Atracción destructiva - I

Una estudiante, siente una tremenda atracción por su profesora de catedra, y hará hasta lo imposible para poder estar con ella, esta es la primer entrega.

Hacía un calor infernal, apenas eran pocos en el salón, pero en días de verano el calor es insoportable ya estes en grupo o en soledad, como yo …

Llevaba meses de haber terminado mi última relación, había sido de aquellas, que con el tiempo terminan siendo bastante tortuosas, y lastiman a ambas partes, por lo que lo mejor había sido cortar por lo sano.

Estábamos a seis semanas de cerrar el semestre, la verdad es que me urgía salir de clases, después de tanta presión, se hace insoportable el aprendizaje.

  • Jóvenes, presten atención, como se les había comentado con anterioridad, su profesor en curso recibió una propuesta de trabajo, por lo que tendrá que ser remplazada su clase, la maestra que lo sustituirá será la contadora aquí presente Gabriella Conde de Trujillo

  • Gabriella Conde Escarcega, por favor.

  • Claro, lo olvidaba contadora, bueno jóvenes los dejo para que se conozcan mejor.

Nunca me han gustado los cambios, eso de que las cosas tomen otro curso, así por que así, no es lo mio, pero parecía que ese cambio podría no disgustarme tanto, a simple vista la contadora era de agradar, estatura baja 1.50 por mucho, un cuerpo envidiable para su edad, tampoco es que fuera muy mayor, a simple vista le podría calcular unos cuarenta y pocos, tez blanca y con unos lentes que le hacían ver muy sexy.

  • Muy buenas tardes jóvenes, estoy aquí porque vengo a enseñarles el arte de las negociaciones, yo se que uds. son cuasi - contadores, pero eso no los exime de las técnicas de negociación, vamos a trabajar con distintos escenarios, haremos distintas prácticas, y concluiremos con un exhaustivo proyecto, con el cuál serán evaluados.

Y ya vamos a empezar mal, como si poco hubiera sido el trabajo que ya llevábamos anteriormente, tenemos que empezar con borrón y cuenta nueva.

La clase siguió transcurriendo con la misma intención, reglas, temario, políticas, y métodos de evaluación, mucha atención no presté, además de lo aburrido, la vista era una gran distracción. Hablaba con un ligero toque de sarcasmo, con su discurso proyectaba ser una mujer con carácter, independiente y autosuficiente, a modo de conclusión una mujer bastante atractiva y por tanto muy deseable.

Conforme iban avanzando las clases, más interesante me parecía esa mujer, si alguien osaba realizar alguna pregunta de carácter personal, lo cortaba tajantemente, no dejaba entrever absolutamente nada que no fuera estrictamente profesional, empecé a plantearme distintas maneras de poder acercarme a ella, pero me parecían demasiado obvias, afortunadamente mi mejor amiga, era una estratega profesional, se llama Elizabeth, estudiaba ciencias políticas y tal parecía que esa carrera le había afilado mucho el colmillo, desde que conocí a la contadora Gabriella le platique mi interés en ella, sinceramente no aspiraba a mucho, pero con que me aceptara un café, para mí bastaría.

  • Tal vez necesites, pedirle una asesoria, así podrías verla en tiempos extra oficiales, y a lo mejor logras entablar una mejor relación.

  • ¿una asesoria?, con el promedio que tengo, ¿de verdad crees que me va a atender?

, no Eli, necesito algo que de verdad funcione, algo con lo que pique el anzuelo.

  • No necesariamente se la debes de pedir ahora, puedes dejar caerte un poco, así quizá te la creería.

  • mmm, pues nada pierdo con intentarlo

No me convencía demasiado el plan, pero al final accedí, empece a dejar de entregar una que otra tarea,  a contestar mal uno que otro cuestionario, y a dejar de ser participativa, me sentía un poco incomoda con esa nueva actitud, pero continue.

  • Renata, necesito que te quedes unos minutos después de clase, si no te importa.

Así que, al final de todo no había sido tan mala idea, Gabriella Conde me pedía que hablaramos, necesitaba exprimir al máximo esta oportunidad.

  • con gusto me quedaría contadora, pero ahora mismo tengo una cita de trabajo, ¿le importaría que nos encontráramos después?

  • Renata, yo soy docente de cátedra, por eso solo puedo disponer de unos minutos después de clase, sin embargo, por que sé la clase de estudiante que eres accedere a que nos veamos fuera del aula, te queda bien en la cafetería que esta al lado de la libreria?

  • le agradezco mucho contadora, me queda perfecto, le parece a las 7.00 pm?

  • 7.30 nos vemos ahí.

Después de todo lo había conseguido, inmediatamente le llamé a mi amiga para darle la buena noticia, me dijo que me llevará las cosas con calma, que era un pequeño triunfo y no había que desaprovecharlo, teníamos que ir con pasos pequeños, pero certeros.

No me gustaba mentir, pero si lo veíamos friamente, no había mentido tanto, puesto que sí tenía que trabajar, pero ciertamente la compañia para la que laboraba daba a los estudiantes mucha flexibilidad en cuanto a los tiempos.

