Arreglando la familia 4 y final

Tal vez había llegado el momento de meter a Alf en el grupo. Tanto Vicki como yo estábamos convencidos de que metidos en harina y con Vicki en el grupo se entonaría lo suficiente como para follar también con mamá. Todo era calentarlo.

Dos días después quedé con Vicki de nuevo en el parque. Necesitábamos hablar de lo que haríamos a continuación. Esta vez apareció sola y para mi desgracia con pantalones, aunque eran elásticos y marcaban cada curva de su cuerpo como si fuese desnuda. No me dejaría su tanga de recuerdo.

—Hola Nesto —saludó alegre en cuanto llegó sentándose a mi lado.

—Hola, hermanita —contesté con un beso.

—¿Qué hacemos ahora? —preguntó yendo al grano directamente.

—Yo le plantearía a mamá lo que papá no se atreve.

—¿Y cómo crees qué se lo puede tomar? —su voz decía que le preocupaba el resultado.

—Creo que mejor de lo que esperamos. A fin de cuentas ya participó en un trío.

—Pero no con dos hombres.

—Eso se puede solucionar —dije dejándola en suspense.

—¿Cómo?

—Con una cosa que compré por internet —contesté tendiéndole una bolsa que tenía a mi lado—. Mira.

—¿Qué es esto? —preguntó intrigada mientras la abría.

Lo siguiente que abrió fueron los ojos de una forma desmesurada. Había visto el arnés con dildo que había comprado. Así una de ellas podría adoptar el rol de un tío mientras la otra era follada por los dos lados a la vez. Sus ojos brillaron con lujuria.

—Creo que con esto sí dejaría que mamá me petase el culo para ir preparándolo para ti —dijo insinuante.

—¿Quieres probar?

—Cuanto antes —admitió lujuriosa—.Ya lo estoy preparando —confesó como si fuese un secreto.

—¿Ah sí?

—Sí —dijo mirando a los lados para ver si había alguien por los alrededores mientras se ponía en pie—. Ven. Mete la mano —dijo tomando mi mano mientras apartaba un poco el pantalón.

Mis dedos acariciaron sus nalgas guiados por la mano de Vicki hasta que llegaron a su ano. Allí tropezaron con una superficie lisa y pulida. Me sorprendí y ella rió al notarlo.

—¿Te gusta? —preguntó juguetona.

—Joder —exclamé al darme cuenta de que se trataba de un plug anal. Por lo visto al final no llevaba una cola como el otro. Seguramente era liso o tenía una piedra de adorno—. Me gustaría más verlo en directo en un sitio más tranquilo. Y sacarlo para comerme ese culazo que tienes.

Le di un pico y ella abrió la boca para fundirnos en un apasionado beso.

—Tendrás que esperar a encontrar el momento y el lugar —dijo guiñando un ojo juguetona cuando se separó de mí.

Tal vez había llegado el momento de meter a Alf en el grupo. Tanto Vicki como yo estábamos convencidos de que metidos en harina y con Vicki en el grupo se entonaría lo suficiente como para follar también con mamá. Todo era calentarlo.

Además, según él mismo, lo que deseaba era dar un paso más en su relación con mamá. Quería hacer realidad ciertas fantasias que temía que ella tomase por perversiones y se negase en redondo como ver a su mujer siendo follada por otro.

Lo hablamos entre nosotros y decidimos hablar con ellos por separado. A Mamen la tantearíamos para ver si estaba dispuesta a entrar en el juego y a Alf para ver si se decidía a entrar en nuestro juego. En caso de que Mamen aceptase, creíamos que no sería difícil convencerlos a ambos para participar en nuestras orgías.

Comenzamos por hablar con ella. El mejor momento sería durante una de nuestras sesiones de sexo.

Después de terminar de follarla entre ambos Mamen quedó rendida tumbada aún con las piernas abiertas y chorreando semen por su abierto coño y una sonrisa de felicidad que la hacía preciosa. Nosotros estábamos uno a cada lado, los tres abrazándonos y acariciándonos.

—Mamen —comencé yo—. ¿Te gustaría añadir algo más de morbo a estas sesiones?

—¿En qué estás pensando? —preguntó levantando una ceja pero no recelosa.

—En añadir a otra persona —le contestó Vicki. Mamen abrió mucho los ojos, sorprendida.

—¿Otra persona? Supongo que te refieres a otro hombre. Eso no puede ser. Si se entera vuestro padre nos mata a los tres —negó convencida.

