Assaisonnement de lamour à paris 7

Cerró la puerta acomodando el carrito que llevaba sobre él las copas y el champagne dentro de la hielera de acero inoxidable, se dio la vuelta para volver a la cama pero Anaelle la tomó por sorpresa o más bien la tomo por sus muslos levantándola y pegándola contra la puerta.

Estaba atardeciendo cuando Anaelle estaba llegando a “La Galoche de Aurillac” , no era la hora en la que empezaba su turno, pero pensó que después de haber visitado a su padre y de haber recogido a sus mascotas (Que estaban más que contentos de verla de nuevo), que debía ir hablar con el chef Gaspard, ella estaba consciente de que no sería un rato agradable, pero debía hacerlo tarde o temprano, así que después de un pequeño paseo con sus amigos de cuatro patas y de dejarlos en su modesto piso, se dirigió hasta allí. A esa hora normalmente no había nada de movimiento en el restaurant, así que le sorprendió escuchar un bullicio cuando llegaba y mientras se estaba acercando a la puerta apareció Juillet notablemente molesta y detrás de ella venia Gaspard diciendo una sarta de barbaridades, que creo será mejor no mencionar ¡Vaya que estaba bastante cabreado!

Juillet: ¡Amiga volviste! –Le dijo, mientras la abraza fuertemente– Vamos tienes que contarme como te fue.

Gaspard: ¡Y te llevas a tu amiguita también! –Les grito aun estando en la puerta, Anaelle prefirió no prestarle atención alguna y solo le dio la espalda al encolerizado hombre, tomó la mano de Juillet dirigiéndola hasta su auto, ésta le pidió que fueran a algún café pero Ana ya estaba realmente cansada y no quería dejar más tiempo solos a sus queridos lobos, así que condujo hasta la Ruechanoinesse, en el camino le fue contando su experiencia en Rusia, que se le hizo un tanto difícil pues manejaba, hablaba con Julliet, quien no esperaba a que Ana terminara de responderle una pregunta cuando ya le estaba haciendo otras tres, y también le respondía algunos mensajes a Nikoskys “ ya te extraño” -Ana sonría con sus mejillas ruborizadas-.

Juillet: Yo creo que ya te hemos perdido jajaja

Ana: ¡Oh vamos, calla! jajaja

Llegaron a su piso y Juillet se lanzó en el sofá, tal cual como si fuera dueña de todo aquello y el lobo Akicha le siguió acomodándose con ella y colando su cabeza recostada al abdomen de la joven, que parecía que pronto seria presa del sueño, mientras en la cocina, Ana en compañía de Trakret le preparaba un café y para ella se hacía un chocolate caliente.

Anaelle: Muy bien, ¡Despierta!

Juillet: No estoy dormida solo descansaba los ojos –Le decía ya refunfuñando-

Anaelle: Si claro –Le dio un sorbo a su chocolate mientras le acariciaba las ojeras a Trakret- Ahora sí, ponme al tanto de la situación –Juillet se sentó en el sofá, estirándose-

Juillet: Bueno, renunciamos.

Ana: ¿Renunciamos? ¿En plural?

Juillet: Ya lo tengo solucionado –Ya Anaelle la miraba con poca confianza- nos solicitaron en un nuevo restaurant que abrirá, ya tiene algún tiempo en construcción y lo inaugurarán en una semana, ellos llamaron a la escuela y solicitaron a las mejores, y tú sabes quienes son las mejores –ambas soltaron una carcajada al unísono en toda expresión y forma de su ego –Además será una nueva experiencia, la dueña viene de Italia y quiere que la comida sea italiana y francesa-

Ana: Comida italiana ummm... Pues sí, creo que será interesante, pero oye aún falta que nos firmen las…

Juillet: Ya eso está cubierto –Una sonrisa maliciosa se dibujó en el rostro de la amiga de nuestra parisina- el viejo Gaspard las firmó, fue uno de los requisitos para librarse de nosotras, así que solo queda que nos entreguen el Le Grand Diplôme- choco su taza con la de Anaelle, quien solo se limitó a sonreír, tenía un presentimiento de que todo iría bien.

