Arreglando asuntos legales.
Mi tía tiene un problema tremendo con un asunto legal, mi prima me pide ayuda.
Era un día precioso, el sol hacía poco que había salido y ni una nube se divisaba en el cielo. El mercurio marcaba unos muy agradables 20 grados. Llevaba el techo de mi Mazda bajado y me dirigía a través de muy poco trafico hacía el centro comercial. Aun con todo no se podía decir que estuviese de demasiado buen humor.
Amanda, mi novia, y yo llevábamos sin parar de discutir desde hacía semanas y la verdad es que la cosa parecía que no iba a dejar de pasar así como así. La verdad es que la situación era una jodienda, no solo por la desestabilidad emocional que todo esto me provocaba, sino por que tenía una falta evidente de sexo que el matarme a pajar no podía arreglar. Amanda provocaba en mi que mi vida fuese un puto caos y esa era en realidad la razón de mi visita al centro comercial. Necesitaba comprarle algo que pudiese dar pie a un armisticio. La experiencia me lo indicaba, o era yo quien daba el primer paso o iba jodido.
Acababa de aparcar cuando la pantalla de mi móvil se iluminó. Raramente cojo una llamada si no reconozco el numero, pero por alguna extraña razón en esa ocasión lo cogí.
¿Hola? -Dije, esperando oír una respuesta grabada por un call center, gilipollas que somos que a veces nos metemos en la boca del lobo sabiendo que nos metemos.
¿Fer?, hola soy Andrea - Su voz sonaba distante, como si estuviera hablando a través de una lata.
Mi prima Andrea y yo habíamos crecido juntos. Tan juntos que durante años fuimos inseparables. Hacía años que aquello, Andrea se había trasladado con sus padres a Canarias hacía ya años. La verdad es que con el paso del tiempo aunque la distancia se había notado, la chica había logrado mantener el contacto con llamadas cada dos o tres meses en las que me iba a poniendo al día de cómo era su vida en Tenerife. La verdad es que la tía llamaba en el momento justo para levantarme la moral. Llevaba ya un par de años oyendo mis penas y ese día era un día perfecto para ello.
- ¡Hey, Andrea!, ¿Desde que numero me estas llamado?
- Es un teléfono nuevo, perdí el anterior y la verdad es que llevo semanas intentado localizarte.
- Lo siento la verdad, no suelo coger llamadas desconocidas.
- Ya, pero coño, después de tanta insistencia esperaba que acabases preguntándote quien te llamaba con tanta insistencia.
- Lo siento. ¿Pasa algo? - pregunté.
- Bueno la verdad es que tenía que hablar con alguien.
- Joder, me estas preocupando. Cuéntame – le dije con gran curiosidad.
- Mi madre hipoteco la casa de la abuela y debido a los problemas económicos que estamos pasando ha pagado últimamente las mensualidades, en fin, que el banco se la va a quedar – a su madre le había quedado como herencia la casa de nuestra abuela, una casa de grandes recuerdos para nosotros pues era donde habíamos pasado nuestra infancia y donde había prometido veranear juntos el resto de nuestra vida.
- ¿Cuando? - pregunté.
- El proceso de ejecución se ha iniciado. Le han dado el aviso de desalojo de ayer."
-¿Cuanto tiempo tenemos?
No lo sé. He intentado hablar con ellos pero a mi no me dan la información porque la casa esta a nombre de mi madre, ella se niega a hablar con ellos. No se si es vergüenza o no reconocer la realidad, pero el caso es que no sé los detalles - Me di cuenta por su voz que ella estaba a punto de llorar.
Está bien. Tengo algo inexcusable que hacer en este momento. Dame un par de horas y te vuelvo a llamar a este número."
OK - fue su débil respuesta.
¿Fer?
¿Sí?
Lo vamos a solucionar, ¿no?
Dalo por hecho.
Una hora después entraba en la casa de Amanda. Sus padres estaban forrados y la casa era una pasada. Después de tres años de relación entraba allí como Juan por su casa
La puerta estaba abierta, cruce el hall y me dirigí a la cocina donde era más fácil que estuviese Amanda estudiando, la tía no estaba pero a través del ventanal pude ver que estaba al borde de la piscina. Me hubiese gustado no verla, pero la vi. Antonio, uno de mis mejores amigos estaba sentado en una tumbona con su bañador doblado en el posa brazos y con Amanda de rodillas entre sus piernas con la cabeza metida en su entrepierna. Realmente a Amanda solo le veía el culo, pero después de tres años de follármela conocía ese culo, ese pedazo de culo, como ningún otro. La hija de puta movía su cabeza de arriba abajo mientras Antonio le acariciaba su cabello y resoplaba echando la cabeza para atrás.
La verdad es que el sexo con Amanda había sido una mierda desde hacía un año. Los primeros años fueron la leche y no pensaba que ninguna muer en el mundo podría ser tan en la cama. En los últimos tiempos con tanta discusión, nuestros polvos se podían contar con los dedos de las manos. Polvazos, eso si, pero pocos. A veces pensaba que valía la pena las discusiones para luego ver como mi novia se derretía al notar como mi polla le abría las carnes.
Se me heló la sangre y se me pusieron los pelos de punta mientras veía la doble traición. Amanda se estaba tocando el coño mientras con su boca destrozaba a nuestro común amigos.
Antonio echó la cabeza hacia atrás, gemía de placer y yo sabía que había llegado el momento. Mi novia estaba recibiendo una larga corrida en su boca. Antonio se estaba corriendo, llenando su boca con su “puñalada por la espalda”. Abrí la puerta sin hacer ruido, me fui acercando a ellos mientras Antonio se recomponía y Amanda se acariciaba el coño con saña a punto de llegar a su propio orgasmo.
- Perdón por la interrupción, los dos.
Antonio y Amanda me miraron con cara de asombro, ambos con la boca abierta, la polla del chico se salió de la boca de mi novia. Los dos tenían los ojos como platos. Yo les sonreía mientras me acercaba a ellos maldiciéndome por no tener mi teléfono en la mano grabando a la zorra de mi novia y la lefa que le caía con su barbilla.
