Atracción Mutua - 1

Me gustó desde el mismo día en que la vi, me pareció increíble… durante la primera semana

ATRACCIÓN MUTUA- 1

Me llamo Raúl y trabajo como técnico informático en una gran compañía. De inicio, entre en una pequeñita que hace algo más de dos años, fue engullida por un gigante. Esa compañía también tenia sus oficinas en el mismo edificio que nosotros, de modo que simplemente reorganizaron todo, a mi como único responsable de toda la informática de la antigua empresa, me respetaron mi chiringuito, manteniendo mi oficina un poco al margen del resto de mi mismo departamento en la nueva empresa, no sé bien el porqué, pero lo cierto es que así fue.

Yo empecé a quedar un poco al margen de los problemas de Software en las oficinas, para dedicarme más al Hardware, vamos para que os aclaréis, me colgaron la reparación e instalación de todos los ordenadores de las “nuevas” oficinas ampliadas, lo que es todo un marronazo, por este motivo mi anteriormente oficina, quedó convertida en una especie de improvisado taller. Tengo 28 años, soy moreno, de ojos marrón tirando a verdosos, atlético y bastante musculado, ya que me machaco asiduamente en el gimnasio, puesto que mi profesión de Informático la convino con la de Stripper, e incluso he trabajado también como chico de compañía de forma relativamente ocasional.

Esa mañana estaba siendo anormalmente tranquila para mí, ya que cuando no pasaba uno, era otro de mis anteriormente compañeros de empresa para consultarme algún problema de sus ordenadores, supongo que para ellos yo era muchísimo más accesible que andar mandando peticiones de soporte al departamento de informática. Esa mañana entró en mi oficina una directiva del área de recursos humanos de la empresa que nos absorbió, y con la que al principio de ello, tuve un enganchón más o menos serio que no paso a mayores.

Silvia es una mujer de unos 30 a 31 años aproximadamente, morena, ojos negros, lleva su pelo negro peinado a lo egipcio o a lo Cleopatra como yo lo llamo, físicamente pese a ir siempre muy discreta se le aprecian unas curvas la mar de sugerentes, lo cierto es que si se la mira atentamente se adivina que tiene que tener un cuerpazo y es guapa hasta el hartazgo, pero como digo vistiendo es la discreción personificada. Había oído comentarios maliciosos de que se estaba separando de su marido porque había pillado a este en la cama con una compañera de trabajo de él, no sabía si seria verdad o no, pero desde luego entro en mi oficina con una cara de vinagre que no podía con ella la pobre. Además que fue de lo más elegante y educada nada más empezar a hablar, por no dar, no me dio ni siquiera los buenos días...

  • Raúl, tome este portátil, quiero que vea que le ocurre que no me funciona, necesito extraer la información que contiene su disco duro... –dijo con tono seco.

Tome el portátil en silencio y le encendí, no arrancaba ni por casualidad, estaba casi seguro al 100% de que el problema procedía del disco duro, de modo que desmonte la tapa, retire las protecciones que llevaba y saque su disco duro. Levantándome, tome un pequeño adaptador y conecte ese disco a uno de mis ordenadores de "diagnostico", encontrándome con que el disco estaba machacado por completo... Mi primera impresión fue que la aguja lectora se había imantado, y no tenía pinta de que hubiese sido de una forma muy accidental de dijéramos. Para extraer los datos tendría que cambiar el magnético del disco, pasarlo de ese soporte estropeado a otro que funcionase, y luego intentar recuperar la mayor cantidad de información posible, algo que ciertamente requería tiempo, y bastante, especialmente para los programas de recuperación de que disponía, que si bien eran muy buenos, por contrapartida denominarles lentos era quedarse corto.

  • Bien, creo que pueda hacer algo, en dos o tres días lo tendrá listo...

  • Para mañana Raúl, lo quiero para mañana...

  • De acuerdo, dos días, venga pasado mañana por la tarde a por él, extraeré la información que pueda recuperar y se la volcare en un nuevo disco que le colocare en el portátil...

  • Creo que no me ha entendido Raúl, he dicho que para mañana…

Levante la vista fijándola por primera vez en sus ojos y en su cara, creedme que no me gusto en lo mas mínimo lo que vi en ella, era la superioridad personificada. Despacio, retome el disco de su ordenador, ante sus atónitos ojos lo volví a colocar en su portátil, volví a cerrarlo para dejárselo tal y como me lo trajo, a continuación, lo situé ante ella, volviendo a lo que yo estaba haciendo cuando me interrumpió.

