Atrincherados.

Vaya sorpresa notar una sombra bajo la puerta, vaya impresión verlo cruzar en silencio y contemplarme desnudo, vaya arrebato tenderle la mano, donde quitándose rápidamente su ropa me acompañó en la ducha simplemente mirándonos a los ojos

Estimado lector, ha pasado tiempo y han pasado cosas, pero finalmente traigo una historia más, con un poco de realidad ya que a muchos puede pasarle pero siempre con ficción que es lo se suele escribir, lo que los corazones desean y jamás pasará…

Dedicado a un amigo, con mucho cariño y respeto.

Cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia.

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ATRINCHERADO

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Mundo solitario de encuentros y desencuentros

Con recuerdos mutilados por el devenir de las cosas

Cuando llegas con tu talante de caballero de soles

Afectas mi poesía, mi canción y mi prosa.

Rubio como la arena de una playa desolada

Libre como la brisa que acaricia tu mar

Tan cercano y tan lejano como los azores del tiempo

Tan oportuno y pasajero como una estrella fugaz.

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04:00am marcaba el reloj con su insistente alarma de grillo electrónico, cada día, cuando sonaba, la oía gustoso pues eran mis planes los que dependían de si madrugaba o no; sin embargo, esa mañana era diferente.

Sentándome en la orilla de la cama y en modo zombi, me pongo un short por encima de las rodillas de color blanco, una franelilla gris bastante vieja y estirada que deja al descubierto todo mi pecho y parte de mi abdomen, mis zapatos deportivos negros, una gorra también negra, hacia atrás… Cepillo mis dientes, lavo mi cara, y me destino a correr unas cuantas vueltas a la urbanización, lo que alcance esta vez… Debo llegar a 05:00am, ya que mi Sr, padre ha planificado un muy “emocionante viaje para hoy… “Trincheras”, así se llamaba nuestro destino, un balneario con aguas termales naturales, muy conocido en mi país por sus dotes curativos y relajantes; pero para ser honesto, a mi no parecía nada atractiva la idea de pasar mis vacaciones rodeado de viejitos achacosos y personas enfermas… En mi mente aquél lugar estaba más destinado a la búsqueda real de salud y no al ambiente vacacional.

Hola, Mi nombre es Néstor, 21 años, 1:73cm de estatura, moreno de piel, cabello y ojos, no soy musculoso, ni marcado, ni fitness, pero tengo algo… pecho amplio y abultado, espalda marcada y abdominales tímidos pero seductores… suelo ir depilado pero llevo mis piernas velludas, ya que me resultan sinónimo de masculinidad y virilidad al ser gruesas y con pantorrillas bien formadas, también llevo barba y el cabello ensortijado… No soy el estereotipo de galán, pero repito… Tengo “algo”… Usualmente no comienzo mis relatos de esta manera (presentándome) pero han acontecido tantas cosas provocadas por mis rebeldías ante la vida, que trato en lo posible adecuarme a las más comunes y colectivas usanzas…

Sudado, agitado, y bastante molesto, he llegado unos minutos tardes, ya mi padre ha sacado la camioneta y veo venir el primer regaño de la mañana…

-Y tú tenías que salir a correr hoy a las cuatro de la mañana. Buscando que te roben con las calles tan solas y sabiendo que no teníamos que ir a las cinco. Ahora como es tarde te tienes que montar así y me vas a llenar los asientos de sudor-

-Buen día papá… Fácil, entonces nos vemos cuando vuelvan-

-Sú-be-te-

El trayecto comienza, veo que mi mamá se ha molestado en traer mi mochila, en su interior todo lo que yo hubiese guardado, o bueno… muy cerca a lo que yo hubiese guardado… Una toalla amarilla (mi color favorito), un interior gris Calvin Klein, desodorante, crema humectante, bloqueador solar, mis lentes de sol, los de lectura, un par de libros de José Luis Saens y… un short playero gris enorme… Creo que mamá no sabe sobre la regla universal del uso de ropas de baño, traje de baño para piscinas, shorts para la playa… En fin, tampoco es que iría a desfilar o a conquistar a nadie…

