Asi empecé

De como pase de ser todo un hombre a una linda putita.

Todo comenzó un fin de semana por la noche, mi novia y yo estábamos en casa de sus padres aprovechando su ausencia y desde que llegamos comenzamos a beber, primero vodka, luego brandy, ron, cervezas, de todo un poco y ya pasados de copas, tuvimos sexo por toda la casa hasta que acabamos rendidos y muy ebrios en el piso de la sala. Después comenzamos a platicar y me confesó que desde hacía tiempo sentía ganas de tener relaciones con otra mujer. La plática siguió, pero se mostraba muy insistente en lo de su fantasía e imaginando a lo que quería llegar, intenté cambiar el tema pero ella volvía a retomarlo, diciendo "quiero que te vistas de mujer para sentirnos lesbianas". Le costo bastante trabajo convencerme, ya que no me gustaba ni ponerme crema en la cara, por la sensación que me daba y mucho menos afeitarme la barba y el bigote, pero a final de cuentas acepté. Entonces, nos dirigimos al baño donde ella me rasuró todo el cuerpo, me impactó lo suave que se sentía mi piel y sobre todo, mi miembro se sentía extremadamente agradable; una vez depilado nos fuimos a su cuarto, donde tuve que ponerme una tanguita de encaje, lo cual no era nada placentero porque con la erección, sentía que me cortaba, luego siguió con un wonder bra con rellenos, un corsette que ya en conjunto, moldeaba muy femeninamente mi figura. Después vino el liguero y las medias con unas rosas bordadas en los tobillos, todo en color negro, una blusa gris de terciopelo con encajes, una minifalda negra también de terciopelo y hasta zapatos altos. Después siguió con el maquillaje, por lo que me puso una base clara, luego unas pestañas postizas, unas sombras en tonos morados y azules, rimel y delineador azul, rubor, labial, uñas postizas que pintó del mismo color morado del labial y una peluca negra larga; todo esto le tomó casi una hora, pero cuando por fin me vi al espejo, en verdad no me reconocí, me veía increíblemente bien, la excitación era tremenda y más que evidente por parte de ambos, así que me acerqué y nos besamos. Lentamente llegamos a la cama, ella chupaba mis pechos y me apretaba las nalgas, pretendiendo que yo era una prostituta a quien le contrataba sus servicios. Cuando hicimos un "69", yo lamía y dedeaba su puchita mientras ella mamaba como desesperada y fue un poco incómodo cuando fue recorriendo su lengua hasta mi ano, luego continuó lamiendo, metiendo y sacando su lengua y después su dedo. Me daba mucha pena aceptar que me gustaba la situación, así que la aparté para acomodarla a manera de penetrarla y cogimos en varias posiciones hasta que se vino y extrañamente, a pesar de estar muy excitado, todavía me faltaba, así que seguí hasta que alcanzó un segundo orgasmo e incluso la penetre por atrás. Terminamos rendidos y platicamos un rato y comencé a quitarme aquellas ropas, pero ella me pidió que no lo hiciera. La noche siguió y las copas también, después de un rato sentimos hambre, entonces ella me dio uno de sus bolsos con cosméticos donde puse una botella y salimos a comprar algo, acordando que yo no bajaría del auto por temor a ser reconocido. Ordenamos algo para llevar y nos estacionamos frente a su casa, ni siquiera comimos cuando empezamos a franelear otra vez hasta que no aguantamos y cogimos ahí en el auto, a la vista de quien ocasionalmente pasaba. Una vez saciados los instintos, ella se arregló, me retocó el maquillaje y nos disponíamos a comer cuando en eso oímos un grito de una voz aguardentosa diciendo "Andrea, ¿qué chingados haces afuera?, ¿qué no estas viendo la hora?". Era su papá y lo único que atiné fue a esconderme, pues ni modo de dejarme ver vestido así, entonces ella bajó del auto para hablar con él, quien le ordenó meter el auto inmediatamente e irse a dormir; cuando regresó al auto, nos pusimos de acuerdo, yo esperaría en el jardín de enfrente mientras su padre se dormía para que pudiera aventar mi ropa por la ventana. Para mi suerte, el señor se quedó tomando en la sala y después