  • Ahí tiene su ordenador, dos plantas más arriba tiene a un montón de jóvenes informáticos que perderán el culo por atenderla, seguro que para mañana se lo tendrán...

  • Quiero que lo haga usted, de modo que deje lo que está haciendo y póngase a ello..., pero solo debe de tocarlo usted, nadie más, ¿queda claro? –Raúl estaba empezando a hartarse de exigencias

  • Perfecto, serán dos días entonces- levanté la cabeza clavando los ojos en ella-. Está clarísimo que este es su ordenador personal, y no el que tiene asignado por la empresa, que por cierto y por si no lo sabe, es el único que estoy obligado a tocar para usted. Si no le van bien los dos días, siempre puede llevarlo a un servicio técnico externo y que se lo reparen allí... ¿me he explicado con claridad "señora"?.

  • Quiero que lo haga usted como ya le he dicho, volveré dentro de dos días, pero le juro que como alguien sepa algo de este ordenador le pongo de patitas en la calle... ¿Me he explicado yo también con suficiente claridad, "señor técnico"?

  • Perfectamente, pero no se moleste en venir a verme, yo le avisare cuando pueda recogerlo, de ese modo ambos nos ahorraremos minutos indeseables de compañía mutua...

  • Eso me parece aun mejor... –me dijo rechinando los dientes.

Salió del despacho pegando un portazo y más cabreada que una mona, se la llevaban los demonios, sabía perfectamente que no debía de estar muy acostumbrada a que alguien le hablase del modo en que yo lo había hecho. No pude por menos que mirar el ordenador y acordarme de su madre por cargarme a mí con semejante muerto. Supongo que esto de traérmelo a mi vino porque suelo prodigarme poco fuera de mi garito, no soy muy dado a chismorrear con la gente, y soy bastante parco en palabras, lo que no quiere decir que no me entere de todos los chanchullos y líos de la empresa, lo que si se me da genial es escuchar mientras trabajo. Muchos de mis anteriores compañeros y compañeras de la antigua empresa, se venían conmigo a mi antro a tomar café, un sitio cómodo, fresquito y donde normalmente ningún jefe pisaba, por lo tanto un lugar muy adecuado para escurrir el bulto unos minutillos más de la cuenta.

Mi despacho siempre estaba con temperaturas bastante bajas por la cantidad de equipos encendidos que siempre solía tener, instalando cosas, reparando, corrigiendo problemas, haciendo diagnósticos, etc... El calor para los ordenadores no suele ser nada bueno, por eso el fresquito y de ahí el motivo por el que yo usaba siempre ropa ancha que me daba cierto calorcillo. El cambiar el magnético de soporte fue coser y cantar, no así la recuperación de los archivos, ya que el magnético aunque levemente también había sufrido las consecuencias de su exposición a un imán. Por fortuna quien lo hizo o no tenía ni repajolera idea de lo que hacía, o era un imbécil de marca mayor, ya que los daños fueron realmente mínimos. Recuperar la información no me resulto muy difícil, aunque ciertamente si muy laborioso, o mejor dicho, a mis ordenadores les resulto muy laborioso.

Cuando estuve revisando todo lo recuperado para separar lo que estaba bien de lo dañado, y pasar esto último por varios filtros más, con la intención de intentarlo todo para hacer mi trabajo, ya que soy muy concienzudo con él, me sonreí para mí mismo. No me extrañó que quisiese que le recuperaran lo que guardaba en el disco a toda costa, tenía una buena colección de fotos de su marido follàndose a dos o tres señoritas distintas, también un significativo número de pruebas documentales como recibos y pagos con tarjeta, con referencias electrónicas bancarias y muchas más cosas, todo ello pruebas contra el infiel esposo. Estuve por pasar olímpicamente de ella y de sus problemas de pareja, pero no puede evitar recordar que dos años antes alguien me hizo un favor en algo similar, por lo que decidí hacer por ella lo que hicieron en su momento por mí, aunque a mi quienes me ayudaron fueron mis amigos, pero bueno.

A los dos días llame a su despacho indicándole que cuando quisiese podía pasarse por su equipo, que ya estaba reparado y se había podido salvar casi toda la información que había en el. Como toda contestación solo recibí un cortante... "Ahora mismo voy". Cuando entró en mi despacho vi que seguía tan agradablemente simpática como siempre, ni buenos días ni leches, directa al grano...