Gracias a Dios me acompaña toda mi música, y mi padre es tolerante respecto a conectar mi teléfono al reproductor de la camioneta, haciendo que el sonido sea envolvente y maravilloso con todo el equipo de sonido que él le ha puesto (mi padre es como un niño en cuanto a la tecnología)…

“Baby I’ve been, I’ve been losing sleep, dreaming about the things that we could be… Baby I’ve been, I’ve been praying hard… Sit no more counting dollars, will be counting stars”

Adoro esa canción, es como si me desprendiera de la faz de la tierra y comenzara a volar tal y como lo dice el vocalista “Everything that drowns me makes me wanna fly”

Finalmente y tras unos 30 minutos de recorrido, sin tráfico, sin colas, sin paradas, y sin emoción… Estamos frente a Trincheras, y ahora tenemos que esperar una incómoda hora para poder entrar… Es el momento perfecto para hablarle a mi padre y decirle “te lo dije” pero opto por el silencio y disfrutar mi música.

Trincheras resultó ser un valle, muy bonito a decir verdad, rodeado de árboles inmensos y cantos de aves desconocidas, personas agradables caminando sin prisa para llevar a sus hijos al colegio, deportistas adultos bicicleteando para allá y para acá y un ancho puente con una verja al fondo que daba la bienvenida…

Bajarse, caminar un poco, escoger una silla, quitarse la ropa, ducharse y entrar a la pequeña e improvisada piscina de hidromasaje

-¡Mierda! Está demasiado caliente…-

Ese fue mi primer comentario con fines sociables… Que terminó causando revuelo entre los viejitos que estaban a mi alrededor; mientras yo por dentro me reía tratando de soportar los furtivos chorros de agua caliente apuntando a mi espalda observaba como aún un par de señoras me miraban de reojo persignándose y relamiéndose… Que cosas…

Ya me aburría, de estar de piscina en piscina, me sentía como un pequeño y rojizo y aburrido camarón destinado al wok… Luego de leer un rato la historia de Aristide Rondelli y sus aventuras y peripecias con unas cuantas mujeres decidí cambiar las piscinas por los saunas ya que aún quedaban muchas horas para irnos de ahí…

¿Mi primera impresión? Incomodidad total al ver a todos esos hombres de más de 40 años, con barrigas prominentes o pieles cansadas lucir sus tangas fuera de medida y pavonearse como los gallos más gallos del gallinero… Así que bajando la mirada y ocultando mi asombro e incomodidad me destiné a sentarme en un espacio vacío; Hice que dominara en mi cabeza la idea de relajarme con un límite de cien respiraciones… Hasta que la curiosidad me hizo abrir los ojos y ver como las gotas de sudor se acumulaban en mi pecho para comenzar a correr por cada surco de mi abdomen; sin poder evitarlo, sonreí y noté como uno de los hombres allí presentes se sonrió conmigo quizá porque observó en primera fila mi momento de morbo conmigo mismo.

Cien respiraciones, mucho sudor y una ducha con agua tibia dieron paso a otra mirada de aquél individuo al que no quería prestar demasiada atención. Era rubio, alto, de 1:84cm aproximadamente, lucía un corte conservador, escaso bello corporal y un poco de barba al borde de su rostro, bonita sonrisa, bonitos ojos… Con un cuerpo sencillo y masculino, cubierto sólo por un short deportivo al estilo del básquetbol en azul rey con líneas negras en los costados.

Me veía una y otra vez, mientras yo esperaba la homeostasis de mi cuerpo para poder salir de aquel sauna… Sin embargo volví a ingresar por cien respiraciones más al notar el efecto que aquel vapor con sales naturales y todo el sudor habían provocado en mi piel… El desconocido que aparentaba tener no más de treinta pero no menos de veinte tropezó su cuerpo contra el mío en un fallido intento de hacerlo parecer accidental, y acto seguido me siguió a las duchas, parándose frente a mí,  caminando y mostrándome cada uno de sus ángulos… Podía observar entonces siempre de reojo y con toda la prudencia que me caracteriza aquellas piernas con su fina capa de vello castaño, un muslo que se hacía más ancho y más torneado conforme subía la mirada, un bulto de forma indiscretamente alargada en su parte frontal y unas preciosas nalgas que sobresalían en todo aquél encuadre q se me ofrecía en primera fila.

