Armanda (1)

Quiza esta primera parte les resulte algo empalagosa.

Antes que nada me gustaría aclarar que este relato es ficticio.

Era un lunes por la tarde, de esos que el calor invita a refrescarse con una buena ducha, cuando Armanda, una mujer de no mas de 168, de complexión delgada y frágil y con una cara que recordaba a la descripción de un arcángel, salía de su trabajo de maestra en una preparatoria, donde impartía clases de física, ese día iba con un vestido de una pieza hasta la rodilla y con unos tacones que la hacían lucir aun mas alta y delgada, su figura era imponente y no era raro que varios hombres perdiesen en ella su mirada o que algunos mas osados intentasen conquistarla, pero ella había sido creada bajo fuertes preceptos de la moralidad y de religión, aunque en esto ultimo era un poco mas liberal.

Armanda ese día se había sentido mal, puesto que no había hallado la manera de hacer que sus alumnos entendiesen un tema que vendría en el examen del viernes, y no estaba acostumbrada a reprobar a sus alumnos, iba pensando esto mientras viajaba en el autobús que la llevaría a su casa, cuando de pronto se percato de que un hombre alto y vestido muy formal no le quitaba la vista de encima, y esto la incomodo un poco, pero no le tomo mucha importancia, al fin y al cabo no era el primero que la veía así, transcurrió el camino sin ningún contratiempo, hasta que llego a la parada donde debía bajar, iba inmersa en sus pensamientos, por lo que no se percato de nada de lo que sucedía a su alrededor, así continuo hasta estar frente a la puerta de su casa, donde reparo en que había un misterioso paquete en su buzón, así que lo tomo entre sus suaves manos y abrió la puerta principal; se comenzó a sentir algo cansada, así que decidió darse una ducha antes de revisar el paquete que había recibido.

Sin mucha fuerza dejo el paquete sobre una mesa de centro que tenia en la sala y se dirigió a su cuarto a desvestirse, al entrar comenzó a quitarse la ropa lentamente, hasta quedar en su ropa interior, no tan atrevida, pero tampoco tan a la antigua, tomo una toalla de su alcoba y camino por el pasillo hasta el baño, preparo la tina y se termino de quitar las únicas prendas que tenia sobre su esbelto cuerpo, se introdujo en la tina y comenzó a relajarse, de pronto le comenzó a invadir esa sensación tan ajena a ella, esa sensación que de vez en cuando tenia y no calmaba hasta que terminaba por masturbarse, poco a poco comenzó a evocar en su mente imágenes de un hombre que le resultaba terriblemente encantador, y sin pensarlo demasiado comenzó con aquel ritual que calmaría sus necesidades, comenzó a sentir como el agua la acariciaba por completo y como poco a poco su mano derecha comenzaba a acariciar su clítoris y a abrir sus hermosos labios mayores, para después introducir lentamente uno de sus dedos mientras con la otra mano se acariciaba los pechos, mientras realizaba esto en su mente su dedo era el falo de aquel hombre alto y apuesto que existía solo para brindarle aquellos momentos de terrible placer, imaginaba como aquel hombre le susurraba dulces palabras al oído mientras la penetraba, se sentía en la gloria, podía sentir perfectamente como su dedo entraba y salía lentamente y después rápidamente, de pronto comenzó a sentir como su cuerpo se tensaba y una especie de corriente eléctrica recorría su interior, acelero sus movimientos hasta que llego al tan anhelado orgasmo, sintiendo como su cuerpo era invadido por una inmensa calma, después de esto comenzó a enjabonarse cada parte de su cuerpo, comenzando por sus delicados brazos, después por sus hermosos pechos, para continuar hacia abajo hasta llegar a su sexo, el cual limpio con gran esmero y delicadeza, una vez terminada de tallarse comenzó a enjuagarse, sintiendo como las gotas de agua recorrían cada centímetro de su tersa piel, mientras se enjuagaba se pregunto: ¿hace cuanto tiempo que no he estado con ningún hombre?