  • ¿Dónde está mi portátil?

Nada mas soltar la pregunta, me quede mirándola, pensando seriamente en si mandarla a la mierda o no, al final deje el pequeño soldador, me quite las gafas y le tendí el portátil con calma, de hecho con mucha calma, solo por joderla un poco.

  • Tenga, aquí tiene su portátil -me levante parsimoniosamente, extendiéndoselo en su maletín para que lo cogiese.

  • ¿Ha visto lo que guardaba en él? –no pude evitar pensar que no ya no había duda, esa tía debía de ser gilipollas para preguntar eso

  • Evidentemente sí que lo he visto, ya que he tenido que comprobar lo que estaba dañado y lo que no. Por fortuna para usted, creo que toda la documentación que tenía guardada en el, está a salvo y no se ha perdido... -vi como alzaba la cabeza mostrando un gesto de orgullo cuando me escucho decirle eso.

  • Supongo que se estará divirtiendo con lo que vio, pero como me entere de que alguien sabe algo de esto por usted, le juro que me lo va a estar pagando hasta el día del juicio final...

  • Tome -puse encima de la mesa un pendrive de varios Gigabytes de capacidad-, aquí tiene una copia íntegra de todo lo que tenía en el disco duro de su portátil, sobre su situación personal. El disco se estropeó porque algún inútil le paso un imán al equipo, y digo inútil porque ni siquiera fue capaz de hacerlo bien. Le sugiero que se guarde ese Pendrive en lugar seguro, como una especie de garantía de que no podrán volvérsela a jugar de nuevo, solo por si su ordenador vuelve a sufrir una nueva avería... Y ahora, si me hace el favor, váyase para que pueda seguir con mi trabajo –dije con educación, pero señalando la puerta.

Creo que nunca se espero algo como eso, tras ponerme las gafas para regresar con lo que estaba haciendo pasando a ignorarla, vi por el rabillo del ojo como cogía el pendrive, me miraba con una cara de mala ostia que no podía con ella, y se iba algo descolocada, no sabía si por lo que le dije sobre el sabotaje a su ordenador, por haberle preparado por iniciativa propia esa salvaguarda o por la nada discreta forma de señalarla la puerta. A los dos minutos de desaparecer me desentendí de ella, volviéndome a concentrar en mi trabajo y olvidándome de Silvia, de sus problemas e incluso creo que de su misma existencia. En los tres días siguientes, no pude evitar prestar especial atención cuando algunas de mis visitas me contaban los últimos cotilleos o rumores sobre su situación personal. Me intrigaba saber cómo terminaría todo, ya que las pruebas de ella eran más que contundentes, al pobre imbécil desde luego le iba a esquilmar bien esquilmadito, por cretino.

Debo de aclarar que uso unas gafas de montura normal, como tantas otras, y ropa por lo general holgada cuya principal características es que era muy calentita, lo hacía por comodidad, dado el fresquito que hace en mi cuchitril. Las gafas en realidad son de simple cristal de ese moderno que no sé hacer cristalitos si se cae, pero sin graduación, el motivo de usarlas es el miedo que me salte alguna esquirla o algo a un ojo, cuando trabajo con placas de ordenador, cuando tengo que cortar o soldar. El motivo de hacerlo así, de esta aparente idiotez, es que ya me paso al principio de trabajar en esto, no me ocurrió nada ya que acudí corriendo al oftalmólogo enseguida, pero aprendí la lección de la conveniencia de usar algún tipo de protección para mis ojos. Este tipo de gafas eran suficientemente “baratas”, no me hacían parecer medio idiota como de ir con las gafas de esas grandes de plástico y era tan buena cobertura para mis ojos como otra cualquiera.

Creo que también debo de explicaros, que Silvia, a mí personalmente era una mujer que me gustó desde el primer día en que le puse la vista encima, me encantó realmente, me quede un poco pillado con ella cuando la vi. Lamentablemente, a la semana de estar allí, tuve el enganchón con ella. Después de ese día, me seguía pareciendo una mujer guapísima, una mujer con un cuerpo que sin duda, bajo su discreta forma de vestir, debía de ser de escándalo…, además de una autentica gilipollas de marca mayor, borde, estúpida, engreída…, y algún otro adjetivo que ahora mismo no recuerdo. Desde que pasó lo del encontronazo, y pese a habernos cruzado más de una vez en los pasillos, habríamos cambiado si llegaba el caso tres palabras mal contadas, saludos incluidos entre ellas.