—¿Y si ese otro hombre fuese él?

—Estáis de coña. ¿Verdad? Nunca se prestaría a eso.

—¿Y si lo convencemos? —pregunté yo.

Mamen me miró como si viese a un marciano. Se quedó callada un minuto. Estaba convencido de que lo sopesaba esperanzada. A fin de cuentas todavía amaba a su marido y estaba seguro de que le encantaría retomar su vida sexual con él. Añadir las orgías que teníamos entre nosotros a su rutina sexual sería un aliciente lo bastante morboso para ella.

—No creo que podáis conseguirlo. Pero si lo deseáis, podéis intentarlo. Eso sí. No se os ocurra contarle nada de esto sin saber que está dispuesto. Si se entera ya sabéis que pasaría —concedió muy seria.

—Déjalo en nuestras manos —dije yo convencido de nuestro éxito. No haremos nada que ponga esto en peligro.

—Creo que te mereces un regalo por tu buena disposición —dijo Vicki levantándose de un brinco.

—¿Qué te traes entre manos? —preguntó Mamen sonriendo ilusionada.

—Ahora lo verás. Estoy seguro de que te gustará —contesté mordiéndole con cariño un pezón.

Mamen agarró mi pelo y levantó mi cabeza para morrearme.

—Si viene de mis hijos y amantes estoy segura de que sí.

Vicki apareció poco después con el arnés colocado en torno a sus caderas. Un dildo de mediano tamaño apuntaba de frente como un espolón. Mamen abrió los ojos como platos admirando la belleza de Vicki con una polla.

—¿Es para mí? Gracias hijos —dijo ilusionada—. Siempre quise que me follasen los dos agujeros a la vez.

—Pues ahora mismo lo vas a disfrutar —dije besándola antes de tumbarme de espaldas en la cama y tirar de ella para que se subiese sobre mí.

Sin perder tiempo buscó mi polla con la mano y la acercó a su sexo. Poco a poco se fue empalando con un largo suspiro de placer. Cuando todo mi miembro estuvo dentro de ella se inclinó sobre mi pecho exponiendo el culo.

—Adelante Vicki. Despacio, por favor. Es la primera vez con dos a la vez y no sé cómo será. Pero me muero de ganas.

Vicki se acercó al culo de Mamen. Lo lamió un rato lubricándolo bien. Mamen se movía ligeramente disfrutando la sensación con una sonrisa radiante. Cuando lo creyó bien lubricado, Vicki se puso de rodillas tras Mamen y con la mano guió el dildo a la entrada trasera. Mamen abrió los ojos y la boca como si necesitase aire cuando sintió la punta entrando.

—Despacio, cielo. Pero no te detengas aunque me oigas gritar a no ser que te lo pida.

—Descuida Mamen —dijo Vicki decidida dando un nuevo empujón que arrancó un pequeño grito de sorpresa.

Vicki siguió empujando. Mamen cerraba los ojos con fuerza debido al esfuerzo. Sentí que su vagina apretaba con fuerza mi polla. Podía notar en mi pene el roce del dildo entrando.

Vicki seguía empujando inmisericorde hasta que el dildo estuvo entero dentro del culo de Mamen.

—Ya está todo dentro —informó—. ¿Qué tal?

—Déjame coger aliento, cariño. Nunca había sentido nada igual. Esto es la gloria —sonrió Mamen muy quieta mientras su culo se acostumbraba al intruso.

Al cabo de un minuto comenzó a mover las caderas muy despacio buscando el ritmo adecuado. Vicki le ayudó comenzando a bombear mientras acariciaba sus nalgas. Se agarró un pecho acariciando su pezón con la punta de los dedos. La escena que tenía lugar ante sus ojos era demasiado lujuriosa como para permanecer impasible. Su cara decía que necesitaba una polla dentro. Pero estaba dispuesta a proporcionar a su madre el máximo placer posible y se aplicó con toda su maestría a ello. Se folló el culo de su madre como le gustaría que se lo follasen a ella misma.

Nuestros esfuerzos no tardaron en dar sus frutos. Con un gran alarido de placer, Mamen se rompió en un escandaloso y prolongado orgasmo. Nosotros seguimos castigando sus agujeros hasta que notamos que ya no podía más. En ese momento nos retiramos dejándola caer rendida pero satisfecha. Yo no me había corrido todavía pero lo haría con Vicki que estaba también deseando tener su ración de polla en su interior.

