Armando me hace su mujer y su puta
Armando uno de los amigos de mi papa, descubre mi pasión por vestir de mujer y me convierte en su mujer y después en su putita
Desde que tuve nueve años, comencé a desear ser mujer y a vestirme y maquillarme como las bellas mujeres que veía en televisión. Utilizaba un biquini rojo de mi hermana, como sujetador y braguitas, el resto de ropa de mí mamá, osea medias, faldas, jerseys y blusas, vestidos, collares, zapatos de tacón, maquillaje y barra labial. Me gustaba modelar delante en un gran espejo que había en la habitación de mis padres. Allí comencé a experimentar mis primeros pasos como mujer y a fantasear con aquel joven cuerpo afeminado que yo tenía. En el sujetador y para dar más realidad a aquel débil cuerpo de niña, solía meter calcetines, o pelotas pequeñas de color verde que regalaban con la compra de zapatos de la marca "Gorila", o para dar mayor efectividad a unos pechos reales de mujer, globos llenos de agua que te hacía tener de que aquellos pechos artificiales, eran reales porque notabas su peso, su turgencia y autenticidad dentro del sujetador y cuando modelabas notabas su movimiento de tetas de mujer casi perfectas. Todo maravilloso y estupendo, salvo cuando alguno de los globos explotaba y te mojabas toda la ropa, con el inconveniente que ello acarreaba.
Así cuando me quedaba sola en casa, enseguida me disponía a vestirme y modelaba ante aquel gran espejo, sintiéndome una reina, guapa y sexy, con ambición de ser la mujer femenina y sumisona de un gran macho alfa que me diera bien rico. Imaginaba casi siempre y para llegar a experimentar eyacular, que era raptada por unos árabes y vendida en una subasta junto con otras mujeres, a un harem donde era tratada como esclava y obligada a satisfacer los lujuriosos deseos sexuales de quienes me habían comprado, para lo cual incluso me ponía un velo transparente a modo de “niqab”. En otras ocasiones, me transformaba en una erótica y desvergonzada prostituta, que profusamente maquillada con colores llamativos, fantaseaba con trabajar como pupila en un burdel a las órdenes de una exigente “Madame”, donde tras modelar antes lo posibles clientes era alquilada por uno de ellos, para atenderle en sus deseos sexuales, a cambio de una cantidad de dinero que pagaban a mi “Madame” o a mi “Chulo”.
Tuve suerte de no ser sorprendida nunca vestida como una bella odalisca o una furcia despampanante, aunque en dos o tres ocasiones, mi confidencialidad estuvo a punto de irse al garete.
Así estuve ocultando aquella afición a vestirme de mujer, durante muchos años. Casi todas las semanas lo hacía dos o tres tardes, hasta que con la edad de diecisiete años, decidí emigrar a Madrid, para comenzar una nueva vida y dejar atrás, aquellos momentos de miedos continuos a ser sorprendida, aquella insatisfacción de querer una mujer todo el día y no poderlo conseguir.
Mi padre habló con un de sus mejores amigos, llamado Armando. Este era nacido en nuestro mismo pueblo y tenía un bar en el Barrio de Vallecas en la Capital de Madrid. Le requirió que haber si podía emplearme en su establecimiento como aprendiz de camarero, o podía encontrarme algún otro trabajo en la Capital, a lo que éste accedió.
Llegue a Madrid a últimos de Junio, con una maleta en la que, sin que nadie lo supiera, había incluido algún que otro tanga de mi hermana y ropita ya en desuso. Me instalé en una habitación alquilada, en una de aquellas fondas clandestinas que existían, cerca del bar de Armando.
En mi ratos libres inicié mis recorridos por los lugares de ambiente de Madrid, aunque nunca me atreví a traspasar sus puertas, además, adquirí algún maquillaje y barras labiales, así como algo de ropa de mujer más actualizada, con la que me travestía en la soledad de mi habitación todas las noches. Me acostumbré a llevar siempre puesto un femenino tanga, bajo mi pantalón de chaval, lo que me hacía sentirme mujer, pese a que cuando vestía de hombre no aparentaba la feminidad que llevaba dentro.
Un día estando trabajando atendiendo la barra del bar, Armando de indicó que me agachara a coger una caja de servilletas de papel que había caído al suelo. Yo con ímpetu incliné mi torso hacía el suelo, dejando mi culete en pompa, a la vista de Armando y de casi todo el mundo que había en la barra, quienes no dieron mayor importancia. Al agacharme, se ve que por detrás el pantalón se bajo un poco y dejó al descubierto, la parte superior trasera del hilo dental de un tanga rojo, que llevaba puesto, lo que no dejó desapercibido a Armando.
