Asco a él

La rutina de matrimonio de mas de 20 años te lleva a la cobardia de decir basta, ya no hay amor.

Hace tiempo que no escribo, no es por que no quiera, sino que mi interes por mi libro es mas grande.

En los pocos minutos que tengo libres por dia, me aboco a él. Pero hoy realmente lo deje de lado para relatar lo que siento, un sentimiento muy profundo contenido en una especie de mezcla conformada por abandono, tristeza, desamor y un sentido de culpa, que me es imposible sacar.

Mi situación esta llegando a un limite, el cual ya se hace sentir a cuatro vientos, contra viento y marea trato de buscar sin remedio ni valor algo de voluntad para seguir a flote mi matrimonio, no por que me interese recuperar algo de lo

todo

perdido, sino el soportar un tiempo mas, para poder establecerme con mis hijos en otro lado, que les pueda brindar poco pero indispensable para vivir y convivir en armonia, para no tener que depender de nadie, sentirme que yo puedo, que soy autosuficiente para lograrlo, y que mis hijos puedan estar lo mas confortablemente al lado mio, sin ningun reclamo ni angustia, mas la que normalmente se sufre en una separación, pero es tan imposible lograr un equilibrio, renunciar aunque sea por poco tiempo a la libertad, fingir que todo esta meramente bien, y tratar de no pensar que.

Que no vivis, que no estas bien, que no sos feliz. Y que la felicidad no pasa solo por estar conviviendo con la persona amada, sino pasa por tantas pequeñas cosas. Como por ejemplo disfrutar como siempre disfruto o por lo menos últimamente: el desayuno con mis hijos alrededor mio, contándome sus cosas, el compartir un mate con Sam, el ver por la ventana y a pesar que pasan tantas cosas no ver nada, y sentirse bien, el poder respirar profundamente aire puro y no ahogarse, el gozar de una película y sentirse relajada, el cenar en la cama sola y degustar un postre, y relamerse como un chico ante tal golosina, el estirarse en la cama y deleitarse que es solo para uno.

Pero llega el momento, el endemoniado momento, el cual esas malditas agujas del reloj parecen ensañarse conmigo, corren cada vez mas rapido, pareciera que ellas y yo hacemos una carrera eterna para pararlas, que no corran que atracen, y siempre ganan ellas, minuto a minuto en cierta hora las veo deslizarse con tan ardua velocidad que mis latidos empieza a acelerarse, que mi pulso es hasta visible, que comienza todo mi cuerpo a transformarse, que no hay lugar en él donde no me duela, que mi agotamiento es infinito, que mi respiración no es constante, que mis pulmones tienen que trabajar el doble, que mi alma tiene ganas de llorar a gritos que no, que estoy deseando que llegue el hombre poderoso y me salve de tanto mal. Que me abrace, y con solo su susurro o sus caricias todo mi ser pasara a componerse nuevamente. Pero en lugar de él llega el otro, personaje ya repetidamente visto, amor desgastado, confiando que nunca fue amor, persona desagradable a mis ojos.

Odio, si odio su manera de ser, su forma de pensar, su forma de hablar, y su forma de nunca solucionar nada, que parece que todo lo tuviera que arreglar yo. Se acerca, protestando, si, siempre, desde hace años que no hay dia que no lo hace, siempre hay un buen motivo para hacerlo, que el calor, que el frio, que la gente, que el negocio, que la mierda........., se va al baño, se baña, se afeita se perfuma, esperando ¿ que ? lo mas lógico..., si que su esposa satisfaga sus fantasias mas bajas, que lo ame que lo haga sentir hombre, eso que él nunca fue, si por que nunca fue hombre. Hombre pero de verdad, es aquel que hace sobre todas las cosas, feliz a una mujer, que la hace vivir en esa plenitud hasta en la adversidad, es aquel que mima, que ama, que siente la piel de su amada dentro de el, que esa mujer al lado del él se siente plena, contenida, sostenida y amada con todas las letras, que sus caricias la llenen, la agoten la ahoguen de felicidad.

Que su sexo sea sublime, y a la vez salvaje, que las caricias sean eternas, que al girar entre las sabanas, los dos sean uno todo el tiempo, en definitiva que la haga sentir una gran mujer.-

Pero todo lo contrario, es una caricia brusca sin pasión, un beso desesperado, como queriéndome devorar, automáticamente y sin pensarlo, mi cuerpo lo repela, lo rechaza, mis unicos sonidos son despectivos, casi como una autómata respondo ¿ que queres ?, mientras tiemblo no de miedo sino de asco, y el no saber que inventar en ese momento tan decisivo, Parece darse cuenta que la situación no da, que hubo un mal dia, que a lo mejor el trabajo o los chicos influyeron para que no pase, no se conforma pero lo acepta, refunfuñando girar en si mismo como una pelota, esta arruinado, no es la persona a la que crei querer alguna vez, duerme ya duerme, safe, otro dia mas que puedo respirar. Ya me aflojo es una noche mas de tranquilidad.-