Por encima del elástico de su bañador un cuerpo natural con rayos dorados reflejados por su sudor se espigaba hacia una bonita y limpia espalda que por múltiples momentos se me antojó sexual, y finalmente subiendo por su barbado cuello tropezar con su tallado mentón, encontrarme con sus rosados y húmedos labios que a través de su nariz perfilada me llevaron a aquella mirada felina que se clavaba en mí con satisfacción. Acto seguido aquél hombre se retiró, mientras yo terminaba de contar las treinta respiraciones restantes… Me sentía sumamente nervioso, con el corazón acelerado y las manos temblorosas; pero dado a que yo no soy de los que ofrecen espectáculos públicos, decidí atribuirlo a mi prolongada exposición a los vapores de aquél lugar… Al salir de allí lo vi sentado esperándome con sus piernas abiertas y esta vez con una mirada más bien tímida… Siguiendo de largo tome mi ducha de agua tibia y sin esperar esta vez salí hacia los baños con la intención de descargar mi vejiga… Al fondo y a la derecha, siguiendo esa ubicación universal de todos los baños, escogí por puro instinto un cubículo que resultó no tener seguro, pero ya sin poder aguantar y en realidad sin nada que ocultar liberé a mi amigo también sofocado por el calor pero entre erguido y dormido y me relajé hasta que la puerta se abrió con una disculpa

-Hey, no sabía que estaba ocupado-

Tras voltear y no ver a nadie, siguiendo el ritual masculino de la sacudida, arqueo de piernas y hallazgo de la comodidad genital, me dispuse a salir viendo allí parado, hacia un rincón del solitario baño a aquél desconocido que ya comenzaba a preocuparme…

No lo niego, me imagine saltar sobre él y acorralarlo contra la pared, comerle la boca como un desesperado y arrancarle la ropa de forma salvaje, sentir las caricias de su piel que se veía suave y tocar aquellas partes que se me habían antojado en los flash back de mis recuerdos… Pero aún queriendo todo aquello, y aunque mi mente fuese poderosa, la retirada de aquél lugar era inminente por mi alto sentido de conservación… Después de todo estaba en Venezuela, donde las personas son asesinadas en los lugares más extraños sin motivo aparente y donde la gente bonita es secuestrada a diario sólo porque se presume que tienen riqueza, pero aún más importante y aterrador que aquello fue notar como mi padre entraba al baño en ese momento.

Ahora parado frente a aquél sauna al que pretendía entrar un par de veces más, lo veía desfilar frente a mí aún mirándome entre divertido y preocupado lo que me hizo pensar en toda una serie de hipótesis que explicaran su comportamiento y justificaran el mío.

Para mirarme tanto debía o ser gay o estar loco. Y si era loco querría o asesinarme o secuestrarme, y si era gay debía andar de cacería o quizá, sólo quizá, en algún lejano y fantasioso mundo de pronto le había gustado de verdad y era tan tímido que no conseguía como decirme siquiera un “hola”…

Entonces allí estaba en esa ducha, cuando la puerta se abre y mi erección queda a la vista, y sujetándolo por el cuello lo atraigo hacía mí y lo beso más que con deseo con una extraña ternura y sobretodo pasión… Lo desnudo con torpeza sin parar de besarlo pues el momento es valioso y la espera ha sido tortuosa… Viendo su cuerpo hermoso me compadezco de mi y de mis horas de gimnasio, pues él, sin músculos hinchados o surcos de marcaciones me parece perfecto, hermoso y sensual. Viendo su miembro erguirse entre el escaso vello púbico, con un tamaño adecuado, con una forma perfecta y acariciando sus nalgas, tan suaves y apetecibles, simplemente quiero comerle la boda mientras nuestros cuerpos se conocen por el puro tacto de ambos…