Armando al ver aquella prenda femenina asomar, se vino para el lugar donde yo me encontraba y rozándose con mi trasero me dijo:
- Entra en la trastienda que quiero habla contigo.
Yo lo mire y obedecí aquella extraña y seria indicación hecha por aquel hombre, dirigiéndome hacia la pequeña habitación interior que había al fondo de la barra, y al echar a un lado la cortina que en la puerta había, fui sorprendida por Armando quien nada más traspasar aquella puerta me dio un fuerte manotazo en mi trasero que me hizo soltar un grito, y me dijo:
-Ah..muy bien...con que tengo a mi lado una putita y no me doy cuenta. Desde cuando te gusta vestir de mujer, puta?
Me hice de nuevas y negué con rotundidad aquellas afirmaciones que hacía mi jefe, de que me gustaba vestir de niña y que llevaba un tanga de mujer puesto.
Armando en el fragor de aquella discusión, se abalanzó sobre mí y agarrándome fuertemente por mi cintura, me besó en el cuello y me dio un pequeño mordisco, mientras metía su mano entre mi pantalón y sacaba hacía arriba, la parte superior de aquel tanga rojo que yo llevaba puesto.
Tras ello y dándome un leve empujón me dijo:
- Furcia, te crees que soy tonto y no distingo a la legua una puta como tú. Vas a subir arriba al piso ahora mismo, mi mujer marchó ayer al pueblo, y cuando yo cierre el bar y suba, te quiero ver vestida con ropa de mi mujer, bien maquillada, guapa y provocativa, me vas a servir la cena que hay en el frigorífico y luego ya veremos...
Me negué a hacer lo que aquel hombre me ordenaba y se lo suplicaba por favor, que no me hiciera hacer aquello.
- O haces lo que te digo o llamó a tu padre y le cuento la maricona que tiene en casa y además difundo por todo el pueblo, que andas vestido de mujer por Madrid. Así que tu veras...contestó Armando.
Me arrodillé ante Armando y le imploré que no hiciera eso conmigo, que era muy joven, que solo tenía 17 años. Armando no hizo caso a mis súplicas, todo lo contrario, se arrimó a mí y rozando su bragueta por mi cara, me dijo:
-Con tu edad eres ya toda una mujer...y quiero que seas mi mujer, asi que si no quieres que se entere todo el mundo lo maricona de mierda que eres, obedece a mi petición y obedece yaaa.
Dándome la llave del piso, me dijo:
- Anda haz lo que te he ordenado...ponte guapa para mi esta noche y no te pasará nada, sube te duchas y te maquillas como una puta, ponte ropa interior negra que tiene Adela en el armario de nuestra habitación, unos ligueros y medias del mismo color, una de las pelucas que hay al lado del cuarto de baño y unos zapatos de tacón de aguja de los que ella usa y espérame que pronto subo. Deseo ver y comprobar lo guapa que estas. Luego te iras a tu casa….
Cogí la llave, agache mi cabeza y me dispuse a obedecer como aquel hombre me había ordenado, al pasar por su lado, estando los dos detrás de la barra, me dio un pellizco en mi trasero y me susurró:
- Ya sabes te quiero muy puta y guapa...
Comencé a subir las escaleras, en dirección al piso superior de aquel bar, donde Armando y Adela vivían. Durante el trayecto sollozaba y no dejaba de pensar en qué terminaría todo aquello.
Una vez en el interior de aquel piso me dirigí a la habitación matrimonial y saque del armario la ropa que Armando me había dicho, comprobando que Adela tenía un rico armario con ropa muy sexy e interesante, para ser ya una mujer de cuarenta años.
Seguidamente y pensando que conforme Armando me había dicho, que una vez me viera vestida bien guapa, me dejaría ir a mi casa, me fui al cuarto de baño, donde me duche frotándome a fondo y pasándome la máquina depiladora, para hacer desaparecer el poco bello que pudiera tener y seguidamente ante el espejo, empecé a dar un poquito forma a mis cejas, a delinear y dar sombra a mis ojos, maquillar mi rostro y por último, a pintar mis labios con un rojo intenso, perfilándolos con otro rojo más oscuro.
Después cogí y como mejor pude, me coloque una peluca de color caoba, cortita, en los hombros me descansaba, y una vez de vuelta al dormitorio, comencé a vestirme como Armando me había ordenado. Primero medias y ligueros, después braguitas y sujetador negro, me subí en unos taconazos de 10 centímetros y me mire al espejo, donde puede comprobar lo guapísima y rica que aparentaba. Aunque así e iba a estar demasiado vistosa y deseada para cualquier hombre, pues me veía demasiado provocativa, por lo que volví al armario y me puse encima una batita corta transparente, viéndome así más decente.
