Asi Proseguí

Queridos lectores hoy voy a contarles lo que me sucedió una vez que conocí el sexo de la mano de quien fue mi pareja hasta que tuvo que ir a cumplir con el servicio militar obligatorio, o sea mi amigo Enrique.

Así proseguí

Queridos lectores hoy voy a contarles lo que me sucedió una vez que conocí el sexo de la mano de quien fue mi pareja hasta que tuvo que ir a cumplir con el servicio militar obligatorio, o sea mi amigo Enrique.

Como recordaran yo estudiaba en el secundario en esa época, y me quedaron algunas materias sin aprobar, por lo tanto me tuve que hacer preparar en el mes de febrero para rendirlas antes de iniciar las clases y poder pasar al curso siguiente.

Mediante un aviso en el diario de profesores que preparan alumnos me conecté con Rene un tipo de unos 28 años aproximadamente que enseñaba en la facultad y para ayudarse preparaba alumnos.

Así fue que me dio un turno de dos horas por día para prepararme en matemáticas, durante la tarde yo concurría de 17 a 19 horas.

Él tenia muy buena técnica y era fácil de hacerse entender y más aun cuando desarrollaba los ejercicios en el pizarrón.

Fueron pasando los días él me daba ejercicios para que hiciera en casa y luego me los corregía. Si bien no me llamaba mucho la atención porque no era lo que se dice un hombre bello, era delgado, de tez trigueña y se veía fuerte en su físico, porque le gustaba practicar ciclismo.

A los diez días de estar en sus clases, me toco concurrir en plena lluvia de esas típicas de verano como tormentas y llegue casi empapado, cuando me vio me hizo pasar al baño, me dio toallas y me preparó un té, me presto una camisa y me quede en calzoncillos. No sé si esta situación de verme casi sin ropas le llame la atención me comenzó a charlar en el descanso que teníamos si yo tenia novia, si ya había tenido relaciones sexuales, lo cual me sorprendió y me quede callado, sin saber que responder pues lo que yo había experimentado con Enrique era un secreto de los dos.

El asunto es que dio en la tecla cuando dijo o acaso no te gustan las chicas y preferís a los hombres. Sentí que se lleno de calor mi rostro, y él con su experiencia me dijo no te pongas mal por lo que te sucede no sos el primero ni el último. Esto que dijo fue como que me hizo tomarle confianza y le dije que me sentía un tanto mal porque si bien había conocido el sexo a través de un amigo mayor que yo este se tuvo que ausentar y lo extrañaba y solo me hacia la paja una y otra vez recordando esos encuentros. Me pregunto si me habían penetrado y si lo disfrute.

Le comente que al inició fue difícil por el dolor que se siente pero que como todo uno se va acostumbrando. La charla fue calentando el ambiente, y el se me fue acercando y a la vez que levantaba la falda de la camisa. Elogio mi culo, diciéndome que lo tenia bien formado. Me advirtió que si no tenía relaciones por un tiempo largo me volvería a doler bastante. Si queres yo te puedo ayudar dijo a la vez que depositaba un beso en mis labios. Esto fue el detonante a toda esa calentura que tenia acumulada dentro de mi juvenil cuerpo lleno de hormonas y con todas las ganas de disfrutar del sexo.

Nos abrazamos como una verdadera pareja de amantes besándonos cálidamente sorbiéndonos la lengua y degustando de nuestras salivas mientras nuestros pingos se levantaban anhelantes de caricias y mimos. El no paraba de sobarme las nalgas por debajo de la tela del calzoncillo y se aventuraba por entre mis nalgas tocando mi palpitante ojete. Por lógica mis manos no se quedaron quietas y fueron en la búsqueda de su bragueta, que se levantaba por la presión que hacia su choto por salir de su encierro.

Con extremo cuidado baje el cierre e introduje mi pequeña mano para sacar su pingo, se me facilitó la tarea porque no usaba ropa interior. Me pareció mas gorda que la de Enrique a simple vista y no era recta sino algo curvada hacia arriba y bastante cabezona, se la sobe con vehemencia corriendo la piel hacia delante y atrás a la vez que veía como se impregnaba su punta con él liquido seminal que exhumaba.

El no se quedo quieto y me quito la camisa y me fue deslizando el calzoncillo hacia los pies y yo termine de quitármelo, mientras Rene se sacaba la camisa, el pantalón y sus zapatos. Desnudos en medio de la sala de estar me tomo de la mano y me llevo hasta el amplio sillón de cuero, allí se sentó con sus piernas separadas y su enorme verga apuntando al techo, sin que me dijera palabra alguna me arrodille entre sus piernas tome su pija y la empece a lamer con dedicación y esmero tal como lo había aprendido lo observaba a sus ojos mientras se la chupaba, la gruesa cabeza chocaba contra mi paladar impregnándome del sabor de su liquido transparente que no dejaba de salir.

Él de a ratos me tomaba por mi nuca acercándome mas aun hacia su tripa gorda, como si yo quisiera escaparme. La dureza de su pija se notaba en sus venas azuladas hinchadas y cuando dejaba de mamar su rico ariete para dedicarme por un momento a sus huevos un hilo de baba colgaba de mis labios y se pegaba al tronco mientras sorbía uno a uno sus huevos cargados de leche. El dulce tratamiento que le estaba prodigando lo llevo a emitir roncos gemidos y me detuvo quitándome de la boca su preciosa pija reluciente de mi saliva que la bañaba.