Dejando a un lado a Mamen recuperándose, Vicki se colocó sobre mí y sin esperar un momento guió mi rabo a su interior. Cuando estuvo totalmente empalada dejó escapar un suspiro de placer. Al fin se sentía llena.

Sin esperar un minuto comenzó a cabalgarme con furia mientras yo me agarraba a sus pechos como un bebé hambriento. Chupé y tiré de sus pezones con mi boca hasta que poco después ambos lográbamos sincronizar nuestro orgasmo. Nuestros cuerpos se abrazaron fundiéndose en uno solo mientras yo lo soltaba todo dentro de ella y ella se convulsionaba presa de un intenso orgasmo. Con los últimos espasmos de placer me besó y nuestras lenguas pelearon dentro de nuestras bocas comiéndose ávidas.

Nos rendimos al cansancio abrazados a Mamen cuya respiración comenzaba a normalizarse.

—Gracias, hijos .Ha sido el polvo más intenso de mi vida. Creo que nunca me había corrido igual .Vicki, tienes que probarlo —la animó besándola con cariño.

—Me da cierto miedo. Nesto. ¿Te animas? Pero con cuidado, por favor.

—Lo estoy deseando. Pero no te preocupes. Lo haré con cuidado y si no puedes lo dejamos —dije besándola a mi vez.

Vicki y yo nos tumbamos uno al lado del otro besándonos. Ella estaba boca abajo y Mamen se acercó a mi polla con la boca para ponerla a tono. Mientras tanto con cuidado penetró el esfinter de Vicki con su índice. Vicki dio un respingo cuando sintió el dedo en su interior pero se relajó enseguida sabiendo que era para prepararlo para lo que vendría después. Mamen no tardó en añadir un nuevo dedo. Esta vez Vicki soltó un gemido pero no era de dolor. Comenzaba a disfrutar de sentir su culo follado. Poco a poco los dedos comenzaron a entrar con menos dificultad y entraban ya hasta el fondo.

Los gemidos de Vicki se acentuaban a medida que Mamen incrementaba el ritmo. Un par de minutos después mi miembro estaba a punto deseando entrar por la deseada retaguardia de Vicki.

Mamen creyó que las cosas estaban ya dispuestas para que pudiesemos desvirgar el culo de Vicki.

—Ven cariño. Ya puedes follarte este maravilloso culo —dijo dejando de mamar.

Me incorporé y me arrodillé tras Vicki acariciando sus portentosas nalgas. Ella se incorporó también mostrando su esfínter dispuesto para su estreno.

Mamen dejó caer un chorro de saliva en el culo de su hija y tomó mi polla para acercarla hasta la entrada. Se acercó a mí y me dio un pico cariñoso.

—Empuja, Nesto. Con cuidado, pero empuja.

Animado por Mamen empujé mis caderas hacia delante. Vicki, en un gesto reflejo, se echó hacia delante un segundo, pero enseguida volvió a su posición inicial dispuesta a recibir mi polla en su culo. Tenía la cabeza hundida en la almohada con las manos aferradas con fuerza a sus lados. Estaba dispuesta a soportar cualquier dolor con tal de sentir el mismo placer que parecía sentir su madre con el culo lleno de polla.

Sentí como mi polla se aplastaba contra la entrada negándose a entrar. El gruñido de dolor de Vicki me hizo detenerme. Soltó un suspiro como tomando fuerzas de nuevo y se giró hacia mí. Gotas de sudor perlaban su frente.

—Dale —dijo decidida.

Volví a empujar, esta vez un poco más fuerte y Vicki soltó un grito desgarrador que ahogó contra la almohada cuando el glande entró de golpe. Echó una mano hacia atrás que de agarrotó sobre la mia pidiendo que me detuviese. Asustado me detuve dispuesto a sacarlo.

—Espera, por favor. Esto es enorme. Creo que me vas a romper al medio.

—¿Quieres que la saque? —pregunté besando su espalda.

—No. Espera. Déjame que lleve yo el ritmo —contestó decidida.

—Como desees. Si no puedes avísame.

Mamen se escurrió bajo su cuerpo para dedicar sus atenciones al coño de su hija. Vicki pareció relajarse un tanto cuando sintió su sexo acariciado por la lengua de Mamen. Animada al fin, empujó el culo hacia atrás. Yo me mantuve firme para permitirle regular la penetración a su gusto. Jadeaba por el esfuerzo como si estuviese dando a luz.

