Aroma de Mar
Unos días en la playa, el morbo, el deseo, las fantasías...
María es una chica muy especial, llevamos varios meses saliendo juntos y a pesar de nuestros altibajos la cosa marcha bien.
Ella es toda una belleza, es morena con el pelo corto y más bien bajita, pero en ese metro sesenta tiene perfectamente integrados todos los atributos que hacen que una mujer sea espectacular; una boca pequeña, pero con unos labios carnosos y sensuales, unos pechos voluminosos y perfectamente colocados, un vientre liso con el consiguiente piercing en el ombligo, unas piernas cortas pero estilizadas, y sobre todo un culo de infarto, redondito y subido que es una perdición. A parte de eso es una chica inteligente, con la que se puede hablar de cualquier cosa, y sobre todo es buena persona; es trabajadora social, y no solo ayuda a la gente en su trabajo, sino que lo hace con todo el que conoce.
El sexo con ella es maravilloso, follamos prácticamente todos los días; aún no vivimos juntos, pero se queda en mi casa muy a menudo. Y como he dicho lo hemos hecho, en todos los rincones de la casa y en todas las posturas, en la calle, en el coche, en la playa y hablando de playa daré pie a la narración de esta historia.
Una de mis lectoras, Ana, me escribió diciéndome que le gustaban mis relatos. Ana y yo nos enviamos las respectivas fotos, ella es una chica muy mona, rubia, con un cuerpo delgado y estilizado, un culo estrechito y respingón y unos pechos pequeños pero sugerentes. Me encantaban también sus labios que es una de las cosas que más me atraen en las mujeres. Ella me contó que le gustaba mi cabeza rapada y como la foto que le mandé estaba embutido en el neopreno y de perfil, me dijo que le ponía mi culo. Así que el interés del uno por el otro era patente.
Tras varios meses charlando por el Messenger y contándonos un poco nuestra vida y nuestras fantasías y experiencias sexuales, me pidió que escribiera un relato dedicado a ella. Yo le pedí algo a cambio; con María tengo la fantasía típica de la mayoría de los hombres, que es montarse un trío. Ana me dijo que ni loca, que tenía novio y no quería líos, además siguió excusándose diciendo que estamos muy lejos, ella vive en Santander y yo en Madrid.
Pasó el tiempo y lo dejé ahí, pero esta semana santa volví a hablar con Ana por el messenger, fue una noche calentita, más de lo que una conversación típica puede dar de sí, y al despedirnos, le volví a proponer el tema del trío. Ella siguió negándose, y le dije que la distancia no era problema, ya que en el puente de Mayo visitaría Somo, un pueblecito muy cercano a Santander, para hacer un poco de surf. El surf es una de mis pasiones, y aunque no soy Kelly Slater, me defiendo. Ana entonces se quedó sin saber qué decir, le dije que su novio no tenía porqué enterarse, y tras unos momentos de duda, volvió a negarse. A pesar de ello la insistí, ya que se me ocurrió algo distinto al trío. Le propuse vernos las dos parejas, hacernos los encontradizos en la playa de Somo, provocar a su chico para que se interesara por María, y bueno, que pasara lo que tuviera que pasar. Ninguno de los dos les diríamos nada a nuestras parejas, tendría que ser algo que surgiera Entonces ella volvió a dudar, me dijo que se lo pensaría y que me escribiría.
A los dos días me escribió con su número de teléfono y me dijo que no me prometía nada, pero que le escribiera un sms cuando llegara a Somo y al menos se acercarían a la playa. Yo no sabía si deseaba aquello que había hecho, por una parte el morbo de tener un encuentro sexual con Ana me seducía mucho, pero la posibilidad de hacer un trío con ella y con María no la veía muy clara, y temía que se produjese otro tipo de encuentro sexual.
María y yo partimos rumbo al norte el jueves 30 de Abril, un poquillo de atasco, pero llegamos bien a nuestro destino. Nos alojamos en un pequeño apartamento con un sofá-cama nada más, y su típica cocina-office.
Por la noche salimos a pasear por el pueblo
-El olor del mar es algo que siempre me excita-dijo María
-Entonces vamos al piso y abrimos las ventanas-contesté
-Gran idea
Tras un breve paseo de retorno llegamos al apartamento, y María se dirigió a abrir las ventanas que daban al mar, no la dejé ni darse la vuelta, la agarré por detrás de sus enormes y duros pechos y comencé a besar su cuello. La calle no era muy transitada y decidí seguir con el juego allí.
Bajé besando toda su espalda al tiempo que le quitaba la camiseta que llevaba, y cuando llegué a su culito mi polla ya estaba en su máximo esplendor, le bajé el pantaloncito corto que llevaba y comencé a morder sus nalgas, ante los gemidos de ella.
La calle seguía desierta y decidí ir más allá, le aparté el pequeño tanga rosa que llevaba y mi lengua recorrió sus labios vaginales hasta llegar a su clítoris, noté su humedad y la saboreé. Metí mi lengua dentro de tu mojado coñito y di vueltas recorriendo las paredes de su vagina. Apretaba con fuerza sus nalgas y entre sus gemidos, me fui quitando los pantalones
-Dios métemela
Me puse de pie detrás de ella doblé su precioso cuerpo para poner su culo más en pompa y le penetré con fuerza. Ella no controlaba si alguien pasaba por la calle, ya que estaba entregada al placer, así que me tocó a mi controlar el paso, pero aquello me excitaba aún más, ya que el posible hecho de alguien nos viera era algo demasiado morboso.
-Me encanta follarte mirando al mar-le dije
-Me pone muy cachonda hacerlo así, dame fuerte
Mientras la penetraba masturbaba su clítoris y ella se retorcía de placer, también llevaba mis dedos a su boca, ella los chupaba y yo volvía hasta su culito y jugaba con ellos intentando acceder, metí uno y soltó un respingo.
