ARIEL - CAPITULO 05 - 2da Parte

Continua revelándose los sucesos de los tres famosos días.

Miércoles 09 de diciembre de 2020. Al mediodía.

Ariel:

“- ¡Bien!” - Pensé - “-Cinthia ya está acostada. La que tuve que pasar para que todo me saliera a pedir de boca. Gracias a mí amigo de la Fundación en donde trabajo de enfermero, conseguí alguna que otra droga para llevar a cabo lo que venía gestando desde hace tiempo gracias a esa mujer que me ayudó al principio de todo. Una tal María. ¡Que también es enfermera! Ella me contactó para que alejara a esta chica, Cinthia, de su marido. Y todo por qué ella quería ligarse a ese tal Gerardo. Bueno, la verdad, debo admitir que Cinthia es muy bella físicamente. Y muy divertida. Solo un idiota dejaría escapar a semejante mujer. Bueno, pues hoy me serviré de ella. Lo que sí, espero no haberme pasado con esa copa y la droga que le puse cuando se puso a contarme todo lo que vivió con su marido, luego de la cena. Se que podría ser grave. ¿Qué fue lo que me dijo mí amigo? Si, ahora me acuerdo. Sus palabras exactas fueron: “- Las drogas como el Rohypnol, el GHB, la GBL y la ketamina son muy potentes. Pueden afectarte rápidamente, y es posible que no te des cuenta que algo anda mal. La cantidad de tiempo que duran los efectos varía. Depende de cuánta droga haya en tu cuerpo y si se mezcló con otras drogas o alcohol. ¡Y, ojo! El alcohol puede intensificar el efecto de las drogas y puede causar problemas de salud graves, incluso la muerte.” Bueno, espero que no me haya pasado con la dosis que le dí a Cin.”

Ariel se acerca a la puerta del dormitorio y nota que no puede abrirla. Sabiendo que de seguro Cinthia dejo la llave puesta del lado de adentro y cerrada la puerta, se acerca a una vieja cómoda y saca un duplicado de la misma llave del dormitorio.  Vuelve al mismo y luego de pasar un tiempo intentando abrir la puerta, logra tirar la llave del lado de adentro y adentrarse en la habitación.

Se acerca a dónde duerme Cinthia y la observa dormir plácidamente mientras comienza a sacarse la ropa. En su rostro ve que tiene señales de lágrimas secas.

Miércoles 09 de diciembre de 2020. Alrededor de las 2 de la tarde.

Gerardo:

Tras no saber que hacer y caminar sin rumbo por dos largas horas, regreso a mi casa. Lo primero que les digo a mis hijos es que su madre me llamó diciendo que se sentía mal y se iba unos días a lo de la abuela en Caseros. Que cualquier cosa se comuniquen allá. Les dije eso por lo que me dijo Cinthia que haría tras la pelea que tuvimos en la plaza de San Justo, frente al sitio en donde sellamos nuestro matrimonio. La verdad… La verdad no se a dónde se fue mi esposa. Debería preocuparme, ya lo sé. Pero ella ya es mayor de edad y se sabe cuidar sola. Además, de ir a hacer la denuncia pertinente me van a decir que debo de esperar 24 horas para radicar la misma. Asique estoy atrapado. Tendré que esperar a mañana para hacer la denuncia de extravío. Lamentablemente no puedo localizar a Cinthia por ningún lado. Al parecer me bloqueó de todas las redes sociales y del mismo celular. ¡Dios! ¡A veces me pregunto por qué aguanto todos sus arranques de colegiala de quince años!

Las siguientes horas me las paso hablando con mi amigo Santiago. Él nota que algo no anda bien y me pregunta sobre Cinthia. En ese momento me quiebro y le cuento todo lo que paso con el tema de Pamela. El muy cretino se empezó a reír y me dijo que tarde o temprano algo así se veía venir que pasaría. También me contó que algo similar vivió él hace unos años y que la forma de resolverlo fue usar el alter ego de su esposa como disparador a la hora de estar íntimos. Luego de eso, conversamos de cosas banales y me dijo que el grupo musical que teníamos de adolescentes se estaba reuniendo en un bar de la zona, si quería ir hoy a verlos tocar, que vaya. Le dije que no estaba de ánimos pero que lo iba a pensar y corté la llamada.

Unas horas mas tarde, y casi llegando a la hora del toque de queda que éste gobierno choto que tenemos puso para todos sus ciudadanos, menos para ellos, salgo de mi casa habiendo dejado algo de plata a mis hijos para que se pidan comida take away, y me dirijo al bar que me indico Santiago.

