Ariel - intermedio
Un diario personal con varios secretos.
ARIEL – INTERMEDIO
Del Diario de Gerardo:
3 de enero de 2007...
Hoy se cumple, aproximadamente, alrededor de una semana que he regresado a mi casa junto a mi esposa Cinthia y mis hijos. Ha sido un año muy largo para mí. Y muy difícil… no solo para mí, sino también para mí misma esposa y mis propios hijos, también.
Cuando comienzo a pensar sobre los hechos que sucedieron y que me llevaron a donde estoy hoy, me doy cuenta que he sido una persona horrible con mi esposa y que le hice mucho daño. Espero que todo lo vivido en esa época no termine cobrándomela en un futuro.
Todo comenzó hace como unos dos años, si mi memoria no me falla, aunque puede ser un poco más. En ese entonces yo ya me había puesto un negocio de venta de insumos de computación, como así también de reparación de computadoras e instalación y servicio técnico de redes para empresas, negocios y por qué no, también, redes hogareñas. Y como guinda del postre, un pequeño ciber para que la gente al pasar pueda conectarse unos minutos en la internet a hacer sus cosas y despejarse un momento del día a día.
Pero hasta ahí, todo normal. Para que empezaran a aparecer los problemas, solo fue cuestión de tiempo. Todo comenzó con mis padres, como de costumbre. Era de cantado que todos los días llamaran para que fuera a hacer de técnico para reparar las computadoras de todos sus amigos y de la misma familia. Y si les decía que estaba atendiendo, me hacían un quilombo del tamaño del mismo mundo. Y no les importaba nada si estaba atendiendo a un cliente. Para ellos, yo no hacía nada en ese local, solo boludeaba. Esos problemas hacían que tuviera problema con mi cuñado y socio, ya que él tenía razón en eso que decía. Debía de separar mi vida laboral de la vida personal... o sino me iba a volver loco. Ahora que lo pienso en la lejanía… cuanta verdad ocultaban esas palabras. Y si, obviamente los problemas con mi cuñado también comenzaron. Al principio no se notaban, pero luego de que decidimos poner un horario para que yo pudiera tener tiempo para ir a casa y estar con mi familia y no preocuparme por el negocio, comenzaron a ser más notorios. Ignacio, mi cuñado, empezó a entrar algún que otro día en un horario posterior al que habíamos pactado. Y eso empezó a ser un problema… pero mucho más adelante. También, empezamos a tener otros tipos de problemas y estos eran más de índole laboral, que otra cosa. Y obviamente, cuando yo lograba llegar a mi casa queriendo un poco de paz, estaba el tema de hacerme cargo de mis responsabilidades de padre y marido. Y muchas veces por culpa de esas discusiones, mi esposa e hijos eran los receptáculos de toda esa frustración, lo que ocasionaba que tuviéramos discusiones por cualquier cosa. Es más, Cinthia llego a llamarme a media mañana una vez para reclamarme que dejase una leche afuera de la heladera y me hizo un quilombo demasiado grande por lo que fue un simple descuido. Así de mal llegaron a estar las cosas. Y todo se agravo cuando un amigo mío me ofreció empezar a un juego de rol multijugador en línea llamado Lineage 2.
Cuando me sumergí en el mundo de los reinos de Aden y Elmore, me encontré con un estilo de juego que me cautivo enormemente. Durante mi estancia en ese juego me hice amigo de varios jugadores. Y jugando en ese mundo comenzaron los problemas. Como a mí me gusta mucho hacer rol con mis personajes creados, hice que mi personaje principal, un elfo de la luz plainswalker se pusiera en pareja con el personaje de una amiga. Y claro, mi esposa se puso celosa de eso. Yo le explique cómo era el tema de hacer rol para que no se pusiera mal y medio como que lo acepto.