Al hacer esto recordó a aquel joven que la había logrado conquistar cuando tan solo tenia 15 años de edad, el cual hizo que ella se enamorara perdidamente de el, hasta el grado de acceder a cualquier cosa que el le pidiese, pero junto a este hermoso recuerdo llego un recuerdo de dolor, pues también recordó que aquel joven tan solo la había estado utilizando, pues lo único que había pretendido de ella fue tenerla como uno mas de sus juguetes sexuales, pero durante los casi dos años y medio de relación que mantuvieron ella había estado con la venda del amor sobre sus inocentes ojos, hasta que un día por si misma presencio como el la engañaba con otra chica, al descubrirlo tuvo ganas de gritarle demasiadas cosas, y no era para menos, dado que lo había encontrado en un cine cercano a su entonces casa proporcionándose caricias eróticas con aquella chica que tanto odiaba por ser tan superficial, pero no hizo ni dijo nada, tan solo dio la media vuelta y se fue a su casa, en la cual lloro desconsoladamente; estaba sumergida en estos recuerdos cuando el teléfono la regreso a la realidad, se seco rápidamente y se puso una bata traslucida, se dirigió a contestar, pero no alcanzo aquella llamada así que sin pensarlo mas comenzó a preparar la clase del día siguiente; ya dadas las once de la noche recordó aquel extraño paquete que había recibido, se dirigió a la mesa de centro y lo tomo, como una niña curiosa ante un regalo sorpresa comenzó a abrir aquel paquete en un envoltorio de terciopelo negro con encajes, lo que había en el interior la dejo algo impactada, se trataba de una invitación a pasar un fin de semana al lado de un hombre que se hacia llamar Louis Poison en una casa situada en Cancún, dentro del paquete se anexaba también una carta en la que venia escrito un hermoso poema y al final una nota donde Louis se decía ser un admirador que la amaba y conocía todo de ella, esto ultimo la dejo algo desconcertada y de cierta forma acosada, eso era todo, tiraría aquel paquete y se olvidaría del asunto, pero su curiosidad por todo este asunto fue demasiado fuerte y termino guardando aquel paquete en su alcoba.

Al siguiente día como de costumbre se dirigió a la preparatoria en la que impartía clases, pero al abordar el autobús vio al mismo hombre del día anterior con la vista fija en ella, algo nerviosa trato de no prestarle atención pero era demasiada pesada la mirada de aquel hombre así que se bajo antes de llegar a su destino y tomo otro camión, gracias a esto llego tarde a dar clase, y por si fuera poco por las prisas al bajar del autobús su falda se engancho de un alambre en la puerta y se rasgo un poco, dejando así en la falda una abertura hasta medio muslo, esto conjugado con las medias de red que llevaba dio como resultado que se viera aun mas apetecible de lo normal.

Ese día, al estar dando clases noto como sus alumnos no apartaban la vista de sus piernas y su hermoso trasero, lo cual le hizo sentirse un poco incomoda, pero al poco rato esto hizo que comenzara a sentir una sensación que le gustaba, esa sensación de saberse deseada por todos sus alumnos, así que sin estar conciente de ello comenzó a provocar un poco a sus alumnos contoneándose un poco mas de lo normal y sentándose con un cruce de piernas muy seductor, así paso el día y ella cada vez comenzaba a sentirse mas excitada, hasta que llego el termino de su trabajo y salio de prisa hacia su casa, tenia que darse prisa, pues necesitaba urgentemente masturbarse, por desgracia el autobús que abordo iba demasiado lleno así que como pudo lo abordo, y sin darse cuenta por cuestiones del azar quedo de espaldas al hombre que la seguía desde ayer, ya no soportaba su calentura cuando de pronto comenzó a sentir como alguien por atrás comenzaba a tocarle sutilmente sus glúteos, al principio pensó en voltearse y darle una cachetada a aquel que la iba manoseando cada vez mas descaradamente, pero su excitación fue mayor y le dejo hacer a aquel hombre, sentía como aquella mano firme masajeaba a su antojo su firme trasero, después comenzó a sentir como poco a poco aquel hombre se daba la vuelta y comenzaba a restregarle su miembro por encima de la falda y con su mano libre comenzaba a sobar con delicadeza su sexo, así transcurrió hasta que llego a su casa y se bajo del autobús, una vez abajo volteo por curiosidad, pues quería ver quien había sido quien había logrado palpar parte de su cuerpo y su sexo, fue en ese momento que se dio cuenta que había sido aquel hombre que la había estado siguiendo, rápidamente muerta de la pena entro en su casa pensando en lo que había sucedido, cerro la puerta se dirigió hacia su sofá y se recostó a ver un momento la televisión, pero aquellas caricias de aquel hombre habían quedado grabadas en su mente, así que termino por dirigirse a su habitación, una vez dentro y con las cortinas cerradas se desnudo por completo y comenzó a acariciar su sexo, comenzando una vez mas aquel meter y sacar de sus dedos en su sexo, hasta que termino en un enorme orgasmo.

-Vaya, nunca había tenido que masturbarme dos días seguidos- se dijo algo pensativa a si misma.

