Atendiendo a mi comadre Daniela
Mi desatendida comadre tiene que ser puesta al día
Atendiendo a mi comadre Daniela
Conocí a Daniela por medio mi mejor amigo, hace ya más de 20 años, eran compañeros de universidad ya que estudiaban la misma carrera y la integro al grupo de amigos de entonces. Tiempo después fuimos amigos con derechos y ella se convirtió en mi mejor amiga; por ende conoce a mi ex esposa Patty.
Daniela es la madrina de bautizo de mi segundo hijo, 1.58 m de estatura, tez blanca, achinada de ojos vivarachos, cabello lacio oscuro, quebradita, poco busto y de nalgas normales, la falta de cuerpo lo compensa con su sensualidad y buen carácter. De cariño le digo chata y ella me dice gordo.
Daniela convivió con el padre de su hija mucho tiempo, se separaron y después tuvo otra relación que terminó mal, hasta que conoció a su actual pareja, Francisco, quien es médico y con quien convive, después de muchos intentos y tratamientos salió embarazada de su segundo hijo, la primera le lleva 19 años.
Siempre converso con ella, nos contamos todo y sabemos nuestras bondades y defectos, el tema sexual no es ajeno en nuestras conversas; nos tenemos mucha confianza y hablamos abiertamente; siempre me he sentido atraído por su forma de ser.
En una conversación que tuvimos salió el tema de lo desatendida que la tenía su marido, Francisco, no la tocaba desde el cuarto mes de embarazo y el niño ya tenía 5 meses.
En ese entonces yo trabajaba para una contratista en un Proyecto minero en el centro del país; la llame a su celular; Chata ¿Cómo estás? ¿Qué te cuentas? ¿Qué dice tu marinovio? ¿Ya te vacuno o todavía sigues en nada?
Hay gordo, nada de nada, ya no sé qué hacer, no sé qué tiene.
Chata, déjate de tonterías voy para tu casa, te pongo al día y me regreso a trabajar.
¿Dónde estás gordo?
En la mina, chata tú dirás bajo te pongo al día y me regreso.
¡Ya! ¡Gordo vente ahorita!, me baño y ¡te espero calatita!
Jajajaja, si serás, sabes muy bien que no puedo y te prestas para la cochinada – le reclame, ella se reía también.
Nuestras conversaciones siempre eran picantes y lo sexual no era tabú, con mi propuesta y su negativa; bromeábamos seguido en mutua provocación, terminábamos riéndonos a carcajadas haciendo placentera nuestras conversas.
Terminado el proyecto, me cambiaron a otro en la sierra de Trujillo, tenía poco más de dos meses x allá, recibo una llamada de Daniela.
¡Aló! ¿Lunatacas dónde estás? ¿Vas a estar el próximo viernes? – hablaba Daniela; no tengo nada chata ¿por qué? – le conteste.
Voy a celebrar el cumpleaños de mi enano a ver si te vienes con los chicos o si no estás dile a Patty para que los traiga, de paso que veo a mi ahijado.
Chata no hay problema, estoy en la mina, le digo a Patty para que los lleve.
¡Excelente! Quedamos entonces, te dejo gordo porque tengo que seguir con las invitaciones, un beso, chau.
Llame a Patty para que lleve a mis hijos al cumpleaños; pero me corto en una al indicarme de mala manera que no tenía tiempo, terminamos peleando.
La vida a veces te da oportunidades únicas y no debes desaprovecharlas, en el transcurso de la mañana recibí una llamada de mi gerente corporativo, indicándome que tenía que estar en Lima a primera hora, porque participaría en un kickoff meeting de un nuevo proyecto.
Una vez en Lima, llegando a casa a eso de las 1:00 am; sorpresa grande la mía, cuando Yahaira salió de la cocina (ella es mi vecina) quien cuida a mis hijos cuando salimos, le pregunté por Patty y me dijo que no estaba. Llame a Patty para hacerle la bronca, me recordó que tenía un evento en su trabajo, y que ya estaba de regreso a casa; sorprendida por mi presencia en Lima.
A primera hora fui a la reunión, el cliente pidió que me quede en Lima hasta entregar la documentación solicitada y que mi relevo cubra mi plaza en el proyecto. Almorzamos con la plana mayor y me retire de la oficina, todos entendían que estaba cansado por el viaje y la mala noche.
