Atracción.

Conozco a un amigo de mi novio con unos penetrantes ojos azules y una sonrisa traviesa...

Todo esto empezó hace un par de meses, así que empezaré por el principio:

Soy una chica de 18 años, bajita, morena, no estoy delgada pero tampoco gorda, y unos pechos bastante grandes, es lo que más destaca de mí. Llevo con mi novio mas de 2 años, y aunque en este momento no estábamos muy bien, siempre nos hemos entendido genial en la cama.

Hace un tiempo, cogieron a mi novio en un taller de coches en la ciudad. Me puse muy contenta al saber que había encontrado trabajo de lo suyo, y más aun al saber que le iba bien.

Al cabo de un par de semanas me habló de un compañero de trabajo suyo, que tenia un año más que el, y que por lo visto era un descarado:

  • No veas como se las tira… cada día se ha follado a una distinta, yo no sé… encima intenta ligar con todas las tías que están buenas que llevan su coche a arreglar. - me contó mi novio.

  • Bueno, pues será porque puede, no?- le contesté yo.

  • Será- y zanjamos el tema.

Yo no le di mas importancia, incluso pensé que sería un flipado y que no era para tanto.


Al día siguiente, salí una hora antes del instituto y pensé en ir a verle al taller. Ese día llevaba una camisa, así que me la desabroché un poco para insinuarle a mi novio que llevaba unos días sin hacerme caso con esto del trabajo. El taller se encuentra en un polígono, y es una nave gigantesca. Me acerqué a las puertas, que las tenían abiertas y no vi. a nadie.

  • ¿Hola?- dije alzando la voz.

Y entonces le vi. Estaba con el mono azul y tenia la mejilla manchada de aceite, pero daba igual. Tenia una sonrisa preciosa y unos ojos azules brillantes increíblemente profundos. Joder, no es solo que fuera guapo, es que encima estaba podidamente bueno.

Se acercó a mi mientras se secaba el sudor de la frente y me preguntó:

  • ¿Qué haces aquí? No veo ningún coche a tu alrededor.

Tardé dos segundos en reaccionar mientras me miraba fijamente, me estaba poniendo nerviosa.

  • Yo.. He venido a buscar a Sergio, mi novio, trabaja aquí y…

  • Ah si, el nuevo. Sabia que tenia novia, pero no que fuera tan guapa.

  • Ya, bueno.. Puedes avisarle por favor?- dije cada vez más nerviosa.

En ese momento apareció mi novio y me salvó de la situación.

  • Pero bueno! Que haces aquí enana?  Y hablando con este esperpento- ví que lo decía en broma, porque acto seguido el otro chico le pegó una colleja. Sergio le ignoró y me besó.

  • Bueno chicos yo me voy que creo que estoy molestando… ya nos veremos, novia de Sergio.

Espere a que mi novio recogiera y nos fuimos juntos a comer, pero yo no podía quitármelo de la cabeza.

  • Oye cari… ese chico.. Es el que me decías no?- dije intentando no parecer muy interesada.

  • Ah si, es ese, se llama Héctor.

-  Pues es guapo, mucho además.

  • Ya ya.. Sabes quien te va a comer el coño luego? Él. - dijo mi novio haciéndose el enfadado.

  • Anda bobo… no te enfades, si no me gusta. - contesté yo metiéndole mano para que se le pasara.

No me gusta, le había dicho a mi novio, pero esta tarde mientras follábamos me sorprendí a mí misma imaginándome por un momento que era Héctor el que me penetraba.


Era sábado, y como todos los sábados, mi mejor amiga y yo nos estábamos preparando para salir. Claramente, se lo conté todo.

  • No me jodas tía, tan bueno está? Me lo tienes que presentar como buena amiga que eres.

  • Si hombre para que te lo folles tú zorra jajaja. - le dije medio en broma, medio en serio.

Seguimos haciendo bromas mientras nos preparábamos, yo salía normal, con unos vaqueros ajustados y un corsé negro de vestir, no muy llamativo pero que realzaba mis ya prominentes pechos.