De vez en cuando se detenía y respiraba con fuerza. Cuando volvía a empujar un gruñido acompañaba su esfuerzo. Estaba decidida a clavarse mi polla hasta el fondo y no cejaba en su empeño aunque eso le rompiese el culo. Yo comenzaba a estar preocupado. No es que yo estuviese excesivamente dotado, pero su culo sí era más estrecho de lo normal.

Mamen seguía comiendo el coño de Vicki para que la excitación le ayudase a olvidar el dolor.

Vicki siguió esforzándose para empalarse del todo en mi polla hasta que al fin al cabo de cinco minutos sintió el roce de mis piernas contra su culo. Aliviada, sonriente por el logro y sudorosa giró la cabeza para mirarme orgullosa.

—Lo conseguí —dijo antes de soltar un gemido de placer provocado por Mamen al succionarle el clítoris—. Cabrona —protestó divertida mirando a Mamen que salió sonriente de debajo de su hija.

—Sigue marcando tú el ritmo, campeona —la animé dejando un beso en su cuello.

Agradeció la caricia con una sonrisa y me miró.

—Creo que no podré sentarme en lo que queda de año. Pero estoy contenta.

Tras tomarse un minuto de descanso esperando que so esfínter se relajase acostumbrándose al intruso, comenzó a moverse. Ahora su cara era de satisfacción. Se acercaba y se alejaba hasta sentir que el intruso estaba a punto de abandonar el escondite. Paulatinamente fue incrementando el ritmo y la profundidad al mismo tiempo que sus gemidos ganaban intensidad. Mamen le acariciaba la vagina y los pechos al mismo tiempo incrementando el placer de Vicki.

—Joder, esto es increíble —exclamó Vicki entre dos jadeos.

—¿Te gusta, cariño? —se interesó Mamen sin dejar de acariciarla.

—¿Gustar? Gustar es poco. Me encanta. Toma tú el control, Nesto. Fóllame duro, que quiero tu leche dentro.

Me afirmé en sus caderas e incrementé el ritmo. El agujero me apretaba el pene una barbaridad, pero era una presión muy agradable. Yo empujaba hasta que mis caderas chocaban con su culo, metiendo hasta el último milímetro de polla en aquel glorioso culo.

Al cabo de poco tiempo estaba a punto de correrme.

—Me voy a correr, Vicki. No aguanto más. Estoy a punto.

—Solo un poco más, Nesto. Me falta muy poco. Joder, esto es la gloria —gimió implorando.

—Ya, Nesto. Córrete en mi culo y llénalo de leche —dijo poco después. Yo ya notaba los espasmos que comenzaban a sacudir sus caderas.

Me vacié en sus entrañas con un grito salvaje. Era la mejor culminación de un polvo de toda mi vida. Creí que no dejaría de escupir leche y cada sacudida de mi rabo arrancaba un nuevo gemido de Vicki. Finalmente mis huevos se vaciaron pero no me moví del interior de Vicki. Quería sentir esa sensación el máximo tiempo posible. Mientras tanto la respiración de Vicki comenzaba a calmarse y movía sus caderas suavemente disfrutando de los últimos instantes mientras mi polla comenzaba poco a poco a perder tamaño.

Finalmente salí de ella y poco después un chorro de lefa salía de su abierto ojete. Me tumbé desfallecido a su lado y levanté un poco la cabeza para besarla. Ella se dejó caer boca abajo. Mamen le acariciaba las nalgas sonriendo al ver la cara de felicidad de su hija.

—¿Te imaginas, cariño —preguntó a Vicki—. Estar frente a frente besándonos mientras nos enculan a las dos?

—Uff —contestó Vicki—. Solo de pensar en eso ya me caliento.

—Pero para eso tendréis que convencer a papá.

—Eso déjalo de mi cuenta —le guiño un ojo Vicki—. Quiero que me la meta él también. Y no descarto que me follen los dos a la vez.

—Mejor que una polla de plástico. Yo también lo estoy deseando. Espero que acepte.

—Lo hará. Verás como lo hace. No creo que sea tan tonto de rechazar semejante placer.

Nos reímos los tres aunque tanto Vicki como yo sabíamos que Alf aceptaría encantado. Mamen todavía creía que su marido era demasiado “tradicional” en el sexo.

