Atenciones muy particulares (5)

Continuo con las visitas a domicilio, atendiendo tambien a mis queridas farmaceuticas.

Raquel.

Después de salir de casa de mi hermana, paso a efectuar la primera visita del día a mi querida paciente. Como les he comentado, es vecina de mi sobrina Maribel.

Sale ella a abrirme.

  • Buenos días Raquel, hola Antonio buenos días. ¿Cómo te encuentras? Algo mejor Antonio, gracias. Pasamos al dormitorio y sentándose en la cama me dice:

Puedes prepararme la inyección. De la mesita de noche tomo la caja de inyectables y me dispongo a preparar el vial. Este es el tercero de seis.

  • Antonio. ¿Dispones de algo de tiempo? Dime Raquel, ¿Qué se te ofrece? Verás, resulta que esta mañana al ir al baño. Tengo suficiente confianza contigo y espero que esto quede entre nosotros. Por supuesto Raquel no debes preocuparte por ello; como te decía necesitaba evacuar y me costaba trabajo. Una vez al asearme con el papel higiénico me sentí muy asustada. Había una pequeña manchita roja.

  • Le dije que no debía preocuparse por ello, no obstante si le ocurría de nuevo que lo consultara con el doctor. Tal vez pudiera tener algún problema hemorroidal. Caso necesario hay diversidad de medicamentos para curar el problema.

Te pido por favor que me examines. No soy doctor Raquel como tú sabes pero si es tu empeño desnúdate y te pones acostada en posición lateral izquierda. Antes voy al baño a lavarme las manos.

  • Gracias Antonio. Paso al baño y a los pocos minutos salgo y me coloco unos guantes de latex. Se había despojado de la bata y solo llevaba puesto un camisón cortito por encima de sus muslos. Con la pierna derecha un poco flexionada hacia delante separo sus nalgas y el lindo agujerito se veía normal.

Tomo un lubricante y lo pongo en el agujerito. Delicadamente introduzco el dedo y le digo, ¡duele! No Antonio. Bien lubricadita masajeo interiormente su culito. No tienes nada cariño, no debes preocuparte. Retiro el dedo y le digo puedes estar tranquila. Lo que te ha ocurrido es que has hecho algo de esfuerzo.

Me quito los guantes y paso de nuevo al baño, tiro los guantes a la papelera y me aseo a conciencia las manos.

Rápidamente termino de preparar el vial y le digo: vamos señorita ¿dispuesta a recibir el pinchacito? Por supuesto Antonio, adelante. Ponme la inyección en el lado derecho.

Con el culete al aire, me siento en la cama y froto delicadamente con el algodón mojadito en alcohol la nalguita derecha; introduzco la aguja y poco a poco le administro el contenido de la jeringa. Le paso de nuevo el algodón en el punto de la inyección y le digo puedes vestirte.

Gracias de nuevo, Toma unas braguitas limpias y se incorpora de la cama observando como lentamente se las pone. Ya mañana acabas con tu tratamiento. Así es Antonio. Pediré cita al doctor para ver que tal me encuentra. Asimismo, me tendrá que extender la receta de la inyección mensual, pues la consabida regla ya no la tengo gracias a Dios.

Me acompaña hasta la puerta y me dice, no te olvides que a la noche debes pasar de nuevo. Así es, no padezcas por ello. En cuanto a tu problema de esta mañana al evacuar, te proporcionaré una crema que luego te traigo a la noche.

  • Gracias Antonio, hasta luego.

  • Adios Raquel.

Vero.

Paso por casa de Vero, abriéndome la puerta Clara.

  • Buenos días Clara, hola Antonio buenos días. Acabo de llegar hace un rato de mi guardia. Vamos a ver a Vero.

Pasamos al dormitorio y tenía colocado el termómetro.

  • Antonio, perdona voy a darme una ducha e intentar dormir un rato. Procura descansar.

Vero, ¿cómo te encuentras? Regularcilla Antonio. Estaba incorporada en la cama y procedo a retirarle el termómetro. Rozo su lindo seno, tenía unas décimas de fiebre por lo que había que aplicarle el supositorio.

Le comento si tenía que ir al baño, no tuviera que hacerlo luego y el supositorio no serviría de nada. Me dice que no por lo que ella coge un supositorio del envase y me dice: pónmelo por favor.

