, violento. Por primera vez la hizo algo de daño, y ella lo confirmó, estaba celoso. La hizo ponerse de cuclillas, igual que con Uwe y sujetándola la cabeza empezó a empujar su polla dentro de la boca. Lo hacía con tanta fuerza que se la metía hasta la garganta y la ahogaba. La daban arcadas pero el seguía empujando. Y claro una arcada fue tan fuerte que vomitó. Pero a Diethar no le importó, inmediatamente volvió a follarla la boca como un energúmeno hasta que se corrió.
Al día siguiente, en el desayuno la dijo al oído que por la noche la iba a ver. Le esperó desnuda y con el coño preparado. Diethar tenía un empalme de mil demonios, seguramente pensando en que repetiría lo de noches pasadas, pero en cuanto la metió el consolador, cerró las piernas y le dijo que se fuera, que si no gritaría. Diethar la llamó puta y se fue farfullando de mala leche.
Un fin de semana les pidió permiso para ir a una fiesta con Uwe y sus amigos. Diethar no puso buena cara, pero su mujer no dijo nada, incluso la ayudó a convencer a Diethar, y claro se lo dieron.
Cuando se cambiaba, completamente desnuda Diethar entró en la habitación. Estaba algo tenso, de mal humor. La preguntaba que qué iban a hacer, qué a donde iban a ir y esas cosas. Ella sin taparse, para ponerle aun más celoso, le respondía en su alemán que a divertirse.
Diethar la agarró los pechos y la preguntó ¿ a divertirte? Si, respondió ella, los dos sabían que significaba la palabra divertirse. ¿Tu quieres verlo?. Se le iluminaron los ojos. Sin pensarlo dos veces dijo que si.
En un papel le apuntó el lugar y la hora donde había quedado con el vecino y sus amigos. También iban a ir dos chicas más. Diethar ya estaba más que empalmado. Riéndose le sacó la polla del pantalón y restregándosela contra su cuerpo comenzó a hacerle una paja, explicándole que si Uwe la arrimaba a su coño se dejaría penetrar.
Diethar fingió no entenderla. Ella se colocó a cuatro patas en la cama y dirigió el rabo a su entrada jugando con el. Diethar no atendió más explicaciones ni juegos. De un solo viaje se la metió. Por primera vez la metió el rabo hasta las bolas. Se dejó dar tres o cuatro empujones, para que el catara bien su coño y se tiró de morros en la cama. Luego se volvió y cerró las piernas dándole a entender que eso es lo que la iba a hacer Uwe, él mirar y nada más.
Para ella esos tres o cuatro empujones no significaba que Diethar se la hubiera follado. Le dejó bien claro que se la iban a follar, pero que no iba a ser él, y lógicamente no puso muy buena cara.
Naturalmente no faltó a la cita. Ella sabía dónde se iba a esconder y en un descuido fue a verle. Estaba con la polla fuera, tocándose como loco de deseo y eso la excitaba aun más. Desde detrás de los vestuarios, entre los arbustos Diethar se tragó el semi polvo de mi novia en directo.
La pregunté que era eso del semi polvo, que me lo contara.
Llegaron ella, Shirin y otra chica que no se acordaba cómo se llamaba, pero que era gorda y con unas tetas gigantes que la colgaban hasta la barriga. Luego los tres chicos Patrick, Patrick y Uwe
El primer Patrick era muy feo, el otro era mas guapo, pero tenía novia, Shirin.
A mitad de la fiesta ya estaban todos bastante cargados, y los tres chicos la metían mano en cualquier ocasión. Ella se dejaba sobar por los tres. Las alemanas no la miraban muy bien., sobre todo la gorda, pero ella pasaba de todo.
Propusieron usar la piscina. Ella dijo que no tenía traje de baño. Patrick la ofreció una camiseta y la parte de abajo del bikini de su hermana. Podía cambiarse detrás de la caseta de los vestuarios por que no tenía las llaves.
Diethar fue el primero en verla desnuda detrás de los vestuarios.
