Así nació Carla (1ª parte).
De Carlos a Carla, história de una transformación.
Hola, me llamo Carlos, tengo 20 años y soy homosexual con pluma, o como dirían otros un marica afeminado. Vivía solo en una habitación realquilada y se me estaban terminando mis ahorros, había realizado estudios de Estética y necesitaba trabajar. Así que me dedique a buscar trabajo, el primer contratiempo era que en todos los anuncios solicitaban chicas, uno tras otro me decían que no. Ya un poco desesperado llame a uno de los últimos anuncios del periódico, a pesar de que en el anuncio muy claramente solicitaban una chica, mi sorpresa fue que después de hablar con la dueña por teléfono, accedió a concertar una entrevista para el día siguiente.
Se trataba de un centro de belleza y peluquería unisex, su dueña se llamaba Yolanda, era una mujer de unos 40 años, alta, moreno muy enérgica, sin ser muy guapa tenia cierto atractivo. Me hizo pasar a su despacho y empezamos la entrevista:
En primer lugar quiero indicarte que estamos buscamos a una chica para el puesto de ayudante de esteticista, en este centro todo el personal es femenino y no se porque tengo que hacer una excepción contigo no obstante te doy la oportunidad para que me hagas cambiar de opinión y te contrate, tienes la palabra.
Bien, necesito, quiero y deseo este empleo, si me contrata no la defraudare, aunque soy un chico, me siento muy próximo a las mujeres, en todos los aspectos.
- Ten en cuenta que aquí todo el personal va con el mismo uniforme, de mujer y es el que tendrás que utilizar también tu.
- Me parece lógico, por mi parte no hay problema.
- Tengo que saber más cosas de ti, voy hacerte varias preguntas íntimas que debes responderme con sinceridad:
- ¿Inclinación sexual? Soy homosexual. ¿Eres virgen?, No. ¿Tienes pareja? No. ¿Con que acto sexual disfrutas más ? Haciendo el papel de pasivo y ser penetrado por un hombre.
- Muy bien creo que a pesar de ser un hombre encajas el perfil que buscaba.
- Por último, mi personal debe cuidar muy bien su aspecto, desnudate quiero comprobar el tuyo.
- Yo estaba rojo de vergüenza ya que debajo de mis pantalones llevaba una de mis tanguitas preferidas, roja de blonda y puntilla, me desnude y Yolanda al verme dijo. - Veo que estas hecha toda una nenita, repaso todo mi cuerpo y comento. - Bien, pero tendremos que mejorar esta depilación y cambiar algunos detalles. El empleo es tuyo el próximo lunes a las 9 de la mañana te quiero aquí para empezar.
El lunes puntual me presente, Yolanda me esperaba, me dio una bolsa con el uniforme; consistía en una bata corta muy fina, de color rosa pálido, un conjunto de porta-ligas negro con varios pares de medias del mismo color y dos conjuntos de tanga y sujetador también negros, me indico donde estaba el vestuario para cambiarme, observe que en la bata estaba mi nombre bordado, Carla.
Inicialmente mi trabajo consistía en ayudar a una de las oficialas esteticista y también era la “chica” de los encargos. tenia que ir a buscar los cafés y refrescos al Bar de la esquina, hecho que me hacia pasar mucha vergüenza, el Bar estaba siempre lleno de hombres algunos se reían de mi, otros me piropeaban.
Estaba disfrutando con mi trabajo y ademas iba vestidita como me gustaba. Pasados unos días, Yolanda me pidió que me quedara después de mi turno, porque tenia que mejorar mi aspecto.
Me hizo pasar a la sala de depilación y me practico una depilación a la cera en todo el cuerpo, incluido mi sexo, me hizo voltear y de depilo el ano, diciendo – Tienes que tener tu clítoris libre de pelos. Después de lavarme el pelo me hizo un corte femenino con medio melena y dio un baño de tinte caoba, me puso uñas postizas, después maquillaje con sombra de ojos, rimel y me enseño como podía hacerlo yo mismo. - Ahora si que estas guapa, toma te doy un anticipo de sueldo para que te compres ropa.
Me fui de tiendas y me volví “loca”, amplié mi surtido de tanguitas, unos sujetadores con relleno, un salto de cama, un par de minifaldas, un top, un vestidito de tirantes, un vestido muy ceñido de color fucsia, unos leggins negros, unas botas hasta la rodilla, unos zapatos de talón de aguja. Después del cambio de look y toda esta ropita, ya podía vivir casi como una mujer.
En el trabajo iba prosperando, ya me dejaban solo sin la supervisión de la oficiala, como que el centro era unisex, venían también muchos hombres, me excitaba mucho depilar el sexo y el culito de los hombre, limpiarles el cutis etc, a veces tenia dificultades para disimular la erección.
Un día Yolanda, me invito a cenar a su casa, bueno más que invitarme me dijo que fuera a cenar, conmigo siempre era muy autoritaria, sus indicaciones eran como ordenes.
Me presente en su casa con un vestido corto de color fucsia, debajo llevaba un conjunto de tanguita y sujetador rojo, estaba imponente. - Al verme me dijo Carla, estas preciosa.
Después de cenar nos pusimos a charlar y me confeso que era lesbiana, pero que le apetecía tener sexo conmigo, me agarro con ambas manos y me dio un profundo beso en la boca, al tiempo que manoseaba mi culito hasta encontrar mi “clítoris”. Me acompaño a su habitación y delicadamente me quito el vestido, ella también se desnudo quedando con un conjunto de tanga, porta-liga y medias negras y un sujetador que aprisionaba sus grandes pechos.
Empezó a besarme delicadamente en la boca, el cuello, los pezones, las axilas, etc. yo estaba muy “excitada”, era la primera vez que estaba en la cama con una mujer. Después se sentó encima de mi situando su clítoris en mi boca, empece a lamer suavemente de arriba abajo y succionando sus labios, durante casi diez minutos, sus gemidos eran notorios, estaba disfrutando, tuvo dos orgasmos seguidos. Me volteo para situarme como una perrita, y apartando ligeramente mi tanguita empezó a besarme el culito, “mi clitoris”, succionado rápidamente y moviendo su lengua con habilidad, el culito empezó dilatarse, mientras yo suspiraba de placer y musitaba necesito que me folles, quiero ser tuya. Se levanto se puso un arnés con un pene latex y empezó a follarme con mucha delicadeza, - Me decía, Carla, putita te gusta, disfruta cariño, mientras bombeada su pene en mi “vagina”, yo sollozando de placer le decía - Sigue, sigue no pares … que me corro, hasta llegar al éxtasis final del orgasmo.
Era la primera vez que en la cama me trataban como una mujer, descubrí que mi punto G, estaba en mi culito, “mi clítoris” y que a partir des este momento me daría mucho placer. (Continuará...)