Atrapada, abotonada y castigada
Mientras Choclo, mi perro, me hace amor con furia, somos descubiertos por mi hermana mayor, Alexandra; Las consecuencias de tamaña sorpresa son así mismas, sorprendentes...
Como sabrán, luego de probar, si se quiere, de manera brutal, las delicias del Sexo, con mi Perro, decidí a conciencia que, digan lo que digan, o piensen lo que piensen los demás (mis cyberamigos por supuesto, esto no lo puede saber nadie más), la Zoofilia- que así se llama lo que hice con Choclo iba a formar de ahora en delante parte importante de mi vida. Creía yo que ya no iba a necesitar de mas nada, de novio ni de nada, para disfrutar los placeres que me iba a brindar la vida desde ese momento glorioso, que sólo Choclo y yo compartiríamos y sabríamos.
Pero la cosa resultó un poquito mas difícil de lo que yo esperaba. Aquella vez en que, sola en casa, pude gozar como una perra, esas ocasiones, desgraciadamente, no eran muy comunes, eran raras las veces que me quedaba sola en casa, cuando no era mi sobrinito correteando por ahí, era mi tío descansando o Ariadna con sus amigas de la Escuela de Modelaje, desfilando por toda la casa, ¡coño no me dejaban sola nunca! La única que casi no molestaba era Alexandra, mi seriezota hermana mayor, la cual estudiaba en una universidad de Caracas, y aunque vivía con nosotros eran pocas las ocasiones que estaba, casi siempre se la pasaba en la capital y venía algunos fines de semana solamente. Lo cierto es que tanta falta de privacidad y tanta necesidad de follar me estaban volviendo loca y empecé a pensar en llevarme al perro fuera de casa, a un parque, no sé, otro sitio en la calle para disfrutar con tranquilidad.
Una noche, me levanto para ir al baño y al pasar por la sala veo en la penumbra a Choclo, iluminado por las luces de la calle que se cuelan por la ventana, al verme se me acerca y casi automáticamente me mete la lengua en mi cuca, algo sudada por el calor ¡que rico se sentía!
Estaba como quien dice "de a toque": Empiezo a mojarme toda, parada desnuda en la semioscuridad de la sala, al tiempo que le susurro a mi mascota: "¡mmmm que rico! ¿quieres hacerlo Choclo? ¿quieres cogerte a tu amita otra vez?"
Puedo escuchar desde donde estoy los sonoros ronquidos de mi tío desde su alejado cuarto, con la puerta entreabierta, me acerco de puntitas y logro verlo dormir, desnudo- en mi pueblo hace tanto calor que solemos dormir desnudos por la noche- cierro bien la puerta de su cuarto y corro de puntitas hasta el sofá de la sala, enseguida pongo a Choclo a trabajar: Lame mi cuca con tanta energía que logro alcanzar mi primer orgasmo al instante, a los minutos, todavía Choclo lamiendo, casi por instinto, me volteo en el sofá y me pongo rodillas al piso, una vez mas, me ofrezco como perra, a los deseos de mi perro.
Fue esa noche que aprendí otras cositas importantes: Es mas cómodo hacerlo en el sofá que en una silla, me pongo en el sofá y aguanto tranquila el peso de mi perro (tiempo después aprendí en Internet que hay otras maneras de gozar con mi perro y hacer otra cosas, como mamarle su verga, pero todavía no he hecho nada eso). Otra cosa que debí aprender esa noche era tirar en silencio ¡eso sí que era difícil! ¡en la oscuridad de la noche debía quedarme calladita mientras Choclo me cojía!
Pero, para mi bien, aprendí a aguantar callada, me ponía un trapo en la boca y resistía con placer las embestidas de mi perro en la quietud de las noches, en una ocasión incluso(creo que fue la tercera vez) ¡lo hicimos delante de Ariadna!