Pero, me acuerdo que en ese mundo virtual también conocí a la primer Stalker de mi personaje. Una jugadora que usaba un elfo oscuro femenino, se había encaprichado con mi personaje y me llego a atosigar incluso en mi mail y en el mismo MSN Messenger de Hotmail. Cómo consiguió mi mail de ese entonces jamás lo supe. Llegó a ser tan grande el acoso que recibía de parte de esta mujer que incluso mi propia esposa vió un mensaje de ella y le puso de todo, desde gorda con anteojos y alitas le dijo, pasando por todas las puteadas habidas y por haber. Pero, aun no escarmentaba. Y fue cuando cometí el primer error. La cité en persona para que me dejé de molestar. Y el error fue que no avise a nadie de eso que iba a hacer. Si hubiera avisado algo, a lo mejor el problema que iba a ocasionar no se hubiera generado.
El día en cuestión, la chica vino a mi negocio, y vino acompañada de una amiga, y justo llegaba mi cuñado y socio. Le dije a la chica que me acompañé a un sitio que así íbamos a hablar bien y dejó a su amiga con mi cuñado. Grave error. Mientras yo le decía a la muchacha que me deje de molestar, que solo era un juego y que nada de lo que pasaba ahí era verdad, la amiga de ella iba a ocasionar un gran problema. Le dije que amaba a mi esposa, que no me interesaba ella, que se fuera y no me vuelva a dirigir la palabra ni en el juego ni en ningún sitio. Y si, soné muy convincente por que dejo de molestarme en todos los lados. Pero… aquí viene el problema. La amiga le dijo a mi cuñado que ella venia para que pudiera empezar algo conmigo. Y mi cuñado llamó a mi esposa. No lo culpo. Yo en su lugar hubiera hecho lo mismo. Cuando se marcharon ambas, mi cuñado me preguntó sobre ese tema y le comenté todo lo que venía pasando. Cuando le conté la real intención que tenía yo se disculpó conmigo porque había cometido un error sin saber cómo venía la mano. Corrí como si el diablo me persiguiera. En esos tiempos estábamos esperando a nuestro segundo hijo, asique imagínense como debía estar mi esposa con la noticia de que a lo mejor estaba en brazos de otra mujer. Cuando llegué a mi casa, Cinthia estaba rota. Lloraba como si no hubiera un mañana y estaba haciendo las valijas. En todo ese tiempo había llamado a su madre y habían quedado que ella se iba a ir unos días a la casa de ella. Esos días para mi fueron los peores de toda mi vida. O unos de los peores. Ya sabrán por qué.
Finalmente regreso al cabo de unos 4 o 5 días y vino más calmada. Hablamos de todo lo sucedido y decidimos darnos otra oportunidad. Pero la semilla de la desconfianza en Cinthia estaba metida ya. Y eso iba a ocasionar miles de problemas.
Recapitulemos, primero llegaron los problemas con mis padres, luego con mi cuñado y finalmente con mi esposa. Hasta ahí vamos bien... o mal, dependiendo de cómo se mire. Tras esos primeros problemas, y lo que pasó con esta chica, las cosas comenzaron a empeorar. Y si a eso le sumamos el tema de las veces que mi cuñado llegaba más tarde de la hora pactada para que yo pueda ir a mi casa, las cosas no estaban para nada bien. Cinthia comenzó a cuestionarme todo. Desde mis llegadas tarde, y hasta cualquier cosa por más pequeña que sea. Y todo eso hizo que me sumergiera aún más en los juegos en línea de rol multijugador. Y conforme pasó el tiempo en las mismas redes sociales. Y cuando llego ese momento, fue cuando todo se descontroló.
En ese entonces, conocí a una chica de la localidad de Durango, México. Erika se llamaba. Recién acababa la escuela secundaria y se iba a recibir para iniciar una carrera universitaria ligada con la política. Al principio fue todo normal. Las charlas eran bien inocentes. Hablábamos de nimiedades y de boludeces. Nos contábamos nuestros gustos y nuestras frustraciones y como poder resolver esos problemas. Y termine abriéndome completamente. Y ella también.
Conforme pasó el tiempo, llegué a empezar a sentir cosas. Ahora pienso que más que nada fue porque me sentía bien cuando chateaba con ella. Todos mis problemas se iban en esos momentos. Y los chateos eran cada vez más y más asiduos. Me despertaba y chateaba con ella, estaba en mi trabajo y chateaba con ella. Volvía mi casa, y…. efectivamente, chateaba con ella.