En otro lado de la ciudad, en la habitación de su hotel estaba Nikoskys que había logrado descansar muy poco, luego de mandarle mensajes a Anaelle, encendió su ordenador portátil tomó su teléfono y se pusó en contacto con su amiga y socia.

Niko: Sabine, debes ayudarme.

Sabine: Hago lo que puedo Nikoskys pero solo he podido averiguar lo mismo que te dije la última vez, tu padre está bien, es un hombre inteligente y sabe cuidarse solo –Sabine era una doctora forense, la misma que había ayudado a Nikoskys a hacer parecer algunos homicidios simples accidentes, se conocieron cuando empezó a viajar a España, aunque Sabine era de origen alemán- ahora él es lo que menos debe preocuparte, me preocupa esa niña con la que estas ahora no sabemos si el hombre en cuestión va por ella también –Sabine decía todo esto mientras estaba parada en el medio de la morgue, sin soltar el teléfono tenía un cuerpo inerte sobre una de las mesas cubierto con una sábana, se acercó a un pequeño espejo para acomodar su cabellera rubia que estaba desordenada después de tantas horas de trabajo, observó el delineado negro de sus ojos ámbar, dio una pequeña mirada al cuerpo que estaba sobre la mesa y sonrió tenuemente al tener un pequeño recuerdo de ella misma cuando era niña, la primera vez que estuvo en un lugar así y estaba asustada pensando que las personas se levantarían.

Niko: ¿Que lograste investigar sobre él? –Temblaba con la sola idea de que a Anaelle le sucedería algo, trató de disipar esos pensamientos de su cabeza y revisar los correos que Genia le había enviado desde que le aviso que se marcharía por un tiempo, Sabine por otro lado se acercó rápidamente a su escritorio al escuchar sonar su ordenador y abrió varios archivos.

Sabine: Hasta ahora solo sé lo que rumora, también he estado investigando los últimos negocios que ha hecho tu ex y las personas que ha estado frecuentando, pero no hay nada sospechoso, bueno, nada fuera de lo que ya sabemos, ¡Diablos! odio que nos lleven la delantera… ¿Contactaste con alguien cuando llegaste?

Niko: No, aun no, pero aquí hay ciertos amigos de mi padre que espero estén dispuestos a ayudarme– Niko recordó lo descortés que había sido con el hombre encapuchado y apretó los dientes con fuerza  con algo de impotencia – ¡Ah no se en que estaba pensando, debí hacer eso desde que llegue!- En ese momento sintió su teléfono vibrar en su oído –Espera un momento- revisó el buzón de mensajes de texto, sonrió al ver el nombre de Anaelle en la entrada - Tenemos que hablar – su sonrisa se fue tan rápido como llegó, cosas malas siempre pasaban después de esa frase – San, tengo que salir por favor en cuanto sepas algo nuevo llámame ¡Te quiero!

Sabine: ¡No, Niko espera! – Pero ya Nikoskys había colgado –yo también te quiero cuídate…- a pesar de los negocios que tenían juntas, habían forjado una fuerte amistad, Sabine realmente se preocupaba por ella, sentía que su amiga estaba muy dispersa, se alegraba porque al parecer después de tanto por fin había encontrado a alguien especial, pero temía que el amor le nublara el juicio, suspiró y volvió a lo suyo, tenía que saber quién era la persona que estaba tras Niko.

Nikoskys se cambió rápidamente de ropa, ya se estaba haciendo de noche y tomó un taxi desde el hotel, aun no sabía moverse en la ciudad ni tampoco tenía un carro propio, cosa que solucionaría después, mientras tanto veía por la ventanilla del coche como algunos arboles ya iluminaban las calles de la ciudad con luces navideñas, esta sería la primera navidad que no pasaría en Rusia. Al llegar al piso de Anaelle respiró profundo y tocó la puerta tímidamente, Ana abrió la puerta y no pudo disimular su sonrisa, al verla se acercó a ella y tomándola de las manos la beso en los labios sin pensarlo, Nikoskys se quedó inmóvil por la sorpresa.

