Atrapada Nina Capítulo 17

Hasta que no se vio allí, dejándose llevar por la música no se dio cuenta de cuánto lo necesitaba. El alcohol y la música contribuyeron a producir en ella un estado entre mareado y excitado muy placentero.

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El veintiuno de diciembre se levantó sin ganas de ir a trabajar. Aquella noche había programado la fiesta de navidad de la empresa y no tenía ninguna gana de acudir. Había invitado a Paula para que le hiciese un poco de compañía, pero ella ya tenía planes, al parecer había conocido a una chica muy maja en el metro y con los pechos aun más grandes y jugosos que los suyos. En cuanto a Ricardo, estaba totalmente descartado. Había decidido alejarse definitivamente de él y limitar su relación a lo profesional y él parecía haberlo aceptado y no había vuelto a insistir en salir con ella. No había nada que detestase más que sentirse sola en un lugar lleno de gente, pero sabía que era importante que los empleados se sintiesen queridos y valorados y se levantó suspirando de la cama.

Tras una ducha rápida se puso un traje chaqueta con una falda negra por debajo de las rodillas y se dirigió directamente al trabajo. La perspectiva del fin de semana unido a la fiesta de la noche hicieron que la gente estuviese especialmente alegre, lo que no contribuyó a mejorar su humor. Al parecer era la única cuya vida era una mierda. Cuando llegó a la oficina, Lorna le dijo que estaba muy elegante y la acompañó a su despacho con un montón de papeles por firmar. Se acercaba el fin de año y había un montón de papeleo, contratos que cerrar y facturas que emitir.

A medida que se acercaba la hora cada vez tenía más ganas de salir corriendo, pero se obligó a mantenerse concentrada y continuar con su trabajo. Aquel día terminaron un poco más pronto en la oficina y comenzaron a despejar la sala de reuniones para poder instalar allí el bufet libre.

La empresa de catering llegó puntualmente y con la ayuda de Lorna lo dejaron todo preparado justo a tiempo. En cuanto se retiraron los trabajadores dieron por terminada la jornada de trabajo y se acercaron por grupos charlando animadamente.

Ella se quedó en su despacho intentado encontrar una excusa para seguir allí dentro hasta que no pudo retrasarlo más y se unió a la fiesta. En cuanto entró, alguien se acercó y le ofreció una copa de vino blanco. Ella la cogió y bebió un largo trago antes de unirse a sus empleados y picar algo de comer.

La empresa de catering había cumplido y a pesar de que era un menú sencillo, más bien un picoteo, todo estaba rico y a la temperatura adecuada. Dejó que todos comiesen y se relajasen un poco antes de que llamase su atención para soltarles un corto discurso:

—Bueno, me temo que no os vais a librar de un pequeño discurso, pero ya sabéis a los jefes nos encanta oír el sonido de nuestra voz.

—Sé que este año ha sido un año duro para todos. —empezó cuando las risas se acallaron— No solo vosotros os habéis sentido traicionados por Fernando, pero espero que esto quede olvidado rápidamente. A pesar de que no tengo mucha experiencia, sé perfectamente que el éxito de esta empresa no solo recae sobre mí. Todos y cada uno, en una medida distinta, contribuís a hacer que esta empresa prospere. Si nos comportamos como un equipo y cada uno desde su puesto, por muy básico que sea, cumple con su deber, no tengo ninguna duda de que todos los problemas que hemos sufrido quedarán olvidados en el pasado.

A continuación cogió una copa de champán y levantándola brindó:

—Por nosotros, por el futuro, porque el año que viene sea un año de éxito tanto en lo personal como en lo profesional.

Todos los presentes brindaron y la imitaron. En ese momento Felipe, el delegado sindical se adelantó carraspeando para llamar la atención.

—Tengo que decir que cuando Nina me llamó para decirme que iba a poner de nuevo la factoría en marcha no pude evitar dejarme llevar por el pesimismo. A estas alturas tengo que confesar que me equivoqué totalmente contigo. Has demostrado estar a la altura del desafío que constituye llevar esta empresa y en nombre del comité de empresa y de todos los trabajadores te damos las gracias y te prometemos que pondremos todo de nuestra parte para que nuestros productos sean de la máxima calidad.