Vicki y yo nos pusimos de acuerdo. Ella lo prepararía durante uno de sus encuentros y después hablaríamos los dos con él. No tardó más de un par de días en llegarme un mensaje citándome en una cafetería. Cuando llegué estaban los dos sentados en una discreta mesa. Nuestro padre estaba un tanto tenso por la situación. Vicki no le había dicho cuánto sabía yo de su relación y no le había contado nada sobre la relación con Mamen. Simplemente lo había animado a participar en una orgía. Eso parece que le gustaba, pero se quedó de piedra al verme entrar.

Yo me senté al lado de Vicki y le di un pico. Papá se quedó blanco al ver las muestras de cariño entre nosotros.

—¿Qué crees qué haces? —preguntó enojado.

—Cálmate, ¿vale? —lo interrumpí antes de que cogiese carrerilla—. Sé perfectamente de dónde venís. Así que no pretendas hacerte el ofendido.

Su cara perdió el color. Miró a Vicki interrogándola con la mirada, pero ella sonreía tranquila.

—Te lo explicaré para dejarlo claro. Vicki y yo hemos hablado. Me ha contado todo lo que pasa entre vosotros —la mirada de Alf pretendía ahora fulminar a Vicki que lo miraba el silencio por encima del borde del vaso lleno de cerveza que bebía—. Nos preocupaba el mal rumbo que llevaba tu relación con mamá. Temíamos que podríais acabar divorciados. Vicki me explicó lo que le habías contado.

—Vaya. Gracias por guardar el secreto —recriminó a Vicki—. ¿Y qué pretendes? ¿Chantajearme?

—De eso nada. Nunca haríamos eso —contesté incluyendo a Vicki—. Tenemos intención de arreglar vuestro matrimonio y nuestra familia.

—¿Ah, sí? ¿Y cómo pretendéis lograr eso? —preguntó despectivo.

—Vuestro problema es que no habláis. Se supone que tenéis la suficiente confianza como para plantear cualquier cosa en la pareja. Pero no lo haces.

—Hay cosas que no le puedes plantear a tu mujer —dijo como si fuese una obviedad.

—No. No hay nada que no puedas plantear. Lo peor que podría decirte mamá es que no acepta. Pero no es un ogro con quien no se pueda hablar.

—Además tu madre ya se ha buscado a alguien —dijo encogiéndose de hombros—. Nuestro matrimonio ya solo lo es en papeles.

—¿La amas? —preguntó Vicki.

—Claro que sí. Pero… tengo ciertas necesidades y ella no está por la labor.

—Eso no lo sabes —contesté.

—Sí lo sé. Ella nunca aceptaría mis gustos. Diría que soy un degenerado. Además ya te digo que tiene a otro.

—Lo sé. En realidad tiene a otros —aseguré dejándolo perplejo.

—¿Y cómo sabes eso?

—Porque uno soy yo —Alf abrió los ojos como platos.

—¿Cómo te atreves a acostarte con tu propia madre? —rugió intentando contener la voz para no llamar la atención.

—¿Y me lo dices tú que te follas a tu propia hija? Mamá tenía necesidad de sexo y al menos lo solucionó sin salir de casa —contesté tranquilo.

—¿Y el otro? ¿Uno de tus amigos? —preguntó recordando de repente lo que había dicho yo.

—No. La otra soy yo —contestó Vicki con calma—. Y sabemos, porque lo hemos hablado con ella, que le encantaría que te unieses al grupo. Pero ella, como tú, tiene miedo de que seas un retrogado que no lo entienda y montes un pollo.

Alf se quedó mudo. Le costaba procesar tanta información de golpe. Nos miraba alternativamente como preguntándose si nos estábamos burlando de él.

—¿Sabe ella qué estamos ahora hablando de esto? —preguntó hundido.

—Sabe que yo intentaría convencerte —contestó Vicki.

—¿Y qué puedo hacer?

—Puedes seguir como hasta ahora y al final todo se irá a la mierda o podemos irnos los tres a casa y follar los cuatro como si no hubiese un mañana. ¿Qué prefieres? —pregunté.

—¿Mamá sabe lo nuestro? —preguntó mirando a Vicki.

—No. Ni necesita saberlo. Simplemente le diremos que hemos hablado contigo con franqueza omitiendo lo nuestro con ella y que estás de acuerdo si ella lo está.