Anaelle: Lo siento ¿Yo no…debí hacer eso? –Soltó la mano de Niko al ver que no hacia ningún gesto y dio algunos pasos hacia atrás, pero Niko al reaccionar volvió a tomarla de las manos para acercarse, olvidando así los nervios que había sentido hace algunos segundos atrás.

Nikoskys: Me gusta que hagas esas cosas -Ambas sonrieron con complicidad, Ana la ayudo a quitarse la chaqueta que traía puesta y la colocó en un perchero cerca la puerta, Niko caminó hacia la pequeña sala donde estaban las mascotas de su parisina que esta vez no se levantaron a recibirla, al parecer ya conocían el protocolo, gesto que Niko agradeció. Anaelle le dijo que la esperase allí mientras que ella buscaba algo, se dirigió hacia la cocina, Niko paseo un poco por el pequeño piso y vio la puerta de habitación de Anaelle abierta, no pudo evitar entrar en ella pues cuando vio la cama, recuerdos de la primera noche que estuvieron juntas pasaron por su mente, se acercó, paso su mano sobre la sabanas, y entonces fue cuando algo que no vio aquella noche llamo su atención, una foto en la pared donde Anaelle estaba abrazando a un pequeño niño rubio.

Anaelle: Ese es Jhesvan, mi hermano menor –Dijo mientras aparecía en la puerta de la habitación-

Niko: Es lindo –Se sentó al borde de la cama, dio unos golpecitos sobre ella para que Anaelle se sentara a su lado –Bueno, dime ¿De qué querías hablar?

Anaelle: Lamento si te hice venir, sé que debes estar cansada pero hay algunas cosas por las que siento curiosidad y me gustaría preguntártelas –Niko trago pesado, sabía que le debía muchas respuestas pero aún no estaba preparada para respondérselas, más bien no sabía cuándo estaría realmente preparada ¿Cómo le dices a alguien que tienes doble vida? -¿Quién es Nikoskys Kursabnova?

Niko: Una loca –Dijo Niko después de haber analizado la pregunta, Anaelle enarcó una ceja y Nikoskys siguió hablando- una loca que tuvo la suerte de conocerte –Tomó una mano de Anaelle y esta se sonrojo, pero se separó de ella, levantándose de la cama, quedando frente a Niko –confía en mí -Se levantó y la tomó nuevamente de la mano, acercándose en un semi-abrazo pegando su mejilla de la suya.

Anaelle: Yo elijo confiar en ti, aunque no sé a dónde me lleve eso…-Niko se movió para quedar frente a frente-

Nikoskys: spasiba…-Se acercó más a ella dejando sus labios cerca de los de la parisina, que ya comenzaba a sonrojarse de nuevo –Ahora me gustaría a mí hacer una pregunta- una sonrisa se dibujó en sus labios y bajó sus manos por el cuerpo de Anaelle hasta llegar a su cintura, para así rodearla con sus brazos, apretándola juguetonamente –señorita Anaelle, Anaelle emm Legrand- la parisina no pudo aguantar la risa que le invadía por la actitud que estaba tomando Niko, quien ya empezaba a rozar los labios con los suyos, en ese momento comenzó a sonar su móvil, separándose de ella y dejando a Niko con la pregunta en la boca, en ese momento deseo en secreto poder pisotear con sus tacones aquel maligno artefacto.

Anaelle: Debo irme, pronto me entregaran mi ¨Le Grand Diplôme de Cuisine y Patisserie”- salió corriendo hacia la sala y Niko que estaba sin poder decir nada trataba de seguirle el paso- toma, cierra la puerta cuando salgas por favor- le dijo mientras le entregaba una llave y se ponía un jerseys gris con un abrigo, le dio un beso de despedida que realmente solo fue un apretón de labios.