No se me acababa de ir de la cabeza como Armando me había presionado y como me encontraba allí esperándole, como una putita de un burdel y me daban ganas de salir corriendo, pero por otro lado me daba morbo la situación.
Instantes después, escuche como tocaban a la puerta y decir a Armando:
- Putita abre que ya está aquí tu chulo.
Sentir decir aquella palabra de " tu chulo", me gustó una barbaridad y enseguida se me vino a la cabeza la fantasía de pequeña, cuando imaginaba ser pupila de un burdel, ruborizándome al mismo tiempo que me ponía muy excitada, me sentía muy nerviosa, por creer que hoy Armando, quizás quisiera llevar a la práctica aquellos sueños. Por otro lado, cambiaba de opinión, al creer lo que me había dicho, que solo quería verme guapa como una mujer.
Abrí la puerta y apareció Armando, que mirándome de arriba abajo, hizo que yo agachara mi cabeza por la vergüenza que me dio, por la forma como me observaba y por estar asi vestida tan exuberante a los ojos de un hombre.
Armando no pudo evitar decir:
- Guauuu...sabía que ibas a estar muy guapa, pero tanto no....y decir que te tenía ahí a mi vera y no te estaba aprovechando...zorrita.
Que me llamara zorita erizo mi piel y me estremeció mí sentimiento de mujer, nunca pensé que un hombre me iba a decir ese calificativo, llegando incluso a gustarme.
Seguidamente se sentó en el sofá y dirigiéndose a mí en plan mandón, dijo:
- Venga furcia pasea delante de mí y vende tus encantos como una puta de burdel, vamos como lo que eres...ahhh y quien te dijo que te pusieras esa bata que llevas puesta? contesta.
-Yo Armando, pensé que así estaría más guapa, mas recatada como una señora y te gustaría más.
-Pues no. No me gusta más, todo lo contrario. Te dije que te vistieras bien puta, como lo que eres...te has equivocado.
Y poniéndose de pie, se quitó el cinturón del pantalón y tras darme con él suavemente, me dijo:
- Quítatela yaaaa y sigue modelando que vea como contoneas esas caderas de putón que tienes...exhíbete como lo que eres, una fulana barata.
Mientras se quitó el pantalón y volvió a sentarse en aquel sofá, sacando su móvil y haciéndome un video de mis pasos por aquella pasarela, pese a que le dije que no me grabara.
Acto seguido comenzó tocarse por encima de los calzoncillos su pene, el que yo veía que aumentaba de tamaño.
Yo estuve paseando ante él moviendo suavemente mis caderas y mi culete, como me había ordenado y tras estar así unos diez minutos, me ordenó:
Puti ve a la cocina y trae una cerveza a tu hombre...
Si Armando, ahora mismo. Conteste.
Cuando volví con la cerveza y un vaso en una bandeja, observe que delante de Armando, había un cojín en el suelo.
-Sírveme la cerveza en el vaso y arrodíllate aquí delante. Me dijo con tono muy amenazante.
No por favor Armando, no me obligues a eso que soy muy joven, te lo pido por favor...apiádate de mi...por favor te lo pido. No me hagas eso….
Te he dicho que te arrodilles ante tu hombre y no lo vuelvo a repetir.
Yo me arrodillo ante ti por supuesto y te acaricio si quieres…, incluso si lo deseas te hago una paja, pero eso noooo…..lo que estoy suponiendo que me vas a pedir, no por favor.
Todas las zorras al principio os pasa lo mismo, imploráis piedad y luego os gusta tanto que estáis todo el día con el biberón en la boca.....jajaja, que putas que sois todas. Añadió en contestación a lo que le suplicaba como una corderilla.
Vengaaaa....obedece zorrón si no quieres que te zumbe un guantazo. Tú desde hoy eres mi puta..., que lo sepas... y harás lo que a mí me apetezca. Enterada?. Contesta...te has enterado?.
Sí Armando…
-Dilo fuerte que te oiga...tu que eres?
Soy tu puta.
Y qué más?
Soy tu puta y haré lo te apetezca.
Así me gusta mi hembra...que sea obediente y que tenga sabido que aquí mandan mis huevos....pues ya sabes empieza, o es que piensas que te he traído aquí, solo para mirarte...solo para que fueras mi novia…que imbécil.