Manejaba de lo más tranquilo rumbo a casa, en eso, sonó mi celular, era Daniela:
¡Aló! Gordo, ¿tienes tiempo? ¿puedes hablar?
Claro chata, por si acaso Patty no puede llevar a los chicos el viernes.
Mongo, no es este viernes, es el próximo viernes.
PTM me pelee por la puras, si es para el próximo viernes no hay problema yo los llevo al cumpleaños de tu hijo.
Ya está bien gordo, pero no quiero hablar de eso en estos momentos.
Ah verdad, dime que necesitas.
Pucha gordo ya no sé qué más hacer, no sé qué tiene Francisco, ayer me he puesto un babydoll rojo, me he depilado mi cuquita, le metí una pastilla en la cena y nada de nada, él huevas me dio la espalda y se quedó dormido.
Hummmmm, ¿chata mezclaste viagra con alcohol?
Sí, ¿tiene algo de malo?
Claro que sí, lo colgaste al hombre esa mezcla no es buena, además tu marinovio ya es caso perdido, a mi te me pones así y te doy vuelta en una.
Jajajaja, míralo a este, dime que puedo hacer, aconséjame compadre.
Chata la verdad, no sé qué decirte lo único que se me viene a la mente es que tienes la papita depilada, como en los viejos tiempos y ya me cagaste el cerebro.
Oeeeee, estoy hablando en serio.
Yo también, chata en serio, compadre que no se come a su comadre no es un buen compadre.
Hummmmm, está bien, vente al toque y soy tuya, ¡te doy lo que quieras!
¿Chata en serio?
Claro, me voy a bañar y te espero con mi babydoll rojo.
¡Ok! Pero no me vengas después que era broma y que no pasa nada.
No, gordo si vienes soy tuya.
Corto la llamada, mi corazón latía a mil por hora, trace la ruta más rápida para ir a su departamento, a esa hora el tráfico no es pesado y llegue en 15 minutos, estacione en el parque y me dirigí a la puerta del edificio, para mi suerte salían los vecinos del 4B, que me conocen y me dejaron pasar, salude al portero y subía las escaleras.
En la puerta me tranquilice un poco y la llame.
¡Álo! Gordo
¿Chata ya te bañaste? Le pregunté
Sí, papacito estoy bañadita, con mi bata y no me he puesto el calzón todavía.
¿Estás sola? ¿no?
Como crees, estoy con el bebé, a esta hora duerme.
Bacán, al mismo tiempo tocaba el timbre de su departamento.
Gordo espérame y no me cuelgues que llaman a la puerta.
Daniela abrió la puerta, no le di tiempo a reaccionar la hice entrar y cerré la puerta, atrayéndola hacia mí para besarla, le quite el celular, ella sorprendida trataba de esbozar palabras, pero no la deje, mi lengua ya estaba en su interior, la levante en peso para sentarla sobre la mesa de comedor, abrí su bata para atrapar sus pequeñas tetitas blancas, coronadas por una diminuta aureola y un pezón hinchado, todo en versión marrón que contrasta con su blanca piel, la frescura de su piel fue lo primero que sentí, mi mano bajo a su vulva para comprobar que estaba depilada totalmente, hundiendo mis dedos en sus labios mayores, Daniela me agarraba por los cabellos y me decía: ¿Qué haces Lunatacas? ¡No hagas eso! ¡Se supone que estabas en la mina! ¡No sigas, por favor!, hice caso omiso a sus palabras, me dediqué un rato a sus tetitas, con mucho cuidado de no succionar demasiado, ya que aún da de lactar, y no me gusta para nada la leche materna, mis dedos entraban con facilidad en su vulva, la misma que estaba ya toda encharcada, recorrí con mi lengua su torso entreteniéndome en su ombligo, llegando a su pubis me hundí en su vulva, mis dedos abrieron sus labios mayores y busque su clítoris, succionándolo suavemente, ahhhhhh, ¡Lo encontraste!, ahhhhhh, sí, ahhhhhh, chúpalo, ahhhhhh – gemía Daniela.
Succionaba su clítoris, mordía sus labios mayores, metía mi lengua en su vulva, lamía el perineo y su marrón ano, con cada beso negro que le daba la hacía temblar, jugaba con mis dedos en su botón, Daniela simplemente se dejaba, por momentos balbuceaba cosas que no entendía sin dejar de halarme de los cabellos, jadeaba y movía sus caderas.
