Asalto aprovechado

Gracias a unos asaltantes pude vivir una gran experiencia y quedar como heroe.

Eran las 3:45 PM, la ciudad estaba invadida por un fuerte calor, realmente tenia ganas de una cerveza, pero era tal el bochorno que no tenia animo de levantarme, mi esposa y a mis hijos, no se encontraban, ese sábado casualmente tenían una reunión con mi suegra, donde estarían sus hermanas, a pesar de que disfrutaba de "jugar " con ellas tocándoles las tetas y rozándoles el culito, como ya platicaré en otra ocasión, ese día no quise ir obligado por el cansancio de una ardua semana de auditoria en el trabajo que me obligo a trabajar por mas de 14 hrs. diarias.

Sin más remedio me dirigí al refrigerador:

Me lleva, no había ni una mendiga cerveza.

La tienda me quedaba a dos cuadras de mi casa, por lo que sin pensarlo más y a regañadientes, poniéndome una gorra y mi pants, salí, tal vez por el efecto del calor o bien la hora ya que es hora de la comida, vi que la calle se encontraba mas vacía que de costumbre, vivo en una colonia tranquila con poco tránsito vehicular y de personas, pero siempre se encuentra uno a alguien en el camino, en fin sin mayor atención proseguí mi rumbo, al llegar a la tienda no encuentro al señor que siempre atiende, pensando que se encontraba en la bodega me acerque a tomar unas cervezas del refrigerador, esperando que llegará.

Al ser asiduo cliente conocía bien al propietario, Martín un hombre de unos 60 años moreno de 1.85 mts, con quien tenia cierta amistad más por el trato continuo que por otra cosa, él estaba casado con Sofía una morena un poco pasada de carnes pero que se ve que en sus años jóvenes debió atraer algunas cuantas miradas, también morena, de 1.70 mts. Ellos tenían 3 hijos, Martín de 35 años, Martha de 30 y Sonia de 27, todos casados y que en ocasiones se turnaban para cuidar la tienda, ya que vivían en el mismo lugar, pues al ser de los primeros habitantes de la colonia, don Martín se había hecho de un buen terreno, que después dividió y en el cual sus hijos construyeron sus casas.

En fin por más que espere no salía nadie, y cuando iba a gritar escucho algunas voces exaltadas que me hicieron ponerme en alerta:

Pendejo te dije que hoy no había dinero

Bueno ya chinga, pero al menos sacamos para la semana

Oye, además la vieja esta bien buena, podríamos emparejarnos con ella, ya viste las tetas que se carga?

Lo anterior hizo que me preocupara y me trate de esconder detrás del refrigerador ya que al estar este al fondo del local si trataba de salir fácilmente me notarían.

No chingues ya te dije que no, y quien sabe si no la mataste con el madrazo que le pusiste.

No mira todavía respira, y nada más de verle las tetas me estoy calentando.

Pues mira si quieres que te chinguen haya tú pero yo me voy antes de que venga alguien y nos agarren.

Sin más salio de la bodega un tipo gordo, al que solo pude verle la panza ya que estaba de espaldas a mí, y renegando lo siguió otro tipo más esbelto y alto pero a quien tampoco pude distinguir.

Una vez en la calle se retiraron a toda velocidad corriendo, no sin antes cerrar el local, que no tiene más que una puerta común y corriente como acceso, al ser tienda de barrio no tenia nada sofisticado.

Cuando comprobé que no había peligro, salí y me dirigí a la bodega en ella me encontré a Don Martín, que sangraba de una oreja y se encontraba desmayado, se veía también que tenia varios golpes en el cuerpo y estaba amarrado, tal vez lo golpean para que les diera el dinero, al lado se encontraba Sonia su hija, amarrada y con una venda en los ojos y una en la boca de tal forma que no podía ver ni hablar, pero estaba consiente y se movía insistentemente, demás presentaba una blusa blanca desgarrada que a dura penas, podía cubrir sus grandes pechos, pero aun tenia el sostén, su falda rosa, estaba también rasgada y deja ver unas duras y firmes pierna, y tal vez por la situación y la visión que tenia ante mi sentí que una erección me llego de golpe, ahora vi que la chica no estaba nada mal, por el contrario era un buen espectáculo el mirarla.

Tratando de alejar esos malos pensamientos me acerque con la intención de ayudarla, pero al sentirme cerca, volvió a moverse y tratar de luchar emitiendo algunos ruidos a penas perceptibles, en esta lucha "sin querer" toque sus pechos y su piernas en varias ocasione por lo que mi excitación estaba aumentando por segundo, así que dejándome llevar por la situación, decidí hacer algo que tenia tiempo quería realizar. Afortunadamente para mí, yo no había pronunciado ninguna palabra, por lo que no podría reconocerme y me cuide de seguir así hasta concluir mi recién elaborado plan.

