Ariel - capítulo 06

El inicio del final.

Lunes 14 de diciembre de 2020. Alrededor de las 03:00 AM.

Tras haber pasado unos momentos de tensión y angustia, salgo del baño más tranquila. Pero la escena que veo en la habitación matrimonial que comparto con mi marido no es algo que desee a nadie de ser testigo.

Después de que Gerardo descubriera mis conversaciones con Ariel tanto en el WhatsApp como en la red social (Y eso que no nombro tampoco los mails que nos intercambiamos y que también vió), jamás pensé que se desataría lo que se desató.

En ese momento, pensé, ¿era para tanto? ¡Él hizo estas cosas desde hace años! ¿Y se puso como se puso por estar haciendo yo lo mismo? Pero… ¿Saben qué?... Él jamás tuvo su primera vez de descubrir algo de esta índole de mi parte. Para él fue un choque enorme ver esos chats. Le hicieron recordar los engaños de esas dos mujeres que tuvieron algo con él, antes de conocerme a mí. Y ese impacto desató lo que temía que volviera a pasar... Solo que esta vez sería algo… diferente.

Para que entiendan, Gerardo no es un marido golpeador ni nada por el estilo. Fue criado bajo la enseñanza de que el pegarle a una mujer es de cobarde y lo ha sostenido a lo largo de su vida. Jamás le levanto la mano a una mujer en su vida. Aunque esta lo insultara, denigrara, e incluso ejerciera violencia física hacia él. Él jamás le levantaría la mano a una mujer. Prefiere morir antes que pegarle a una mujer. Y eso, en muchas oportunidades, les ha hecho pensar erróneamente a muchas personas de que Gerardo es pasivo. Incluso yo lo llegué a pensar, en algún que otro momento. Pero la verdad… la verdad es… que el mantener la calma y no llegar a la agresión física hacia el sexo opuesto es un logro enorme de él. Gerardo tiene una fuerza de voluntad muy grande para aguantar todo lo que tiene que aguantar sin levantar una sola mano, cuando es agredido por una mujer. Sí… él se contiene. Pero si le ves a los ojos en ese momento, sabes muy bien que tiene unas ganas bárbaras de darte un buen… bueno, ustedes me entienden.

Y si… Gerardo tiene un temperamento bastante fuerte cuando se le acaba la paciencia. He visto ese lado de él. Y no querrás estar cerca de él cuando se enoja. Mi consejo más grande es... ¡No hagas enojar a Gerardo si no quieres desatar el infierno! Pero con las mujeres… con las mujeres es diferente… Se contiene.... Pero a un costo enorme. Toda esa rabia que genera cuando es agredido por una mujer por algún lado tiene que salir, ¿no? Bueno, en el caso de Gerardo esa rabia y frustración de no poder levantar una sola mano a una mujer se libera en autoflagelarse el mismo. En otras palabras, se lastima, hasta hacerse sangrar algunas veces. Hubo una vez que ... No, mejor no recordar ese momento. Cuando pienso en ese día, me da una impotencia terrible. Los motivos de la discusión no me los acuerdo muy bien. Pasó hace mucho. En esa época, Gerardo venía soportando varios ataques por varios frentes. Sus padres, que no le dejaban en paz y no le permitían dividir su vida personal, de la laboral. Mi hermano, su socio, que le exigía que se mantuviera concentrado en el trabajo por, sobre todo. Eso provocó que haya problemas conmigo, ya que encima, yo le exigía que pusiera más atención en mí y en nuestros hijos. Y bueno. Todo eso hizo que el hiciera lo que hizo en ese momento de nuestras vidas. Y bueno, llegamos a un punto en donde siempre discutíamos por todo. Hasta por la cosa más estúpida. Pero ese día... me acuerdo que habíamos discutido por algo... y bueno, yo no pude controlarme y comencé a acusarle de varias cosas sin descanso. Lo bombardeé una y otra y otra vez con acusaciones de todo tipo, sin dejarle siquiera que me diera su explicación de los hechos que le acusaba. Eso hizo que el rompiera en una crisis de nervios que provocó que se desplomara en el suelo vomitando bilis. Me asuste tanto ese día que llamamos al médico. Le aconsejaron que se mantuviera tranquilo y en cama por unos días. Por eso digo que no quiero recordar lo que pasó ese día. Me sentí muy impotente. Y ahora temo estar viviendo una situación similar a la que viví en esa época.

