Atascos; ¡Qué lugares!

No deja de ser un pequeño divertimento que se me ha ocurrido esta mañana mientras iba a trabajar.

Otro atasco, otra tarde perdida, ¿qué tiene esta ciudad que cuando caen cuatro gotas las carreteras se colapsan?, ¿Qué ha sido hoy? Un accidente o simplemente que cuando llueve sacamos los coches en vez de los paraguas. Estoy aburrido, suena el “feo, fuerte y formal” de loquillo, por lo menos la música es buena, miro a un lado y veo el típico matrimonio que discute, miro al otro y veo a una chica, es guapa, lleva el pelo recogido y se nota que viene de trabajar como todos. Lleva un traje de chaqueta oscuro y un pañuelo liado al cuello, por las trazas, no debe de ser muy alta, del tipo “manejable” como dice mi amigo Bull.

Me pilla mirando hacia ella y me regala una sonrisa mostrándome unos dientes perfectos, rematados por unos labios carnosos, verla de frente me muestra una cara muy bonita, la nariz es afilada su pelo moreno y  rizado recogido en una coleta, sus ojos me cautivaron enseguida con unas cejas cuidadas y una cara pecosa. Resoplo, ella bosteza, nos volvemos a mirar, ella sonríe otra vez y yo se la devuelvo como si fuera Errol Flynn. Avanzamos unos metros y volvemos a parar. Nos volvemos a mirar, ahora soy yo quien la pilla mirándome mientras resoplo. Volvemos a sonreírnos, ella me pone una especie de gesto de vergüenza y baja la vista.

Pone el intermitente para tomar la siguiente salida, mientras me hace un gesto con la cabeza para que la siga. No me lo pienso dos veces, me incorporo a su carril y la sigo su Audi A3 negro con mi Volvo V60. Llegamos a un semáforo y nos ponemos juntos, ella me hace señas indicándome un restaurante cercano yo la sigo como si del canto de una sirena se tratara. Sale del coche y me muestra un cuerpo pequeño, pero con un pantalón tan ajustado que ha debido ponérselo con saliva, pero marca un culo perfecto el conjunto está rematado con unos botines de tacón altísimo lo que hacen levantarle su ya de por sí magnífico culo. Se vuelve, privándome la vista de su trasero y con su sonrisa perfecta me dice que la siga. Yo me bajo del coche, preso de la curiosidad y del entusiasmo a partes iguales. Pasa a una especie de hostal restaurante, le sigo pero ¡maldición!, suena el móvil, un cliente al que espero, debo responder, mientras contesto a mi cliente con monosílabos, le cito para mañana invitarle a comer, mientras veo como la chica pilla una habitación. Yo la sigo escaleras arriba, en el primer piso abre la puerta y entramos.

Cerramos la puerta con prisa y la aprisiono contra la pared para besarla metiéndole la lengua hasta la campanilla. Le toco las tetas y son duras no muy grandes, mientras ella me quita la americana y me desabrocha la corbata y la camisa. Yo le desabrocho y le bajo esa especie de leggins que lleva y me encuentro con un coño negro y espeso a la vez que bien perfilado. Su aroma me impregna huele a hembra y eso embriaga mis sentidos. Yo me lo como con gula mientras ella agarra mi pelo, con absorbo su clítoris a la vez que un dedo se introduce en su vagina ya húmeda de por sí. Le arranco un primer orgasmo.

Me quito el pantalón, y le agarro del pelo para que me la chupe, quiero una buena mamada y ella me demuestra que sabe cómo hacerlo, me chupa la polla hasta que casi le dan arcadas. Juega con mis huevos mientras absorbe el capullo, intercambiando lamidas de mis huevos, la cojo de la nuca y la obligo a que se la trague todo, veo cómo le salen unas lagrimillas pero me corro y mi esperma se le sale por la comisura de sus labios. Estoy tan caliente que sigo teniéndola dura como una piedra, me quito el pantalón y la levanto en vilo para clavársela mientras la agarro por las corvas y ella a mi cuello, se pone a chillar fuerte, tanto que temo que vengan a llamarnos la atención, ella me muerde el cuello en un intento vano de no gritar, nos besamos, su aliento es fresco sabe a menta. La llevo ensartada hasta la cama donde la tumbo y empiezo a bombear salvajemente encima de ella moviendo mis caderas, hasta que me doy cuenta de que se ha vuelto a correr la muy….