de hora y media, yo aventé una piedrita a la ventana de arriba, pero sentí que la tanga se me iba para abajo cuando escuché "señorita, sea usted un poco más consciente, si viene a buscar a mi hija venga mañana, porque ahorita ya no sale". Entonces, yo di la media vuelta y comencé a caminar hacia el jardín nuevamente, pues no me la creía que mi suegro ni cuenta se dio, "sería la briaga que traía" pensé y luego escuché que sonaba un teléfono en el bolso, así que contesté y era mi novia dándome la noticia de que mi ropa estaba en la sala atrás del sillón y mientras su padre no se durmiera, no podría tomarla. Así que le dije por el teléfono "¡pues aviéntame algo de la ropa de tu papá!", a lo que ella respondió "mis padres están disgustados y mi mamá esta encerrada en la recámara", entonces repliqué "y entonces, ¿qué supones que haga?", contestando ella "no sé, pues vete a tu casa, en cuanto pueda voy para allá" y enojado le respondí "eso me pasa por cumplirte tus caprichitos idiotas". Colgué el teléfono y me senté en una jardinera a pensar que podía hacer, porque mis llaves y mi cartera estaban en el pantalón, entonces busqué dinero en el bolso para el transporte pero pensé "¿te vas a subir a un taxi vestido así?"; de cualquier manera, no encontré nada. La casa de mis padres estaba ahí a 100 escasos metros y continué pensando "tengo que abrir el zaguán, luego la puerta de adentro, subir las escaleras de madera que a esa hora rechinan las malditas, luego abrir el cuarto de mi hermano, tomar su ropa y despintarme, todo esto sin despertar a nadie, pero no traigo llaves y aunque las trajera, es muy arriesgado", bueno pues no me quedaba más que caminar al departamento, que esta como a 25 minutos a pie, así que tomé otra buena dosis de alcohol, me puse en pie y comencé a caminar, pensando ahora en otras cosas, como "¡cómo caminan con tacones!, duelen muchísimo las piernas", así que me los quite y ¡oooouch!, gran error, primero una corcholata, luego una piedrita y por último una astilla, así que tuve que volver a ponérmelos y seguí caminando. A unas cuadras de ahí se encuentra una taquería que, para mi suerte, estaba repleta, así que crucé la calle para evitar que alguien me viera pero tuve que desviarme un poco. Seguí muy tranquilo vestido de piruja, cuando de repente venían hacia mí unos amigos, entonces me di la vuelta para esquivarlos y tuve que entrar por otra calle desviándome todavía más. Total que después de una hora y veinte, llegué a una avenida principal, poco transitada a esa hora, estaba bastante obscura por lo que me tranquilicé y emprendí nuevamente el camino, mientras iba empinándome la botella, pensando en cuanto me lastimaban los tacones y tropezando de cuando en cuando. Tan metido iba en el asunto que no me di cuenta de un taxi que se detuvo a un lado mío y escuché que me decían "¿a dónde vas?..., yo te llevo, mi amor... hasta estrellitas vas a ver". Eran tres muchachos en un taxi, entonces aceleré el paso y terminaron por irse, pero me quedé pensando que si en verdad me vería como mujer o serían maricones. Seguí caminando y nuevamente escuché algo, era un microbusero que me decía "¿a dónde tan solita?..., ¿a dónde vas?..., yo voy por ahí" y yo pensé mientras sonreía "entonces sí me veo muy femenina" y en ese momento, él insistió "¡qué bonita sonrisa..., súbete!. Di vuelta en otra calle y esperé hasta que se fuera, pensando para mí mismo "si alguien te vuelve a decir algo, ni te rías"; para ese momento ya la botella daba de sí y terriblemente ebrio, seguí mi camino. A unas 6 cuadras antes de llegar a casa, venían unos 20 chavos y yo entré en pánico, entonces decidí seguir de frente para subirme a un puente peatonal, de esa manera, si iban a esperar transporte o a seguirse derecho, yo esperaría en el puente a que se fueran. Apenas llevaba unos escalones cuando me di cuenta de que el plan era un gran error, porque si en lo planito no podía, de subida y con tanto alcohol me fue imposible; iba hacia abajo cuando ya los tenía enfrente y me quedé