Lo que veo tras salir del baño es algo que no quisiera volver a ver. Mi marido agitado, casi sin aire y semi inconsciente, tirado en los restos de lo que hace unas horas era nuestra cama matrimonial, con su rostro y torso completamente arañados por sus propias manos. Casi desmayado. Si… cuando Gerardo tiene estos ataques, queda debilitado al punto que no se puede mover casi por media hora. Totalmente exhausto y sin fuerzas.

Pero lo mejor será que retroceda un día para que sepan como decantó en esta tragedia…

Domingo 13 de diciembre de 2020. Alrededor de las 02:00 AM.

Cinthia:

Hace cosa de una hora que Gerardo y yo regresamos de ir a cenar a La Parolacchia en Puerto Maderos para reconciliarnos de los acontecimientos que sucedieron en los últimos tres días.

Durante la cena no pare de recibir mensajes de Ariel pidiéndome disculpas por como termino todo entre nosotros y pidiéndome de que no perdamos el contacto. Cansada le mande un mensaje que me deje tranquila, que ahora estaba con mi esposo y no quería joder más las cosas de lo que ya estaban. Obviamente, Gerardo se percató de todos esos mensajes y tuve que mentirle sobre que recibía unos mensajes del grupo de padres del colegio de uno de nuestros hijos. Aunque el ciclo lectivo estaba próximo a acabarse, el grupo de WhatsApp de padres que creo la preceptora aún estaba activo por suerte… y eso sirvió a mi favor en ese momento.

En este momento me encuentro en el baño preparándome para acostarme junto a mi marido. Estos días fueron muy movidos en todos los sentidos y lo único que quería en este momento era algo de paz y tranquilidad en mi vida. Y por que no… algo de afecto de parte de Gerardo. Necesito con urgencia el abrazo de sus brazos. Las caricias que el sabe hacer. Sus besos. Y por sobre todas las cosas, le necesito adentro mío.

Él se encuentra ya en nuestra cama cansado de la salida y listo para dormir. Y la verdad, no me importaría nada si no tuviéramos un momento íntimo, con tan solo abrazarlo y dormir a su lado y en sus brazos, me basto por esta noche. Tan solo quiero sentir su tacto en mi cuerpo. Necesito eso. Necesito sentirlo mío.

De repente un sonido familiar me saca de mis pensamientos. Una notificación de que un mensaje llegaba a mi celular. Escucho gritar a Gerardo de que un mensaje había entrado a mi WhatsApp y que se iba a fijar por si era un mensaje de mi madre. Le digo que no lo haga, temiendo que sea Ariel, y le digo que podría ser un mensaje del grupo de padres. Pero… el grito de “- ¡CINTHIA! ¿¡QUÉ ES ESTO?!” de él me hace temer lo peor.

Salgo corriendo asustada de que hubiera visto algo que arruinara la felicidad que tenía en este momento y me encuentro con Gerardo lo más bien. Y yo que pensaba que había descubierto algo comprometedor. Le miro extrañada y le pregunto sobre el mensaje del WhatsApp, a lo que el me dice que “¿qué mensaje?” y le vuelvo a decir, el que me había anoticiado a los gritos. Él me dice que está ahí, que el decidió no verlo. Qué eso es algo que yo debo hacer. Pero algo en su mirada me dice que si vió algo. Me acuesto a su lado y lo abrazo. El me corresponde el abrazo. Le miro a los ojos, le digo que lo amo y lo beso en sus labios. ¡Dios! ¡Lo que necesitaba de sus besos! Finalmente nos dormimos juntos y abrazados. Y yo… Yo vuelvo a sentirme feliz a su lado.