La fantasía termina cuando siento un roce en la mano izquierda y abro los ojos sentado en el sauna… El desconocido me acaricia la mano muy disimuladamente sentado a mi lado… Mi erección comienza a notarse aún más a lo largo de mi pierna, aprisionada por ese bendito short, a lo que no me quedó más remedio que inclinar mi torso hacia adelante para no llamar la atención… Si el sauna hubiese estado vacío… Quien sabe en qué hubiese terminado todo aquello…

Por un breve momento temí perder el control, sucumbir a la tentación, arriesgar mi integridad moral y sobretodo quedar en ridículo entre todos aquellos moralistas y que como pólvora encendida el chisme de “dos maricos tirando en el baño” llegara a los oídos de mis padres con mi nombre…

Al reaccionar ya el desconocido no estaba a mi lado, y había perdido la cuenta de mis respiraciones, saliendo, viéndolo frente a mí, pude mirarlo fijamente esperando una explicación para provocar toda aquella tentación, sorprendentemente, su mirada se desvió con mucha vergüenza… Ya estaba bueno de emociones fuertes, así que me retiré a mi silla resguardada por mi padre.

-¿Dónde estabas?-

-En el sauna-

-¿Y qué tanto haces ahí metido?

-Tirando con unos tipos, tal como te lo imaginas-

Siempre me ha molestado la actitud de mi padre hacia mí. Estamos en esa situación en la que los padres lo saben todo, pero se hacen los locos… Y con el tiempo he descubierto que

-ahh… Con razón llegas todo sudado y rojo-

-sí, tal como los deje a ellos-

-¡Ya está bueno pues! Esos no son juegos…-

-Tú empezaste…-

-Anda a vestirte que ya nos vamos-

-Sus deseos son órdenes- Le dije haciendo una reverencia

Tomando mi mochila con las cosas que había guardado mi madre, caminé con cierto pesar, aunque también alivio hacia las duchas y los vestidores, pues aunque quería relajarme y sentir que mi corazón volvía a latir en un ritmo natural, algo tenía ese hombre que me había causado empatía y una gran curiosidad…

En el camino, lo vi una vez más, ya vestido de blanco y negro y con una sonrisa…

- Ya cambiado, no podrá seguirme - pensé, entre aliviado y decepcionado…

Entrada de los vestidores, escojo la penúltima ducha a la derecha, sin luz pero con agua fría, la que necesitaba… poniendo mis cosas en el banco a la entrada, abriendo la ducha y denudándome por completo… Sintiéndome, a decir verdad un poco triste por mi vago sentido de la aventura, que seguramente me condenaría a una vida frustrada con una familia virtualmente perfecta con casuales y distanciados encuentros en moteles baratos y clandestinos con algún conocido de años que me brinde la confianza para poder fornicar siguiendo mis más primitivos deseos homosexuales… Todo por no derrumbar la estructura y las creencias de mi familia… Que tonto…

Siguiendo mi ritual erótico personal, me duchaba dejando el agua correr por mi cuerpo, usando mis manos imaginando que eran de alguien más y cerrando los ojos dejando escapar un suspiro…

Vaya sorpresa notar una sombra bajo la puerta, vaya impresión verlo cruzar en silencio y contemplarme desnudo, vaya arrebato tenderle la mano, donde quitándose rápidamente su ropa me acompañó en la ducha simplemente mirándonos a los ojos… Fui yo quien se acercó lentamente y probó aquellos dulces labios de fresa y su piel de vainilla, él me recibía con una mezcla de deseo y prudencia que poco a poco se transformó en una espléndida danza erótica… Sus manos retiraban el exceso de pudor de mi piel y las mías exploraban su espalda y su cintura ya sin miedo alguno.