helado, no sabía si quedarme, correr (que no hubiera llegado lejos) o llorar. En eso se detuvo a mi lado el taxi que había ofrecido llevarme, se abrió la puerta y el chofer me dijo "¿estas trabajando?..., entonces ¿vienes o no?"; el taxi era uno de esos que no tienen uno de los asientos de adelante así que subí en la parte de atrás junto a dos de ellos y di las gracias. En eso pensé que cuando escucharan mi voz, iban a enojarse pero para mi sorpresa uno de ellos dijo "¿a qué no eres mujer?", a lo que respondí "no, pues no" y él volvió a decir "pues te ves muy linda", a lo que respondí "gracias (creo)". Otro de ellos me preguntó "y ¿qué andas haciendo a estas horas tan solita?" y respondí "voy a mi casa, es aquí a unas cuadras, si me llevas ahí te pago", entonces él me comentó "no te preocupes, acompáñanos por una copa", pero respondí "no, gracias", ellos insistieron y me dijeron "anda, vamos" y no acabaron de preguntar cuando ya estábamos en camino a una licorería. Uno de ellos me preguntó "¿cómo te llamas?" y respondí "Marián", yo titubeé un poco, pero no quería decirles mi nombre, así que di el de una antigua novia, a lo que ellos contestaron "mucho gusto Marián, él es Manuel, él es Andrés y mi nombre es Adrián, pero puedes decirme mi amor". Se detuvieron en la tienda para comprar una botella de brandy y cigarros, subieron nuevamente y arrancaron sin rumbo fijo. Una vez que se detuvo el taxi, se sirvieron unas copas, seguimos bebiendo y platicando amenamente, uno de ellos empezó a toquetearme y a acariciar mis piernas, primero me resistí pero viendo la situación y ya con bastante vino arriba, no medí las consecuencias. Entonces uno de ellos me preguntó "somos 3 mi amor, ¿cuánto va a ser?", a lo que yo respondí "¿qué cosa?" y uno de ellos añadió "$400 cada uno esta bien ¿no?" y les respondí "ajá"; hasta ese momento como que no entendía de que me hablaba, pues de borracho yo ya no sabía nada. En eso, Andrés se lanzó a besarme con su lengua y todo, mientras los otros dos se bajaron pero miraban por las ventanas, mientras él comenzó a bajar por mi cuello hasta morder y besar mis tetas mientras metía mano por todos lados, yo comencé a pensar en lo que diría mi novia si me viera, pero con lo tomado que estaba me dejé querer y comencé a corresponderle, mientras pensaba "aquí nadie me conoce, pues ¿por qué no?, más se perdió en la guerra", total, dicen que es macho el que la prueba y no le gusta. En eso, él tomó mi mano dirigiéndola hacia su bulto, así que le bajé la bragueta y le saqué aquel aparato de buen tamaño y grosor, muy parecido al mío; tuve miedo de sentir asco pero la acaricié un rato mientras seguíamos fajando, lo cual me resultaba bastante agradable. Jamás había tocado el pene de otro hombre pero me excitaba saber que era yo quien estaba dejando duro ese rico palo. Luego, él me ordenó "mámamela" mientras ponía sus manos en mi cabeza, yo lo vi tan rico y se sentía tan suave que la saliva me escurría del antojo, entonces empecé a tocarlo con mi lengua, primero en la punta y luego fui recorriéndola hasta los testículos y ya ensalivada, me la metí toda en mi boca, podía ver la satisfacción que le estaba causando a este completo extraño, quien con sus manos me decía cómo chupar un miembro como si fuera toda una perrita hasta dejarlo duro, rojo, riquísimo. No podía creerlo, jamás había cruzado por mi cabeza la idea de vestirme de mujer y menos que me gustara la verga y no solo me gustaba, sino que me encantaba y me volví loca cuando se la pelé con la boca. Así estuvimos no sé cuanto tiempo pero me parecía eterno, no quería que terminara pero me apartó para acomodarnos a manera en que ahora era él mamaba mi pene como loco hasta que yo estaba a punto de venirme cuando me dio un beso negro increíble, entonces me retorcí cuando sentí uno de sus dedos entrando en mi culito, lo movía como si masturbara a una mujer sacándolo ocasionalmente para darle otro beso, era la segunda vez que sucedía, pero esta vez, me entregué al placer que me daba. Yo disfrutaba de