Atracción por mi tía I (cont. Email a mi tía)
Después de ver que mi primer relato ha captado el interés en una parte de los lectores e incluso algunos me piden que no les deje con la curiosidad, les contaré la historia de esta atracción hacia mi tía desde el principio...
En primer lugar, quiero decir que todo lo que voy a contar en este y los demás relatos que sigan es completamente verídico y voy a intentar ser lo más fiel posible a cada uno de los detalles y diálogos que tuvimos.
Mi tía es la hermana menor de mi madre y en la actualidad es una mujer casada de 48 años, ella no tiene hijos y se mantiene con un cuerpazo que quita el hipo, siempre ha sido mi tía favorita, es una mujer risueña, alegre, jovial y encantadora, aunque cuando se cabrea tiene un genio tremendo que la hace ser irresistiblemente bella. Mi atracción hacia mi tía viene de muy lejos y es mucho más que en el plano sexual, desde siempre me ha parecido un encanto tanto física como de manera de ser. Físicamente es morena aunque actualmente tenga algunas canas que no se tiñe porque dice que son suyas y que está orgullosa de su edad, casi siempre lleva melena por encima de los hombros, sus ojos son grandes y melados y su sonrisa es muy característica pues cuando sonríe sus ojos se achinan dándole un aire muy juvenil, mide sobre 1,75 m., de joven siempre tuvo una constitución delgada y con pocos pechos pero desde que se casó alrededor del año 2000 empezó a echar unas tetazas y un culazo muy buen puestos que hipnotizan hasta al más hiperactivo. Sus tetas tampoco es que sean supervoluminosas más bien son normales (te pueden caber en una mano) pero cuando se pone camisetas de estar por casa sin sujetador se le transparentan unos pezones gordísimos marrones y una aureola que cubre la mitad de la teta. La dueña de todos esos atributos se llama Doris y además de mi tía fue mi madrina en mi bautizo.
Yo, por mi parte me llamo Pepe aunque de pequeño me llamaban Pepito cosa que nunca me gustó, mi tía me saca 17 años de diferencia y aunque puedan parecer muchos, sobre todo cuando iba junto a mi tía hace sobre 10 años la gente nos decía que si éramos hermanos cosa que a mi tía Doris le llenaba de orgullo y a mí también porque la veía sonreír y se le veía feliz. Yo por mi parte desde que pegué el estirón de los 14 años he sido un chico alto y de complexión atlética, he tenido unas épocas en los que he estado más delgado de lo normal pero siempre me he caracterizado por tener unas abdominales, torso y extremidades bastantes definidas sin llegar a ser tan voluminosos y fuertes como los que puede tener un esculturista, esta naturaleza es debida a que siempre me ha encantado hacer toda clase de deportes (fútbol, baloncesto, ciclismo, natación…). Soy moreno, simpático, romántico y extrovertido, unos ojos grandes verdosos, las chicas me consideran muy guapo y la verdad sea dicha nunca me ha faltado un ligue desde que era bien jovencito aunque la virginidad la perdí bastante tarde para las oportunidades que tuve (la perdí a los 21 años). Bueno, mi miembro no es por presumir pero lo tengo bien dotado y soy la envidia de mis amigos que cuando hemos ido a natación me han visto en las duchas y me llamaban el Makelele blanco. En reposo tengo un miembro bastante considerable pero en erección llego hasta unos 20 cms de largo midiéndome desde arriba pegado al pubis y 4,5 cms. de diámetro. Todas las chicas con las que he estado, que por cierto no son muchas pues siempre he considerado que hacer el amor es algo que debe conllevar sentimientos puros, dicen que tengo una herramienta perfecta para follar y que además la sé utilizar divinamente pues me muevo muy bien y tardo en eyacular muchísimo por lo que puedo hacerles pasar unas noches inolvidables, otras se han quejado (sobre todo al principio de las relaciones y en determinadas posiciones) de mi largo tamaño que les llega hasta el cuello de la matriz.
Bueno y sin más preámbulos les pasaré a contar los primeros recuerdos que tengo de mi tía Doris. Siempre he vivido relativamente cerca de ella, hasta los 17 años de edad en los que nos mudamos de ciudad. Yo vivía con mis padres y mis abuelos en una casa de dos pisos en una ciudad al interior de Castilla la Mancha, nosotros vivíamos en el primero y mis abuelos vivían en el segundo, mi tía vivía con mis abuelos, por lo que además de mi tía la he considerado siempre como una hermana para mí y he tenido una relación muy amistosa con ella.
