Asistente sexual por solidaridad 12
Sigo contando mi experiencia con mi primo, subiendo un poco el nivel
Hola. Lo primero muchísimas gracias por los mensajes, aunque no os conteste os leo con mucho interés y algunos me ponéis muy caliente. Voy a hacer un esfuerzo por sacar tiempo y terminar el relato de mi primo, pues no vaya a ser que tenga otra temporada de estar liada y se quede sin concluir.
Tras mi orgasmo poniéndome las bragas llenas de semen de mi primo, me entraron remordimientos. Ya sabéis, si habéis leido mis confesiones anteriores, que es frecuente que me den esas dudas de si lo estoy haciendo bien. Era mi primo, y aunque sabía por mi tía que llevaba años sin apenas salir de casa mas que para ir al trabajo de media jornada y por tanto no era probable que tuviera novia ni que hubiera tenido sexo con mujeres en mucho tiempo, no sé, me sentí un poco mal. Así que paré el juego. Al domingo siguiente no llevé bragas nuevas ni le hice ningún comentario cuando mi tía nos dejaba solos. Yo le noté muy animado y como intentando sacar el tema disimuladamente, pero me hice la despistada. Iba además con pantalones y camiseta holgada.
Fue al llegar a casa, al abrir la mochilita, que me encontré 50 euros en una bolsita parecida a la que había metido yo mis bragas la semana anterior. La mochilita la dejaba en la entrada de la casa, y era fácil que mi primo lo hubiera metido ahí en cualquier momento. Claramente echaba de menos mis bragas y estaba dispuesto a pagar por ellas una cantidad muy alta para el sueldo que debía tener. Debo confesar que eso me gustó, pero lo que me terminó de convencer fue que cuando llamé a mi tía a mitad de semana me dijo que mi primo estaba mucho más animado últimamente y que incluso salía a dar una vuelta por las tardes. Claramente yo y mis bragas le estábamos haciendo bien.
Así que para el siguiente fin de semana me preparé. Con la excusa de que después había quedado para salir, me presenté con una faldita corta con algo de vuelo y un palabra de honor. El pelo suelto y pendientes, algo raro en mi. Como ya hacía calor, me puse unas sandalias que dejaban ver mis pies desnudos al completo, con un poquito de tacón. Para las braguitas, me puse unas que tienen un dibujo de las supernenas justo delante. Ya veréis por qué.
Nos sentamos antes de comer para charlar, como siempre. Mi primo y mi tía se sentaban en sus sillones, y yo habitualmente también, pero ese día me senté en una silla frente a la mesa y frente a mi primo. Como el sillón era más bajo, tenía una perspectiva estupenda. Con mi tía delante no se atrevía a mirar, pero cuando mi tía se levantó a ver cómo iba la comida, sus ojos se clavaron en mi entrepierna... y yo las abrí para que pudiera ver a la supernena. Sus ojos se abrieron y su mano se fue a la entrepierna de inmediato. Sin ningún pudor empezó a sobarse la polla delante mia con las piernas abiertas. Cuando llegó mi tía cerré las piernas y dije que iba al baño. Mi coño había empezado a soltar flujos y mis bragas estaban mojadas. Las metí en una bolsita y salí, dejándolas en la habitación de mi primo, encima de su mesa, al lado del móvil.
Cuando llegué al salón le dije que creía haber oído cómo le llamaban, se fue extrañado, pero volvió con una cara de morbo increíble, todo con mi tía delante y sin enterarse de nada, afortunadamente. Ahora sí echaba miraditas a mi entrepierna y a la menor oportunidad, volví a abrir las piernas, esta vez para que viera lo que tengo debajo de las braguitas. Mi tía estaba viendo la tele y mi primo se recolocó un poco y empezó a sobarse otra vez. Yo las mantuve abiertas un momento como distraída y las volví a cerrar. No quería que mi tía notara nada raro. Mi primo se levantó y se metió en el baño, no sin antes oir claramente un ruido de bolsa en su bolsillo. Estuvo 10 minutos dentro y yo disimuladamente me limpiaba el flujo con un pañuelo de papel para no manchar la falda ni la silla de mi tía porque estaba supercachonda pensando que mi primo se estaba pajeando ahora mismo en el baño y corriéndose en mis bragas.
Al salir del baño, desapareció un momento y me dijo que creía que me había sonado mi móvil en la mochilita. Yo tenía mi móvil encima de la mesa, pero fui, porque ya sabía lo que habría. Metí la mano y toqué la bolsa. Las braguitas de las supernenas estaban dentro. Al cogerlas me manché la mano de algo viscoso. Uf, el semen estaba fresco. Sé que puede parecer asqueroso, pero estaba tan cachonda que allí mismo, en la entradita, me puse las bragas. Pude notar el semen en mi coño. Por el pasillo me crucé con mi tía que iba a la cocina a sacar ya la comida, así que me senté frente a mi primo con las piernas abiertas descaradamente. Mi primo abrió mucho los ojos al verlas puesta y se corrió, os lo juro. Se agarró la polla, dio un par de empujones con la pelvis y apareció una mancha oscura en el pantalon. Era un chándal y no debía llevar calzoncillos. Debió ser una corrida pequeña, pues acababa de hacerlo en mis bragas.
A mí me puso al punto del orgasmo también. Estaba cachondísima y me puse a ayudar a traer las cosas de la cocina a mi tía. Iba y venía de la cocina contorneándome delante de mi primo, moviendo mucho el culo, agachándome, enseñándole mis bragas corridas. Él directamente se sacó la polla y empezó a masturbarse de nuevo sin perder detalle. Yo le dije a mi tía que no saliera de la cocina que yo ponía la mesa y llevaba poco cada vez para tardar más. Al entrar en el salón le veía con la polla en la mano, semierecta, pajeándose, hasta que dio unos gemiditos y se corrió en el suelo, ya unas pocas gotas. Yo no pude más, me eché a un lado para que no me viera mi tía si venía y allí de pie metí la mano debajo de mis bragas y me corrí casi nada más tocarme.
Ese día habia cocido para comer, y nos vino bien, porque habíamos gastado mucha energía, sobre todo mi primo. Estuvo muy simpático y hablador y yo notaba a mi tía encantada. ¡Si ella supiera alguna vez esta historia!