Aquella humillación a la que era sometida por parte de Armando, hacía que sintiera una doble sensación, por una parte me indignaba ser tratada como lo estaba siendo, pero por otra comenzaba a gustarme aquella relación de sumisión a un hombre. Algo que siempre había anhelado, pues tenía en mi cabeza la convicción de que una mujer femenina y tutelada al máximo por un macho, macho, era el deleite más placentero al que podía aspirar una mujer.
Me puse ante él, me arrodille en aquel cojín y no sabía cómo empezar a tocar aquel gran pedazo de carne que embutía aquel calzoncillo, aquel pedazo de carne que iba a tocar por primera vez.
Mientras seguía con su móvil filmándome y sacándome fotos, pese a mis protestas, dijo:
-Perra a qué esperas...vas a pensártelo mucho, no tenemos toda la noche, ponte a trabajar yaaaa?
-Aiiii Armando, pero si no puedo...a ver que hago. Déjame que te haga una “manuela” y ya está cariño. Le contesté para a ver si así me dejaba tranquila.
En ese instante, haciendo un movimiento con su pierna izquierda, me propinó una patada en mi pene y en mis “huevos”, que hizo que instintivamente ante el dolor producido, me precipitara sobre su cuerpo y rozara con mi boca aquel paquete, diciéndome en ese preciso instante:
- Venga puta asquerosa a mamar la polla a tu amo, como buena mamona que has de ser...o es que te da asco?
Con aquel dolor recibido en mi pene y preocupada por haber oído decir a Armando que era mi amo, eché mano a aquel pollón, sacándolo del calzoncillo, notando una calentura desorbitada y como sus venas se llenaban de sangre y palpitaban como si de un ser distinto con mucha vida se tratara. Comencé a masturbar de arriba abajo aquel tiburón que cada vez se ponía más grande, notando como Armando me cogía por la nuca y arrimaba mi boca a sus testículos, diciendo:
-Venga mamona, es que no tienes lengua?, lame los huevos de tu macho como una perrita en celo…
Aquello me excitó tanto que me puso calentísima notando como mi pene comenzaba a crecer y mi chochete a ponerse tierno y jugoso, por lo que de manera tímida, con la punta de mi lengua roce levemente aquel glande colorado y jugoso, que olía como a agua de mar. Así una y otra vez, así podía ver y comprobar como cada vez que mi tímida lengua rozaba aquel monumento, Armando se retorcía de gusto y a mi aquello me reconfortaba. Poquito a poco, fui lamiendo toda su polla desde la base hasta la punta y masajeaba sus huevos, lo que le ponía loquísimo.
- Métetela toda entera en tu boca. Dijo Armando.
- Todaaa..? contesté yo.
- Si toda o es que pareces sorda putón….que no te tenga que volver a repetir las cosas. Ahhh y estoy notando que te estas excitando….aquí polla no hay nada más que la mía…entendido?... así que la tuya no se puede excitar…., tu no tienes polla, tu solo tienes coño…tu eres un coño que anda, te has enterado?
- Si Armando me he enterado… pero es que me estoy excitando tanto que no puedo controlarla.
En ese instante volvió a darme un fuerte punta pié en mi verguita, la que estaba comenzando a levantar cabeza, de tal manera que fue tanto el dolor que recibí que enseguida se volvió a su ser, a ser un cuerpo flácido e inerte, diciéndole yo a Armando.
- Aiii que dolor más grande me has provocado con tu patada, es natural que se ponga tiesa mi polla cuando estoy lamiendo un manjar como este que tengo en la mano….déjame que me pueda excitar.
Armando volvió a darme otra patada y dijo:
- Aquí la única polla que se excita es la mía…esa tuya te la acobardo a base de patadas… de aquí a unos días solo te servirá para mear zorrón… tu no follas más con ella, te lo aseguro….
Ante tales afirmaciones se me ocurrió preguntar:
- Cómo de aquí a unos días….no decías que esta noche tras estar contigo me dejarías ir a mi casa.
- Jajajaja….enseguida. Tu serás para mí para siempre….no puedo dejar que te coja por ahí un chulo y te ponga a trabajar para él en la Casa de Campo o en algún puticlub. Yo te cuidaré y estarás a mi disposición como mi querida.
Comencé a llorar porque me estaba dando cuenta en la que me estaba metiendo y el rímel comenzó a corrérseme, por lo que Armando que tenía el cinturón sobre el sofá, lo cogió y dándome dos o tres lapazos, me dijo:
- Puta déjate de mamandurrias y lloros…las putas no lloran, solo trabajan….y tú estás perdiendo el tiempo, saca la leche que hay en la polla que tienes delante yaaaa….si no quieres que te mate a palos, zorrón.
