Asesinatos de la calle amor

Capítulo 1. Sospechosa.

CAPÍTULO 1: El principio.

Vivir en la calle Amor era lo más deprimente del mundo, más para los que estaban solos, los diarios de la ciudad siempre tenían una nota roja de esta calle, no había sido tan común haber visto demasiada sangre. Habían pasado ya mas de 7 meses desde que apareció el primer cadáver en la acera.

Nuestro departamento estaba en el ombligo de la calle y el cuerpo apareció en la esquina. La señora Chofita fue la que aviso a las autoridades. Por secuencia de 3 semanas, aparecía un nuevo cadáver en diferentes puntos de la calle. La ciudad estaba aterrorizada, sobre todo nosotros los vecinos. La calle era larga y majestuosa, muy antigua, bonita y limpia... Antes tenia el nombre de un estupido héroe revolucionario, nadie sabe quién fue el enfermo que decidió llamarle "amor". No entiendo como llegó a conocerse como la calle "maldita".

Bien, lo extraño del caso era que las víctimas tenían algo en común, todas tenían un nombre que empezaba con la letra "A". Annie me lo dijo, eran 10 ya, hasta ese entonces. Con ella, fueron 11.

Podría decirse que a mi no me importaba mucho, jamás me detenía a leer el periódico, ni siquiera cuando llegaba a casa y veía a los peritos levantando el cadáver, Annie se encargaba de decirme lo que sucedía, incluso expresaba su terror, un asesino serial de ese carácter debía de ser despiadado.

  • Mi nombre empieza con "A".- Me dijo su última mañana, mientras me servía café.

  • No digas tonterías.- Refunfuñé.- Odio esta ciudad, hay una gran cantidad de enfermos en ella, las personas somos la peor epidemia.

  • Somos un virus.

  • Mierda. Tal vez, seamos mierda, mi amor.

  • ¿Yo soy mierda?

  • Tú eres una chica linda que no debe estar con esta apestosa.

  • ¿Haremos el amor esta noche, Tori?

  • Tal vez.- Le dije y le deposite un beso en los labios, tome mi chaqueta y las llaves y me fui.

Sí hubiera sabido que esa era la ultima vez que la vería, le hubiera hecho tanto amor en vez de irme a follar con una de por ahí.

Todo fue de repente ¿sabes?

Deje a la rubia del antro en pleno orgasmo, mi celular empezó a sonar. Era Zed, mi mejor amigo.

  • Tori...- Dijo con voz quebrada.- ¿Joder, estas ahí?

  • Si, Zed.- Dije sosteniendo el celular con mi hombro y poniendome los jeans.

  • Necesito que vengas con urgencia. Es importante.

  • ¿Sucede algo?

  • Ven a mi departamento.

  • Bien.- Dije y colgó.

La rubia seguía con las piernas abiertas.

  • ¿Me vas a dejar así, muñeca?

  • Hay $500 bajo la almohada. Usa los dedos.- Dije y cerré la puerta.

Conduje hasta el depa de Zed. Abrí la puerta, yo poseía llaves propias de esa que era mi segunda casa, y lo vi recargado en el balcón. Me acerque y lo abrazé por detrás.

  • ¿Has estado llorando, Zed?.- Pregunte al verlo tan inmerso en las luces de la ciudad.

  • Tori... ¿No has ido a casa, verdad?.- Dijo con voz quebrada.

  • No, Zed. ¿Qué sucede?.- Pregunte, su tono de voz me preocupaba.

  • ¿No has hablado con Annie en todo el día?

  • No, nunca le llamó sí no es por una emergencia. Casi no le dejan utilizar el móvil en la clínica ¿por qué? ¿sucede algo?

  • ¿Que hiciste todo el día?

  • Trabaje, fui a beber y estaba follando con la misma de siempre.

  • ¿Has estado follando con una tipa mientras ella se parte la vida en su trabajo, se parte el culo amándote para que tu seas una egoista, cogelona?.- Dijo exaltado, enfadado. Jamas lo había visto así, jamás me había hablado de esa manera.- Te comportas como una mierda, Victoria.

  • A ver, pendejo. Baja tu tono de voz, no eres mi padre para decirme qué putas debo hacer con mi vida de mierda.- Dije enfadada y tome mi chaqueta dispuesta a irme, no quería acentuar la discusión.

  • Joder, Tori. Aguarda.- Dijo parándose en la puerta.

  • No quiero discutir, Zed. Voy a casa a coger con Annie ¿esta bien?

