Asediado por depredadores en el bus
Aún lo recuerdo con temor y al mismo tiempo con placer, como aquel tío me metía mano a su antojo, no le importo para nada que íbamos en el autobús, ya que le ponía aún este tipo de lugares. Aprovechándose que por vergüenza callo, pues es demasiado declinante pedir ayuda, porque culpa de un acosador.
Asedio de depredadores en el bus
Un día más que tras salir del instituto no tenía las prisas por comer e irme al polideportivo, ya hacía un mes que había finalizado, pero bien recuerdo que fue llegar a casa y mi padre, decirme...
- “Aligera en comer que hoy tienes que ir Polideportivo”.
Y pensar que venía muy contento del instituto, donde cursaba yo BUP (Bachillerato Unificado Polivalente), cuya preparación para aquellos que no lo sepan, constaba de tres cursos (solía realizarse entre los quince y los diecisiete). Pero por mucho que proteste a mi padre, no me quedo otra que apechugar, almorzando con rapidez, pues incluso, cuando pensaba escabullirme, llegando esté a intuirlo. Acabando por llevarme mi padre en coche hasta el polideportivo, y durante el trayecto, no dejamos de discutir nuevamente por el hecho que, fui de nuevo apuntado, no dejando mi padre de justiciarse con eso de...
- “Te viene bien y lo sabes”.
Zanjando en su parecer la discusión. Pero mi erre que erre, acabo por recordarme mi padre mis facciones, cuyo cuerpo joven ya se le apreciaba cada vez más mis rasgos femeninos. Fisonomías que, aun sabiendo que no es mí culpa, ya que son parte de los síntomas de mi síndrome (SK). Pero como bien me decía mi padre...
- “Mira hijo debe comprender que yo estoy aquí para ayudarte, sé que te cuesta comprenderlo, pero con el tiempo lo comprenderás”.
Dice y sigue argumentando...
- “Solo intento que otros no pongan sus miradas en ti, y que sus malas lenguas y críticas, vayan hacia otro lugar, y cuando seas tú mayor, ya será cosa tuya, y harás lo que te salga de los huevos”.
Cuerpo cuya fisionomía levantaba ampollas entre los ‘machitos’, cuyas críticas y menosprecio como decía mi padre eran más que evidente, aunque de todas formas no podía ni ocultar y menos disimular, llamando la atención quizás por mi cabello largo (no tan largo, pues me llegaba hasta el cuello). Pero que hoy día, aquellos que me menospreciaban, puedo decir que hoy día lo ven normal, pues cada vez se ven más juventud ‘aniñada’, o como dice mi abuelo... ‘cada vez hay más afeminados’. Pero bueno, continuo...
Pues eso, fue llegar y enterarme que mi padre, a lo que me había inscrito no era otro deporte que el voleibol, sabiendo perfectamente él que me encanta, deporte que también practicaba en el colegio, pero a su fin deje de jugar. Cosa que mi padre, acabo por inscribirme, averiguando que no solo había equipos masculinos, sino también femeninos. Por lo que asistir se me hizo mucho menos amenos, ya que disfrutaba muchísimo, no solo del deporte sino de cómo lo practicaba y jugaban las féminas.
Y durante las primeras semanas, debo decir que la cosa estaba tranquila, no digo que no cogiera alguna que otra línea que prácticamente era una lata de ‘anchoas’, pero que no pasaba de ahí. Los meses pasaban, y mis amistades se fueron ampliando, no solo con los chicos sino con las mismas chicas, llegando a empatizar hasta con tres de ellas. Jugadoras del equipo femenino de voleibol, chicas que a modo de practicar nos quedábamos mas tarde para entrenar los cuatro, cuando no había nadie que se quedará. Tocando luego el regreso, volviendo a coger ese autobús de línea que venía atestado, transporte que me tocaba aguantar a los pesado de turno.
Obviamente os mentiría si no os digo que no había algún roce, pero no iba a mucho más. Todo tranquilo hasta que uno de esos días, donde sueles coger el autobús como siempre, atestado hasta no poder. Y ese día, no fue por otro motivo que un partido entre los dos equipos de la ciudad, día en el cual, durante el trayecto, comencé a notar como me manoseaban el culo. Persona que no pude distinguir a pesar de mis intentos, acabando por apartarlo en más de una ocasión, pero este tras aparta mis manos, volvió a lo mismo, acabando por oírle decirme...
