Atendiendo una visita. Parte 2

Entregada por su marido como parte de una tradición de hospitalidad, se sumerge en una laberinto de sexo y placer como nunca hubiera creido conocer.

Resumen de la primera parte, aunque se recomienda la lectura: Una viejo amigo árabe nos visita en casa y mi mujer, siguiendo las antiguas reglas de la hospitalidad, se marcha con él a su hotel para complacerle. Esta es la historia que me contó Gema, sobre cómo había pasado aquella noche con Feisal. No obstante se recomienda leer la primera parte para entender bien lo sucedido.

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Gema montó en el coche. Tras darle al chofer su abrigo,  sentándose en el asiento trasero junto a Feisal, mientras el otro guardaespaldas la ayudaba a entrar en el mismo y, luego, se situaba en el asiento del conductor, iniciando la marcha, mientras su compañero ocupaba el otro asiento delantero.

  • Eres una mujer muy guapa.
  • Gracias ……..
  • Estoy alucinado con tu  marido, dijo Feisal, por muy amigo que seamos no puedo creerme que me entregue su mujer así – añadió acariciando la pierna d Gema, desde la rodilla hacia medio muslo- eres un pedazo de mujer y me encanta poder disfrutar de tu compañía esta noche ……., pero no puedo dejar de asombrarme. Tú, ¿Qué sientes?
  • Mi marido es amigo tuyo y quiere honrarte.
  • Ya ………………………………… ¿Y? dijo el subiendo aun más la mano hasta meterla bajo la falda de seda roja, ¿No te importa que te entregue a mi?
  • No se ……. Gema se estremeció cuando sintió que uno de los dedos de él apartaba el encaje de su tanga y suavemente comenzaba a apretarle el clítoris, deslizándose entre los húmedos labios de su sexo. Ummmmmmmmmmmmmmm
  • Dime. ¿No te importa que te entregue?
  • Si me importa, claro que me importa –contestó Gema, mientras dos dedos ya exploraban con habilidad su sexo- pero también me apetece.
  • ¿Te apetece? Eso es obvio, estás empapada y no he hecho más que empezar a  tocarte.
  • Siiiiiiiiiii, ummmmmmmm
  • ¿Sabes que sois tu marido y tú? Preguntó Feisal, comenzando abrirse la cremallera del pantalón.
  • ¿Qué ….., pregunta Gema, casi como un gemido, anhelante de ver como Feisal baja la cremallera para sacar su miembro.
  • Tu marido es un cornudo, que me entrega su mujer, pero no por razones de hospitalidad ¡vaya chorrada! Sino porque está deseando que la monté un semental. como yo. Tui marido sabe como soy y que te voy a montar como una perra hasta agotarte. ¿Estás de acuerdo? Pregunta Feisal, interrumpiendo la acción de bajarse la cremallera y volviendo a meterla dos dedos, esta vez de golpe, en el sexo.
  • Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh. Si, si, si …….
  • ¿Qué es si? Estás de acuerdo entonces, vuelve a preguntar él, rotando los dos dedos, apretándolos en el giro contra las paredes de la vagina de la mujer, que parece a punto de correrse.
  • Si lo estoy, lo estoy.
  • ¿Qué es tu marido?
  • Un cornudo, un maldito cornudo ……
  • Así me gusta nena, así me gusta. ¿Y tú que eres? –pregunta el. Mientras saca su enorme polla ante los ojos de Gema, quien, por su expresión, nunca ha visto nada igual. Gorda, grande, similar a una berenjena madura, con unos huevos del tamaño de pelotas de tenis. Es impresionante, con múltiples venas que la cruzan en tosa su longitud …………….. y esta es mucha- “te lo voy a decir nena, tu marido es un cornudo que quiere que un macho fuerte monte a su perra y tu eres eso precisamente, una perra ansiosa de sexo. Y eso me encanta ……

Gema    baja la cabeza hacia el enorme miembro deseosa de tenerlo en su boca ya, pero las manos de él lo impiden.

  • Quítate el vestido antes.
  • ¿Aquí?
  • Si, ¿pasa algo?
  • No sé, no es el lugar –añade mirando a los dos guardaespaldas.
  • ¿Lo dices por ellos? No te preocupes, no eres la primera ni la última puta que me la ha comido frente a ellos.