Por supuesto, ella estaba profundamente dormida y hasta roncando ( mi familia tiene el sueño profundo y además, roncan mucho, espero que yo no sea así), eso fue una vez, con las ganas tremendas que tenía, pero estaba mi tío en la sala, casi a medianoche, viendo televisión; Estaba tan cachonda que no aguanté, me llevé a Choclo a mi cuarto, donde dormíamos Ariadna y yo, ella estaba en su cama, desnuda como de costumbre, plácidamente dormida, enseguida me pongo manos a la obra, me desnudo y tiro mi cuerpo a la cama, de rodillas al piso, protegidas por un paño grueso bajo ellas, así, esa noche, con mi tío en la sala viendo televisión, a tres metros de mi hermana ¡Choclo me daba la cogida de mi vida, mientras yo aguantaba en silencio!
De eso hace ya un tiempo, a decir verdad, fueron pocas las veces que logré disfrutar a cabalidad con mi perro, todas fueron experiencias realmente divinas menos la última.
Era un día miércoles, lo recuerdo, mi tío me dejó las llaves de la casa el martes diciendo que me iba a quedar sola por un día, pues tenía que llevar a mi sobrino con su mamá, Ariadna estaba en un Casting fuera del pueblo, de una campaña publicitaria de no sé qué, y vendría tal vez el jueves, así que, por fin ¡Un día entero para Choclo y para mí!
Emocionada, estaba en el liceo pensando desde la mañana lo que me esperaba en la tarde, me cambié de asiento en el salón de clases, para poder masturbarme a mi gusto, metiendo mi mano en el falso bolsillo de mi falda, alcanzando mi totona ya rezumando jugos en abundancia .
Una de la tarde, llegué a casa ¡por fin! ¡Ahora sí iba a gozar como las buenas!
"¡Choclo, Choclo!", grito en la sala, "¡ven con mami! ¡Anda ven! ¡Ven papi, te llama tu perra!"
Lo consigo semidormido bajo la mecedora, enseguida viene hacia mí con fuerza y alegría, brincando y parándose en dos patas, lamiendo mi cara, seguro que él, en "cuarentena" como estaba, también quería follarse a su perra.
"Tranquilo papi, hoy sí, hoy sí, vamos a gozar ¡VAMOS A GOZAAAAAR!" grito fuerte como loca, al tiempo que corro al cuarto llamando a Choclo, quien corre tras de mí, no quise esperar mas, no estaba para preámbulos, me quito el uniforme y pongo mi perro a lamerme, pero sólo unos segundos, ya estaba lista, desde hace horas lo estoy, pongo un trapo bajo mis rodillas, me apoyo en él y me recuesto en la orilla de la cama, lista para ser poseída por Choclo, quien se da a la tarea de seguir bebiendo mis jugos, en mi entrepierna.
"¡Anda, vale! ¡móntate! ¡dale ya papito!", le decía suplicante, mientras seguía castigándome con su lengua, no veía su pene todavía, parecía que aún no estaba listo. Al rato, oyendo mis súplicas me monta y empieza a cabalgarme, pero aún su pene, a medio salir de su funda, no estaba listo, parece que iba a durar mas que de costumbre.
No hondaré hoy en detalles, porque ya lo saben, el placer de ser penetrada, de ser poseída por mi mascota, como me llena de leche su poderosa verga, y al final, atendiendo a mis ruegos, entra el portentoso nudo, a mi vagina ya dilatada, acostumbrada a él desde hace un tiempo. Como posesa, liberada al fin de las inhibiciones, producto de la falta de privacidad, me dejo llevar por el mas puro placer de ser una perra, gritando con fuerza.
"¡Ay coño que rico! ¡eso, eso! ¡cógeme coño! Que rico el nudo! ¡déjame trancada! ¡lléname de leche Choclo! ¡cógeme siiii! ¡COGEMEEEEEE!".
Hasta ese instante (y hasta el momento de escribir ésta líneas) llegué a disfrutar hasta mas no poder los placeres de la Zoofilia.
"¡Coño que vaina es ésta!"