No podía dejar de probar el sexo de Daniela, fresco por la reciente bañada que se había dado, por mi intromisión y caricias la presencia de jugos vaginales eran la muestra elocuente que ya estaba listo para que reciba lo que ansias anhelaba por la desatención que tenía.
Me incorporé para volverla a besar, esta vez Daniela con sus manos jalo mi rostro para meter su lengua en mi boca y besarnos apasionadamente, liberé mi verga y deje caer mis pantalones, acomode a Daniela como pude y hundí mi verga en el interior de su vulva. Auchhhh, ¡qué haces!, auchhhh, ¡no hagas eso!, auchhhh, ¡por favor!, auchhhh – se quejaba Daniela cerrando los ojos y clavando sus uñas en mi espalda. Su interior era cálido ofreciendo un poco de resistencia una embestida más y termine por encajarla en su interior, ahhhhhh, ¡no!, ahhhhhh, ¡No gordo!, ahhhhhh, ¡no me hagas esto!, ahhhhhh – gemía Daniela para comenzar a moverse como sólo ella lo hace, me atrapo con sus piernas para no permitir que me salga.
Incremente la fuerza y velocidad de mis embestidas, a tal punto que mis muslos golpeaban la mesa, causándome malestar, ella ahora me agarraba de los brazos, en esta posición ambos nos propinábamos mucho placer.
Daniela se acomodó en la mesa, aproveche para levantar sus piernas y halarla por sus muslos, la altura de la mesa la dejaba en una posición exacta y precisa para que la penetre sin problemas, a excepción del golpeteo de mis muslos, la hale un poco más dejando la mitad de sus nalgas al aire me resulto mejor. Mmmmm, sigue, mmmmm, que rico, mmmmm, gordo, mmmmm, hazme sentir mujer, mmmmm, hace tiempo que no me tenían así, mmmmm – gemía Daniela.
Luego de un bombeo constante, me salí, tome a Daniela por la cintura y la acomode mirando a la mesa, levantando su trasero, embarre mis dedos con sus jugos vaginales y los introduje en su arrugado ano, para luego poner mi glande y pujar un poco; ahhhhhh, gordo, ahhhhhh, ten cuidado, ahhhhhh, hace tiempo que no lo hago por ahí, auchhhh, mierda duele – se quejaba Daniela; al sentir la profanación de su ano, empecé a bombear lentamente, dejando que su esfínter se acostumbre al invasor, incrementando las penetraciones poco a poco; ¡no seas tosco!, ay, ay, ¡eres un bruto!, ay, ay, ¡despacio!, ay, ay, despacio que me duele, ay, ay, gordo, ay, ay, despacio – exclamaba Daniela, empinando más el trasero para que la profanación sea más profunda.
Disfrutaba de su ano, en cada embestida Daniela apretaba las nalgas, uff, que delicia, uff, que bien se siente, después de muchos años volver a gozar de ella, nos acompasamos con ritmo, ahhhhhh, gordo, ahhhhhh, que bien se siente, ahhhhhh, sigue así, ahhhhhh, no te detengas, ahhhhhh, hazme sentir mujer, ahhhhhh – gemía Daniela.
Comenzaba a sentir las descargas que bajaban por mi médula y antes que ocurra lo inevitable saque la verga del ano de Daniela, ¿qué haces? ¿por qué lo sacas? – me pregunto Daniela; no quiero venirme aun – le conteste.
Daniela entendió y me brindo una coqueta sonrisa, me señaló el sofá, la cargue hacia el mismo y me senté, ella se arrodillo y con su toalla limpio mi verga para luego metérsela en la boca y comenzar a darme una apetecible mamada, uff, sí que le puso esmero, lo dejo completamente ensalivado, luego horcajadas sobre mí con su mano dirigió mi verga a la entrada de su ano para empalarse sola, mmmmm, sí, mmmmm, gordo, mmmmm, si, mmmmm, que rica pinga tienes, mmmmm – exclamaba Daniela, una vez que llego hasta la raíz de mi verga comenzó una feroz cabalgata, uff, sentía mi verga dura aprisionada por su esfínter, uff, ¡Vamos!, mmmmm, gordo, mmmmm, muévete, mmmmm, hazme llegar, mmmmm, Daniela tiene una licuadora de 8 velocidades y no demoro en hacerme llegar, mis espasmos eran notorios, la descarga inminente, en un gran clímax llene su ano con mi semen, uff, Daniela no dejo de moverse, sí, sí, siiiiiiiii, mmmmm, mmmmm, sí, mmmmm, sí, mmmmm, me vengo, ¡me vengoooooo! – Daniela había alcanzado su primer orgasmo.