Llego a ser una parte importante de mi vida. Y así fue como comencé a alejarme de mi esposa y a hacerle daño. Las relaciones sexuales, que para ese momento eran una o dos veces a la semana, comenzaron a espaciarse más y más, al punto que pasábamos meses sin tener sexo. Ella comenzó a revisar mis redes sociales buscando algún indició de algo que fuera motivo para tal alejamiento. Y descubrió los chats con Erika. Y bueno, fue cuando todo estalló.
Y claro, se llegó a un momento en donde ya nada se sabía cómo había empezado. Si los mismos problemas que hicieron que me meta en todo esto del mundo virtual de los juegos en línea y los chats de las redes sociales, o estas mismas cosas que originaron más problemas. Y se volvió una rueda tóxica. Mientras más problemas tenía yo, más me escapaba a este mundo virtual… y mientras más me sumergía en este mundo virtual, más problemas se originaban.
Y todo llegó a si clímax un día que tuve una pelea muy grande con Cinthia. Ya para ese momento, habíamos cortado la internet de nuestro hogar en un intento por que deje ese mundo virtual, pero… ocasionó un nuevo problema. Para ese momento yo ya estaba mal psíquicamente y no lo veía. Y si hubiera pensado dos segundos esa decisión jamás la hubiera tomado. Pero no estaba bien. Y la decisión que tomé fue escaparme a altas horas de la madrugada al negocio de computación para entrar en ese mundo virtual. Y sí, me volví adicto a eso. Pero volvamos a ese día. En donde todo cambió. Había tenido una pelea muy grande con Cinthia. Para ese momento nuestro segundo hijo tenía apenas unos meses de haber nacido. Y yo comencé a tener un ataque de nervios que hizo que comenzará a quedarme sin aire, luego comencé a toser por falta de aire y terminé desmoronándome en el suelo vomitando bilis. Cinthia se asustó mucho por ese evento inesperado. Llamó a la emergencia médica y al cabo de una hora llegaron unos médicos para verme. En ese momento estaba tirado en el suelo, ya que todo ese ataque de nervios hizo que me quedará sin fuerza para hacer nada. Entre los médicos me ayudaron a llegar a mi cama y me atendieron. Me dieron algo para que duerma esa noche y nada más.
A los pocos días, estaba en mi negocio, como todos los días y llegaron dos médicos al negocio. Me informaron que debía de acompañarlos para una serie de pruebas. Ahí todas mis alarmas se habían encendido y llamé a mi casa. Mi esposa me dijo que llamará a mis padres, que ellos debían de saber algo. Asiqué les llamé. Y al rato estaba mi padre en la puerta de mi negocio. Me explicó que al día siguiente de lo que me había pasado a mí, habían ido todos, mis padres y mi esposa a hablar con la terapeuta que me psicoanalizaba y que habían llegado al acuerdo de que debían de internarme. O sea… hicieron una intervención conmigo, sin mí en esa intervención. Tuve que ir a regañadientes. Pero no me quedaba otra. Por temor a que hiciera un quilombo de puta madre, los mismos doctores de la clínica psiquiátrica me ataron a la cama. Pero nada más lejos de la realidad, ya que en todo momento estuve tranquilo. Tiempo más tarde me enteraría que en la clínica le dijeron a mis padres y esposa que me había agarrado un ataque psicótico y me ataron por precaución. Todo para atajarse por si yo llegaba a hablar de la injusta acción de ellos. Pero, pase solo un día atado. Según me contaron las enfermeras, esa misma noche, una de ellas había ido a auxiliar a un paciente que estaba en la cama contigua a la mía y éste la atacó. Justo cuando estaba a punto de ser violada por este paciente, me cuentan que me desperté y al ver la situación me arranqué las ataduras y ataque al paciente dejándolo desmayado. Luego me volví a acostar y a dormir. Yo, es el día de hoy que no me acuerdo nada de ese suceso. Pero bueno, sirvió para que me dejarán desatado un día más, hasta que me derivaron a una habitación de mínima seguridad y así me reuní con los demás pacientes. Y si, los llamo pacientes, para no decir otro término más estigmatizante. Ahí conocí a dos personas, un chico y una chica, Pablo y Corina. Con ambos llegué a tener una gran amistad y siempre la pasamos juntos. Pablo era hijo único y el consentido de la familia, y la verdad no me acuerdo que problemas fueron los que le diagnosticaron a él. Pero con Corina, con Corina fue otra cosa, mi amistad con ella se hizo casi al instante. Había sido internada por el esposo y la razón era… la misma que la mía. Esa es la razón de que congeniara instantáneamente con Corina. Fue su soporte durante todo ese mes y ella el mío. La pasábamos juntos todo el día, salvo cuando eran los momentos de estar con nuestros terapeutas asignados. Y si, llego un día en particular en donde todo cambio. Pablo se había encaprichado con Corina y me había dicho que ese día durante la noche intentaría entrar a su habitación para ver si podía tener sexo con ella.