Gema está muy excitada y se quita el vestido rojo, quedando solo con el tanga de encaje, Los tacones y el collar de perlas. Acaricia los enormes huevos de Feisal y poco a poco baja su boca hasta apoderarse del enorme miembro que recorre con dulzura pro el exterior, para paulatinamente ir introduciendo en su boca hasta la mitad. Comienza  chupar cada vez más profundamente, notando como aquellos no para de crecer hasta unos 24/26 cms de longitud y un grosor como el antebrazo de Gema.

El coche baja por la castellana con suavidad, respetando cada uno de los semáforos que encuentran, no solo por urbanidad, sino también por la excitación que le produce a Feisal que le vean las personas que cruzan los pasos de cebra y que, en muchos casos, miran dentro del enorme Mercedes, sorprendiéndose de ver como una rubia solo con un tanga puesto se afana en chupar al enorme polla de un árabe, que disfruta sobremanera con la situación. Gema es consciente de la exhibición y siente vergüenza de ser mostrada así ……… pero está muy excitada, nunca ha tenido un rabo similar en la boca y ¡lo mejor de todo! Es que dentro de un rato lo tendrá dentro, bien dentro.

Gema quiere a su marido, pero es una mujer sexualmente muy activa y se siente un poco infrautilizada. Ahora tiene la oportunidad de resarcirse y no va a perder la oportunidad de hacerlo. Tener ese mástil golpeando una y otra vez su sexo es demasiado maravilloso para no pagar el precio pequeño de que unos desconocidos la vean chupándole el rabo en el coche a otro., así que no interrumpe su labor y sigue manteniendo a Feisal muy duro, hasta llegar al hotel.

El coche entra directo al garaje y allí la ponen el abrigo, mientras uno de los guardaespaldas se hace cargo del vestido. Suben al hall del elegante hotel y allí esperan otro ascensor. Pese al abrigo, se siente desnuda, observada por los hombres que están sentados en los sofás o que cruzan el hall en todas las direcciones. Otro hombre llega al ascensor. Es un hombre alto, algo entrado en kilos, también de rasgos árabes. Le acompaña una mujer morena, de tetas enormes y vestido ajustado. Esta sí que es una profesional del sexo, algo vulgar y ostentosa, pero muy atractiva. El otro hombre mira a Gema de arriba abajo y se dirige a Feisal:

  • Perdóneme que le moleste. Solo quiero decir que es usted un hombre afortunado. La señorita es muy elegante y atractiva.
  • Gracias señor, contesta Feisal, su acompañante también es muy atractiva.
  • ¿Le gustaría cambiarla? Sería para mí un honor poder compensarle económicamente.
  • Lo siento, pero esta noche no. Aun no he probado debidamente esta perra y ardo en deseos de hacerlo. Otro día, tal vez.
  • Lo entiendo. No obstante, si se cansa de ella, sería para mí un placer terminar  de usarla. Incluso, si a usted le apetece, podríamos cruzarlas. No hay nada mejor que dos mujeres follando juntas. ¿No cree?
  • Así es, pero esta noche no. Hoy quiero ser el único en disfrutarla.
  • De acuerdo. Buenas noches.

Veinte minutos después Gema ya sabe lo que es ser propiedad de un hombre. Feisal la monta a cuatro patas en la cama, metiendo y sacando su enorme pene con ritmo creciente, mientras ella grita de gusto y placer. Sabe que más de un cliente del hotel debe estar escuchando el escándalo, pero ni puede dejar de hacerlo, ni mucho menos quiere. Nunca ha sentido algo igual …… La folla sin descanso más de media hora en todas las posturas posibles, alternando momentos suaves y delicados, llenos de caricias, besos, suaves embites, etc, con penetraciones salvajes donde la trata como una perra, golpeándola con la mano desnuda el culo, mientras la retuerce los pezones con casi saña. Cuando la encula por vez primera el grito de Gema sacude todo el hotel, porque lejos de hacerlo con dulzura se la clava en solo dos golpes. El primer embite hace que la polla entré hasta casi la mitad en el culo de Gema, destrozando el pequeño agujero, que parece arder de dolor mientras el enorme miembro se desliza dentro; Gema piensa que afortunadamente se ha dado lubricante, porque si no la habría desgarrado al encularla. Pero el segundo golpe es aún peor, porque sin dejarla acostumbrarse a tener dentro aquella enormidad, Feisal vuelve a dar un golpe de caderas para meter el resto dentro …… Gema no puede parar de gritar, sintiendo como todo el pene entra de solo dos golpes hasta enterrarse dentro de ella, hasta chocar los enormes huevos contra su sexo, a modo de tope que impide que Feisal se meta entero dentro de la mujer.