Daniela aun tenia los espasmos del intenso orgasmo que había alcanzado, la levante en peso y la lleve hacia su cama, me temblaban las piernas, pero hice un gran esfuerzo, ya echados me pidió que no se la saque del ano, hacia un movimiento que parecería que quería dejarme la verga totalmente seca, me besaba y acariciaba el cabello; mi verga poco a poco perdió su rigidez.
Uff, gordo, me hacía falta esto, me has agarrado de sorpresa, te has aprovechado de mí. No se supone que estabas en la mina.
Pues, comadre ya no, me hicieron venir ayer en la noche para una reunión.
Chata sabes que te tengo ganas desde hace tiempo y me diste por dónde, así que no iba a desaprovechar esta oportunidad.
Esteee, gordo, aunque te parezca mentira me había hecho ilusiones de que llegabas y me hacías tuya, ya había perdido la esperanza de que lo harías, regalándome una sonrisa.
Dicho esto, me beso y deslizo su mano para pajearme, luego se acomodó atrapando mi glande con sus labios, dejándome la verga limpia y lustrosa, no le importo donde había estado, uff, ya estaba listo para el segundo round.
Daniela miraba mi verga y estaba lista para la batalla, con sus uñas rasgaba suavemente mi pecho, sonreía lascivamente, se acomodó en cuatro patas, con su mirada me dio a entender que estaba lista, la tome por la cintura, mi verga entro sin problemas en su vulva, mmmmm, sí, mmmmm, vamos, mmmmm, muévete, mmmmm, gordo – gemía Daniela, mientras meneaba sus caderas y pegaba sus blancas nalgas a mi pelvis creando el sonido característico del choque entre ambas, mis embestidas eran cada vez más fuertes. Estuvimos un buen rato así, luego mis dedos embarrados de sus jugos volvieron a profanar su arrugado hueco, coloque mi glande en su entrada, presione e ingreso con cierta dificultad, empecé el bombeo, mi verga ya dentro se deslizaba a placer, Daniela meneaba sus caderas y hacia su clásico movimiento que me vuelve loco, uff, el goce era indescriptible, ahhhhhh, gordo, ahhhhhh, eres un tramposo, ahhhhhh, te aprovechas de mí, ahhhhhh – exclamaba Daniela.
Estábamos en lo mejor, cuando una llamada de Patty a mi celular nos interrumpió, ¡NO contestes! – me dijo Daniela; pero tenía que hacerlo, luego de hablar con Patty y explicarle que “aún continuaba en la oficina” termine la llamada.
Daniela me miraba seria, se paró para meterse al baño, la seguí para ducharnos, salimos para echarnos en la cama, comencé a comerle la vulva, lengüeteaba sus labios mayores, succionaba su clítoris, mmmmm, sí, mmmmm, gordo, mmmmm, sigue, mmmmm – gemía Daniela; se puso encima mío acomodándose para un 69, atrapo mi verga con sus labios y disfrutamos por un rato del sexo oral que nos dábamos mutuamente.
Continuamos con la sesión, la puse piernas al hombro, ubiqué mi verga en la entrada de su vulva para penetrarla, Daniela tiene pies pequeños, mi mano es más larga que sus pies; chata eres chiquita pero profunda – le dije, ¿Sí? No dejes de moverte – contesto Daniela. Ella esperaba mis embestidas para ajustar, siempre con esa manera propia de tratar de exprimir mi verga; mmmmm, sigue, mmmmm, que rico, mmmmm, gordo, ahhhhhh, no dejes de moverte – gemía Daniela, uff, como es bajita es muy maniobrable y se pueden hacer muchas cosas con ella, continuamos con las variantes respectivas de la pose, me encanta echarme casi completamente sobre ella, dejándola con las nalgas al aire y con una evidente dificultad para respirar, uff, embistiendo con más fuerza para que no solo reciba mi verga sino que también sienta el peso de mi cuerpo, esto hace que lo disfrute más.
Gordo, uff, deja que me acomode, uff, no puedo respirar, uff, por favor, uff – apenas exclamaba Daniela, sin más seguí con las embestidas sentía que en cada arremetida ella respiraba menos, no la presiones más y me retire, sintiendo como ella recuperaba la respiración.
