Atrévete a quererme.

Por favor, Blair, no me sueltes la mano

El sol se ha ocultado en la pequeña ciudad y la lluvia finalmente ha cesado mientras Blair y Angelique reanudaban su camino después de una tarde llena de diversión y risas.

  • Angie, ¿Te divertiste? - Preguntó riendo la chica de largo cabello castaño.

  • Demasiado - Contestó la chica de cabello negro un tanto risueña - Blair, ¿Recuerdas aquel hombre que estaba cerca del ventanal?

  • ¿Él que parecía una tortuga ninja encubierta? - Ambas carcajearon - Ahora que lo pienso mejor... ¿No será Quasimodo? - Volvieron a carcajear.

Ambas volvían a las cabañas en las que sus familias se habían alojado para pasar el fin de semana, pero ese mismo día era el último y mañana tenían que regresar a la ciudad.

  • Ya tengo que entrar, Blair - Dijo Angelique al llegar a su cabaña - Mis padres no deben tardar y llegan... - Blair aclaró la garganta y sonrió

  • Y sí...

  • Ay, Blair, ni te hagas ilusiones, ya sabes que no te puedo hacer pasar - Dijo Angelique con una sonrisa al ver la cara desilusionada de su novia

Blair suspiro resignada.

  • Ya lo sé, hermosa - Suspiró - Nos vemos mañana temprano, ¿Sí?

  • Sí - Sonrió - Te quiero.

  • Yo también te quiero - Ambas sonrieron y se despidieron con un beso en ambas mejillas por respeto a la pareja de ancianos que pasaban cerca.

Blair camino por unos minutos por aquella calle completamente abandonada hasta llegar a su cabaña, subió a su habitación a cambiarse por algo más cómodo y bajo en cuanto escucho a sus padres llegar. El resto de la noche se la paso platicando con ellos de cómo habían pasado su día en esa pequeña y rustica ciudad. Eran más de las diez y estaba por irse a dormir cuando escucho unos golpes en la ventana, camino a ella y al abrirla fue golpeada por una pequeña piedra.

  • ¿¡Qué haces aquí!? - Susurró sorprendida y a su vez, molesta.

  • Vamos, quiero ir un rato al lago - Sonrió Angelique.

  • ¿Con este frio? ¡Estás loca! Espera... Tú odias el lago de noche - Dijo entrecerrando los ojos - ¿Que tramas?

  • Vamos, hay luna llena... Quiero una foto en el lago.

Blair, se colocó los primeros Jeans que vio, se colocó una camiseta de mangas largas y sus típicos sneakers negros, agarro su chaqueta y salió con cautela hasta llegar a donde estaba su novia.

  • Por dios, estas fría - Dijo al abrazarla - Toma - Se quitó la chaqueta y se la puso a su novia - ¿A dónde vamos? – Sonrió.

Blair siguió a su novia quien se adentraba al bosque pero Angelique decidió acelerar el paso haciendo que Blair la perdiera de vista.

  • ¡Espera! - Gritó Blair corriendo detrás de ella, pero le fue inútil. La había perdido de vista.

Blair siguió corriendo hasta lograr llegar al lago y vio un pequeño y viejo muelle del que jamás había visto. Se acercó al muelle y ahí estaba Angelique sentada al final de esté.

  • Corres rápido, eh - Resopló cansada - ¿Trajiste cámara? - Preguntó Blair acercándose a ella.

Angelique se levantó dándole la espalda y al voltearse, los ojos de Blair se quedan clavados en aquellos ojos completamente rojos, no podía creer lo que estaba mirando. Lentamente fue dando pequeños pasos hacia atrás pero sus ojos estaban hipnotizados, no podía apartar sus ojos de aquella mirada espeluznante hasta que una voz desgarradora la hace volver en sí.

Blair huye despavorida del lago, tratando de llegar lo más pronto a un lugar donde pudiera resguardarse de aquella horrible criatura.

Tropezándose con troncos y rasguñándose con ramas logro salir del bosque a una pequeña calle fantasma, pero se le hacía familiar. Corrió hasta llegar a la calle donde estaba la cabaña de su novia.

Al llegar a la cabaña sus brazos tocaban con violencia en un intento desesperado por saber que esa chica que había visto no era su novia.

  • ¡Angie! Abre, soy yo - Llamaba desesperadamente mientras miraba detrás de ella - ¡Angie! ¡Angie!

La puerta se abrió y era su novia, Angelique quien se encontraba en pijama y adormilada.

  • ¿Qué pasa, Blair? - Preguntó un tanto asustada. Blair la abrazo y sintió su cálido cuerpo - Estas fría, Blair, no me asustes - Dijo separándose de ella.

Angelique la dejo pasar a su cabaña mientras veía con asombro a su novia quien se encontraba con un manojo de nervios, sudando y con la respiración agitada.

  • Creí que te había pasado algo - Dijo tartamuda - Algo me estaba siguiendo.