Gerardo:

Una vez que Cinthia y yo regresásemos del restaurante de Puerto Maderos, terminé acostándome, mientras esperaba a que mi esposa salga del baño. Estoy tomando una taza de cachamai mientras leo un mensaje que Andrea me mandó para ver si todo estaba bien con Cinthia. Si había logrado arreglar todo. Le respondo que en eso estamos. Que llevará un tiempo, pero que estimo que si… que podríamos llegar a solucionar todo. Andrea me responde que gracias a dios, y que no me preocupe por nada… que lo que pasó, fue algo que ambos quisimos y que había sido una materia pendiente que debíamos cerrar. En eso escucho que sale una notificación del celular de Cinthia y le informó de la misma. Ella me dice que no me preocupe, pero igual agarro su celular y me sorprende que no tuviera la clave dactilar para desbloquear la pantalla. Miro el WhatsApp de mi esposa y compruebo que había una ventana de chat de WhatsApp la cual yo no reconocía el destinatario. Era de un tal Ariel. En dicha ventana se veía que le había mandado un video a Cinthia hacía diez segundos atrás.  Entro en el chat y clickeo en el mismo video. Lo que veo me golpea directo en mi corazón. Siento como si un nudo se formara en mi garganta. En dicho video se ve un pene en estado de erección eyaculando y luego la cámara se mueve al rostro del tal Ariel, el cual dice que le perdone por lo de la otra noche. Y termina el video. En ese momento me propuse a ver todo el chat del WhatsApp, pero preferí no hacerlo. Ya lo haría en otro momento. Cinthia alertada por mi grito debería de aparecer en cualquier momento. Decidí apagar todo y clickear en la opción que tiene el WhatsApp para dejar todo como no visto. Al rato entra Cinthia a la habitación. Me dice algo acerca de su WhatsApp y le digo que se fije ella. Ella me mira extrañada, y se acuesta a mi lado. Me dice que me ama y me besa en los labios. Yo le correspondo a su beso y la abrazo. Y espero a que se quede dormida. Espero un tiempo prudencial y me salgo de la cama. Bajo las escaleras, me cambio y salgo de casa a dar una vuelta para despejarme.

Domingo 13 de diciembre de 2020. Alrededor de las 12:00 del mediodía.

Me despierto después de una noche tranquila. Pero al no ver a mi esposo en la cama a mi lado, me empiezo a desesperar. Salgo de la misma como un resorte y miro a la mesa de luz en donde está mi celular. Me acuerdo de esa notificación de WhatsApp y reviso la misma aplicación. Veo que hay un mensaje de Ariel. Lo abro y veo un video corto de su pene eyaculando luego de una masturbación para pasar a un primer plano de su rostro pidiéndome una disculpa por lo de hace dos noches atrás. Le mando una respuesta diciéndole que me deje en paz. Que ya suficiente daño hizo. Que se acuerde que lo primero que me había prometido era no ocasionarme problemas, y sin embargo eso es lo que hizo.

Bajo a desayunar y veo a mi marido preparando el desayuno para cuatro personas. Al verme se acerca a mi lado y me besa dulcemente en los labios. Creo que es cierto lo que me dijo y al parecer no vio nada. Me siento esperando por el desayuno cuando recibo un mensaje de mi madre preguntando como andaba todo. Si había logrado hablar con Gerardo y si le había dicho eso. Le digo que no. Que no hizo falta un sincericidio. Algo de lo que me arrepentiría en el futuro.

Al terminar de desayunar mi esposo se dirige a la habitación de uno de nuestros hijos llevando su notebook. Ambos entran al juego que juega Gerardo. Él con su cuenta en la notebook y nuestro entra a una cuenta que jamás había visto. Al acercarme veo que la cuenta es la de la amiga de mi marido. Y me acuerdo de algo que me había dicho Gerardo. Hoy sería el día que se le honraría a su amiga dentro del juego.