Con Daniela repuesta, la volví a tomar por las piernas para ponerlas en mis hombros, esta vez mi verga apunto su ano, con un esfuerzo mayor ingreso el glande sintiendo como su esfínter se estiraba, auchhhh, despacio, auchhhh, no seas tosco, mmmmm, así está mejor, mmmmm, que bien se siente, mmmmm, gordo muévete, mmmmm – gemía Daniela, embestí otra vez y le levantaba las piernas para que su ano quede a la altura de mi verga y no tener que doblarme mucho, Daniela colaboraba con esto además sus manos jugaban con sus tetitas y se estimulaba el clítoris, uff, que sensación para más agradable, jale una almohada y se la acomode bajo sus nalgas, uff, esta chiquita sí que sabe apretar las nalgas y su movimiento es placentero.
Podía tenerla en esa posición por horas y días; me encanta tenerla al hombro ya que está a mi merced, y se deja poner las piernas de lado, suspendidas, apoyando sus pies en mi pecho, ella disfruta estar enculada, lamentablemente sólo tiene una posición para llegar y es estando sentada sobre uno, a lo cowgirl, se esmera y con sus movimientos logra el clímax, en otras poses no puede y lo ha intentado (muuuuchas veces)
Entre bombeo y bombeo, acomodándola para variar la posición, llego el momento de que alcance el clímax, me acomode para que ella me monte, su sonrisa reflejaba goce absoluto, se clavó mi verga al instante se apoyaba con sus manos sobre mi barriga, para comenzar con sus movimientos y menear de caderas, uff, no paso ni un minuto, ahhhhhh, sí, ahhhhhh, ponlo duro, mmmmm, sí, mmmmm, ahhhhhh, muévete, mmmmm, gordo, ahhhhhh, sí, ¡sí!, ahhhhhh, me vengo, ahhhhhh, me vengo, mmmmm, ¡que rico!, ¡Que ricoooooo! – Daniela alcanzo su segundo orgasmo; cayo temblando sobre mi pecho, sonriente y con los cachetes enrojecidos.
No deje de moverme, la bese y abrace, incremente mis embestidas, ahhhhhh, nooo, ahhhhhh, gordo, mmmmm, no, mmmmm, estoy muy sensible – me dijo Daniela, sin dejar de moverme sentía como mis testículos chocaban con sus nalgas, ella se incorporó y comenzó con un movimiento frenético conllevando a su siguiente orgasmo, ahhhhhh, gordo, ahhhhhh, sí, sí, mmmmm, mmmmm, sí, sí, siiiiiiiii, mmmmm, me vengo, ¡me vengoooooo! Daniela se dejó caer otra vez, su respiración era agitada, la bese y la voltee echándome sobre ella, comencé otra estimulación oral de su vulva, jugando con su clítoris, luego la penetré a lo misionero me rodeo con sus piernas y nos besamanos, buscaba sus tetitas para jugar con ellas, disfrutábamos del momento, sentía como su ardiente vagina recibía mi verga, aceleramos el ritmo, estaba por venirme un movimiento brusco hizo que mi verga se salga pero en el retorno encontró su ano y para adentro, auchhhh, gordo, auchhhh, por ahí no, auchhhh – reclamaba Daniela; pero ya con los movimientos sus reclamos cesaron para dar pase a los gemidos de placer, ahhhhhh, gordo, ahhhhhh, eres un tramposo, ahhhhhh, sigue, mmmmm, sigue, mmmmm, sí, mmmmm, que rico, mmmmm – gemía Daniela de placer, besándome con más lujuria; uff, su anillo apretaba mi verga presionándola y no queriendo que salga.