- Fer, esto no es lo que parece! – dijo Amanda mientras se intentaba limpiar la corrida de su cara con el antebrazo y Antonio cogía una toalla para cubrirse a sí mismo
- Bueno – dije con calma – si no es lo que parece, ¿a lo mejor me podéis explicar que es eso que parece la polla de uno de mis mejores amigos en la boca de la zorra de mi novia y no lo es?.
Era evidente que la mierda de sexo que había recibido de esta hija de puta durante los últimos años tenía una clara explicación. Así aguantaba la tía tanto tiempo sin follar y solo hacía las paces cuando se subía por la paredes.
¿Qué haces aquí, Fer? – me dijo Amanda, indignada por tener que hablar al mismo tiempo que limpia la lefa blanca y viscosa de la boca y la barbilla.
Vine a darle esto – le dije mientras le lanzaba la botella de perfume. Ella trató de atraparlo, pero se escapó de entre sus dedos y cayó el alicatad - se suponía que iba a ser un regalo de reconciliación, pero considéralo un regalo de despedida. Ni se te ocurra llamarme, venir a mi casa o ponerte en contacto conmigo por ninguna razón.
Sabía que tenía segundos para salir de allí antes de que ella comenzase a llorar. Lo pude ver en su cara - la transición de pánico, a la ira, a lamentar. Incluso en estas circunstancias, no podía soportar verla llorar. Uno no se desenamora en dos minutos, pero creo el tercer movimiento de cabeza hizo que algo se rompiese en mi. Di media vuelta y volví a entrar en la casa. Cuando salía de la casa me encontré a mi suegra, bueno ex suegra en esos momentos.
hola Fer ¿Cómo estás cariño?" – me dijo.
Hola Mariluz. Estoy mucho mejor ahora que hace un rato, gracias, pero creo que Amanda te necesita en la piscina. Creo que es importante - Dije, sonriendo con malicia.
Ah vale, ¿le pasa algo?
Ni idea, esta abajo llorando por noseque – la tía me miro como diciendo, ¿si estaba llorando por que te vas? - Será mejor que bajes - dije en respuesta a su pregunta no formulada.
Se dio la vuelta y empezó a correr mientras yo salía fuera de la casa.
Las pasé realmente putas las siguientes horas, mi cabeza era un cumulo de ideas, recuerdos y emociones. En el fondo me sonreía pensando que diría la madre de la puta de mi ex cuando viese a su hija con un tío con la polla fuera del bañador. A saber que patraña le contaría.
Volví a casa y empaquete sus cosas, realmente no eran muchas. Tan solo un par de bragas, un par de zapatos, unas camisetas y una cazadora. Lo metí todo en una caja y lo dejé junto a la basura al salir de casa. Fui a una ferretería y compre una cerradura, volví a casa y con el manual en la mano cambie yo solo la cerradura de casa, realmente no pensaba que se fuese a atrever aunque nunca sabía de los que esta loca sería capaz de hacer por despecho.
Me di una ducha. Una larga, larga ducha caliente. Habían sido tres años de mi vida los que había pasado con ella. Yo no consideraba todo aquello como un desperdicio. Tuvimos nuestros buenos tiempos de lo contrario no estaría jodido como lo estaba. Como dije, al principio la tía fue un volcán en la cama, Amanda quería probarlo todo y nos fuimos a través de casi todas las fantasías que cualquiera de nosotros podría imaginar. Ella era aventurera, desinhibida y divertida de estar a su alrededor. Un día las cosas simplemente se secaron. Su entusiasmo se había ido, su hambre de sexo saciado. Se había convertido en asexual. Ella no quería más, solo a cuenta gotas.
Esa noche salí con mis amigos, la verdad es que me cogí un pedo del copón. Evité amigos comunes con Antonio, aquella noche y aun esperando volver a casa acompañado volví más solo que la una. Me la machaque antes de caer dormido victima del alcohol.
Me levanté con una terrible resaca. Mi teléfono estaba atestado de llamadas. Amanda, su madre, el teléfono fijo de la casa de Amalia y de nuevo el numero desconocido desde el que me había llamado Andrea – mierda, la casa – dije en alto. Me había olvidado de ella y de la casa.
Me metí en la ducha y me metí bajo el chorro. Abrí los ojos y me quedé mirando el suelo. En mi visión periférica me di cuenta de algo que de repente no pertenecía. Había una botella de champú de color rosa en mi bañera. Me di cuenta de lo irritante que sería continuar viendo recordatorios de ella. No había tirado todas sus cosas. Habíamos estado juntos durante tres años y prácticamente vivía aquí. Me iba a tomar mucho tiempo liberar mi vida de ella. Tenía que salir de aquí. Este apartamento, esta ciudad, esta vida que vivido estaba tan entrelazada con ella y estructurada en torno a su presencia.
Cerré el grifo y salí sin ponerme una toalla. Me desplomé en la cama empapado, con gran cantidad de vapor saliendo de mi piel. Debí de estar allí por una hora. Estaba jodido con Antonio e iba a echar de menos a Amanda.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por mi teléfono al sonar. Probablemente Amanda llamando para tratar de explicarse.
Cogí el teléfono y contesté con el pulgar sin molestarse en mirar quien era la persona que llamaba.
- Que te jodan. Hemos terminado. Te dije que no me llamaras. Vete a la mierda.
- ¿Fer? - ¡Mierda! Era Andrea. ¡La casa! Me había olvidado de ella de nuevo.
mierda, Andrea, lo siento de verdad que iba a llamar pero las cosas se me complicaron de mala manera desde que te colgué.
¿Problemas con Amanda?
Si - Suspiré, pesado y lento.
Bien. Me alegro de que no soy yo la única con problemas - bromeó.
Pues yo estoy jodido de verdad, en serio muy jodido.
Lo siento – me dijo con pesar – pero te tengo que ver a pesar de todo.
La verdad es que no me vendría mal salir de aquí.
Pues ya sabes Fer.
Hablamos de un par de cosas más y colgamos.
Hice una pequeña maleta, llame a mi jefe y salí a la calle en busca de un taxi que me llevase al aeropuerto.
El billete me costó una pasta, esto de no comprar los billetes con tiempo es lo que tiene.
Tuve que esperar más de tres horas a la salida de mi avión, salir de casa sin mirar los horarios, de nuevo es lo que tiene.
