Atado y sometido por un machito (parte 1)

¿Recordáis a mi amigo Fer, el del trío improvisado? Pues volví a quedar con él hace poco, y probó todos sus juguetes conmigo.

Pasión. Está dentro de todos nosotros. Durmiendo. Esperando. Y aun sin desearlo, sin pedirlo, se desata. Abre sus fauces y aúlla. Nos habla. Nos guía. La pasión nos gobierna a todos y nosotros obedecemos. ¡Qué remedio nos queda!

La pasión es la fuente de nuestros mejores momentos: la alegría de vivir, la claridad del odio y el éxtasis del dolor

Quienes me conocen, incluso vosotros que me habéis leído en varias ocasiones, saben que a nivel íntimo tengo dos pasiones ocultas, la primera, es que si encuentro a un tío que consiga hacerme ver las estrellas follando, me gusta poder repetir con él cuantas veces haga falta (llegando incluso a establecer buenas relaciones de amistad y colegueo gracias a dichas quedadas para follar); la segunda, es que a pesar de que por mi aspecto físico mucha gente no se lo cree, me flipa ser completamente sometido mientras me follan, sentirme un juguete en manos de dicho tío y que él tenga el control total sobre mi cuerpo y mi mente en ese momento.

Ahora bien, ¿Qué ocurre cuando consigues juntar ambas cosas? Es decir, si consigues repetir quedada con un pedazo de tío que te dejó de lo más satisfecho con las folladas que te metió, y encima sabe muy bien como dominarte y hacerte sentir totalmente suyo.

Pues pasa ni más ni menos, que vives una tarde como la que os vengo a contar.

Aquellos que hayáis seguidos mis relatos incluidos los primeros de todos, quizás recordéis a mi amigo Fer, al cual conocí por Grindr la misma tarde que había quedado con otro buen follamigo llamado David. Si es así, también recordaréis que, fruto de la casualidad, acabé organizando un trío esa tarde con los dos, que me regalaron unas buenas folladas con doble penetración incluida. (Os remito a las dos partes de “Casualidad tras casualidad y toma trío”)

Por poner en situación, Fer es un chico que actualmente tiene 33 años, moreno con el pelo corto, de ojos verdes igual que los míos, un cuerpo fibrado sin exagerar, pero muy cuidado, depilado, con un pendiente de aro en una oreja y otro en el tragus de la otra oreja, y un rabo de 19 cm que permanece permanentemente duro incluso tras correrse un par de veces. Es lo que se dice todo un machito.

La cuestión es que, aunque ambos mantuvimos el contacto tras aquella quedada, vino la época que todos conocemos y no voy a recordar aquí, y lo de quedar de nuevo resultó imposible. Es por ello que, hubo que esperar hasta casi el pasado invierno, conmigo instalado en mi actual casa, para conseguir que se diera la oportunidad de volvernos a ver

Algo que me encanta de Fer es lo mucho que se calienta cuando le mando fotos o vídeos donde muestro bien el culo; si, sé que siempre digo que mi culo y mis piernas son mi punto fuerte, pero creedme, no es que me lo tenga muy creído, es que así me lo suelen hacer saber los tíos. Por ello, aunque lo de quedar era jodido, muchas veces le amenizaba las tardes enviándole un buen book de fotos mías en posturas de lo más insinuante, que recibían comentarios del tipo “me pones enfermo con ese culazo” “que gorda me la pones tío” y otros similares que me hacían sentir tan cachondo como orgulloso.

La tarde que todo esto ocurrió, yo estaba que me subía por las paredes porque llevaba días necesitado no sólo de un polvazo, si no de que, literalmente, me dejaran en la cama totalmente exhausto a pollazos, sabía que Fer era el hombre que buscaba para conseguirlo. Y precisamente, porque la perseverancia es una virtud, una tarde de noviembre del año pasado conseguí por fin lo que llevaba meses buscando: volver a calentar a este machito hasta tal punto que decidiera volver a visitarme.