Nikoskys: ¡Felicitaciones!- alcanzó a gritarle mientras desaparecía por la puerta, estaba algo decepcionada consigo misma por no haber sido más rápida, bueno Niko no pudiste preguntarle nada, pero que te de la llave de su piso es un buen indicio ¿No?

Luego de algunos minutos de fisgonear y evitar a toda costa a los inquilinos de cuatro patas salió de aquel piso y mientras bajaba por las escaleras vio una sombra que bajaba velozmente, le pareció sospechoso y corrió tras el misterioso personaje, salió a la calle y pudo ver que esta persona era alta, llevaba una gabardina negra y un gorro que hacían juego, se montó en un pequeño automóvil verde oliva que pasaba, no pudo verle el rostro pero no estaba dispuesta a perderlo de vista, detuvo un auto que pasaba en ese momento colocándose delante de él, corrió y abrió la puerta del copiloto.

Nikoskys: Necesito que siga a ese coche.

-¿What?- El auto era conducido por un hombre aparentemente de unos de treinta años, americano, bastante confundido por esta mujer de acento extraño que se montó en su vehículo, Niko le lanzo un billete de cincuenta euros.

Nikoskys: ¡We will lose accelerate! –Confundido aquel hombre aceleró y siguió al coche, daban vueltas sin sentido pero Niko no lo perdía de vista, en cambio, el hombre despegaba su vista de enfrente milésimas de segundo para verla, frenaron cuando el pequeño coche verde oliva se detuvo frente a un callejón y el misterioso personaje bajó y caminó adentrándose en él, Niko bajo a toda velocidad y entro al callejón pero no había nadie, gruño frustrada, vio en todas direcciones pero era inútil, le había perdido. Se subió al coche donde había llegado hasta ahí, con los ojos cerrados se masajeaba las sienes, este juego del gato y el ratón no le gustaba para nada, y el americano solo pudo atinar a decir.

-¿You like to have an appointment?


Niko: Ya sé, me precipite pero ¿Que querías que hiciera? ¡Por lo menos debía intentarlo!- caminaba de un lado a otro en la habitación del hotel donde se hospedaba.

Sabine: ¡Por dios Nikoskys! ¿Qué habrías hecho si esa persona hubiera tenido un arma? Es más, ¿Al menos llevabas tu una? –Hablaba alterada ya la forense que aún se encontraba en aquel frio lugar, frente a su ordenador a punto de partir un lápiz entre sus dedos.

Nikoskys: No, me conoces bien… Por favor ya no me regañes más y dime que conseguiste algo.

Sabine: Tengo una idea –Sonrió al ver que le había llegado un e-mails, lo abrió, había un número telefónico- pero de momento no es bueno que sigamos hablando por teléfono, tú ya me entiendes… Creo que cambiare de móvil- anotó rápidamente aquel número en un papel- Por favor procura no meterte en más problemas mientras tanto ¿Ok?

Nikoskys: Gracias por todo San… -Después de colgar la llamada se dejó caer en la gran cama de la habitación, esa persona que se le había escapado sin duda debía estar vigilando a su Anaelle, se sentía terrible por haberla metido en aquel lio, tomó de nuevo su móvil y llamó a aquel hombre encapuchado que trabajaba para su padre, esta vez lo trato con todo el respeto y este la escuchó atentamente, su tarea seria quedarse siempre cerca del piso de Anaelle y vigilar que nadie extraño se acercara; aunque aquel hombre no sentía simpatía por la joven Kursabnova, si la sentía por su padre y acepto el trabajo.

