Atracción y Desviación 3

Nuestro protagonista convence a su madre que en la nueva ciudad nadie los conoce y pueden demostrarse el amor que se tienen uno por el otro. PD: Disculpe la tardanza del relato, pero he estado muy atareado con el trabajo.

Atracción y Desviación 3: El lado lujurioso y divertido de mamá

Regresamos en al hotel y ayudé a mi mamá a llegar hasta el cuarto. Se trataba de una habitación doble. Mi madre aún estaba algo adolorida y por eso fui a la farmacia para comprarle un ungüento contra el dolor y unos profilácticos de sabor. En el camino me la pasé craneando cómo sacar la libido oculta dentro de ella. Ella me deseaba y yo a ella, no me cabía la menor duda.

Le di el ungüento a mi madre, quien no quiso que la tocase, pero también tenía unos moretones menores en la espalda. Así que le dije que se deje de tonterías que voy a frotarle el cuerpo para que la sangre pueda circular.

“Relájate, mamá. Como cuando te hago masajes en la casa” –le dije. Ella se acostó boca abajo y quedó sólo con el sostén. Empecé a masajear su espalda en la zona donde había moretones, pero como estaba tensa masajeé sus hombros. Logré que se relajara, pero no pude evitar tener una erección. Mi mamá la sintió rozándole la pierna y se puso alerta.

“¡Basta! Mejor relajémonos viendo un poco de televisión –dijo mi mamá. El aparato subió la tensión, el televisor del hotel tenía tres canales pornográficos y fue lo primero que vimos.

Echada como estaba empecé a sobarme en su cuerpo:

-          ¡Basta, Iván! No me quites el calzón –dijo ella, al sentir mi mano en sus bragas.

Eso hice. Masajeé la concha por encima de sus pantaletas y le susurré al oído:

-          “Nadie nos conoce aquí. ¡”Tomémoslo como nuestra luna de miel”!

-          ¡Está bien! Mentiría si digo que no lo deseo y estoy ardiendo por dentro. Aquí no serás mi hijo, ni yo tu madre; sino serás mi macho y yo tu hembra –dijo, mientras tocaba sus pantaletas que ya se estaban empezando a humedecer— mientras con la otra mano se desabrochaba el pantalón.

Como me dijo que no le quite las bragas, jalé la parte central a un costado dejando ver su concha, a la metí dos dedos de manera suave, por el elástico de las bragas el hueco se había hecho más apretado. Sus gemidos se perdían con el de la actriz.

Empecé a seguir lo que hacía el actor. Le acaricié las nalgas, la puse boca arriba, le abrí las piernas tomándola por los tobillos y dejándola en el aire. Deslicé sus bragas hacia un lado y lo puse a la altura de su tobillo. Y empecé a clavársela de forma enérgica. La sombra de la prenda ondeando como una bandera a los ritmos de las arremetidas hacía más interesante el juego.

Un par de poses más y ya me había corrido, mientras que en la película la actriz gritaba como si la estuvieran matando, mientras el actor no hacía ruido, tan sólo la frase “Oh! Shit! Descansamos un rato y continuamos mientras en la pantalla ya pasaban otra escena.

Mi madre estaba desfalleciente, su cuerpo no podía más y tuve que agarrarla por las tetas para que no cayera. Mientras la colocaba boca arriba pude ver una sonrisa de oreja a oreja, una sonrisa lujurioso. Luego, ella se recostó en mi estómago a descansar.

Dormimos unas cuantas horas y luego salimos a comer. Encontramos un restaurante y conversamos abiertamente sobre muchos temas, contándonos chistes algo subidos de tono —los cuales no se cuentan entre familia— hablando sobre nosotros y conociéndonos más. Fue muy divertido y por primera vez le pude dar un beso en público.

Al salir paseamos por la ciudad y encontramos una tienda por departamentos. Mi mamá quiso entrar y me dijo que me quedara afuera, que iba a comprarme una sorpresa. Al rato salió con sus bolsas de compras sin decirme que era, me tomó de la mano y más tarde me abrazó mientras nuestros pies buscaban el camino para regresar al hotel.