- “Si no te dejas, comenzare a gritar que eres un maricón, y que me estas metiendo mano”.
Me negué e incluso le hice ver que nadie le creería, intentando hacerle frente como podía, esté energúmeno, me dijo con un tono amenazante...
- “Quizás tenga razón o quizás no, pero piensas que me creen solo por el hecho de ver tú aspecto, pocos pensaran que tienes razón e incluso nadie lo averiguara. Quedaras marcado y solo, por unos comentarios sin fundamentos”.
Dice y acaba...
- “Tú decides, si no me dejas ahora, te prometo que luego será peor para ti”.
Y aunque para mí mismo, me decía no lo permitas, acabe por dejarle hacer y así pensé que me dejaría, sintiendo como ese tío que no sabía cómo coño era, sentía como magreaba mis nalgas. Como metía sus manos por debajo de mis calzonas, introduciéndola por los perniles de esta, sintiendo sus dedos deslizarse por mis nalgas e ingle... uuuffff!!. Dedos que por la misma texturas de su piel, di por sentado que debía de ser un hombre mayor, dedos que en un momento dado llegaron a rozar mi orificio... uuummm!!.
Pero quizás la providencia me salvo, pues recuerdo que, durante el trayecto, el autobús paro en seco, y pudimos escuchar los pasajeros, como una pasajera denuncia a un individuo que le estaba tocando durante el trayecto. Denuncia que el conductor del autobús, como he dicho detuvo el autobús, quedándonos parados y retenidos en el interior hasta que llegó la Guardia Civil.
Pudiendo ver que eso podría hacer yo, pero, por otro lado, pude ver qué e incluso siendo una mujer, era objeto chisme e incluso chistes, diciendo de estas a sus espaldas que quizás lo haya provocado. Y recapacitar que, si siendo mujer le pasa esto, como pude pasarlo finalmente un chico, como que te lo hace pensar dos veces. Y ese día, obviamente no fue a más, ni el día siguiente y menos durante esa semana, y piensas que, gracias a este desafortunado accidente, uno de los que han salido ganando, no ha sido otra persona que yo.
Y un mes después de lo ocurrido, tras salir del instituto toca almorzar a la carrera, día que me acerco al deportivo el padre de una de mis compañeras, en vez que mi padre. Que, tras dejarnos, cada uno nos encaminamos a nuestros equipos, jugando y disfrutando de ese deporte tan maravilloso, y que tanto he disfrutado. Llegando este a su fin y tocando regresar, intimando con algunas chicas en la misma parada, montándome en mi línea de regreso a mi casa. Subiendo y ver que esta no cambia, tan llena como siempre, intentando llegar al fondo, pasando como puedo entre la multitud, y finalizar por quedarme a un metro de la puerta.
Estaba tranquilo con mis auriculares puesto, escuchando música y absorto en mil una cosa, cuando de pronto el tacto de una mano me hace sobresaltar, mano que palpa mis nalgas con descaro y aprieta, cogiéndome uno de mis glúteos. Acercándose esta persona lo suficiente para poder y sin levantar suspicacia, diciéndome al oído, sin llegar a extrañar al resto...
- “Me has echado de menos”.
Y es escuchar esa voz y tragar saliva, nervioso, intento mirar de un lado hacia el otro, solo por ver a este ‘fulano’, consiguiendo al final que llamen mi atención otros pasajeros. Mano que siento como al final la retira de mi glúteo, gesto que me hace respirar más tranquilo, pero para es así, simplemente ha sido un espejismo. Pues esté, pegándose de nuevo, me dice al ido...
- “Sujétate las calzonas por delante, y mantenla con fuerza”.
Ignoras el motivo, pero acatas sin pensármelo dos veces, actuando por inercia, y acto seguido siento como tira de mi prenda hacía abajo, prenda que no es otra que mis calzonas. Bajándomela hasta quedar a medio culo, mientras por delante se mantenía sujeta gracia a su advertencia, pudiendo escuchar un sonido en mi oído de satisfacción una vez que este volvió a palpar mis nalgas. Soltándome...
- “Mmmmm!!, menudo culito... eeehhh!!, tanto jugar con chicas como que se te ha pegado algo... no!!”.