Luego de eso, Niko se dedicó a pasar más tiempo con Anaelle, salían a trotar juntas y cada vez se le hacía menos molesto la presencia de sus mascotas, de noche Ana le mostraba parís jugando a ser una guía turística y Nikoskys en recompensa le contaba algo nuevo sobre ella como por ejemplo, una noche mientras caminaban por la plaza concordia, iluminada con miles de luces navideñas, le contó que en cada navidad desde que era una niña siempre viajaba junto con su padre hacia Veliki Ustiug (una ciudad de Rusia) solo para acudir a un complejo residencial y poder ver al “abuelo frio” que no era más que la versión rusa de papá Noel, Niko no pudo evitar sentir algo de tristeza al pensar que este año no lo haría, Anaelle tomó su mano mientras iban caminando y sintió una gran calidez, le gustaba saber que no estaba sola.

Al día siguiente mientras desayunaban en unos de los tantos cafés que hay en parís, Anaelle le comentó a Niko que empezaría a trabajar en un nuevo restaurante que abriría en pocos días y que le gustaría que la acompañara como su pareja, Niko aceptó encantada luego de hacer un grandísimo esfuerzo para no derramar su jugo de la sorpresa que se llevó, esa misma noche fue a las tiendas para buscar un vestido perfecto para la ocasión. Por otra parte Juillet y Anaelle recibieron por fin su Grand Diplôme .

Una de las tantas noches que salieron a caminar en esa semana, Anaelle decidió llevar a Niko a una de las zonas más exclusivas de la ciudad y me atrevería a decir que el corazón de la misma, instalado en la extremidad norte de la avenida de la Ópera, en el 9° distrito de París, el Palacio Garnier , Niko maravillada con la vista de tan icónico lugar no podía creer en las palabras de Anaelle cuando le decía que su nuevo trabajo seria ahí mismo, en el restaurante l Opera que abriría sus puertas al día siguiente. Niko notó que Anaelle saludaba a algunos de los cuidadores que andaban por ahí, “¿Es que conoce a todos los guardias de esta ciudad o qué?” -Pensó en silencio- mientras seguía admirando la gran estructura que estaba frente a sus ojos, donde resaltaban los grandes ventanales de vidrio que le ofrecían una singular vista hacia sus adentros, donde el rojo era el color dominante y aparecía algo de blanco para dar un toque más elegante, las mesas blancas con sillas rojas hacían juego con el resto de la decoración y una gran escalera de mármol sobresalía. Niko pensó que sin duda sería una inauguración bastante interesante.

El esperado día ha llegado y Niko estaba esplendida para la ocasión, recibía las luces de los flashes que la fotografiaban en su llegada, había mucha gente aglomerada alrededor del palacio de Garnier, para ser la inauguración de un restaurante, parecía la alfombra roja de una noche de premiación de películas, ya habían llegado algunos invitados que estaban siendo fotografiados, pero cuando Nikoskys bajó del elegante coche negro que el hotel le proveyó, con un vestido de terciopelo negro de corte largo, con abertura en una pierna y bordado de diamantes en el escote y su cabello abundante en ondas, todas las cámaras se giraron hacia ella, subió erguidamente las escaleras de mármol, como cual mujer, caminaba sobre 10 cm de altura con aquella serenidad de estar descalza, un hombre con un elegante traje la recibió en la entrada y la invitó a sentarse en una de las mesas principales, Niko no le prestó mucha atención a aquel hombre, buscaba con la mirada a Anaelle, la divisó cerca de las escaleras de mármol parada en línea, con su filipina puesta, junto con los demás cocineros, la prensa les estaba sacando algunas fotografías y no podía moverse pero respondió a la mirada de la rusa con una sonrisa.

Nikoskys resuelve entrar, a Anaelle le gustaría ir tras ella pues detestaba tomarse fotos y estaba aburrida pues por alguna razón Juillet no había llegado, había intentado llamarla pero no respondía el móvil, miraba entre la multitud por si aparecía, en eso mientras miraba a la entrada llego una limosina que causo algo de revuelo entre los fotógrafos, de ella bajo una mujer blanca de ojos azules bastante fríos pensó Anaelle, con una actitud de the worldis mine” un vestido negro ceñido al cuerpo, de espalda descubierta con mangas, su cabello negro iba recogido, saludó a algunas personas mientras posaba para las cámaras, puso un tacón en el primer escalón de la escalera de mármol pero se quedó viendo hacia limosina, esperaba algo. Anaelle le preguntó a uno de sus compañeros quien era la elegante mujer, éste entre murmullos (Pues estaban a la vista de todos) le respondió que era Georgette Cacciatore la dueña total del lugar donde ahora trabajarían, era una empresaria italiana de unos veinticuatro años, que su fortuna venia del mundo de la moda, pero por alguna razón ahora estaba iniciando en el plano gastronómico con este nuevo proyecto.