Todo comenzó cuando dicha tarde, mientras terminaba unas cosas en el trabajo, le vi en línea y decidí saludarle e iniciar una de mis tandas de fotos de las que le volvían loco: en slip marcando culazo, totalmente desnudo exhibiendo todo mi ojete con una pierna apoyada en el escritorio, con las piernas echadas hacia mis hombros etc. Y los comentarios no se hicieron esperar:

-Buaa cabronazo, me la estás poniendo gordísima – decía él a través del WhatsApp

  • ¿Te gusta eh cabrón? ¿Tienes ganas de volver a reventarme? – le decía yo para picarle

-Cuando te pille te voy a llenar de polla, vas a flipar.

-Pues ven hoy mismo a verme y me lo demuestras ¿No?

El anzuelo ya estaba echado, pero sabía que iba a necesitar la táctica definitiva para convencerle. Fer era todo un semental dominante y lo que más le flipaba de mí, además de mi culo, era lo zorra y sumiso que podía llegar a mostrarme…así que sabía perfectamente que foto tenía que enviarle y así hice, obteniendo rápidamente su respuesta.

-Jodeeeeeer cabronazo!!!

Y no era para menos: en la foto salía totalmente en bolas, colocado a 4 patas en el suelo y con las manos echadas sobre mi espalda simulando estar atado; si le sumamos en el la foto se veía bien todo mi ojete depilado y perfectamente expuesto, listo para ser invadido, sabía que le había tocado la fibra (y algo más que la fibra) a mi colega.

-Sabía yo que te gustaría ver esto – le respondí yo – ya sabes que puede ser todo tuyo cuando quieras

-Bufff…me la has puesto mazo gorda tío, estoy empapando los gayumbos ahora mismo….escucha, salgo de currar a las 19.00, ¿En donde vives ahora?

¡¡Si señor!! Lo había logrado. Mi colega el machito de erección permanente me iba a dar lo mío esa tarde. Así que, le pasé mi dirección y le dije que me avisara cuando estuviera a punto de llegar.

  • ¿Quieres que te espere de alguna forma en especial? – al decir eso me refería a con algún tipo de ropa… o sin ella, pero Fer entendió la pregunta como quiso

-Así – dijo reenviándome la foto que le había pasado a cuatro patas simulando estar maniatado – quiero que me esperes así tumbado.

-Tú mandas tío, así se hará – fue toda mi respuesta.

  • ¿Ah sí? Entonces… ¿Vas a ser totalmente mío, a mi completa voluntad, toda la tarde?

-Pues claro que sí

Y es que por supuesto, a ese pedazo de semental no iba a decirle que no, más cuando la idea en sí me daba muchísimo morbo. Como bien os he dicho, se iban a juntar las dos cosas que más morbo me producen: follar con un machito semental de los buenos, y ser totalmente sometido por él.

-Así me gusta, putita. Sobre las 20.00 estaré en tu casa.

La tarde se me hizo excesivamente larga, porque sólo estaba deseando llegar cuanto antes a casa, prepararme un poco y recibir a mi colega para disfrutar de una buena sesión de sexo que me dejase satisfecho y agotado. Pero aún me quedaba un detallito que gestionar, y este era ni más ni menos que hablar con uno de mis compañeros de piso para asegurarme de que no iba a estar en casa…y no, no había necesidad de inventar ninguna excusa, tenemos confianza suficiente para pedirnos estos favores sin problemas.

-Ey tío – le escribí a mi compi por WhatsApp - ¿A qué no tienes problema en no estar por casa sobre las 20:00 más o menos?

  • Miedo me da hasta preguntar jajaja – me respondió él.

  • Pues ya sabes, no preguntes, sólo salte a dar una vuelta o algo ;) – le respondí yo al momento

  • Tranquilo, a las 20:30 tengo clase de escalada, así que iba a salir igualmente

  • De puta madre tío, me das la vida en serio – le agradecí

-Nada hombre, otras veces lo has hecho tú por mí - y era totalmente cierto.

No os he hablado mucho de mis compañeros de piso porque realmente ninguno de ellos es ni será nunca protagonista de mis relatos por varias razones: ambos son totalmente heteros (y me refiero a 100% heteros, sin una pizca de heterocuriosidad corriendo por sus venas), y por encima de todo son amigos, especialmente el que me hizo el favor aquella tarde, que ya era uno de mis mejores amigos antes de que viviéramos juntos. Y precisamente por la amistad que nos unía, algunas veces el me había pedido el favor de dejarle la casa libre por la tarde para llevarse a alguna chica y yo lo había hecho sin problemas, así que ahora le tocaba a él. Por cierto, es innecesario decir que los dos saben perfectamente que soy gay, y es más, saben perfectamente sobre mis gustos en cuanto a tíos, sumisión etc…en ese sentido si que son muy curiosos, si…

Y si, se que un relato en el que fuera la putita de estos dos sería la ostia, pero no va a ocurrir y tampoco fantasearía nunca con ello por escrito…si bien he de decir que están considerablemente buenorros ambos. Ala, os dejo fantasear a vosotros con la idea.