Yo alertado, esperé a que fuera la misma noche y vi como él se dirigía al cuarto de mi amiga. Asique opte por lo más sensato. Ir, también. Ni bien entre me encontré con una escena horrible. La acompañante de la habitación de Corina, desmayada por un golpe, y Corina intentando quitarse de encima a Pablo. Yo corrí hacia la pareja y empujé a Pablo de una patada a la cabeza. Agarre a Corina, justo cuando llegaban los enfermeros. Pensando que yo había sido el atacante intentaron golpearme con unos bastones, pero Corina salió en mi auxilio y les dijo que me dejaran en paz, que el atacante era el otro chico. Que yo la había salvado. Los enfermeros dejaron de golpearme con los bastones y me pidieron disculpas. Pero yo, enojado y todo lastimado hice una locura. Les di a los dos enfermeros unas trompadas en sus rostros. Tuve suerte de que no me hicieran nada y se dejaran golpear, ya que se dieron cuenta de que lo tenían merecido por la equivocación. Obviamente toda la clínica se enteró del hecho. El esposo de Corina, ese mismo día, enterado de la situación se apersonó a la clínica, y quiso conocerme. Cuando quedamos uno frente al otro, se arrodillo y me dio las gracias por haber salvado a su esposa de la no realizada violación. Es el día de hoy que aún mantengo contacto tanto con Corina como con su esposo a través del mail. Posteriormente los agregue a mis contactos de celular.
El destino de Pablo fue diferente. Lo vinieron a buscar sus padres. Al parecer eran de clase alta acomodada. Y antes de sacarlo de la clínica, la madre se acercó a Corina y le increpó diciéndole que seguramente ella lo había seducido para que haga eso. Tanto yo como el esposo Corina salimos en defensa de ella y la madre de Pablo tuvo que irse como entró. No volvimos a saber de Pablo jamás en la vida.
Al cabo de ese mes, tanto Corina, como a mí, nos externaron y regresamos con nuestras familias. Pero para mí sería diferente. Cinthia estaba renuente a tenerme dentro de casa. Y no la culpo. La última vez que me vió fue el día que me fui a trabajar antes de ser internado. Y unas pocas veces en la misma clínica. Incluso pasé mi cumpleaños rodeado de los pacientes y doctores. Y no me acuerdo si alguien de mi familia vino. La verdad no me acuerdo. Estimo que sí. Pero si lo afirmara estaría mintiendo. Asique quiero creer que sí, aunque la verdad no me acuerde.
Bueno, luego de mi primer externación de la Clínica Santa Clara del barrio de caballito, fui a parar a la casa de mis padres. Al día siguiente comencé el hospital de día en una clínica de la localidad de Ramos Mejía. Que era la clínica más cercana a donde vivía. En ese entonces ya vivía en San Justo. Y por mi obra social me tocaba esa clínica. A la semana de haber sido externado pasó algo que hizo cambiar mi vida… otra vez. Había venido Cinthia a la casa de mis padres ese día, con nuestros hijos. Y todo hubiera ido bien si no fuera porque a mi hermana se le cantó el tener que arruinar el momento familiar. Como ella no era el centro de atención, se la ideó para sacarme de las casillas y estallé. Nos dijimos de todo y ella intento acuchillarme en reiteradas oportunidades. Si, Valeria para ese entonces estaba algo desequilibrada psíquicamente, solo que mis padres no querían verlo. Y justo, yo que estaba recién salido de una externación psiquiátrica, fue un cocktail explosivo.