Ya mas calmada en la intimidad de su alcoba pensó que aquel hombre después de todo no era tan mal parecido, pero, ¿Qué pensaría ahora de ella? Seguramente diría que era una cualquiera o cosas así por el estilo, no quería ni imaginarse metida en tremendo embrollo, así que despejando estas cuestiones de su mente se dispuso a descansar, así transcurrió esa noche sin nada sobresaliente, al siguiente día se levanto de muy buen humor, se dirigió a impartir como de costumbre sus clases ya sin contratiempo alguno y su día para su suerte transcurrió sin nada importante, ni si quiera volvió a ver a aquel sujeto que la había estado siguiendo. Llegada la noche comenzó a pensar en que debía de hacer con respecto a la invitación a Cancún, al analizar la situación obtuvo mayor cantidad de pros que de contras, después de todo podría ir al punto indicado para el encuentro y si se arrepentía aun habría vuelta atrás. Sin darse cuenta el tiempo se paso rápidamente y cuando menos pensó ya era viernes, así que en cuanto llego a su casa comenzó a alistar sus pertenencias para aquel fin de semana en Cancún, el sábado en la mañana se dirigió al punto de encuentro estipulado en la carta, el cual era una banca del parque cercano a su casa, llego y sorprendida contemplo a un hombre de aproximadamente 23 años, de 180 de estatura, complexión delgada y de una tez fina y clara con rasgos medio femeninos, el cabello de aquel joven era ondulado y largo hasta un poco mas abajo de sus hombros y era de un color negro, lo llevaba recogido en una cola sujetada por un pequeño listón de satín negro, la imagen de aquel joven era impresionante, y su forma de vestir era algo elegante pero a la vez casual, en cuanto lo vio se quedo prendada de la cautivadora belleza de aquel joven que mostraba un porte distinguido

-Caray, si este hombre es inteligente y educado como aparenta, estaré perdida, pues terminare enamorada de el- se dijo a si misma entre pensamientos.

Armanda se acerco con cierta timidez a aquel joven de facciones endiabladamente angelicales, y en cuanto este volteo y la contemplo se paro de aquel banco y con paso decidido se acerco a ella, al estar frente a Armanda Louis tomo su delicada mano y con una inclinación le dio un beso a aquella frágil y hermosa mano –Bonjour ma chère, veo que habéis decidido aceptar mi invitación, os agradezco esta oportunidad- dijo Louis volviendo a ponerse completamente erguido, su voz era grave pero a la vez tenia algo que la hacia sensual, Armanda se quedo sin habla, completamente hechizada por aquel caballero que estaba de pie delante de ella, y con cierto nerviosismo solo atino a decir –Hola, me imagino que tu eres Louis no?

Louis en ese momento viendo la timidez y el nerviosismo de Armanda soltó una pequeña sonrisa, dejando ver su hermosa dentadura blanca, Armanda por su parte sentía que todo esto no era mas que un sueño, pero poco a poco comenzó a darse cuenta que esto era realidad.

-Que os parece si vamos por vuestro equipaje para después dirigirnos al aeropuerto?- dijo Louis tomando la iniciativa, Armanda solo atino a mover la cabeza en forma afirmativa.

Caminaron en un incomodo silencio hasta la casa de Armanda, y ya con su equipaje tomaron un auto que estaba aparcado en la acera de enfrente, el carro era de un aspecto lujoso y era de color negro, una vez abordado Louis manejo hasta el aeropuerto, en el trayecto como el silencio era algo incomodo Louis puso un poco de música para tranquilizar a su invitada, su opción fue por un disco que el había realizado con composiciones de música clásica.

Al llegar al aeropuerto tomaron un avión y su trayecto fue sin relevancia alguna, hasta que llegaron a Cancún donde había otro auto de las misma características al anterior aparcado esperándolos, Armanda no podía creer todo esto le parecía una fantasía de adolescente, -Anda ma chère sube que tenemos que llegar a la casa- dijo Louis sacándola de sus pensamientos, y así se dirigieron hasta estar frente a una reja que daba paso a un hermoso jardín que tenia una fuente en el centro, la casa por su parte era mucho mas hermosa que la que había imaginado Armanda, de hecho su arquitectura hacia recordar antiguos castillos, una vez dentro las cosas comenzaron a mejorar aun mas, puesto que el hielo que había entre ambos se rompió por completo y comenzaron a tenerse una confianza mutua como si se conocieran de hace años, así Armanda comenzó a contarle toda su historia a Louis, quien escuchaba complacido por su hermosa voz, después Louis continuo contándole la suya, todo parecía un sueño, un cuento de hadas hecho realidad, así transcurrió aquel hermoso fin de semana, y el domingo antes de separarse en la noche ambos se quedaron mirando por algún tiempo, hasta que Louis rompió el silencio sacando una pequeña caja de cristal de su bolsillo y al abrirla apareció ante los ojos de Armanda un hermoso anillo de oro con una esmeralda roja, - Se que es muy pronto, y que apenas me conoces, pero si sientes lo mismo que yo siento por ti me gustaría que aceptases este anillo- casi le brotaban las lagrimas de felicidad a Armanda, y con un sutil movimiento de su cuello le dio un si como respuesta. Algunos meses después Armanda y Louis se casaron, y prepararon su luna de miel, decidieron que lo mejor seria pasársela en un hotel que habían encontrado que se ubicaba en la cima de una montaña y contaba con varios servicios, así, una vez decidido todo se marcharon a su luna de miel.

Es asi como llegamos al final de esta primera parte, os pido me disculpéis si tardo en subir lo demás, pero no tengo mucho tiempo libre que digamos.