Jamás entendí el fanatismo que un simple juego puede generar en la gente. Y en el día de hoy he sido testigo de algo increíble. Miles y miles de jugadores estaban reunidos en un descampado dentro del juego. Todos reunidos para rendirle honores a la amiga de mi esposo. Al parecer el post que hizo Gerardo en los foros de ese juego trajo a una cantidad masiva de jugadores. Streamers, YouTubers famosos, seguidores de los mismos YouTubers, incluso algún que otro famoso de la farándula del cine y la tv mundial, junto a miles de personas comunes y corrientes. Todos reunidos.

El primero en escribir palabras de honor a la amiga de mi marido fue obviamente Gerardo. El relató toda la lucha que hizo esta mujer para tener algo de justicia por la muerte de su único hijo. Contó todo lo que vivió tanto en la vida real, como en la virtual. Jamás me imagine la clase de vida que tuvo su amiga. Se casó con una persona que mostró una forma de ser totalmente diferente a lo que termino siendo. Esta persona, que era el padre de su único hijo, la maltrató física y psíquicamente. La intervención de su mejor amiga fue la que hizo que se terminará divorciando de este marido golpeador y abusador. Luego comenzó una relación con otra persona que termino siendo una basura peor que su ex marido. También se separó de este hombre. Y mucho tiempo más tarde conocería a su actual pareja. Con este hombre pasó los mejores años de su vida. Pero al poco tiempo de comenzar la vida con esta tercera pareja, su hijo es atropellado por un micro que pasó un semáforo en rojo a toda velocidad y la vida de esta mujer tuvo un giro de 180 grados. Desde entonces se puso al hombro la tarea de llevar a la justicia al asesino de su hijo. Cosa que logró. Pero tiempo más tarde, el sujeto volvería a ser noticia cuando la misma mujer se lo volvió a encontrar manejando otro micro al que ella se había subido. Ese hecho, fue televisado en Argentina. Las redes sociales se hicieron eco de este hecho. En la vida virtual esta mujer mostraba solo lo que ella así deseara, pero con Gerardo, se abrió completamente, confió en él y se hicieron inseparables. Todos los días el conectaba y ella estaba adentro del juego, por cuatro largos años jugaron juntos. La gente pensaba que ellos en la vida real eran pareja y nada que ver. Cada uno tenía su pareja en la vida real. Y si, nos conocimos en persona los cuatro. Con el tiempo ella dejo poco a poco de jugar hasta que ya no volvió más a hacerlo. La razón… muy sencillo, un cáncer que había tenido en el pasado había regresado más agresivo que nunca y fue eso lo que la terminó matando.

Tras las palabras de Gerardo. Siguieron otros jugadores. Gente que había conocido al personaje de la amiga de mi marido. Todos dijeron cosas bonitas.

Al final apareció un personaje que hizo que todos los miles de personas reunidas allí arrodillaran a sus personajes. Gerardo me dijo mas tarde la razón de eso. Se trataba del personaje de un actor muy famoso que hizo un par de películas de Super-Héroes, el mismo Henry Cavill. Si, Gerardo me contó que él conoció a Henry de manera fortuita cuando entró a un grupo de raid. Se hicieron amigos y desde entonces ambos se hablan cada tanto. Pero eso sí, Gerardo mantiene en secreto eso. Bueno, ahora ya no es tan secreto. Ustedes saben que entre Gerardo y Henry hay una amistad. Y si piensan que es todo un invento. No lo es. Gerardo tiene el celular personal del actor y hablan una vez a la semana.  En sí, Gerardo conoce a muchas personas del mundo de los comics estadounidenses y de la historieta argentina. Tanto guionistas, como dibujantes. Es más, durante su adolescencia hizo un taller de dibujo con Horacio Lalia, el dibujante de un personaje argentino llamado Nekrodamus. Gracias a ese taller conoció al que dibujaba las tiras semanales del personaje Cascabel, que venían en la revista Anteojito, Quique Alcatena. Es más, él sigue al mismo Alcatena en Facebook, al igual que a muchos dibujantes y guionistas argentinos más. Y ni que hablar de los guionista y dibujantes de USA.