El vuelo duró dos horas y medias. Llamé a Andrea, insistía en venir a buscarme a pesar de que estaba en la playa con dos amigas, yo me negué. Cogí una “guagua”, que es como en Canarias llaman a los buses, el trayecto hasta Puerto de la Cruz era de una hora. Me bajé del autobús y volví a llamar a mi prima.
- Andrea, ya estoy aquí. ¿Cómo quedamos?
- Estoy en la playa del Peñon, vente.
No tuve más que preguntarle a un paisano y después de andar tres minutos me encontré con el mar. Solo tuve que seguir el paseo marítimo hasta que con el teléfono en la oreja a lo lejos vi a mi prima que sin ningún pudor me saludaba dando saltos desde la playa sin preocuparse de que estaba en topless. Joder menudas dos tetas que tenía la chica.
Andrea se lanzó sobre mi abrazándome y dándome dos besazos uno en cara carrillos, sus dos pechos se clavaron en el mío.
Me cogió de la mano y me acompaño a donde estaban sus amigas. Por supuesto las dos estaban en topless. Dos pedazos de hembras.
Me quité la camiseta y me senté con ellas. Me alegraba ver que Andrea independientemente de sus problemas disfrutaba del momento con sus amigas. Yo no perdía ripió de las seis tetas que en mi presencia se movían.
Quedamos con las chicas para cenar y salir a tomar algo cuando el sol empezó a ponerse.
- joder Fer, ¿ que pasó en Madrid? Me tienes preocupada.
- Pues poca cosa, pillé a Amanda con la polla de un amigo en la boca.
- Joder, ¿y como?
- La verdad es que prefiero no hablar del tema. El tema se acabó y sencillamente dejémoslo ahí.
- Vale, lo siento.
- No te preocupes. Dime, ¿como va lo de tu madre?
- Pues la verdad es que no se ni por donde empezar.
- Pues empieza, si no te molesta claro.
- No. Pues más o menos sabes todo. Al banco se le debe una pasta, mi madre se niega a reconocerlo, y ella es la única que puede saber cuanto se debe.
- ¿Y que podemos hacer?
- Bueno para empezar enterarnos de la deuda. Pero no sé como.
- Yo si. Bueno, el banco quiere cobrar y si le das una excusa para acercarse a cobrar nos darán la cantidad. Recuerda, soy abogado.
Nos duchamos, Andrea era mucho más desinhibida que la última vez que la vi. Salió de la ducha secándose como si estuviese sola en casa, hice como que era lo más normal del mundo pero desde luego que le di un visual de lo más intenso.
Salimos y nos reunimos con sus amigas. Nos tomamos unas doradas bien frías y después fuimos a un restaurante del puerto donde nos tomamos unas viejas, llamados peces loro en la península, y unas buenísimas papas arrugadas.
Nos tomamos una copa en la mesa del restaurante y después nos fuimos a un bar. Las dos amigas de Andrea eran de los más solicitas, la verdad es que según pasaron las horas pensé que tenía que elegir a quien follarme esa noche. Yaiza fue la primera que se fue, me dio dos besos a cada uno y salió pues según dijo se le había hecho tardísimo. La jugada estaba clara, se quedaba María que era la que tenía las tetas más grandes, esta me dio con un palmo en las narices cuando pasadas las tres anunció que también se iba.
- j aja ja primito, la cara que se te quedó cuando María se fue.
- ¿Se notó mucho?
- Muchísimo. Se ve que tu tienes más necesidad de sexo que yo.
- ¿Tu tienes mucha?
- Bueno, ya es un tiempo sin novio, pero bueno, en estas salidas entre semana a veces me encuentro a algún amigo y compenso. Hoy desgraciadamente no he visto a ninguno.
- Ósea que nos vamos los dos calientes a casa – y Andrea rió.
Andrea solo tenía una cama por la que aunque hice ademán de tumbarme en el sofá, ella insistió que me metiese en la cama con ella.
El alcohol y el viaje me hicieron caer muerto nada más apagar la luz, y solo me despertó a media noche oír a mi prima gemir mientras se masturbaba disimuladamente.
Hice como que seguía durmiendo, pero por el rabillo del ojo vi a mi prima correrse con una mano en el coño y la otra en la boca para no gritar.
Nos despertamos tarde pero a un a tiempo de llegar al banco. No tenía un traje, pero me puse mi ropa más formal y salimos hacía el Banco Santander.
- buenos días, ¿la directora por favor?.
- Si un segundo - me dijo la administrativa levantándose y entrando en un despacho – pase por favor.
- Buenos días – dije al entrar en aquella oficina.
- Hola, yo a ti te conozco.
- ¿Perdona?
- Si, tu eres Fernando noseque.
- Si, Fernando Álvarez Gijón
- Si, soy Pilar Sánchez Armesto, no te acordaras de mi, estudiamos juntos en ICADE, pero yo era dos años más joven, ya sabes las jovencitas que nos fijamos en los mayores.
- Ah, si Pilar, perdona, perdona. Claro que si.
- ¿Y en que te puedo ayudar?
- Si, claro. Mira mi clienta Isabel Sánchez tiene una deuda con vosotros y la tía esta en shock y no sabe ni siquiera que tipo de deuda es.
- ¿Pero tu eres familia o su abogado?
- Ambas cosas.
- La verdad es que sin una documentación no te puedo dar esa información, el banco es muy serio en lo de protección de datos.
- Bueno, te entiendo, pero me he venido desde Madrid para arreglar el tema y la verdad, entiendo al banco, pero si quiere cobrar tendrá que ayudarnos, porque lo primero que necesitamos es saber que cantidad se debe – Pilar me miro fijamente, cogió un papel, abrió una carpeta y escribió 48.000 euros, 17 meses sin pagar, a semanas de ser subastado.
- Yo no te he dado esto.
- Por supuesto - le di la mano y me levanté.
- Fernando, perdona. ¿Que haces esta noche? – me dijo cuando estaba a punto de salir por la puerta.
- No lo sé, ¿por?