Finalmente llegué a casa, y ahí me encontré con mi compi que me saludó sonriéndome con cierta malicia ante lo que sabía que pasaría en un rato. Me metí a la ducha para afeitarme, limpiarme bien el cuerpo (especialmente el ojete) y rasurarme bien toda la zona para que Fer la encontrar tal cual la había visto en la foto. Tras ducharme me vestí momentáneamente con una camiseta deportiva de tirantes, unos pantalones largos de entrenamiento negros con una franja blanca en los lados que me hacían un culazo de vicio, y unos slips de tipo camuflaje que me flipaba. ¿Por qué tanto rollo con la vestimenta si me iba a durar más bien poco, pensaréis? Porque me flipa verme con ropa morbosa antes de una quedada, sin más.

Cuando quise darme cuenta, era casi la hora, y en ese momento mi compi estaba terminado de preparar su mochila y se despidió de mí deseándome con una sonrisa pasarlo muy bien, mientras por WhatsApp, Fer me decía que llegaba enseguida y que cuál era mi piso. Es por ello que, nada más salir mi compi, el telefonillo sonó y yo abrí al semental de mi follamigo, para comenzar rápidamente a desvestirme y que Fer me pudiera encontrar tal cuál quería. Mientras dejaba mi ropa y mi móvil en la habitación, vi que mi compi me había escrito el siguiente mensaje:

-Si el que me acabo de cruzar es tu amiguito, te diré que parece bastante guapo a pesar de la mascarilla, y que te prepares bien porque lleva una mochila en la que no creo que lleve la merienda precisamente.

Buffff, joder aquello si que no me lo esperaba, el muy cabrón se habia debido traer algunos juguetitos para amenizar la quedada...desde luego esa tarde iba a ser más inolvidable de lo que esperaba.

Finalmente, escuché la puerta de la entrada abrirse, y yo me coloqué en el suelo del salón en la posición que Fer me había pedido, como el sumiso obediente que soy. Y desde luego, el efecto de aquella posición era el que buscaba, ya que a los pocos segundos escuché una respiración entrecortada y un jadeo, seguido de un…

-Ufff…jodeer, vaya bienvenida guapa

Mientras sonreía por la reacción, conseguida, intenté levantar levemente la cabeza para saludar a mi colega, pero este tenía sus propios planes

-Eyyy – dijo haciéndome agachar la cabeza de nuevo y agarrándome fuerte de las manos - ¿Quién te ha dicho que te gires? Así estás perfecto

Yo me limité a jadear y aquel contacto hizo que mi polla empezara a erguirse y a ponerse apuntando hacia mi cabeza, y alcanzó el máximo de su dureza y longitud instantáneamente porque, sin darme tiempo a reaccionar casi, noté como algo muy tibio y húmedo empezar a invadir mi ojete mientras mis manos seguían estando sujetas. Así es, aquel machito quería jugar fuerte y sin siquiera desvestirse había empezado el juego con una comida de ojal como sólo un experto puede darme.

-Ahhhhh…diooos…joder que bueno – dije disfrutando de su lengua en mi interior

  • ¿Te gusta verdad zorrita? Claro que sí, te encanta exponer tu agujero y que te metan cosas en él…pues esta tarde te vas a hartar.

Yo me limité a decir un “sí” entrecortado por el placer que estaba sintiendo, y me abandoné por completo a la comida de ojete que Fer me estaba regalando. El tío era una puta máquina sin duda, metía su lengua todo lo dentro que podía y la movía en círculos haciéndome perder la cabeza en el proceso. Otras veces, se dedicaba a hacer un metesaca de la misma, prácticamente violándome con su lengua.