—Le dijimos que tampoco te contaríamos lo nuestro con ella. Así que no metas la pata. Teóricamente ni tú te has acostado con Vicki ni nosotros con ella. Cuando lo hagamos, para ambos será la primera vez ¿De acuerdo? —pregunté tendiendo mi mano.

El miró mi mano dudando. Después miró a Vicki que le hizo un gesto de asentimiento aminándolo. Volvió a mirar mi mano y tendió la suya. Su cara decía que estaba más tranquilo. Incluso animado ante la perspectiva de arreglar su matrimonio.

—De acuerdo. Espero que salga bien —dijo al estrechar mi mano. Vicki se levantó y le plantó un beso en los morros. Después vino a mi lado e hizo lo propio.

—Saldrá bien. Ya lo verás —dijo Vicki con voz cantarina—. Tú espera a la puerta mientras hablamos con mamá. Yo te avisaré.

Salimos de la cafetería tras brindar por el éxito de nuestro plan y nos marchamos a casa. Cuando llegamos Alf esperó en el portal mientras nosotros subíamos a hablar con mamá.

Mamen nos esperaba en el salón, nerviosa. Casi dio un brinco cuando abrimos la puerta. Nuestras caras sonrientes le dieron una pista de que todo había salido bien. La pusimos al tanto de la entrevista con papá y soltó aire aliviada. Tampoco le contamos la aventura de Vicki y Alf. La avisamos de que él esperaba abajo su decisión. Hicimos un poco de tiempo antes de que Vicki avisase a nuestro padre para que subiese.

Alf abrió la puerta y se quedó mirando al interior. Nosotros tres estábamos esperando en pie. Parecía dudar. Finalmente Mamen dio un paso al frente y entonces se decidió a entrar. Se juntaron en un abrazo y se besaron.

—¿Estás de acuerdo con el plan de nuestros hijos? —preguntó Alf todavía desconfiado.

—Lo estoy si tú lo estás —contestó ella sonriendo mientras acariciaba su pelo.

—Tenemos unos hijos maravillosos —dijo él mientras se abrazaba de nuevo a su mujer.

Vicki y yo los rodeamos abrazandonos a ellos. Ella se colocó detrás de Alf y yo lo hice detrás de Mamen. Vicki me guiño un ojo y comenzó a acariciar el pecho de Alf llevando sus manos hacia abajo sin disimulo. Yo hice otro tanto con Mamen. Ellos no hicieron ademán de separarse, conscientes de que el otro estaba siendo magreado por su hijo.

Desabotoné la blusa de Mamen mientras Vicki hacía otro tanto con la camisa de Alf.

Nuestros padres deshicieron el abrazo y se giraron hacia nosotros para corresponder a nuestras atenciones.

—Gracias —susurró Mamen a mi oído mientras me abrazaba. Yo la besé como respuesta.

—Creo que estaríamos más cómodos en vuestro dormitorio —dijo Vicki a Alf.

Las dos mujeres marcharon en cabeza abrazadas. Alf me echó un brazo por el hombro rezagándose un poco.

—Habéis salvado nuestro matrimonio. Muchas gracias.

—Y vaya par de hembras tenemos a nuestra disposición —contesté guiñándole un ojo.

—Ufff —fue su escueta contestación.

Cuando entramos en el dormitorio las dos mujeres estaban besándose. Se giraron sonrientes en nuestra dirección al vernos. Nosotros nos quedamos parados, admirados ante tanta belleza. Ellas volvieron a juntarse y comenzaron a desnudarse una a la otra.

—¿También tendremos que follarnos solas? —preguntó Vicki llevándose un dedo a la boca en un gesto de pícara inocencia mientras Mamen se reía.

En una décima de segundo estábamos también nosotros en pelota picada. Nuestras pollas estaban ya mirando al cielo.

—Después de usted, caballero. Elija —dije a Alf invitándolo a adelantarse.

—Hoy no elige nada —se adelantó Mamen—. Empieza conmigo. Que tiene varios polvos pendientes.

—Será un placer, señora —sonrió él satisfecho al sentir que sus fantasias se hacían realidad y eso le devolvía su hombría con su mujer.