La seguí embistiendo su coño con mi polla y un dedo en el culo, hasta que llegó a un profundo y ruidoso orgasmo, que traté de tapar con mi mano, tras correrse ella, se retiró y se dio la vuelta, me comió la boca y bajo hasta mi polla que empezó a succionar con ansia, no tardé mucho en correrme y lo hice sobre sus pechos.
Cerramos la ventana y volvimos a hacerlo dos veces más esa noche, ya a puerta cerrada.
A la mañana siguiente, le mandé un mensaje a Ana para reunirnos en la playa, le indiqué exactamente el lugar en el que estaríamos y le dije que llevaría el neopreno y la tabla de la foto que le envié.
Ella me contestó afirmativamente, así que me empecé a poner nervioso acerca de cómo acabaría todo aquello. Llegué a la playa y tras caminar unos 400 metros, llegué a la zona de mejores olas, me puse al lado de una roca fácilmente distinguible, la cual era la que había indicado a Ana para localizarnos. María se tumbó a tomar el sol, mientras yo me ponía el neopreno y me iba a coger unas olas. Paré para descansar y me acerqué hasta donde estaba María, ella estaba en top-less y había algunos surferos a su alrededor que la estaban mirando, me disgusté un poco solo por el hecho de que miraran y volví a pensar que la jugada con Ana no había sido una buena idea, pero los chicos se fueron en seguida y me tranquilicé. Había pasado una hora aproximadamente desde que estábamos allí y ni rastro de Ana y su chico.
-¿tienes hambre?-pregunté a María
-sí de sexo
María se incorporó y me besó con pasión, se tumbó encima de mí y comenzamos un apasionado beso donde las manos fueron un poco más allá
-Córtate un poco que hay mucha gente-le dije
-Que miren lo que quieran
Eso no me sorprendió, porque no era la primera vez que lo hacíamos en un sitio público, yo tenía asumido que María era algo exhibicionista, pero nunca habíamos hablado de ello ni me había contado sus fantasías en ese aspecto
-¿Te ha puesto cachonda que te miraran esos tíos o que?
-un poco
-Que mala eres
-Lo se
Al rato de nuestros magreos, unas voces cercanas distrajeron nuestra atención
-No sé que interés tienes en que yo surfee-escuché a una voz masculina
-Pues me hace ilusión tonto, mira todos los que hay, seguro que alguno te presta la tabla
-Si claro, para eso está la escuela
-Déjate de escuelas, como mejor se aprende es en el agua
-¿Y con la escuela te crees que se surfea en la arena o que?
-Bueno, pues gástate el dinero
-Pero si eres tú la que quiere que aprenda, ¿por qué no aprendes tú?
-De acuerdo, le voy a pedir a un surfero buenorro que me enseñe
-Vale, mientras el te enseña a surfear yo me quedo en la playa dándole un masaje a la novia del surfero.
-Mira que eres guarro
-Y tú
Todo esto lo escuchaba mientras María seguía encima de mí y de alguna forma sabía que aquellos eran Ana y su novio. María paró de besarme, y se dio la vuelta para ver quiénes eran porque se escuchaban muy cerca.
Me incorporé y pude ver a Ana y su chico dejando las cosas en la playa. Vi a Ana de espaldas cómo se agachaba para dejar la toalla en la arena, así que me primera visión de ella fue su culo en pompa. No pude ver su cara hasta que se interpuso entre mi mirada y el sol, me miró fugazmente y al apartar la mirada sonrió, me había reconocido. Por su parte su chico tenía un cuerpo de envidia. El tío se veía que se lo curraba en el gimnasio, abdominales marcados, pecho firme y grandes brazos. María se le había quedado mirando, a ella le gustaban los chicos así, y yo me preguntaba porqué le gustaba yo, ya que a pesar que no me disgusta mi físico, no es un cuerpo de gimnasio.
-Mira, si enseñas tú a surfear a la morena esta, me podía dar un masaje a mí el novio
-Sí y mientras ella cabalga sobre las olas, yo la cabalgo a ella ¿Vale?
María se echó a reír y me empezó a hacer cosquillas, a las que yo no pude resistirme y empecé a patalear y como Ana y su chico estaban tan cerca les salpiqué con la arena.
Me di cuenta y les pedí perdón.
-No pasa nada-sonrió Ana. Estamos muy cerca de vosotros nos echaremos más para allá
-No te preocupes-dijo María
Ana se encogió de hombros mientras su chico se quedó mirando a María, ya que estaba en top-less y sus pechos llaman mucho la atención. Ella le sonrió saludándole.
El ambiente era muy tenso, al menos por mi parte, me sentía confuso, excitado en parte por ver a Ana, y en parte turbado porque María parecía sentirse atraída por su chico. Ella y yo habíamos fantaseado con lo del trío, incluso con otro hombre, pero el hecho de que aquello fuera real y no una fantasía me provocaba sensaciones nuevas y desconocidas. Y volví a arrepentirme de todo aquello. Ana y su chico terminaron de colocar sus cosas y se fueron al agua. Ana se dio la vuelta a mitad de camino y se dirigió hacia María
-Os importa echarle un vistazo a nuestras cosas
-Claro que no-contestó María anticipándose a mi respuesta
Ana volvió a irse corriendo y pude ver como su culito respingón botaba.
-Te gusta la morena, eh?
-A ti si que te gusta el otro
-Está bueno el cabrón
-Te gustaría hacer el trío con él, he pájara
-Y a ti con la novia
-No me contestes con lo mismo que te digo yo anda
-Podíamos hacer un apaño-me dijo muy serenamente, cosa que volvió a mosquear
-Estás de coña, ¿no?
-¿Por qué? No habíamos hablado mil veces esto, lo del trío
-si pero
-pero qué, que eres un egoísta y solo quieres follarme con otra tía, ¿no?
-¿Pero que dices? Sólo digo que me parece una pasada que veas un tío que te atrae y te lo quieras follar.