Yo no podía parar de gemir, sintiéndome más puta que nunca, y más considerando que en ningún momento Fer dejó que pudiera incorporarme, ni darme la vuelta, ni (muy a pesar) tocar mi polla que estaba a punto de estallar con los estímulos que no dejaba de recibir en mi recto.

-Eso es, gime bien, como la puta que eres – dijo a la vez que me daba un fuerte azote en cada una de mis cachas – joder, que pedazo de culo tienes, me podría pasar el día así.

-Bufff…puees…hazlo…soy…todo tuyo – decía yo entrecortadamente, casi con lágrimas en los ojos fruto del placer que me estaba proporcionando.

Cuándo Fer decidió que sólo su lengua era insuficiente, decidió empezar a alternarla con sus dedos, los cuales introducía lo más al fondo que podía para luego moverlos en círculos, consiguiendo así estimular lo mas hondo de mi ser. Mi polla estaba casi pegada a mi abdomen y me dolía de lo dura y caliente que la notaba, mis cojones estaban inflados acumulando lefa que pedía a gritos ser liberada, y yo me sentía en la puta gloria estando a merced de aquel machito.

-Ahhh…ahhhhh…ahhh diooos Feeeer…que gusto joder….vas a conseguir que me corra…Ahhhhh – decía yo vocalizando malamente producto de la postura y el calentón.

  • ¿Te quieres correr putita? Claro que sí, venga, voy a hacer que te corras de gusto, pero nada de tocarte tu eh, ya me encargo yo – dijo a la vez que llevaba una de sus manos a mi polla mientras con la otra seguía estimulándome el ojal alternamente con su lengua.

Yo no podía más, entre el placer físico que estaba sintiendo y la sensación de sometimiento que tenía estando a cuatro patas, con el culo en pompa y las manos hacia atrás, sin participar activamente en nada, estaba al borde del orgasmo permanentemente…y hubo un momento en que sobrepasé dicho borde y finalmente me corrí como un auténtico animal, empezando a derramar esperma sobre el suelo del salón, mientras soltaba gemidos ahogados.

-Eso es, ahí, ahí, córrete bien guarra…joder, que caliente estabas eh…pero creo que no tanto como estoy yo desde que vi tus fotos antes – decía Fer mientras continuaba masajeando mi interior con sus dedos y mi polla, pero cada vez más lentamente, hasta que finalmente mi orgasmo terminó.

Tras ello, Fer me hizo saber que podía darme la vuelta, lo cuál hice casi mareado mientras me recuperaba del placer que había experimentado, y al hacerlo volví a ver la cara de vicio que tan loco me volvía. Se notaba que venía del curro, porque llevaba un jersey de cuello de pico de color morado muy “de vestir” y unos pantalones beige tipo chinos, en los que lo más llamativo era el pedazo bulto que se marcaba en ellos y que parecía que los fuese a hacer reventar, así como una mancha de humedad a la derecha de la cremallera, justo donde la cabeza de su rabo estaba apoyada. Casi como hipnotizado, llevé mi mano a esa zona y empecé a acariciarla por encima de la tela.

  • ¿Has visto como me tienes? Estoy to mojao tío, me has puesto malísimo recibiéndome así – tras decir eso, se echó casi encima de mí mirándome fijamente a los ojos y a escasos centímetros de mi cara – eres el mejor tío – dijo antes de empezar a comerme la boca casi con la misma pasión que me había comido el culo hasta hace 2 minutos escasos

En esa posición permanecimos un rato, los dos tirados en el suelo, yo en pelotas y él encima de mí cada vez con menos ropa porque yo me iba encargando de írsela quitando despacio, hasta que su torso quedó al descubierto y sus pantalones acabaron en sus tobillos, por lo que notaba todo su miembro duro y húmedo chocando contra el mío bajo la tela de sus slips de color azul marino.

-Joder, me encanta tu rabo tío…quiero comérmelo entero

-Ahora va a ser todo tuyo mi putita…venga, vamos a tu habitación.

Los dos nos levantamos, y mientras Fer se terminaba de despelotar, yo limpié con papel mi corrida del suelo (aunque necesitaría darle un buen fregado después) mientras me fijaba en que, efectivamente, mi colega había traído una mochila que estaba apoyada en el suelo.