Me cogió por la nuca con una mano y con la otra, tapó mi nariz obligándome a abrir la boca, la que una vez abierta, fue penetrada por aquel pollón caliente y grueso que entraba y salía como un resorte. La presión de aquel tiburón en mi boca, me llegaba hasta la campanilla y en ocasiones, intentaba llegar más para dentro, lo que me producía ciertas arcadas. El sabor salado de aquel rabazo y su olor intenso a macho, me hacía ponerme cada vez más apasionada. En el fondo el trabajo de aquella polla, me estaba gustando más por momentos. El estar allí sometida y humillada ante aquel falo, como una linda y sumisa hembra que atiende y da el placer solicitado por su hombre, en definitiva, por su dueño, me reconfortaba como mujer y como persona, pues venía a ser, lo que llevaba muchos años queriendo, ser una mujer en todo y por todo.
Cuando llevaba casi diez minutos me soltó la cabeza. Yo había perdido ya la noción de lo que estaba haciendo y me entregaba como una loquita mamoma, en aquel trabajo de chupar, succionar y lamer aquel rico miembro, el que cabeceaba con intensidad cuando sentía mis masajes. Mi pene intentaba ponerse erecto, pero yo hacía todo lo posible porque no se pusiera, aunque aquella labor me gustaba tanto, que era prácticamente imposible poder controlarlo. Armando, continuamente me sacaba fotos con su móvil y pateaba de forma leve lo que él llamó mi clítoris, para que no creciera y para que yo, no lo dejara creer. Aquel orgasmo interno y controlado que no me dejaba exteriorizar, me hacía mostrar una intensa fogosidad y calentura, propia de la mujer más ninfómana.
Aquel rabo se ponían ya indomable y su dueño se retorcía de gusto, cada vez que movía mi cabeza para darle placer. Noté como su cabeza se dilataba y contraía a un gran ritmo y cuando se iba a venir, lo intenté sacar de mi boca, pero Armando lo impidió volviéndolo a introducir. De repente, note como aquel pollón empezaba a rociar mi boca, con un líquido casi pastoso por su intensidad, caliente que casi quemaba, con sabor como a mantequilla, pero más sabroso y además dulzón, no sé, algo exquisito que saboreé y paladee durante un rato, hasta que Armando me dijo:
- Me gusta que mis mujeres se traguen mi leche y tú no vas a ser menos, guapetona…trágate y veras como te sienta bien y quedarás con ganas para otra vez…
Hice lo que me dijo mi hombre y trague aquel néctar delicioso, que me sorprendió por lo rico que estaba, pues nunca antes lo había probado. Acto seguido comencé con mi lengua a limpiar la cabeza de aquella linda polla y a tragarme los restos de leche que succionaba. Mi actitud le encantó a Armando, quien me dijo:
- Me estas volviendo loco putita, jamás creí que ibas aprender tan rápido y que lo ibas a hacer tan bien. Eres de las mejores putas que he conocido...me gusta tu actitud. Anda ve y trae papel higiénico y termina de limpiar bien mi polla, después arréglate que con los lloros y las lamidas, se te corrió la pintura de los ojos y la boca.
Hice lo que me había ordenado Armando y tras concluir con mi labor, dándome un manotazo en el culo, me dijo:
- Pues ahora zorra a servirme la cena….que tú ya has cenado….jajajaja…pero yo no.
- Que deseas que te prepare?...pregunté.
- Una tortilla con jamón y tomate que hay en el frigorífico…, ponte el delantal no te vayas a quemar…y tráeme para beber tinto.
Empecé a preparar la cena y él mientras veía la televisión atentamente. Cenamos los dos juntos como si fuéramos marido y mujer y aquella situación me atraía. Siempre también soñé con ser algún día la ama de casa, encargada de la limpieza y del hogar, que espera la llegada de su hombre, del rey de la casa, al que debe atender con dulzura y encanto en todo lo que él le pida. Él de vez en cuando, me tocaba y me abrazaba, manteniendo conmigo una fluida conversación, que me hacía ponerme muy sensual, durante la charla se interesó por mi.
Desde cuando te sientes mujer? Preguntó Armando.
Y eso que importa ahora, me siento mujer y ya está, contesté yo.
Seguro que desde siempre y seguro que has tenido engañados a tus padres, mis buenos amigos Juan y Soledad, quienes ignoran tus preferencias y deseos. Verdad? Dijo Armando.
Y qué más da Armando. Lo importante que estoy aquí ahora contigo y que ya no soy Juanito, sino una linda mujer a la que tienes a tu disposición….contesté.