Creo que Anaelle hizo un magno esfuerzo para que su mandíbula no se desprendiera, cuando pudo divisar a lo lejos que era lo que Georgette esperaba, de la limosina bajó una joven de unos dieciséis o diecisiete años con el cabello recogido, igual que Georgette, dejando a la vista unos pequeños cabellos que caían sobre su cuello, con un vestido de corte alto, color crema con cuello de marinero de cintura ceñida con detalles en encaje, era la misma chica que la había visto en el baño del avión con Nikoskys, la chiquilla sonrientemente se acercó a Georgette enlenzando sus brazos para posar para algunas fotos, cuando se disponían a subir juntas un hombre interrumpió a Georgette, esta le hizo señas a su joven acompañante para que subiera sola, cuando estaba a punto de entrar se giró hacia Anaelle dedicándole una sonrisa coqueta, como cuando salió del baño del avión, Ana sudo frio, la había reconocido.

Dentro del restaurante, a través de los ventanales de vidrio se podía ver que aun habían muchas personas afuera, pero solo habían entrado cien, pues era fiesta exclusiva con las personas más importantes de la ciudad, por cada ocho personas había nueve meseros o eso calcula Anaelle, que ya se sentía una estatua o un trofeo para mostrar, pues esta noche solo le tocaba sonreír y saludar a personas nada más, ya Juillet se encontraba junto a ella, llego antes de que cerraran las puertas, por alguna especie de suerte divina nadie lo notó, Ana le lanzó una mirada inquisidora esperando respuesta, pero a Juillet le pareció más interesante mirar a Georgette que hablaba con algunos invitados mientras tomaba vino, la parisina escucho cuando uno de los meseros decía que faltaban unas bruschettas y focaccia, se ofreció para ir en su búsqueda, el mesero de unos cuarenta años dudo, pues se suponía que los cocineros no moverían un dedo esa noche excepto para el plato principal que ya estaba listo, pero termino aceptando.

El lugar estaba repleto de personas, Anaelle caminaba rápidamente hacia la cocina, al entrar se detuvo un poco para inspeccionarla, era más grande que la de su anterior trabajo pero bastante completa, muy moderna. Divisó las bruschettas/focaccia que buscaba en el medio sobre los mesones clásicos en estas cocinas de acero inoxidable, se acercó para tomarlos y escucho un golpe en la puerta, volteó de inmediato y vio a la joven Cacciatore que clavó sus ojos azules fríos en los suyos, esta comenzó a acercarse a paso lento hacia a ella, Anaelle estaba prácticamente petrificada no sabía si decir algo, pero antes de que lo hiciera la chica ya se encontraba parada frente a ella sin expresión alguna, se quedaron así unos minutos.

–Constanthiene Cacciatore, un placer- dijo, mientras le extendía su mano, Ana aun no sabía que decir, así que la joven siguió hablando- si te lo preguntas no, no trabajaras para mí, es mi hermana la dueña, solo estaré de vez en cuando por aquí para cerciorarme de que todo esté bien –miró a Anaelle de arriba abajo- o tal vez estaré más seguido de lo que esperaba- sonrió de una forma que debo decir que hasta a mí me dieron nervios, esta chiquilla era toda una coqueta en todo el sentido de la palabra, se acercó unos pasos más hacia Anaelle, pero volvió a escuchar un golpe en la puerta, era Juillet que entró corriendo y Constanthiene se apartó mirando algo sorprendida la escena.