Me llamaron para ese mismo fin de semana de mi otro “empleo”, por si me interesaba hacer un pase con mis compañeros habituales, acepte sin dudarlo, era un dinero que me podía venir muy, muy bien. Yo solía aparecer de guerrero bárbaro, con la cabeza cubierta por una máscara de cuero negro con la parte de la boca cerrada con velcro, también llevaba un escudo de plástico simulando el metal, un gran hacha, y algunas veces incluso, sobre la capucha, usaba un gran casco que me cubría medio rostro. Otra cosa más eran los dos brazales de cuero que usaba para tapar sendos tatuajes de dos tridentes situados en la cara interna de mis antebrazos. Estos los llevaba cuando actuaba porque ya había tenido algún que otro problema, ya que por las casualidades de la vida en cierta ocasión permitieron que me reconociesen por ellos.

Estaba por aquel entonces, cuando esto me sucedió, empezando en todo esto, y en uno de los números me fui a dar de bruces con una compañera de universidad, una que estaba saliendo con un autentico capullo y que además estaba especialmente buena. Una cosa que aprendí de mis compañeros es a no pisarnos el terreno unos a los otros, para que lo entendáis y hablando a las claras, si alguno estaba especialmente interesado en calzarse a alguna clienta en especial, hacia una pequeña seña a los otros para que le dejasen terreno libre con ella, además de entretener al resto para que de ser posible, no se diesen cuenta de nada.

Cuando vi a esta chica entre las clientas no lo dude ni un solo instante, les hice la señal a mis compañeros de que ella era toda mia. Yo en esa época iba disfrazado como los típicos moteros de las películas. Lo cierto es que al final logre separar a esta chica del resto de sus amigas y conducirla hacia unas especies de reservados, eran para el caso de que se diesen pases privados o especialmente privados, ya me entendéis. Cuando llegamos a él no me ande con las ramas, yo iba con la polla cimbreante, con la chica cogida de la mano y su cara roja como un pimiento. Según llegamos la tumbe sobre el diván que allí había, situándome entre sus piernas, recuerdo que estaba jadeante, además de muy, muy mojada por el deseo y la fuerte excitación pese a su aparente timidez.

No me lo pensé, tras desnudarla con cuidado y sin dejar de acariciarla, le abrí las piernas, poniéndoselas con seguridad sobre mis hombros, fijándolas a ellos mientras la miraba como un lobo a su presa, dejando de ese modo su coñito completamente expuesto ante mis ojos y a pleno alcance para mi polla, estaba muy brillante, incluso un hilillo de jugos caía hacia su culito debido a su extrema excitación. Acerqué mi pulsátil y muy brillante polla a la entrada de su vagina, coloque sobre ella la cabezota de la misma, una vez allí se la restregué un poquito arrancando de su garganta jadeos y gemiditos sincopados, pidiéndome que por favor se la clavase ya, que quería que me la follara de una vez.

De una sola estocada mi polla entro en su coño, entrando hasta que mis huevos chocaron contra su perineo, tras ello pare un instante para asegurarme que se acostumbraba a mis 21.5cm de rabo. Una vez me asegure de ello me puse en marcha, empecé a moverme contra ella, metiendo y sacando el aparato como si fuese un martillo percutor, no paraba de jadear y de gemir, de dar grititos, de bambolearse sus tetas con cada una de mis embestidas mientras ella empezaba a parecer algo así como una muñeca rota. No me detuve en ningún instante, estuve fòllandomela, arremetiendo sin piedad contra su coño en esta posición durante al menos quince minutos, pese al orgasmo que alcanzó, no me refrene para nada, seguí manteniendo el ritmo durante todo el tiempo.

Pasado un tiempo y tras ella haberse corrido un par de veces, quedando literalmente machacada, le hice darse la vuelta y ponerse a cuatro, aunque fue incapaz de sostenerse, quedo apoyada con sus brazos y el culito en pompa. De nuevo metí mi polla a lo bestia por su coño, clavándosela con fuerza, comenzando a mantener un cierto control sobre ella y su placer, pasando mi mano bajo su cadera para con dos dedos machacarla el clítoris a conciencia. Quince minutos después estaba total y absolutamente destrozada por completo, la tenia al borde del orgasmo pero sin dejar que lo alcanzase, momento en que decidí ir a por el otro agujero que todavía no había usado. En la misma posición le abrí el culito con dos dedos escupiendo en el, restregando la saliva bien por su escasamente dilatado ano.

