Atado por un desconocido

Se despertó atado y con los ojos vendados

Se despertó sintiendo un cosquilleo delicioso. Una sensación húmeda y cálida recorría su miembro, que crecía lentamente. No podía moverse, se había despertado inmovilizado de pies y manos, notaba como unas correas apretaban con fuerza sus muñecas y sus tobillos, tensando sus brazos y piernas a modo de x, y un pañuelo negro tapaba sus ojos. Unas manos recorrían su torso mientras una lengua hábil y mojada viajaba rapidamente por su miembro, hasta engullirlo en una boca anónima. Un leve suspiro escapó de su boca, que estaba tapada con lo que parecía probablemente una prenda de ropa interior. Estar atado le asustaba y le excitaba a la vez. No sabía quien le estaba haciendo esto, ayer recibió un anónimo diciendo: por fin serás mío. Le pareció una broma, aunque algo hizo que sintiese una leve excitación al imaginarse siendo abordado por un desconocido. Se acostó sin darle importancia, y ahora se encontraba preso en su propia cama, indefenso y tremendamente excitado. Su erección era tan grande que la tirantez de su piel le dolía, sentía como aquella boca disfrutaba mamando su miembro, notando cada vena, cada gota de líquido preseminal que brotaba sin cesar de su glande, rojo y caliente. Aquellas manos ahora apretaban sus pezones, siempre le había excitado que se los tocaran, y parecía que aquél desconocido sabía perfectamente qué debía hacer en cada momento para mantenerle duro.

Notó que algo frío tomaba contacto con su culo, un artilugio entraba en su esfínter penetrando sin piedad dentro de él, podía notar cada centímetro entrando, a veces retrocedía brevemente para entrar más a fondo, hasta instalarse por completo en su interior. Aquella pieza quedaba perfectamente encajada entre sus nalgas, ahora húmedas por el lubricante utilizado. Mientras continuaba mamando notó como aquella cosa empezaba a moverse en su interior, vibraba y penetraba su culo haciendo que su polla palpitase con energía dentro de la boca del desconocido. Al tener los ojos vendados sus sentidos estaban agudizándose, ahora el tacto de su cuerpo era más preciso, y podía notar que su asaltante estaba también desnudo, podía notar sus brazos algo peludos, sus piernas, y su miembro húmedo contra su pierna, que también estaba duro. Su olor era interesante, no desprendía ningún perfume, pero le resultaba tremendamente familiar. Por un momento pensó que se iba y lo dejaba a merced de aquel vibrador, ya que notó como se apartaba, pero simplemente cambiaba de posición...ahora su cuerpo estaba completamente encima, y al extraer la prenda de su boca pudo inhalar aire suficiente antes de sentir como el mojado miembro de aquel desconocido entraba sin oposición en su boca, hasta ocupar cada centímetro de su garganta. Empezó a follarle la boca mientras volvía a mamarle su miembro, y apretaba aquél vibrador en su interior, acelerando las contracciones con probablemente algún mando o botón. Siguió disfrutando de su presa por un tiempo, hasta que liberó su boca y apoyó su culo, invitándo a su presa a poseerlo también con la lengua. Su culo era suave y pequeño, y podía notar lo estrecho que era su esfínter. Entró su lengua con violencia en su interior, como única manera de oponerse a su captor, que ahora suspiraba de placer. Dejó que aquel beso continuase mientras acariciaba todo su cuerpo, pero codició pronto otra cosa. Se giró y se puso a horcajadas, ensartándose por fin su miembro, que padecía un tormento de rigidez y excitación. Entró en su interior con dificultad, pero el peso hizo su trabajo, y pronto empezó a cabalgarle con fuerza. Podía notar el abrazo de su esfínter en su miembro, como lo apretaba y soltaba, entrando y saliendo con energía. Aquello le estaba resultando demasiado intenso, follando y siendo penetrado por aquel vibrador, gimiendo sin poder evitarlo le dijo...para! Pero simplemente le tapó la boca con la mano, metiendo sus dedos suavemente y acariciando su lengua, y aceleró la cabalgada, mientras se masturbaba encima, y notó como empezó a correrse sobre su pecho, y al notar el semen en sus labios empezó a correrse en el interior de su captor, soltando varios chorros calientes que empezaron a salir también por sus nalgas. Se separó de él, y se marchó sin decir nada. Estaba todavía atado, y su captor le había dejado solo y exhausto, todavía con aquél aparato en su interior, que irremediablemente le provocaría un nuevo orgasmo, sin saber si su amante anónimo volvería o no, una sonrisa apareció en sus labios.