Con cuantos has estado antes de estar aquí conmigo? dijo Armando.
Tu eres el primero, contesté.
No me lo creo. Nunca has comido un rabo?...no me lo puedo creer…si lo haces mejor que una puta profesional…yo he estado con muchas que no me han dado el gusto que tu me acabas de dar…se ve que es algo que llevas innato, … nunca estuviste con un hombre? Volvió a preguntarme.
-Te he dicho nunca, Armando, y nunca es nunca…la primera pija que he tenido en mis manos, ha sido la tuya…jamás había tocado un trocito de carne más rico…y menos lamerlo. Le contesté yo.
- Ni con mariconas como tú?. Insistió.
- Te he dicho que no. Ni con travestis, ni con ningún hombre, ni con ninguna mujer, ni con mariconas como yo…, como tú dices. Soy virgen en todo y por todo cielo. Contesté.
Armando abrazándome por la cintura y poniendo una de sus manos sobre mi entrepierna, me dijo:
- Sabes.., como mujer eres maravillosa y me gustaría tenerte a mi lado para siempre…he pensado… que no volverás a pisar más el bar para poner copas a nadie…tú las copas que tengas que poner…solo me las pondrás a mi… a tu hombre…a tu marido…a tu chulazo, yo te mantendré y no te faltará nunca de nada…permanecerás aquí en mi casa hasta que vuelva Adela del pueblo… después alquilaré un apartamento para ti…donde te visitaré y estaré contigo…Que te parece?
- Ser mujer es algo que siempre he tenido en mente y por eso decidí venir a Madrid…, pero tan joven atarme ya a un hombre no era la idea que yo tenía. Le contesté y aquello no le gustó para nada. Me soltó enseguida y eso que estaba gustándome un montón, sentir como me aprisionaban aquellos dos robustos brazos; pero ante mi contestación se enfadó y subiendo el tono, volvió a salirle el macho duro que llevaba dentro y que a veces me gustaba también una barbaridad y dijo:
- Tu harás lo que yo te mande….enterada?... no te ha gustado como te he follado esa linda y sabrosa boquita que tienes? ….Tú vas a ser mi mujer…, bueno mejor dicho mi querida, mi putita, puesto que a Adela no puedo dejarla a estas altura de mi vida…, estarás ahí siempre para cuando yo desee estar contigo…, quieras o no…. Te enteras? .. así que ya lo sabes…
- Pero Armando, yo soy muy joven aún y no me puedo atar a una relación como la que me estas proponiendo, lo debes de comprender. Contenté.
- Tu harás lo que yo te diga…- añadió Armando-, serás mi mujer en la calle cuando quiera llevarte por ahí de paseo…, mi sirvienta en mi casa para tenerla limpia y preparar de comer…y mi putita en mi cama y si quieres volar vuela…pero serás para siempre la maricona de nuestro pueblo y tus padres lo pasaran seguro peor que tu….cuando vean tus fotos comiéndome la polla…cuando te vean babear mí lefa y saborearla...lo has comprendido?...así que tu verás?...., bueno…cambiando de tema, siempre no puedo estar llamándote puta o putita…que nombre utilizas cuando te reencarnas en pretty girl ?.
- Y eso que es? exclamé yo.
- Tía Buena burraca…hay que ir cultivándose un poquito. Dijo Armando dándoselas de ilustrado.
- No suelo utilizar ningún nombre…contesté haciéndome la enfadada.
- Pues serás de las pocas, todas las maricas locas tienen uno…y como te gustaría llamarte? dijo Armando.
- Me da igual…llámame como tú quieras, no te pertenezco,…pues ponme el nombre que desees como si fuera tu esclava…respondí yo.
- No pretendo tener una esclava…., deseo tener una mujer como me gustan que sean las mujeres…., de las de toda la vida…, yo creo que a vosotras también os gusta el trato áspero y duro…lo sé por Adela y otras mujeres a las que he tratado….
Volvió a arrimarse a mí y a acariciarme como si fuera una gatita, me besó en la cara y en lamió mis tetitas y después me beso en la boca, introduciéndome su lengua, lo que me hizo ponerme muy calentita otra vez, alisándome el cabello me dijo:
- Anda perrita no seas así…, no te enfades bombón…, estás guapísima y te pones muy fea…me ha encantado besarte beses muy bien…a ti te ha gustado?
- Si mucho…, así me gustaría que me trataras siempre y entonces…contesté yo.
- Entonces qué? Dilo…
- No me importaría ser tu querida como tú quieres…., con derecho a pelear con Adela por ti…contesté.
- Tanto te gusto? Me preguntó.