- Bueno, tengo la noche libre y a lo mejor te apetecía quedar a tomar algo y recordar los tiempo de ICADE – la zorra debía de estar salida porque no me entraban desde hacía tiempo una tía así. La mire de arriba abajo, tenia unas tetas grandes pero algo caídas, buen canalillo, un poco entrada en kilos. En medio segundo me pasó por la cabeza esa cara gritando de placer o la imagen de mi prima corriéndose como una loca.
- Dame tu teléfono y si tal te llamo, no creo, tengo la agenda hasta arriba – si se ponían las cosas muy mal la llamaría.
Salí de banco donde Andrea me esperaba.
- Lo tengo. Vamos a un bar y hablamos – andamos unos metros y nos metemos en el primer bar que encontramos – mira Andrea, la situación es la siguiente. Tu madre debe 48.000 euros, lleva 18 meses sin pagar y en unas semanas lo llevan al juzgado. Por mi experiencia llegado a este punto el banco o le das el dinero o lo subastan y lo que les den. En realidad la casa vale más, el banco con recuperar su dinero les llega.
- Pero eso es injusto.
- Míralo como quieras, pero las cosas son como son. ¿Cuánto tiene tu madre?
- Nada
- ¿Y tu?
- Escasamente 3000 euros, ¿y tu?, ¿tu pondrías?
- Bueno, yo tengo ahorrados 18.000 euros, y por supuesto que os los dejaríamos, pero seguiríamos debiendo 21.000
- ¿Y el banco no negociaría?
- No, el banco no lo hará. En total tu madre debe 48.000 en no pagados y lo que le quede por pagar. Que me imagino que serán un pico.
- ¿Y no te puedes enterar?
- Creo que si.
Volvimos a casa y comimos, echamos una siesta en la que Andrea se volvió a meter en la cama con un microtanga que dejaba a la vista su perfecto culo y que le salía algo de vello púbico por encima de la parte delantera. La camiseta marcaba muy sensualmente sus puntiagudos pezones.
Me estaba poniendo a cien por momentos.
Nos despertamos tres horas después. Cogí mi móvil y le mande un mensaje a Pilar.
- ¿A las 10 en el Pescador?.
- ¿En el paseos marítimo? Contestó Pilar.
- Si.
- Allí estaré.
Nos pasamos tirados en el sofá el resto de la tarde. A las 9 me metí en la ducha. Estaba en pelotas debajo del agua cuando Andrea entró a lavarse los dientes. Se me quedó mirando a través del espejo.
- menuda minga que tiene mi primo. Espero que te lo hayan dicho antes, pero estas bastante bueno en pelotas.
- Lo que te pasa que estas muy salida.
- No sabes tu cuanto. Que suerte va a tener esta noche la directora.
Llegué puntual al pescador. Pilar me esperaba sentada bebiendo un malvasía. Llevaba un vestido suelto aprovechando el buen tiempo. De nuevo mostraba sus grandes pechos en el escote del vestido. Nos dimos dos besos y me senté. Tomamos un rico atún y de nuevo unas papas arrugadas.
Hablamos de nuestros años mozos, de la gente en común que podíamos conocer y de la vida de cada uno de nosotros.
Nos tomamos una copa en la mesa y a continuación fuimos a Banana´s Bar a tomarnos una. Según iba bebiendo Pilar se iba acercando más y más. Me besó al contarle una confidencia al oído, la música era alta. Me dieron ganas de rechazarla, pero sabía a lo que había ido.
Medía hora después entrabamos en su casa mientras nos besamos agresivamente. La empotre contra la pared mientras soltaba su vestido para que este acabase en sus pies. Pilar llevaba un tanga que dejaba a la vista un gran culo con algo de celulitis un sujetador sin tirantes que solté. Le di la vuelta y agarré una de sus caídas tetas. Metí mi mano en su braga y le metí un dedo en su peludo coño. Pilar dio un gemido. Arranqué sus bragas rompiéndolas y le metí dos dedos. Pilar se retorcía de gusto. Empujé de sus hombros hacía abajo y Pilar viendo mis intenciones se puso de rodillas y abriendo mi bragueta se metió mi dura polla en la boca. Me la chupó con ganas, la verdad es que eso de que las gorditas son mucho más agradecidas en una verdad como un templo.
No me quería correr por lo que estando a las puertas de mi orgasmo la hice subirse y dirigirme a su cama.
Pilar se tumbo sobre la colcha y se abrió de piernas mientras con una mano subía una de sus ubres y se mordía el pezón.
- Ven corazón, hazme el amor.
- Te voy a follar Pilar, te voy a follar.
- Folláme si, folláme.
Puse mis manos en sus rodillas y las abrí todo lo que pude. Me aproximé hasta ella y con mi polla en la mano se la metí sin miramientos. Pilar puso en blanco los ojos cuando mi rabo la penetró.
- joder que polla Fernando, que polla.
Empecé a darle con todo mi repertorio. La penetraba lento, le daba duro, le mordía los pezones, amasaba sus tetas. Pilar se tocaba su carnoso clítoris al compas de mis envestidas. Ambos sudábamos como pollos.
Follamos durante una hora.
- agggg como me gustas cabrón. Me gustas desde la universidad.
- ¿Te gusta?
- Me vuelve loca.
- ¿Y por que no pediste polla en ICADE?
- Era virgen
- ¿Y te masturbabas?
- Todos los días
La hice correrse dos veces y la saqué de su coño poniéndome de pie en la cama. Se la volví a meter en la boca y deje que me la chupase durante unos minutos. Le hice chuparme los huevos hasta que me recompuse pues estaba a punto de correrme.
Se la volví a meter.
- como me gusta esa polla.
- ¿Si?
- Joder, hasta cuando te quedas.
- Hasta mañana si no puedo avanzar en el problema de mi tía.
- ¿Si te quedas me follarás mañana?.
- ¿Tu que crees?
- ¿Va a negociar el banco?
- Ya es tarde aggggg, dame duro.
- Y cuanto debe además de lo impagado.
- 100.000 euros más - y le metí un dedo en el culo.- Noooo por ahí no – y le metí un segundo. – no me gusta por ahí, para – otro dedo dentro - que no Fer, que no me gusta.
- Hoy te gustará – y sacando mi polla de su coño, quité los dedos del ojete y de un golpe la ensarté.
