Así comenzó todo.
Continuación de los relatos En la sauna...con alguien de la familia, Lujuria con mi hermano y Al fin todos en familia. Después de muchos encuentros con los machos de mi familia, nuestra relación se había vuelto cada vez más íntima. Mi hermano y yo eramos como una pareja que le gustaba hacer intercambio de pareja con su propio padre y su abuelo
Después de muchos encuentros con los machos de mi familia, nuestra relación se había vuelto cada vez más íntima. Mi hermano y yo eramos como una pareja que le gustaba hacer intercambio de pareja con su propio padre y su abuelo. Follábamos casi semanalmente entre todos, por no decir lo unidos que estábamos todos. Mi hermano se había convertido en mi mejor amigo y confidente. En una de nuestras conversaciones entre hermanos le pregunté como descubrió o cómo empezó toda esta situación. Me contó que todo empezó entre él y el abuelo.
Nos tenemos que remontar varios años atrás, me decía mi hermano, por aquel entonces tenía 20 años y el abuelo 65, tú, refiriéndose a mi, por entonces no tenías ni idea de tu sexualidad. Mi abuelo vivía solo en un chalet a las afueras de la ciudad, este chalet tenía jardín bastante grande por lo que necesitaba de mucho cuidado. Es por eso por lo que el abuelo me pedía que le echase una mano en la poda y limpieza del jardín. Cuando mi abuela vivía con mi abuelo antes de divorciarse tenía un jardinero que se encargaba de esto, pero ahora el abuelo no lo necesitaba.
Con esa edad ya había tenido algún que otro rollete con tíos y tías, con chicas si había perdido la virginidad, sin embargo con chicos solo había hecho alguna paja y mamada. En aquel momento me encontraba atraído por el hijo del vecino del abuelo. Un chico de 18años, se le notaba algo afeminado y no me quitaba ojo cada vez que iba a trabajar al jardín del abuelo. Yo cada vez se lo ponía más fácil al chaval, me quitaba la camiseta, hacía alarde de mi cuerpo, hasta que un día decidió hablarme. Entre una cosa y otra me las ingenié para irnos los dos al garaje de casa del abuelo. El abuelo ese día había salido a hacer unos recados así que iba a tardar.
El hijo del vecino se notaba que buscaba algo más, yo sin pensármelo dos veces le agarré la mano al chaval y me la llevé a mi paquete, recuerdo que llevaba unos vaqueros ajustados que me hacina marcar bien mi entrepierna aún no estando empalmado. Le dije al chico que si eso era lo que quería era toda suya. Jaime, que así era como se llamaba el chaval no se lo pensó mucho, se arrodilló delante de mi entrepierna, empezó a sobármela por encima, se le veía ansioso de tenerla. Algo nervioso atinó a desabrocharme el pantalón y bajármelo hasta los tobillos, para después acercar su cara hasta mi bulto que ya prometía bien abultado.
Le dí su tiempo a Jaime para que te recreara oliendo mi bóxer hasta que los agarró con las dos manos y me los bajó de un tirón liberando mi polla dura frente a su cara. El chico se ayudó de una mano para guiar mi polla hasta su boca, yo para darle lo que quería lo agarré de la nuca y lo empuje contra mí haciendo que se tragase mi rabo de golpe, provocándole una arcada.
Allí estaba aquel chico arrodillado frente a mí agarrado a mis muslos mientras me proporcionaba una mamada increíble, yo ya me había quitado las zapatillas y quitado por completo los pantalones quedándome completamente desnudo delante de Jaime. Él se afanaba en sacarle brillo a mi rabo, disfrutaba agarrándome los huevos y saboreando mi capullo que empezaba a soltar precum. Pero algo llamó mi atención, joder, era el abuelo, estaba allí callado mirando fijamente como el hijo del vecino me la chupaba, un escalofrío me recorrido todo el cuerpo cuando vi que tenía su polla empalmada fuera de la bragueta mientras se la acariciaba muy lentamente.