-Anda, ¿Qué traes ahí? – pregunté haciéndome el inocente

Fer me miró poniendo de nuevo su sonrisa de vicio y me dio un buen muerdo en la boca mientras me sobaba el culo

-Lo vas a saber en breve, anda, vamos a tu cuarto- dijo antes de darme un buen azote en el culo.

Una vez en mi habitación, Fer me hizo ponerme de rodillas en la cama mirando hacia él y acercó todo su paquete duro y húmedo aún dentro de sus slips azules a mi cara.

  • ¿No decías que querías comerme el rabo? Pues te vas a hartar de rabo chaval

Y yo empecé a esmerarme como a mi me encanta, consiguiendo ser yo el que esta vez le hiciera ver las estrellas con mis lamidas, en las cuales me entretenía especialmente en la punta, que cada vez se notaba más gorda, caliente y palpitante, y que casi se transparentaba por debajo de la tela debido a la humedad de mi saliva y todo su líquido pre seminal. Hubo un momento en que Fer ya no aguantó más, y terminó de quedarse en bolas, haciendo que su cipote saliera disparado y me empapara la cara de precum, para posteriormente metérmelo en la boca sin consideración ninguna.

-Buaaaa si, eso es, que bien sabes comer rabo cabrón…así así, trágatela hasta el fondo como tu sabes…Buffff - decía él mientras agarraba mi nuca para guiar la mamada

Con esas palabras Fer sólo conseguía encenderme cada vez más, tanto que mi polla, que no había llegado a relajarse del todo, volvía a estar totalmente erguida, con mis pelotas bien infladas y pegadas a la base otra vez. Continúe esmerándome con mi mamada, a veces llevando yo el ritmo, y otras dejando que lo marcara él, pero siempre engulléndola hasta la base y sacándola lentamente otra vez mientras hacía círculos en su capullo con mi lengua; sabía que eso hacia perder la cabeza a cualquier pavo, y Fer no era la excepción, ya que cada vez agarraba mi nuca con más intensidad y me hacía mantener sus 19 cm en mi interior por más tiempo, haciéndome ahogar en varias ocasiones.

-Así, así putita…joder que bien la chupas…bufff y lo que más me gusta es que no uses las manos para ello. Es más, eso me recuerda a algo

Fer retiró su polla de mi boca y se puso a buscar en su mochila

  • ¿Qué buscas? – pregunté bastante caliente haciendo mil cábalas con lo que podía haber traído

-Pues el primero de los juguetes que vas a probar hoy, y con el que me aseguraré de que tragues sin parar.

Finalmente, Fer extrajo de su mochila un aparato que no había visto en la vida, pero que a simple vista parecía una quijada como las que se les ponen a los caballos para montarlos. Ante mi cara de sorpresa, Fer se río sin perder su mirada de vicio ni un momento.

  • ¿Qué? ¿No habías visto nunca uno de estos?

  • No para una persona – dije con sinceridad teniendo en cuenta a lo que me estaba recordando ¿Es para montarme o que?

-Jajajajajaja, montarte no dudes que te voy a montar, pero no, esto lo voy a poner en tu boquita para mantenerla abierta y podértela follar como si fuera un coñito, sin que la puedas cerrar.

Joder…puto cabrón morboso…o sea que aquello efectivamente venía a ser el equivalente a una quijada sólo que no para caballos precisamente. Por un lado, me daba algo de miedo que pudiera hacerme daño con ella, pero por otro lado…buaaa…me daba un morbo que te cagas el sentirme tan vulnerable…y mi polla me lo hizo saber palpitando varias veces contra mi abdomen

-No te preocupes eh niño – dijo Fer que debía haber vislumbrado mi cara de preocupación – si te duele paramos, no te quiero hacer daño – mientras decía esto último me revolvió el pelo con ternura.

-Adelante, haz conmigo lo que quieras tío – dije entregándome por completo a él.

Y así, mi colega machito me colocó aquel artilugio en la boca y lo ajustó para conseguir mantenérmela abierta, obviamente sin exagerar y preguntándome en todo momento si me dolía (a lo cuál yo solo podía limitarme a negar con la cabeza). Cuando todo estuvo listo, volvió a hacerme colocar de rodillas en la cama, y me enchufó de golpe su cipote, que no había perdido un ápice de dureza, hasta el fondo de mi garganta mientras me agarraba del pelo.