su dedo cuando él, totalmente dueño de la situación, me puso de "a perrito", se puso un preservativo y colocó una de sus manos en mis nalgas y la otra en su cintura, yo sentí como su pene buscaba mi entrada de arriba abajo y cuando la encontró, él intentó empujarlo pero no consiguió penetrarme; ahora no era un dedito o la lengua de alguien, esto era en serio. A esas alturas quise arrepentirme pero en eso me untó un poco de su saliva y volvió a tratar y ¡vaya que esta vez lo consiguió!, me dolía tremendamente ya que de un empujón entró casi toda, no podía moverme, las piernas me temblaban, quería gritar pero me puso una mano en la boca y me decía "¡qué rico culo tienes!, se traga muy rico mi verga, te encanta ¿verdad?, ¿te gusta mi pito?, dime que te gusta" y yo le respondí "me encanta". ¡Ay cómo me dolía el ano!, yo creí que eso sería todo pero comenzó con un saca y mete lento, cada vez que empujaba la sentía más adentro, el dolor era insoportable y me hacía gemir, pero no acababa todavía de entrar tremenda reata en mí, la sentía hasta la garganta, pero yo pensaba "si no era tan grande" mientras me la metían más. Cuando sus testículos toparon con mis nalgas, se detuvo para decirme que le apretaba la verga muy rico y que ya la tenía toda adentro, yo sentí como me partía el culo pero el dolor fue desapareciendo y comencé a disfrutar de aquel pene, me sentía totalmente llena de esa carne dura, de un enorme intruso que comenzó a cogerme otra vez, pero ahora con fuerza, ¡qué rico me estaban cogiendo!, era mi primera vez, la primera pinga que me entraba por el ano, me sentía en el cielo y escuchaba el golpeteo de su pelvis contra mi culo. Entonces yo comencé a masturbarme y acabé en un instante pero él seguía y tardó tanto que yo volví a hacerlo, mientras pensaba en lo puta que me sentía y lo rico que era ser mujer sintiendo que un macho te haga suya; su pene entraba y salía de mi inmóvil trasero y era tanto el gusto que me daba que empecé a dar culazos suaves, para ensartarme yo sola y sentir aún más cada embestida. Pude darme cuenta de que esto lo excitaba cuando puso sus dos manos en mi cadera para jalarme con fuerza e intensificó todavía más el ritmo; luego me la sacó y me dio vuelta y se quitó el preservativo para que volviera a mamársela, así que se la chupé dos o tres veces más cuando me inundó de ese líquido espeso, era un sabor delicioso, era su semen que no acababa de escurrirse en mi boca llenándome de sensaciones de gusto y de placer. Me lo tragué todito y todavía se la limpié largo rato con la lengua, para poder seguir saboreando aquel rico jugo y una vez que acabó, él se subió los pantalones, me besó y salió del taxi. Como pude subí al asiento y me acomodé la falda en su lugar, aproveché estar sola en el momento para tocarme el agujero, sorprendido de que no me doliera después de semejante arremetida, pero enseguida entró Manuel ya con su pene erecto en la mano, lo tenía delgado pero de buen tamaño, entonces se colocó un preservativo y no me dio tiempo a decir nada, pues comenzó a besarme con calentura y lujuria increíbles y no perdió tiempo, me levantó las piernas hasta los hombros, (jamás creí que pudiera doblarme así), luego buscó mi entrada con aquel caliente aparato y cuando la encontró, me entró tan suavecito y sin dolor ni esfuerzo, mientras yo le decía "mmhhhh, qué rico me coges amor, así, ahhh, rómpeme el culo". Mi pene estaba erecto nuevamente pero no podía masturbarme en esa posición, cosa que me excitaba mucho, yo acariciaba su espalda y lo abracé fuerte con mis brazos y mis piernas acercándolo más a mí, teniéndolo dentro; yo no sentí aquel potro tan delgado como parecía y me hizo ver estrellas cuando me dio unos piquetes mientras nos besábamos con pasión, su miembro entraba de la punta a la base y se retiraba totalmente, para regresar a llenarme otra vez dejándome sentir su longitud. Él me cogió así un buen rato hasta que sentí su espasmo, se quedó así unos momentos y comencé a apretarlo con el ano una y otra vez, cosa que parecía