Una vez los besos en la boca no fueron suficientes, sus labios recorrieron mi cuello, pecho y abdomen, sintiendo como hundía con sus labios acunaba mi miembro y lo seducía buscando mi orgasmo… Me degustaba con la paciencia de los reyes y yo lo disfrutaba como un sueño infinito… Y entre la cosquilla y el escalofría que invadían mis entrañas, le tome por la barbilla trayéndolo a mi boca, para imitarle besando su cuerpo y luego probando centímetro a centímetro su bonito y erguido pene… El gemía guturalmente alternando lo grave y lo agudo de su voz, llegando a sujetarme por el cuello tratando de guiar mi dedicado desempeño en el arte de las felaciones… Y al mismo tiempo, haciendo uso de mi fuerza para recostarlo a la pared sin sacarlo de mi garganta, acto seguido separando sus piernas permitiéndome curiosear con mis dedos entre sus deliciosas nalgas cubiertas de fino vello… Mi boca yacía una perfecta erección al igual que entre mis piernas, y entre mis manos yacía un hombre en su estado más puro…

Pude sentir cierto rechazo al contacto de su entrada con mis dedos, pero intentando compensar su incomodidad posterior con su placer anterior todo fluyó naturalmente hasta dejarme alojar un par de dedos en su interior por los minutos que mi mamada se prolongó… Quería a ese hombre, él era responsable de todo lo que venía sintiendo, y debía hacerse responsable de todo lo que me había provocado…

Retirándome de su miembro, sintiéndome de alguna manera imponente al ver su talla y reconocer la mía, viendo a un hombre grande entregándose a mí. Respondiendo a mis manos que buscaban voltearlo e inclinarlo contra la misma pared… Mis ojos llegaron al clímax viendo aquella figura frente a mí, su espalda, su cintura, sus nalgas y su agujero, mi boca se hizo agua y mis rodillas débiles haciéndome saborearlo y darle un placer que juzgando sus respiraciones y contracciones no había sentido jamás… Poco a poco acariciando con fuerza y con la palma de mis manos toda su espalda cuello y cintura, pude adentrarme en él con la paciencia de un caracol, abrazándome a su espalda y besándola toda… Mis sensaciones era intensas y debí reconocerlo en toda regla, aquello no era sexo, aquello era algo más. Allí estábamos, atrincherados, dos desconocidos que no se amaban, pero sin lugar a dudas estaban haciendo el amor…

Me adueñaba de su interior con decisión y con mi propia entrega, deseando estar en una cama para poder sentir todo su cuerpo en el acto y besar sus labios sin ningún tipo de cautela. Sentía a su cuerpo apresarme mientras mi cadera iba y venía y mi mano derecha lo masturbaba… Sintiendo mi final ya muy cerca y retirándome de él, le di la vuelta y lo besé intensamente, con hambre, con desespero mientras le seguía masturbando ya de frente a mí, y el hacía lo mismo con total entrega y satisfacción…

El orgasmo fue sobrenatural, empapándonos mutuamente de virilidad y deseo hecho semen y traducido en entrega…

Agitado le decía – Quédate - mientras abría los ojos y veía aquella sombra bajo la puerta alejarse…

Con la respiración agitada, con la mano llena de semen, y con la realidad como única acompañante dentro de la ducha… Me vestí, y al llegar a la salida, se acercó a mí, esta vez siendo real, y yo sonrojándome al revivir todo lo que había imaginado

-¿Ya te vas?-

-Sí, llegó la hora-

- Que tonto fui, debí hablarte en cuando te miré… Y ya no podré hacerlo más-

-Toma - Le dije tendiéndole la mano con un papelito en el que había escrito mi número de teléfono.

- Gracias - dijo sonriente

Y simplemente me fui… Camino a casa y conversando por texto, supe que se llamaba Manuel y él supo mi nombre, supo sobre mis fantasías y yo sobre las suyas asombrándonos del perfecto acople entre ellas, finalmente supe que se iría del país en un par de días y sólo estaba de vacaciones… Dejándome una rara sensación de tristeza…

Le prometí que escribiría…

Y siempre cumplo mis promesas.

En este momento, camino a mi trabajo, oigo en la radio a Ricardo Arjona y pienso en que él volverá otro día, con una sonrisa en los labios

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“Mientras tanto dame un beso atrincherado, de esos que por ser culpables son como agua en el desierto” Ricardo Arjona

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La caricia que no pasa

El beso que no llegó

La palabra jamás dicha

Y el amor que no amó

Son promesas que no vencen

Son múltiplos del adiós

Del momento imaginario

Que compartimos los dos.