Terminé mi trabajo tan pronto como de costumbre, y me retiré a mi departamento, vivía sola desde que había comenzado la carrera, la casa de mis padres estaba a más de hora y media de la universidad, así que decidieron que lo más saludable sería que viviera cerca, para estresarme menos. En cuanto llegue al departamento, me pare enfrente del clóset evaluando qué tipo de vestimenta debería de usar, no quería mostrarme demasiado casual, ni demasiado formal, al final de muchos intentos decidí usar un pantalón negro de vestir con una blusa blanca y chaleco gris, nada extraordinario, pero bastante respetable para la ocasión.

Decidí llegar con anticipación a la cita, así que a las 7.00 pm ya estaba en la cafetería hablando con el dependiente para que todo me lo cargara a mi cuenta, escogí una mesa cerca del fondo, y me dispuse a leer mientras esperaba a que llegara la contadora.

  • ¿puedo?

  • Por favor contadora, adelante.

  • Gracias.

Estaba ahí parada con su actitud altiva de costumbre, iba con un traje sastre, que le entallaba a la perfección, un maquillaje bastante discreto y las gafas sexys de costumbre. En cuanto tomó asiento se acercó el mesero con la carta. La contadora se apresuro a decir:

  • yo sólo quiero un americano.

  • A mi me puede traer un té chai latte, con un sandwich de jamón de pavo, por favor.

  • enseguida.

  • Gracias.

  • y bien Renata, espero que haya sido verdad eso de que tenías una cita en el trabajo, y que no haya sido una tapadera para irte de novia, porque francamente pienso que las relaciones, si no se saben manejar, nunca dejan nada bueno …

no quería darme muchas alas, pero casi juraba haber notado una pizca de celos en su voz.

  • contadora, de verdad, yo no tengo ninguna necesidad de mentir...

  • no Renata, te lo digo de verdad, al principio uno va haciendo pequeñas concesiones, va cediendo en una cosa, luego en otra, hasta que uno termina cediendo en todo, terminas olvidando tus sueños, tus deseos, tus metas, por algo que al final no vale, ni valió la pena nunca, te lo digo, porque considero que eres una joven talentosa y muy brillante...

  • En serio Contadora, no estoy fingiendo, ni pretendiendo ser nadie, quizá si se pueda quedar más tranquila si le digo que en realidad no tengo ninguna relación con nadie, más que con la escuela y mi trabajado

  • pues, entonces es claro, que como dice el dicho, el que sirve a dos, siempre con alguno queda mal.

  • Contadora, acepto que soy nueva en esta situación, y que quizá no he sabido manejar muy bien ambas cosas, pero con un poco de su apoyo, estoy segura que podré salir victoriosa en ambas.

  • Renata, si te cité aquí es porque estoy completamente dispuesta a ayudarte, haré todo lo que esté en mi mano para que recuperes tu nivel, yo propondría que tuviéramos algunas sesiones extras ...  ¿qué te parece?

  • le agradezco mucho el gesto...

  • no tienes nada que agradecer, esa es la labor de un buen docente.

  • de cualquier forma le agradezco su preocupación, y con gusto acepto la propuesta que acaba de poner sobre la mesa.

Llegaron los alimentos, y seguimos platicando, pero fuera de lo profesional, me platicó sobre su hija, que también estaba estudiado Contabilidad y Finanzas, un par de semestres abajo, parecía que esa niña era el gran amor de su vida, cuando hablaba de ella su rostro adquiría una expresión de dulzura exquisita, una pero actualmente la tenía que compartir con su ex, así que disfrutaba de ella entre semana, mientras el fin de semana lo pasaba con su papá.

  • pero basta de tanto hablar de mí, cuéntame algo de tí... como es eso de que no tienes novio?, alguien tan bien parecida y con tal intelecto debe de atraer demasiado...

No atiné a saber si lo estaba diciendo enserio, o  solo era para soltar un cumpido,

  • pues la verdad es que no tengo mucho de interesante, terminé mi relación hace unos meses, tal vez es que sigo esperando a que llegue mi persona indicada.

  • y mientras tanto a disfrutar las equivocadas?...

  • pues eso dice la sabiduría popular contadora

  • no necesitas seguir hablándome de usted, sabes que puedes tutearme

  • es por una cuestión de respeto contadora

  • insisto, sólo me haces sentir más vieja cuando me hablas así

  • de acuerdo, como digas Gabriella

  • bueno, a pesar de que estoy disfrutando mucho el tiempo que estoy pasando aquí contigo, me temo que tengo que retirarme, mi hija esta apunto de regresar, y como te habrás dado cuenta no me pierdo la oportunidad de pasar hasta el último minuto con ella.

  • te entiendo perfectamente, supongo que me comporto igual con mi familia.

  • entonces, ¿cuándo agendamos la próxima cita?, ¿te queda bien el sábado a las 3.00 pm.?, sugiero ese día porque así podría dedicarte un poco más de tiempo, pero ¿cómo andas tú de tiempos?

  • a mí me queda perfecto el Sábado,

  • pues entonces ya quedamos, nos vemos el Sábado aquí, cuídate Renata.

Se acercó para darme un beso de despedida en la mejilla, pero supongo que con los nervios que traía encima, aceleré demasiado los movimientos y justo cuando se acercó a mí, viré y termine dándole el beso en la comisura de los labios, fue una acto demasiado electrisante, para lo pequeño que fue, pero lo que más me sorprendió al momento fue el hecho de que se demorar ahí unos segundos, cuando  se separó de mí, acercó su boca a mi oído y susurró:

  • ten cuidado, por que el que juega con fuego, se quema.

si uds. lo piden continuará...