Al acabar la tercera copa, me acerqué a la barra a pedir otra, y mientras esperaba a que me atendieran, me giré para ver si conocía a alguien y me hacía más amena la espera.

  • Vas a tener que decirme como te llamas si quieres que te vuelva a saludar sabes preciosa?

No me lo podía creer, Héctor, allí. A mi lado.

  • Lucía, me llamo Lucía.

  • Encantado Lucia, yo soy…

  • Héctor.

  • Vaya, ya te habrán hablado de mi.

  • Si, me han dicho que eres un picaflor.

Héctor se rió. Estaba dispuesta a ser una borde con él, parra que no notara que estaba mojando el tanga en realidad.

  • ¿Quién te ha dicho eso? Tu novio? Te ha dicho también que le he dicho que su novia se tiene un polvazo?

Me quedé helada. Sergio no me había comentado nada.

  • Y te crees que yo me dejaría por ti? Sigue soñando, mi novio me tiene bien servida. - dije haciéndome la chula. Sabía perfectamente que un chico como él jamás se fijaría en mí y no quería seguirle el juego y quedar como una imbécil.

-  Lo sé, me ha dicho que la chupas de puta madre. - contestó mientras me sonreía y me miraba fiajemente.

  • Te quedarás con la duda, guapo.

El camarero acabó de servirme la copa y me fui, tan nerviosa que casi tropiezo buscando a mi amiga.

Por suerte o por desgracia, la noche no acabó ahí. Bebí mas de la cuenta y al salir del bar para irme a casa me choqué con alguien y si no llega a ser porque me garro habría caído al suelo.

  • Lucia, no crees que vamos demasiado rápido? - dijo Héctor mientras me sujetaba a unos centímetros de sus labios.

  • Joder, tenías que ser tú. - dije en un tono de voz demasiado alto.- Déjame en paz, me pones nerviosa.

  • Te pongo nerviosa.. O te pongo cachonda? - me dijo al oído.

Me zafé de él como pude y mi amiga me dio la mano para salir de allí.

  • Joder que bueno estaba ese no? - dijo mi amiga mientras me agarraba.

  • Es Héctor. - le dije mientras intentaba no vomitar.

  • Claro, por eso me ha dicho que te dijera que le pone que le rechaces.

Mientras asimilaba sus palabras, no pude reprimir otra acarda más y acabé echando la cena. Joder, no vulevo a beber, pensé.


El lunes fui a ver a mi novio al taller por la tarde, aunque yo sabia que era una excusa y a quien realmente quería ver era a Héctor, y creo que no pude tener más suerte. Me lo encontré arreglando el mismo coche que la semana pasada.

  • Y mi novio?- Le pregunté sin rodeos.

Héctor me miró fijamente y llegué a pensar que hasta se sentía atraído por mi. Me había puesto unos leggins grises ajustados y un top negro con una chaqueta rosa. No era nada elegante, pero se que le gustaría verme tan ajustada.

  • Se ha ido hace una hora porque se encontraba mal, no te lo ha dicho?

En ese momento me sonó el móvil.

  • Si?

  • Hola cariño, verás, estoy malo y…

  • Ya, he venido a verte y ya he visto que no estas.

-  Joder es que se me había olvidado avisarte y..

  • Déjalo Sergio, ya hablaremos.

Colgué y Héctor se acercó.

  • Ves Lucía? Yo nunca miento.

  • Ya, en fin, me voy, no pinto nada aquí.

  • Ya? Tan pronto? Quédate, anda, estamos solos, el jefe ha ido a hacer una emergencia en carretera, no vendrá pronto.

Se acercó más a mi, hasta empotrarme contra la pared. Puso sus brazos en la pared a ambos lados de mi cuerpo y me susurró al oído:

  • Vamos Lucía, sé que yo te pongo cachonda, esa fachada borde oculta a una perra en celo.