-Yo no me lo quiero follar idiota. Sólo te cuento lo que hemos hablado muchas veces
-Vale, entonces venga, díselo, a un tío que no conoces que si se monta un trío con nosotros ¿y la novia qué? Que mire ¿no?
-No sé
-¿O lo que quieres es un intercambio de parejas?
María se quedó callada sin saber que decir, se dio la vuelta y se tumbó boca abajo A los pocos minutos cogí los bocadillos que llevábamos preparados se lo ofrecí, empezamos a comer.
Al rato llegaron Ana y su chico, y se sentaron. Ana le pidió a su chico que le diera crema, y se tumbó boca abajo, él le dio crema por su espalda y sus piernas, y de vez en cuando soltaba una mirada a María, pero ésta estaba todo el tiempo con la mirada perdida en el mar. No nos dirigimos la palabra en todo ese rato.
Tras terminar la comida nos tumbamos sobre las toallas a echarnos en siesta, la verdad es que me quedé dormido, no se cuanto tiempo pasó, pero desperté con el chisteo de alguien
-Juanma,tsch,Juanma
Me desperté poco a poco y aturdido, vi que a mi lado no estaba María, y giré la cabeza y vi a Ana. Realmente era preciosa, sus ojos verdes le llenaban toda la cara y sus labios eran una delicia.
-Hola guapa. Vaya situación ¿no?
-Ya te digo
-Oye ¿tú has visto a mi chica?
-Sí, se ha ido al agua
-¿Y tu novio?
-También, al momento de irse tu amiga
-No me jodas
Me incorporé, y traté de buscarles en el mar, vi a María sentada en la orilla, y ello me tranquilizó
-Allí esta María, ¿y tu chico?
-Jorge está dentro, tranquilo
-Me parece que no hay que forzar nada, que se atraen, ¿no crees?
-¿Qué dices?
-Bueno, por sus miradas
Ana se quedó seria mirando al mar buscando a su chico, así que para evitar que se turbara con sus pensamientos corté de raíz
-Me encantaría darte dos besos
-Anda ya, que nos pueden ver
-Oye ¿quieres que tu chico aprenda a surfear?
-Que va, era una excusa para traer a Jorge aquí
-Así que al final te has atrevido
-Estoy muy nerviosa
-Yo también, ¿qué vamos a hacer?
-No sé, ni lo he pensado, y ahora con eso que me has dicho de tu chica estoy más confusa
Ana se mordió el labio, y eso me excitó demasiado, así que mire hacia donde estaba María, que seguía de espaldas, no vi a Jorge
-¿Tu chico dónde está?
-No sé. No le veo
Entonces me levanté y rápidamente me dirigí hacia Ana que reculó un poco, pero no le dio tiempo, le agarre de la nuca y le besé en los labios. Fue un beso rápido pero pude sentir su calor y su dulzura. Volví rápidamente a mi toalla
-Estás loco-dijo enfadada
-Ya, pero me pones un montón
Ana sonrió bajando la mirada, me quedé pensativo, reflexionando sobre todo lo que quería que pasara. Al poco fue Ana la que habló
-Creo que tienes razón y que a Jorge le gusta tu chica
-Pues claro, no le ha quitado ojo desde que ha llegado, y encima se ha ido detrás de ella al agua
-Sois todos unos cerdos
Volví a quedarme pensativo, pero entonces lo solté
-Me encantaría que os vinierais al apartamento y follar los 4
No sé porqué dije aquello, pero Ana me ponía mucho y en aquel momento fue la imagen que se me pasó por la cabeza, los cuatro follando en el apartamento. Ana se quedó muda, no dijo nada y se puso muy seria.
-Niña, ¿tan mal te ha sentado?
-No no, lo que pasa es que es muy fuerte lo que planteas
-Lo sé, pero ahora mismo me encantaría comerte aquí ahora mismo, y aunque no me haga gracia que a María la folle tu chico, es un precio que estaría dispuesto a pagar
-Ya, pero yo no sé si estaría dispuesta a pagar ese precio con Jorge
-Es verdad
Realmente no estaba seguro de lo que decía, pero una vez más mi polla pudo sobre mi corazón y sobre mi cabeza. Ana se quedó callada de nuevo, y en ese momento vi a María que se acercaba; estaba realmente sexy corriendo medio desnuda por la arena, sus pezones apuntaban al cielo gracias al agua fría del Cantábrico. Miré a Ana y ella también la admiraba. Según llegó María se tumbó encima de mí y empezó a besarme
-Que frío-grité
-Tranquilo que ahora entrarás en calor-parecía que se le había pasado el cabreo y no quise hacer ningún comentario
Y siguió besándome, y empezó a meterme mano debajo del bañador. La temperatura iba en aumento porque empecé a comerle el cuello, y miré de soslayo a Ana, que tenía su mirada clavada en nosotros. Al notar mi mirada agachó la cabeza, pero seguí mirándola, y ella entonces hizo algo que me sorprendió. Se quitó la parte de arriba del bikini y pude ver pequeños y bonitos pechos, se mordió el labio y se tumbó boca arriba. María se puso de costado dando la espalda a Ana, y metió su mano dentro de mi bañador. Mi polla por aquel entonces estaba completamente dura y comenzó a masturbarme suavemente. Volví a comer su cuello y a mirar a Ana, que estaba tumbada boca arriba y con la cabeza girada mirándonos, esta vez no apartó la mirada, y lanzo un amplio suspiro.
El momento era demasiado erótico y yo deseaba por encima de cualquier cosa, que Ana se levantara y se pegara a la espalda de María, pero ocurrió algo que nos cortó todo el rollo, pero que fue definitivo a la postre.
Jorge llegó dando gritos a las toallas, María y yo nos sobresaltamos y nos separamos
-¿qué te pasa?-gritó Ana asustada
Jorge cojeaba
-Me he dado un golpe con una maldita piedra
Me fijé en su pie y tenía sangre en los dedos de su pie izquierdo, se sentó en una toalla al lado de Ana con ostensibles gestos de dolor. María se interesó por él
-¿Por qué no vas a la cruz roja?