- Agggggg sácala, por dios, sácala – empecé a darle poco a poco para luego aumentar la velocidad. No hizo falta mucho para la mujer empezase a gemir y gritar de placer mientras se sobaba sus grandes tetas. Me corrí en su culo después de que la zorra se corriese.
Pilar insistió en que me quedase a dormir, pero con la escusa de que dormía en casa de un familiar. Salí de la casa y me dirigí a casa de Andrea.
La luz estaba apagada, entré en la casa sin encenderlas. Me desnudé en el salón y entre en la habitación. En silencio me metí en la cama.
- ¿Ha gozado mucho? – me dijo Andrea que no dormía.
- Como una loca.
- Joder llevó haciéndome dedos desde que te fuiste.
- ¿Y eso?
- Necesitada que esta una.
- ¿Y te has quedado con ganas de más?
- Bueno, si me lo cuentas con algo de detalle, seguro que me hago uno más antes de dormir.
En silencio le fui relatando mi noche, desde cuando Pilar me besó hasta cuando me corrí en su culo. Le fui dando detalles y oyendo como Andrea iba gimiendo mientras movía su mano bajo la sabana.
Encendí la luz y retiré la sabana. Andrea estaba desnuda en un punto de no retorno y aceleró su mano y mientras me miraba a los ojos corriéndose a la vez que tensaba su cuerpo, solo duró dos minutos. Le di un beso en la frente y apague la luz. Dormimos abrazados el resto de la noche.
- Fer, tenemos que hacer algo - me dijo mientras se levantaba y se dirigía hacia el baño, la verdad es que la tía tenía un culo que hacía perder la razón.
- Ya, ¿pero que? –le grité mientras cerraba la puerta y empezaba a oír como orinaba en el wáter.
- No sé, necesitamos a bote pronto unos 30.000 euros y después vamos a necesitar parar los próximos meses unos 3000 al mes.
- Pues como no quieras que atraquemos el banco, creo que lo tenemos bastante jodido.
- Hombre, ese banco no, pero otro.
- Tu estas loca, como vamos a atracar un banco.
- Muy fácil, compramos unas pistolas de juguete, vamos el viernes a la La Caixa y nos llevamos la pasta.
- ¿Por qué La Caixa?
- Que yo sepa es el único que no tiene una puerta de seguridad ni un arco de seguridad detector de metales – me tenía alucinado.
- Ni de broma me meto yo en una cosa así. ¿Tu sabes la de años que te pueden caer si te pillan haciendo esto?
Pasamos el día en la playa. Esta vez Andrea no había quedado con sus amigas por lo no pude deleitarme en las tetas de las amigas de mi prima y me tuve que conformar con las suyas. Que no era poco.
Comimos allí y después de un par de horas más al sol decidimos volver a casa.
- Fer, tengo que salir. ¿Te apañas solo?
- Por supuesto.
Andrea regresó dos horas después. Traía una bolsa de Toy’r’us, se dirigió a la mesa de la cocina y vació su contenido en ella.
- ¿Dos pistolas de juguete?
- Si, dos pistolas.
- ¿Y que piensas hacer con ellas?
- Atracar un banco.
- ¿Y el chivato rojo del cañón?
- Pues muy fácil. Tengo un taladró en el armarios. Con un poco de maña se lo podemos quitar y agujerear un cañón.
No me lo podía creer, estaba en el salón de la casa de mi prima con una taladro abriéndole el cañón a una pistola de plástico.
Decidimos no salir y quedarnos en casa. Hacía un calor y una humedad de mil demonios. No es que estuviésemos en casa con poca ropa, era además que la ropa se nos pegaba al cuerpo y en el caso de Andrea le marcaban sus tetas perfectamente.
Mi prima se retiró antes que yo, cuando entre en la habitación media hora después dormía desnuda encima de la cama y con un dedo metido en su precioso coño. La cabrona se había quedado dormida haciéndose feliz. Me dieron ganas de despertarla a pollazos, pero era mi prima y no debía.
Cuando por la mañana aparcamos el coche a dos manzanas de la sucursal de la Caixa hacia un calor mañanero que no justificaba las cazadoras que llevábamos ambos. Teníamos las pistolas simuladas dentro de ellas y las medias en los bolsillos.
No nos atrevimos, sencillamente no nos atrevimos a entrar en el banco y robarlo, evidentemente éramos dos muy malos atracadores. De vuelta a casa fui pensando arreglar todo aquel problema.
- ¿Pilar?
- Hombre, ¿no te habías ido?
- No al final como sabes no hemos podido arreglar nada de lo que me trajo a la isla.
- Ya, es muy duro, pero…
- Ya…
- ¿Qué haces esta noche?
- Ufff casi ni me puedo sentar – dijo entre risas – no se si me conviene quedar contigo.
- Bueno, como quieras, pero bueno si te decides esta noche va a ser mejor. Más duro. Gozarías más – y colgué.
El teléfono sonó a los cinco segundos.
- como se pone el señorito. Claro que me apetece quedar contigo.
Pasé el resto del día esperando la llegada de la hora. Andrea estaba nerviosa. Según me comentó antes de salir de casa yo, se había tenido que masturbar tres veces en el baño para matar los nervios.
Pilar ya estaba sentada cuando llegué al restaurante. Como es normal, nos dimos un homenaje a base de pescado y vinos. Después la copa en el propio restaurante.
Durante toda la velada, Pilar me contó su vida. De cómo empezó a trabajar en la Caixa de cómo fue enviada a Tenerife y como parecía que la empresa se había olvidado de ella. Me contó que tenía de vez en cuando algún amigo especial, generalmente clientes del banco, hombres casados en su mayoría. Me contó que realmente follaba poco, y estaba como loca por dejarse hacer esa noche.
Cuando llegamos a su casa me demostró que sus ganas de sexo no eran fingidas. Se tiró a mi en cuanto pasamos la puerta. No tuve que hacer nada, simplemente se agachó, sacó mi polla de su refugio y empezó a mamármela, justo como el día anterior, pero más bestia. Me mamaba los huevos con ansia, engullía mi rabo con glotonería, pasaba la lengua por mi capullo como si lo fuesen a prohibir. Pude haberme corrido en su cara y ella hubiera dado las gracias, pero la necesitaba caliente.