El mundo se me acabó: Era Alexandra, mi hermana mayor, parada en la puerta del cuarto, mojada, recién salida de la ducha, con un paño cubriendo su cuerpo. No sabía que estaba en casa, mis gritos de lujuria seguro la habían alertado y ahora estaba allí, viéndome en la orilla de la cama teniendo sexo con mi perro.
"¡Que coño haces, piazo e´ loca, deja eso!", me dice, jalándome del brazo, mi hermana, que es mucho mas fuerte que yo, casi logra pararme de la cama, haciendo que choclo se bajara de mi espalda, cayendo al piso pero sin separarse de mi, ¡estábamos abotonados! ¡el dolor era realmente tremendo!
"¡Nooo Alexandra, para, déjame!"
"¡Como que te deje, loca, párate ya!", me decía, al tiempo que me propina una bofetada.
"¡Nooo Alexandra, me duele, deja!"
"¡Párate, párate ya, sinvergüenza, puta, ociosa!", seguía insultándome y pegándome en la espalda, ya mis gritos eran de puro dolor, mientras mi pobre perro intentaba zafarse, causándose daño él y causándomelo a mí también.
"¡Nooo Alex, por favor!"
"¡Que por favor nada, párate te dije!", un fuerte puntapié en el estómago hace que me corra un poco, moviéndose el perro, que chillaba también, de puro dolor.
"¡Y tú perro, sale, sale!"
"¡Nooo Alexandra, no lo patees, déjalo quieto!"
"¿Pero que dices, ociosa? ¿lo vas a defender?", nuestros gritos eran ya muy fuertes, y a ellos se unían los aullidos lastimeros de mi pobre Choclo, abotonado a mí.
"¿Es que no ves Alex? Está pegado a mí ¡estamos pegados, coño! Si lo asustas se mueve y me duele a mí, por favor hermanita, no le pegues, déjalo quietecito, coño me duele ¡me duele!
Le lanzo una mirada de súplica y dolor a mi hermana, a lo mejor mi cara empapada en llanto la pone a reflexionar. Las patadas que nos dió y los movimientos bruscos que hizo de la rabia que tenía provocaron que se le cayera la toalla, quedando completamente desnuda frente a mí. Déjenme que les hable un momento de Alexandra, no es porque sea mi hermana pero sin duda es una mujer muy hermosa, de un 1,75 de estatura, catira, como yo, pero bien bronceada por el sol caribeño, de medidas casi de Miss, de hecho, en 1999, a los veinte años fue preseleccionada en el Casting del Miss Venezuela y toda la familia y parientes aportaron para el esfuerzo económico que representaba ese proyecto que lamentablemente se frustró cuando no pudo dar el peso a tiempo, pese a las dietas y ejercicios rigurosos, de aquella etapa le quedó el cultivar un cuerpazo que sería la delicia de cualquier hombre, si es que ya no lo es, de algún chico de Caracas, ahora, paseaba su cuerpo desnudo, nerviosa, de un lado a otro del cuarto, mientras nos veía abotonados a Choclo y a mí, la noto gimoteando.
-"Coño Susanita, ¿porqué hiciste eso, loca? ¿y ahora que hacemos? ¿llamo a un médico?"
-"¡Nooo!", le digo, "¡Médico no! Por favor Alex, no le digas a nadie, no llames a nadie, que no lo sepa nadie, estate quieta, no hagas nada por favor, te lo suplico "
Observa el panorama, la cosa, ahora que lo pienso, sería hasta cómica, sino fuera tan dolorosa ¡que dolor tan fuerte en mi pobre conchita! Choclo estaba calmado, podía sentir, a pesar del dolor, Como seguía llenándome de leche (al menos eso creo),la sentía correr por mis muslos mientras mi hermana se sienta en mi cama, a mi lado, mas calmada, pero sollozando.
"¿Porqué lo hiciste Susana, porqué?", me decía, mientras acariciaba mi cabello, llorosa me acerqué a ella sin verle la cara, apoyando mi rostro empapado en lagrimas en su muslo izquierdo, muy cerca de mis ojos su hermoso monte de Venus dejaba ver sus vellos muy bien recortados, de color castaño oscuro. Allí estábamos dos hermanas, abrazadas, llorando, desnudas ¡pero yo con un perro atorado en mi cuca!