Y como si se tratara de una montaña rusa, no solo por sus actos al tirar de mi prenda hacia abajo, sino que no has acabado de sentir miedo o pavor por una subida. Cuando al momento vuelves a sentir ese mismo espanto, no siendo eso otra cosa que, notar como algo frio y húmedo cae sobre el inicio de mis nalgas. Liquido viscoso que se diluye entre mis glúteos, elemento que ignoro y que me hace ponerme aún más nervioso, escuchando a esta persona decirme...
- “Sssssssuuuuuuchhhh!!, tranquilo”.
Tras su siseo que para nada me calmo, noto una de sus manos abaratar todo mi culo, mano amplio y que sus dedos presionaban con fuerza. Soltándome...
- “Uuuffff!!, menudo culito que tienes maricona, eres toda una bendición... nadie te lo ha dicho, aunque creo que estoy seguro que sí”.
Dice y siento como uno de sus dedos se resbala entre mis glúteos, diluyendo ese líquido viscoso hacia mi orificio, ayudando a introducírmelo... aaahhh!!, sintiendo como me lo introduce y lo saca... uuuffff!!. Y ese dedo en segundos acaba por sustituirlo por dos, acción que me hace morderme el mentón, no solo por evitar quejarme, sino por el mismo placer... uuummm!!. Y acto seguido y a pesar de mi temor por la situación, sentí lo más ilógico, pues note su glande alojarse entre mis glúteos, presionando directamente sobre mi orificio... uuummm!!.
Dándome por pensar que no debía de ser muy alto, pero haciéndome dudar al momento, pues note como esta persona que estaba detrás de mí, como hacía un movimiento a modo de flexionar sus piernas. Movimiento que al no escuchar a nadie quejarse, di por sentado que debía de ser una persona mayor, pues a estos y debido a su edad, nos da por permitirle casi todo.
Hombre que fueron escasamente minutos, descendiendo y al momento ascender, movimiento que me hizo sentir como empujaba su glande, ¡y este comenzar a introducirse... ooohhh!!. Tuve aguantar el dolor, no quedándome otra que soportarlo con ahínco, sintiendo esa verga entrar y el ardor inexplicable, cuando está salía de mi orificio... aaahhh!!. Diciéndome el dueño de esa polla...
- “El sexo se disfruta más, cuando más duro es”.
Y volver a repetir estos movimientos, sintiendo su polla entrar en mi interior poco a poco, volviendo a salir y volver a sentir ese ardor, dejándome una especie de quemazón. Y encima mientras nadie se percataba de lo sucedido, no extrañándose que esa persona mayor, pudiera moverse tanto. Dándome vergüenza denunciarlo, y quizás más ahora con su verga dentro de mí... uuummmm!!. Volviéndome esté a decir...
- “Debí advertirte un par de cosas ante, primera que mi polla es grande y la segunda que es bastante gruesa, ¡pero vamos que tú ya lo sabes... eeehhh!!”.
Convirtiéndose en un mete saca durante unos minutos, penetración que no debió de ser mucho más de seis u ocho minutos, pero que para mí fue una eternidad. Escuchándole en mi oído como este gozaba, y como se corría, pensando que me había dejado bien preñado, perro llevándome la sorpresa que no fue así. Pues cuando la saco, pude percibirlo, eso como cuando me subió mis prendas, sintiendo mi orificio dolorido y bien abierto, desapareciendo esta persona en una de las paradas. Y encontrándome en uno de mis bolsillos, una vez baje del autobús algo extraño, no siendo esto que un condón lleno de semen. El muy pervertido me había dejado las pruebas de la humillación, pruebas que no me servían para nada, pues no iba a denunciar.
Llegue a casa menos contento de lo que esperaba, dándome cuenta cuando me duchaba del estado de mi orificio, pues ya no solo por el enrojecimiento de este sino por lo abierto que estaba. Esa noche me tuve que pajear hasta en tres ocasiones, pensamientos que iban mucho más de lo sucedido, recordado y poniendo parte de mi imaginación. Quedándome dormido horas después, deseando volverlo a repetir, aunque luego me vengan los miedos y las dudas. Esa práctica deportiva me dio para mucho, pero bueno, eso lo dejare para otra ocasión, aquí os lo dejo, y lo dicho, agradecer a todos aquellos que me leéis y os haya gustado, espero que no os hayáis manchado demasiado. Si queréis saber más de mí, me lo hacéis saber a mi email es: jhosua 1974 @ gmail . com (obviamente todo).