-Ahora no puedo ni moverme-contestó
-Pero tendrán que mirártelo-dijo Ana
-Sí, pero ahora cuando se me pase el dolor
Nos quedamos todos callados y Jorge seguía quejándose del pie, pero negándose a ir a que se lo miraran. Tras un rato el chico pareció calmarse, y la situación también. Aunque previamente recriminara a Ana el hecho de estar en top-less.
No quedaban muchas horas de sol, y me entró el mono de olas. Así que me puse el neopreno, cuando me quité la camiseta para ponérmelo noté la mirada de Ana. Jorge pareció darse cuenta y su cara no era de muchos amigos, así que traté de salir al paso.
-Ya no puedes aprender a surfear hoy-le dije
Cambió el gesto de su cara y sonrió
-Por una parte me alegro
-Mira que eres flojo-alegó Ana
Me acerqué hasta ellos y le ofrecí la mano a Jorge
-Me llamo Juanma, encantado
-Yo Jorge, igualmente
Se produjo un silencio, pero Jorge se dio cuenta
-Disculpa. Ella es Ana, mi novia
Ana se levantó con los pechos al aire, y se acercó hasta mi, me beso en una mejilla y me ofreció la otra, la cual besé
Maria a todo esto estaba tumbada de costado en la toalla observando la escena
-María ven-le pedí
Ella se levantó también, y se acercó hasta jorge, se agachó y Jorge no quitaba los ojos de sus tetas.
-Hola soy María- y le plantó dos besos en la cara mientras le agarraba el brazo, él le agarró el hombro.
Acto seguido Ana se acercó a María y ambas se dieron un beso, sus pechos estuvieron muy cerca de punto de tocarse y un beso tan casto como el que se dieron, me provocó una excitación tal que mi polla empezó a crecer. Con el neopreno tenía miedo de que se notara y decidí irme corriendo al agua.
-Me voy a coger unas olas, a la vuelta si quieres te ayudamos a llegar a la cruz roja.
-De acuerdo. Pero espera. Yo no puedo aprender, pero aquí la que me ha engañado para venir, sí. Así que enséñale a ella que antes me lo ha dicho
-¿Qué dices?-protestó Ana
-Por tu culpa, hemos venido aquí y me he jodido el pie, así que como yo no puedo aprender, aprende tú y otro día me enseñas.
María sonrío y se sentó en la toalla. Ana se quedó sin saber que decir, me miró y yo me encogí de hombros
-Si quieres
Jorge le miró y le volvió a insistir, y Ana accedió.
Así que ambos nos encaminamos al agua, pero en ese momento Jorge gritó
-¿Piensas hacer surf en tetas?
Ana se llevó las manos a la cabeza, y se dispuso a ponerse el bikini
-Tengo una lycra, con eso te puedes arañar el pecho y el costado.
Rebusqué en mi bolsa, y le di la lycra. Ana, en lugar de ponérsela sobre el bikini, se lo volvió a quitar dejándome contemplar sus pechos. El erotismo inundaba el ambiente, ya que María se había girado hacia Jorge y empezaron a charlar amigablemente
-Sois de aquí¿ verdad?, vuestro acento es distinto
-Sí, somos de Santander-contestó Jorge
Ana terminó de ponerse la lycra y sus pezones se marcaban sobre ella, el hecho de que su piel tocara mi prenda y de ver sus pezones en es estado volvió a provocarme otra erección que tape como pude con la tabla mientras le animaba a ir al agua. Antes de irse le dio un beso a su novio, pero éste no le correspondió como Ana esperaba y le fulminó con la mirada. María agachó la cabeza sonriendo, y yo no sabía si ponerme cachondo o montar un número.
Nos dirigimos al agua, por el camino Ana me soltó una perla
-Jorge quiere follarse a tu chica
-¿Que dices?
-¿Por qué te crees que nos ha mandado aquí a los dos? para camelársela
-Hijo puta-dije mientras miraba hacia atrás y los observaba charlando
-¿Pues sí, pero sabes?
-El qué
-Lo que me has dicho antes, pues ya está. Quiero follarte
Me atraganté al oír aquellas palabras, pero al momento esbocé una gran sonrisa.
-¿Ahora, en el agua?
-No sé, nos pueden ver
-Joder,¿entonces cuando?
-No sé
-¿Podemos vernos mañana?
-Sí, creo que sí
-¿Pero y que hago con María? ¿Nos montamos un trío?-quien no llora no mama, pensé
-Ni de coña, tu novia me cae mal, piensa algo esta noche y me llamas
Llegamos hasta la orilla, allí le di unas clases estilo "Le llaman Bodhi", pero con la diferencia de que cuando se tumbaba sobre la tabla, le acariciaba las piernas
-No te pases, que nos pueden ver
-Si claro, mira como nos ven, si están que no se quitan el ojo el uno del otro
María y Jorge estaban lejos, pero podía distinguir cómo estaban tumbados muy cerca, boca abajo mirando hacia el acantilado, con lo cual no nos veían.
-Bueno, ahora al agua- y le di un cachete en las nalgas
-Oyee
Ana no podía bien con la tabla, así que le ayudé, puse detrás de ella y nos metimos juntos en el agua, una vez dentro pegué mi paquete a su culo, y al principio ella dio un respingo. Pero enseguida reacciono y acercó sus nalgas a mi paquete de nuevo, así estuvimos un rato, hasta que le dije que era hora de subirse a la tabla. Le ayudé a hacerlo y la cogí del culo para subirle, le ayudé a estabilizarse hasta que vino la ola oportuna
-¡Vamos rema, rema!
Ella empezó a remar con fuerza y la ola le arrastró, consiguió ponerse de pie pero se cayó, así que fui al rescate y volví a cogerla para subirle a la tabla.