  • ¿Algo? ¿De qué hablas? - Decía confundida

  • Algo... Era... Creí que eras tú... Estaba por irme a dormir cuando escuche ruidos en mi ventana y al abrirla eras tú, me dijiste... Me dijo que quería ir al lago, te se... La seguí y al llegar al lago, tú... Ella estaba de espaldas y cuando se volteo, tenía unos ojos horribles... Eran enormes y brillantes de un color rojo y alrededor de sus parpados resaltaban unas venas negras, y tenía unos largos y puntiagudos dientes.

  • Blair, no juegues con esas cosas, ¿Me estas queriendo asustar, verdad? Además no debes estar aquí. Mis padres no deben tardar y llegan…

  • No, Angie, es enserio... Te lo juro.

  • Te conozco, Blair... Siempre eres así...

El viento fue incrementando, el sonido que esté producía era increíble, la lluvia no se hizo esperar.

  • ¿Qu... Qué es ese sonido? - Preguntó asustada al escuchar una voz entre los soplidos del viento - Blair, ¿Qué es ese sonido?

  • No sé, Angie, No lo sé... - Contestó - Pero... Dijo algo…

  • ¿Qué? - Suspiró no entendiendo.

  • ¿Lo escuchaste? - La miro con el ceño fruncido.

  • ¿De qué hablas? Algo que dijo, ¿quién?

  • Es... Es tu voz - Contestó Blair asustada.

El viento golpeo con fuerza la puerta, como queriéndola abrir, un relámpago ilumino la calle y ahí estaba "Angelique". Cae el segundo relámpago haciendo que la luz de toda la ciudad se vaya.

Angelique petrificada agarra de la mano a su novia y la lleva a ciegas hasta la cocina en busca de linternas. Angelique y Blair buscaban con desesperación las linternas hasta que lograron encontrar una.

Al momento de encender la linterna, la puerta de la entrada se abrió con fuerza y a la par de ella entraba el frio y fuerte viento acompañado de diminutas gotas de agua.

Ambas con un nudo en la garganta y tomadas de las manos, aferradas una de la otra mientras con la linterna apuntaban su camino para lograr subir a las escaleras pero al acercarse a la puerta de la entrada había rastros de lodo. Blair escucha la voz de su novia haciendo ecos en la cocina

  • Vamos a mi casa - Susurró Blair cerca de su novia - Mi padre tiene una pistola.

Y a la cuenta de tres con la respiración, ambas salieron corriendo directo a la cabaña de Blair.

La calle estaba cubierta por una pesada capa de neblina pero eso no las hizo detenerse. Antes de llegar a la cabaña de Blair, ella dirigió su vista hacia el bosque y ahí estaba su mamá, adentrándose al bosque.

  • ¡Mamá! - Gritó Blair deteniéndose junto con Angelique, volteó a verla y le dijo – Corre, ve a la cabaña y despierta a mi padre, dile que prepare el arma.

  • Por favor, Blair, no me sueltes la mano - Suplicó aferrándose a la mano de su novia - Por favor no me sueltes...

  • Tienes que ir a avisarle a mi papá - Volteó a ver hacia el bosque y su mamá había desaparecido - ¡Mamá! - Gritó pero no obtuvo respuesta – Toma – Le dio la linterna y beso sus labios.

  • No me sueltes la mano... - Dijo con un nudo en la garganta.

  • Te veo en la cabaña, corre...

  • No, Blair, no te vayas… - Dijo al ver a su novia alejarse de ella.

Desde el instante en el Angelique la perdió de vista, ella no se había percatado que también la había perdido para siempre.

Angelique corrió a la cabaña de Blair pero al llegar no había nadie. Ella escuchaba como aquel siniestro espectro se acercaba a la cabaña. Subió corriendo a la habitación de Blair y se escondió en el armario.

Las gotas de agua chocando con fuerza en las ventanas, el viento tratando de hacer caer la cabaña y los relámpagos haciendo ecos en el infinito cielo era lo único que escuchaba Angelique quien estaba tratando de no sollozar, tratando de que no hacer ruido al respirar con fuerza. Algo le hacía saber que Blair no estaba bien, que estaba en problemas.

Ella despierto gritando frenéticamente el nombre de su novia mientras sus ojos eran inundados por amargas lágrimas. Abrazó su almohada tratando de no despertar a sus padres pero le fue inútil. Sintió como la luz de su habitación se había prendió y alguien la abrazaba, era su mamá.

  • Tranquila, Angie, estoy aquí - Dijo su mamá abrazándola. Angelique se volteó y se aferró a su mamá sin lograr detener el llanto.

Desde que la policía había confirmado que la sangre que había en toda la habitación era de Blair fue el peor día de su vida, quiso morirse para estar con ella. Ya había pasado casi un año y aun no superaba la muerte de su mejor amiga, de su amada novia, de su Blair.

Todas las noches era lo mismo, despertaba gritando entre lágrimas deseando que todo fuera una pesadilla pero no lo era, en realidad, Blair se había ido y para siempre. Se había vuelto una rutina para ella pero aún no estaba acostumbrada, él solo tener ese sueño deseaba su propia muerte. Sus padres hacían lo posible para que saliera de aquella depresión pero no tenían éxito, sus amigos no la abandonaban y trataban de apoyarla en todo.