encantarle. Todavía faltaba otro y yo sentía que el pene me reventaba de lo excitado que me había dejado y en eso entró Adrián, se sentó a mi lado y me preguntó "¿cómo estas?", yo le respondí "muy caliente", a lo que él me comentó "sabes, es la primera vez que hago el amor con alguien como tú", entonces yo le dije "no tenemos que hacerlo si no quieres" y sonriendo, él añadió "no, si no me estoy quejando", mientras metía su mano por debajo de mi falda. Luego él tomó fuertemente mi miembro y empezó a masturbarlo y me dijo "se ve que te gusta" y yo le respondí "no sabes cuánto", entonces yo eché la cabeza hacia atrás, cuando de repente sentí su boca rozar la punta de mi miembro, la mamaba como todo un experto y yo ya no podía contener mi orgasmo. Intrigado le pregunté "¿estás seguro que es tu primera vez?" y él respondió "si, ¿te gusta?", mientras seguía mamándomelo. Yo no contesté porque en ese momento inundé su boca con semen en una cantidad abundante, ¡qué bien mamaba este muchacho!; con toda su cara llena de ese líquido, él se incorporó y me dio un tremendo beso. Yo estaba cansadísimo después de tantos orgasmos pero él quería ahora lo suyo, así que decidí apurar las cosas chupándole ahora su miembro, así que busqué su bulto por encima del pantalón y cuando lo encontré, lo saqué con desesperación, era un pene grueso, venoso y grande, como de unos 22 cm, entonces lo metí de una vez en mi boca para poder pelar ese rico falo. Sus suspiros me excitaban aún más y por lo visto, en ese rato, yo ya había agarrado algo de práctica, a él le gustaba mucho que le lamiera el prepucio moviendo rápidamente la lengua (tal como lo hace mi novia), él me gustaba más que los otros dos, así que a este si me lo encuere todito para acariciarle su cuerpo, estaba muy guapo. Estuvimos fajando un buen rato, ya hasta se me había parado de nuevo, entonces tomé nuestros penes y los masturbaba mientras nos besábamos, luego él se sentó en el suelo del coche para que esta vez yo me ensartara en ese mástil de carne que estaba gigantesco, así que yo tomé un preservativo y aproveché para darle otras mamadas antes de ponérselo. Entonces me puse en cuclillas sobre él, apuntando aquello hacia mi tan castigado culo, ¡qué sensación cuando lo sentí en el borde de mi ano". Luego, yo comencé a bajar despacito y cuando me entró la cabeza, me detuve porque el grosor me lastimaba, entonces lancé un suspiro de placer y de dolor, cerré los ojos y seguí muy despacio pero él me tomó de la cintura y me jaló hasta el fondo. Ahí estaba yo, tan machito que me veía, vestido de mujer y después de que ya dos me habían cogido, estaba sentada en un pene enorme y sintiendo sus testículos en mis nalgas, suspirando y gimiendo del placer que me daba aquel dolor que me encantaba, que me hacía sentir muy femenina, muy puta, acariciando y besando a aquel extraño que me tenía empalada, llena y deseosa de que nunca terminara ese dulce suplicio. Así que yo comencé a subir y a bajar en aquel mástil, el dolor era tremendo pero conforme se acostumbró mi recto a tal distensión, sentía más y más rico, hasta que lo hacíamos de una manera salvaje y cuando él apenas tocó mi pene, yo me vine nuevamente; yo estaba exhausto y ya no podía más, así que comencé a moverme en círculos y de adelante hacia atrás, para hacerlo gozar tal como él lo estaba haciendo conmigo y se lo exprimí hasta que sentí como se venía dentro de mí. Nos quedamos en esa posición unos momentos, sintiendo como ese monstruo se ponía flácido adentro mío, estábamos abrazados y nos besamos y comenzamos a arreglarnos la ropa, él me besó y se salió del auto, entonces yo busqué rápidamente en la bolsa de mi novia tratando de recordar como se aplicaban todos los cosméticos, ya que para entonces, yo estaba toda despeinada y sin labial, así que me retoqué todo y me pareció haber quedado preciosa, no sé si por las copas que traía o por la sensacional cogida que me habían dado. Cuando bajé del auto, Adrián me preguntó "¿lista?", a lo que yo respondí "lista, pero sirvámonos