Tras un rato de surf y magreos, volvimos a las toallas y cuando llegamos nos encontramos con algo que no nos sorprendió
Jorge estaba sentado detrás de María dándole un masaje en los hombros
-Hola dijeron al unísono
-Jorge es masajista-espetó Ana reflejando su enfado
-Y es muy bueno cielo-me está quitando las contracturas de los hombros
-Ya veo ya-dije mosqueado. ¿ Y el pie como le tienes?
-Pues no sé, ahora cuando me levante te lo diré-contestó Jorge
-Pues venga, vamos a ver si te lo curan-mi cabreo era ya patente
A pesar de que y o había estado magreando a su chica, no pude evitar sentir celos, es ese carácter celoso y machista que tenemos los hombres.
Nos vestimos todos, y nos dispusimos a irnos, Jorge cojeaba bastante, así que le dije que se apoyara sobre mi hombro, pero con la tabla me era bastante complicado
-Deja-dijo Ana- yo le ayudo. Y Jorge se apoyó sobre tu chica, pero cuando llevábamos andados unos 50 metros, Ana no podía más.
-Espera que te ayudo-María se ofreció. Jorge sonrió el muy cabrón, y se apoyó sobre las dos chicas. María le cogía de al cintura con fuerza y él a ella también. Ana miraba hacia atrás de vez en cuando sin decir nada.
-Le puedo llevar yo y vosotras lleváis la tabla.
-Tú cuida tu tabla, que la quieres más que a mi-me soltó María. Se giró, me sacó la lengua y me guiño un ojo, lo cual no me hizo mucha gracia
Llegamos al puesto de la Cruz Roja y estaba cerrado
-Anda ¿y ahora que vas a hacer?- preguntó María
-Pues joderme y aguantarme, llevadme hasta el coche y me iré al centro de salud de mi barrio-dijo Jorge. Así que volvió a apoyarse en las dos chicas, y caminamos hasta su coche.
-Bueno chicas, muchas gracias-dijo Jorge
-De nada-dije yo de malos humos
-Bueno ha sido un placer. Ana me dio dos besos mientras cruzábamos miradas cómplices, y María y Jorge hicieron lo mismo, las chicas se despidieron y Jorge se metió en el coche, dispuesto a conducir. Le estreché la mano
-Gracias por todo-me dijo
-No hay de que
Jorge piso el embrague, y soltó un grito de dolor.
-Dios, no puedo
-¿y ahora que hacemos?-protestó Ana-yo no sé conducir
Nos quedamos los cuatro sin saber que decir hasta que María dijo
-¿Y si le llevas tú?
-Y luego como me vuelvo-protesté
-Dejadlo, voy a aguantar un rato que se me pase y luego tiro, vosotros no os preocupéis, iros a casa.
Volvió a reinar el silencio, y entonces en otro acto de locura, les hice una propuesta
-Anda, quedaos en nuestro apartamento, es pequeño pero nos apretaremos, mañana te llevo a la cruz roja, que te lo venden bien y podrás irte
Jorge y Ana se quedaron pensativos, y Ana me miró expectante
-¿Tu que dices Ana?
-No sé
-Anda quedaos-dijo María inquieta, lo cual volvió a hacer que me arrepintiera
Jorge aceptó y Ana no se opuso, así que entre las chicas volvieron a ayudarle hasta llegar a nuestro apartamento. Miles de pensamientos se cruzaban por mi mente mientras veía a Jorge agarrando muy cerca del culo a María camino del apartamento. ¿Cómo íbamos a dormir si sólo había una cama? ¿Cómo iba a follar con María con ellos allí? Y cosas que deseaba pero que no quería que pasaran en el fondo
Llegamos al piso y una vez dentro Jorge se sentó agotado sobre el sofá, Ana nos preguntó si teníamos algo para curarle. María buscó en la casa y encontró un bote de alcohol, que le dio junto a un par de tiritas suyas. Ana le hizo un "apaño" en el pie mientras Jorge se quejaba de dolor. En mi interior pensaba como era posible que un tío tan grande se quejara tanto, con la de golpes que me había dado yo surfeando. Definitivamente Jorge me caía mal e imaginarle follando a mi chica me revolvía el estómago, pero todo apuntaba a que aquella noche algo pasaría, y poco a poco fui maquinando un plan en mi mente para que no se fuera de rositas.
Entre María y yo preparamos unas pizzas para cenar, después de la cena charlamos todos "amigablemente",. El falseo entre Jorge y yo era evidente, me contaba cosas de su trabajo, además de masajista era bombero, y del gimnasio. Y cada vez me iba cayendo peor, demasiado culto al cuerpo y poco a la mente, pero en realidad no era mal tío del todo, ya que aunque hablara mucho de él te escuchaba y se interesaba mucho por el surf, y como no por el trabajo de María en el centro social. Ana nos contó por su parte que estaba terminando derecho y había empezado a hacer algunos trabajillos. Ana y María parecían llevarse bien, pero yo suponía también el falserío, que al menos por parte de Ana existía entre ambas
-¿ a quién le apetece un mojito?-dijo Ana
Todos levantaron la mano incluido yo. El alcohol es el responsable de muchas cosas malas en la vida, pero también el catalizador de cosas que no se harían en estado sereno, y muchas de esas cosas son tremendamente excitantes.
Yo estaba sentado al lado de Jorge, y a mi izquierda estaba Ana, con lo cual María y Jorge también estaban juntos Así que tras unos cuantos mojitos y un par de horas de charlas banales, y soportar el cruce de miradas entre María y Jorge: y antes de soportar la humillación de que mi propia chica diera el paso, o de algo peor, que fuera Jorge el que loe hiciera, ya que Ana yo estaba seguro de que rompiera hielo, mostré mis cartas.
-Chicos, se me acaba de ocurrir-dije-tengo la DS, os apetece una competición.
Todos sonrieron animados
-Y el que pierda paga algo, al que gane-seguí
-Algo como qué-dijo Ana preocupada.
-No sé- el que pierda lleva a Jorge en brazos mañana hasta la cruz Roja-era una chorrada, pero fue lo primero que se me ocurrió
-¿Y si pierdo yo?