En ese momento quise hacer muchas cosas, darle un bofetón, salir corriendo, empujarle.. Pero de todo eso, solo fui capaz de quedarme quieta sin reaccionar. Y entonces Héctor me besó.

Fue el beso más excitante que me habían dado nunca. Me dio un vuelco el estómago cuando él empezó a acariciarme los pechos y a besarme con más pasión. En ese momento reaccioné.

  • Para. Para por favor. - le dije intentando separarme de sus labios. Yo.. No puedo engañar a Sergio, para.

  • Lucia, lo estás deseando. Y a mi me pones demasiado.

Volvió a besarme con pasión  pero yo intenté zafarme de él.

-  Que te he dicho que no! Estas buenísimo y puedes tener a la que quieras, porque a mi?

  • Porque no eres como las demás, no eres una calientapollas  que lo único que quiere es echar un polvo, y a mí me gusta lo difícil.

  • Pues lo siento, pero no puede ser.

Héctor me agarro los brazos con una mano y con la otra volvió a acariciarme mientras me besaba.

  • Ah no? Pues tienes los pezones duros como piedras. Reconócelo, tu cuerpo no te responde.

Me levantó el top y me mordió un pezón. Gemí de placer, tenía razón, yo sabía que eso no estaba bien pero mi cuerpo no me respondía. Siguió juguetendo con él hasta que se cansó, me miro a los ojos y me dijo:

  • Lucía, te voy a follar quieras o no, ya no aguanto más.

No supe como reaccionar, yo también estaba muy cachonda y cada vez pensaba menos en mi novio.

Me tiró sobre el capó de un coche y me subió el top por completo mientras me mordía de nuevo los pezones.

  • No sabes el tiempo que llevo queriendo hacerte esto con esas tetas que tienes.

Me dio la vuelta y me apoyó de nuevo contra el frío capó, mis pezones se endurecieron todavía mas. Me acarició el culo y me bajó los leggins y el tanga, lo tenía empapado. Metió un par de dedos sin dificultad de lo mojada que estaba.

  • Sabía yo que me deseabas… abre las piernas mas, así..- iba diciéndome mientras me metía un tercer dedo.

Si seguía así iba a conseguir que me corriera, y yo no quería darle ese gusto. Por suerte te cansó rápido, se puso un condón y me penetró de una sola vez. Gemí con fuerza y de dos embestidas me corrí como nunca.

  • Jo… joder -dije con la voz entrecortada.

Héctor no dijo nada, sólo aceleró sus embestidas y me agarró las tetas, pellizcándome los pezones.

Volvió a girarme, y me sentí decepcionada cuando me la sacó, lo esta disfrutando muchisimo. No tardó mucho en cogerme, sentarme en el capó y penetrarme en esa posición. Me agarraba del cuello y apenas me dejaba respirar, pero eso me ponía más cachonda aún. Volví a correrme y salió de mi interior. Se agachó y comenzó a comérmelo como nunca lo había hecho Sergio. Yo solo era capaz de gemir y agarrarme los pechos. Me corrí una tercera vez, y él se quitó el condón. Me hizo agacharme y se corrió sobre mi cara, soltando un gemido y diciéndome lo cachondo que le ponía.


Ya vestida, me encontraba en el baño del taller retocándome el maquillaje y limpiándome los restos de corrida cuando entró Héctor.

  • Vas a ver a tu novio ahora?- me dijo sonriendo mirándome fijamente.

  • Si, le contesté sin poder mirarle a la cara. - joder, que coño acababa de hacer?

  • Te llevo si quieres, tengo que cerrar ya esto.

  • Déjame en paz, esto nunca tenia que haber pasado.

  • Ah si? Quien lo diría, hace unos minutos estabas corriéndote mientras te follaba sobre el capó de ese BMW.- me contestó mientras me acariciaba el culo.

  • Vale ya, esto nunca debería haber pasado, si Sergio se enterara..

  • Pero no se va a enterar, ni de esta vez ni de las siguientes.

  • No va a haber siguientes.

Pero vaya que si las hubo…

CONTINUARÁ.