El quilombo fue tan grande que mis hijos y mi esposa se tuvieron que ir nerviosos por toda la situación vivida.
A los dos días, cuando estaba en el hospital de día, a la salida, me interceptaron dos enfermeros de la clínica y me dijeron que debía de acompañarlos. Sin anoticiarme de nada me dijeron que iba a estar ahí por un mes. Esa noticia hizo que entrara en una depresión de dos o tres días. Y luego estalle con una ira interior como jamás había tenido en mi vida. Pero me contuve. Y trate de pasar ese mes lo mejor posible. Durante esta segunda internación me hice amigo de una paciente de nombre Vanesa. Ella estaba ahí porque intento suicidarse en un ataque psicótico que tuvo. Y uno no podía negarlo, ya que tenía marcas en sus muñecas de haber intentado cortarse las venas en reiteradas ocasiones. Se estudió todo el vademécum de punta a punta en los ratos libres que tenía. Y por eso, los médicos del lugar decidieron que para que no supiera que pastilla le daban, le machacaban las mismas pastillas en un mortero y le daban las mismas hechas polvo, cuando era la hora de la medicación. Siempre hablábamos de todo. Un día me hizo una tirada de cartas y salió que jamás volvería a trabajar con las computadoras. En ese momento no le creí nada ya que era muy incrédulo. El día de hoy puedo confirmar que es cierto. También me dijo que todos mis problemas iban a irse cuando me alejará de varias personas que eran cercanas y que en verdad querían hacerme mal más que bien. Pero inconscientemente deseaban eso. Que me aleje de esas personas tóxicas y una vez hecho eso, todos mis problemas se iban a resolver. Es el día de hoy que aún no se a qué personas se refería. Solo el tiempo sabrá quienes son esas personas.
Vanesa se volvió mi soporte en esta segunda internación. Y aunque ella estaba de antes, creo que me volví el suyo. Y tampoco paso nada entre nosotros. No porque no quisiéramos. Sino porque no estábamos para eso. Yo lo único que pensaba era en recuperar todo lo perdido y entre eso estaba el amor de mi esposa. Y ella, lo único que quería era salir de ahí y no volver jamás. Todos los enfermeros y algún que otro paciente del sitio, me advertían acerca de Vanesa. Que era mala compañía. Que era inestable. Etcétera, etcétera, etcétera. Incluso ella, hubo una vez que me dijo que no me acercará tanto a ella porque era una mala persona. Yo le dije una cosa y con eso que le dije gané su confianza y amistad. Le dije que me deje juzgar a mi si era o no una mala persona. Que no me iba a influenciar por lo que me digan los demás. Que lo que la venia tratando, me parecía una mujer bastante sencilla y honesta en todo. No importa el grado de locura que tuviera. Se merecía que alguien esté ahí para ella. Que, si nadie se preocupaba por ella, me deje a mí en ese papel. Y así pase el mes ese en mi segunda internación. Entre largas charlas con Vanesa y otros pacientes. Charlas con mi padre y mi esposa que me venían a visitar. Charlas con los mismos doctores y horas de hacer nada. En una de las veces que vino mi esposa a verme, Vanesa se acercó y me agarro del brazo como pidiendo ayuda. Yo sabiendo lo que eso significaba no le prohibí ese gesto. Mi esposa al ver eso se puso con una cara. Y justo en ese momento, Vanesa abre la boca y dice algo que no me esperaba. Le dice a mi esposa que tiene suerte de tener a alguien como yo. Que todos los días hablo de ella, y de que quiero volver a su lado. Que no sea tonta. ¡Si supiera realmente Vanesa el daño que le hice a Cinthia! Si supiera, no me ayudaría. Pero lo hizo. Luego se retiró de nuevo a su habitación. Yo me quede charlando con mi padre y mi esposa después de ese evento.
