Asaltada en la barra

Un local abarrotado, un hueco para pedir en la barra y una joven con ganas de jugar.

ASALTADA EN LA BARRA

Me había tocado pedir la bebida y me encajaba junto a una chica en un minúsculo hueco junto a la barra, segundos después, tres chicos se metían con calzador al otro lado, propiciando que la joven se estrujara contra mí. Me giré interrogándola con la mirada pero ella se disculpó con una sonrisa mientras los señalaba.

Los chicos volvieron a removerse propiciando un nuevo desplazamiento de mi vecina, esto la llevó a estrujar sus gordas tetas contra mí. Esta vez, sentir su presencia no me incomodó y por esa razón lo dejé pasar.

Esperábamos al camarero que pasaba de nosotras, cuando una caricia descarada se coló bajo mi blusa… ahora nadie la había empujado, pero el roce embriagador de sus dedos encogió mi estómago.

Intenté zafarme y apartarla, pero adivinó mi debilidad… ella se mantuvo firme en su manoseo. Mi mirada se perdió en el suelo, intenté disimular, apartar su mano sin decisión, pero termine derrotada…

Mis senos quedaron libres de ataduras y los sobó a través del vestido de gasa. Notaba su respiración azarosa en mi oído. Intentaba deshacerme de sus manos, pero sus caricias eran un narcótico para mis sentidos y mi resistencia, lejos de detenerla la excitaba.

Estaba siendo utilizada y la gente permanecía ajena a nuestro momento… yo miraba, temerosa de ser descubierta, pero nadie prestaba atención al movimiento de sus oscenas manos bajo la barra.

No di crédito cuando la noté colarse bajo mi falda… cerré las piernas. Posé mi mano sobre la suya para intentar detenerla… pero ella se zafó y alcanzó mi braga empapada. Entonces una segunda mano se introdujo por detrás… ambas tiraron de la fina tela despojándome de ella. Esta quedó enganchada en los tobillos, entonces, se agachó con naturalidad y guardó su trofeo.

Juro que lo intenté evitar, pero su mano se abrió paso hacia mi rincón más íntimo…un espasmo me recorrió al sentir sus dedos traviesos en el centro de mi deseo, entonces, tuve que apoyarme  en la barra esconder mi placer.

Los dedos de aquella cría se abrían paso entre mis labios vaginales. Las piernas me temblaban. Sabía cómo tocarme, cómo hacer que me consumiera. Estaba mojada, avergonzada, excitada. Movía las caderas dejándome llevar como una cualquiera, acompasando el movimiento a sus dedos, disimulando mi placer, con la mirada perdida.

Se impregnó de mí, mis fluidos se derramaron, y noté un fino hilo de flujo recorrió mi muslo interno.

Una segunda mano se coló para alcanzar el recóndito anillo del ano. Me daba igual, quería que tomara de mí lo que quisiera yo se lo daría. Los fluidos eran esparcidos por mi culito virgen, sentía la invasión de su falange, la resistencia a su empuje…

Mis ingles anhelaban su roce. Mis piernas fallaron y varios latigazos de placer recorrieron mi cuerpo. Recibí una colección de espasmos. Me abandoné al éxtasis absoluto y acallé mis gemidos mordiéndome un dedo.

Me dejó jadeante con la mirada en el suelo y la respiración desatada… después desapareció.

Una historia real que he remasterizado para presentar en un concurso de relatos cortos…

Deseo que os haga sentir.