Juillet: ¿Porque has tardado tanto? ¡Nos están esperando! –Juillet tomó la bandeja donde se encontraban las bruschettas/focaccia, tomó a Ana de la muñeca para arrastrarla hasta la puerta y salir finalmente de la cocina –Oye ¿Quién era esa? – reaccionó finalmente, pues parecía que para ella había pasado totalmente desapercibida la joven elegante del vestido crema.

Anaelle: Una chica con nombre de hombre, luego te cuento. –“son hermanas, eso explica la mirada tan parecida” pensó.

Y así paso la noche, el evento de inauguració, fue todo un éxito, la gente comentaba sobre el nuevo lugar a gusto, mientras se les servía algunos aperitivos, Niko conversaba amenamente con algunos hombres ya mayores, conocidos de su padre que se había encontrado, pero sin quitarle la vista de encima a su parisina, ya no veía la hora de llevarla a su hotel, uno de estos hombres mayores le presento a Georgette y también se llevó una gran sorpresa al verla tomada de la mano por la chiquilla que había visto en el avión, la saludo secamente.

Georgette: ¿Ustedes ya se conocen? –Les preguntó mientras las miraba a ambas enarcando una ceja.

Constanthiene: Algo así, conozco a su pareja –Respondió igual de seco pero sonriendo tenuemente-

La conversación se vio interrumpida pues comenzaron a servir el platillo principal, que esta noche seria el coq a vin, Niko tomó un asiento cerca de donde estaba parada Anaelle, aunque ella no podía comer “ malditas reglas de etiqueta”

El camino se le hizo una eternidad a Nikoskys, pero finalmente llegaron al hotel, antes de subir a la habitación la joven abogada pidió un servicio de champagne lanzándole una mirada lasciva a Anaelle que solo pudo responderle con una sonrisa nerviosa. Ya una vez en la habitación Niko decidió vengarse de la parisina por no haberle dado tiempo ni de pensar aquel día marchándose y dejándola sola con sus lobos, una vez abierta y cerrada la puerta la tomó dándole un beso fogoso donde sus lenguas bailaron, la llevo hasta la cama tumbándola en ella, con un chasquido de sus dedos unas luces que habían sobre ellas encendieron, Anaelle vió los ojos verdes de Nikoskys que estaban intensos de deseo y Nikoskys viendo fijamente los suyos tomó el vestido que llevaba puesto y lo recogió por sobre sus rodillas dejando una vista muy provocativa de sus muslos, se sentó sobre el estómago de Anaelle sin importarle nada y a ésta tampoco le importaba.

Nikoskys: A ver, háblame del color de tus ojos –Le dijo mientras se quitaba sus aretes y los lanzaba con poco éxito sobre una mesita de noche cercana.

Anaelle: Heterocromia, la tengo desde que nací, se supone que no es muy común, yo la heredé de mi padre -Hizo una pausa, de esas que hacemos cuando recordamos el pasado y tratamos de acordarnos de cada detalle- Niko se levantó un poco apoyándose con sus rodillas dejando ver que llevaba una tanga negra de encaje.

Nikoskys: No entiendo como el primer día que te vi no lo note –Le dijo mientras se dedicaba desabotonar y quitarle su filipina, mientras pasaba una mano de arriba abajo por su pecho.

Ana: Bueno, trató de no hacer mucho contacto visual con las personas… pero tus ojos verdes son hermosos no puedo evitarlo –Niko se inclinó sobre ella hasta pegar sus labios dejando caer su aliento para luego besarla-

Nikoskys: Los tuyos lo son más –Ambas sonrieron, Niko le dio otro pequeño beso cerca de la comisura de sus labios mientras Anaelle le acariciaba las piernas y cuando se disponía a darle otro beso, escuchó que tocaban a la puerta –Espera, debe ser el champagne- se levantó con rapidez para abrir la puerta, no sin antes arreglarse el vestido, una cosa era que su niña la viera así y otra muy distinta era que el botones la viera en esas condiciones, le agradeció al joven dándole una propina, aunque esté agradeció más la vista, pues aunque Niko se había arreglado la parte baja de su vestido no contaba con que su escote también necesitara arreglos. Cerró la puerta acomodando el carrito que llevaba sobre él las copas y el champagne dentro de la hielera de acero inoxidable, se dio la vuelta para volver a la cama pero Anaelle la tomó por sorpresa o más bien la tomo por sus muslos levantándola y pegándola contra la puerta.