Él se contuvo. Oprimió sus ojos para no estallar en lagrimas ... Lo abrazé.

  • Tori... No mames.- Lloró

  • Joder, Zed. ¿Qué mierda ha pasado?

  • Tus padres me llamaron esta tarde...

  • Coño! ¿Qué querían esos cabrones?.- Interrumpi.

  • Tori, escuchame por una puta vez en tu vida.- Me tomó de los hombros.

  • ¿De acuerdo? Vaya, marico. ¿Por qué tanto misterio?

  • Llamaron esta tarde porque...- Comprimió su silencio, sus lágrimas cayeron.- Mierda, chica. Soy un imbécil para decirlo.

  • Sueltalo, reverendo pelmazo.

Tomo una bocanada de aire, y sus lágrimas resbalaron, puso su mano en la frente como si formulara un discurso perfecto en su mente.

  • Escupelo, coño.

  • ¡ANNIE ESTA MUERTA!

Ups! El corazón se me encogió. Debió de haber sido un golpe tan duró pues todas mis lágrimas se rompieron en mis retinas. Me quede en shock, como una perdedora. Como una idiota.

  • ¿Bromeas, verdad?.- Dije ingenuamente, como lo hacemos todas las personad que no queremos darle cara al duelo.

  • ¿Qué putas? O sea, Tori. He sido el más serio de la puta madre y sales con tus chingaderas de que bromeo ¿qué carajos te crees?

Esta muerta, joder.- Sus lágrimas también de precipitaron desde sus ojos. Zed hablaba más que en serio.

Y yo... Yo solo salí corriendo de ahí, tome mi auto y me dispuse a corroborar que Annie estaba en la cocina, preparando mi cena y tal vez, eligiendo un conjunto negro para que fuéramos lo poco felices que podíamos ser esa noche, como todas las noches. Mierda.

Arranque el jodido motor, Zed salio disparado tras de mi.

  • Detente, chica!.- Agitó las manos y metío velocidad.

Él era un atleta experto, no le costo mucho trabajo saltar sobre mi auto y meterse dentro de él en el asiento trasero, mi beatle convertible era perfecto para esas escenas.

  • Voy contigo, esta bien?.- Dijo agitado. Yo no podía hacer nada más que vivir en carne propia el puto sentimiento de estar perdiendo a alguien. Acelere.

Zed creyó que moriríamos esa noche, la velocidad me había dejado de importar cuando lo único que quería era abrazarla.

Y de seguro pensaras que es una hipocresía.

Si, mucha.

Annie y yo ya casi no nos amábamos. Eramos una monotonía con ataduras. No podía vivir sin ella y sin embargo, estaba viviendo sin ella aún si dormíamos en la misma puta cama. Pues mis borracheras, relaciones sexuales placenteras y besos ya no tenían su nombre. ¿Te suena patético?

Claro, a mi también. Yo la amaba, casi la amaba. La amaba todas las noches, en el día todo me sabia a mierda. Era una esclava de mi misma y tan incapaz de entregarme a ella... A veces ella también me amaba, lo sé.

Pero nuestra vida amorosa era de lo mas descoordinada del mundo, a pesar de tanto, era la única persona en la que confiaba plenamente y por la cual daba los putos riñones... No puedo creer que la haya perdido.

Llegue a casa, grite Annie por todas partes y no había ningún rastro. El teléfono sonó. Eran sus padres.

Zed y yo ya estábamos en camino al forense.

Ahora lo único que puedo decirte es que me siento mierda. Me siento parte de esa gente que se siente mierda, mierda parte de ella no mierda temporal ¿me entiendes?

Aceptar que Annie ya no estaba mas fue duro. Muy duro. Todavía bebo por ella.

Sus padres me mandaron a la jodida chingada, mis padres también. Los asesinatos cesaron después de su muerte. Ella fue la ultima. La maldita policía nunca resolvió el caso. Todo se maquilló como si nunca hubiese pasado nada. Y el asesino estaba caminando como un tranquilo inquilino. Todo bien.

Me largue al norte del país. Estuve 3 meses ahí, después investigue un poco más sobre los asesinatos de la calle amor.

Lo que descubrí fue horrible, amiga.

Yo conocía a las 11 víctimas. Es por eso que soy tu sospechosa numero uno, pero descuida, yo no las maté.

¿Sabes por qué? Porque sé quién lo hizo. Es por eso que necesito tu ayuda.

[…]

Hola, es mi primer relato. Espero les haya gustado. Muy pronto la segunda parte.