Intento escaparse pero sin conseguirlo, le cogí por la coleta que llevaba y despacio se la fui clavando hasta el fondo, entre sus aullidos de dolor, gritos que el aislante de la sala evitaba que escapasen. Me incline sobre ella, llevando de nuevo mi mano sobre su maltrecho clítoris, procurando que mis dedos estuviesen muy ensalivados, este debía de estar casi a un tercio más grande de su tamaño inicial y tremendamente sensible, pese a la mas que brutal enculada la chica se corrió una vez más como un animal en celo... Al final, tras lograr correrme yo por fin, quedó tendida sobre el diván, con el coño y el culo abiertos como un bebedero de patos, con cara de agónico placer y un reguero de leche mezclado con sus flujos juntos con algo de orín, escapando de su culo, bajando por su perineo, pasando por su dilatado coño para finalmente caer sobre el suelo. Después de esto, me limpie bien la polla con unas toallitas para higiene intima que había en los reservados dispuestas para tal fin.

Antes de nada os aclaro que ni soy un superman, ni me dopo, ni ostias en vinagres, es todo más simple que todo eso. En realidad es más bien un problema al que le he logrado sacar partido, en lugar de que me amargase la vida como podría haberme pasado de tomármelo de otro modo. Cuando empiezo el coito pierdo sensibilidad en la polla, me cuesta mucho correrme porque es muy débil lo que siento en ella... Me gusta follar, puedo correrme  sintiendo tanto placer como otro cualquiera, pero joder, me cuesta auténticos horrores poder hacerlo. Para lograrlo con cierta “rapidez”, he desarrollado ciertos trucos para calentarme al extremo. Me han hecho infinidad de pruebas y el resultado ha sido siempre que debe de tratarse de algo sicosomático, es decir, que solo está en mi mente. Esto por un lado me viene de muerte, porque a las tías las puedo matar literalmente a polvos, pero por el contrario, cuando me excito y tengo necesidad de bajármela a mano, es mortal lo que tardo en hacerme las pajas.

Esta chica quedó para el arrastre, la deje completamente deshecha. El lunes en la universidad me partía de la risa al verla moverse, debía de tener tanto el coño como el culo todo escocidos, claro que mejor me lo pasaba mirando al imbécil del novio, al que no podía ni ver, aunque el sentimiento ciertamente fuese algo mutuo. El problema es que cuando pasó todo, ella se fijo en un detalle, el motero encapuchado que la había manejado a su antojo y follado hasta destrozarla, tenía unos tatuajes un tanto particulares en los antebrazos. Por lo que me enteraría luego por ella misma, desde esa noche, por inercia empezó a fijarse en los antebrazos de todos los chicos fornidos que veía, en los míos dado que no lo aparentaba por llevar ropa holgada se fijo por casualidad, quedándose toda pillada al darse cuenta de que yo era quien se la folló de aquella forma tan salvaje.

Resumiendo, según me contó, estuvo casi veinte días hecha un lio, yo era algo parecido a un enemigo de su novio, al que según ella quería mucho, pero joder lo bien que se lo había pasado conmigo. El resultado fue que al mes de aquello me paró en la salida y me citó en una cafetería de las afueras del campus, diciéndome que a un "motero enmascarado" como yo le convenía ir a la cita. Allí me contó como me había descubierto para evitar según ella que pudiese negarlo y de seguido, casi sin respirar, me plantó un ultimátum, o me la follaba cuando menos una vez al mes o llevaba a todas sus amigas a un pase para descubrirme y que se corriese la voz en la universidad. Eso era algo que no me convenía, de modo que tragué con ello, pero desde ese momento tape como mejor pude mis antebrazos para evitarme una nueva sorpresita desagradable por culpa de mis tatuajes. Al final gracias a dios que estábamos en el cuarto año y casi acabando. Al año siguiente seguíamos en la misma clase y se empeñó en el mismo trato, pero en esta ocasión al final de año me la estaba follando a ella y a dos de sus amigas... menudo trió de zorras, y pobres de sus novios.