otra copa ¿no?", Manuel se encargó de hacerlo mientras Adrián me llevaba de vuelta al auto. Una vez adentro, subió también Andrés, nos tomamos la copa y Adrián comenzó a besarme nuevamente, mientras Andrés comenzó a acariciarme las piernas, buscando mi agujero mientras me besaba con su amigo. Ya encarrerados, yo abrí las piernas para facilitarle su búsqueda y cuando lo encontró, él insertó en mí uno de sus dedos ensalivados, entonces Adrián se sacó el pene del pantalón y me pidió que se lo mamara. Ahí estaba aquel monstruo flácido frente a mí, entonces me puse en cuatro para poder chupárselo y dejar a Andrés seguir con su dedo; su pene tenía ese sabor rico a semen y respondía inmediatamente, ya que a cada mamada crecía y se endurecía notablemente. En eso, yo sentí la lengua de Andrés en mi agujero, me hacía gemir de gusto, luego se puso detrás de mí ya con su herramienta en mano y la frotaba por toda mi raja, haciéndome sufrir deseando que me cogiera ya y esta vez entró muy despacio y sin dolor. En eso se subió Manuel a sentarse junto a Adrián, luego se bajó los pantalones y sacó su pene, el cual comencé a jalar y a mamar ocasionalmente, mientras Andrés seguía dándome suavemente por el culo. Cuando Andrés iba a venirse, se salió y se acomodó debajo mío, con las nalgas sobre el asiento haciendo una clase de "69", entonces Manuel se sentó enfrente de mí con las piernas entrecruzadas con Andrés, por lo que podía mamarle a ambos, mientras que Adrián que ya la tenía dura nuevamente y se puso detrás de mí y comenzó a presionar su falo. En esa posición apenas entraba la punta, cuando yo no soporté más y me vine en la boca de Andrés mientras mamaba su pene y el de Manuel; en tanto, Adrián me cogía con su tremenda herramienta y a pesar de mi orgasmo, los tres siguieron dándome pito por todos lados y yo me venía una y otra vez. Así estuvimos por muy, muy, muy largo rato hasta que Adrián, a punto de venirse, me la sacó, luego los tres se acomodaron en el asiento trasero y uno a uno, fui tomándome su lechita y saboreando las tres al mismo tiempo. Nos quedamos rendidos un rato pero yo seguí acariciando sus miembros flácidos mientras tomábamos otra copa y platicamos amenamente, después nos arreglamos las ropas y me retoqué nuevamente el maquillaje. Ya había algo de luz cuando me llevaron a casa y para mi sorpresa, mi novia estaba ahí parada en la puerta, por lo que les dije que vivía dando la vuelta a una cuadra más adelante, ya que aunque me encantó la experiencia, no creí buena idea decírselo a ella. Adrián y yo bajamos, él me besó y puso algo en mi bolso, intercambiamos los teléfonos y nos despedimos. Yo comencé a caminar y encontré a mi novia, quien corrió a verme y me preguntó "¿dónde estabas?, te estoy esperando desde las 1:30 AM", entonces yo le pregunté "y ¿qué hora es?", entonces ella respondió "son las 7:30 AM, estaba preocupadísima, discúlpame, no creí que esto fuera a pasar"

-no te fijes, ¿tienes mis llaves?

-sí, aquí están

-gracias Ya adentro, yo quería lanzarme a dormir pero me detuvo y me dijo "¿de dónde sacaste este dinero?", yo intrigado, le dije "¿cuál dinero?", entonces ella me comentó "este que traes en la bolsa" y hasta ese momento yo comprendí su pregunta y le dije "ahhh". Luego ella me volvió a preguntar "¿estás trabajando?,", a lo que yo respondí "mi amor, olvídalo, por favor, que estoy muy cansado", entonces ella añadió "bueno, ¿ya te dije que te ves muy linda?", mientras rodeaba mi cintura con su brazo, luego yo le dije "amor, créeme que quiero dormir, ayúdame a quitarme todo esto" y ella, sonriendo me dijo "yo creo que tú quieres otra cosa", a lo que respondí "no, de veras, de veritas ya déjame dormir", a lo que ella respondió "nada", mientras me aventaba a la cama y añadía "te voy dar la mejor cogida de tu vida". Volvimos a hacer al amor, a mí ya hasta me dolía el pene de tantas venidas pero bueno, después me hizo de desayunar, nos acostamos y pensé "me querías dar la mejor cogida de mi vida, creo que ya me la habías dado sin querer".