La sensación era muy rara, no voy a mentiros, el tener aquel aparato puesto no era muy agradable que digamos ya que no me dejaba tragar saliva bien (cosa que para lubricar bien su polla era perfecto) y me hacía algo de daño en las comisuras de la boca, pero la verdad es que al lado del morbo que me estaba proporcionando aquel semental, todo era bastante aguantable.

Fer por su lado, disfrutaba como un niño con un juguete nuevo (nunca mejor dicho), el muy cabrón me hacía tragar polla sin descanso y aquello se notaba que le ponía de lo más cerdo, porque sus ojos se ponían incluso en blanco por momentos.

-Diooos, que puto gusto da follar una boquita así, que ganas tenía de probar esto…jodeeer, que boquita tienes niño… ¿Te gusta ser mi putita eh?

Yo obviamente no podía articular palabra, pero cuando me daba un poco de tregua, me limitaba asentir con la cabeza. Estaba viviendo un conflicto de emociones, ya que, si bien el llevar aquel invento me molestaba más y más por momentos, sentía tal morbo al verme así de sometido por aquel machito que mi polla palpitaba constantemente contra mi abdomen fruto de la excitación.

-No voy a aguantar mucho más joder, te voy a preñar esa boquita de chupapollas que tienes, ¿Quieres que lo haga eh? – dijo el muy cabrón sonriendo aprovechando que obviamente no podía decir si o no…si bien era obvio que no iba a negarme a eso

Fer aceleró sus embestidas hasta que finalmente, soltando un fuerte gemido, me hincó del todo su rabo tocando mi garganta casi con la punta, y mientras me agarraba de la boca por los lados de la quijada, empezó a inundarme con su leche, la cual no tuve más remedio que engullir sin dejar una sola gota. Ya había visto a Fer corriéndose anteriormente pero aquel orgasmo debía ser de los mejores que había tenido en su vida, su cuerpo prácticamente se convulsionaba con cada chorro de lefa que introducía en mi interior.

Finalmente llegó el relax, y mi machito aflojó tanto sus embestidas como el agarre de la quijada con sus manos, sacando su rabo todavía duro de mi boca…ya sabéis que si por algo destaca Fer es porque su empalme tarda mucho en bajar. Una vez repuesto, se apiadó de mi y me liberó de la quijada, lo cuál agradecí bastante porque empezaba a ser hasta doloroso el tenerla.

-Buaa niño, de verdad que eres increíble – decía Fer aun respirando entrecortadamente – me he corrido como un puto animal

-Ya lo he notado, me ha ido directa a la garganta…casi me llegas a un pulmón cabronazo jajaja – le respondí mientras me tocaba las comisuras de la boca, un poco doloridas por haber llevado aquel juguetito durante todo el rato que duró la mamada

-Jajajaja, te dije que esta tarde ibas a ser totalmente mío y así va a ser. Esto no ha sido más que el comienzo chavalito, aun te tengo unas cuantas sorpresas más.

Ante aquella declaración de intenciones sólo pude suspirar de gusto ante la perspectiva de lo que podía aguardarme, ya que sin duda en esa mochila cabían bastantes juguetitos que, conociendo a mi colega, serían a cada cual más morboso.

Desde luego, el haber hecho una mamada con aquella quijada puesta que no me permitía cerrar la boca había sido, aunque algo doloroso, una de las experiencias más morbosas de mi vida.

Y lo mejor, es que no iba a ser ni la última ni la mejor que viviría aquella tarde…

CONTINUARÁ

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A veces duele más de lo que podemos soportar. Si pudiéramos vivir sin pasión, tal vez encontraríamos algo de paz, pero estaríamos vacíos. Habitaciones vacías, destartaladas y húmedas. Sin pasión, estaríamos realmente muertos.

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Tengo que comenzar dando las gracias a todos por la magnífica acogida de mi anterior relato. Sois los mejores ;) Y gracias a dicha acogida, aquí tenéis un nuevo relato de otra de mis recientes experiencias que espero que disfrutéis, no sé si tanto como la disfruté yo (es jodido llegar a eso sólo con una lectura), pero si aproximadamente.

Un fuerte abrazo y prometo traeros otro relato pronto.

Álex