Pilar se sorprendió que la hiciese parar para tomarnos una copa, le puse una ración de burundanga en la suya.
Se volvió a sorprender vio aparecer unas esposas que llevaba en mi mochila y como se las ponía, se volvió a sorprendes cuando con una cintas de seda até sus tobillos a las patas del pie de la cama. Pilar me miraba con lujuria con sus piernas abiertas y sus pechos cayéndose a cada lado de su tronco. Le tapé los ojos.
Necesitaba darle una hora de placer hasta que le subiese el efecto de la droga. La droga que le había proporcionado duraba tres horas escasas, pero al contrario que la normalmente usaba, el victima no solo hacia lo que le mandaban sino que además olvidaba todo lo que pasaba cuando los efectos hacían de las suyas.
No quise follármela, simplemente le comí el coño, las tetas y llegué a masturbarla con fuerza con un vibrador suyo que encontré en su mesita de noche.
Fue obvio que estaba colocada cuando la solté y le pedí que mease en el pasillo. Meo. Efectivamente la cosa funcionaba. Me pasé las siguientes tres horas haciéndole hacer cosas ridículas como hacerle sacar toda la ropa de sus armarios y volver a meterla, sacar los platos de los cajones de la cocina limpiarlos a mano y volver a meterlos o contar 10000 granos de arroz uno a uno. Cuando la alarma me indicó que nos acercábamos a las tres horas, volví a esposarla, le até los tobillos a la cama y la empecé a masturbar.
Pilar rápidamente se puso a gemir con mi dedo, a pesar de ello seguí dale que te pego hasta que ella me pidió ser penetrada sin piedad.
Me metí entre sus abiertas piernas y con mi polla apuntando hacía su rojillo coño se la metí de un golpe seco. Pilar arqueó su espalda y empezó a gemir como una loca, sencillamente le metí un dedo en el culo y empecé a moverlo haciendo círculos.
- ay dios como me asustas con ese dedo.
- Parecería que no te gusta
- Me vuelve loca el dedo y me vuelves loca tu.
- Pues relájate y disfruta.
Lo de disfrutar, un montón, pero lo de relajarse era algo imposible.
Gemía a gritos mientras sus manos se tensaba sobre las ataduras.
- me corro, me corro, me corro – y su cuerpo empezó a convulsionarse.
Saque mi dura polla de su encharcado sexo, me dirigí de rodillas hasta el cabecero de la cama y metí mi polla hasta el fondo.
Pilar se babeaba mientras me la chupaba con ganas, me corrí abundantemente en su boca.
Era las cinco y pico de la mañana, estaba realmente cansado y me quería ir a casa e mi prima.
Solté a la gordita, le di un par de besos y me fui prometiéndole llamar al día siguientes.
Cuando llegué. Andrea me esperaba en la cama con un libro en las manos. Vestía una camiseta y un tanga. Se quitó las gafas cuando me acerqué.
- bueno, ¿qué tal ido?
- Bien
- ¿cómo que bien?, cuenta.
- Poca cosa, salimos a cenar, tomamos una copa, fuimos a su casa, tomamos otra, le metí la droga, hice tiempo y probé que funcionaba,
- Ah no, no, no.
- ¿El qué?
- Que no me estoy aquí toda la noche esperándote para que me hagas una sinopsis, quiero toda la noche y lo quiero con detalles
Empecé a contarle todo lo ocurrido, desde que cenamos hasta que vino pedimos, desde que copa pedimos hasta como se me lanzó a llegar a su casa, desde como se dejó atar entre jadeos a como le comí el coño, desde como la hice mear en el suelo hasta como la hice contar granos de arroz, desde como le metí un dedo en el culo hasta como me corrí en su boca.
Andrea se había metido la mano en el tanga a medio relato y cuando acabé de contrale todo se encontraba desparramada en medio de su cama ya sin la camiseta y sobándose el coño a la vez que las tetas. Cuando acabé ella siguió masturbándose con fuerza hasta que alcanzó un fuerte orgasmos que la dejo KO. Mi polla a pesar de la reciente corrida con Pilar se volvió de acero una vez más. Pensé en metérsela en cualquiera de los agujeros que ella ofrecía, pero de nuevo la idea de follarme a mi prima me cortó.
Nos despertamos pasada las dos de la tarde. En mi teléfono un mensaje de Pilar escueto pero conciso.
- no me puedo creer que ayer follásemos hasta las cinco y media de la mañana
Lo leí y sonreí.
Andrea y yo comimos ligero, nos pasamos tirados un rato viendo la tele y yo me fui a arreglar.
Recogí a Pilar a las cinco de la tarde con la excusa que quería ir a ver una playa a las afueras de la ciudad. Me aseguré con ello que aun quedasen empleados en el banco.
Pilar me dio un beso en los labios en cuanto nos vimos, le propuse que nos tomásemos un algo antes de salir hacia la playa donde le dije que quería tomar unas fotos.
Nos sentamos en la terraza de una cafetería cercana y fui a la barra a pedir, en cuanto me sirvieron eche la droga en su copa de cerveza y volví a la mesa. Nos bebimos con cierta prisa por mi parte las consumiciones y después de dejar una buena propina nos subimos al coche de Pilar y nos dirigimos a la playa.
La verdad es que era una playa bonita, hice unas cuantas fotos y le dije que íbamos a dar una vuelta por el paseo marítimo, andamos durante treinta minutos hasta que mi alarma me indicó que había pasado la hora reglamentaria. Esperé 15 minutos más y lo hice.
- pilar quiero que te metas el dedo en la nariz, te saques un moco y te lo comas.
Como una autómata lo hizo.
- pilar quiero que vayas al banco, le digas a tus compañeros que te has olvidado la cartera y dejes encima del expediente de mi tía este teléfono móvil y luego vuelvas aquí.
Pilar se dirigió al coche. Condujo hasta la sucursal bancaria y después de 40 minutos volvió como si fuese la cosa más normal del mundo.
Tenia dos horas y veinte minutos que matar. Realmente no sabía que hacer por lo que la metí en el coche y con mi vena cotilla dando saltos, la empecé a interrogar.
- a ver Pilar quiero que me cuentes cuando fue la primera vez que te masturbaste.
- Me empecé a masturbar a los 14 años.