El primer recuerdo que tengo de ella y no sé por qué será, es cuando un día me bañé con ella en la bañera de casa de mis abuelos, no lo recuerdo con lujo de detalles pues sinceramente no sé ni la edad que tendría pero supongo que contaría con 3- 4 o a lo sumo 5 años. Recuerdo que la bañera era muy larga y el cuarto de baño amplísimo, mi tía les pidió a mis padres que se bañaría conmigo:
- Voy a bañarme, ¿me dejáis a Pepito que lo bañe conmigo arriba para ahorrar agua? (supongo que debió ser algo así pues mi tía siempre ha sido una amante de la naturaleza y del ecologismo)
Mis padres no vieron ningún reparo pues ella tendría por aquellos entonces 21 añitos si yo tenía 4… Pero aquel día mi instinto de hombre despertó a pesar de ser un niño, recuerdo como me desnudó mi tía y empezó a desnudarse hasta quedar completamente desnuda ante mí, a pesar de mi inocencia lo que estaba viendo me gustaba, recuerdo una chica delgadísima con pezones en lugar de tetas y con un matojo de pelos morenos en su pubis que cuando se metió conmigo en la bañera me dejó hipnotizado, pero lo más maravilloso fue el recuerdo de cuando empezó a enjabonarse y a enjabonarme, ella echándome agua jugando conmigo para que no me aburriera me empezó tocar el pito (porque no tenía otra cosa) y ella se reía al ver que se me ponía tiesecilla, yo recuerdo un cosquilleo que me gustaba pero no sabía por qué, mi tía a su vez me pedía que le frotara con la esponja que después jugaríamos a muchas cosas, yo le daba por el pecho, la barriga, la espalda, las piernas y cuando llegué a la altura de su coño me dijo que esa parte era muy sensible y tendría que hacerlo con la mano, ella se sentó en el bordillo de la bañera y abrió sus piernas dejándome delante de mi cara aquella maravillosa imagen que nunca olvidaré, era el primer coño que recuerdo, se lo empecé a tocar suave como ella me decía y no recuerdo nada más, no sé lo que pasó a continuación...
Tampoco sé si me volví a bañar con ella o no, lo que sí recuerdo es decirme mi abuela que yo no debía de tocarme pues eso estaba mal y si lo hacía el señor me castigaría y me quedaría ciego, eso recuerdo que me lo dijo en varias ocasiones que mi pito se puso empinado y yo seguía tocándome pues me daba gustillo… Desde entonces, de mi deseo masculino no recuerdo nada más hasta los 10 - 11 o 12 años en los que despertó mi admiración por las niñas de mi clase y recuerdo como mis musas de la tele eran Verónica Mengod y Miriam Díaz Aroca. Supongo que lo que me dijo mi abuela causó efecto, porque tan sólo recuerdo entre medias algunos veranos que mi tía venía de trabajar de la costa y llegaba morenísima y guapísima y a mí me daba mucha ilusión verla pero sin ir a la faceta sexual.
De esta atracción que se despertó en mí le tengo que dar también las gracias a los compañeros del colegio que empezaban a hablar de pajas, que cuando se las hacían le salía un liquido llamado leche, de mujeres desnudas... Eran años de cambios, pero sinceramente la masturbación la descubrí de casualidad pues nadie me dijo como se hacía, simplemente una tarde tumbado en mi cama boca abajo empecé a restregarme con el colchón y me imagine que debajo estaba el agujero que decían que tenían las mujeres, en ese momento me acordé de aquella vez que me duché con mi tía y que me pidió que la enjabonara... como un acto reflejo cerré los ojos coloqué mi mano en mi pene y empecé a frotarmelo y a pensar en mi tía hasta que conseguí correrme de gusto, ahí descubrí una de las experiencias más grandes de mi vida, el descubrimiento del placer sexual, se abría un mundo nuevo ante mí, nunca pensé que pudiese ser tan maravilloso, aunque me quedé en principio un poco preocupado pues a mí no me salió nada, pero fue tanto el gusto que no le dí importancia. Después descubrí que también podía conseguir el gustillo rozándome con el filo del sillón, yo me metía el pene hacia dentro y empezaba a moverme con el filo hasta conseguir llegar al orgasmo. Las masturbaciones las alternava con este tipo de prácticas que sinceramente no sé si la gente practicará pero yo las practicaba y me gustaban tanto o más que las pajas "normales".
En fin, así pasaron los primeros años en los que mi deseo sexual empezaba a florecer y yo por aquellos entonces con 12-13 años veía en mi tía con 29-30 a la musa de carne y hueso, a la mujer más cercana que tenía a parte de mi madre, pero mi madre era mi madre... Pero esos años se los contaré en otro relato. Espero que hayan disfrutado de este 2º relato y que me cuenten qué tal les ha parecido y si quieren que siga contándoles lo que pasó con mi tía Doris. Un saludo.