El evento de despedida a su amiga duró tres largas horas. Lo que me llamó la atención es que era la primera vez que los jugadores de ambas facciones estaban reunidos sin que sus personajes pelearan entre sí. La razón de eso se debió a que tanto Gerardo, como su amiga, tenían personajes en ambas facciones. Luego del funeral usando los personajes de la horda, loguearon a los personajes de la Alianza y de vuelta, toda esa multitud se mudó a una zona perteneciente a la facción contraria.

Luego de ese evento particular, Gerardo me invitó a tomar un helado y nos fuimos por toda la tarde a pasar el tiempo juntos. La pasamos muy bien juntos, hasta que se hizo la hora de ir a dormir y fue cuando todo se torció.

Gerardo se había ido a acostar y se me había insinuado para tener algo de intimidad. Yo le dije que ya subía, que le daba algo a uno de nuestros hijos e iba con él.  Lo que no preví fue que de repente, un mensaje ocasionaría una de las dos peores noches de mi vida. El mensaje era de Ariel, y ya, cansada de su insistencia por pedir disculpas, terminé aceptándolas para que me deje de molestar y una cosa llevo a la otra y terminamos conversando por mas de una hora. Obviamente que Gerardo no iba a quedarse con los brazos cruzados y no escuche cuando bajo y entró a la cocina. Y ahí comenzó todo.

El susto que me pegué cuando el apareció por atrás mío fue enorme. Me exigió que le diera el celular. Le dije que no al principio. Pero la cara de él no tenía los rasgos de siempre. Estaba muy serio. Enojado. Me dijo que se había cansado de esperar y entró al WhatsApp y me vió conectada. Por la hora le pareció raro que estuviera online y bajó, y mientras lo hacía escuchaba el sonido de cada mensaje entrante. Yo le dije que no era el WhatsApp sino la red social. Él me pidió entonces que le muestre la red misma, le dije que lo haríamos en la pieza. No ahí en la cocina. Me sacó el celular de las manos para que no hiciera nada y nos fuimos arriba. Una vez dentro de nuestra pieza, mira en la red social. Yo pensaba que no iba a encontrar nada. Pero se detuvo en un contacto. En el de Ariel. ¡Diablos! Me había olvidado de borrar ese chat. Él lo abrió y lo primero que leyó fue lo último que hable con Ariel en la red social. En donde decía que me daba su mail para seguir la comunicación por ahí. Inmediatamente revisa el mail y encuentra una serie de mails que tenía de Ariel. Y justo abre uno en donde me da su número de celular. Ahí me temí lo peor. Intenté quitarle el celular de las manos, pero él me empujó al suelo. Le miré a los ojos y por primera vez en mi vida le tuve miedo a mi marido. Abrió el WhatsApp y… fue cuando él me dijo solo una frase. “- ¡Sal de la habitación!”. Y así lo hice. Salí corriendo y me encerré en el baño. Desde el mismo baño escuche un grito como jamás escuche en mi vida. Ahí supe que ya todo había acabado. Gerardo había llegado a un límite que sobrepaso todo.

Bueno… ahora saben todo.

Gerardo tuvo un ataque de nervios muy grande. Estuvo cuatro largos días en donde no me dirigió ninguna palabra. Hizo de cuenta como si yo no existiera. Cada vez que nos íbamos a acostar me daba la espalda y ni siquiera me tocaba. Jamás me dijo que había visto en todos esos mensajes. Ni siquiera sé si leyó todo. Solo se que luego de irme de nuestra habitación, el arrojo el celular al grito de PUTA DE MIERDA, estrellándolo contra la pared. Suerte que solo se rompió el protector de pantalla. Y luego pasó todo lo demás. El grito de él, impotente ante todo lo que estaba viviendo. Y, mientras gritaba de esa forma, con sus manos se agarró el rostro y comenzó a cerrar los dedos como garras y de esa forma fue como se arañó toda la cara y parte del pecho. Lo siguiente que escuche fue nuestra cama siendo arrojada contra el armario. Jamás sabré que tanta fuerza tuvo que hacer Gerardo para arrojar nuestra cama de esa forma. Pero debió de tener una subida de adrenalina muy grande.

Y todavía falta lo peor.

Continuara…