Bombeaba con más fuerza, sus piernas se soltaron y ahora le agarraba las nalgas, mientras ella me halaba los cabellos, uff, sentía que mi hora de explosión estaba cerca, Daniela reculo haciendo que mi verga se salga de su ano, con la mano lo dirigió a su vulva y para adelante nomas, con una pícara sonrisa entendí lo que quería, el bombeo fue pausado y la penetración alternaba entre su ano y su vulva, como le encanta a la chata estar enculada, ahhhhhh, que rico, ahhhhhh, sigue, ahhhhhh, cuando cambiaba de hueco, mmmmm, uy si, mmmmm, uy si, mmmmm, que rico se siente, mmmmm – gemía Daniela,
Gordo, quiero más, ¿puedo montarte? – pregunto Daniela, claro chata, puedes montarme las veces que quieras – le conteste, acto seguido Daniela se trepo sobre mí, dirigió mi verga hacia su vulva y se sentó de golpe para empezar a moverse suavemente, ahhhhhh, si, ahhhhhh, que rico, ahhhhhh, ponlo durito, ahhhhhh, ponlo durito – gemía Daniela incrementando la velocidad de sus movimientos, la tome por la cintura para poder ayudarla en su cabalgata, uff, estaba a mil por hora y temía venirme antes que ella, un par de minutos le bastaron, ahhhhhh, sí, ahhhhhh, muevete, mmmmm, sí, mmmmm, sí, ahhhhhh, muévete, ahhhhhh, sí, mmmmm, gordo ¡sí!, ahhhhhh, me vengo, ahhhhhh, me vengo, mmmmm, ¡que rico!, ¡Que ricoooooo! – Daniela alcanzo otro orgasmo, me dejo con la leche en la punta de la verga, ya que se detuve intempestivamente cortándome; aun la tenía por la cintura, ella levanto un poco las caderas para sacar mi verga de su vulva y colocarla en la entrada de su ano, auchhhh – respiraba profundo, auchhhh – se movía lento, ahhhhhh, ahora sí, ahhhhhh, dale, mmmmm, muévete gordo, mmmmm, muévete, mmmmm, ponlo durito, mmmmm, así, mmmmm, así – exclamaba Daniela; los dos incrementamos el ritmo de la penetración, Daniela en esa posición siguió moviéndose frenéticamente, sentía las descargas eléctricas que recorrían la medula espinal, uff, una meneada más de la chata y mi descarga fue al fondo de su ano, uff, mis temblores propios del clímax alcanzado, hicieron mella en Daniela, ahhhhhh, gordo, ahhhhhh, sí, mmmmm, así, mmmmm, así, mmmmm, sí, sí, siiiiiiiii, mmmmm, me vengo, ¡me vengoooooo! – gemía Daniela, desplomándose sobre mi pecho, sentía el latir de su esfínter y su ano no dejaba de succionar mi verga como queriendo exprimir todo mi semen, uff, me ordeñaba una vez más.
Cansados, rendidos pero satisfechos nos acariciábamos mutuamente besándonos por largo rato, ella sonreía coquetamente y me acariciaba el cabello.
Sabes que me encanta estar contigo chata, me gustas mucho – le dije a Daniela; gordo, a mí también me gusta estar contigo; lo disfruto mucho – me contesto. Nuestra conversación fue interrumpida por el sonido del celular de Daniela, quien se levantó asustada era Francisco quien llamaba.
Mierda Francisco está por salir de la oficina y me dice que me recoje para salir a comprar, yo quería tumbarla otra vez en la cama y disfrutar de su ano una vez más; pero ella se oponía.
Gordo, ¡para ya!, Francisco viene a recogerme y tengo que estar lista, no seas malo.
Tenemos tiempo de sobra para otro polvo, mientras le metía los dedos a su vulva.
Ahhhhhh, ¡No hagas eso!, tienes que irte, tengo toda la semana libre en las mañanas.
Chata, no puedo esperar más tiempo, quiero cachar contigo.
Gordo seré tuya todos estos días, tienes que irte.
El llamado de su hijo me saco de cuadro, a regañadientes tuve que vestirme y salir.
Chata, nos vemos luego, besándola y nuevamente manoseándola.
Gordo, en serio tengo las mañanas libres, vienes a la misma hora y ya saber te espero bañadita. Dicho esto, me dio una llave.
En serio me vas a esperar bañadita ¿Llave de qué puerta?
Sí, ya te he dicho como te espero, es la llave de la puerta de abajo, cumple mi fantasía.
Nos besamos, la muy pendeja se agacho para darme una agradable mamada, se incorporó me beso otra vez y me despidió.
¿Y eso? – le pregunte; eso es para que sueñes conmigo – contesto Daniela.
Claro que volví, todas las mañanas, fueron dos semanas de sexo intenso y ufano, luego en cada una de mis bajadas la atendía como se debe. Nos convertimos en amantes de medio tiempo ya que ambos sufríamos del descuido de nuestras parejas, con excusas de su trabajo nos escapamos los fines de semana con sesiones sexuales completas.
Han pasado 6 años desde que tuvimos nuestro reencuentro ahora no nos vemos tan seguido por diversos motivos, esto hace que nuestros encuentros sean muy intensos.