Siento si a alguien le ofende, pero esas tres en realidad para mí solo fueron tres cachos de carne con ojos, con coño, con culo y con bocas para follarme. Incluso en alguna ocasión me reuní con ellas junto a mis compañeros de trabajo para follárnoslas a las tres entre los cuatro. El que mas éxito tubo aparte de mi, más que por mi polla que era la más pequeña, mi éxito era por lo que aguantaba. Pero como decía, el que más éxito tuvo fue mi amigo de color, Dikembe, cuyo aparatito tenia 28cm de largo y el grosor mas otra mitad casi de una pelota de tenis, cada vez que se las follaba las dejaba a las tres reventadas por completo durante unos días en los que sus novios supongo que se la debían de pelar a base de bien, porque dudo que ellas les dejasen acercarse o seguro que hubiesen notado que sus pollas les bailaban dentro. Esto ceso tras mi último año de universidad, lo cierto es que fueron las tres las que cortaron, habían decidido ir enserio con sus flamantes novios y reformarse. Por lo que se sus novios algo se debieron de oler ya por aquella época, porque a los siete meses de eso las pillaron en una fiestecita montándoselo con varios tíos a la vez.

El viernes estuve con mis tres colegas de siempre, los cuatro llevábamos trabajando juntos en esto desde aquellos días de universidad. Desde ya os digo con el fin de completaros la información, que mi polla es la más pequeña de los cuatro, también que cuando he tenido pareja estable nunca me he follado a ninguna clienta, aunque lo cierto es que mis chicas en esas ocasiones tampoco han sabido nunca a que me dedicaba fuera de mi trabajo... digamos que normal como informático. Del chico de la universidad al que soy ahora lo cierto es que queda más bien poco. Peso unos 30kg más de musculo, practico Defensa Personal y además me machaco a base de bien los abdominales, procuro no parecer un monstruo pero mi tableta llegado el caso, parece de acero forjado.

Ahora con mis actuales 28 años de verdad puedo fardar, y con razón, de que follando puedo parecer un autentico martillo neumático, gracias a los años que me he estado machacando para conseguirme mis muy preciadísimos músculos, justo en las zonas precisas para poder mantener tan alto ritmo. También os diré que no soy ningún imbécil descerebrado, hablo perfectamente tres idiomas aparte del mío, entre los que se encuentra el Coreano y el Japonés, además termine la carrera con sobresaliente, de hecho, incluso he trabajado como acompañante o chico de compañía de alto standing, al igual que mis compañeros. Esto ha sido tanto solo para acompañar como florero dando una conversación adecuada, como para luego cobrar por irnos a su hotel o domicilio, y follarnos a la clienta de turno hasta que el coño o el culo se le saliese por la boca, de modo que si alguien se pregunta si he trabajado de puto para tías, la respuesta es sí, lo cierto es que lo he hecho, poco, pero si, así ha sido. Lo deje porque no me hacía mucho todo eso, por lo que se mis compañeros sí que hacen aún algunos trabajitos que les pagan más que espléndidamente.

El viernes todo fue como la seda, una despedida de soltera con las chicas desatadas, metiendo mano por todos lados, lo de siempre, nada de que escandalizarse, en estas ocasiones eso es el pan nuestro de cada día. Luego un buen numero de maduritas calentorras, deseosas de pasar un buen rato sobando tíos buenos, tocándonos las pollas a la mas mínima, también más de lo de siempre y nada de que escandalizarse, gajes de oficio el que te magreen a conciencia. El autentico espectáculo fue el sábado, fue un privado en un reservado para una despedida de soltera... Ese sí que fue especial, especial, especial, tal y como vimos a las asistentes, incluso preparamos una pastilla azul para cada uno, solo por si acaso. Normalmente no las necesitábamos, pero según la cantidad de mujeres, como las viésemos al entrar, y lo calientes que fuesen o al menos nos pareciesen, las preparábamos por si acaso.