¿Qué pasó con los padres de Blair? Bueno, cuando Angelique había llegado a la cabaña ellos habían salido hacia la estación de policía al ver que su hija no estaba en la cabaña. Un mes después de la muerte de Blair, ellos se fueron de la ciudad y jamás se volvió a oír de ellos. Angelique cada vez que podía, al salir del colegio pasaba al mausoleo del cementerio de la ciudad para visitar a su amada Blair y platicar de lo odiosa que es su vida sin ella.

  • ¿¡Por qué, mamá!? - Susurró Angelique aferrándose a su madre quien le acariciaba el cabello.

  • Mi amor… Debes aprender a vivir sin ella, Blair hubiera querido eso – Dijo con un nudo en la garganta.

  • ¡No es tan simple! – Susurró en el hombro de su madre - ¡Estoy cansada! ¿Entiendes? Estoy jodidamente cansada de todo esto, estoy harta de pelear… Estoy harta de hacerme la fuerte, cuando en realidad no lo soy… – Dijo Angelique sollozando – Siempre me digo que un día despertaré y todo será diferente… Pero no lo es ¡No lo es, maldita sea! La extraño… - La madre se quedó consolando a su hija hasta que había logrado dormirse.

Por la mañana, Angelique se levantó con el peor de los ánimos, no quería ir a su primer día y último año de preparatoria, quería quedarse en cama y desahogarse debajo de las sabanas aferrándose a la fotografía de Blair.

  • Buenos días, cariño – Saludó su papá desde la puerta de la habitación de su hija.

  • Hola, papá – Dijo mientras se colocaba el maquillaje con poco ánimo.

  • Desayunamos y te llevo al colegio, ¿Esta bien?

  • No tienes que hacerlo, puedo esperar el autobús – Dijo mirándolo por el espejo.

  • Pero quiero hacerlo – Sonrió – El desayuno está listo – Fue lo último que dijo para después desaparecer por el pasillo.

Angelique tiene una contextura delgada y curvilínea, que combina a la perfección con las facciones delicadas de su rostro. Su estatura esta entre 1,65 – 1,70. Su cabello es negro, largo, un tanto ondulado y suave al tacto por lo cual se puede dar por entendido que lo cuida como un tesoro, siempre tiene un olor a cerezas en este. Facciones finas que van desde su nariz pequeña y delicada, hasta sus labios carnosos de manera no exagerada claro no como los de Angelina Jolie… Posee largas pestañas rizadas pero esto solo hace que te enganches en sus expresivos ojos medianos de tono azul mar mismos que hace que su tez blanca resalte demasiado cuando sus labios y mejillas están sonrojadas por el pintalabios o de manera natural debido al clima muy frío o cálido.

Termino de alistarse, agarro su teléfono y su bolso pero sus ojos se encontraron con la fotografía de Blair sonriendo a la cámara mientras con una mano sostenía su Frappuccino y con el meñique y el índice de la otra mano agarraba la típica pajilla verde fuera del Starbucks. Se limpió la pequeña lagrima que recorría por su mejilla y bajo al comedor mientras buscaba sus lentes oscuros dentro de su bolso.

Al terminar el desayuno se despidió de su mamá y junto a su papá se dirigió al colegio. Durante el trayecto el papá le sacaba plática a su hija para que dejara esa melancolía a un lado. Llegaron al colegio y ella se despidió de su papá con un beso en ambas mejillas y susurrándole que tuviera un bonito día. Se bajó del auto y camino hasta entrar al colegio.

Su cuerpo estaba ahí pero su cabeza solo estaba en los recuerdos que le traían aquellos pasillos, cuando solía no entrar a su clase de matemáticas solo para irse con Blair al campo de futbol americano o cuando recibía cartas sorpresas de ella en su pupitre para que se vieran en el invernadero y cuando llegaba ya le había hecho un pequeño ramo de flores mientras Blair traía las manos y sus mejillas llenas de pequeñas huellas de lodo.

Todo eso pasaba por su cabeza y sin darse cuenta había chocado con alguien a unos casilleros antes de llegar al suyo.

  • Lo lamento, en serio… - Comenzó a disculparse Angelique.

Levanto su mirada y se encontró con unos ojos verdes claros que la miraban detalladamente.

  • No te preocupes… - Sonrió de lado la chica de cabello castaño claro - ¿Estas bien?

  • Sí – Contestó nerviosa – Que tonta – Se dijo así misma al darse cuenta que estaba encima de la chica – Déjame ayudarte – Se levantó rápidamente y le extendió la mano.

  • Gracias – Dijo al levantarse – No te ocurrió nada, ¿verdad?

  • No, es decir, caí encima de ti – Dijo apenada - ¿Tu estas bien?

  • Sí – Fue lo único que dijo para después quedar en silencio – Por cierto, me llamo Mackenzie – Extendió su mano.

  • Un gusto, Mackenzie – Estrecho su mano con la de la chica – Me llamo Angelique – Le regalo una pequeña sonrisa.

  • Mucho gusto, Angelique… - Dijo regalándole una encantadora sonrisa.


Hola, he aqui mi primer relato. Me gustaria saber sus opiniones, sí les gusto o no para seguirla. Espero sus comentarios, saludos.