Una vez que llego veo a Leonardo, un amigo nuestro y baterista de la banda. Y al parecer, barman del mismo bar.  Tras saludarlo, comenzamos una charla de lo mas nostálgica. Recordamos nuestros años en la banda y el motivo por el que deje de tocar el bajo eléctrico. Si, si algo siempre quise tocar, fue ese instrumento. Y todo se debe a mi fanatismo por una banda de la década de los ’60, The Beatles. Yo me había maravillado con el bajista de la banda por ser zurdo como yo. Y esa fue la razón por la cual aprendí a tocar ese instrumento. Leo me mostró una foto que aún mantenía guardada. Cuando la vi casi lo mato. Le digo que la rompa en mil pedazos. En dicha foto salgo con un look de lo mas loco. Pelo largo, una remera negra, con una cazadora verde encima, jean y zapatos de leñador, y encima usando lentes redondos iguales a los de John Lennon, pero en vez de ser para la vista, eran para el sol.  Todo un caso era yo en esa época.

Tras recordar nuestros años de adolescencia y rebeldía veo hacia donde están los instrumentos y me percato de uno en particular. Mi viejo bajo eléctrico. Me acerco al mismo y me invaden los recuerdos de esa época. En donde todo era mas sencillo. Y no había tantas responsabilidades.

Agarro el bajo que me perteneció en su momento y llamo a Leo para que me acompañe a tocar unas viejas rolas.

Miércoles 09 de diciembre. 08:45 PM.

Leonardo:

"- ¡LEO!" - oigo a mi amigo llamándome desde el escenario de mi bar. Al llegar a donde Gerardo, veo que sostiene en sus manos su propio bajo de cuando era el bajista de la banda de lunáticos que tenemos como amigos y que vienen a mi bar a tocar todos los fines de semana.

"- Vaya, vaya... Veo que descubriste en donde estaba esa reliquia de años mejores, Ger."

"- Je. Creo que me tocaré algo para desestresarme un poco."

"- ¿¡Estás loco!? ¿Acaso no te acordás lo que te dijo el médico en ese día?"

"- Eso fue hace mucho tiempo, amigo. Despreocúpate un poco."

"- Bueno. Pero espera un poco para tocar alguna rola. Deja que antes cierro el bar y te acompaño en la batería."

Me lleva más de media hora, casi cuarenta y cinco minutos el terminar de cerrar la caja y el mismo bar. Mientras termino de ultimar los detalles finales de clausura por el día de hoy oigo como Gerardo no me esperó y empezó a tocar un tema de Soda Stereo llamado "En el séptimo día."

"-Agarra la batería, Leo. Y sígueme el ritmo."

En cuanto me acerco oigo a Gerardo entonar la primera estrofa...

"- El comienzo fue un big-bang y fue caliente... Oh-ooh-ohhhhh... Odio este domingo híbrido de siempre."

"- Ya estoy acá, loco de mierda. Sabés que te vas a hacer mierda la mano, ¿no?"

"- Me da igual, me da igual."

"- ¿Como que te da igual? Aaah... si... así era la canción."

"- Es un beso en la pantalla del autocine... Sin gozar, sin gozar... El ojo de la aguja... La punta de mi lengua... Es igual, es igual...

En ese momento entro a cantar yo también y juntos entonamos el estribillo de la canción...

"- Solo dios sabe que es el séptimo día... El abismo y la luna en el Séptimo Día... ¡NO DESCANSAREEEEEEEEE!...

Nos pasamos gran parte de la noche tocando varios temas de Soda Stereo, algún que otro del grupo A-Ha y uno de Simple Minds, el favorito de Gerardo, Don’t you (Forget about me).  Pero también descansando entre tema y tema por el problema de tendones que tiene Gerardo y la razón de por que dejo de tocar con nosotros. De no haber dejado en el momento en que lo hizo, hubiera perdido la mano.

Jueves 10 de diciembre. Alrededor de las 4 AM.

Gerardo:

Tras irme del bar de Leo, camino por las calles de mi antiguo barrio de juventud, y me detengo en una casa familiar. Me acerco a ella y toco el timbre. Por la hora que es la luz tarda en prenderse. Al abrirse la puerta aparece una amiga mía de toda la vida.

“- Hola, Andrea. ¿Puedo pasar?”

“- ¿Gerardo?”

Continuara…