- Me gustas y me podrías gustar más…, ahora mismo estoy muy ilusionada contigo…, es el primer hombre que conozco.
Tras mi respuesta volvió a abrazarme con fuerza y a susurrarme en el oído:
- Tú me vuelves loco zorrona…., ves si tuvieras un nombre… no tendría que llamarte zorra…
A lo que le contesté:
- La verdad que un poco sí que me gusta que me llames zorra, furcia, puta, putita…, cuando me llamas así, algo se me estremece por dentro y me gusta…
Y enseguida me interpeló:
- Bueno está bien…., pero putón como te gustaría que te llamara?
- Yolanda….le dije.
- Yolanda no me gusta…-dijo Armando enseguida-, te llamaras Lorena, es un nombre que de haber tenido una hija, se lo hubiera puesto… así que Lorena, entendido?
- Sí mi amo…, le contesté lo que no le gustó mucho por la expresión que puso en su cara y me contestó
- Déjate de coñas conmigo. Lorena recoge la mesa y vente aquí que quiero proponerte otra cosa… vale?
Hice lo que me había dicho Armando y tras pasar por el baño y acicalarme un poquito, me dirigí al salón donde se hallaba ya sentado en el sofá.
- Siéntate aquí, sobre mis piernas…me dijo.
- Sobre tus piernas?....uiii que peligro tiene eso. Contesté.
- Siéntate ya jodía y no hagas más el tonto… increpó Armando.
Estando sentada sobre sus piernas el comenzó a acariciarme y a sobarme por todos lados. Me introdujo su mano bajo mi braguita y comenzó a ordeñar mi clítoris como él lo llamaba. Al rato, aquel pizarrín iba tomando forma, ya que entre las caricias y la masturbación me estaba poniendo a mil. Me quitó el sujetador y comenzó a lamer mis pezones, poniéndome aquellos lametones muy tontita, como una pantera en celo. Cuando mi pollita se puso casi erecta, me mandó levantar, cosa que hice al instante y por detrás, agarró mi rabito y comenzó a estrangulármela como si intentara introducirla en mi propio culo. Al tirar hacia atrás con fuerza, aquello me producía un dolor grandísimo, comenzando a chillar como chilla una cerca cuando va al matadero. Aquello hacía que yo para evitar el dolor, me inclinaba cada vez más hacia adelante, dejando mi chochete cada vez más al descubierto.
Así cogida, osea con mi polla hacia detrás fuertemente cogida, Armando, me empujó y me hizo caminar inclinada hacia la mesa sobre la que habíamos cenado y dejando mi tronco caer sobre ella, tirándome más fuerte de mi rabo hacia detrás, se echó encima de mí, me retiró a un lado el hilo del tanga y empezó a presionar con su polla sobre mi coñito. Le suplique y resuplique que no me follara, que no violara, que era virgen y me iba a causar destrozos y lesiones. A lo que contestó:
- Tu virgo como tú, también me pertenece y por lo tanto, te voy a desvirgar ahora mismo, tengo que aprovechar el momento, eso es lo que hace un buen macho, aprovechar el momento y aprovechar la primera noche que tiene a su mujer a su disposición, la noche de bodas, hoy para nosotros es nuestra noche de bodas, no? Así que calla, disfruta si puedes y coopera para recibir mi polla…, una mujer como tu pretendes ser, estaría encantada por ser desvirgada por su hombre, has lo que te digo, osea colabora, porque en otro caso, te será más doloroso….
- Ayyy por favor no seas así de burro…lubrícame un poquito por lo menos…, mi coñito no podrá tragar ese trabuco que tú tienes a pelo…, no podrás volver a usarme en un buen tiempo, por los desgarros…no me hagas sufrir cariño… por favor…. me está doliendo mucho.
De improviso dio un fuerte empujón y se metió dentro de mí, yo pensé que me moría de dolor que notaba en mi coñito y en todas mil nalgas, los alaridos que daba tuvieron que oírse en todo el barrio, gemía, chillaba, lloraba, me retorcía de dolor, pero él solo atendía al placer que aquel chochete nuevo le reportaba.
Una vez la tenía toda dentro de mi vagina, seguía barrenándome una vez y otra, yo ya totalmente vencida sobre la mesa, lo que le servía a él para presionar de mí hacia sí, hacia aquella vara gorda y dura que yo notaba dentro. Agarrándome fuertemente de mis hombros y dando empujones hacia mi coño, creía que me iba a partir en dos. Yo notaba un calor sofocante, como si me hubieran metido por mi chocho un hierro ardiendo. También notaba como sus huevos daban sobre mis nalgas y como un líquido impregnaba aquella zona.