-Pues te vas tú solo sin ayudas
-¿Y el que gane?-preguntó María excitada
-No sé, proponed opciones-dije
-Si gano yo, quiero que Jorge me de un masaje-dijo María- no te enfades cielo, pero es muy bueno
-yo también me podía enfadar ¿ no?-protestó Ana
-Bueno mujer, pero si le dará masajes a todas sus clientas ¿ no?
Ana no dijo nada, y yo tampoco, pensaba en que si ganara yo que haría
-Bueno, entonces cada uno elige un premio o que?.Pregunté
-Si no os molesta, María me ha dicho que baila muy bien, así que si gano yo, me gustaría que María bailara aquí para nosotros.
Había dicho nosotros, no quería un baile privado para él solo, aquello me gustaba y me excitaba, pero seguro que si no fuera por su pie, hubiera querido dicho baile pegado al culo de María. A todos nos pareció bien incluso a Ana
-Entonces se supone que esto es como un intercambio de parejas ¿no?.Dijo Ana. Los premios de Jorge se los da María y viceversa, entonces si yo gano o gana Juanma, nos damos los premios mutuamente,¿no?
María y Jorge se encogieron de hombros y yo no pude por menos que echarme a reír, y poco a poco todos empezaron a reír también
-Así que un intercambio de parejas, eh-dijo Jorge. Pero sin intercambio de fluidos eh, listilla. Agarró a su chica de la cintura y le empezó a besar en el cuello, pero Ana no estaba de humor y le apartó de inmediato
-Sí un intercambio, como María baila también, pues yo quiero que Juanma haga también un baile, pero más atrevido. No podía creer que Ana dijera eso por su boca con lo comedida que había sido hasta el momento.
-Si claro, pero eso no es justo, yo he pedido que María bailara, pero nada de guarrerías-protestó Jorge
-Yo no he dicho que lo fuera a hacer-protesté también
-Anda tonto, si te gusta mucho sacarte la pichita por la webcam-ahora no me digas que te da vergüenza-quise matar a María por aquel comentario. Pero solo lo hice con la mirada. Ana sonrió para sus adentros al igual que Jorge, y aquella humillación, sacó el animal que llevaba dentro.
-Está bien-yo me despeloto, pero si gano yo-Ana también lo hace.
-Sabía que dirías eso-dijo Jorge, y estoy de acuerdo, sólo si el baile de María también lo hace, y si gana ella le doy el masaje desnuda.
-Se nos está yendo la olla ¿ no creéis?-dijo Ana arrepentida de lo que había hecho.
Todos callamos, pero volví a la carga.
-Por mi parte estoy de acuerdo, ¿ tú que dices María¿
-Ya sabes como soy-me dijo mientras me lanzaba un sensual beso
-Y vosotros chicos?
-Por mi bien-dijo Jorge
Ana dudó, pero terminó aceptando.
Así que empezó el juego de inteligencia con la DS, y cómo era de esperar el primero en perder fue Jorge. Protestó, pero no le sirvió de nada. En el siguiente nivel, fue Ana la que cayó, así que la partido final era un duelo entre mi chica y yo, y yo sé que ella deseaba por encima de todo ganar. Cruzamos las miradas, yo trataba de distraerla mientras jugaba, pero protestó y volvió a empezar , no dije nada y consiguió una espectacular puntuación. Traté de concentrarme en la partida y no pensar en nada más, pero María se sentó al lado de Jorge, demasiado cerca, y Ana me miraba fijamente.
No tuve nada que hacer, María me ganó y Jorge la iba a dar un masaje completamente desnuda, el morbo y los celos volvieron a mi mente, pero tenía un plan B.
-Bueno, bueno, que bien un masajitoo con la falta que me hace-se alegró María
Abrimos el sofá cama. El ambiente era tenso y más cuando María comenzó a desnudarse, no sé porqué pero nadie decía nada. Jorge tan machito como se las daba, empezaba a ponerse nervioso cuando vio que María se quitaba el pequeño pantaloncito que llevaba, ya que la había visto en top-less, pero no había visto su precioso coñito rasurado y con unos labios gorditos y sonrosados. Ana estaba también muy nerviosa y estaba hundida en su silla sin mediar palabra.
-Nene acércame la crema solar-pidió María, y obedecí como un autómata.
-¿Me tumbo primero boca arriba o boca abajo?-preguntó María a Jorge
-Como prefieras-contestó él
-Primero boca arriba, que así terminas en al espalda y me quedo más relajada
María se tumbó boca arriba delante de Jorge que pudo contemplar toda la belleza de su cuerpo. Vertió crema sobre sus manos y se colocó tras su cuello, empezó a masajear sus trapecios, sus hombros y fue bajando hasta sus pechos sin tocarlos, haciendo 8 sobre ellos. Se sentó a su costado y masajeo su vientre, después bajó más y deslizaba sus manos por las piernas de María que se mantenía muy serena. Cuando llegaba a la zona inguinal, Ana se ponía nerviosa
-Esas manos eh, listo, qué al final has perdido pero te estás poniendo morado-protestó Ana
Tras unos minutos masajeando la parte delantera del cuerpo de María, Jorge la pidió que se diera la vuelta. Repitió la operación y la masajeo el cuello y los hombros, fue bajando por su espalda hasta llegar a sus nalgas
-¿Os importa que le masajee en el culo?. Ya sabes lo agradecido que es nena-pidió Jorge
-Pero no te pases-me adelanté a Ana. Estábamos los allí como si estuviéramos viendo una película, sentados en dos sillas uno al lado del otro. María gemía cuando Jorge masajeaba sus hombros, al menos era un placer no sexual, pensaba. Le volvieron a llegar el turno a las piernas, y Jorge volvió a respetar la zona genital de mi chica, El masaje llegaba a su fin cuando Jorge acariciaba la espalda y las piernas de María con un roce que le hacía cosquillas
-Jooo, ¿ya?