Destapa las ropas de la cama y se coloca de costado bajándose las braguitas. Separo sus lindas nalgas visionando el dulce agujerito. Rompo el envase del supositorio y delicadamente con la yema del dedo lo introduzco suavemente.

Ya está cielo, voy a preparar el inyectable. Me observaba mientras preparaba la inyección, una vez lista le digo: cuando quieras Vero.

Ya estoy lista Antonio, pónmela en el lado derecho. Como desee la señorita. Le doy con el algodón y el alcohol sobre la nalga derecha e introduzco la aguja administrando el contenido de la jeringa muy despacio. Le paso de nuevo el algodón y le subo la braguita.

  • Gracias Antonio, de nada reina, vendré sobre las 9 de la noche, más o menos. Cuando puedas Antonio. Me despido de ella y paso por la farmacia a comprar unos medicamentos.

Rosa y Reme

Rosa y Reme dependientas de la farmacia, ambas son de estatura media. Rosa es rubita y de media melena, y Reme, es morena y de pelo rizado. Edades de 25 y 30 años respectivamente.

  • Buenos días chicas.

  • Hola Antonio, buenos días. Ahora mismo estábamos acordándonos de ti, vaya ¿y eso? Acabo de inyectar a Vero y como veis deseo me preparéis estos medicamentos anotados.

  • Unos enemas preparados, en concreto 6 de 250 c.c.

  • Crema para tratamiento de las hemorroides.

  • Un envase de anticonceptivo mensual.

Son unos encarguitos que me hacen mis pacientes. No tienes porque darnos explicación alguna Antonio. Sabemos que eres muy servicial y te aprecia la gente en el barrio.

De hecho Reme necesita le pongas algunas inyecciones para sus dolores de la columna, en cuanto a mi mañana o pasado me puedes poner la inyección mensual.

Por supuesto chicas.

Rosa le dijo a Reme, vete preparando muchachita para tus inyecciones. Yo mientras le preparo el encargo a Antonio. Paso con Reme a la habitación donde acostumbran a descansar cuando tienen guardia. Estaba provista de una cama y había un cuartito de baño. Una habitación muy coqueta provista de un armario y mesa de camilla.

Reme me entrega los inyectables y me dice:

  • Antonio, ve con cuidado por favor. Me dan un poquito de miedo las inyecciones. No debes preocuparte Reme. Mientras le preparo la inyección la observo como algo temerosa se baja la falda asomando unas lindas braguitas en color blanco. Se recuesta en la cama y con la inyección preparada le digo; relájate. Descubre su lindo trasero mostrándome unos glúteos deliciosos.

Froto su nalga izquierda con el algodón mojado en alcohol e introduzco la aguja ¡ay! no te muevas Reme. Poco a poco administro el vial de 4 ml., y le froto nuevamente sobre la zona del pinchazo. Ya esta miedosilla. Se sube la braguita e incorporándose de la cama me dice: gracias Antonio.

No tienes porque dármelas Reme. Por cierto Antonio quiero que pases por casa esta mañana o cuando te venga bien. Mi hermana Laura se encuentra en casa y tiene un tratamiento de inyectables. Son unas vitaminas. Si te parece bien le hago una llamadita y que me diga cuando puedes pasar a pincharla.

Por supuesto Reme.

Ya hace tiempo que no la veo a tu querida hermanita. Pues sigue tan coqueta como siempre y algo alocada, pero es buena chica. Está liada con sus estudios preparando unas oposiciones. No es porque sea mi hermana pero desde luego reúne todos los requisitos en cuanto a estatura y demás conocimientos. Como sabes nos llevamos unos cinco años de diferencia y nos parecemos mucho. Pues muy bien Reme llámala si se encuentra ahora en casa y me paso en una clarilla.

Al instante la llama y me dice que podía pasar en cualquier momento. Como estaba cerca paso enseguida por su domicilio.

Laura.

  • Hola Antonio, buenos días.

  • Buenos días Laura. Como has cambiado chiquilla, hace bastante tiempo que no nos veíamos. Así es Antonio, pero pasa por favor. Vestía con ropa cómoda para estar por casa, en concreto un top blanco por encima del ombligo y unos jeans cortos.