- ¿Cómo lo hacías?
- Al principio con la ducha pero con el paso del tiempo empecé a meterme toda clase de objetos cilíndricos que iba encontrando por casa.
- ¿cómo?
- Pepinos, mangos de peines, plátanos.
- ¿Y quien sabe eso?
- Nadie.
- ¿Te follaste a alguien en la universidad?
- A varios
- ¿A quien?
- A Jacinto.
- ¿A Jacinto?, pero si era un matado
- Si, pero era el único que me hacía caso. Yo le dejaba follárme con la condición que no se supiese. Follámos toda la carrera pero para los dos no era más que sexo. Él descargaba y yo lograba con él lo que no lograba con los tíos que me gustaban. Follar.
- ¿Y te gustaba mucho?
- Me gustaba llevar la voz cantante, que él hiciese lo que yo le pedía.
- ¿Cómo que?
- Dejarse atar, atarme, comerme el culo, correrse en mi boca.
- ¿Y a más tío?
- Bueno, en alguna fiesta me follé a Gus, Antonio y Germán.
- Menuda pandilla de losers.
- Si, pero me hacían sentir deseada. No les importaba ser discretos y follarse a la gorda.
- ¿Alguien más?
- A Jonás Pérez
- ¿El profesor de calculo?
- Si, ese me folló en su despacho en una revisión de un examen. Le hice tal mamada que me puso un 10.
- ¿Y en el curro?
- Le hice una cubana a uno de los de recursos humanos para lograr un ascenso.
- ¿dónde?
- En una conferencia de empleados.
- ¿Cómo?
- El tío le entró a todas durante la semana que duro la conferencia, ninguna le hizo caso, muchas porque estaban recién casadas y otras porque ya estaban ocupadas.
- ¿Y que hiciste?
- La ultima noche me planté en su habitación, no le di opción, el tio estaba salido. Me folló toda la noche y remató la faena con la polla entre mis tetas.
Después de más de dos horas contándome intimidades miré el reloj y la hice bajarse del coche. La cogí de la mano y empecé a andar con ella por el paseo marítimo.
- oye, se hace un poco tarde y refresca, porque no nos vamos a tomar algo, se esta poniendo el sol y ni me he dado ni cuenta.
- tengo una sorpresa para ti, es un poco atrevida, pero creo que te gustan las sorpresas atrevidas.
- Me encantan contigo las sorpresas atrevidas.
Cogimos el coche y nos dirigimos a las Américas. Gracias al GPS llegamos a Sing Tenerife, un club singwer.
Pilar no tenía ni idea que era aquello donde entrabamos.
- ¿qué es esto?
- Entra y veras.
Al revés de otros clubs a los que había ido en mi juventud este club no tenia una parte para tomarse una copa vestidos y otra para gente juguetona. Aquí desde que pasabas las cortinas de terciopelo negro ya veías a gente desnuda. Unos bailando, otros en la barra o las mesas y bastantes follando sin ningún rubor.
Pilar no daba crédito.
La cogí de la mano y la dirigí hacia un vestuario. Para romper el hielo la apoyé sobre las taquillas cerradas y le besé el cuello. La empecé a desnudar, ella gemía, su ropa fue quedando por el suelo. Cogí su mano y la puse en su pubis.
- tócate – Pilar me miraba con deseo y empezó a tocarse.
Yo empecé a desnudarme, cuando metí mi ropa en la taquilla y antes de dejar mi móvil, tecleé un numero y pulsé la tecla verde.
Pilar se masturbaba como loca.
- por nadie haría esto, con nadie vendría un sitio como este.
Dejé que se corriese. No esperé que se recompusiese. Metió su ropa en su taquilla y me acompañó hasta la sala de la entrada. Pedimos un par de copas. Me hacía gracia ver a Pilar con sus curvas y michelines allí tomándose una copa y mirando a todos lados rezando por no encontrarse con un cliente o conocido.
Pedimos dos copas más, mi idea es que Pilar se relajase. Cuando las acabamos cambiamos de sala y llegamos a una con ciertos muebles de sado. Pilar miraba con curiosidad.
Ni le pregunté, la hice apoyar su tronco sobre un potro de tortura muy estrecho. En realidad era una especie de barra de no más de un palmo de ancho. Sus grandes tetas caían sobre cada lado del mueble. Amarré las muñecas de la chica al cabecero del potro, sus tobillos a las patas. Su gran culo quedaba disponible a cualquiera que pasara.
No hizo falta mucho para que llegase el primero, pidiese permiso con un gesto de cabeza y le metiese su polla en la boca de una alucinada Pilar. Por un momento pensé que la rechazaría, pero tras un segundo de duda, se metió aquella polla y empezó a lamerla como una loca. Me imagino que Pilar estaría esperando que yo la enculase, pero me conformé con meter un par de dedos. 5 minutos después una mano me apartó del ano de la chica y con un nuevo gesto con la cabeza di mi conformidad a que enculasen a la chica.
Un tío calvo con una polla decente se me metió sin miramientos en el culo de la directora bancaria. Pilar soltó un respingo y por un segundo soltó la polla que tenía en su boca.
Le de delante le follaba literalmente la boca, el que la sodomizaba el culo, la sodomizaba como loco hasta que ambos se corrieron uno en cada extremo.
Pilar me miraba con los ojos como platos dándose cuenta que no era yo quien le había martilleado el culo.
Los dos hombres me ayudaron a desatarla y a atarla a una cruz de San Andrés, donde amablemente me ayudaron a atarla de pies y brazos.
Las grandes ubres de Pilar colgaba, su tripa de movía al compas de su respiración, su coño se movía esperando ser penetrado.
Cogí una pequeña fusta y empecé a darle sin mucha fuerza pero con una gran carencia en su clítoris.
Al principio puso cara rara, pero en cuento notó el placer que le estaba dando, Pilar echó la cabeza para detrás y empezó a gemir como una burra. Le fallaron las piernas al correrse.
- folláme por dios… - acertó a decir.
La desaté y la tumbé en una de las camas. Apunté mi polla a su coño y se la metí sin miramientos, con lo lubricada que estaba no hacía falta ningún tipo de estimulación. Sencillamente puse sus piernas sobre mis hombros y empecé a darle con fuerza. Pilar se tocaba el clítoris con la palma de su mano y se corrió dos o tres veces antes de que yo eyaculase en su coño sin importarme si tomaba algo o no.
