Atlantis

Es una historia real, que necesitaba compartir, espero que les guste tanto como me gusto a mi.

Atlantis

Aunque parecía que todo había terminado el destino quiso que hacernos un regalo más. Aquel verano nos habíamos ido a Ibiza a trabajar a pesar de que sabíamos que nuestra relación ya no lo soportaría. Todo lo que podía salir mal salió aun peor y al poco de esta allí rompimos. Para mí fue bastante duro y sé que para él también. Dejamos de vernos, de hablar...hasta que por estas cosas que hacen la vida interesante coincidió que aquella vez librábamos el mismo día y entonces me llamó, me propuso ir de playa en un intento de no perder la amistad que nos unió. Yo acepté. Tengo que reconocer que después de todo lo que hemos pasado juntos yo está nerviosa y en cierto modo hasta emocionada. No habíamos vuelto a hablar desde que me mudé y no sabía cómo íbamos a reaccionar cuando volviésemos a estar cara a cara. Al principio los dos estamos bastante tensos, incómodos pero eso duró poco, y volvimos a conectar como cuando nos conocimos. Después de un rato intentando elegir a que playa ir decidimos buscar una cala preciosa llamada Atlantis que ni siquiera sale en los mapas de la isla pero que él conocía. La calita tiene un acceso un poco difícil, tardamos cosa de una hora en llegar ya que hay que ir andando pero mereció la pena, en cuando estuvimos a bajo me enamoré del lugar, el agua cristalina, rocas gigantes bordeando el mar y los árboles y plantas tan abajo en el acantilado que casi tocaban el agua.

Charlamos durante bastante rato, nos metimos en el agua, tonteamos…

En estos momentos no importaba nada de lo que había pasado, no existía mundo más allá de de aquel lugar idílico, de nosotros…  y aunque no queríamos hacernos más daño del que nos habíamos hecho ya, la atracción que siempre hemos sentido el uno por el otro, una vez más, fue más fuerte. Nos besamos, un beso cargado de sensaciones, de deseo, de amor, de todas aquellas cosas no nos decíamos. Sobraban las palabras, nuestros cuerpos volvían a estar en contacto, sus dulces caricias rozaban mi piel caliente por el sol. Todo era perfecto, teníamos un trocito de paraíso para nosotros solos y éramos felices juntos. Sus labios besaban los míos cada vez con mayor intensidad, el deseo y a pasión contenida salían por cada uno de los poros de nuestra piel. Sus manos recorrían cada centímetro de mi piel quemándome, excitándome… me  tumbó sobre las rocas, mis dedos se enredaban en su pelo pegándolo más a mí, el deseo de su maravilloso cuerpo ardía en lo más profundo de mí ser. Su boca empezó a recorrer mi cuerpo, liberándolo de mi bikini quitándose su bañador, eliminando las últimas barreras que había entre nosotros. Su boca atrapo una de mis pezones entre sus entre sus labios lamiendo, mordiendo y  chupándolo con fuerza mientras que una de sus manos jugaba con la otra teta y se deslizaba sobre mi vientre, me rozaba los muslos y volvía de nuevo a mi pecho. Yo saboreaba cada uno de aquellos movimientos mientras mis manos volaban por cada uno sus músculos firmes y definidos. Lentamente empezó a bajar con su lengua hasta el centro de mi placer que lamio con ganas por todos sus pliegues, saboreándolo como si fuera el manjar más exquisito. Produciéndome tanto placer que era casi insoportable. Sus dedos llegaron a mi apertura introduciéndolos lentamente pero a una profundidad deliciosa encontrando con habilidad mi punto débil a la vez que su lengua no daba tregua a mi clítoris a punto de estallar. Cuando notó que ya no podía resistir mas aquella invasión en mi sexo paró en seco volviendo a besarme para yo notara mi propio sabor. Y sin darme un solo segundo para recuperarme de aquello se colocó entre mis piernas hundiendo toda su polla larga y gorda en mi coñito mojado de una sola estocada, sentí como se iba abriendo paso a trabes de mi cuerpo tan profundo que casi dolía pero que yo estaba disfrutando tanto. Empezó a retirarse muy despacio para volver a clavármela entera. Así una, dos, tres, cuarto, cinco veces volviéndome completamente loca retorciéndome bajo su cuerpo por el inmenso placer en mí ya sobre cargado sexo, haciéndome casi gritar. Entonces empezó a taladrarme rápido, con fuerza, sin compasión tomando todo lo que quería de mí, no aguante mas y una onda expansiva se extendió por todo mi cuerpo liberándolo de la tensión acumulada y atrapando su polla con las brutales contracciones de aquel maravilloso orgasmo que me izo gritar hasta que mis plumones quedaron sin una gota de aire. Pero todavía no había terminado conmigo bajo e ritmo de sus penetraciones sin sacarla para dejar que me recuperase mientras me besaba la boca y el cuello. Poco a poco volvió a ir cogiendo de nuevo  aquel ritmo avasallador. Cogió mis piernas y las coloco sobre sus hombros haciendo sus penetraciones aun más profundas acariciando mi clítoris a la vez. Después de un rato así los dos estábamos a punto de estallar. Me penetro aun más rápido y juntos alcanzamos el cielo. Sentí como se derramaba dentro de mí soltando poderosos y caliente chorros notando su palpitar en mi interior y sintiendo el mío propio.

Entonces me miro de aquella forma que solo él sabe y comprendí que aun no había terminado de hacerme disfrutar a pesar de los dos grandiosos orgasmos que había tenido. Aquellos ojos cargados de lujuria y aquella sonrisa de travieso y malo bastaron para volver a excitarme. Saco su miembro aun duro de mi interior para volver a comerme el coño pero aquello era demasiado no podía soportar aquel nuevo asalto. Entonces su boca busco mi pecho, sus dedos volvieron a penetrarme, follandome, mojándome. Volviendo a castigar mi punto débil que aun seguía sensible, yo no podía dejar de retorcerme y él me decía guarradas al oído cosa que me excita bastante. Diciendo que no iba a soltarme hasta que me corriese, hasta que me chorrease el coño y lo mojase todo. Sus manos expertas sabían cómo conseguirlo. Volvía a sentir la tensión acumulándose sus palabras me excitaban aun mas no tarde mucho en volver a estar en lo alto y él lo sabía.  Aceleró. Y yo empecé  a gritar de  nuevo derramando mis fluidos sobre su mano, corriéndome, el no se detuvo hasta que estuvo seguro de que ya no quedaba ni una sola gota en mi interior. Nos quedamos tumbados el uno junto al otro sin decir ni una palabra. Disfrutando de estar cerca.

Cuando por fin nos levantamos nos refrescamos en el mar y no fuimos  sabiendo que aquel sueño terminaba allí, que nuestras vidas tomaban rumbos distintos y sintiéndonos felices y tristes a la vez….

Esta historia empezó mucho antes, y aunque nada fue como un día soñé no me arrepiento de ni un solo momento que pasamos juntos.  Sé que jamás amare a nadie como te amé a ti, se que  una parte de mi te amará siempre pero también he aprendido que el amor no es lo único que se necesita para que dos personas estén bien juntas y aunque fue una decisión difícil se que fue lo mejor para los dos.

Para mí fue uno de los días más felices de mi vida

Y en nuestros corazones siempre quedará Atlantis…