-Si guapa, ya llevo más de media hora y en esta postura y sin camilla es jodido
Entonces cuando la última caricia de Jorge estaba a punto de separarse de la piel de María di el definitivo paso
-Jorge ¿ te gustaría masajear el coño de mi chica?
María giró la cabeza de golpe y me miró con un gesto entre sorprendida y cachonda, al igual que Ana, Jorge no supo como reaccionar, y su mano quedó apoyada sobre el culo de María.
-¿Estás loco?-dijo por fin
-Dime, ¿te gustaría o no?
-¿No te importa ser un cornudo?
-Desde el primer momento estás deseando follártela, no seas cínico. ¿Dime te gustaría masajearle el coño o no?
-Si lo tienes tan claro,¿ por qué preguntas?
-María seguro que quiere, y a mi no me importa que lo hagas con una condición.
-que tu te folles a Ana¿ verdad?
-No, que te pongas de pie sobre tu pie izquierdo y saltes 5 veces a la pata coja
Nunca olvidaré las miradas de los tres que me acompañaban en esa sala, la de María llena de lascivia y compresión, la de Ana de confusión y nerviosismo, y sobre todo la de Jorge, llena de ira y odio.
El mundo se paró, nadie decía nada. Ana rompió el hielo
-¿Y yo no tengo nada que decir?
-Nena, vámonos-dijo Jorge
-¿te gustaría follártela verdad?-preguntó Ana de nuevo
Jorge hundió la cabeza sobre su pecho, no dijo nada
-Si das 5 saltos sobre tu pierna izquierda no me importa que le masajees el coño a María, y si das 10 no me importaría que te la chupara y que te la follaras-sentenció Ana
Había ganado, mi satisfacción interior era total, Yo estaba seguro que los daría, que se moriría de dolor sólo por conseguir su premio, María cumpliría sus deseos y sabía que me follaría a Ana, todo en uno.
Jorge se levantó de la cama
Se puso a la pata coja sobre su pie izquierdo y dio un salto, seguido de un alarido. Volvió a dar otro salto, y otro grito, y otro, hasta 5. Se derrumbó sobre la cama.
-¿Y si yo no quiero que me toques?-dijo María completamente seria.
Jorge casi tenía lágrimas en sus ojos y esto terminó de encenderlo rompiendo a llorar. Entonces María nos miró a Ana y a mí, nos guiñó un ojo. Se puso a horcajadas sobre la cara de Jorge, colocó su coñito a la altura de su boca y comenzó a moverse. Jorge fue saliendo de su trance y empezó a comerle el coño a María, su lengua se deslizaba por los labios vaginales de mi chica que nos daba la espalda y que comenzaba a gemir. María fue aumentando sus movimientos y Jorge la cogió del culo y se lo apretaba contra su cara, así estuvieron un buen rato hasta que Jorge la cogió en volandas, la puso a 4 patas y comenzó a comerle el coño por detrás, María se retorcía de placer. De vez en cuando Jorge nos miraba con la boca dentro del coño de María, Ana estaba cachonda se le notaba en las mejillas y en como se mordía el labio, yo también lo estaba. Jorge se quitó los pantalones, tenía una buena polla ya en un avanzado estado de erección y se dispuso a follarse a María
-Un momento-protestó Ana-para eso te faltan 5 saltos más
Jorge también enfocó su odio hacia su chica. Pero obedeció, el dolor debería ser insoportable, pero el polvo que le pegaría a María debía ser su recompensa.
Volvió a tumbarse sobre la cama roto, y entonces María pasó a la acción, cogió su polla la cual se había debilitado por el dolor y comenzó a besarla, besaba su capullo, sus testículos, y poco a poco el gran miembro de Jorge comenzó a crecer.
-Me encanta como la comes María
María no decía nada y seguía a lo suyo. Clavándose toda la polla de Jorge en su garganta, ante los gemidos de este.
Yo no pude más, estaba cachondo perdido, pero el acuerdo no era follarse a Ana, así que me levanté y me dirigí hacia ellos con la intención de penetrar a Ana por detrás, pero afortunadamente una manos frenaron mi camino. Ana se levantó de la silla, se puso de rodillas a mi lado y me bajó los pantalones. Mi polla saltó como un resorte, y Ana la engulló sin tocarme con sus manos, se puso las manos a la espalda y siguió chupando mi miembro con dulzura. Giré la cabeza y María hacía lo propio con Jorge, solo que se había girado para que éste le comiera de nuevo el coñito, levantó la vista y me miró con una cara que tampoco olvidaré nunca, una cara de de deseo y vicio como jamás la había visto antes, me guiñó de nuevo un ojo.
Ana empezó a lamerme los testículos mientras seguía con las manos en su espalda, pensé que la gustaría sentirse atada y dominada, así que la cogí en volandas, la puse de espaldas sobre la mesa sonde habíamos cenado, la agarré con fuerza de las manos y la bajé la ropa a tirones. Empecé a comerle el delicioso coñito que tenía, con el mismo poco vello que María tenía, también jugué con lengua en su culito y ella soltó un respingo. Metí dos deditos en su coño mientras jugaba con mi lengua en tu clítoris y ella se retorcía de placer.
-hijo de puta, sabía que te la ibas a follar-gritó Jorge
Tanto Ana que estaba con la cabeza agachada sobre su cuerpo como yo nos sorprendimos. Jorge se había levantado con la intención de penetrar a María que buscaba algo en su bolso. Y seguí con el plan que me había marcado.
-Si haces que María se corra antes que Ana te llevo yo en hombros mañana a la Cruz Roja, y os pago una cena en el sitio que elijas de Santander. Si Ana se corre antes, te vas a la pata coja y la cena la pagas tú.
María sacó dos condones de su bolso, me tiró uno, y abrió el otro. Se lo puso en la punta de la polla a Jorge y con su boca lo fue enrollando a lo largo de falo del bombero, su cara era un poema, estaba disfrutando de la manera de ponerle el condón de María, pero el odio que sentía hacia mi le tenía en tensión.