A pesar de que lo intentó, no pudo evitar emocionarse. La verdad es que si le hubiesen dicho hace un año que iba a estar allí no lo hubiese creído. A continuación se acercó a la mesa de nuevo y saludó a varios de los empleados. Lorna estuvo especialmente afectuosa, la abrazó con fuerza y le expresó lo agradecida que estaba. Su empleo como secretaria le había cambiado la vida.

En cuanto terminaron de comer, cogieron la mesa y la pusieron en una esquina de la sala de conferencias. Los del catering se apresuraron a retirar la comida y sustituirla por bebidas, refrescos y hielo. Un camarero les sirvió las bebidas mientras que  DJ Ernesto se ocupaba de dar un poco de ambiente a la fiesta.

La noche transcurrió al principio lentamente. Se sentía un poco sola entre tantas personas. pero después de dos Gintonics se relajó y comenzó a charlar con la gente y cuando se dio cuenta estaba bailando como una loca.

Hasta que no se vio allí, dejándose llevar por la música no se dio cuenta de cuánto lo necesitaba. El alcohol y la música contribuyeron a producir en ella un estado entre mareado y excitado muy placentero. En ese momento Dani, que ya estaba un poco piripi, se acercó y cogiéndola por la cintura bailó un buen rato con ella.

Las manos del joven ingeniero la sujetaron firmemente por las caderas y la atrajeron hacia él hasta que sus cuerpos entraron en contacto. El primer reflejo que tuvo fue apartarle, pero los largos meses de abstinencia habían pasado factura y sintió como todo su cuerpo despertaba excitado. Miró al chico a los ojos descubriendo la misma ansia en ellos.

Durante un instante se lo pensó. ¿Y si su acosador iba en serio e intentaba hacerle daño a Dani? No creía que la vigilancia de aquel hombre fuese tan estrecha como para saber lo que iba a pasar en aquella fiesta así que no le dio más vueltas al asunto y aprovechando que la gente estaba distraída viendo como Felipe se contoneaba haciendo una desternillante parodia de Miley Cirus haciendo twerking se deslizaron hasta la puerta.

Incapaz de contenerse un minuto más tiró de él hasta su despacho, cerrando la puerta tras ella.

Excitada, Nina se apoyó en la puerta y le dirigió a Dani una mirada anhelante. El ingeniero no se apresuró y se dedicó a observar la forma en que sus pechos tiraban de la tela de su blusa y fue bajando por sus caderas y hasta llegar a sus piernas. Nina sin embargo necesitaba a aquel  hombre dentro de ella ya. Cogiéndole por la cintura de sus vaqueros lo acercó a ella y le dio un largo beso.

Sus lenguas se juntaron y el chico agarrándola por el cuello la exploró con intensidad dejando en su boca un fuerte sabor a Whisky. Cuando sus bocas se separaron para coger aire, Dani la cogió por las muñecas y colocándoselas por encima de la cabeza recorrió la línea de su mandíbula, su cuello y los lóbulos de sus orejas. Nina gimió excitada y frotó su cuerpo contra el del joven.

Con un movimiento rápido la dio la vuelta. Con la frente apoyada en la puerta sintió como Dani soltaba sus manos y comenzaba a explorar su cuerpo con ellas. Cada vez más excitada sintió como aquellos dedos largos y delgados acariciaban su cabellos con suavidad y se desplazaban por sus hombros antes de adelantarse y estrujar sus pechos con suavidad.

La sensación fue deliciosa e inconscientemente Nina retrasó su culo para poder contactar con el paquete de Dani y comenzó a restregarse contra él que no se lo pensó; le levantó la falda hasta la cintura y le bajó los pantis.

Al contacto de las manos de Dani contras su culo tensó las piernas y las separó lo que los pantis a mediobajar le permitieron. Ante la invitación, el joven deslizó su mano hacia delante, acariciando su sexo por encima del tanga. Todo su cuerpo tembló expectante, su respiración se aceleró acompañando sus exhalaciones con roncos gemidos.

Incapaz de esperar más se giró y le desabrochó los pantalones cogiendo el miembro de Dani entre sus manos. Lo observó, estaba duro y caliente y era un poco más largo y delgado de lo que imaginaba. Tras acariciarlo un poco se alejó de Dani y apoyó el torso sobre la mesa. Bastó una mirada de invitación para que él se acercarse y le metiese la polla de un solo golpe.

La sensación de sentir aquel miembro duro y caliente resbalando por su sexo fue tan intensa que no pudo reprimir un grito de placer. Dani, satisfecho con su reacción la penetró con golpes secos y profundos que hacía que el placer se intensificase hasta hacer que todo el mundo se derritiese a su alrededor.