Al llegar entró al baño y me pidió que me recostara en la cama y que en cinco minutos coloque en la canción de Roxette: Vestida para el éxito. Cuando empezó a sonar la canción mi mamá estaba con una sonrisa radiante.

Traía una bata y cantaba, había cambiado la letra de dress for the success (Vestida para el éxito) por dress for some sex (vestida para algo de sexo), mientras reía, se abrió la bata y bajo ella había un baby doll negro transparente, bajo el cual dejaba translucir unas prendas de encaje de color rojo pasión.

Siguió con su street-tease sobre a la altura de mi pecho y luego la conduje a mi cuerpo. Empezando con besos en su cuello y tocándola por encima de las prendas translúcidas. Mi mamá me dijo: No te preocupes por el condón, mi anticonceptivo es la menopausia. Ambos reímos.

Mientras se quitaba el brasier y lamía mi cuerpo lujuriosamente. Hicimos el amor de manera pausada, sin prisas, conociendo y descubriendo el cuerpo del otro, el punto de placer.

Supe que a mi madre tenía puntos sensibles a la altura de sus piernas y le excita que le escarbe con la punta de la lengua en su ombligo. Asimismo tiene un punto sensible detrás de las orejas.

Pasaron los días y jugamos como un par de enamorados: salimos al cine para besarnos más que disfrutar la película, al sauna, a recorrer la ciudad y sus alrededores, a la discotecas donde. Mientras en el lecho llegamos muchas veces al orgasmo juntos, haciéndolo de mil formas y disfrutándonos mutuamente. Fue la gloria. Mi mamá me dijo que Nunca se había sentido tan feliz y que mi padre nunca se tomó el trabajo de explorarla. Y por ello no sabía cuán divertido es el coito. Sin embargo, las vacaciones ya estaban terminando.

Buscando mil maneras de explorarnos: poniéndonos dulces encima del cuerpo, especialmente en las zonas sensibles, comprando prendas íntimas provocativas, y juguetes eróticos, viendo pornografía para probar nuevas poses.

Como la pose del helicóptero invertido: De pie encima de la cama cogí a mi mamá de las piernas mientras la arremetía y ella con cabeza en el aire y su cabello balanceándose sobre el piso. Ambos gemimos mucho, pero decidí no hacerlo de nuevo por temor a que mi madre se golpee la cabeza.

Mi mamá se había depilado el chocho, como había visto a las actrices de las películas porno, se recostó con las piernas abiertas y juntado los pies con su muslo, las rodillas arriba dejando ver toda la gloria de su sexo desnudo y dijo “de aquí saliste y ahora volverás a mí. Follarás con mi sucia concha”. Me acerqué y empecé a lamerla su cueva, chapoteando en la humedad que emana de su ser, tan suave y lisa. Ella se volteó y empezó a lamerme el falo mientras yo hacía lo mismo con su clítoris e himen revolcándonos de un lado a otro de la cama. Hasta que nos vinimos.

Luego la puse en posición de pollito tomando agua, la cogí de la cintura y la arremetí enérgicamente mientras sus tetas bamboleaban de arriba hacia abajo. Hasta que nos vinimos nuevamente y nos quedamos dormidos exhautos. Mi madre y yo éramos felices como nunca lo habíamos sido.

El último día ni siquiera salimos del hotel, nos amamos mutuamente. Y para comer hice un pedido de delivery. En la noche nos bañamos y vestimos

Conducí al aeropuerto mientras mi madre me cogía de la mano en cada cambio de velocidad, mientras me decía: “Estos días han sido maravillosos, nunca los olvidaré”. Nos registramos y subimos al avión, en el asiento se recostó sobre mi hombro mientras me decía: No olvides nuestra promesa.

Al descender el avión quise tomarla de la mano, la cual se sacudió y me dijo seria: “No olvides nuestra promesa, aquí somos madre e hijo solamente”. Mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla y empezó a cambiar hacia la puerta de la nave.