Contrataron un total de diez chicos, entre los que estábamos mis tres amigos y yo... No os podéis hacer una idea de la que se lio cuando salimos los diez a la vez moviéndonos insinuantes y paseándonos entre ellas. Con los otros seis no tuvieron problemas en desparramarse, pero con nosotros cuatro sí, con nosotros fueron incapaces de meternos manos en las pollas, teníamos mas que suficientes tablas como para evitar que lo pudiesen conseguir. Experiencia para moverte sin situarte en posiciones comprometidas, colocarte bien la polla de forma que les costara llegar a ella y sobre todo una mezcla adecuada de picardía, mimitos hacia ellas, caricias para ellas, un puntito de cachondez, pero sobre todo, muchísima simpatía con su dosis de complicidad. Con los otros seis se lo pasaron pipa, con nosotros aullaban, pero sin haber llegado ninguna de ellas a catar nada que no fuesen nuestros músculos.

En esa primera actuación todos salíamos con la misma ropa brillante elegida por la sala para la ocasión, luego cada uno recurría a su especialidad en los disfraces. Los otros seis salieron primero y fueron todo un éxito, se llevaron muchísimas propinas, de hecho varias de las mujeres habían desaparecido cuando nosotros cuatro salimos a escena... el Bárbaro (yo), el Nubio (Dikembe), el Espartano (Tony) y el Vikingo (Erik). Fue increíble, sobre todo según nos movíamos y les permitíamos irnos arrancando del cuerpo los diversos objetos que portábamos, espadas, escudos, lanzas, cadenas, etc... Pero el gran subidon llegó cuando les permitimos alcanzar nuestros taparrabos (nunca mejor dicho), empezaron por poder quitarme el mío, aullaron al ver mi aceitada y brillante polla. Luego dejamos que se lo quitaran a Tony, el siguiente en medida, también aullaron al darse cuenta de que aun era más grande que la mia, por poco, pero más grande.

Como siguiente, aunque les costó más, porque tanto Tony como yo hacíamos que les protegíamos, golpeándolas con nuestros rabos, le toco el turno a Erik, un Vikingo rubio y súper cachas de origen Noruego, que las dejo extasiadas, ya que la tenía tan grande como Tony pero se notaba que era bastante más gruesa y surcada de venas. Al final como premio llegaba el cataclismo, cuando por fin eran capaces de quitarle el taparrabos a Dikembe, sus 28cm de brillante y aceitada negra polla surcada de lustrosas venas, saltaban con un resorte ante sus ojos, los aullidos de las mujeres solían ser ensordecedores una vez que se reponían del susto.

Todo esto lo hacíamos al ritmo de música rock y videos de combates entre guerreros, pelis como 300, etc… para excitarlas mientras nosotros imitábamos las poses retándolas todo el tiempo a “vencernos y tomarnos”, mezclando en ese momento videos de Valkirias atacando a los hombres, o cosas más relajadas y suaves. Ese era el momento crucial en que se decidía como iba a desarrollarse el trabajo, dependiendo de la música puesta en esos instantes era más fácil saber si ellas se arrancaban a por nosotros y nos comían. También era el momento de decidir si nosotros teníamos ganas de juerga y nos íbamos a ir a por ellas para presionarlas, aprovechando el efecto Dikembe como lo llamábamos, junto a la violencia de la música, o por el contrario, habíamos decidido que intentábamos mantener todo dentro de unos cauces..., cortando el numero con los videos.

La primera opción con música Rock y los videos de combate únicamente se ponían cuando no había más de ocho mujeres, no os hacéis una idea de la que se podía organizar en esos casos si se lanzaban a por nosotros… entre el alcohol, la música, la inhibición que ya llevaban, la cachondez, los videos que más o menos no podían evitar mirar de vez en cuando y nuestras provocaciones casi polla en mano… eran autenticas salvajes. Con este último grupo cuando vimos que solo quedaban seis mujeres decidimos usar estos videos que os digo. Decidimos antes de salir dejar que fuesen ellas las que se lanzasen, de quienes lo hiciesen nos ocuparíamos entre los cuatro…

Cuando tras terminar la parte de Dikembe quedamos los cuatro desafiándolas con los pollones completamente tiesos. Después de dejar seguir los videos, tras nosotros, en los plasmas, los videos eran porno, en ellos se veían Valkirias desnudándose, arrancándose la ropa, violando guerreros muchos más cachas y con aspecto de ser mucho más duros que nosotros, antes de llevárselos al Valhalla…  Cuando en el video tras nosotros, una de las Valkirias gritó,  soltó un agresivo: ¡¡¡VIOLADLOSSSSS!!! … Fue como el pistoletazo de inicio para ellas… solo les faltaban las pinturas de guerra… se lanzaron a por nosotros…

CONTINUARA

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