Sin dejar de follarla el ingeniero la cogió por la melena y la obligó a erguirse para darle un largo beso, mientras deslizaba la mano libre por el escote de su blusa. Las oleadas de placer fueron tan intensas que tuvo que apartarle para no correrse. Con su sexo palpitando, apartó a Dani de un empujón y se desnudó lentamente ante él, disfrutando de sus miradas de admiración tanto como de la vista de su miembro estremeciéndose hambriento apenas a un metro de ella.

Dando un par de pasos hacia atrás se sentó sobre la mesa y abrió las piernas. Dani no esperó una señal suya y agachándose enterró la cara entre sus piernas. Con los dos primeros lametones sintió que todo su cuerpo se deshacía los relámpagos de placer que irradiaban de su clítoris hacia todo su cuerpo hasta que en cuestión de segundos un intenso orgasmo la paralizó.

Tumbándose en la mesa cerró los ojos concentrándose solamente en disfrutar. Increíblemente, cuando Dani la penetró, volvía a estar excitada de nuevo. Esta vez el joven se lo tomó con más tranquilidad y la penetró con más suavidad aprovechando para acariciar y besar  sus costados y sus pechos.

Aquello no la bastaba necesitaba más y más profundo y así que se lo pidió. El ingeniero no se lo pensó y aumentó el ritmo de los empeñones haciendo que la mesa se moviese. Sus pubis chocaban con ruidos secos y cada golpe era una oleada de placer que la envolvía. Ansiosa por ser ella la que llevase el ritmo colocó los pies bajo el pecho de Dani y lo apartó de un empujón.

Con un gesto le ordenó que se sentase en un sofá que tenía para atender a los clientes y se sentó sobre él. Con una sonrisa frotó su vulva contra el pene ardiente de Dani y él respondió cogiendo uno de sus pechos y metiéndoselo en la boca.

No pudo contenerse más, irguiéndose, cogió el pene del joven y con un suspiro de satisfacción se lo metió hasta el fondo. En ese momento perdió el control y gimiendo y jadeando comenzó una salvaje cabalgada. Dani no aguantó más y se corrió, pero ella continuó agitando sus caderas a toda velocidad con la leche de Dani ardiendo en sus entrañas hasta que un nuevo orgasmo, aun más brutal y prolongado, la asaltó.

Dani la abrazó y acarició con suavidad su cuerpo hasta que dejó de estremecerse. Tras unos segundos se apartó satisfecha del regazo de Dani y se sentó a su lado.

—Ha estado muy bien. —dijo Nina— Y no me arrepiento. Pero ya sabes...

—Esto no puede volver a pasar. —dijo él resignado, consciente de que era lo mejor.

Esta nueva serie consta de 25 capítulos. Publicaré uno más o menos cada 5 días. Si no queréis esperar o deseáis tenerla en un formato más cómodo, podéis obtenerla en el siguiente enlace de Amazón:

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Un saludo y espero que os guste.

—Lo siento, Dani. —trató de explicarle— Pero eres demasiado joven y eres un empleado muy valioso para mí. No quiero que esto termine mal. Ahora vistámonos antes de que alguien nos eche de menos.

Cuando volvió a la sala de conferencias diez minutos después de Dani, la fiesta estaba en su apogeo. Bailó un rato más, bebió un par de refrescos y recordó a los presentes que tenían sus cestas de navidad al lado de la garita del vigilante antes de dejar las oficinas.

Cuando salió de la nave se sentía un poco mareada así que optó por dejar el coche en el parking y llamar a un taxi. Estuvo a punto de esperar en la garita, pero pensó que el fresco de la noche la ayudaría a despejarse y optó por salir y esperar en la calle, justo debajo de una farola.

Pronto empezó a experimentar la desagradable sensación de que alguien la vigilaba desde las sombras. Se puso tan nerviosa que a punto estuvo de volverse corriendo. Afortunadamente Lorna llegó en ese momento.

—¿Ya te vas? —le preguntó a la secretaria.

—Sí, me temo que la niñera tiene que irse dentro de media hora. ¿Compartimos taxi?

Más tranquila charló un rato con Lorna mientras esperaban el taxi que no tardó en llegar. Cuando finalmente llegó a casa se tumbó en la cama sin ducharse siquiera, quería percibir toda la noche el aroma a sexo que  expelía su cuerpo.