No quiero hacer mas larga la historia, para no aburrirlos con las tonterías que mi hermana me dijo esa tarde llorando: Que si no pensé, que podía agarrar pulgas, que si enfermarme, que podía quedar embarazada, que podía explotar mi almejita de tanta leche que le entró, tonterías que me demostraron que Alexandra sabía muy poco de singar con animales (bueno, a decir verdad yo no sabía mucho tampoco, lo cierto fue que estuvimos así un buen rato hasta que al fin Choclo se liberó, "¡Aaaagghh!", solo atino a decir cuando se despega dolorosamente de mi vulva, volviendo un asco el piso de la habitación ; Que sabio es mi perro: Sale llorando y corriendo despavorido antes que lo agarren con él, en los próximos días no lo veríamos por la casa durante un buen tiempo.
"Ya está, ya se fue, ¿te hizo daño?- pregunta Alexandra, mas calmada, enjugando sus lágrimas
"¡Agh! Me duele todavía"- respondo.
A ver, párate, deja que vea eso."
A duras penas mis piernas acalambradas respondían, me pongo de pié, con las rodillas débiles, temblando toda de dolor, empapada toda de sudores y flujos abundantes.
"Que horror, que horror, mira como te dejó ese perro, ¿Cómo pudiste, si apenas eres una niña? Mira esto, que horror", me sigue diciendo Alexandra al tiempo que palpa delicadamente con su mano mi vulva hinchada, mis labios abiertos y mi Clítoris aún vivo; En algún lugar escondido de mi Vagina, algún pliegue interno, no sé, todavía quedaba oculto algo de flujo canino, al hurgar en mi gruta, una porción de leche perruna le baña los dedos y la mano.
"Pon tu pierna arriba de la cama, quiero ver esto bien", me ordena Alexandra, ya el dolor estaba pasando, pero mi cuca seguía muy abierta. Es curioso, recuerdo que en el momento que me dijo eso se acomodó para poder examinarme bien y así, mientras ella manipulaba mi almeja pude ver bien la suya, con sus labios mas gruesos y jugosos que los míos, entreabiertos también, de manera natural, y su capullito brillando por el sudor, en ese momento pensé que aquella cuca de mujer adulta, probablemente no había visto tanta "acción" como la mía, que era mas pequeña. Pongo mi pierna derecha en la cama mientras Alexandra sigue explorando mi cueva, mete tres dedos con facilidad y abundante leche sigue escurriendo de mí, empapando su brazo.
"Ésta cosa está tibia todavía", dice, y yo, de la manera mas natural le respondo: "Cuando recién sale es mas caliente que ahorita", me lanza una mirada de dardo, de reproche, y yo esquivo su mirada, avergonzada.
"Oye bien lo que te voy a decir, puta ociosa, no sé por que hiciste eso, pero a lo mejor tengo una idea, así que por hoy vamos a dejarlo así, nadie sabrá esto, pero eso sí, no quiero que te vuelva a coger ese perro, me entendiste ociosa ¿ME ESCUCHASTE?", termina por gritarme mi hermana mayor, yo solo asiento con la cabeza, sin decirle nada, "ya veré que hago yo para que no pase esto mas, ahora vete a bañar, no soporto verte así, asquerosa, ¡vete, vete!"
Corro hacia el baño, obedeciendo a Alexandra. En ese momento no entendí bien sus últimas palabras ("ya veré que hago yo para que no pase esto mas "), solo unas semanas después pude comprender por completo lo que quería decir, pero eso eso es otra historia para contarles otro día.
Nota: Muchas gracias a todos mis nuevos cyberamigos que me han escrito por el correo que aquí sale anotado, lamentablemente parece que se dañó, por eso no he podido escribirles, ruego se comuniquen todos mis amigos y amigas para compartir comentarios a esta nueva dirección: artemisaxxx_1@yahoo.es , los quiero mucho, esperen mis nuevas historias y experiencias, chao.