Estuvieron haciendo el tonto un rato por la hierba. Al rato Uwe empezó a tirar de la camiseta y se la dejó quitar enseñándoles las peras a todos. Patrick y Uwe se pusieron moraos sobándola las tetas.
Y luego todos a bañarse. Los tres chicos se tiraron al agua sin traje de baño. Las alemanas al final se quedaron en top less y las tres chicas se metieron solo con las bragas, todas con los melones flotando.
Ya dentro de la piscina Uwe la quitó las bragas y se puso a dar voces con ellas de la mano. Al rato, volaron las braguitas de las otras chicas y tanto ellos como ellas estaban completamente borrachos y desnudos.
En cuanto Uwe salía del agua a buscar más bebida, Patrick, el feo se entretenía tocándola todo, bueno los dos Patrick. Ella se dejaba tocar las tetas y el culo por cualquiera, y en cuanto se ponían a tiro les agarraba la polla.
Así hasta que Uwe no aguantó más y comenzó a tocarla por todos los sitios. Ella le cogió el rabo y le hizo una buena paja dentro del agua.
Cuando salieron a la hierba Shirin ya estaba follando con Patrick, y el otro Patrick comiéndose los melonazos de la gorda.
La tremenda borrachera de Uwe empezó a adormilarle. Debió ser cómico verla restregando su coño, luego acariciando el rabo dormido, lamiéndole los testículos, haciéndole de todo, intentando que despertara su polla fofa pero Uwe nada, seguía dormido.
Pensó en dejarse follar por Patrich el feo, pero se lo estaba cepillando la gorda. Si salía vivo de esa, le iba a quedar para el arrastre.
Ayudada con los dedos, se metió el blandengue pene y se le exprimía con el coño, pero no hubo forma tuvo que hacerse una paja mientras Shirin chillaba de placer como una guarra y la gorda devoraba literalmente al pobre Patrich.
Seguro que resultaba patético verla saltar encima del alemán dormido, con sus melones botando sin control, y sobre todo por el enfado que tendría. Su frustración tenía que ser tremenda, las dos alemanas follando como locas y ella encima de un borracho que para colmo, con tanto saltito encima de la barriga echó la vomitona. Lo que más la cabreó es que estaba segura que el gordo estaría haciéndose una paja escondido y riéndose de ella.
Esa noche fue a visitarla a la habitación mientras la mujer y los niños dormían. Nada más verla, con una sonrisa sardónica de oreja a oreja la preguntó si se había divertido. Se exhibió desnuda, se masturbó para el con el consolador gigante, pero no le dejó hacer nada, ni tocarla. El pobre gordo tuvo que contentarse con mirar, volver a cascársela y tocarla de refilón el culito al marcharse.
Uwe al día siguiente fue a pedirla disculpas y esas cosas. Pero ella pasó de él. Estaba muy enfadada. Además la había hecho hacer el ridículo delante de las otras parejas, las dos alemanas habían follado y ella no. Discutieron, le llamó marica, impotente, etc...
Fue su segunda víctima. Se dedicaba a enseñarle las tetas al salir de la piscina, a calentarle y no dejarle hacer nada y sobre todo a provocarle. Desde la ventana le enseñaba las tetas o se masturbaba para que el la viera. Vamos lo mismo que con Diethar, pero ahora exagerado y a mala leche.
No me extrañó que el ultimo día pasara lo que pasó. Según me contó, la follaron en el aparcamiento, tumbada encima de un capó, casi a la fuerza. Debía tener al pobre viejo como loco de salido.
La arrancó las bragas y la rasgó la camiseta. Directamente, ni juegos ni gaitas, la metió toda la polla y empezó a follarla como mandan los cánones, la cogía las nalgas y empujaba sin parar metiéndola todo el rabo.
La hizo algo de daño pero no la desagradó del todo. El problema vino después, cuando no se sabe de donde apareció Uwe y su padre, estarían de acuerdo y planificado, fue lo primero que pensó y apuesto a que no se equivocó. La sujetaron entre los tres. La dieron la vuelta y la tumbaron de morros para que no pudiera moverse.