A partir de ahí, nuevamente Feisal no descansa y como un perforador comienza  a bombear, sin dejar la ni un momento acostumbrarse. Gema no es inexperta en esta materia, porque ha practicado muchas veces el coito anal con su marido, pero nunca ha tenido algo tan grande, Una vez Jose la metió una enorme polla de látex, que normalmente usaban pro el sexo, dentro el culo, pero esta es aún mayor. No obstante, ya sabe lo que va a pasar y eso la ayuda a superare l enorme dolor que la está causando Feisal con su enculada: Sabe que el dolor ira pasando y que sin darse cuenta comenzará a correrse y no podrá parar. Así ha sido siempre y esta vez no es una excepción: comienza correrse y no puede parar, sin salto entre los orgasmos, de tal modo que el clímax parece ser único y eterno. Feisal se da cuenta de cómo goza la mujer y le satisface sobremanera:

¿Te gusta que te encule nena? Parece que así es ……

Si, si, si, …… dame mas, dame mas no pares, no pares.

Tranquila, tranquila, que Feisal va a sacia debidamente a esta perra –contesta el árabe, aumentando el ritmo de su enculada, que, por momentos, se convierte en frenética.

Agggggggggggggggggg, no puedo ma´s, no puedo ….para pro favor, para. Me estas matando ……

Feisal descabalga su montura y se sienta en el sofá que hay junto a la cama. No es necesario decir nada. Gema se acerca y con humildad, sumisamente, se coloca entre sus piernas y comienza  a chupar el duro y enorme rabo. Feisal lleva a un rato a punto a de correrse, pero aun aguanta un par de minutos más, disfrutando con la mamada de la mujer, como solo una mujer muy satisfecha sabe hacer. La caricia el cabello, como un amo haría con su perrita, suavemente, delicadamente …………. Feisal se corre en la boca de Gema, mientras con su mano hace un amago de sujetar la cabeza de la mujer para que no retire, aunque se da cuenta que no es necesario y la aparta: Gema no va a retirarse, quiere recibir hasta la última gota de la leche caliente de Feisal su boca y no quiere que se pierda ni una gota.

Cuando los estertores del orgasmo de Feisal acaban, Gema se retira del  pene que tanto placer le ha dado, mira a Feisal mientras abre la boca, mostrándole la enorme corrida y sin inmutarse traga todo de un solo golpe. Feisal satisfecho la acaricia la cabeza nuevamente:

  • Eres una gran mujer. Me has hecho disfrutar mucho ………………….
  • Gracias, tu también  a mi ………… ¿Me ducho y me llevas a casa?
  • ¿Tan pronto? ¿No te apetece repetir?, pregunta Feisal, pasando la mano a lo largo de lso muslos de Gema, hasta llegar nuevamente a su hinchado y dilatado sexo. Además ……
  • Dime, ………. Gime Gema, volviendo a excitarse como si empezara la noche y deseando en el fondo volver a tener ese enorme rabo en su culo, ese enorme rabo que se mete en la boca deseando hacerlo crecer, lo que no tarda en suceder- Dime ……..
  • Además, me gustaría que satisficieras también a mis guardaespaldas. He visto como te miraban y seguro que desearan probarte debidamente.
  • ¿Cómo ……..  exclama Gema, queriendo haber entendido mal.
  • Sigue chupando, sigue, que ya habrá tiempo de que disfruten ellos ………………………. contigo.

Gema se centra nuevamente en la polla de Feisal que pronto recupera su vigor, aunque en su mente ya no puede dejar de pensar en que, después, a va ser entregada a los dos enormes guardaespaldas del  árabe. Cuando Feisal la monta por detrás, Gema deja de ser dueña de sus pensamientos y ya solo se centra en sentir como el enorme pene la posee una y otra vez y como aquel hombre la somete a su antojo, follándola de un modo casi animal.