Al mes de cumplir la internación, fuí dado de alta y me fuí de ese sitio. Y si, volvería más adelante, pero para cumplir Hospital de día… otra vez. Cuando me fuí, Vanesa me entrego una copia de Hamlet de William Shakespeare como regalo por la amistad que le dí durante mi estancia en ese sitio. E increiblemente, también fue el día que ella se fue también a su casa, con sus padres. Espero que esté donde esté le esté yendo bien en la vida. Realmente se merece terminar su vida con alguien que la comprenda y quiera mucho.
Durante todo ese año, después de mi segunda externación, tuve dos acompañantes terapéuticos. Durante la primera semana se encargó mi primo Gabriel de acompañarme, hasta que mis padres lograran, mediante la obra social, conseguir un acompañante terapéutico calificado. Mucho tiempo más tarde me enteraría de algo que hizo la esposa de Gabriel con mi esposa. Luego de esa semana vino el acompañante terapéutico real y con él estuve casi 11 meses. Mi día a día durante todo ese tiempo era de lo más tedioso y aburrido. Me levantaba, iba al hospital de día, de ahí a mi solitario departamento. Esa rutina era de lunes a viernes. Y el viernes a la noche, me iba a la que había sido mi casa durante mucho tiempo, junto a mi esposa e hijos, y me quedaba hasta el mismo día Lunes a la noche. Esa fue mi rutina por casi un año.
Mi mayor miedo era, que durante todo ese tiempo, mi esposa se enamorara de otro hombre. Para ese momento había empezado a hacer un curso terciario y había conocido a muchos compañeros. Y si, los celos empezaron a aflorar. Por primera vez empecé a sentir los celos que ella había sentido antes de mi internación. Pero jamás se lo dije para no traerle más problemas. Hice frente a ellos yo solo. Por suerte no pasó nada, pero ese miedo de que empezara a conocer a alguien estuvo presente todo ese año. Es más, tras mi internación ella se había quitado la alianza de matrimonio. Es el día de hoy que aún no se la volvió a poner. Dice que lo va a hacer cuando sienta que deba hacerlo. Y ahora no es así. Sigue dolida por lo vivido. Y no la culpo. Le hice mucho daño con lo de mi amiga de México, Erika.
Y si, le hice mucho daño. Pero no porque fue a propósito, nada que ver. Jamás le haría daño a propósito a mi esposa. Pero durante todo ese tiempo que recibía ataques por todos lados, el tema de las redes sociales y los juegos en línea me sobre paso y bueno, hice muchas locuras.
Durante ese tiempo, Cinthia me contó algo que realmente me disgusto y mucho. Me contó todo lo que pasó para que me internaran nuevamente. Y pude saber que no fue por decisión de médicos, sino por la decisión de mis propios padres, prefirieron estar tranquilos junto a mi hermana y a mi dejarme aislado. Ese día les tome una bronca y un rencor enorme y no sé si pueda perdonárselos, así como así. También Cinthia me explico sus razones por las cuales había aceptado la primera internación y porque no quiso que una vez externado, fuera a vivir con ella y los chicos. Y si, tenía buenas razones, asique pude perdonarla de todo eso. Igualmente creo que ella no cree en ese perdón y piensa que ese rencor que dirigí a mis padres y hermana, también está dirigido a ella. Nada que ver. A ella la perdone de todo. Es más, ella debería de perdonarme a mí por lo que le hice vivir. Y no se si alguna vez lo hará. Espero que sí.
Otra cosa que me entere fue justamente lo que pasó con la esposa de Gabriel. Ahí pude corroborar los dichos de Vanesa y su tirada de cartas. Las primeras personas que debería de alejar de mi vida tendrían que ser mi primo y su esposa.
Hoy en día lo puedo decir abiertamente de que realmente estaba mal y que gracias a esa primera internación pude salir adelante. Me desintoxique de todo eso que me aquejaba. Y pude purgar muchos demonios, pero… el daño estaba hecho. No sé si Cinthia pueda personarme todo lo que le hice. Y si es así, ¿cuánto tiempo pasará para que suceda algo para que ella me devuelva ese daño?