De pronto él empezó a resoplar y a dar fuertes gritos, hasta que note una gran descarga de líquido en mi vagina, mientras barrenaba más intensamente y más fuerte y después, iba bajando la intensidad. Tras saturar mi chocho con un río de leche, Armando cayó rendido sobre mi espaldas en aquella mesa, donde me había casi violado. Me besaba el cuello, la nuca, la espalda y me pedía perdón por habérmelo hecho de aquella manera y alababa lo mucho que le había gustado y el placer que mí vagina le había proporcionado, llegando a decir que tenía un tesoro entre mis nalgas.
Saco su picha de mi chochete y se incorporó, ayudándome a mí a incorporarme, observando yo como su polla estaba totalmente impregnada de un líquido rojizo, semen y sangre consecuencia de mi hemorragia. Me toque mi vagina y toda la mano se me llenó de una gran cantidad de leche que se me salía de mi coño y también pude observar, como sangraba como una corderita. Estaba totalmente reventada.
Armando me dijo ve al baño, coge una toalla y vienes y me limpias mi polla, no me gusta verla así. Yo le dije que antes debían de limpiarme yo y tratar de contener mi hemorragia, que me corría la sangre por las piernas. Me indicó donde Adela, su mujer, guardaba un botiquín y compresas. Me lavé bien mi coño y después me lo cure con los productos que había en aquel botiquín. Después me puse una compresa y presione muy fuerte, poniéndome unas bragas con el fin de contener la compresa. Seguidamente cogí papel de cocina y con delicadeza y esmero, limpie la polla de mi hombre y cuando termine, me volvió a besar en la boca dulcemente y dijo:
- Lorena tienes el coño más bonito y rico que probé nunca…, eres un pibon del que voy a disfrutar como un enano…..
- Sí pero no te puedes imaginar cómo me has dejado el chocho…, totalmente partido y lesionado… no podré follar en un mes…. – le contesté.
- Anda no seas exagerada….- replicó Armando- y acto seguido me ordenó que fregara los platos y después que me duchara, que él me esperaba en la cama donde debería ir totalmente desnuda y guapa.
Así lo hice, fui a la cocina me ocupe de limpiar los cacharros que habíamos utilizado y después me pase al baño, donde me quite la compresa y vi que la tenía totalmente impregnada en sangre, volví a curarme la zona lesionada, aunque me dolía una barbaridad. Me duche y me arregle el maquillaje, mientras Armando a voces me reclamaba y decía que estaba tardando.
Cuando termine me fui hacia el dormitorio, donde Armando me esperaba. Me había puesto unas bragas de aquellas antiguas recatadas y de las llamadas cuello alto, bajo las cuales, llevaba puesta otra compresa, ya que no dejaba totalmente de sangrar, y me puse también, la bata transparente que al principio tuve puesta.
Andaba como un pato, pues el dolor que tenía en mi coñito era exagerado y no me permitía andar con normalidad.
Armando se rió de mí y dijo otra burrada: “ya me explico por qué a los maricas como tú, le llaman patos” y soltó un carcajada. Yo me cabree mucho, pues le dije que de mi dolor no debería mofarse.
- Ven putita…métete en la cama conmigo….te voy a tratar esta noche como una reina…guapa que eres muy guapa…te voy a acariciar como una hembra rica. –contestó Armando.
Me iba a meter en la cama con la bata que traía puesta y me ordenó que me quitara la quitara. Ya en la cama, comenzó a rozarse conmigo y a abrazarme con mucha fuerza. Yo me sentía una muñequita en brazos de un fortachón. Me dijo que estaba muy guapa y que era feliz teniendo una hembra hermosa como yo. Intentó convencerme para que volviéramos a hacer sexo, pero yo le suplique que me dejara tranquila, que estaba muy dolorida.
Esta vez me hizo caso y me dijo que me diera la vuelta y en la postura de la cucharita, se durmió placenteramente, totalmente aferrado a mí. Mientras yo seme saltaron las lágrimas como una tonta, acordándome de lo que había vivido aquella noche, aunque por otra parte, me sentía muy satisfecha por haber sabido complacer a un hombre, igual o mejor que cualquier otra mujer. Ello me llevo a pensar en barajar la posibilidad de continuar con Armando, pues si bien era un bruto, luego me acariciaba, me quería, me apreciaba y me trataba en ocasiones con delicadeza, como si yo fuera su mujer.
Lo vivido con Armando durante más de tres años, da para escribir un libro, pues me hizo conocer el sexo en todas sus facetas y me hizo vivir experiencias inolvidables.