Es hora de hacer algo distinto, pero antes nos desnudamos completamente, le muerdo sus pezones, su pecho es pequeño pero precioso, duro, se nota que hace ejercicio, porque su cuerpo no tiene un gramo de grasa y marca algo de tableta. Vuelvo a bajar al pilón, mi lengua folla a su raja con un movimiento rítmico que hace que me llene la cara de sus jugos. La pongo en mi postura favorita que es la del perrito, con la que me corro más fácilmente, porque yo tengo ganas ya de soltar lo que llevo dentro. Antes, le como el culo en esa postura mientras mi mano juega con su chichi, ahora está lista, así que me la ensarto por detrás como si de un caballo fuera la clavo sin previo aviso. Me excita ver mi polla entrando y saliendo de su coño, veo desde arriba un ojete rodeado de pelillos una vista que para unos es desagradable, para mí es algo que difícilmente puede superarse. La agarro firmemente de las caderas y me acuerdo de la canción de Burning “alante y atrás”. Miro hacia el espejo que tenemos y puedo ver como pone una cara de cachonda que me excita más todavía y observo el bamboleo de sus tetas. Me chupo el dedo índice y voy lubricando su ano mientras ella se está masturbando con el clítoris. Le voy introduciendo el dedo poco a poco, ella gime, berrea como una bestia, pero le meto otro dedo, quiero el ano dilatado yo quiero correrme en su culo.

Agarro mi polla y la voy clavando muy lentamente en su otro orificio, entra suavemente, se nota que no es su primer anal, ella se masturba para que sea lo menos doloroso posible, hasta que la meto toda, puedo ver en el espejo que pone una cara mitad dolor, mitad gozo. Espero unos segundos hasta que su ano se dilata y empiezo a moverme lentamente, ella se masturba yo le doy unos azotes en su culo. Poco a poco relaja y mis embestidas son cada vez más rápidas y fuertes. Empujo como un bestia, estoy desatado como si de una tormenta se tratara, la follo sin piedad, ella gime otra vez ya no se si pide más o que pare, me da igual, yo le he hecho gozar, ahora quiero mi premio, su culo estrecho hace su trabajo y tardo poco en llenárselo de un rio de esperma por segunda vez. Me tumbo derrumbado totalmente, no puedo más, me duelen los huevos, pero tengo una sonrisa delatara.

Nos besamos en los labios, miro su cara pecosa, su pelo revuelto, ¡qué suerte tengo!, nos besamos, ella se va a la ducha mientras ver un espectáculo como su trasero desnudo y rezumando mi esperma es algo que me pone brutísimo así que la sigo a la ducha. Allí la froto entera con suavidad, mis manos avanzan por todas partes, mientras la voy impregnando con el agua tibia y frotándola con el gel de ducha, ella me limpia el rabo frotando vigorosamente, no puedo más. La pongo de espaldas y la follo otra vez, ella grita y a mí me gusta que lo haga, me pone cachondo escuchar sus aullidos. Está cachonda otra vez, y la follo esta vez no hay aguante que valga,  la penetro como los toros salvajes, a lo bestia, dándole azotes, no aguanto mucho esta vez y la saco de su coño que pueda comerse mi lefa. Ella me mira con sus ojazos mientras se lo traga todo.

Nos secamos entre bromas, besos y caricias, me siento feliz y pleno, lo que iba a ser un fastidio de atasco se ha convertido en algo fabuloso. Nos vestimos y ella me dice:

-       Cariño, ¿recoges tú al niño de casa de tus padres, mientras yo a casa y hago la cena?

-       Lo que tú digas, chati, ¡nos vemos en casa!. -Le contesto mientras le doy un azote al tiempo que salimos del hotel.

Doc.