Primero verifique que don Martín siguiera inconsciente, lo moví varias veces, y no respondió así que verifique sus amarres (por si acaso) y también le vende los ojos y le tape la boca, una vez hecho esto me dirigí a mi victima.

Ahora sí con todo descaro comencé a tocarle las tetas por encima del sostén, ella se revolvió lo que pudo, ya que no era posible que pusiera mucha resistencia, de un tirón le arranque el sujetador, quedando al aire esos dos grandes melones, que culminaban en dos pezones negros de un tamaño proporcional a los pechos y sin más comencé a mamárselos lo mas rápido que pude, ya que mi excitación me obligaban a casi comérmelos, era una delicia el poder chuparlo, grandes, duros, mientras chupaba uno con una mano le pellizcaba el otro y luego cambiaba, estuve así unos momentos, pero recordé la advertencia del asaltante, alguien podía venir y entonces sí estaría en un buen problema, entonces incremente mis movimientos por sus piernas hasta llegar a sus bragas, blancas las cuales también arranque dejando ver un buen bulto de pelos negros, que me excitaron a un más, sin mas comencé a meterle dos dedos en el chochito, mientras seguía pegado a sus tetas, al sentirme incremento sus movimientos pero estos ya eran totalmente inútiles, seguí metiendo los dedos en su panocha que se mantenía totalmente seca, no tenia tiempo de mas, me escupí mi pene para tener una pequeña lubricación y comencé a metérselo, no estaba muy estrecha, por lo que pensé que se la cogian muy seguido, pero aun así el morbo del momento hizo que sintiera delicioso, como iba penetrando lentamente, a la vez que desgarrando ya que al estar seca, la situación era un tanto dolorosa para ambos (menor para mí), pero el tiempo seguía siendo mi enemigo principal, por lo que una vez que tenia metida la mitad se la deje ir de un solo golpe, sentí como todo su cuerpo se tenso y e incluso me pareció ver alguna lágrima que salía por la venda, pero ya estaba en eso, comencé el rápido mete y saca, acompañado del manoseo y pellizco de sus tetas.

No tarde mucho en sentir que terminaba, así que me introduje lo más que pude y descargue mis huevos en su interior, a lo que ella ya no se resistió, pues ya no tenía ningún caso. Me quede algunos momentos dentro de ella y decidí cumplir un último capricho más, siempre que termino de coger, tengo que ir a orinar al baño, pero no había baño, así que decidí aprovechar y descargar también mis orines dentro de ella, sentir como volvía a inundar y salir hasta lavarme los huevos, fue algo que no puedo describir, pero una sensación y un gusto inolvidable, finalmente me separé y pude observa como en el piso cerca de su entre pierna se observaba una mezcla de semen y orín.

Completada mi acción, tome un balde que utilizaban para lavar la tienda y que tenía agua, y con esta procedí a diluir los restos del semen del piso y de la panochita que acababa de perforar. Medio acomode sus ropas para cubrir lo mas esencial y salí del lugar dando un fuerte golpe en la puerta de la bodega, para que notaran mi huida. Una vez en la tienda verifique y esta seguía vacía, en las calles no había nadie, abrí la puerta de entrada a la tienda, y regrese al refrigerador destape una cerveza y comencé a tomarla lentamente, todo me había tomado 15 minutos aproximadamente.

Cuando habían pasado alguno minutos más entro una señora, vecina mía a quien salude y me pregunto por don Martín, yo le dije que creía que estaba en la bodega, porque desde que llegue a tomarme mi cerveza le hable pero no había salido, la señora lo llamo varias veces y al no contestar, decidimos entrar (yo haciendo gala de valor entre primero), para descubrir la escena que ya conocía, hablamos a la policía, mientras los soltábamos. Irónicamente, la venda que había puesto a don martín en los ojos, sirvió para detener una hemorragia que tenía producto del golpe que los ladrones le habían dado.

Se hicieron algunas averiguaciones, la señora y yo fuimos a declarar como los habíamos encontrado, y tiempo después lograron capturar a los presuntos criminales, que se dedicaban a robar y secuestrar personas en la zona.

De mi nadie sospecho nada, por el contrario me agradecieron mucho la ayuda y ahora en diferentes ocasiones hemos convivido mucho, finalmente Sonia esta embarazada y aparentemente feliz con su esposo, pero casualmente el tiempo de embarazo que lleva coincide con el que ha pasado desde ese día, aunque nadie comenta nada.

Espero que les haya gustado, es mi primer relato, pero tengo varios más. Pueden escribirme a seroca311@terra.com.mx