¡Abuelo! grité mientras separaba a Jaime de mi entrepierna, este a ver al abuelo allí se asustó y salió corriendo del garaje dejándome solo, completamente desnudo y con el rabo duro. El abuelo de deparó en detenerlo, simplemente le sonrió y a continuación cerró la puerta del garaje. Yo mientras tanto no decía nada, tampoco hice por vestirme, el abuelo se dirigía hacía mi con su polla saliendo de sus pantalones y esbozando una sonrisa picará en su cara que me tenía totalmente desconcertado.
"Vaya, vaya con mi nietecito, así que le gusta que otro chico le haga disfrutar, que sorpresa", dijo el abuelo. Yo intenté coger mi ropa para vestirme pero el abuelo me detuvo diciéndome: "pero muchacho donde vas con esa polla dura, habrá que bajarte ese calentón" y acto seguido agarró mi polla aún tiesa y empezó a mover su mano haciéndome una paja. Yo no sabía que hacer, algo en mi me impedía irme y no seguirle el juego al abuelo, pero allí estaba con el abuelo enganchado a mi polla dejándome hacer. "¿Qué tal si disfrutamos los dos? No es malo que te gusten los chicos, yo llevo follándo con mujeres y hombres toda mi vida." me confesó el abuelo. Yo aún no sabía como reaccionar, pero algo me impulsó a abalanzarme sobre el abuelo y darle un beso en la boca que él automáticamente me correspondió metiéndome la lengua hasta el fondo. En ese momento nuestras pollas se juntaron produciéndome una sensación increíble, sentir aquella pedazo herramienta grande y gorda apretando mi abdomen me puso super cachondo. El abuelo había aprovechado para llevar sus manos a mi culo agarrándolo con ganas.
Había llegado mi turno, estaba claro que no me importaba que fuese mi propio abuelo, le desabroché la camisa dejando su barriga al descubierta y seguí desabrochando su pantalón dejándolo caer junto con sus calzoncillos. El abuelo desprendía un fuerte olor a macho que me volvía loco, ahora estábamos los dos desnudos, con nuestras pollas duras, me tocaba arrodillarme frente al abuelo y engullirme aquella polla vieja pero que no perdía virilidad.
El abuelo empezaba a gemir con cada engullida que le daba a su tronco, sus huevos chocaban con mi barbilla y mi nariz se enterraba en su espesa mata de vello, él controlaba mis movimientos, de vez en cuando me la sacaba entera de la boca para poder mirarme a los ojos y decirme que la chupaba muy bien, que era toda una puta tragona. Pero el abuelo quería más de mi, a lo que yo estaba dispuesto a darle. Me agarró de los brazos haciéndome que me pusiera de pie, me llevó delante de su coche que estaba allí y me dijo que me pusiera a cuatro patas encima del capó del coche, así tendría mi culo a su altura para poder comérselo.
Me agarró los cachetes separándoos dejando paso a su lengua hacía mi ano, enseguida lo inundó de saliva, joder, como me hacía disfrutar, ahora era yo el que gemía de placer,jugaba con sus dedos en mi ano, advertí al abuelo que mi culo era virgen, él me dijo que no era problema que tendría cuidado, siguió metiéndome un dedo y después otro así hasta tres, necesitaba que me quitase la calentura que tenía encima, después de un rato lamiendo mi culo me puse boca arriba en el capo del coche colocando mis piernas sobre los hombros del abuelo, él guiaba su polla a la entrada de mi culo. Menudo pollón tenía el abuelo, apenas puso su capullo en la entrada de mi culo ya me estaba doliendo y eso que estaba bien dilatado. Después de varios intentos y mucha saliva el abuelo consiguió encajarme su mástil y empezaba un mete saca frenético con los dos gimiendo de placer, el abuelo aprovechaba para pajearme mi polla, no iba a durar mucho estaba que explotaba. Así fue, exploté sobre mi barriga y la mano del abuelo que no dudó en recoger mi semen de su mano llevándoselo a su boca y saboreándolo.
Noté que el abuelo no tardaría mucho más en correrse, incrementaba las embestidas a mi culo y en un gran gemido reventó mi culo llenándome lo de su leche caliente que chorreaba por mi ano, su polla y por todo el capó del coche.
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Así fue la primera que el abuelo y unos de sus nietos empezaron sus relaciones incestuosas entre familia.