Uwe fue el primero y directamente se la metió por detrás. Apenas entendía pero cuanto más hablaban más fuerte la daba por el culo. Luego su padre la separó las nalgas para ver cómo el hombretón de su hijo la había partido el ojete.
El padre farfulló algo. Como un chulo se sacó la polla y la arrimó, la escupió y directamente la ensartó. La hizo mucho dañó. No es que tuviera una gran polla es que la sodomizó como un animal. La estrujaba las tetas, la pellizcaba el clítoris, preparaba sádicamente cada empujón... Quería joderla, no darla placer. Hasta que no lloró no se quedó contento.
Luego la dieron la vuelta. La abrieron bien las piernas y se la metió en el coño. Uwe mientras se hacía una paja mirando. Cuando su padre acabó dentro de ella, directamente se la metió y con cuatro empujones se corrió también en su interior. Con tres corridas ya la salía la leche por el chumino.
No la dejaron ponerse bragas.
Si tanto te gusta enseñar el coño te vamos a complacer, la dijeron. La abrieron la maleta, y escogieron la minifalda más corta y una camiseta muy ceñida. Pusieron todos los sujetadores, faldas, pantalones y bragas en un montón y las metieron dentro de una bolsa de plástico. Los tres se mearon encima y cerraron bien cerrada la bolsa. Luego lo metieron todo en la maleta.
Menudo viaje se iba a dar el que tuviera delante, eso si no se la follaban en el tren durante el viaje de regreso, porque debía tener una pinta de puta tremenda.
En el coche la explicaron que como dijera algo mandarían las fotos a sus padres, eso lo entendió perfectamente. Uwe tenia el sobre de fotos que le había dado Diethar. Se lo dio diciendo que ellos tenían las copias.
Los tres se reían. La llamaron puta mil veces, y algo así como calienta pollas. Cogió el tren con el culo y el coño bien irritados y por supuesto llenos de leche alemana.
La historia me pareció más que increíble. No sé, era demasiado sofisticada, demasiado fantasiosa para tragármela... Ella me insistió un ay mil veces en que era verdad, que dijo que eran alemanes, unos cabezas cuadradas y que había previsto hasta el mínimo detalle.
No acabé de creérmelo del todo. Si es verdad que fue una violación, por supuesto que no lo justifico, pero lo que yo la dije y se enfadó mucho, en el fondo te pasó lo que te pasó por puta. Jugaste como una zorra y te ganaste una buena ración de rabo.
Claro la discusión y la bronca fue tremenda y no solo me mandó a la mierda, sino que encima me pegó un bofetón que me costó un montón aguantar las ganas de devolvérselo.
Como en su casa no sabían nada de la discusión y yo con sus padres me llevaba muy bien, aproveché una mañana y mientras estaba en clase me presenté en su casa justo a la hora en que su madre se iba a trabajar diciendo que se la habían olvidado unos apuntes y .... La madre mordió el anzuelo y me dejó pasar a su habitación: anda búscalos que tu sabrás dónde puede tenerlos... esta chica... cualquier día se olvida la cabeza.... dijo mientras se iba a la cocina. Oye cuando te vayas cierra bien la puerta....
El caso es que yo sabía su escondite secreto y la robé las fotos. Menudo flash me llevé.
De entrada no había un sobre, había unos cuantos. Muchos eran míos, pero también había fotos que no conocía... y por supuesto las alemanas...
Esas fueron las primeras que cogí. No me extraña que la hicieran chantaje. Cuando vi las fotos flipé en colores. Si su padre ve eso la mata. Todos los rincones de su cuerpo estaban más que fotografiados, tetas, culos, su coño de mil formas... abierto, cerrado, peludo, afeitado, incluso con juguetes dentro... y cada vez iban subiendo más y más de tono.