Nikoskys: Alguien está un poco ansiosa -Se comenzó a reír mientras la rodeaba con sus piernas, tratando de aprisionarla, pero el vestido no se lo permitía, la parisina notándolo llevo sus manos de la cintura a los muslos de Niko recogiendo todo lo posible su vestido aunque sintió la tentación de rasgarlo, la rusa suspiró y cerró sus ojos al sentir una embestida, la puerta vibró con aquel golpe, Anaelle no le dio importancia, le daba besos al escote de la rusa que se desasía en suspiros, subía y bajaba por su cuello –te amo- se le escapo entre susurros y Ana quedo helada –llévame a la cama, preferiría hacerlo ahí- sonreía, solo sonreía porque sabía el efecto que había causado, y aunque no tenía una respuesta, esperaba algún día tenerla.

Se desnudaron una a la otra y Nikoskys tumbó en la cama a Anaelle, colocándose sobre ella, pegando su cuerpo totalmente al suyo, aun con las palabras dichas en mente la besó lentamente, metió su lengua y sin previo aviso también introdujo un dedo dentro de ella, la parisina gimió ahogadamente no estaba del todo húmeda, pero aun así Niko siguió con su paso lento sin perder de vista la cara de Ana en ninguno momento, era la primera vez que estaba dentro de ella y se sentía extasiada, cuando sintió que debía introdujo un segundo dedo y con su pulgar coqueteaba con el clítoris, continuó moviendo los dedos muy despacio. Duraron varios minutos así, tenía desesperada a Anaelle que ya tenía sobre su cuello y sobre su frente algunas gotas de sudor, en la habitación solo se escuchaba su respiración acelerada, sus susurros repitiendo el nombre de Nikoskys y con ese lento y doloroso pero exquisito ritmo se corrió apretando a Niko con sus brazos y escondiendo su rostro en el hombro desnudo de la rusa para luego caer rendida con los brazos abiertos sobre la cama, Niko le dio suaves besos por todo el rostro.

Cuando sintió que su respiración se normalizo se levantó de la cama dándole la espalda a Anaelle, provocando una erótica vista mientras destapaba el champagne, sirvió en las dos copas, se acercó a paso lento para que su parisina la admirara toda, Anaelle se recostó a medias del cabezal de la cama, Niko se acostó a un lado de ella entregándole la copa y dándole un beso apasionado antes de que pudiera beber, la parisina con el beso entre labios se quejó al sentir que Niko vertía sobre su pecho un poco del champagne helado, sonrió maliciosamente-

Nikoskys: Quiero que brindemos, bueno que brindemos según tu respuesta –Anaelle la miraba expectante- tú me pediste ser tu pareja para esta noche ¿Pero, te gustaría ser siempre mi pareja en todo momento?


-Primero que todo, gracias por valoraciones y comentarios.

-Segundo, quiero agradecer a mi gran amigo A.H por ayudarme con este capítulo y aquí les dejo su blog, escribe cosas interesantes por si les pica la curiosidad: http://ethanisfree.blogspot.com/

-Tercero, ya agradecí por todos los comentarios, pero en esta ocasión quiero agradecer por uno en particular, el de: paty (ID: 958850) Desde un principio me he decidido a terminar este relato, pero debo admitir que se necesita de un empujoncito para terminarlo, por eso gracias por el comentario :) me alegra saber que hay gente a la que les gusta lo que escribo, por eso y por hacer tu primer comentario en mi relato, te mando un fuerte abrazo y saludo, te dedico este capítulo.