-Vamos fóllame coño-protestó María, que se puso a 4 patas sobre la cama con el culo en pompa.
-Y si fingen¿ qué¿
-¿No me jodas que no sabes distinguir cuando una mujer se corre verdad?
Aquello le hirió de nuevo en su orgullo así que Jorge se puso detrás de María y se la clavó de golpe, ante el gemido de María
-Dame más fuerte cabrón-protestó María
-Toma polla joder-gritó jorge-te correrás antes que Ana y tu novio me pagará la cena-toma-decía mientras la embestía con violencia.
Aquello era una aceptación de mi propuesta, así que me puse el condón y penetré a Ana suavemente, moviendo mi polla dentro de su coñito para que la sintiera dura sobre las paredes vaginales. Jorge no sabía que yo contaba con la ventaja de que Ana me había dicho como le gusta que la follaran, primero suavemente, hasta ir incrementando el ritmo. Así que eso fue lo que hice, hacía círculos dentro del coño de Ana ya que sabía que eso le volvía loca.
-Dios me encanta-gemía de placer
Entonces sincronicé mi primera embestida fuerte con un tirón del pelo de Ana, y su grito de placer fue tan intenso que los otros dos se sobresaltaron, y se nos quedaron mirando. Jorge bombeaba con fuerza a María que se retorcía de placer mientras nos miraba.
-Fóllatela, nene-me animaba María
-Sí que se la folle mientras yo te follo a ti
-Mmm, metememela más fuerte joder, dame más-gritaba María
Y Jorge la puso de lado, se puso detrás de ella y la volvió a penetrar con fuerza. También empezó a tirarle del pelo y María empezó a gemir más fuerte. Me puse nervioso porque eso le gustaba también mucho a María, y me esforcé porque Ana se corriera lo más rápido posible. Metí dos deditos en su boca que chupó con ansia, me acerqué a su oído y la dije
-Imagina que te están mirando tras un cristal todo un grupo de desconocidos
Ana sonrió, y siguió chupando mis dedos. Esa era una de las fantasías que me había contado. Entonces llevé mis dedos mojados a su clítoris y mientras la penetraba cada vez con más fuerza empecé a masturbarle el clítoris. Tras unos minutos así Ana decidió rendirse
-Me corro, me corro. Fóllame, sí por favor. Mírame Jorge, me corro, miradnos
Jorge dejó de prestar atención a María, y observó como su chica se corría entre gritos de placer, mientras la follaba con fuerza. Yo por mi parte le miraba con gesto de victoria, y él empezó a penetrar con una fuerza salvaje a María, que se pudo a morder el colchón de la cama.
Ana se corrió entre gemidos y cuando se relajó bajé a lamer sus fluidos, y ella se puso a reír
-Tú si que sabes, tío
A ella le encantaba que le limpiaran el coñito tras correrse porque eyaculaba mucho, y a mi me encanta el flujo vaginal, así que ambos disfrutamos del momento.
Pero yo no me había corrido, así decidí hacer un nuevo gesto que ofendiera a Jorge
Me dirigí hacia María que seguía mordiendo el colchón, Jorge estaba desencajado, sudoroso, mareado penetrándola. María seguía sin correrse y Jorge no creo que pudiera aguantar mucho más, Levanté la cabeza de María ante la atónita mirada de Jorge y le metí la polla en la boca, María empezó a comerme el rabo con ansia, incluso había veces que me mordía y me hacía daño. Jorge la embestía con fuerza y me miraba
-Te gusta follártela dije
-Claro que sí joder
-Métela un dedo en el culo
Jorge estaba tan caliente que ni dudo, la metió un dedo de golpe a María, que como estaba tan dilatada del coñito, tenía los esfínteres muy relajados y le entró perfectamente
-Córrete cielo
Maria siguió chupando mi polla torpemente, porque empezaba a correrse, se la saqué y le deje disfrutar. Jorge también empezó a gemir con ansia, ambos se corrieron casi al unísono. Y cayeron rendidos en la cama, pero yo seguía sin correrme, así que me dirigí hasta Ana que estaba mirando la escena acariciando su coño, sin avisar le metí también a ella la polla en al boca y la empezó a chupar con ansia, esta vez no tardé en correrme en la boca de Ana que rechazó mi semen.
Me tumbé a su lado en el suelo, el olor a sexo en el estudio era muy penetrante. María abrió las ventanas y e inspiró el aire del mar
-Que cachonda me pone este olor.
Jorge se irguió poco a poco, se miró el pie y volvía a sangrar
-De veras tendré que ir sólo mañana a la Cruz Roja?
-Claro que sí cielo-contestó Ana
-Eres muy cruel ¿no?-protestó su chico
-Es lo que hay
Traté de mediar porque en el fondo ya había recibido su castigo
-Bueno dejemos ese asunto, yo te ayudaré
-Bueno, hay más opciones-dijo María
Todos nos quedamos mirándola
-Pero ahora descansemos-dijo-quedaos vosotros en la cama, Juanma y yo dormiremos en una manta ahí en el suelo. Descansad y mañana os cuento esas opciones. Bueno mañana, dentro de un rato.
Eran las 5 de la mañana, habíamos pasado un buen rato entre el juego y el sexo. María cogió una manta, se vino hacia mí, me dio un beso y nos acurrucamos. Ana se tumbó en la cama junto a su novio, que cerró la ventana y cayó rendido en la cama.
Había sido una noche de locura, algo planeado sí, pero excitante por haberse cumplido. No me disgustó ver a María follando con otro, pero la situación era demasiado morbosa y sobre todo el hecho de quedar por encima de Jorge había motivado todo.
Antes de cerrar los ojos crucé una mirada con Ana, que se mordió el labio. Sonreí y miré a María que estaba atenta, me sonrió también y me besó.
-Qué cachonda me pone el olor del mar
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