Luego, en el otro sobre había unas cuantas de cuerpo entero... También estaba tumbada en la cama supongo que dormida. Luego vinieron las fuertes....las de la máscara y la lencería... Menudas posturitas, en algunas parecía una auténtica puta de una revista. No me extraña que Diethar se pusiera malísimo. Con esas poses si yo soy el fotógrafo me la cepillo inmediatamente, que supongo que es lo que acabaría haciendo Diethar o quien se las sacara porque también había otras sin máscara y la habitación era completamente distinta....
Alucinante. Pero cuando más aluciné fue cuando la ví ensartada por el consolador gigante. Tenía toda la serie, ella espatarrada con el en la mano, ella metiéndoselo, masturbándose y supongo que la última, la que tenía la cara de vicio, sería la corrida.
Indudablemente esos eran los sobres de los alemanes. En ellos aparecía ella con dos tíos mayores y uno joven. Por las caras y los cuerpos, no podía ser otro que el de su aventura en Alemania. En las primeras fotos tenía una cara de borracha tremenda, pero en otras no lo aseguraría, cara de vicio por supuesto que sí, y de estar disfrutando, pero de que no fuera consciente de lo que hacía, lo dudo.
Osea que se la follaron los tres en la habitación... fue lo primero que pensé. A lo mejor lo del ultimo día fue verdad, pero antes se la habían calzado los tres hasta hartarse y no un día como dijo ella, sino más de uno y más de dos...
Bastaba con fijarse un poco. En algunas su coño estaba completamente depilado, en otras, se notaba perfectamente el nacimiento del vello... eran días diferentes. Había muchas fotos y dudo que todo eso se lo hicieran en una sola noche.
En una de las fotos se la estaban tirando y la muy guarra chupándole el rabo a uno...por la barriga deduje que era a Diethar. En otra se podía ver el rabo de un tío tan metido en su culo que los cojones le descansaban en los labios vaginales....
Puede que hubiera algo de cierto, y estoy seguro que algo pasó, ella estaba enfadadísima con los alemanes y juraba y perjuraba que no volvería de au pair a su casa...eso era cierto, pero el resto... Puede que la forzaran, no lo discuto, pero antes estaba claro que se había dejado hacer de todo, se la habían gozado bien gozada... si me fiaba de las fotos, mi novia estaba follada hasta por los ojos. Alguna faena les haría para que el último día la hicieran esa putada. No me creo que así por que sí la ultrajaran como bestias en una cochera pudiendo joderla a placer en una cama.
Además había mas sobres, muchos más de los que yo creía o pudiera sospechar. Una faceta de mi novia que no conocía. La tía era una especie de guarda trofeos, no sé como definirlo, pero el caso es que la curiosidad fue más fuerte que yo y los miré.
Muchas fotos estaban hechas en casas, incluso en la suya, otras en la playa, en el campo... En muchas, en demasiadas salía con las tetas al aire... vamos que no se cortaba en enseñarlas, y por lo que vi ni en dejárselas tocar. Aluciné en colores con las dichosas fotos.
No solo vi el coño de mi chica lleno de pollas diferentes, sino que tendría unas 30 fotos chupando pollas... Incluso tenía más de una con toda la corrida en plena cara. Que yo contara, sin contar la mía y la de los alemanes, se había comido más de diez rabos distintos, ah y los que supongo se comería sin fotografiar claro, que como mínimo serían el doble. Menuda maquina de comer pollas era mi niña. Era para mear y no echar gota.
No solo vi a mi novia desnuda, o rodeada de tíos que la tocaban, algunos hasta les conocía, sino que también la vi follada de todas las formas posibles. Vestida, desnuda, de espaldas, de frente, a cuatro patas, ella encima... incluso había unas cuantas en las que la estaban dando por el culo.... ¿Cuántos se la habrían pasado por la piedra?
Ahí descubrí lo puta y mentirosa que era mi novia. Me cabreó, pero reconozco que después de ver las fotos tuve que hacerme una paja y se lo eche todo en la almohada. Esa noche su nariz iba a oler el semen.... A lo mejor se hacía una paja pensando en mi, y no en la cantidad de rabos que se la habían cepillado.