Me ayudo a ponerme de rodillas con mis antebrazos apoyados en el respaldo del sillón y rápidamente diría que con desesperación se arrodillo detrás de mí entre mis piernas y comenzó a lamer mis nalgas pincelándolas con su lengua para luego dedicarse a la raya del medio y poniendo el mayor empeño en el ojete que se vio acometido a continuación por un dedo, luego dos y hasta tres para ayudarlo a distenderse. No obstante la dilatación provocada y sabiendo Rene que portaba una verga que no era fácil de comerse, me pidió que aguarde un instante y rápidamente se dirigió al baño y regreso con un pomo de crema, me la aplico en el ojete y adentro del mismo, me gire cuando se detuvo y observe como se la aplicaba también en su gruesa poronga.

A continuación se incorporo y dándome un cálido beso en los labios me susurro que todo iba a salir bien, mas bien pense, que todo entraría bien. Con su mano derecha guió su verga y le dio el primer beso a mi ojete anhelante por esconder a semejante intrusa. El empujón siguiente hizo que mi orificio se abriera para darle el ingreso a la abultada cabeza y no voy a decir que grite pero me saltaron las lagrimas y tuve que morder el respaldo del sillón, Rene se dio cuenta de mi temblor en todo el cuerpo por la brusca introducción y se quedó inmóvil permitiéndole a mis paredes del culo adaptarse a semejante invitada.

Luego de unos instantes él prosiguió con su introducción, no fue tan terrible porque la cabeza fue abriendo el camino, hasta que sentí rozar sus pelos gruesos y ensortijados contra mis tersas nalgas. Me sostenía por debajo de mis brazos aferrándose a mis hombros con sus fuertes brazos y manos de largos dedos. Sus movimientos de vaivén se iniciaron a la vez que me mordisqueaba los lóbulos de mis orejas llevándome a las nubes. Si bien mi agujero le abrazaba su pija con firmeza, ya no sentía el ardor de la dilatación, su verga me parecía magnifica entrando y saliendo de mi abierto culo.

Tienes un culo divino me acoto Rene. Allí terminé de comprender que la naturaleza es sabia y que mi culito estaba echo para dar placer recibiendo en su interior a cuanta pija se le ocurriera entrar. Si alguien tuvo la oportunidad de leer al Marques de Sade en La Filosofía del Tocador, él da una acertada explicación del porque no gozar de los placeres de un buen choto con el culo si ambos son en círculos, porque privarse de semejante goce. Rene fue muy cariñoso y tierno conmigo porque por debajo me llenaba con su pingo y por arriba me ofrecía su gruesa lengua.

Los movimientos de la culeada se fueron incrementándose a medida que nos aproximábamos al orgasmo, su pija a veces se salía por completo pero sin ningún tipo de guía volvía a encontrar el camino de regreso a su escondite. Mi amor quiero que acabes conmigo, me sugirió mi profesor y con solemne obediencia y aplicación me tomé la verga con mi mano para darle las sacudidas suficientes y necesarias para lograr terminar con él. Inmediatamente entre gemidos lastimeros de placer eyaculamos, él inundándome con su crema cálida el fondo de mis entrañas y yo regando el respaldo del sillón con mi blanca leche.

Quedamos inmóviles unos instantes hasta que se empezó a despegar de mí por completo. Recién entonces caímos en la cuenta que había dejado de llover. Me ofreció algo de tomar y acepte gaseosa, ambos teníamos sed, el polvo nos había secado la garganta. Mientras el servía la bebida yo fui a buscar papel higiénico para limpiar el enchastre que había dejado en el sillón. Mi agujero al cerrarse no permitió que se escurriese su leche. Allí recién el muy guacho se preocupo de que no habíamos estudiado nada.

Yo lo tranquilice al decirle que estabamos adelantados con el programa. Se le ocurrió una idea genial atento a lo bien que lo habíamos pasado, al día siguiente era sábado y como yo no solía concurrir, él llamaría a casa para informarles que me daría unas clases adicionales sin cargo alguno. Lo cual me puso loco de contento porque tendríamos toda la tarde del sábado para disfrutarnos apasionadamente.

Me sugirió si quería estudiar a continuación pero no le acepte, y enseguida me interrogo si no me había quedado con ganas de otro polvo, porque él estaba con la verga dura y con ganas de seguir culeandome. Si yo también tengo muchas ganas respondí contento y feliz de escuchar la excelente proposición del profesor.

Dejamos los vasos sobre la mesa y esta vez Rene se sentó en el sillón y me hizo subir encima de él a horcajadas con mis rodillas dobladas a los costados de sus caderas y mientras él sobaba mis nalgas y sorbía mis tetillas endurecidas por la calentura del momento, yo tome su verga de la base del tronco y la sostuve firme para comenzar mi descenso con mi ojete tragándomela poco a poco hasta hacerla desaparecer en mi hambriento culo.

La leche que tenía dentro hizo las veces de lubricante para facilitar el libre desplazamiento de su pija, ante mis continuas e incesantes subidas y bajadas sobre su grueso tronco. Eramos dos tiernos y flamantes amantes en busca del máximo placer, fundidos el uno en el otro entregados por completo a disfrutar del sexo en plenitud.

Largos minutos de fragor incontenible fueron necesarios para lograr llegar al clímax, el continuo roce de mi pija sobre su abdomen ante cada abrazo y comida de lengua que nos prodigábamos hizo que mi eyaculación saltara primero, embarrando su pecho y parte del mío, pero no fueron muchos mas los embates que le propine con mi goloso culo para lograr extraer su fabulosa crema de leche, que me regalaba por segunda vez esa hermosa tarde lluviosa, que quedo por siempre en mi recuerdo, porque regrese a casa sin los conocimientos de matemáticas pero si con otras clases de sexo que me abrieron la mente a un nuevo goce, con el culo lleno de leche y el ojete bien planchado. Quisiera que me cuenten que les pareció mi relato y que me lo hagan saber.

Abcd984@hotmail.com