Quedamos los dos destrozados en la cama hasta que Pilar reaccionó.
- ¿qué hora es?
- Ni idea.
- Las cuatro.
- ¿cómo lo sabes?
- Por ese reloj – me dijo señalando un reloj de pared.
- Creo que deberíamos retirarnos.
- Si, ya me volverás a traer aquí, me ha encantado.
Pilar llegó al vestuario como pudo, no andaba muy recta. Nos metimos en la ducha, Pilar hizo ademán de chupármela allí, básicamente imitando a otras parejas que lo estaba haciendo, la paré.
- vamos a secarnos y vestirnos.
Abrí mi taquilla y saqué mi ropa. Pilar hizo lo propio con su ropa. Miro a su móvil, tenia más de 20 llamadas perdidas y múltiples whatsapps. La cara le cambió de pronto.
Se apartó desnuda como estaba de la gente con el móvil en la mano.
Habló poniéndose la mano en la boca como no dándose crédito a lo que oia.
- Lo siento, pero por favor date prisa, mi oficina bancaria ha ardido esta noche. Los bomberos ya han controlado el fuego pero el fuego ha destrozado todo. Necesito ir allí corriendo.
Dicho y hecho. Salimos del club y cogimos el coche.
La calle estaba cortada, dejamos el coche tirado y después de pasar el cinturón de seguridad nos dirigimos a la ennegrecida oficina.
Nadie salía explicar que había pasado. A las seis y media de la mañana Pilar me llevó a casa de mi prima. Me despedí de ella con un beso largo y profundo. Ella no estaba para besos.
En casa Andrea dormía desnuda. Intenté no hacer ruido, pero ella abrió un ojo.
- ¿qué tal fue?
- Pues imagínate.
- Ya se lo del banco. Me dormí al poco de oírlo en la radio.
- Si, he estado allí, estaba hecha una pena.
- ¿Y que tal el resto de noche?
- Bien,
- Joder cuéntamelo, que sabes que me gusta.
- ¿Por donde empiezo?
- Por cuando volvió a la playa.
- Pues poca cosa, como teníamos que matar dos horas no se me ocurrió otra cosa que hacerle confesar que había hecho a nivel sexual en su vida.
- ¿Y?
- Pues nada, la típica gorda que un par de getas se follaron en la universidad, incluido un profesor. La típica historia de gorda que no le hace caso nadie pero que al final se la follán unos caraduras y ella se deja. Me contó que aprobó una signatura follándose a un profesor y que ascendió en su curro follándose al de recursos humanos.
- Menuda cerda.
- No te creas, es algo muy típico.
- ¿Y que más
- bueno, cuando volvió en si la llevé a un club de intercambios de pareja.
- ¿Tu vas a esos sitios?
- No preguntes.
- Joder a mi me encantaría ir un día – yo sonreí.
- Bueno, pues al principio le dio un poco de corte, pero cuando la até a un potro.
- Joder un potro
- Si, bueno pues se la metieron en la boca uno que pasaba y otro se la metió en el culo.
- Joder que suertuda.
- Casi se muere cuando le estaba dando. Se corrió como una perra.
- ¿y tu?
- Yo miraba.
- Ah
- Pues nada, después la llevamos a una cruz de san Andrés y la atamos.
- ¿qué es eso?
- Una cruz en forma de X
- ¿y?
- Poca cosa, la torturé un poco con una fusta y después me la follé. Cuando volvimos al vestuario vio las llamadas perdidas y los mensajes y salimos volando a la sucursal
Al contrario de día anterior, Andrea ni se inmutó demasiado con las escenas de sexo, pero sin embargo se metió una mano en el coño cuando oyó como reaccionó Pilar con la noticia del incendió.
Esa noche Andrea se masturbó en mi cara con un gran consolador que sacó de un cajón. Me dio un espectáculo increíble.
Me iba diciendo que le ponía mucho que la viese gozar, además de las típicas gilipolleces que estaba muy cómoda conmigo cuando yo solo veía a una zorra con un cuerpazo que llenaba la cama de fluidos de su coño.
Estuve a punto de manera mi polla enfrente a mi prima, pero me corté.
Dormimos abrazados esa noche.
Nos despertamos al mediodía.
Me tomé un café y llamé a Pilar.
- hola corazón- me dijo ella con voz de cansada.
- ¿qué tal andas?
- Pues imagínate, muerta. Me duele todo el cuerpo y además lo del incendio.
- ¿cómo quedó la cosa?
- Pues todo se ha ido a la mierda. Todo quemado. Salvo el dinero de la caja fuerte, todo a la mierda – me quedé callado un rato.
- Bueno, Pilar, ahora te habló como abogado.
- ¿Si?
- Quiero saber que pasa con la documentación de mi clienta
- Pues como el resto de los contratos ha ardido.
- ¿Y como queda mi clienta?
- Off the record, te diré que tu clienta se queda sin deuda a poco bien que tu trabajes, al banco le compensará el seguro.
- ¿Y como ocurrió?
- Alguien se dejó un móvil en la oficina y debió arder la batería, eso provocó el incendio.
- Ummm mal asunto.
- Bueno, luego te llamo.
- ¿cómo abogado?
- No como el que te revienta el culo.
- Me gusta oír eso.
Colgué y me dirigí a la cama donde Andrea dormía desnuda.
- Prima esta tarde me voy a Madrid
- ¿Y lo de mi madre?
- Resulto.
- Mil gracias – y me dio un beso en la frente poniéndome una teta a la altura de un pezón.
En el avión hacía Madrid no me pude quitar de la cabeza la imagen de mi prima desnuda y machándose el coño. Me pregunté si hice bien o mal en no follármela.
De Pilar ni me despedí, durante dos semanas no dejó de llamarme, pasaba de hablar con la gorda.
No volví a pensar en Pilar hasta que tres meses después me llegó un whatsapp al móvil en el que acompañaba una imagen de una ecografía y un mensaje simple.
- estoy embarazada, es tuyo, no puede ser de nadie más.
Me quedé de piedra.