Yo me acerqué a Vicki y la tumbé sobre la cama. Ella levantó las piernas aguantándolas con las manos para ofrecerme su coño que ya brillaba por la excitación. Me lancé a el como un tuareg a un oasis y bebí con ganas haciendo que la habitación se llenase con los gemidos de Vicki. Alf por su parte hacía otro tanto a mi lado con Mamen totalmente entregada. Madre e hija se tomaban de la mano con los nudillos agarrotados. La primera en correrse fue Vicki y poco después lo lograba Mamen. Alf no pudo ocultar una sonrisa de satisfacción por el éxito logrado. Después de mucho tiempo había logrado provocarle un orgasmo a su mujer.

Intercambiamos los sitios y las mujeres y fue ahora Mamen quien se ocupó de mi polla mientras Vicki hacía otro tanto con Alf. Mi padre no podía apartar la mirada de Mamen, disfrutando del espectáculo de ver a su mujer chupando la polla de otro hombre. Hubiese jurado que su polla crecía más aún por la visión de su mujer de rodillas chupando una polla que no era la suya.

Con suavidad apartó a Vicki y cogió a Mamen para tumbarla sobre la cama. Vi sus intenciones y me aparté con Vicki que me esperaba ya en cuatro.

Alf se tumbó sobre Mamen y sin perder tiempo apuntó su polla al coño de Mamen. Esta la recibió con un largo gemido. Rodeó las caderas de Alf con sus piernas y lo apretó contra si buscando su boca.

Vicki y yo nos olvidamos de ellos y nos dedicamos a nuestros asuntos. La follé largos minutos hasta que ambos nos corrimos en una explosión simultanea. Me dejé caer sobre ella y la besé en el cuello. Ella giró la cabeza al lado contrario donde se encontraban nuestros padres.

—Un éxito rotundo —dijo en un susurro mientras sonreía,

—Mejor incluso de lo que esperaba. Por cierto, gracias por tu culo.

—Sabes que siempre cumplo mis promesas —respondió con un hilo de voz.

—Nunca lo dudé. Pero reconozco que tenía miedo de hacerte daño.

—Lo hiciste muy bien. Me gustó mucho —reconoció girándose para besarme.

Cuando nos separamos, Vicki se arrodilló al lado de nuestros padres y acercó un pecho a los labios de Alf que se cerraron en torno a el como un bebé hambriento. Yo me coloqué al otro lado y ofrecí mi polla a la boca de Mamen. La tenía morcillona pero la hábil lengua de ella la puso enseguida a tono de nuevo. Un minutos después ambos se corrían a grito pelado.

Nos dejamos caer los cuatro sobre la cama, desmadejados y felices.

—Alf, tenemos unos hijos fantásticos. Han logrado salvar nuestro matrimonio —dijo mamá.

—Lo siento Mamen. No me atrevía a proponerte algo así. Creí que me mandarías a la mierda diciendo que soy un degenerado —dijo él besándola.

—Entonces lo somos los cuatro —sentenció Vicki risueña—. Y me encanta. Ahora quiero que papá me folle el culo —dijo ante nuestra sorpresa.

—Mejor usa el nombre de pila, Vicki —dijo Mamen.

—¿Para qué? Tiene más morbo papá y mamá.

Nuestros padres se miraron un segundo y sonrieron.

—Entonces ven aquí, hijo —dijo Mamen—. Fólllate tú el culo de la degenerada de tu madre. Creo que a tu padre le encantará verlo —aseguró dándole un morreo que se la puso dura de golpe.

Tal como habían hablado, las dos mujeres se coloraron una frente a otra, besándose. Nosotros ocupamos nuestros sitos detrás de ellas dispuestos a follarnos unos culos maravillosos. Así todos podíamos ver a la otra pareja al tiempo que nos entregábamos  a la nuestra.

La visión de la cara de Vicki cuando la polla de Alf entró en su apretado culo era un poema. Después ver como se bamboleaban sus generosos pechos al ritmo de las embestidas, así como el gesto de placer de su cara era maravilloso. Tras varios minutos follando como conejos, uno a uno fuimos acabando de nuevo. Habría sido genial lograr hacerlo sincronizados. Pero también habría sido un milagro.

De todas formas, satisfechos y rendidos, caímos en cama y así nos quedamos dormidos hasta el día siguiente.

A partir de ese momento no era raro que cualquiera de las dos parejas fuese sorprendida en pleno polvo a cualquier hora del día o la noche. En vez de asustarse o pedir perdón, el “intruso” se unía a la fiesta y listo. La familia nunca estuvo tan unida como a partir de entonces.

Ahora os dejo, que Alf me llama pidiendo ayuda para contentar a dos mujeres de infarto.

Espero que os haya gustado.